Un engañoso sol alumbra las calles de la hermosa ciudad de Huancavelica luego de una madrugada en la que la temperatura descendió por debajo de los -3°C.
Un engañoso sol alumbra las calles de la hermosa ciudad de Huancavelica luego de una madrugada en la que la temperatura descendió por debajo de los -3°C.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO
Renzo Giner Vásquez

Aunque la belleza de Pucush Uclo es cautivadora y te invita a pasar horas disfrutando de la calma que ahí reina, nuestra ruta debe seguir. Decidimos continuar por la vía hacia Chongos Bajo para llegar al pueblo de Huallucachi y desde ahí reincorporarnos a la carretera central con destino a .

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En pocos minutos dejamos atrás los sembríos de maíz, ajo y papa para reencontrarnos con el amarillo característico de las montañas huancaínas. Luego de una hora de viaje nos cruzaríamos con el majestuoso río Mantaro y juntos nos abriríamos paso por una quebrada, este momento dejaría una de las postales favoritas para el equipo.

El camino hacia Huancavelica nos deja esta hermosa postal del río Mantaro.
El camino hacia Huancavelica nos deja esta hermosa postal del río Mantaro.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO
Recuerda que puedes acompañarnos en esta aventura a través de las redes sociales de El Comercio.
Recuerda que puedes acompañarnos en esta aventura a través de las redes sociales de El Comercio.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

Cerca de 14 kilómetros más adelante volveríamos a deleitarnos, aunque esta vez no sería con un paisaje sino con un delicioso dulce local.

Si en algún momento planeas seguir esta ruta, te recomiendo detenerte en el distrito de Izcuchaca. El nombre proviene de las palabras en quechua “izcu” y “chaca” que significan “cal” y “puente” respectivamente. Por ello, la confirmación de que has llegado será el hermoso puente de la época colonial que cruza el río Mantaro hacia el pueblo.

Si por cualquier motivo aún te quedan dudas, las entusiastas vendedoras de panes de queso y los tradicionales bollos de calabaza te confirmarán que has llegado. Estos últimos son unos panecillos azucarados y rellenos de puré de zapallo. Con una oferta de 6 unidades por dos soles es imposible evitar llevarse al menos un par de bolsas.

El pueblo de Izcuchaca le debe su nombre al hermoso puente colonial que permite cruzar el río Mantaro para degustar los tradicionales panes de calabaza.
El pueblo de Izcuchaca le debe su nombre al hermoso puente colonial que permite cruzar el río Mantaro para degustar los tradicionales panes de calabaza.
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Con el sol cayendo detrás de nosotros decidimos continuar nuestra ruta. Poco menos de dos horas después entrábamos a la ciudad de Huancavelica. Apenas un día antes habían terminado las celebraciones por la Fiesta del Señor del Espíritu Santo, en las que los cuatro barrios de la ciudad festejaron por cerca de una semana con bailes y corridas de toros. Unos cuantos cohetes que estallarían durante la noche y la madrugada serían la resaca de aquella celebración.

Esta fiesta es una de tantas de origen religioso que se viven a lo largo del año en el departamento. El catolicismo huancavelicano también se puede ver representado en los pasacalles, procesiones e iglesias de su capital, los cuales lucen colmados de símbolos religiosos.

Muchas de estas figuras, principalmente las que se encuentran en la catedral o en la cercana iglesia de San Sebastián, fueron elaboradas con una antigua técnica que hoy busca ser rescatada por un artesano local. Y como ya deben haber adivinado él será nuestro personaje en esta ciudad.

Nuestro peruano que suma en Huancavelica busca revalorar las tradiciones artesanales de su pueblo.
Nuestro peruano que suma en Huancavelica busca revalorar las tradiciones artesanales de su pueblo.
/ HUGO CUROTTO / EL COMERCIO

Recuerda que esta aventura forma parte de la campaña Peruanos que Suman, de El Comercio y el BCP, en la que buscamos encontrar a los compatriotas que aportan de distintas formas al desarrollo de su comunidad.

La noche va cayendo en Huancavelica y el termómetro marca 2 grados centígrados, así que es hora de buscar alojamiento y recargar energías.

Luego de una gélida madrugada, en la que estuvimos a -3°C, un engañoso sol alumbra la ciudad. Los labios están resecos y el cabello se resiste a peinarse, pero el corazón permanece cálido al pasear por estas hermosas calles.

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