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HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA DE LA NOVELA CANTUTEÑA ...

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UNIVERSIDAD NACIONAL <strong>DE</strong> EDUCACIÓN<br />

ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE<br />

<strong>LA</strong> CANTUTA<br />

VICERRECTORADO ACADÉMICO<br />

DIRECCIÓN <strong>DE</strong>L INSTITUTO <strong>DE</strong> INVESTIGACIÓN<br />

HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong><br />

CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN <strong>DE</strong>L<br />

MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />

DOCENTE INVESTIGADOR RESPONSABLE<br />

Lic. LUIS EDWIN MORÓN HERNÁN<strong>DE</strong>Z<br />

DOCENTES INVESTIGADORES:<br />

Lic. TULIO CÁR<strong>DE</strong>NAS RÍOS<br />

Lic. GRACIE<strong>LA</strong> PARE<strong>DE</strong>S B<strong>LA</strong>NCAS<br />

La Cantuta, 17 de diciembre de 2 010<br />

1


INTRODUCCIÓN<br />

La Literatura Cantuteña es una veta inagotable de producción literaria en<br />

nuestro país. Muchos escritores que forman parte de la tradición literaria de<br />

nuestra Literatura Peruana aún no han sido estudiados por la crítica literaria<br />

oficial con profundidad y ameritan monografías y tesis que destaquen sus<br />

aportes a la literatura del país.<br />

La hermenéutica narratológica es una herramienta teórica de la interpretación<br />

literaria que permite conocer con rigor el entretejido narrativo de las novelas y<br />

cuentos que han escrito nuestros narradores que forman parte del canon<br />

literario peruano.<br />

De allí que en esta investigación se parte en el primer capítulo de las<br />

definiciones teóricas y las terminologías narratológicas que sirven para<br />

aproximarnos al fenómeno narrativo en sus especificaciones del cuento y la<br />

novela. Precisando los conceptos hermenéuticos y narratológicos<br />

desarrollados por la narratología de Gennette, Gadamer ,Bajtín y otros,<br />

podemos establecer las bases teóricas del análisis de nuestros novelistas.<br />

En el capítulo segundo, se hace un recorrido por la biobibliografía de los<br />

escritores: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez Correa, Carmen Ollé, Julián<br />

Pérez Huarancca, Gregorio Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros, entre<br />

otros.<br />

En el capítulo tercero se realiza una reflexión sobre la enseñanza de la<br />

Literatura Peruana en la UNE, especialmente en la Facultad de Ciencias<br />

Sociales y Humanidades y la especialidad de Literatura-Lengua. Se analizan<br />

los problemas que impiden la lectura de los escritores canónico cantuteños y se<br />

plantean las posibilidades de lectura de la narrativa de los novelistas que ya<br />

forman parte de la tradición literaria peruana.<br />

2


Finalmente se plantean las conclusiones y sugerencias de la investigación y<br />

las ventajas de la hermenéutica narrativa en la interpretación de la narrativa<br />

cantuteña.<br />

INTRODUCCIÓN<br />

ÍNDICE<br />

CAPÍTULO I: HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />

1.1. Hermenéutica. Definición<br />

1.2. Narratología. Definición y características<br />

1.3. Categorías narratológicas<br />

1.4. La novela , los géneros novelísticos y los estudios narratológicos<br />

Géneros literarios fundamentales<br />

Épica (Narrativa<br />

Géneros épicos o narrativos principales<br />

Tipología y clasificaciones (I)<br />

Tipología y clasificaciones (II)<br />

Otros conceptos de Narratología<br />

CAPÍTULO II: <strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />

CANTUTEÑOS<br />

2. El canon literario peruano<br />

2.1. La narrativa peruana y la generación de los escritores cantuteños<br />

Generación del cincuenta<br />

Generación del sesenta<br />

Generación del setenta<br />

2.2. Gregorio Martínez Navarro<br />

2.3. Antonio Gálvez Ronceros<br />

2.4. Félix Huamán Cabrera<br />

2.5. Julián Pérez Huarancca<br />

2.6. Carmen Ollé<br />

2.7. Oswaldo Reynoso<br />

2.8. Miguel Gutiérrez Correa<br />

3


CAPÍTULO III: <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN<br />

<strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />

3.1. La enseñanza de la Literatura Peruana en la UNE<br />

3.2. La novela canónica cantuteña y su enseñanza en la formación de docentes<br />

de literatura<br />

3.3. Posibilidades de enseñanza de la narrativa cantuteña canónica<br />

3.4. Hermenéutica y narratología en la enseñanza de la narrativa cantuteña .<br />

CONCLUSIONES<br />

SUGERENCIAS<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

4


CAPÍTULO I<br />

HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />

5


CAPÍTULO I: HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />

1.1. Hermenéutica. Definición<br />

El concepto de «hermenéutica» es relativamente nuevo dentro del<br />

pensamiento contemporáneo. Cuando H. G. Gadamer (nacido en 1900)<br />

publica en 1960 Verdad y método, no se atreve a ponerle el subtítulo<br />

Fundamentos de una hermenéutica filosófica, por temor a que el libro no<br />

tuviera éxito en el ámbito de la filosofía académica. Incluso había pensado<br />

titularlo Comprender y acontecer, como dos conceptos centrales en el<br />

pensamiento del que había sido uno de sus maestros: M. Heidegger. Sin<br />

embargo, quince años después de la primera edición, la polémica<br />

levantada por el texto, en torno a varios temas centrales de la<br />

hermenéutica, aconsejó que el libro llevase en el subtítulo el término<br />

hermenéutica. Así pues, ha sido en los últimos años del siglo XX cuando la<br />

hermenéutica se ha convertido en un concepto filosóficamente importante.<br />

Aunque haya razones externas a la propia hermenéutica que han<br />

acelerado su éxito (las crisis de la escolástica marxista (/marxismo), de la<br />

/filosofía analítica, del /estructuralismo o del /existencialismo), son razones<br />

internas las que lo justifican, sobre todo en un tiempo que exige<br />

compaginar la radicalidad de una filosofía con vocación universal con la<br />

apropiación de las tradiciones culturales.<br />

El término viene del verbo griego hermeneuein y de las funciones<br />

asignadas al dios Hermes. A este le corresponde ser el mensajero que<br />

pone en comunicación a los dioses y, sobre todo, transmitir la voluntad de<br />

estos a los humanos. Esta función mediadora es la que también<br />

encontramos en el corpus platónico: en el diálogo Ion 1 a los poetas se les<br />

llama hermenes, intérpretes de la voluntad de los dioses e intérpretes de<br />

6


otros rapsodas anteriores. A diferencia del arte de la adivinación, al que<br />

acompaña un cierto estado de delirio (mantiké), al arte de la interpretación<br />

(hermeneutiké) acompaña una sobriedad que reclama un esclarecimiento<br />

de la verdad que se transmite. Su función mediadora está cercana a la del<br />

profeta como anunciador directamente inspirado, pero se amplía también a<br />

la mediación humana. En Aristóteles, este esfuerzo de mediación es el<br />

esfuerzo del discurso, de la expresión, de la argumentación, del enunciado<br />

(hermeneia). Un esfuerzo que consiste en traducir el pensamiento en<br />

palabras; un enunciado cuya exteriorización permite al interlocutor captar lo<br />

que la inteligencia quiere transmitir. Esta función mediadora es la que llevó<br />

a los intérpretes de Aristóteles a agrupar sus escritos lógico-semánticos<br />

con el nombre De interpretatione (Peri Hermeneias). En ellos se estudia el<br />

enunciado, esto es, la proposición susceptible de ser verdadera o falsa.<br />

Desde entonces, el hermeneuta asegura el logos, interpreta el sentido, se<br />

pregunta por la verdad a la que responde el enunciado y que accede al<br />

lenguaje. Sin embargo, en la cultura griega, la hermenéutica no designa<br />

únicamente la dimensión sintáctica y semántica del lenguaje; se ocupa de<br />

la inteligibilidad en todas sus dimensiones, y por ello incorpora también la<br />

pragmática. La hermenéutica estudia también el estilo, en tanto que<br />

habilidad para comunicar o transmitir un sentido. En definitiva, se trata de<br />

un término con el que nos preguntamos por el proceso de la significación,<br />

por el carácter mediador de la inteligibilidad; como expresión o<br />

manifestación externa de una palabra interna, como interpretación de un<br />

enunciado que no se entiende por sí mismo, como traducción de un<br />

/lenguaje extraño al lenguaje familiar.<br />

La interpretación del sentido no es una actividad fácil, sobre todo cuando<br />

prolifera el todo está permitido y cuando hay acontecimientos que suponen<br />

una ruptura con la tradición. Hacer la exégesis de un sentido transmitido es<br />

un trabajo difícil, en el que no vale la espontaneidad; la búsqueda de la<br />

verdad transmitida reclama un método exegético, para diferenciar la<br />

verdadera de la falsa interpretación. El verdadero sentido de los<br />

documentos de la historia, de los textos de los filósofos o de los textos<br />

sagrados está mediado por las múltiples interpretaciones que de ellos se<br />

7


han hecho en el tiempo y, sobre todo, por aquellos momentos en los que<br />

se produce una ruptura con el canon de interpretación tradicional. Sea<br />

porque se trata de la aparición de documentos historio-gráficos<br />

inesperados, sea por hechos como la aparición de Jesucristo o la Reforma,<br />

se rompe la continuidad de una tradición que es preciso reconstruir. Para<br />

ello se precisa un conjunto de reglas de interpretación que actualicen la<br />

continuidad del sentido, para que el intérprete no se precipite en el juicio.<br />

Para los pensadores del humanismo renacentista la hermenéutica se<br />

convierte en el conjunto de reglas sin las que resulta imposible restituir el<br />

sentido de los textos (hermenéutica filológica o hermenéutica teológica) y<br />

las leyes (hermenéutica jurídica). La necesidad de un conjunto de<br />

procedimientos de interpretación científica y metodológicamente correctos,<br />

no tenía una finalidad arqueológica, sino práctica. En autores como<br />

Erasmo y en proyectos culturales como la Biblia políglota de Alcalá, del<br />

Cardenal Cisneros, se pretendía actualizar la piedad cristiana, conociendo<br />

en profundidad las fuentes de la tradición: no hay camino a la verdad<br />

evangélica sin una hermenéutica metódica. En autores protestantes como<br />

Lutero, Flacius o Baumgarten, la oscuridad de las fuentes no se aclara<br />

acudiendo a la tradición, sino acudiendo a la exégesis gramatical, y sobre<br />

todo, diferenciando la exégesis de la dogmática. Fue así como<br />

Schleiermacher acometió la tarea de sistematizar las distintas<br />

hermenéuticas particulares (teológica, jurídica, filológica) en una<br />

hermenéutica general, como arte del comprender. Desde entonces la<br />

hermenéutica unifica términos hasta entonces dispersos, como los de ars<br />

interpretandi, sensus scripturae, regulae o clavis. Así, la hermenéutica es la<br />

disciplina mediadora que une la pluralidad de gramáticas (diversidad de<br />

lenguas) con la universalidad de la crítica (unidad de la razón). Esta<br />

sistematización, que resultaba imprescindible desde el punto de vista<br />

metodológico (por la dispersión de normas exegéticas), también lo será<br />

desde el punto de vista antropológico, para determinar cómo se relacionan<br />

la individualidad del intérprete y la universalidad de la comprensión. Para<br />

ello, la hermenéutica debe acercarse al quehacer artístico, porque más que<br />

una técnica (interpretación gramatical), la correcta interpretación es un<br />

arte, no por el que nos introducimos en el alma del autor (psicologización<br />

8


de la hermenéutica, como pensaba Dilthey), sino por el que<br />

comprendemos lo expresado en el lenguaje desde el querer decir<br />

(interpretación psicológica). Más que una técnica o conjunto de reglas para<br />

evitar los malentendidos, la hermenéutica es un saber próximo al arte del<br />

/diálogo, porque son dos personas las que entran en contacto: el autor y el<br />

lector. Esta es la razón por la que en Schleiermacher la hermenéutica se<br />

halla fundada en el suelo de la dialéctica como arte del entendimiento<br />

mutuo. El intérprete está constantemente expuesto al error, y por ello sólo<br />

puede acceder a la verdad desde el diálogo e intercambio de ideas con el<br />

otro.<br />

El paso de la hermenéutica romántica de Schleiermacher a la<br />

hermenéutica filosófica de Gadamer, se produce a través de Dilthey y<br />

Heidegger. El primero quiere responder a los desafíos del historicismo,<br />

acudiendo a un saber de alcance universal que pueda salvaguardar la<br />

autonomía de las ciencias humanas y, a su vez, defenderlas de la tutela<br />

positivista. Al igual que Kant, él pretendía realizar una crítica de la razón<br />

histórica que le permitiera fundar la objetividad del conocimiento que<br />

elaboran las ciencias humanas. El punto de apoyo no podía estar en una<br />

universalidad ahistórica, sino en una reconstrucción de la vida, realizada<br />

desde su protagonista: el /sujeto. Como se fundan en la historicidad del<br />

sujeto, las ciencias humanas deben partir de la estructura de los propios<br />

hechos de conciencia; por ello sólo una reflexión de orden psicológico es<br />

capaz de fundar la objetividad que las ciencias humanas necesitan. A<br />

diferencia de una psicología explicativa, que entiende causal y<br />

fragmentariamente los hechos de conciencia, una psicología comprensiva<br />

debe partir de las vivencias como unidades de sentido en las que se hace<br />

presente la vida. En lugar de explicar, la nueva psicología quiere describir<br />

la vida psíquica en su estructura originaria, y así comprenderla. Una cosa<br />

es explicar la naturaleza y otra muy distinta comprender la vida humana y<br />

sus expresiones. La hermenéutica fundada en la psicología comprensiva,<br />

debe remontar la exterioridad de las expresiones hacia una interioridad que<br />

las ciencias naturales olvidan. La vida es expresión y la tarea de la<br />

hermenéutica no es explicar lo exterior, en lo que la experiencia se<br />

9


expresa, sino comprender la interioridad de la que ha nacido; como un<br />

proceso de auto-reflexión, como el diálogo interno que acompaña a toda<br />

expresión. Comprender no es ni intuir, ni congeniar, ni aplicar un conjunto<br />

de reglas; es iniciar un proceso por el que se conoce el interior de una vida,<br />

con la ayuda de los signos en los que se expresa. En sus investigaciones<br />

sobre la historia de la hermenéutica, Dilthey define la comprensión, la<br />

interpretación y la hermenéutica de la forma siguiente: comprensión es el<br />

proceso en el que, a partir de manifestaciones exteriorizadas de la vida del<br />

espíritu, esta se hace presente al conocimiento. Una interpretación es una<br />

comprensión realizada conforme a las reglas del arte, de las<br />

manifestaciones de la vida fijadas por escrito. Llamamos hermenéutica a la<br />

doctrina del arte de comprender las manifestaciones de la vida fijadas por<br />

escrito. Mientras Dilthey había pretendido comprender la historicidad,<br />

Heidegger parte de la historicidad del comprender. La hermenéutica se<br />

radicaliza filosóficamente porque ya no nos preguntamos por un modo de<br />

conocer, por fundamental y básico que sea. Comprender es un modo de<br />

existir, el modo de ese ser que existe comprendiendo. La fenomenología<br />

se ha transformado en hermenéutica porque ha sustituido una analítica de<br />

la conciencia por una analítica de la existencia y del estar en el /mundo; la<br />

hermenéutica se ha convertido en una hermenéutica de la facticidad.<br />

Comprender ahora no es inteligir sino comportarse, estar a la altura de las<br />

circunstancias; es un arte, una capacidad que no es cognitiva o mental,<br />

sino práctica y vital; lo que en español llamamos un saber estar. La tarea<br />

de la hermenéutica no es resignarse a esta historicidad, sino esclarecerla.<br />

Este esclarecimiento recibe el nombre de interpretación y en él se explica<br />

la comprensión. Si en la hermenéutica anterior la interpretación era el<br />

camino que nos llevaba a la anhelada meta de la comprensión, ahora se<br />

invierten los papeles: la interpretación consiste en explicar la situación de<br />

la comprensión.<br />

Este retorno reflexivo sobre nuestra propia estructura de anticipación<br />

ofrece la posibilidad de conocer nuestras creencias, prejuicios o<br />

situaciones de partida. Tarea que exigirá la consideración del círculo<br />

hermenéutico, que no ha de entenderse como la búsqueda de una verdad<br />

10


en la cual se está, o como una vulgar petición de principio. El carácter<br />

hermenéutico de esta figura lógica reclama el esclarecimiento reflexivo de<br />

la situación desde la que ya siempre comprendemos. El círculo exige que<br />

el juicio que realizamos no sea arbitrario, es decir, que se conozca el<br />

espacio reflexivo desde el que se realiza, con el fin de poner en marcha un<br />

verdadero diálogo. Estar abierto al otro o a la cosa conocida presupone<br />

esta tarea crítica. Sin esta clarificación previa, la interpretación de nuestra<br />

situación podría estar al servicio de conceptos populares y opiniones<br />

comunes. La hermenéutica se convierte así en un esfuerzo de crítica para<br />

buscar transparencia en la vida de un serque puede saber la posición que<br />

ocupa en la existencia. Más que una opción filosófica, la hermenéutica<br />

pasa a ser una necesidad de toda reflexión crítica que pretenda ofrecer al<br />

/hombre (Dasein) una posibilidad de existir y de hacerse comprensivo para<br />

sí mismo. Calificar un juicio, una tarea o una ciencia como hermenéutica es<br />

exigir un proceso de interpretación, de reflexión y de auto-aplicación.<br />

Gadamer reconstruye la historia de la hermenéutica siguiendo de cerca<br />

a Heidegger. Menos pretencioso que él, dedica sus investigaciones a<br />

sentar las bases filosóficas de las ciencias humanas. Para ello, además de<br />

poner en cuestión la radicalidad del moderno concepto de ciencia como<br />

seguridad metódica en la verdad, arranca del saber-hacer de la historia, el<br />

derecho, la filología, la teología o la filosofía. Lo hace con la finalidad de<br />

mostrar que la fundamentación de estos conocimientos no está en la<br />

determinación de un punto arquimédico del que hacer depender la bóveda<br />

del conocimiento. En general, las ciencias humanas no aplican una verdad<br />

descubierta previamente, sino que la verdad acontece en el propio<br />

momento de la aplicación. Este hecho será el que contribuya a la<br />

recuperación hermenéutica de Aristóteles, no para abanderar un retorno<br />

nostálgico a su filosofía, sino para presentar su modelo de razón prudencial<br />

como fundamento de todo saber humanístico. Por dos razones muy<br />

sencillas. Primera: a diferencia del conceptualismo, el convencionalismo o<br />

el positivismo, el saber moral no es una técnica de aplicación de normas<br />

ajenas a la situación o experiencia histórica del intérprete. Segunda: la<br />

hermenéutica tiene un alcance universal porque el suyo no es un saber<br />

11


técnico que valga para un momento concreto o un área determinada de la<br />

vida moral, sino que se trata de un saber que es un saber-ser, un<br />

conocerse que es un hacerse y determinarse. Al acogerse al modelo de la<br />

filosofía práctica de Aristóteles, los problemas clásicos de la hermenéutica<br />

metódica se transforman. La historia y el lenguaje no son preocupaciones<br />

metodológicas, sino condiciones de posibilidad de todo conocimiento, en<br />

tanto que humano. Además de histórica, la experiencia está<br />

lingüísticamente constituida, y por ello los conceptos de prejuicio, tradición,<br />

historia efectual y fusión de horizontes no indican únicamente el carácter<br />

finito del comprender, sino su estructura dialógico-existencial, es decir, su<br />

apertura estructural a un mundo compartido. Comprender no es intuir,<br />

congeniar o racionalizar la propia situación, sino estar abierto al otro,<br />

sentirse en comunidad con el otro. El hombre comprensivo no juzga desde<br />

la desafección y como si se encontrase en una situación externa, sino<br />

desde la afectación y la pertenencia a un mundo compartido. De esta<br />

forma, la hermenéutica se convierte en el arte de la prudencia y del buen<br />

juicio como bases universales, no de una teoría de la compasión, sino de<br />

un saber-estar compadeciendo. Estas investigaciones de Gadamer han<br />

generado nuevos desarrollos de la hermenéutica. En el ámbito de la<br />

fenomenología ha sido sobre todo P. Ricoeur quien ha desarrollado una<br />

hermenéutica personalista y narrativa. En el ámbito de la hermenéutica<br />

jurídica ha sido E. Betti quien ha sentado las bases de una hermenéutica<br />

más técnica y menos prudencial. En el ámbito de la crítica literaria, H. R.<br />

Jauss ha desarrollado las implicaciones de la teoría de la experiencia<br />

hermenéutica de Gadamer en las narraciones literarias. En el ámbito de la<br />

ética filosófica y de la pragmática trascendental ha sido K. O. Apel quien ha<br />

revisado algunas tesis centrales de Gadamer y la hermenéutica anterior.<br />

En definitiva, la hermenéutica es el nuevo nombre de la filosofía al final de<br />

siglo.<br />

1.2. Narratología. Definición y características<br />

12


La narratología es el estudio de los elementos fundamentales de la narración.<br />

Aunque tiene una larga tradición anterior, los mayores avances en el campo de<br />

la narratología se deben al estructuralismo, que subdividió y clasificó los rasgos<br />

principales de toda narración.<br />

Los conceptos de la narratología se obtienen especificando y precisando el<br />

sentido de cada uno de los elementos de la comunicación narrativa, partiendo<br />

ya de los necesarios para definir la narración. En una primera aproximación<br />

podemos contentarnos con muy pocos conceptos, y definidos de una manera<br />

general. Esto puede ser suficiente en análisis no específicamente<br />

narratológicos, si la estructura del texto analizado no es muy complicada. Pero<br />

los conceptos sencillos e intuitivos no son siempre suficientes: su inmediatez<br />

tiene la contrapartida de una falta de precisión y de poder explicativo. Aunque<br />

sólo sea para explicar nuestra comprensión intuitiva de las estructuras<br />

narrativas complejas necesitamos establecer un metalenguaje especializado,<br />

que permita expresar matices que son ignorados por el sentido corriente y vago<br />

que damos a los términos "relato", "narrador", etc.<br />

Partamos, pues, de la definición de narración, que entenderemos como la<br />

representación semiótica de una sucesión de acontecimientos. Centrando<br />

progresivamente nuestro objeto de estudio, podríamos delimitar las narraciones<br />

lingüísticas de las que utilizan otros medios semióticos, las narraciones<br />

literarias de las narraciones que utilizamos en los informes o en la conversación<br />

corriente, etc. De la misma manera vamos delimitando las disciplinas que<br />

servirán de apoyo y marco al estudio narratológico que emprendamos: la<br />

estética, la teoría cinematográfica, la historia, etc. En el caso de la narración<br />

literaria, destacaríamos la importancia de la pragmática, el análisis del discurso<br />

y la historia literaria.<br />

Ya centrándonos en el caso de una obra literaria que consista en la<br />

representación lingüística de una sucesión de acontecimientos, disponemos de<br />

varios elementos de interés para la narratología:<br />

La sucesión de acontecimientos, que denominaremos provisionalmente fabula<br />

o acción (los nombres concretos poco importan, e incluso los conceptos<br />

13


etiquetados no tienen validez absoluta, sino sólo con respecto a determinados<br />

proyectos críticos).<br />

El texto o discurso narrativo que representa a esos acontecimientos.<br />

De la interacción de estos dos niveles de análisis surge inmediatamente un<br />

tercer nivel, la historia o relato. La fábula no aparece íntegramente<br />

representada en el texto: el texto la perspectiviza, expande unos<br />

acontecimientos y comprime otros, elide algunas partes, insiste sobre otras.<br />

Llamaremos historia (o relato) a la fábula tal como es representada en el texto.<br />

De las circunstancias mismas de la comunicación literaria surgen más<br />

elementos de interés narratológico. El emisor y el receptor del texto no son de<br />

interés exclusivo para la narratología, pero sí se manifiestan de maneres<br />

peculiares en los textos narrativos. La literatura consiste en textos fijados de<br />

una manera más o menos absoluta, textos estructurados cuidadosamente de<br />

manera que han de ser repetidos de manera literal para ser plenamente<br />

efectivos. Esta circunstancia ya produce un distanciamiento entre el emisor y el<br />

receptor: el emisor deja de ser él mismo para adoptar el papel de conservador<br />

y repetidor del texto; el texto absorbe así en cierto modo su situación<br />

enunciativa, pide ser enunciado y recibido como tal texto literario. Este rasgo de<br />

la literatura ya se da en la poesía primitiva recitada, pero se acentúa con la<br />

comunicación literaria en forma de libro. El emisor "físico", el autor del texto, se<br />

vuelve irrelevante para el lector, y sólo su manifestación lingüística en el texto<br />

deviene un elemento relevante de la comunicación literaria. Inversamente, el<br />

autor dirige su mensaje a un público ideal, que puede o no coincidir con el<br />

receptor efectivo o contingente. Cada texto ha sido compuesto en un momento<br />

histórico concreto, de acuerdo con una estética y unos presupuestos culturales<br />

determinables en gran medida (así lo exige la misma condición de su<br />

comunicabilidad). En esta medida tiene sentido hablar del emisor y receptor<br />

textuales como figuras que forman parte de la estructura textual, ya sea de<br />

modo explícito o virtual.<br />

La estructura de la comunicación literaria comienza a adquirir la siguiente<br />

forma: El autor se dirige a un lector (ideal o textual) comunicándole la<br />

14


estructura de acción e interacción de una serie de personajes (fabula)—<br />

estructura presentada como una historia estructurada narrativamente para su<br />

comunicación.<br />

Pero hay otros sujetos textuales entre el autor y el personaje. El menos<br />

discutible es el narrador, esa mezcla de enunciador y personaje que antes de<br />

Roland Barthes no existía más que en casos concretos, cuando se trataba de<br />

una narración ficticia en primera persona (tipo Great Expectations o El nombre<br />

de la rosa). Desde Roland Barthes, sin embargo, quien habla, el narrador, no<br />

es quien escribe, el autor textual, y quien escribe no es quien es, el autor real.<br />

Pues el autor siempre se comunica de acuerdo con determinadas estrategias<br />

textuales, y queda así convertido en un "ser de papel". Narrar siempre nos<br />

ficcionaliza, nos hace adoptar un rol especial y seguir un sistema de estrategias<br />

lingüísticas autónomo en gran medida. Todos los textos tienen pues un<br />

narrador, que se define por oposición al autor textual. La diferencia entre estos<br />

dos sujetos textuales puede ser mínima, cuando el narrador es como Trollope,<br />

omnisciente, omnicomunicativo, reconoce la ficcionalidad de su propia actividad<br />

narrativa; puede ser máxima cuando el narrador es un personaje de ficción o<br />

cuando se atiene a unas normas narrativas que le prohíben apearse de su<br />

papel, cuando el narrador ha de fingir ignorancia sobre la historia o no puede<br />

adelantar acontecimientos. Así pues, pongamos al narrador, definido en<br />

términos retóricos, como una figura diferenciada del autor textual, definido en<br />

términos éticos. Conservando la simetría, deberemos postular en el lado de los<br />

receptores al interlocutor del narrador, el narratario, que de la misma manera<br />

como sucede en el caso del narrador, puede coincidir en mayor o menor<br />

medida con el lector textual, desde la identificación completa a efectos<br />

prácticos hasta la diferencia más radical: por ejemplo, en las novelas<br />

epistolares los personajes son alternativamente narradores y narratarios,<br />

destinadores o destinatarios de las cartas, mientras que el autor textual y el<br />

lector textual permanecen como puntos fijos de referencia.<br />

Todavía otra pareja de sujetos textuales se ha propuesto. Quizá "textuales" sea<br />

equívoco, porque precisamente la actividad de estos sujetos no está<br />

relacionada con la verbalización del texto narrativo, sino con la selección de<br />

15


percepciones y puntos de vista. Se trata del focalizador y de su<br />

correspondiente receptor, el espectador implícito, propuestos por Mieke Bal. El<br />

focalizador sería el sujeto perceptor que transforma la fábula en historia<br />

mediante sus actividades de selección y ordenación de materiales. El caso más<br />

evidente es el favorecido por Henry James, que llamaba "reflectores" a los<br />

personajes focalizadores a través de cuyos pensamientos, percepciones,<br />

acciones, etc. entramos en contacto con la fábula. Para Bal, el conjunto de los<br />

fenómenos de perspectiva son atribuibles a un sujeto textual, el focalizador,<br />

que si bien en principio coincide con el narrador y su actividad creadora o<br />

perceptiva, puede hacerse autónomo. Podemos así tener cambios de nivel de<br />

focalización (el narrador focalizador cede la focalización a un personaje<br />

focalizador) sin que conlleven necesariamente un cambio en el nivel de<br />

narración. Estos cambios de nivel van indicados por los verbos de percepción,<br />

que desempeñan un papel semejante al plano / contraplano en el cine. Quizá<br />

Bal "personalice" demasiado al focalizador, y sobre todo al espectador<br />

implícito, que es sólo un rol o actitud del narratario. Podemos quizá entender<br />

mejor la focalización si la concebimos en términos de motivación realista. Es<br />

decir, es uno más de los recursos que justifican una determinada estructura<br />

narrativa mediante una transposición hecha desde el nivel de la fábula. La<br />

motivación puede darse en otros niveles, por ejemplo en la narración: es el<br />

caso de la narración ficticia en primera persona, que utiliza cualquier tipo de<br />

memoria, carta, narración oral, etc. hecha por un personaje en la fábula y lo<br />

presenta como texto. En el caso de la focalización, se utiliza la percepción no<br />

verbalizada de un personaje. Parece claro que la focalización es una función<br />

dependiente del plano de la narración, y que puede ser desempeñada por el<br />

narrador o los personajes. El focalizador como sujeto textual no tiene existencia<br />

independiente del narrador. En esto, sin embargo, no se diferencia este plano<br />

de análisis, la historia, de los demás: cada plano se subordina jerárquicamente<br />

a uno que lo engloba: la fábula es solo uno de los aspectos de la historia, y la<br />

historia es sólo uno de los aspectos del texto narrativo. Nuestro esquema<br />

básico asumiría ahora la siguiente forma:<br />

Estos niveles son lo que parecen ser los niveles básicos de análisis del texto<br />

narrativo, no reducibles uno a otro. Pero cada uno de ellos se puede multiplicar<br />

16


en dos direcciones: o bien mediante la yuxtaposición simple (en lugar de un<br />

narrador, varios narradores que se alternan, etc.) o bien mediante la inserción<br />

(es el caso de un narrador que introduce a otro narrador). La inserción por<br />

cierto no es siempre nítida: al igual que en el nivel de la frase tenemos el estilo<br />

directo y el estilo indirecto, en el nivel de la narración el elemento inserto puede<br />

estar más o menos digerido o asimilado por el nivel que le sirve de marco. Y<br />

además hemos de tener en cuenta, como una posible complicación más de la<br />

estructura narrativa, que las fronteras entre todos estos niveles son virtuales,<br />

efectos de lenguaje, y que se pueden deshacer con la misma facilidad que se<br />

hacen, creando transiciones imposibles entre unos y otros, efectos de<br />

metaficción, de reflexividad, etc.<br />

Por último, hay que señalar que este cuadro que aparece aquí de manera<br />

estática es una descripción abstracta, a vista de pájaro, de la estructura textual.<br />

Pero podemos perspectivizarlo en mayor medida, si lo presentamos, por<br />

ejemplo, desde el punto de vista del receptor. Para el receptor, lo inmediato es<br />

el texto y las convenciones de interpretación que conoce. Del texto extrae la<br />

historia, y a partir de la historia reconstruye la fábula. El autor existe, en lo que<br />

a los datos de la obra se refiere, únicamente en tanto que autor textual, y la<br />

figura del lector implícito se construye de modo dinámico, midiendo el lector sus<br />

propias reacciones frente a su interpretación de la actitud autorial textual y del<br />

narratario. La evolución más interesante que se ha producido en el campo de la<br />

narratología en los últimos diez años no ha consistido tanto en el desarrollo de<br />

nuevos conceptos específicamente narratológicos como en un interés renovado<br />

en el fenómeno de la narración que se ha producido en otras áreas de la<br />

crítica. La narración se concibe no ya como un simple género literario, sino<br />

como un esquema psicológico de ordenación de la realidad, un marco de<br />

referencia que permite dar un sentido a los acontecimientos (ya sean reales o<br />

imaginarios) insertándolos en una perspectiva temporal, perceptual o<br />

conceptual, imponiéndoles un orden causal y teleológico. Este nuevo enfoque<br />

es muy fecundo, y resultará en la toma de contacto entre la narratología y otras<br />

muchas disciplinas de estudio:<br />

17


La psicolingüística y la psicología en general: Las categorías narrativas<br />

(argumento, personaje, punto de vista, narrador, etc.) se pueden reformular<br />

desde un punto de vista constructivista, considerándola como mecanismos de<br />

interpretación que se aplican a un texto (cf. Bordwell). La gramática textual: las<br />

estructuras narrativas se cuentan entre las más frecuentes y poderosas<br />

macroestructuras textuales (Van Dijk, Bierwisch). La pragmática: Todavía está<br />

por desarrollar una teoría satisfactoria que establezca las conexiones entre<br />

literatura y actos de lenguaje. Es de suponer que el instrumento que permita<br />

esta reformulación sean conceptos como motivo o género literario entendidos<br />

como acto de lenguaje con características relativamente estables conocidas en<br />

una comunidad determinada y utilizados como esquema compositivo e<br />

interpretativo. La relación entre la narración como esquema abstracto y los<br />

distintos subgéneros narrativos, cada uno con las convenciones asociadas a él<br />

sería un caso significativo y que permite apreciar la complejidad de esta<br />

empresa.<br />

Los estudios sociológicos y políticos de la literatura, como la crítica marxista o<br />

la feminista. El marxismo ya cuenta con una fecunda teoría de la narración<br />

como resolución simbólica de conflictos sociales, la de Fredric Jameson. El<br />

concepto de cierre, conclusión o resolución es central en este sentido:<br />

Jameson muestra como un conflicto social se traduce en un conflicto entre<br />

estructuras literarias que levantan problemas de inadecuación. La solución<br />

literariamente adecuada es a la vez una toma de posición respecto al conflicto<br />

político. En general, podría resumirse el problema de la relación entre narración<br />

y cambio social diciendo que los esquemas sociales heredados y tradicionales<br />

son un ambiente más favorable para la narratividad convencional, y que las<br />

formas mismas de enlace narrativo y coherencia arrastran siempre un lastre de<br />

mensajes sociales indeseables. Nancy K. Miller ha observado los diferentes<br />

criterios de plausibilidad que rigen los argumentos de las mujeres novelistas del<br />

XVIII y el XIX, relacionando así la teleología, verosimilitud y coherencia de la<br />

narración tradicionales con la voz hegemónica masculina. Desde otro punto de<br />

vista tal vez menos radical, Susan Sniader Lanser elabora una teoría<br />

narratológica feminista observando, por ejemplo, la importancia de la diferencia<br />

genérica entre los sujetos de la comunicación narrativa (autor, narrador, lector,<br />

18


personaje...). Lo que solemos entender por narratología, el análisis formalista<br />

de la narración de tradición aristotélica, desarrollado por el formalismo ruso, la<br />

escuela de Chicago y el estructuralismo francés, adquiere un aspecto diferente.<br />

Aparece no como un método de descubrir verdades ocultas en los textos (la<br />

existencia de determinado número de actantes o de niveles de análisis, etc)<br />

sino como un proceso abstractivo que permita encontrar un terreno común para<br />

las distintas disciplinas interesadas en el estudio de la narración.<br />

1.3. Categorías narratológicas<br />

La cultura humana está plagada de narraciones. A menudo estamos<br />

acostumbrados a concebir el narrativo como uno de los tres géneros literarios y<br />

nuestra relación de estudio con la narración suele entenderse por el puente de<br />

la novela o el cuento, que son por lo demás los géneros literarios de mayor<br />

consumo y éxito en la actualidad. Sin embargo, por muy grande que sea el<br />

volumen de novelas y cuentos que se publica en las diferentes literaturas,<br />

ocupa un lugar cuantitativamente muy reducido en relación con el contacto que<br />

las gentes, de cualquier condición, edad o cultura, tienen con la narración.<br />

Reportajes periodísticos, cómics, películas, crónicas, chistes, canciones, suelen<br />

apoyarse en , o simplemente narraciones. Vivimos en una galaxia narrativa. Y<br />

siempre ha sido así. Incluso puede decirse con H. Weinrich ( 1987) que ―al<br />

principio era la narración‖. Todas las culturas, en las importantes tradiciones<br />

orales ( porque lo que ahora llamamos literatura ha estado durante siglos<br />

vinculada a la oralidad), se han nutrido de narraciones. La transmisión de los<br />

mitos, los textos narrativos durante siglos, se vertía en textos narrativos durante<br />

siglos. Y la narración ha constituido la base de la literatura épica, de la inmensa<br />

tradición oral de la fabulística, leyendas, de la poesía misma que ha tenido<br />

muchas realizaciones narrativas ( romances, poemas mitológicos, buena parte<br />

de cualquier poema guarda un fundamento narrativo: cuenta una historia por<br />

mínima que sea…)<br />

Pero ¿qué decimos cuando hablamos de ―narración‖ o de ―relato‖? ¿Por qué<br />

podemos calificar igualmente como narrativo una película de Hitchkock, un<br />

19


cuento de Chéjov , el romance del Conde Arnaldos, un culebrón televisivo o el<br />

chiste que nos contaron. La teoría de la literatura abrió una renovación de los<br />

estudios humanísticos cuando se planteó ese nuevo objeto de estudio: la<br />

narración en sí misma , que constituye la unidad que estudia una importante<br />

rama, no limitada a la literatura, que los estructuralistas franceses denominaron<br />

narratología<br />

Esta‖ ciencia de los relatos‖, obviamente, también ha influido mucho en los<br />

estudios literarios. Hay muchas posibilidades de hablar de los géneros<br />

narrativos: el origen de la novela, sus relaciones con la épica, el cuento como<br />

género literario, e innumerables son las cuestiones de estilística de cada<br />

género narrativo.<br />

Una teoría de la narración, al modo como la desarrollaremos aquí, ofrece un<br />

ángulo diferente. Su planteamiento es teórico-general y ambiciona establecer<br />

cuáles son los elementos que toda narración ofrece y que pueden ser el<br />

fundamento analítico de cualquier relato, en cualquier tradición narrativa y en<br />

sus diferentes medios y formas de desarrollo. Novelas, cuentos, poemas<br />

épicos, fábulas mitológicas, por referirnos solamente a la narración literaria,<br />

tienen en común ser narraciones. Por otra parte, investigaciones procedentes e<br />

la sociolingüístico como la que llevó a cabo Labov ( 1972) sobre ejemplos de<br />

narrativa oral no literaria de los negros del barrio neoyorquino de Harlem,<br />

mostraron la posibilidad de trazar una estructura relativamente constante en<br />

todas las narraciones, que M. L. Pratt (1977:50 y ss) utilizó para defender la<br />

tesis de que la literariedad no podía basarse en formas y estructuras, puesto<br />

que las narraciones no literarias y las literarias compartían muchos rasgos<br />

comunes y coincidían en buena parte de aquellos que habían servido a los<br />

formalistas para su discriminación de lo literario.<br />

Preguntarse acerca de esa nueva unidad común a todo relato, su<br />

narratividad, significa por lo demás recuperar el punto de vista con el que se<br />

constituyó, y con ese nombre, la Poética de Occidente. La de Aristóteles, en<br />

efecto, dio nombre y estableció distinciones que han estado en la base teórica<br />

de los formalistas rusos. Entre las conceptualizaciones que debemos a<br />

Aristóteles y que se han proyectado posteriormente sobre la narratología,<br />

20


ninguna más importantes que el concepto de fábula que es la ―estructuración<br />

de los hechos‖ que el poeta hace. En otro lugar se refiere a la fábula como ―<br />

composición de los hechos‖. Sea ―composición2, sea ―estructuración2, que son<br />

términos que García Yebra ( 1974) traduce a los griegos, la fábula, que es el<br />

elemento más importante de la tragedia y de la epopeya, se refiere a la labor<br />

de ordenación, de estructuración, de composición que el poeta dramático o el<br />

poeta épico lleva a cabo. Precisamente la poética se define desde el comienzo<br />

como el arte que enseña ―cómo es preciso construir las fábulas si se quiere que<br />

la composición poética resulte bien‖.<br />

Es muy importante para una teoría de la narración que el concepto de Fábula<br />

sea común e indistintamente utilizado por Aristóteles para referirse a la<br />

composición trágica ya la épica, por cuanto según escribe en otro lugar de la<br />

Poética es posible imitar las cosas unas veces narrándolas ( ya convirtiéndose<br />

hasta cierto punto en otro como hace Homero, ya como uno mismo sin<br />

cambiar) o en forma dramática, con personas actuantes. Es más, cuando<br />

describe las propiedades de la fábula y da consejos a los poetas a los poetas<br />

sobre el modo de estructurarlas, cuando se refiere a su carácter unitario y en<br />

otros muchos pasajes, está considerando una misma doctrina para ola<br />

epopeya y para la tragedia, que tienen rasgos diferenciales, pero se asemejan<br />

en el modo unitario de estar compuesta su fábula o ―estructuración de los<br />

hechos‖.<br />

Según estos textos citados, y otros muchos que podían alegarse, podemos<br />

establecer un par de conclusiones de importancia para una teoría de la<br />

narración: 1) la composición de una acción, la estructuración de los hechos no<br />

es exclusiva de la diégesis, de la narración, se da también en las formas<br />

dramáticas; y 2) una cosa son siempre los hechos, los eventos, los sucesos, y<br />

otra es su composición, la estructura, orden o fábula a que dan lugar. Hay una<br />

distinción clara entre fábula y suceso. Incluso una misma acción puede ser<br />

ofrecida bien dramáticamente, bien narrativamente, pero ambas son objeto de<br />

la poética, dedicada, pues , a lo que podríamos llamar ― ordenación artística de<br />

los hechos‖, su composición, para producir el placer que le es propio a cada<br />

modalidad. La fábula es, pues, ―un referente bien articulado y autónomo, una<br />

21


invariante representable mediante muchas variables; de ahí las posibles<br />

transposiciones de un tipo a otro de realización‖ ( narrativo o dramático).<br />

La teoría de la narración ha establecido según esta tradición una importante<br />

distinción entre historia y discurso, que funciona como la frontera interna más<br />

difundida de la narratología. Es una frontera que supera el ámbito narratológico<br />

y es inherente a la actividad lingüística. El acontecimiento (historia) es el acto<br />

comunicativo, para quien habla y para quien escucha, renace siempre en forma<br />

de discurso. El discurso crea la realidad, ordena y organiza la experiencia del<br />

acontecimiento. G. Genette ( 1966:202) liga esta distinción a la que de dio en la<br />

clasicidad entre mímesis y poiesis . La imitación de la realidad adviene en<br />

literatura en forma de poiesis, creación artística del discurso. Por ello la poética<br />

es ciencia de los discursos.<br />

Pero aunque esto sea así, la distinción historia/ discurso se ha mostrado<br />

operativa para la teoría narratológica, a partir del interés que los formalistas<br />

rusos tuvieron, como veremos luego, en el análisis de los constituyentes de<br />

contenido, de los elementos que componen una historia, de sus motivos y de<br />

las distintas ordenaciones y estructuras de motivos que podían hacerse en un<br />

relato. Por ello Tomachevski retoma conceptos aristotélicos y establece una<br />

distinción que se ha situado en el origen de la moderna teoría de la narración.<br />

La que se da entre trama y argumento :<br />

―Llamamos trama al conjunto de acontecimientos vinculados entre sí que nos<br />

son comunicados a lo largo de la obra. La trama podría exponerse de una<br />

manera pragmática siguiendo el orden natural o sea, el orden cronológico y<br />

causal de los acontecimientos, independientemente del modo en que han sido<br />

dispuestos o introducidos en la obra. La trama se opone al argumento, el cual,<br />

aunque está constituido por los mismos acontecimientos,, respeta, en cambio,<br />

su orden de aparición en la obra y la secuencia de las informaciones que nos lo<br />

representan…En esta perspectiva la trama se muestra como el conjunto de<br />

motivos considerados en su sucesión cronológica y en sus relaciones de causa<br />

efecto; el argumento es el conjunto de motivos de esos mismo motivos, pero<br />

dispuestos con arreglo al orden que observan en la obra…en una palabra, la<br />

22


trama es lo que ha ocurrido efectivamente, el argumento es el modo en que el<br />

lector se ha enterado de lo sucedido‖( Tomachevski, 1925:02-205)<br />

Para Tomaschevski, el ―argumento‖ ( fábula en Aristóteles) se identifica con<br />

la construcción artística que el lector - oyente tiene ante sí. Una misma trama ,<br />

por ejemplo la historia de un asesinato, puede ser objeto de discursos<br />

diferentes. La historia tiene siempre un orden lógico - causal y cronológico que<br />

podríamos indicar así. Móvil + preparación del asesinato + encuentro con la<br />

víctima + disparo + descubrimiento del cadáver por la policía + investigación.<br />

Todos los motivos 8 unidades mínimas que hemos convertido en sumandos)<br />

de esta historia siguen ese orden lógico del acontecimiento tal como se ha<br />

producido. Pero una novela, un discurso, una narración puede presentar los<br />

hechos con un argumento diferente, con una estructura de interés que haga<br />

que la narración comience con el encuentro del cadáver, continúe en un flash -<br />

back con los antecedentes o móviles del crimen, vuelva a la investigación<br />

policial, etc. El narrador presenta esa historia de un modo, con un orden<br />

temporal, focalizando desde un ángulo, etc.; hace una construcción u<br />

ordenación de esos hechos.<br />

Aunque, según pudimos defender en otro lugar, el discurso, la ordenación de<br />

los hechos en una narración, el objeto de mayor interés para una crítica<br />

literaria, la narratología ha desarrollado dos líneas de investigación. La<br />

narratología de la historia y la del discurso, precisamente porque en su origen<br />

en los formalistas rusos hubo mucho interés por los motivos nucleares por las<br />

unidades que componían una historia; también porque la dirección más<br />

lingüístico - semántica de la narratología que representan las obras de<br />

Greimas y sus discípulos) vio en la hipótesis de unas figuras de contenido, de<br />

unas funciones semánticas comunes a muchos relatos de diferentes culturas,<br />

una vía de investigación privilegiada para las hipótesis estructuralistas de<br />

sustancias de contenido universales de las que los relatos míticos- y sus<br />

semejanza con los folklóricos y literarios - serían una manifestación.<br />

Esta doble repartición historia - discurso ha organizado el estudio<br />

narratológico del siguiente modo: si definimos una narración como ―alguien<br />

cuenta una historia a alguien‖ obtenemos dos elementos. El uno, la historia<br />

23


define el material - objeto y podemos definirla siguiendo a M. Bal ( 1977:14)<br />

como una serie de acontecimientos ligados de una manera lógico - causal ,<br />

sujetos a una cronología, insertos en un espacio y causados y/o sufridos por<br />

actores - personajes. La ―actividad de contar‖ o narración, el modo de presentar<br />

esos hechos 8 perspectiva elegida, temporalidad adoptada en su presentación<br />

al lector, etc.), pertenecen al discurso, que impone desde una selección de los<br />

acontecimientos hasta una disposición de interés según los fines del narrador y<br />

una elocución concreta. Esta distinción es operacional, metodológica, puesto<br />

que la narración sólo existe como tal, en la actividad discursiva, de<br />

enunciación, metodológica, puesto que la narración sólo existe como tal en la<br />

actividad discursiva, de enunciación, el relato, que comprehende, como unidad<br />

superior a historia y discurso. C. Segre ( 1974: 24) luego de hacer una crítica a<br />

los distintos modelos de repartición, propone un esquema cuatripartito:<br />

discurso, intriga, fábula y modelo narrativo. El discurso en Segre es el concepto<br />

de globalidad textual significante una intriga u ordenación de los hechos, una<br />

fábula o conjunto de acontecimientos sometidos a aquella ordenación y un<br />

modelo narrativo. Este último concepto, sobre el que volveremos, es clave para<br />

los estudios narratológicos, pues implica que toda narración se desarrolla<br />

dentro de una lógica de acción y de un nivel de generalización que hay que<br />

tener en cuenta puesto que no todos los relatos responden al mismo modelo y<br />

pueden constituir un mismo corpus. Hay diferentes corpus y según se asu<br />

modelo narrativo trae implicados unos conceptos claves y una lógica de acción<br />

concreta, no siempre extrapolable a otros corpus, extrapolación que<br />

lamentablemente se ha hecho con el ―modelo narrativo‖ de Propp a textos<br />

literarios insertos en una lógica y un horizonte semántico muy diferente al del<br />

cuento de hadas ( Segre, 1985: 112.128).<br />

Veamos el desarrollo de algunas teorías y modelos del análisis de la<br />

narratología de la historia. Comenzaremos por los sucesos o acontecimientos<br />

objeto de la narración. Analizaremos después el otro elemento de la historia.<br />

Los actores - personajes.<br />

Toda narración refiere una serie de acontecimientos ligados entre sí. Implica<br />

la dimensión del tiempo, pero para una narración no basta con la simple<br />

sucesión. Debe haber otra forma de conexión entre el acontecimiento que<br />

24


precede y el que le sigue. Ya decía Aristóteles que en las fábulas bien<br />

construidas los hechos no sólo vienen unos después de los otros, sino unos a<br />

consecuencia de los otros. Pero también es cierto que estamos acostumbrados<br />

a ordenar la experiencia en acontecimientos que no siempre responden a una<br />

secuencia. Agrupamos la experiencia en torno a núcleos centrales, a<br />

parcelaciones de la realidad, por metonimias, por contigüidades no siempre<br />

secuenciales: comer, amar, morir, trabajar, divertirse, tener suerte o<br />

desgracias, están en nuestra existencia mezcladas. Incluso el recuerdo de<br />

algo tan secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos agrupados<br />

de modo no secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos<br />

agrupados de modo no secuencial , sino por ciertas etapas o sucesos clave:<br />

partida, llegada, avería, encuentro con los amigos, subida a aquella ermita,<br />

regreso, etc. Incluso si contamos ese viaje podemos omitir muchos de estos<br />

motivos, seleccionar otros y si repetimos la narración a otros oyentes, quizá los<br />

motivos seleccionados sean otros, en función de las circunstancias o del<br />

interés y personalidad grado de confianza con los oyentes, etc. Un tema<br />

narrativo, viaje, podemos subdividirlo en muchos motivos. Para la teoría de la<br />

narración hay dos elementos de interés o cuestiones básicas: la constitución de<br />

motivos o unidades mínimas de un suceso o acontecimiento y el modo como<br />

estos motivos ligan entre sí para convertirse en relato, en serie ordenada.<br />

Fueron los formalista rusos quienes se interesaron de modo particular por<br />

ambas cuestiones. Recogieron una larga tradición de estudios folkloristas<br />

eslavos, como Veselovski, quien define el motivo como ―la unidad narrativa<br />

más simple, que responde a exigencias del intelecto primitivo o de la<br />

observación cotidiana ( Veselovski, 1913:290) . Se trata de aislar elementos<br />

nucleares, fundamentales de toda acción humana, que reproducen una<br />

experiencia atávica. Tomachevski ( 1928) aplica este concepto de motivo en<br />

una dimensión no arquetípica sino semántico-literaria y formal. Entiende que<br />

mediante la descomposición de la obra en partes temáticas al final llegamos a<br />

las partes no descomponibles que son núcleos básicos de su tema: ―Vino la<br />

tarde‖. ―El héroe murió‖. ―Llegó la carta‖, etc. Él y paralelamente otro gran<br />

formalista, Sklovsky, se interesaron por describir la composición narrativa<br />

como unos procedimientos de ligazón de motivos, de encadenamiento,<br />

25


ensartamiento, cruce, construcción en anillo, etc. algo parecido al ―montaje‖<br />

cinematográfico que tanto interesó a los formalistas.<br />

Tal descomposición de un tema o de un suceso en unidades mínimas<br />

responde a un principio de experiencia. Lo hacemos constantemente cuando<br />

resumimos y sobre todo cuando parafraseamos el contenido de algo. Del<br />

continuum de una historia aislamos una serie de hechos y hablamos sobre<br />

ellos, introduciendo en nuestro lenguaje denominaciones, resúmenes,<br />

abstracciones, que se desarrollan en un nivel de generalización mayor. Aislar<br />

un motivo es establecer la paráfrasis de unA parcela de contenido de un<br />

suceso, de un texto, etc. C. Segre se ha detenido en la importancia de<br />

paráfrasis ( aclaraciones, glosas, resúmenes de un contenido) como<br />

fundamento básicos del mecanismo que permite una narratología de la historia<br />

y en particular de los contenidos, acontecimientos, sucesos del relato ( Segre<br />

1985:cap 3). Las paráfrasis se hacen a distintas escalas de generalización.<br />

Puedo en dos frases contar cómo ha sido mi verano: aíslo lo que me parece<br />

más importante o simplemente pertinente al efecto. También puedo hablar<br />

sobre ese verano durante quince minutos.<br />

De las realizaciones de la narratología de la historia, para el análisis de los<br />

acontecimientos, las dos aportaciones más importantes se deben a Brémond y<br />

a Barthes. Brémond es importante porque propone un modelo narrativo<br />

diferente al de Propp. El de éste era un modelo cerrado, establecía una<br />

estructura fija y no tenía en cuenta realizaciones posibles fuera de las<br />

ocurrencias del corpus. Brémond sin embargo, ha sentado las bases de un<br />

modelo narrativo general al proponer un sistema abierto de posibilidades que<br />

se realizan o no se realizan. Brémond ( 1966 y 1973) construye un modelo<br />

lógico de posibles bifurcaciones para cada punto de la historia. La unidad<br />

básica continúa siendo en función, pero las diversas funciones se agrupan en<br />

secuencias. La secuencia elemental se corresponde siempre con las tres fases<br />

obligadas de todo proceso:<br />

a) Una función que abre la posibilidad del proceso en forma de conducta a<br />

observar o acción a cometer. Por ejemplo, ―fechoría a cometer‖<br />

26


) Una función que realiza esa virtualidad en forma de acontecimiento o acto.<br />

Por ejemplo, ―fechoría‖.<br />

c) Una función que cierra el proceso en forma de resultado. Por ejemplo,<br />

―fechoría cometida‖.<br />

Las secuencias elementales, que tienen esta estructura de lógica de posibles<br />

narrativos, se combinan entre sí para engendrar secuencias complejas, bien<br />

por encadenamiento, por enclave, por enlace, etc.<br />

El intento de Brémond por ganar el espacio de libertad que el modelo de<br />

Propp no permitía está conseguido, pero a costa de tal grado de generalización<br />

que se hace aplicable a cada relato en su estructura elemental de frases, pero<br />

no serviría para el estudio de la fábula literaria en lo que tiene de intriga y de<br />

desarrollo de virtualidades no siempre lógicas. Se han intentado<br />

extrapolaciones al análisis literario, pero son bien pobres, porque las historias<br />

literarias, precisamente tienen vinculados sus conflictos a nombres, acciones<br />

y deseos que no operan siempre según este modelo de conducta lógico -<br />

unilateral, que es rentable en términos de estructura básica, pero que tienen<br />

limitadas sus virtualidades , crítico - literarias.<br />

La contribución de Roland Barthes ( 1966) supone el ensayo de explicitación<br />

de lo que un relato tiene de causalidad, de encadenamiento, de ligazón de<br />

unas funciones con otras, que ya había sido punto del mayor interés para<br />

Aristóteles. Barthes se planteó qué lógica de conexión y qué jerarquía hacen<br />

que una serie de acontecimientos configuren un relato y no una mera sucesión<br />

continua de sucesos - motivos. ¿Cuándo un suceso es un acontecimiento,<br />

cuándo hace progresar la historia? La fórmula de la narración podría<br />

proponerse así: post hoc, ergo propter hoc (después de esto, luego de esto, a<br />

consecuencia de esto). En este marco Barthes distingue entre funciones<br />

nucleares y catálisi . Las primeras son las que hacen avanzar la intriga, las que<br />

resuelven cuestiones que afectan al desarrollo de las acciones posteriores. ―El<br />

héroe declara por fin su amor a la chica‖, lo que tiene importancia para lo que<br />

viene después. Las catálisis en cambio, son acciones que son importantes para<br />

la intriga. Al contrario de las anteriores podrían suprimirse si es que la lógica<br />

27


narrativa del relato se viera afectada. Que el héroe fue un cigarrillo o no lo haga<br />

mientras espera la chica podría ser una función catálisis.<br />

Lo importante es que Barthes hace una interpretación de la estructura del<br />

acontecimiento en términos e la realización de un proyecto, de una acción que,<br />

como también Aristóteles proponía, tiene principio, medio y fin, progresa<br />

ligando los motivos en funciones de distinta jerarquía para su virtualidad<br />

naturalizadora a los ojos del lector.<br />

Resulta sorprendente lo poco que se ha avanzado en la teoría del<br />

personaje narrativo, que continúa siendo un lugar incómodo para la teoría,<br />

posiblemente por la dificultad de sistematización general para una realidad<br />

huidiza y singular como pocas. Las teorías del personaje narrativo oscilan entre<br />

dos grandes modelos. Primero es el psicológico, que vincula el personaje y su<br />

caracterización a la esfera de la persona, de los atributos de identidad<br />

caracterológica y de sus posibilidades. Pero esta caracterización que vincula<br />

personaje a persona únicamente puede dirimirse en los textos particulares,<br />

vinculándose a la teoría únicamente puede dirimirse en los textos particulares,<br />

vinculándose a la teoría únicamente a partir de determinaciones estilísticas: el<br />

estudio de cómo la caracterización del personaje ha cambiado en el curso de la<br />

historia de la narrativa de Occidente, al modo como lo hacen R. Scholes y R.<br />

Kellog ( 1966: 201-259), que sitúan la frontera de su análisis en la diferencia del<br />

modo de caracterizar, por ejemplo, de Homero y de la narrativa que ha<br />

conocido la técnica del monólogo interior: Woolf, Joyce. La oposición sería<br />

entre una visión unilateral, externa, monolítica y una visión compleja,<br />

multiperspectivística. El segundo modelo, el estructural- actancial, renuncia<br />

explícitamente a concebir el personaje como entidad psicológica, personal, y lo<br />

concibe como agente, subordinado a la acción. Decía el Barthes estructuralista<br />

que la noción de personaje es secundaria y su lugar definido por la acción y el<br />

desarrollo de la intriga. Este segundo modelo corrobora de nuevo la poderosa<br />

convergencia del formalismo y estructuralismo con la concepción aristotélica de<br />

la narrativa. Aristóteles había destacado ya que lo fundamental era la<br />

ordenación de las acciones, la composición, la fábula, y concedía a los<br />

caracteres de la epopeya y la tragedia una posición ancilar respecto a aquélla.<br />

28


En realidad si la teoría narrativa contemporánea ha privilegiado este segundo<br />

modelo es en gran parte porque podía organizar una sistematización, era<br />

susceptible de una teoría general que ha definido que ha definido en sus límites<br />

de estatuto semiológico Ph. Hamon ( 1972) se diluye en multitud de<br />

ocurrencias, sin posible articulación teórica que las agrupe.<br />

Junto a treinta y una funciones, la morfología de Propp había establecido que<br />

los cuentos de hadas rusos reunían siete ―esferas de acción‖, a las que<br />

continúa llamando personajes, pero que no se definen por su personalidad,<br />

sino por su función en la trama. Son papeles, esferas de acción que pueden ser<br />

cubiertas o desempeñadas por muy distintos sujetos, del mismo modo que un<br />

mismo personaje puede desempeñar distintas funciones. Son: 1. El agresor, 2.<br />

El donante, 3.El auxiliar, 4.La princesa y su parte, 5.El héroe, 6.El mandatario,<br />

7. El falso héroe.<br />

A.J. Greimas (1966) propone la que ha sido su más influyente contribución a<br />

la teoría narrativa. Extiende el modelo de Propp, que estaba articulado sobre<br />

un corpus concreto, aun esquema actancial universal, capaz de proyectarse en<br />

cualquier relato. La noción de actante recoge su funcionalidad: se define por su<br />

papel en la acción y no por sus atributos psicológicos o personales, toda vez<br />

que cualquiera de los seis lugares actanciales puede ser cubierto por muy<br />

distintos actores o personajes. El modelo de Greimas es binario, recoge seis<br />

actantes básicos, pero repartidos en tres parejas de oposición que responden a<br />

los grandes papeles sintácticos propuestos por Tesniere: sujeto/objeto 8 el<br />

sujeto dese un objeto), destinador / destinatario ( un destinador ha destinado el<br />

objeto a un destinatario; son respectivamente, la instancia que promueve la<br />

acción del sujeto y el beneficiario de la misma) , adyuvante /oponente 8 el<br />

sujeto es ayudado por unos de los adyuvantes y obstaculizado por unos<br />

oponentes).<br />

El esfuerzo estructuralista tuvo, sin embargo un beneficio notables: concebir<br />

al personaje como participante en la sintaxis del relato, y acabar con su<br />

heteróclita y lábil consideración personal, frente a la que habían reaccionado ya<br />

muchos escritores, singularmente los más comprometidos con renovación con<br />

renovación de estructuras narrativas. Fue proverbial el rechazo del nouveau<br />

29


oman francés a la categoría de personaje, del que llegaron a predicar, con<br />

ingenuo entusiasmo vanguardista, su muerte en la nueva narrativa de Robbe-<br />

Grillet reacciona contra lo que llama el ―arcaico mito de la profundidad‖, del<br />

espesor psicológico, y N. Sarraute pretendía personajes anónimos, sin rostro,<br />

meros ejecutantes, como desarrolló muchas veces también la novela negra<br />

norteamericana ( S. Rimmon-Kenan, 1983: 29-30)<br />

Resulta muy difícil contraponer a una tipología elemental, de naturaleza<br />

funcionalista como la de Greimas, una alternativa teórica que sea válida como<br />

teoría general para los personajes de la novela. Se han hecho intentos de<br />

tipología estilística como el qu3e se basa en la contraposición de E. M. Foster (<br />

1978: 75) entre personajes planos/ redondos ( Flat/round). Los primeros están<br />

construidos en torno a una sola cualidad o rasgo dominantes que los define y<br />

determina un sentido de acción muy unilateral. C. Bobes ( 1985: 141) ve de ese<br />

modo a don Alvaro de Mesía en La Regenta .Frente a éstos, los personajes<br />

redondos, para Foster, son complejos ambiguos , tienen una vida más allá de<br />

la acción que han desarrollado en la propia novela.<br />

Como advierte S. Chatman (1978:125-147), una teoría del personaje en la<br />

novela no puede ser una construcción cerrada. Los personajes literarios<br />

precisan de una teoría abierta que contemple, junto a su autonomía respecto a<br />

su función en el desarrollo de la trama, un paradigma de rasgos, que no<br />

funciona como los paradigmas lógicos in absentia , sino in praesentia,<br />

sometidos a un código de referencias textuales agrupadas en torno a su<br />

nombre que naturaliza su presencia a los ojos del lector como seres vivos, más<br />

allá de las ficciones en que están inmersos y por encima de la acción que la<br />

trama les asigna en la economía del relato. Bajtin, pero también Ortega y<br />

Gasset, habían saludado la novela contemporánea como el lugar de desarrollo<br />

de la presencia autónoma de los personajes que como Dostoievski, no se<br />

dejaban atrapar por una conciencia externa y emergen problemáticos. El<br />

carácter abierto de una teoría del personaje narrativo la impone la propia<br />

naturaleza.<br />

Pero una narración no es sólo qué cosas ocurren a quienes les ocurren. Lo<br />

fundamental para una teoría literaria es el procedimiento por el cual el lector se<br />

30


entera de los acontecimientos, sus disposición narrativa y su concreta<br />

elocución. La actividad de contar, la narración como construcción discursiva de<br />

un narrador, como elección de una retórica particular, es el lugar de análisis de<br />

la teoría del discurso narrativo .En ella contemplaremos tanto los pactos<br />

narrativos 8 que fijan lasa relaciones de ― alguien que cuenta‖ con el que<br />

escucha o lee), como lo que podríamos llamar las ―figuras de la narración‖, el<br />

procedimiento retórico de esa disposición y elocución narrativa: la focalización<br />

o punto de vista, la voz, la modalidad de discurso elegido y la temporalidad que<br />

administra dicha narración.<br />

Booth dijo en su importante libro La retórica de la ficción ( 1961) que el autor<br />

de las narraciones no puede escoger el evitar la retórica; solamente le es dado<br />

elegir la clase de retórica que empleará. En efecto, el discurso de un relato es<br />

siempre una organización convencional que se propone como verdadera. En el<br />

mundo de la ficción - y ése es uno de los datos de definición pragmática más<br />

atraídos - permanecen en suspenso las condiciones de ―verdad‖ referidas al<br />

mundo real en que se encuentra el lector antes de abrir el libro. De entre las<br />

muchas aproximaciones y consecuencias que cabe hacer y deducir de esta<br />

suspensión de la realidad , nos vamos a interesar ahora por lo que en otro<br />

lugar llamé la contracción de un pacto narrativo (Pozuelo: 1978). Este pacto es<br />

el que define el objeto - la novela, el cuento, etc. -.Este pacto es el que define<br />

el objeto - la novela, cuento, etc. - como verdad y en virtud del mismo lector<br />

aprehende y respeta las condiciones de Enunciación - Recepción que se dan<br />

en la misma. Decir que Cide Harmete Benengeli no tuvo ninguna<br />

responsabilidad en el Quijote es hacer un flaco servicio como lectores a<br />

Cervantes. No hay novela que no invite al lector a aceptar una retórica, una<br />

ordenación convencional por la que el autor, que escribe no es quien existe,<br />

decía R. Barthes-, acaba disfrazándose constantemente, cediendo su papel a<br />

personajes que a veces son muy distintos de sí.<br />

Entrar en el pacto narrativo es aceptar una retórica por la que la enunciaciónrecepción<br />

que se ofrece dentro de la novela es distinguible de la situación fuera<br />

dela novela. En la primera, la retórica discursiva distingue entre narrador y<br />

autor y entre autor implícito y autor real. Ello es posible en virtud de unos<br />

signos de la narración, inmanentes al texto, por los cuales es necesario separar<br />

31


y no confundir a narrador con autor ( quien da el libro). Igual ocurre en el plano<br />

de la recepción, donde es posible separar mi papel como receptor real del<br />

papel de los receptores que actúen dentro del texto como tales ( narratarios)<br />

Hay acuerdo en todos los tratadistas acerca de la distinción entre<br />

autor/*narrador y actor/ narratario. Tanto el autor real como el lector real no son<br />

identificables en ningún caso con el narrador y el narratario, que son quienes<br />

en el relato actúan respectivamente de emisor-receptor y cuya identidad<br />

textual no es extrapolable a su identidad real-vital.<br />

Pero el desarrollo de la teoría retórica- narrativa en los últimos años ha<br />

introducido otras categorías no siempre aceptadas por la generalidad de los<br />

tratadistas. La modificación principal ha sido la distinción, debida<br />

originariamente a W. Booth (1961) entre autor real/autor implícito. Por otra<br />

parte, en el plano de la recepción ha ocurrido una extensión semejante al<br />

introducir W. Iser (1976) la noción de lector implícito que coincide en lo<br />

sustancial con el concepto de lector modelo de U. Eco ( 1979) y con el ―<br />

informes reader‖ de S. Fish ( 1970). Quiere decirse que en un momento dado<br />

la primitiva distinción entre autor/narrador no se considera suficiente y fue<br />

necesario hablar de una distinción - bien que diferente - entre autor real y<br />

autor implícito. He marcado que se trata de una distinción diferente porque<br />

hay autores que argumentan, no sin cierta razón, que tal distinción no tiene<br />

pertinencia narratológica; antes bien, arguyen, es una distinción que se<br />

proporciona en un nivel hermenéutico - general, externo a la retórica u<br />

organización narrativa del texto. Con el fin de aclarar al lector, en un capítulo<br />

de las características del presente, acerca de la naturaleza de las diferentes<br />

distinciones categoriales, me propongo ofrecer un cuadro de los posibles<br />

pactos presentes en la comunicación narrativa, cuadro construido por Darío<br />

Villanueva ( 1984:140) y que supone una ampliación y modificación parcial<br />

del ofrecido por mí en 1978.<br />

En el cuadro he distinguido dos tipos de codificación, marcados por la<br />

diferencia de la raya discontinua/raya continua. Quiero decir que las instancias<br />

presentes en los niveles 1 y 2 (raya discontinua) no pertenecen a la<br />

codificación narratológica o a la inmanencia textual. Comprenderán presencias,<br />

32


tanto en el plano de la emisión como en el de la recepción, que implican una<br />

―interpretación‖ de naturaleza no formal. Igual puede decirse del lector real y<br />

del lector implícito no representado. Los niveles 3 y 4, en ambos planos,<br />

pertenecen en cambio a la codificación narratológica y por ello vienen<br />

enmarcados por una línea continua. Sus instancias lo son del texto mismo, sea<br />

cual fuere su interpretación, vienen decididos por marcas formales y no son<br />

susceptibles de modificación histórica una vez el texto ha sido codificado.<br />

Veamos brevemente la definición de cada categoría.<br />

Autor real- lector real. Sean cuales fueren las determinaciones textuales hay<br />

una realidad empírica que con nombres y apellidos es el autor del texto. Tal<br />

autor en este nivel se comporta como ―quien existe‖ y su relación es la de<br />

producción de una obra que da a leer a otra instancia empírica, que es la del<br />

lector real, histórico. El análisis de las relaciones en este nivel es sociológico<br />

entre productor y consumidor. Es un nivel externo a la inmanencia textual.<br />

Autor implícito no representado- lector implícito no representado.<br />

El autor implícito no representado es denominación que cubre la instancia<br />

creada por W. Booth ( 1961). Sobre ésta se han ofrecido diferentes<br />

interpretaciones, porque para Booth el autor implícito es tanto el segundo - yo<br />

del autor (Booth, 1961:67), que obedecen a esa distancia irónica de ocultación,<br />

de desdoblamiento de su responsabilidad, como la ―imagen del autor‖ tal como<br />

ésta puede ser deducida por la lectura: como indica C.Segre ( 1985:19), ― es el<br />

autor tal como se revela en la obra, depurado de sus rasgos reales y<br />

caracterizado por aquellos que la obra postula‖.<br />

En el plano de la recepción es igualmente operativa y llena de acierto la<br />

distinción entre lector real y lector implícito, si bien, como muestra Darío<br />

Villanueva (1984:133-137), se hace igualmente necesaria su clarificación de lo<br />

que en la bibliografía aparece ambiguo. De ahí la ulterior necesidad de separar<br />

al lector implícito, en las acepciones de W. Iser o Eco, al que llamaremos lector<br />

implícito representado, y ambas del narratario.<br />

Para la definición del lector implícito no representado, del lector implícito<br />

representado, y ambas del narratario.<br />

33


Para la definición del lector implícito no representado nos sirve la<br />

caracterización que ofrece Iser del ―impied reader‖. Es un lector que el texto<br />

necesita para su existencia y que el proceso de lectura va estableciendo aquel<br />

que colma las presuposiciones, que llena los vacíos y extrae al texto de su<br />

indeterminación. Grosso modo coincide con el lector modelo de U. Eco (<br />

1979). Es una estrategia textual que actualiza el contenido potencial.<br />

Autor implícito representado - lector implícito representado -narratario .<br />

Dentro ya de la codificación narratológica - en línea continua en mi cuadro -<br />

estas dos categorías responden a instancias que el propio texto instaura y<br />

define como tales. El autor implícito representado puede ser definido como la<br />

figura que en el texto aparece como responsable de su escritura, como autor<br />

de la misma. Es Cide Hamete autor del Quijote, o Campuzano autor de el<br />

coloquio de los perros que lee Peralta. Es Durley, responsable de la escritura<br />

por la que conocemos Justine. Esta instancia representa el autor codificado o<br />

representado en el texto como tal autor. Son de su responsabilidad los<br />

comentarios explícitos de autor, sus sobre justificaciones y todas aquellas<br />

ocurrencias de la voz del texto que revelan la presencia de una instancia<br />

diferente de la del narrador y en la que éste puede juzgar la actividad del<br />

contar o corregir incluso la perspectiva de aquél. En la mayor parte de los<br />

relatos es muy difícil la separación del ―autor implícito representado‖ del<br />

narrador puesto que lo más común es que esta oposición ( que conviene<br />

mantener en el nivel teórico, puesto que ofrece ejemplos visibles de personajes<br />

- autores) se halle neutralizada y sea el narrador el que ejerza la función del<br />

autor implícito representado. Pero el autor - compilador que aparece en La<br />

familia de Pascual Duarte es desde luego diferente de su narrador y<br />

Campuzano, autor del diálogo cervantino, no es ni Cipión ni Berganza, ni Cide<br />

Hamete es personaje identificable con el yo narrador del Quijote. El autor<br />

implícito representado queda definido , pues ,como el responsable que el<br />

relato indica de la escritura - autoría del mismo; es un personaje diferente de<br />

esta ―imagen de autor‖ del no representado y por supuesto de la del autor real.<br />

En el plano de la recepción, el lector implícito representado es el lector<br />

inmanente que en el texto aparece como tal. Es el tú al que el texto está<br />

dirigido y con el que el yo (sea autor implícito representado o narrador) dialoga.<br />

34


Conserva como lector la memoria del relato y sólo puede conocer su desarrollo<br />

sometido a la linealidad del mismo. Peralta es lector implícito en El coloquio de<br />

los perros.<br />

La dificultad estriba en distinguir al lector implícito representado del narratario,<br />

toda vez que Prince ( 1973) atribuye al narratario buena parte de las funciones<br />

que acabamos de reservar para el lector implícito representado: ser memoria<br />

del texto, responder a las pseudo-preguntas, etc.<br />

Yo he preferido designar con narratario exclusivamente al receptor<br />

inmanente y simultáneo de la emisión del discurso en el instante mismo en que<br />

ésta se origina. El nos da la siguiente frase: ―nuestros sueños infantiles se<br />

desvanecen y nos convierten tantas veces en un recuerdo inútil de nuestra<br />

propia imagen ― implica un narratario - que no aparece como lector - , pero que<br />

actúa colaborando explícitamente en el plano de la recepción con el narrador.<br />

También es verdad que en la mayor parte de los relatos la oposición lector<br />

implícito representado - narratario está neutralizada. Si apunto su diferencia, es<br />

porque en algunos relatos se ofrece nítida.<br />

Narrar es administrar un tiempo, elegir una óptica, optar por una modalidad 8<br />

diálogo, narración pura, descripción) , realizar en suma un argumento<br />

entendido como la composición o construcción artística e intencionada de un<br />

discurso sobre las cosas. Ese discurso es la acción de decir, que en el relato es<br />

narrar. La narración y el narrador han sido por ello revelados como el principal<br />

problema del relato Toda crítica de la narrativa, especialmente la<br />

anglonorteamericana , con nombres desde H. James o Lubbock, Muir, Foster,<br />

Scholes, centró siempre en la ―composición‖ narrativa. Posteriormente la crítica<br />

francesa en la línea de T. Todorov y G. Genette , entre otros, ha sistematizado<br />

u ordenado metódicamente tales problemas discursivos en torno a cuatro<br />

grandes categorías que se corresponden con las inherentes a la actividad<br />

verbal discursiva: a) el aspecto , focalización o manera en que la historia es<br />

percibida por el narrador; b)la voz o registro verbal de la enunciación de la<br />

historia; c) el modo o tipo de discurso utilizado por el narrador para hacernos<br />

conocer la historia ( showing / telling, narración/descripción, etc.);d) el tiempo o<br />

relaciones entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso o narración<br />

35


La pregunta que el aspecto fija es: ¿quién ve los hechos? ¿desde qué<br />

perspectiva los enfoca? La aspectualidad recoge, por tanto, un viejo problema<br />

de la estructura narrativa también denominado foco de la narración o ―punto de<br />

vista‖ , que suscitó en la crítica anglonorteamericana posterior a H. James una<br />

atención preponderante.<br />

La ―perspectiva‖, ―foco‖ o ―aspecto‖ es posiblemente el pilar fundamental de la<br />

estructura narrativa. La focalización tiene muy diferentes desarrollos posibles.<br />

Cada novela puede adoptar un ángulo de visión diferente; es más cada<br />

narrador en una misma novela - como El cuarteto de Alejandría - puede<br />

ofrecer la realidad desde una posición. Por ello el análisis narratológico ha<br />

prestado su mayor atención a las tipologías donde recoger las más comunes y<br />

desarrolladas posibilidades aspectuales.<br />

Para salvar la mezcla de criterios y limitarlos a la visión, T. Todorov recoge de<br />

J. Pouillon ―visión por detrás‖, que Todorov simboliza con la fórmula Narrador<br />

personaje (en ella el narrador dice más delo que pueda saber ninguno de los<br />

personajes);2) la que Pouillon llama ―visión con‖, que Todororov simboliza con<br />

narrador = personaje ( el narrador no ve más que lo que sabe tal personaje;3)<br />

el relato objetivo o behaviorista que Pouillon llama ―visión desde fuera‖ que<br />

responde en Todorov a la fórmula narrador personaje ( el narrador ve menos<br />

de lo que sabe cualquiera de sus personajes; sólo asiste a sus actos, pero no<br />

tiene acceso a ninguna conciencia).<br />

G, Genette sigue a Todorov y Pouillon sólo que rebautiza la trilogía<br />

añadiendo algunas precisiones. Para el primer tipo, el relato clásico<br />

omnisciente., G, - Genette habla de relato no - focalizado o focalización -cero .<br />

el segundo tipo es denominado por Gennette focalización interna ( dentro de la<br />

cual distingue una focalización fija, de un variable, y otra múltiple , según sea<br />

uno, varios , o muchos personajes los que aporten la visualización de la<br />

historia). Por último, el tercer tipo es llamado focalización externa, en que el<br />

focalizador ve a los personajes desde fuera, sin entrar en su conciencia: es el<br />

relato llamado ― objetivo‖ popularizado en la novela negra.<br />

A continuación detallamos otras categorías narratológicas.<br />

36


Acción narrativa. Cadena coherente de acontecimientos, regida por las leyes de<br />

la sucesividad y causalidad, y dotada de un significado unitario. Junto con el<br />

modelo actancial refleja la estructura de la historia que la novela cuenta.<br />

Agónico, personaje. Aquel que se debate entre continuas alternativas, y<br />

modifica por tanto su conducta y pensamiento a lo largo de la novela. equivale al<br />

Personaje redondo («round») de Henry James.<br />

Analepsis. Anacrónica consistente en un salto hacia el pasado en el tiempo de<br />

la historia, siempre en relación a la línea temporal básica del discurso novelístico<br />

marcada por el relato primario.<br />

Argumento. Resumen o síntesis de la historia narrada en una novela.<br />

Autobiografía. Narración retrospectiva autodiegética que un individuo real hace<br />

de su propia existencia, con el propósito de subrayar la constitución y el<br />

desarrollo de su personalidad. Una novela autobiográfica se diferencia de la<br />

autobiografía propiamente dicha tan sólo por un rasgo pragmático: el carácter<br />

ficticio del narrador autodiegético.<br />

Autodiegétlco. Dícese de aquel narrador que, como el de las autobiografías,<br />

refiere las experiencias de su propia vida.<br />

Autor. El escritor que produce una obra literaria, por ejemplo una novela. Es el<br />

emisor empírico de un mensaje consistente en la novela misma, recogido<br />

usualmente en un libro, del que somos receptores empíricos los lectores reales<br />

que el texto tiene, ha tenido y tendrá a lo largo de la historia.<br />

Autor implícito. La voz que desde dentro del discurso novelístico, de cuya<br />

estructura participa como sujeto inmanente de la enunciación, transmite<br />

mensajes para la recta interpretación de la historia, adelanta<br />

metanarrativamente peculiaridades del discurso, hace comentarios sobre los<br />

personajes, da informaciones complementarias generalmente de tipo erudito, e<br />

incluso transmite contenidos de evidente sesgo ideológico. Por todo ello tiende a<br />

confundirse con el autor empírico, del que, sin embargo, debe ser distinguido<br />

radicalmente.<br />

37


Cronotopo. Según Mijail M. Bajtín, la correlación esencial que se da entre las<br />

relaciones espaciales y temporales en la obra literaria en general y la narrativa<br />

en particular.<br />

Deícticos. Términos o expresiones-«yo», «tú», «aquello», «ahora», «aquí», etc.-<br />

que en la frase se refieren al contexto de su enunciación, esto es, a su emisor,<br />

su destinatario y las circunstancias de tiempo y espacio con ellos relacionadas.<br />

Desenlace. Acontecimiento que resuelve, al final del discurso narrativo, las<br />

intrigas planteadas a lo largo de la acción, cerrando el desarrollo de la historia<br />

con una situación estable (maduración, victoria, muerte, boda, éxito, fracaso,<br />

etc.).<br />

Descripción. La representación, mediante las palabras del discurso narrativo, de<br />

objetos, acres, paisajes y situaciones en una dimensión estática, especial, no<br />

temporal.<br />

Dialogismo. Según Bajtín, cualidad especialmente destacada en los discursos<br />

novelísticos por la cual estos resultan de la interacción de múltiples voces, con<br />

ciencias, puntos de vista y registros lingüísticos. Ese DIALOGISMO implica,<br />

pues, la<br />

Diálogo. Representación directa en el discurso novelístico del intercambio verbal<br />

entre dos o más personajes.<br />

Diégesis. El mundo ficticio en el que se sitúan los personajes, situaciones y<br />

acontecimientos que constituyen la HISTORIA narrada por una novela.<br />

Discurso. En la obra novelística, el plano de la expresión, de la misma forma<br />

que la historia representa el plano del contenido.<br />

Espacialización. Operación fundamental en el proceso de transformación de<br />

una historia en un discurso mediante una estructura narrativa. consiste en la<br />

conversión del espacio de la historia en un espacio verbal en el que se<br />

desenvuelvan los personaj es y situaciones m ediante procedimientos técnicos y<br />

estilísticos entre los que destaca la descripción.<br />

38


Estrategia narrativa. Conjunto de procedimientos y recursos que articulan las<br />

relaciones pragmáticas internas entre el narrador, el universo de la historia<br />

narrada y sus destinatarios implícitos.<br />

Ficción. Relato de una historia que no ha sucedido nunca en términos<br />

homólogos a aquellos en los que se contaría una historia real.<br />

Ficcionalidad. Cualidad específica de la ficción. Véase también pacto narrativo.<br />

Focalización. La elección de una o más perspectivas desde las que abordar el<br />

conjunto de la historia que se quiere transformar en un discurso modalizado.<br />

Función. Elemento estructural básico de un discurso narrativo. por ejemplo, los<br />

papeles de los actantes.<br />

Héroe. Protagonista principal de una novela.<br />

Heterocigótico. Aquel discurso cuyo narrador no pertenece como personaje a la<br />

historia (o diégesis) que se narra. También se puede, por tanto, atribuir este<br />

adjetivo al propio narrador que posee esta característica fundamental.<br />

Historia. En la obra novelística, el plano del contenido, de la misma forma que el<br />

discurso representa el plano de la forma. Prueba de la indisolubilidad de ambos<br />

está en que la historia sólo existe y es aprehensible a través del discurso.<br />

Homodiegético. Aquel discurso cuyo narrador pertenece en calidad de<br />

personaje a la historia (o diegesis) que se narra. Dícese también de ese<br />

narrador.<br />

In medias res. Planteamiento del discurso narrativo que por comenzar el relato<br />

en un punto medio del tiempo de la historia, como hizo homero en la Ilíada,<br />

provoca luego la retrospección o analepsis.<br />

Intertextualidad. El conjunto de relaciones que un texto literario puede mantener<br />

con otros.<br />

39


Literariedad. Según los formalistas rusos y checos, propiedad por la que un<br />

discurso verbal entre a formar parte de la literatura.<br />

Metanarración. Aquel discurso narrativo que trata de sí mismo, que narra cómo<br />

se está narrando.<br />

Mímesis. Principio básico de todas las artes según Aristóteles. En la novela, da<br />

lugar al realismo. En una acepción más restringida, equivale a objetividad y estilo<br />

directo.<br />

Monólogo interior. Discurso sin auditor y no pronunciado, por el que un<br />

personaje novelístico expresa su pensamiento más íntimo, próximo a lo<br />

subconsciente, antes de toda organización lógica, por medio de frases directas<br />

reducidas a una sintaxis elemental. En la tradición anglosajona es conocido<br />

como stream of consciousness, y en la tipología de dorrit cohn, como monólogo<br />

autónomo.<br />

Mundo posible. Noción procedente de la semántica formal pero de gran<br />

rendimiento para el estudio de los discursos novelísticos, en cuanto designa<br />

aquellos universos narrativos entendidos como construcciones semióticas<br />

específicas, de existencia puramente textual. Tales universos configuran un<br />

campo de referencia inferno que el rector de la novela llena de sentido actual<br />

mediante la proyección del campo de referencia externo que su propia<br />

experiencia de la realidad le proporciona. En este proceso radica la esencia del<br />

realismo novelístico.<br />

Narración. Acto de habla consistente en representar coherentemente una<br />

secuencia de acontecimientos real o supuestamente sucedidos. Es también el<br />

género literario derivado de ese acto de habla.<br />

Narrador. Sujeto de la enunciación narrativa cuya voz cumple las funciones de<br />

describir el espacio, el desarrollo del tiempo, los personajes de la novela y sus<br />

acciones.<br />

Narratario. Receptor inmanente de un discurso narrativo que justifica la<br />

fenomenicidad del mismo.<br />

40


Narratividad. Conjunto de propiedades que caracterizan la competencia<br />

narrativa y se den en los discursos producidos por ella.<br />

Narratología. Término propuesto por Tzvetan Todorov para designar la nueva<br />

teoría de la narración literaria.<br />

Niveles narrativos. En una novela en tercera persona, el narrador radicaría en<br />

un nivel básico extradiegético, los personajes de la historia en un segundo nivel<br />

intradiegético y cuando uno de ellos, mediante un desembrague interno,<br />

asumiese el papel de narrador secundario o paranarrador, se abriría el primero<br />

de los posibles niveles hipodiegéticos propios de las obras concebidas según la<br />

estructura de la llamada «caja china» o de la metanarrativa .<br />

Novela de aprendizaje. La que narra la historia de un personaje a lo largo del<br />

complejo camino de su formación intelectual, moral, estética o sentimental en el<br />

tránsito de la adolescencia y primera juventud a la madurez. Aunque se trata de<br />

un género presente desde antiguo en la literatura, acaso por su fundamento<br />

antropológico en los rituales de la iniciación, fue en Alemania conde fue definido<br />

en primer lugar su concepto bildungsroman- inspirado por el Wilhelm meisters<br />

lehrjahre (1796) de Goethe.<br />

Omnisciencia multiselectiva. Forma de modalización por la que la voz del<br />

narrador cuenta tan sólo aquellos aspectos de la historia perceptibles desde la<br />

perspectiva de dos o más personajes selectos, que le prestan así sus<br />

respectivos puntos de vista. Henry James les denominaba, por ello, reflectores.<br />

Pacto narrativo. Contrato implícito que se establece entre el emisor de un<br />

mensaje narrativo y cada uno de sus receptores, mediante el cual éstos aceptan<br />

determinadas normas para una cabal comprensión del mismo, por ejemplo la de<br />

la ficcionalidad de lo que se les va a contar, es decir, la renuncia a las pruebas<br />

de verificación de lo narrado y al principio de sinceridad por parte del que narra.<br />

Véase verosimilitud.<br />

Paratexto. El conjunto de elementos verbales -títulos de la obra, de sus<br />

41


capítulos, notes, marginalia, etc.- o incluso gráficos-retratos, dibujos, croquis,<br />

ilustraciones en general-que acompañan al texto novelístico propiamente dicho y<br />

que por lo tanto forman parte del discurso.<br />

Redondo, personaje. Nombre que Henry James da («round character») al que<br />

Unamuno calificaba como agónico. véase.<br />

Tema. Síntesis del significado esencial de una novela, que se extrae<br />

fundamentalmente de la historia.<br />

Temporalización. Proceso por el cual el tiempo de la historia se transforma en el<br />

único textualmente pertinente, el tiempo del discurso, mediante una estructura<br />

regida por los principios del orden y el ritmo. Véanse estos conceptos.<br />

Texto. En general, todo enunciado o conjunto de enunciados dotados de<br />

coherencia que pueden ser analizados. más concretamente, fijación verbal de un<br />

discurso.<br />

Tiempo. Factor estructurante decisivo de la novela en cuanto relato, con<br />

inmediatas implicaciones con la correspondiente categoría gramatical. véanse<br />

tiempo de la historia y tiempo del discurso.<br />

Tiempo del discurso. El tiempo intrínseco de la novela, resultado de la<br />

representación narrativa del tiempo de la historia. Véase temporalización.<br />

Voz. Aspecto de la modalización correspondiente a las instancias de enunciación<br />

presentes en un discurso narrativo. Véase dialogismo, modalización y visión.<br />

1.4. La novela , los géneros novelísticos y los estudios narratológicos<br />

Géneros literarios fundamentales<br />

Agrupaciones de textos literarios obtenidas mediante la combinación de rasgos<br />

temáticos, y formales (G.Genette).<br />

La clasificación de Aristóteles es la que más se usa como referencia: épico,<br />

dramático (y lírico). Para él, la imitación o mimesis se hace de dos modos:<br />

42


elatando o presentando, es decir, mediante narraciones (y tenemos la épica, -<br />

mimesis indirecta-) o mediante representaciones (y tenemos la dramática –<br />

mimesis directa-).<br />

No se sabe muy bien la razón de la ausencia del tercer género literario (la<br />

lírica), que es monológica y subjetiva, frente a las otras dos, dialógicas y<br />

objetivas.<br />

Épica (Narrativa)<br />

•La situación comunicativa que constituye básicamente la épica es la de<br />

alguien (un narrador) que cuenta algo, un acontecimiento.<br />

•El narrador (autor-narrador, personaje-narrador, etc.) es un ser ficticio, y entre<br />

él y el lector ha de darse un pacto ficcional, que hace que lo narrado se<br />

adscriba al género literario y a lo ficticio. En caso contrario estaríamos ante un<br />

reportaje periodístico, ante una crónica, etc.<br />

•Una de las formas más habituales de narrador es la del narrador omnisciente,<br />

por conocer lo externo y lo interno de los personajes; pero hay muchas más<br />

posibilidades, con el narrador sabiendo más, igual o menos que los personajes.<br />

•La sugestión de la realidad es otra característica de la narración literaria<br />

•La comunicación diferida caracteriza los géneros épicos frente a los<br />

dramáticos, e incluso frente a la huella oral de la poesía lírica. Por definición se<br />

cuenta una historia que pasó.<br />

•La forma narrativa suele ser la de la prosa, aunque en la epopeya clásica lo<br />

fuera el verso<br />

Géneros épicos o narrativos principales<br />

Cuento<br />

Se trata de un género breve en extensión en el que suele haber un único<br />

acontecimiento, una unidad espacial y una unidad temporal. Si hay<br />

diálogos también son breves. Por ello, cobran especial importancia inicial el<br />

título, el comienzo y el final.<br />

•Junto a la brevedad, su otra característica sobresaliente es la sencillez. Los<br />

personajes son esquemáticos y la sintaxis es simple, aunque esto puede variar<br />

con las épocas y los estilos.<br />

43


•Suele presentar un conflicto insólito o singular, que se va desenvolviendo a lo<br />

largo de la narración y con una solución no necesariamente final.<br />

•Pero su larga historia le hace sujeto a muchas variaciones; y por ello hay<br />

mucha diferencia entre los antiguos cuentos medievales, el cuento realista del<br />

XIX o el cuento hispanoamericano del XX.<br />

La unidad de acción conduce al cuento a un desenlace único (que puede ser<br />

abierto o cerrado), pero sobre todo tiene que mostrar la finalización de una<br />

acción comenzada y la singularidad de esa acción, que debe ser relativamente<br />

inesperada para el lector.<br />

•En los cuentos de ambiente, interiores, líricos o psicológicos la acción puede<br />

quedar en un segundo plano, pero siempre debe aparecer.<br />

•Frente a la novela, y en general, el cuento da más importancia a la acción y a<br />

la anécdota que a los personajes. Los personajes se suelen presentar ya<br />

hechos (no se describe su formación) y a menudo se convierten en símbolos.<br />

En general los personajes de los cuentos son más protagonistas de una acción<br />

que personas individuales.<br />

•El cuento también suele ser más monolítico o monológico y le cuesta aceptar<br />

elementos no directamente relacionados con la anécdota. La novela suele ser<br />

más abierta y miscelánea. (A veces se ha equiparado la novela al cine y el<br />

cuento a la fotografía)<br />

•En el cuento la narración suele darse en un avance y crecimiento de tensión<br />

hacia el clímax, que suele ser único. En la novela ese camino es más lento y<br />

está más lleno de altibajos, remansos, multiclimax, etc.<br />

Novela<br />

•Actualmente es el género épico más importante. Su nombre procede del<br />

italiano novella(relato breve), pero equivale al francés y alemán roman, al<br />

italiano romanzoy, parcialmente, al inglés romance.<br />

•Su característica esencial consiste en ser una narración extensa en prosa. Esa<br />

extensión es su rasgo más relevante, porque de ella depende el modo en que<br />

el autor se va a servir del material de la historia, de cómo va a construir su<br />

intriga y cómo va a introducir su variedad temática.<br />

44


•El héroe problemático o ‗degradado‘ es una de sus principales diferencias con<br />

la epopeya, e instituye a la novela como el mayor género épico de la<br />

modernidad. Acoge todo tipo de temas y circunstancias.<br />

•El hilo del relato puede alternar espacios narrativos con diálogos y<br />

descripciones a través de una gran variedad de fórmulas narratológicas. Los<br />

elementos esenciales son los personajes, el espacio, el tiempo y las acciones.<br />

La unidad conjunta de tiempo y espacio ha sido llamada cronotopo.<br />

Surge en Grecia y Roma entre los siglos II a.C. y III d.C., agrupadas en<br />

cuatro tipos principales: 1) viajes fabulosos, 2) amorosas, 3) satíricas y 4)<br />

bizantinas o de reencuentro.<br />

En estas novelas están ya diseñados los componentes básicos del género<br />

(espacio, tiempo, personajes, ambientes, diálogos) y la finalidad del autor<br />

(divertir, enseñar, denunciar)<br />

En la Edad Media tenemos la novela corta, y nuevos modelos de novela<br />

extensa, como la novela de caballerías o la novela sentimental<br />

En el Siglo de Oro (XVI-XVII) continúan la caballeresca y la sentimental, y<br />

surgen la pastoril, la picaresca y la novela morisca.<br />

En el Siglo de Oro surgen también las primeras reflexiones teóricas sobre la<br />

novela y algunos reproches sobre la negativa influencia de estas narraciones<br />

en lectores y lectoras.<br />

Con Cervantes y Don Quijote puede decirse que aparece la novela moderna:<br />

héroe problemático, perfeccionamiento estructural (superación del meramente<br />

episódico), metaliteratura, pluralidad narratológica, etc.<br />

En el XVIII surge en Francia y en Inglaterra la novela de análisis psicológico y<br />

de crítica de valores morales y religiosos. A finales de siglo aparecen unas<br />

novelas sentimentaloides que anuncian la sensibilidad romántica de comienzos<br />

del XIX.<br />

•En el XIX aparece una multiforme y rica producción de novelas. Durante el<br />

Romanticismo (1a mitad de siglo) destaca sobre todo la novela histórica,<br />

psicológica y social, y empiezan las novelas de folletín. Durante el Realismo y<br />

el Naturalismo (2a mitad de siglo) se logra una perfección técnica desconocida<br />

45


desde Cervantes, con la creación de personajes, mundos, y<br />

perfeccionamientos de técnicas de gran trascendencia<br />

•El XX se caracteriza por una gran transformación de las técnicas narrativas y<br />

los aspectos formales: temporalidades no lineales, perspectivismo, análisis de<br />

distintos estados psicológicos (sueños, flujo de conciencia), técnicas<br />

procedentes de otras artes (cine: flash back; música), complejidad<br />

narratológica, experimentación lingüística (novela del lenguaje), cruces con<br />

otros géneros literarios (novela lírica, novela de cuentos, etc.)<br />

Tipología y clasificaciones (I)<br />

W. Kayser distingue tres tipos principales de novelas, según el predominio de<br />

uno de los tres elementos fundamentales del relato<br />

1) Novelas de acción, en las que predomina la intriga y los acontecimientos y<br />

quedan en un segundo lugar la hondura de los caracteres o la descripción de<br />

ambientes y lugares.<br />

2) Novelas de personaje, en la que el primer plano lo ocupa la caracterización y<br />

el estudio directos o indirectos del o de los personajes, cuya problemática<br />

acapara el núcleo principal de la narración. Normalmente, el título de la novela<br />

es el nombre del personaje.<br />

3) Novelas de espacio y ambiente: la descripción y caracterización del<br />

ambiente social, político y de marco histórico de las acciones y personajes son<br />

el asunto principal de la novela, dejando la acción a los personajes en un<br />

segundo plano.<br />

La amplia gama de géneros y subgéneros novelescos podría incluirse en uno<br />

de esos tres tipos principales (ej. novelas de aventuras, de viajes, policiacas,<br />

etc. en el primer grupo; picaresca, autobiográfica en el segundo, pastoril,<br />

urbana, social, política en el tercero).<br />

Tipología y clasificaciones (II)<br />

•Según la técnica narrativa también puede proponerse otra clasificación: novela<br />

epistolar, perspectivista, impresionista, novela documental, etc.<br />

46


•O según la temática, tendríamos la novela de tesis, las filosóficas, la religiosa,<br />

etc.<br />

•Algunos tipos claves de novela<br />

•1) Novela de aprendizaje o Bildungsroman: En ella el protagonista va<br />

desarrollando su formación, educación y personalidad, normalmente en el paso<br />

de la juventud a la madurez, desde el comienzo hasta el final del relato. En<br />

dicho periodo se modela su carácter, su concepción de la vida, etc. A veces<br />

coincide con el motivo de la ‗búsqueda‘ y se estructura en torno a la<br />

experiencia de un viaje exterior que funciona como recurso para desarrollar y<br />

descubrir el interior. Ej. Lazarillo<br />

•2) Novela de aventuras: Construida en torno a una serie de acontecimientos<br />

inesperados, a veces extraordinarios, en los que el protagonista (heroico<br />

normalmente) logra conseguir un objetivo y recuperar el equilibrio inicial de la<br />

anécdota tras superar una serie de obstáculos y situaciones arriesgadas. El<br />

recurso al viaje suele ser otra de las características habituales en estos relatos.<br />

Ej. Los trabajos de Persiles y Segismunda(Cervantes).<br />

3) Novela bizantina: Surge en la literatura griega y suele narrar la historia de<br />

una pareja de novios que desean casarse pero que antes de conseguirlo se<br />

ven obligados a superar una serie de obstáculos de todo tipo (naufragios,<br />

prisión, etc.). Ejs. Libro de Apolonio(anónimo, c. 1250), Los trabajos de Persiles<br />

y Segismunda(Cervantes).<br />

4) Novela corta: un relato intermedio entre el cuento y la novela extensa. El<br />

origen de la palabra es el italiano novella, que sí contiene el significado de<br />

brevedad y se opone al romanzo, o novela larga que no tiene equivalente en<br />

español. A veces se le llama cuento largo, pero se prefiere novela corta. Otras<br />

veces se la considera diferente del cuento y de la novela extensa sólo por las<br />

implicaciones de su diferente extensión. En sus Novelas ejemplares, Cervantes<br />

reclama haber sido el iniciador del género en España. Realmente sí son<br />

originales en sus argumentos y técnicas, y también bastante perfectas, pero no<br />

puede decirse que sean las primeras. Se cultivan mucho en el XVII, y en<br />

general tienden a ser menos realistas que las novelas extensas.<br />

5) Novela de costumbres: novelas de tipo realista donde se ofrece una visión<br />

de conjunto de los problemas, aspiraciones, virtudes y vicios de los diferentes<br />

47


grupos sociales, simbolizados en tipos como el avaro, el negociante, etc. Es<br />

característica del s. XIX.<br />

•6) Novela documental: relato en los que aparecen documentos de tipo<br />

sociológico, periodístico, jurídico, etc., intencionalmente insertos en el universo<br />

novelesco.<br />

•7) Novela epistolar: relato de ficción escrito en forma de carta, que un emisor<br />

(el narrador) envía a un narratario o destinatario interno. Ejs. El Lazarillo, La<br />

incógnita(Benito Pérez Galdós).<br />

•5) Novela de costumbres: novelas de tipo realista donde se ofrece una visión<br />

de conjunto de los problemas, aspiraciones, virtudes y vicios de los diferentes<br />

grupos sociales, simbolizados en tipos como el avaro, el negociante, etc. Es<br />

característica del s. XIX.<br />

•6) Novela documental: relato en los que aparecen documentos de tipo<br />

sociológico, periodístico, jurídico, etc., intencionalmente insertos en el universo<br />

novelesco.<br />

•7) Novela epistolar: relato de ficción escrito en forma de carta, que un emisor<br />

(el narrador) envía a un narratario o destinatario interno. Ejs. El Lazarillo, La<br />

incógnita(Benito Pérez Galdós).<br />

•8) Novela existencialista: De origen filosófico (existencialismo), se da sobre<br />

todo en el s. XX. Transmiten un sentimiento trágico de la vida y una angustia<br />

ante lo que consideran un absurdo. A menudo se coloca a los personajes en<br />

situaciones límite y bajo la amenaza de la muerte. La vida social y personal<br />

aparece como un caos, llena de personajes solitarios interiormente,<br />

incomunicados, en situaciones de injusticia o violencia. Suele haber<br />

condensación del tiempo, una clara identificación entre el protagonista y el<br />

autor y una insistencia en el desajuste social y vital de ese protagonista.<br />

9) Novela de folletín: novela en edición seriada aparecida en la prensa<br />

periódica y muy típica del XIX. Hay dos formas propiamente hablando: 1) La<br />

novela de folletín, publicada por capítulos en periódicos y revistas, 2) la novela<br />

por entregas, distribuida por capítulos o secciones de forma independiente<br />

(pliegos o cuadernillos, entrega a domicilio, etc.). De público popular y masivo,<br />

son relatos melodramáticos, normalmente con heroínas bondadosas en manos<br />

de dueños malvados que al final son rescatadas por un personaje bueno que<br />

48


estaura la armonía y la justicia. Quieren parecer realistas, pero los personajes<br />

son siempre planos y maniqueos. Las tramas y argumentos son realistas pero<br />

poco verosímiles, llenos de vueltas, revueltas y sorpresas inesperadas e<br />

ilógicas.<br />

•10) Novela gótica: Novela de misterio y terror cuya intriga suele desarrollarse<br />

en un castillo medieval, en el que suceden acontecimientos extraños e<br />

inquietantes. Algunos elementos recurrentes son: amor, misterio, mujer joven<br />

en peligro, aparición de seres fantasmagóricos, etc. Es el antecedente de la<br />

novela de terror, donde los seres monstruosos tienen un mayor protagonismo.<br />

11) Novela histórica: Surge propiamente con el Romanticismo, con Walter Scott<br />

(Ivanhoe), A. Dumas (Los tres mosqueteros), etc. Se explica por el deseo<br />

romántico de recuperación de épocas históricas con otros valores diferentes.<br />

Se trata de recrear el pasado histórico también con ciertas intenciones<br />

arqueológicas. En Europa las acciones se suelen situar en la Edad Media, y en<br />

América, en la América pre-hispánica, pero luego no son recreaciones objetivas<br />

sino aventuras con ideales románticos pero ambientadas en esos lugares<br />

exóticos.<br />

Se ha cultivado desde el Romanticismo, y sigue siendo uno de los subgéneros<br />

novelescos de más auge, ocupando con frecuencia la lista de los best-sellers.<br />

•12) Nueva novela, o novela del lenguaje: El término se emplea por primera vez<br />

en Hispanoamérica, para designar a la novela del boom. Se trata de un tipo de<br />

novela que quiere superar el simple realismo y que empieza a dar una gran<br />

prioridad a los recursos narrativos y formales no presentes en la novela<br />

tradicional: Algunos ejemplos de esos recursos, explicados en parte por el<br />

influjo de las vanguardias: uso del monólogo interior, lenguaje intencionalmente<br />

barroco, fragmentarismo, los objetos en primer plano, difuminación de trama,<br />

personajes y acción, onirismo, yuxtaposiciones sintácticas, paralelismos<br />

narrativos, flash-back, lenguaje oral como frecuente punto de partida,<br />

experimentación léxica.<br />

13) Novela lírica, poética o poemática: Relatos en los que la narración está<br />

dominada por la subjetividad y en la que se percibe un cuidado especial por la<br />

forma, al modo de lo que ocurre en la lírica. No se trata tanto del<br />

experimentalismo de la novela del lenguaje cuanto de darle un protagonismo<br />

en función de sus posibilidades estilísticas encaminadas hacia la belleza.<br />

49


Suelen ser relatos autobiográficos, o en forma de diarios, o epistolar. No suelen<br />

dar importancia a la acción ni a la aventura exterior sino a la vida interior de los<br />

personajes, y a las tensiones o dilemas psicológicos. El tiempo también se<br />

estanca o se usa con frecuencia en retrospectiva y por ello es también<br />

frecuente el monólogo interior<br />

14) Novela negra: Es un subgénero de la novela relacionado con la novela<br />

policíaca o detectivesca pero que pone un mayor énfasis en la denuncia social<br />

y en los conflictos internos de los personajes que en la solución del enigma.<br />

15) Novela objetivista: Tipo de novela desarrollada en Francia entre 1953 y<br />

1970, con diversas denominaciones, como ―escuela de la mirada‖, ―noveau<br />

roman‖, ―objetivismo‖. Frente a la novela existencialista previa pretenden una<br />

novela completamente neutra, sin historia y sin personajes propiamente<br />

hablando. Están formadas por descripciones de objetos, personas, acciones<br />

sueltas, presentadas en su ser externo, sin finalidad ni objetivos. Una variedad<br />

es la novela conductista o behaviorista, donde el narrador sólo recoge los<br />

movimientos externos y los diálogos de los personajes, pero no sus intenciones<br />

ni su mundo interior.<br />

16) Novela pastoril: relatos en los que se exalta la vida del campo y se narran<br />

historias de amor entre pastores idealizados, una naturaleza también idealizada<br />

y frecuentes apariciones de personajes y lugares fantásticos. Procede de la<br />

literatura grecolatina y fue muy popular en el Siglo de Oro.<br />

•17) Novela picaresca: Tipo de novela nacido en España en el XVI, con El<br />

Lazarillo, que normalmente está escrito en perspectiva aprendizaje<br />

(Bildungsroman), convergente (los episodios convergen para explicar una<br />

situación final) y retrospectivo (se narra el pasado desde el presente).<br />

•18) Novela policiaca: El típico relato donde se desenmascara al culpable o<br />

culpables de un crimen. Parecen estar originadas en el interés que<br />

despertaban en Inglaterra los informes periodísticos sobre la búsqueda y<br />

capturas de diversos delincuentes. El esquema de la acción suele ser muy<br />

semejante: existencia de un crimen en principio inexplicable, investigación,<br />

solución. Suele tener una trayectoria inversa, pues se trata de reconstruir el<br />

pasado, y una configuración maniquea de los personajes (buenos, malos, sin<br />

transición).<br />

50


•19) Novela realista: La característica del XIX, aunque luego se ha extendido<br />

esa calificación para todas aquellas que cumplen ciertas características: afán<br />

de verosimilitud, mimesis y copia de la realidad contemporánea, descripciones<br />

frecuentes y más o menos extensas, narrador omnisciente, tendencia a la tesis<br />

o propuesta ideológica, presencia de la historia contemporánea a la novela,<br />

cierto descuido o prosaísmo del lenguaje.<br />

•20) Novela rosa: relatos pertenecientes normalmente a la para o subliteratura<br />

dirigidos normalmente a un público femenino de escasa cultura y que busca en<br />

ellas una evasión soñadora y una gratificación de sus deseos de felicidad.<br />

Caracterizado por un argumento simple, ausencia de sentimientos y<br />

psicologías profundas, erotismo fácil, ambientes y lugares lujosos o<br />

idealizados. Relacionada con ésta suele considerarse a la novela galante o<br />

erótica, con mayor carga de erotismo y sexualidad desintegrada del personaje,<br />

pero normalmente de escaso interés y calidad literarios.<br />

•21) Novela sentimental: Tipo de relato de amor cortés, con elementos de<br />

novela caballeresca que se da en España desde 1439 hasta mediados del<br />

XVII, aproximadamente. Sus notas más características suelen ser: temática del<br />

amor no correspondido, análisis minucioso de las vivencias internas y<br />

amorosas de los personajes, brevedad, argumento simple, lugares lejanos<br />

tendencia a la alegoría, formas narrativas variadas (cartas, autobiografía,<br />

sermón, etc.).<br />

Otros conceptos de Narratología<br />

•Autor: El emisor o emisores históricos y extratextuales responsables del relato<br />

en su conjunto. Puede o no coincidir con el narrador. El autor real puede<br />

inventarse un autor ficticio que igualmente puede o no coincidir con el narrador.<br />

•Narrador: La voz textual creada por el autor y que relata la anécdota de<br />

la historia. Normalmente es uno de los elementos que distingue al género épico<br />

del lírico y del dramático, pues se interpone entre el lector y el contenido del<br />

texto. El narrador puede encontrarse al margen de los acontecimientos, no ser<br />

protagonista, y entonces es una narración en tercera persona o de narrador<br />

heterodiegético. Si el narrador es protagonista de la historia y la narra en<br />

51


cuanto tal o como testigo, tenemos una narración en primera persona o de<br />

narrador homodiegético. Si es relato autobiográfico tenemos a un narrador<br />

autodiegético. Si es un narrador interno al relato principal tenemos un narrador<br />

en segundo grado o metadiegético.<br />

Personajes: El término deriva de la palabra latina ‗persona‘ (‗máscara‘),<br />

aplicado a cada uno de los actantes de una obra de teatro. Hay varias<br />

clasificaciones.<br />

•1) Por su configuración y grado de individualidad: a) estereotipos (retrato<br />

prefijado y reiterativo, sin individualidad);<br />

b) tipos (personajes reconocidos por el público o lector, sin individualidad<br />

completa pero un poco más complejos que los estereotipos);<br />

c) personajes-tipo: personajes en funciones fijas pero con individualidad muy<br />

marcada;<br />

d) personajes individuales (originales e irrepetibles, aunque pueden generar<br />

imitadores o tipos)<br />

•2) Por su gradación jerárquica: principales (protagonista/s y/o<br />

coprotagonista/s) y secundarios (deuteragonista, tritagonista, etc.) Al oponente<br />

del héroe se le llama antagonista<br />

•3) Por su génesis y desarrollo: seres prefijados, que no evolucionan a lo largo<br />

del relato, y seres ‗vivos‘, que van cambiando en función de sus experiencias<br />

en el relato.<br />

•4) Por su grado de complejidad: a) planos, si están constituidos en torno a una<br />

sola cualidad o característica, b) redondos: si tienen la complejidad,<br />

ambigüedad o riqueza psicológica del entorno.<br />

5) Por su unidad/pluralidad: a) individuales, b) colectivo, cuando es un grupo<br />

concreto en el que no sobresale de forma llamativa ningún personaje o<br />

protagonista concreto<br />

•6) Por sus funciones en la narración: protagonista narrador, narrador testigo,<br />

alter-ego del autor, etc.<br />

•7) Por sus funciones en la acción: sujeto, objeto, protagonista, antagonista,<br />

destinatario, adyuvante, oponente, etc.<br />

•Acción: En las narraciones lineales lo habitual es la prótasis(introducción),<br />

epítasiso crisis(el nudo ) y la catástrofe(o desenlace), con más o menos<br />

52


momentos de tensión y distensión (clímax, anticlímax). La trayectoria de la<br />

acción puede ser lineal, circular, fragmentada, continua, etc.<br />

•Punto de vista, ‗focalización‘ o perspectiva: Es el ángulo de visión en el que se<br />

ubica el narrador para relatar la historia. Algunos ejemplos, que pueden<br />

aparecer como únicos o que se pueden mezclar en una misma narración:<br />

Narración en primera, segunda o tercera persona.<br />

Narrador omnisciente, narrador protagonista, narrador-personaje secundario,<br />

narrador-varios personajes, narrador testigo pero no protagonista<br />

Distancia o nivel de identificación con los personajes: personaje heroico,<br />

personaje mimético, personaje ridículo, héroe/antihéroe<br />

Focalización cero (omnisciente), focalización interna (narrador-personaje),<br />

focalización externa (narrador-testigo no personaje)<br />

Tiempo: La categoría relacionada con la duración, sucesión y orden de los<br />

fenómenos en la narración. Algunas posibilidades: La historia puede ser<br />

contada en presente, en pasado, adelantando acontecimientos, con retrocesos<br />

o ‗flash-backs‘.<br />

Distinción entre tiempo cronológico (el externo a los personajes) y subjetivo (el<br />

de la conciencia de los personajes)<br />

Distinción entre fábula(orden cronológico de los hechos de una historia) y<br />

trama(orden en que el narrador presenta esos hechos)<br />

Distinción entre linealidad diacrónica(la narración coincide con la sucesión<br />

temporal de los hechos), prolepsis (anteposición o anticipación de los hechos –<br />

ej. novela policíaca-) y analepsis(en el desarrollo del relato se insertan hechos<br />

anteriores al tiempo de ese primer relato), o entre diacronía(lineal) y anacronía<br />

(no lineal)<br />

Relaciones de duración: pausa(al tiempo del discurso no le corresponde tiempo<br />

en el relato –ej. descripciones), elipsis(al tiempo de la historia no le<br />

corresponde tiempo en el discurso (omisiones de épocas de los personajes),<br />

escenas (simultaneidad entre discurso y relato: diálogos, monólogos; también<br />

se llama isocronía), resumen(condensación temporal), análisis (amplificación).<br />

Relaciones de frecuencia: singulativo(un único acontecimiento evocado en un<br />

único discurso), repetitivo(un único acontecimiento contado en diversos<br />

discursos), iterativo(un único discurso evoca acontecimientos semejantes)<br />

53


Espacio: No hay clasificaciones terminológica precisas, pero sí hay una<br />

tipología y unas relaciones interesantes que suelen tener una vinculación muy<br />

estrecha con la narración y los personajes: lugares ‗reales‘ y lugares<br />

simbólicos; espacios abiertos y espacios cerrados, espacios tópicos y<br />

tipificados (locus amoenus, castillo gótico, salón modernista, etc.), cronotopo<br />

(relaciones recurrentes entre espacio y tiempo: viaje, etc.)<br />

•Corriente de conciencia: representación escrita de los pensamientos de un<br />

personaje, habitualmente sin respetar la gramaticalidad de las oraciones. El<br />

monólogo interior es una técnica narrativa que viabiliza la representación de la<br />

corriente de conciencia de un personaje. El monólogo interior expresa siempre<br />

el discurso mental, no pronunciado, de los personajes.<br />

•Diégesis: sinónimo de historia o también el universo espacio-temporal en el<br />

que se desarrolla la historia. A partir de este concepto aparecen otros como<br />

extra o intradiegético, homo o heterodiegético, etc.<br />

•Digresión: la dinámica de la narrativa es interrumpida para que el narrador<br />

formule asertos, comentarios o reflexiones normalmente de carácter genérico y<br />

que transcienden lo concreto de los eventos relatados; por eso la digresión<br />

corresponde, en principio, a una suspensión momentánea de la velocidad<br />

narrativa adoptada.<br />

•Epílogo: Como sugiere la etimología del término (del gr. epi: ―sobre‖;<br />

logos―discurso‖), el epílogo está constituido por un capítulo o comentario,<br />

normalmente breves, que aluden, al final de la narrativa, al destino de los<br />

personajes más destacados de la acción, después de ocurrido el desenlace.<br />

In medias res (―en medio de los acontecimientos‖): el narrador inicia el relato<br />

por eventos situados en un momento ya adelantado de la acción, normalmente<br />

recuperando después los hechos anteriores a través de una analepsis.<br />

•Incipit: en la narrativa literaria como en el texto artístico de un modo general, el<br />

incipit o comienzo corresponde al lugar de demarcación de una frontera,<br />

separando en cierto modo ese mundo ficcional, que va a ser representado, del<br />

mundo real en el que se encuentra el lector.<br />

•Intrusión del narrador: En un sentido general, se trata de toda manifestación<br />

de la subjetividad del narrador proyectada en el enunciado, manifestación que<br />

puede revertirse de características muy diferentes y explicarse por diversos<br />

motivos.<br />

54


•Mímesis: Imitación de una persona o de cualquier otra realidad a través de la<br />

palabra o el gesto. Concepto clave a la hora de definir el realismo o no realismo<br />

de una narración, y todos los conceptos colindantes (verosimilitud, fantasía,<br />

etc.).<br />

•Mise en abyme: Dentro de una narración se relata otra análoga o especular a<br />

la primera.<br />

•Metanarración: El discurso narra cómo se está llevando a cabo la narración.<br />

•Paratextos: todo aquello por lo que un texto se hace libro o y se propone como<br />

tal a sus lectores. Se aplica no sólo a la narrativa sino a todo texto literario en<br />

general: títulos, dedicatorias, ilustraciones, notas, prefacios, etc.<br />

Lector: Puede clasificarse en extratextual o intratextual, según aparezca o no<br />

explicitado en el texto. Puede haber cruces entre estas categorías<br />

•1) Lectores extratextuales: a) lector real, histórico o empírico: receptores<br />

históricos, físicos del texto. Pueden o no ser contemporáneos a la publicación<br />

del texto. En este grupo, es clave el llamado grado de competencia lectora<br />

b) lector pretendido: el lector en quien el autor piensa intencionalmente al<br />

redactar su texto. Normalmente es un lector inmediato y contemporáneo al<br />

autor.<br />

c) lector implícito, es el lector (textual o no textual) que debe existir para<br />

entender el texto como un acto narrativo.<br />

d) lector ideal: capaz de comprender todas las posibilidades y significados del<br />

texto. Es una construcción abstracta.<br />

•2) Lectores intratextuales: a) destinatario: puede coincidir con el lector<br />

pretendido, pero el destinatario tiene aparición textual, normalmente en los<br />

paratextos del relato, y normalmente tiene una existencia histórica, aunque a<br />

veces hay destinatarios ficticios.<br />

b) narratario: a quien explícita y textualmente se dirige el relato.<br />

c) archilector o archilectura: el conjunto de todas las lecturas que se han hecho<br />

o se harán de un texto.<br />

d) lector representado, figurado: el lector que a la vez es personaje del relato.<br />

55


CAPÍTULO II<br />

<strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />

CANTUTEÑOS<br />

56


CAPÍTULO II: <strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />

CANTUTEÑOS<br />

2. El canon literario peruano<br />

2.1. La narrativa peruana y la generación de los escritores cantuteños<br />

Generación del cincuenta<br />

La modernización de la narrativa peruana comienza con la Generación del<br />

'50, enmarcada políticamente con el golpe del General Manuel A. Odría en<br />

1948 y las elecciones de 1950 en las que se autoelige Presidente de la<br />

República. Durante la década anterior había comenzado un movimiento<br />

migratorio del campo a la ciudad (preferentemente a la capital), que durante los<br />

años cincuenta se potencializa al máximo y resulta en la formación de<br />

barriadas y pueblos jóvenes, la aparición de sujetos marginales y desplazados<br />

socialmente. La literatura producida en este período estuvo influida<br />

notablemente por las vanguardias europeas; en particular, el llamado<br />

modernismo anglosajón de Joyce y en el ambiente norteamericano la obra<br />

novelística de Faulkner y la Generación Perdida. También influyó notablemente<br />

la literatura fantástica de Borges y Kafka. A esta generación pertenecen Carlos<br />

Eduardo Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Mario Vargas Llosa, entre otros.<br />

La generación del cincuenta es un momento en el que la narrativa se vincula<br />

de forma muy fuerte con el tema del desarrollo urbano, la experiencia de la<br />

migración andina hacia Lima (un incremento drástico de la población a partir de<br />

finales de la década del 40). Muy relacionada con el cine neorrealista italiano,<br />

presenta la realidad de la urbe cambiante, la aparición de personajes<br />

marginales y problemáticos. Entre los narradores más representativos resaltan<br />

Julio Ramón Ribeyro con Los gallinazos sin plumas (1955), Enrique Congrains<br />

con las novelas Lima, hora cero (1954) y No una, sino muchas muertes (1957)<br />

y Luis Loayza.<br />

57


Junto a los narradores, surge un grupo de poetas entre los que destacan<br />

Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Carlos Germán Belli, Francisco<br />

Bendezú, Juan Gonzalo Rose, Pablo Guevara. Estos poetas comenzaron a<br />

publicar su obra a partir de fines del 40, tal es el caso de Romualdo, luego lo<br />

harían Rose, Delgado, Bendezú, Belli. Guevara. Además, este conjunto se<br />

vinculó entre sí no sólo por las relaciones interpersonales, sino que desde el<br />

punto de vista ideológico se relacionaron por el marxismo y el existencialismo.<br />

Los poemas, desde una visión general, que escribieron adoptaron un tono<br />

protestatario y de compromiso social. Por ello, se reconoce al poema A otra<br />

cosa de Alejandro Romualdo en el arte poética de la generación del cincuenta.<br />

Esta generación reinvindicó a César Vallejo como paradigma estético y asumió<br />

el pensamiento de José Carlos Mariátegui en calidad de guía intelectual. Los<br />

poetas Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson,<br />

Antenor Samaniego, Blanca Varela, fueron conocidos como el grupo neo<br />

vanguardista, que comenzó a publicar sus poemas a fines de los años treinta,<br />

tal es el caso de Sologuren, luego vendrían los poemas de Salazar Bondy,<br />

Samaniego, Eielson, Varela, quienes mantuvieron una relación interpersonal en<br />

la revista Mar del Sur, dirigida por Aurelio Miró Quesada de clara tendencia<br />

conservadora; además, este grupo de poetas designó a Emilio Adolfo<br />

Westphalen como guía poético. A esta situación histórico - literaria, habría que<br />

añadir a los llamados Poetas del pueblo, vinculados al partido aprista fundado<br />

por Víctor Raúl Haya de la Torre. Estos poetas, militantes del aprismo a inicio<br />

de los cuarenta, fueron Gustavo Valcárcel, Manuel Scorza, Mario Florián,<br />

Ignacio Campos, Ricardo Tello, Julio Garrido Malaver, quienes reivindicaron<br />

como paradigma poético a César Vallejo. En resumen, se podría decir, que la<br />

Generación del 50, estuvo constituida por: Alejandro Romualdo, Washington<br />

Delgado, Juan Gonzalo Rose, Carlos Germán Belli, Francisco Bendezú y Pablo<br />

Guevara.<br />

Durante ese decenio y el siguiente el teatro experimenta un período de<br />

renovación, inicialmente con las piezas de Sebastián Salazar Bondy<br />

(generalmente comedias de contenido social) y más tarde con Juan Rivera<br />

Saavedra, con obras con fuerte denuncia social, influidas por el expresionismo<br />

58


y el teatro del absurdo. Durante estos años penetrará fuertemente la influencia<br />

de Brecht entre los dramaturgos.<br />

Generación del sesenta<br />

La Generación del 60 en Poesía tuvo a representantes del calibre de Luis<br />

Hernández, Javier Heraud y Antonio Cisneros, laureado con el Premio de<br />

Poesía Casa de las Américas, otorgado por Cuba. No sería serio olvidar en<br />

este acápite a los talentosos vates César Calvo, Rodolfo Hinostroza y Marco<br />

Martos. Cabe señalar, para evitar errores de interpretación, que Javier Heraud<br />

fue el verdadero paradigma generacional, que estuvo vinculado a la doctrina<br />

marxista y a la militancia política, mientras que Hernández y Cisneros, no.<br />

Como es fácil advertir, los coetáneos no constituye movimiento generacional.<br />

A esta generación en calidad de narradores, pertenecen Oswaldo Reynoso,<br />

Miguel Gutiérrez, Eduardo Gonzáles Viaña, Jorge Díaz Herrera, Alfredo Bryce<br />

Echenique,<br />

La narrativa y la poesía peruanas de fines de la década de 1960 tuvieron<br />

tanto un carácter generacional como uno ideológico. Era un tiempo en que la<br />

literatura era vista como un medio, como un instrumento, para crear una<br />

conciencia de clase. Eran los años del auge de la revolución en Cuba y en el<br />

Perú la mayoría de intelectuales ansiaban una revolución marxista que<br />

rompiera el viejo orden oligárquico y feudal. Algunos escritores aspiraban a un<br />

proceso como el cubano (el poeta Javier Heraud, por ejemplo, murió en mayo<br />

de 1963, en la selva peruana, integrando una columna que pensaba lanzar la<br />

lucha guerrillera), otros tenían sus propios modelos. En este periodo de intenso<br />

compromiso social al escritor le queda poco espacio para el compromiso con<br />

su propia obra. A fines de esta década surge el grupo Narración, influido por el<br />

maoísmo y liderado por Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso. Publicaron una<br />

revista con el mismo nombre, aunque tenían pensando llamarla "Agua",<br />

evocando a Arguedas y las tensiones sociales que muestra ese libro.<br />

Generación del setenta<br />

59


También a fines de la década del '60 surgen en la escena poética limeña los<br />

movimientos literarios Gleba (Ricardo Falla, Manuel Morales, Jorge Pimentel<br />

Jorge Ovidio Vega y otros), Estación Reunida (José Rosas Ribeyro, Elqui<br />

Burgos, Tulio Mora, Oscar Málaga, Ana María Mur y otros) y Hora Zero (Jorge<br />

Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, Feliciano<br />

Mejía entre otros). Estos grupos, que se decantarán luego en lo que se ha dado<br />

en llamar la Generación del 70, se caracterizaron por el tono protestatario e<br />

iconoclasta del yo poético que se evidencia más en textos y manifiestos de<br />

marcado acento ideológico en pro del socialismo que en sus expresiones<br />

estéticas. A raíz de una supuesta falta de compromiso social, se producen<br />

altercados entre uno de los líderes de Hora Zero, Jorge Pimentel, y el poeta, ya<br />

consagrado, Antonio Cisneros. En este marco se produce el curioso reto de<br />

Pimentel a un "duelo poético" a Cisneros (declamar ambos ante un público<br />

casual para que espontáneamente los circunstantes determinen al vencedor),<br />

pero éste no aceptó el desafío. "Han empezado con el píe derecho, camaradas.<br />

Ahora falta que escriban con la mano...", les dijo a sus jóvenes colegas. Cabe<br />

señalar, también, que en este periodo del proceso de la literatura peruana<br />

hicieron su aparición como poetas Rosina Valcárcel, Sonia Luz Carrillo, Enrique<br />

Verástegui, Carmen Ollé, Gregorio Martínez, Félix Huamán Cabrera, María<br />

Emilia Cornejo, Alfredo Pita, Patrick Rosas, Abelardo Sánchez León, Omar<br />

Aramayo y -ya en la segunda mitad de dicha década- Enrique Sánchez<br />

Hernani, Luis Alberto Castillo, Juan Carlos Lázaro, Bernardo Rafael Álvarez,<br />

Luis La Hoz, Armando Arteaga, entre otros. Algunos como Ollé, Pita, Rosas,<br />

Sánchez León y Aramayo harían luego una importante obra narrativa. También<br />

aparecen los primeros ensayos narrativos de Fernando Ampuero.<br />

En el teatro hace irrupción la creación colectiva frente a las obras de autor. El<br />

movimiento fue liderado por varios grupos teatrales surgidos en estos años,<br />

entre los que destacan Cuatrotablas, encabezado por Mario Delgado, y<br />

Yuyachkani, por Miguel Rubio Zapata, ambos creados en 1971.<br />

2.2. Gregorio Martínez Navarro<br />

Gregorio Martínez Navarro, nacido en Coyungo, Nazca, en 1942, es uno de<br />

los más destacados representantes, junto con Antonio Gálvez Ronceros, de la<br />

60


literatura de los negros en el Perú. Ambos escritores, para evitar la confusión<br />

evidente con la "novela negra" que es la literatura policial, han elegido una<br />

frase para referirse a sus escritos: literatura de campiña. Y efectivamente, los<br />

escritos de Martínez y de Gálvez aluden al campo costeño y sus personajes<br />

casi siempre son campesinos de la etnía negra. Martínez hizo sus estudios<br />

iniciales en Nazca, luego, en 1961, ingresó a la Universidad Nacional de<br />

Educación en Chosica, luego pasó a la Universidad Nacional Mayor de San<br />

Marcos en 1964, se graduó como bachiller en 1967 y obtuvo el título de<br />

profesor en 1969. Siguió estudios de lingüística entre 1969 y 1971 y fue<br />

incorporado como docente en 1971. Entre 1982 y 1984 trabajó en la<br />

Universidad de Grenoble. Actualmente reside en Estados Unidos y trabaja<br />

como anticuario.<br />

Ha escrito, entre otros, los siguientes libros: Tierra de caléndula (1977), Canto<br />

de sirena (1985), La gloria del piturrín y otros embrujos del amor (1985) y<br />

Crónica de músicos y diablos (1991). Si el primero de sus libros, Tierra de<br />

caléndula, es un conjunto de cuentos, de sabor clásico, que reúne relatos con<br />

personajes negros en su mayoría, los libros que siguieron son difícilmente<br />

clasificables. En Canto de sirena expone sus reflexiones sobre la vida y narra<br />

sus aventuras amorosas un anciano negro, Candelario Navarro. A pesar de ser<br />

Candelario Navarro un personaje real, Canto de sirena se relaciona<br />

genéricamente con la llamada novela-testimonio, de la que puede ser un<br />

ejemplo Biografía de un cimarrón, del cubano Miguel Barnet. La novela de<br />

Gregorio Martínez se ha relacionado también con Matalaché (1928), del autor<br />

afroperuano Enrique López Albújar. Crónica de músicos y diablos, su segunda<br />

novela, relata los viajes de una familia de músicos negros peruanos, los<br />

Guzmán, y la historia de los negros cimarrones de Huachipa.<br />

Puede decirse que Canto de sirena es una novela, pero es una narración<br />

peculiar, hasta cierto punto inimitable. Se trata de reflexiones sobre la vida que<br />

se hace un personaje negro de mucha edad, Candelario Navarro, quien aparte<br />

de caracterizarse por un humor, al mismo tiempo reflexivo y desenfadado, va<br />

llevando el apunte, de cada una de las aventuras amorosas que ha tenido<br />

durante su dilatada existencia. El texto muestra la sabiduría popular en distintos<br />

61


terrenos: en el conocimiento de la cocina popular, de la flora y fauna de Nazca,<br />

de las conductas de hombres y mujeres.<br />

Gregorio Martínez es en cierto sentido un continuador de la prosa vigorosa de<br />

Enrique López Albújar, quien en 1928 en su novela Matalaché, describe los<br />

desenfadados amores de un negro con una mujer blanca en los arenales de<br />

Piura. Martínez reivindica su filiación popular, lo hace a través de su límpido<br />

lenguaje que recoge y da lustre al habla de los negros, pero al mismo tiempo,<br />

en una serie de citas, muestra su aspiración de ser reconocido como un actor<br />

de la literatura del canon. El español que utiliza es aproximativo, a ratos<br />

arcaizante, lleno de neologismos, en conflicto permanente con la escritura<br />

académica. Por eso no llama la atención que en algunos textos de no ficción,<br />

que publica en diarios y revistas, Martínez entra en conflicto con la propia<br />

Academia de la Lengua a la que le reclama por su lentitud en incorporar<br />

palabras populares al diccionario. No otra cosa hizo Ricardo Palma en las<br />

postrimerías del siglo XIX. Crónica de músicos y diablos es un relato donde la<br />

historia se mezcla con la literatura y donde se narra la historia de los negros<br />

cimarrones de Huachipa. Con Gregorio Martínez se afirma la identidad<br />

afroperuana en nuestra cultura.<br />

Canto de sirena (1977), novela de Gregorio Martínez, es una sugerente<br />

representación del sujeto afroperuano. El discurso del protagonista cautiva por<br />

el lenguaje pintoresco, el humor popular y el sensualismo desbordante.<br />

De raíces africanas, a punto de cumplir ochenta y dos años, solitario, olvidado y<br />

en medio del caluroso desierto, Cornelio Candelario Navarro Arenaza, Candico,<br />

recuerda en desorden algunos episodios de su vida. En su discurso, emplea el<br />

lenguaje de los habitantes del sur de Ica y norte de Arequipa, región donde se<br />

desarrolla principalmente la novela. Los barbarismos «adebajo», «disvariar» y<br />

«vide», que quieren decir en su forma correcta «abajo», «desvariar» y «vi», se<br />

incluyen para aproximarse al habla popular. Asimismo, palabras como<br />

«asiesque», «derrepente» y «uñegato» provienen de la unión de vocablos.<br />

Para ganar expresividad, el narrador recurre a pleonasmos: «Yo miro con mis<br />

ojos» o «Me cojudearon a mí». En relación con algunos nombres propios,<br />

realiza modificaciones. Por ejemplo, el pueblo El Ingenio, el cometa Halley y la<br />

ciudad de Nazca figuran «Ingenio», «Jaley» y «Nasca», respectivamente.<br />

62


El humor se exhibe desde los apodos hasta las frases.. El carácter documental<br />

del libro recuerda a Los hijos de Sánchez (The Children of Sánchez,1961), del<br />

antropólogo estadounidense Oscar Lewis, de gran éxito en América Latina,<br />

obra que denuncia el sistema de explotación que padecen los pobladores de un<br />

suburbio mexicano. Canto de sirena intenta del mismo modo rescatar las<br />

experiencias de los menos favorecidos, registrar la lucha de los pobladores<br />

anónimos que mueren en desiertos calurosos con sed de justicia. Por eso, la<br />

novela termina con la frase: «Nadie sabe cuánto hemos sufrido, carajo».<br />

De los numerosos oficios a los que se dedicó Candico, el de huaquero es el<br />

más llamativo. Excavó ruinas con el «doctor Tello», personaje que se inspira en<br />

Julio C. Tello, uno de los arqueólogos que ayudaron a comprender mejor las<br />

culturas precolombinas Chavín, Paracas y Mochica. Siempre recuerda al<br />

investigador con mucho respeto: «Era un cholo panzón y confianzudo, diestro y<br />

conocedor como no he conocido otro». Por otro lado, el narrador denuncia el<br />

tráfico ilegal de artesanía prehispánica, pues le enoja enterarse de que algunas<br />

piezas finísimas terminen en colecciones en el extranjero.<br />

Con Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Antonio Gálvez Ronceros, entre<br />

otros autores, Gregorio Martínez perteneció al grupo literario de izquierdas<br />

Narración, contrario a la dictadura del general Juan Velasco Alvarado (1968-<br />

1975). Precisamente, las leyes de reforma agraria promulgadas por este<br />

régimen son duramente criticadas. Luego de un periodo de esplendor en<br />

manos del soberbio Félix Denegri, Coyungo se hunde en la miseria. Ni los hijos<br />

del hacendado, todos locos, ni los nuevos dueños pudieron detener la caída.<br />

Pese a que Candico cree en una maldición relacionada con Inés Casalino,<br />

quien se acostaba con su hijo mayor, las normas del régimen militar llevan a la<br />

ruina a los campesinos. «Qué sacamos con cosechar bastante algodón si todo<br />

el importe se queda en el banco del Gobierno», se queja el protagonista.<br />

En La orgía lingüística y Gregorio Martínez (1998), Milagros Carazas destaca la<br />

evolución de Candico, quien termina como depositario de la sabiduría popular.<br />

Ya anciano se pregunta si está pagando las maldades que cometió. A pesar de<br />

su desazón por la vida, cree en una mejora posible: «Antes que sea tarde<br />

deberíamos juntarnos todos los que no tenemos adónde caernos muertos y de<br />

un empujón arrimar a los cogotudos que se han hecho dueños de cuanto hay<br />

63


en el mundo». El libro mereció el Premio Bienal de Novela José María<br />

Arguedas en 1976, instituido por Goodyear del Perú S. A.<br />

2.3. Antonio Gálvez Ronceros<br />

Antonio Gálvez Ronceros (1932), profesor principal de la Universidad<br />

Nacional Mayor de San Marcos, es natural de Chincha, pueblo de ambiente<br />

rural del Sur Chico de la costa peruana. Con sus libros de cuentos, Los<br />

ermitaños y Monólogo desde las Tinieblas, Gálvez Ronceros "ha hecho<br />

aportes definitivos al cuento peruano, ha cimentado una tradición popular y<br />

ha abierto territorios narrativos que son ahora explorados por escritores de<br />

generaciones posteriores". Ellos permitieron constatar "que Gálvez Ronceros<br />

no sólo es un buen narrador de historias cortas, sino que, después de<br />

Ribeyro, es el más notable cuentista de la Generación del 50", como afirma<br />

Miguel Gutiérrez, en su libro Generación del 50: Un mundo dividido (Pág.<br />

139).Si bien su veta más conocida recrea el universo afro-peruano del Sur<br />

chico, en Historia para reunir hombres y luego en Cuadernos de agravios y<br />

lamentaciones se produce un cambio. El escenario es la ciudad y el lenguaje<br />

es otro. En la novela que está preparando, los hechos se desarrollan<br />

también en la ciudad. Lo que se mantiene constante en sus obras es su hábil<br />

manejo del lenguaje, su dosis de fantasía y humor... En 1974 obtuvo los<br />

premios primero y segundo de cuento en el concurso José María Arguedas<br />

organizado por la Asociación Universitaria Nisei del Perú; y en 1982, el<br />

primer premio de cuento y el segundo de periodismo en certámenes<br />

organizados por la Municipalidad de Lima.<br />

Aventuras con el candor (1989 )Selección de sus artículos publicados en los<br />

periódicos limeños La República y El Diario. Actitudes, personajes,<br />

costumbres, creencias, niveles de lenguaje popular, se encuentran<br />

impregnados de una fresca savia de humor sutil. En no pocos casos esta<br />

impregnación es sólo un tránsito hacia un propósito mayor: la desmitificación<br />

64


de creencias irracionales fuertemente institucionalizadas.<br />

Cuadernos de agravios y lamentaciones (2003).Este libro reúne 11 cuentos<br />

escritos en épocas distintas. A través de ellos se aprecia la oposición frontal<br />

entre explotadores y explotados, la óptica a favor de los ―humillados y<br />

ofendidos‖. "Si bien parece estar vinculada con una vertiente muy activa en las<br />

letras peruanas de los años 30 a 60: del realismo social al neorrealismo; sin<br />

embargo, la textura de los cuentos de Gálvez Ronceros se aparta de las<br />

convenciones de la narrativa realista.<br />

2.4. Félix Huamán Cabrera<br />

Nació en Pariamarca, provincia de Canta, Lima-Perú, el 15 de marzo de 1943.<br />

Sus padres fueron Adrián Huamán Velazco y Simona Cabrera Huamán.<br />

Estudio primaria en la escuela de su tierra natal y secundaria en el Colegio<br />

Nacional Mixto ―Gabriel Moreno‖ de Canta. Curso la formación superior en la<br />

Universidad Católica de Lima, Universidad de San Marcos y Universidad<br />

Nacional de Educación. Ha ejercido la docencia en muchas universidades.<br />

Actualmente trabaja en la Escuela de Postgrado de La Universidad de<br />

Educación. Pero su vida fue la literatura, en especial la narrativa; de ahí que<br />

sea autor de novelas, cuentos y poemarios Ha colaborado en muchos trabajos<br />

de investigación y juntamente con Carmela Abad su esposa ha elaborado<br />

textos escolares, históricos y didácticos con un afán de investigación y aporte a<br />

la cultura y educación de las futuras generaciones peruanas. Agomayo río de<br />

arena. Libro de cuentos aparecido en 1971, de ahí para adelante ha tenido<br />

muchas ediciones, la última fue publicada por Universidad Nacional de<br />

Educación, como homenaje a los treinta y cinco años de su primera edición. Se<br />

trata de 16 textos, aunque en la de 1980 (Ed. Amaru) contiene 18, cuyas<br />

temáticas de ambiente rural responden a asuntos y preocupaciones del mundo<br />

actual: migraciones del campo a la ciudad, conflictos sociales, luchas<br />

populares, mitos, leyendas, creencia; todos narrados con técnicas expresivas<br />

actuales en un lenguaje lleno se intensidad comunicativa. Agomayo, Mula de<br />

candela, La pasña del puquial, Plumas de otro ser, El cuento del río, Desde<br />

Carhua nos vinimos, La encañada, Tierra encima y tres cruces, En la piedra<br />

65


grande, No se la lleven, Sonrisa de sol a medio cerro, Los gabrielinos, Mi<br />

Huaros querido, Sangre nuestra, Los alisos, Llevando la bandera.<br />

Agua encanta (1978)Es una novela muy bella llena de encanto y de intensidad<br />

comunicativa, su primera edición fue en Huancayo, 1978. En ella se revela la<br />

fuerza poética y el cariño telúrico de la creación literaria, y demuestra la<br />

capacidad de comprender la realidad no sólo rural sino también la citadina;<br />

realidades que se ven reflejadas en sus problemáticas sociales a través de los<br />

conflictos por las que atraviesan los personajes. De ella ha dicho Manuel<br />

Baquerizo lo siguiente: ―Huamán escribe después del ciclo de la literatura<br />

tremendista sobre el lumpen proletariado. Por lo mismo su visión es más<br />

abarcadora. En él la prédica de la vuelta a la tierra, a la naturaleza y a la<br />

comunidad, es una característica inusitada. Su novela en este sentido es un<br />

fervoroso canto a la vida aldeana, al mundo rural y sencillo, a la fuente<br />

primigenia ―Pariamarca es flor, cariño, canción, olor, viento, aroma de<br />

heliotropo, matiz de muña, dulzura de chupa- chupa‖, al espíritu comunitario, al<br />

trabajo y al esfuerzo colectivo. Si en Yawar fiesta, la gran obra de Arguedas, se<br />

mostraba la capacidad y la decisión de los puquianos para construir una<br />

carretera, aquí se describe, con pasión hermosa, la pujanza y la tenacidad de<br />

los comuneros pariamarquinos para abrir una acequia. Este es el objeto central<br />

del libro. Sierpe de acero y soles de oro Novela basada en un hecho verídico<br />

llevado a cabo en la segunda década del presente siglo y recreado por la<br />

sabiduría popular hasta los límites del mito y la leyenda: el asalto perpetrado<br />

por nueve campesinos canteños, ex obreros mineros, al Ferrocarril Central en<br />

la zona más alta de la cordillera: Ticlio. De ahí que todo lo mágico no es más<br />

que una bella metáfora de la realidad y no hay cabida para las<br />

prestidigitaciones surrealistas. Las vivencias infantiles, fermentadas con las<br />

historias, cuentos, leyendas, tradiciones, consejas, decires, hechos y seres<br />

creados por la fantasía popular que viven y hasta ocupan un lugar dentro del<br />

contexto humano, han hecho posible crear una acción novelística de sostenido<br />

trabajo conceptual y expresivo, donde se demuestra fuerza creativa de temas y<br />

formas de expresión. De esta manera Sierpe de acero…se inscribe en una<br />

nueve característica de la literatura andina, tanto en el tratamiento de las<br />

estructuras narrativas como del proceso de temas y personajes, presentados<br />

66


en la técnica del destello (varias historias en base de un núcleo narrativo) cuyo<br />

antecedente fue el ejercicio novelístico Por la nieve habían venido aparecido<br />

por el año 1972.El toro que se perdió en la lluvia Este cuento largo o novelita<br />

corta (de 15 capítulos) apareció adscrito en el libro Agomayo en su primera y<br />

segunda ediciones, luego por el requerimiento de los lectores, sobre todo<br />

niños, se independizó y creció en su historia para editarse como un volumen<br />

aparte (ya van tres ediciones). Pero no fue escrita solamente para el consumo<br />

de niños, simplemente fue creada, como toda obra literaria, basada en la<br />

realidad con sus características de ficcionalidad y fantasía; con el correr del<br />

tiempo, los niños hicieron suyo el mensaje y ahora va de mano en mano dando<br />

vida al toro Canoso, protagonista de esta historia. La historia de este texto<br />

narrativo se desarrolla en base de la pérdida de un toro muy apreciado por la<br />

familia campesina que lo busca hasta el cansancio con empeño hasta llegar a<br />

la desesperación y la certeza de la irremediable pérdida. Pero en una noche<br />

cuando nadie se imaginaba la esperanza vuelve en el mugido del animal.<br />

Entonces retorna la alegría y la felicidad. Silbido en el maizal Libro de cuentos<br />

cuya temática andina responde al mundo actual, está constituido por textos<br />

trabajados con motivos y problemas basados en la realidad, pero logrados con<br />

calidad lo que les da trascendencia y valor artístico; todos ellos son afirmación<br />

de identidad cultural y dominio del arte narrativo. Silbido en el maizal es sonido,<br />

alerta, voz, eco, actitud de presencia en medio de la fructificación del sembrío;<br />

palabra del escritor que llega a los lectores lleno de armonía artística de<br />

tramas, historias, temas, personajes, problemas y realidades que se convierten,<br />

gracias a la palabra, en textos de intensidad creativa. Gorgorín, Pukachaka,<br />

Olor de agua, Te estoy esperando, El sueño tiene color, Hoy o nunca,<br />

Compadre Bernardino, Taurinada en Obrajillo, El Maizmoro, El nido, Canto de<br />

chiwaco, Maíz amarillo, Chanza del arpa, Paso del bailante, el bayo.<br />

En las espigas de junio. Sus personajes son jóvenes que viven inmersos dentro<br />

de los conflictos de una sociedad de los cuales son parte, compromiso y<br />

acción, pero también son particularidad llena de interioridad de amor y fantasía.<br />

De ahí la riqueza temática de esta novela donde la realidad como naturaleza,<br />

colectividad y cultura, especialmente peruana, se presenta descarnada a través<br />

de sus problemas esenciales: la juventud, el trabajo manual e intelectual, la<br />

sociedad como comunidad y modernidad, la supervivencia a través del<br />

67


comportamiento donde la búsqueda de justicia reina en medio de la violencia,<br />

falsedad e inhumanidad, la creencia en un escenario de valores y desvalores.<br />

Pero que por encima de todo se respira una poesía constante y una esperanza<br />

en el futuro a través de algunos temas que se convierten en símbolos muy bien<br />

delineados como son: el trabajo comunal, la vida escolar, la caída y<br />

construcción de la iglesia, la propagación del kikuyo y la respectiva extirpación,<br />

la violencia subversiva y represiva, los reclamos de los mineros de la yesera, la<br />

migración y otros temas que enriquecen la expresión y el contenido novelístico.<br />

Candela quema luceros. Es la novela que ha tenido más tiraje de impresión y<br />

va por la tercera edición (2006).Candela quema luceros es la metáfora que da<br />

título a la novela cuyo contenido tiene que hacer con los conceptos de fuego y<br />

luz. Uno que destruye, que todo lo convierte en ceniza y otro que da lumbre,<br />

guía y orienta. Contenido que refleja creativamente la realidad social en<br />

conflicto, enfrentamiento y guerra, historia que se dio en las dos últimas<br />

décadas del siglo XX en el Perú; como también la esperanza y las ganas de<br />

vivir de los hombres que sueñan con un mundo de justicia y paz. La historia<br />

verosímil de la novela está tratada desde un punto de vista contemporáneo, en<br />

cuanto a la expresión narrativa, lo que demuestra el conocimiento y oficio del<br />

autor. La acción principal, genocida, basada en el arrasamiento de una<br />

comunidad por parte de las fuerzas represivas, es presentada a través de una<br />

técnica circular donde se van dando de manera sucesiva historias particulares<br />

de las víctimas del abuso para que, al final, se presente la luz de la esperanza<br />

en medio de un cuadro de desolación y búsqueda del personaje principal. La<br />

forma circular hace posible presentar de manera intensa la trama central de la<br />

novela que está basada en el choque de culturas: la andina a través de sus<br />

costumbres, mitos, leyendas y tradiciones, y la occidental, pragmática, injusta,<br />

hedonista; como también las interrelaciones de prácticas cotidianas, sociales,<br />

represiones, venganzas, vida citadina, etc.<br />

La novela enfrenta, sin miedo ni temores, hechos, temas y problemas con<br />

profundidad y realismo, pero a la misma vez se expresa con brillo creativo y<br />

arte; de ahí su trascendencia y la intensidad lírica de la comunicación literaria.<br />

68


Caballo verde en copa de oro .Es un libro de cuentos donde la prosa narrativa<br />

está burilada en demostración de dominio y técnica para hacer más accesible<br />

la expresión literaria de temas sociales: orfandad, marginalidad, injusticia,<br />

luchas sindicales, sueños, creencias; desafíos de la naturaleza. Todos textos<br />

narrados con magistral comunicación. Los personajes, a diferencia de los libros<br />

de cuentos anterior de Huamán, son individualizados en sus comportamientos<br />

y tipificaciones y enmarcados en escenarios diversos y diferentes: barrios<br />

marginales, ferias pueblerinas, marchas de sacrificio, ciudades, anécdotas y<br />

hechos que han conmovido la historia social. Ganando en calidad literaria este<br />

libro es testimonio, protesta y prueba creativa de quien sabe escudriñar la<br />

realidad para elevarla por los cánones del arte y la palabra.<br />

Noche de relámpagos. Esta es una novela de lectura seductora que, a la<br />

misma vez, compromete a la conciencia para buscar la luz en medio de la<br />

oscuridad. Trata de la historia de un niño que queda huérfano después de una<br />

masacre a un pueblo campesino. A través de este personaje se simboliza a<br />

una nación herida en su mismo corazón, pero que busca la mano fraternal en<br />

medio de la desgracia. Del arrasamiento de pueblos en la sierra central y sur<br />

del Perú, se salva un niño y su abuela que deambulan entre la desolación y el<br />

recuerdo buscando algún asidero dónde pasar sus días. He aquí el tema de<br />

esta hermosa novela trabajada dentro de la linealidad narrativa, enriquecida<br />

con connotaciones verbales, lo que hace intensa su expresividad a través de<br />

relatos, diálogos, monólogos, prosopografías, descripciones; todos recursos<br />

combinadas con el certero dominio de la técnicas ficcionales donde la persona<br />

y el tiempo narrativos se relacionan muy bien para lograr develar contenidos de<br />

realismo objetivo y mágico de manera natural en una rica variación de<br />

situaciones. Qantu, flor y tormenta ―En esta novela, Félix Huamán se muestra<br />

como un narrador que ha asumido la modernidad de contar ficciones sin perder<br />

contacto con la realidad que le ha tocado vivir y, lo mejor de ello, sin desligarse<br />

de su amor telúrico por los Andes que lo vieron nacer sin separarse de su<br />

compromiso con los sentimientos de justicia social, parte esencial de su arte<br />

creativo. Al igual que Vallejo, Alegría o Arguedas y, por qué no, de López<br />

Albújar, en su obra ―encontramos el mismo germen de insatisfacción, de<br />

protesta social, de inconformismo‖ que en la de aquellos y que Eduardo<br />

69


Congrains Martín atribuyera –según nuestro entrecomillado- a la narrativa<br />

vallejiana proveniente de la entraña de su poesía. En Qantu flor y tormenta<br />

Félix Huamán Cabrera pone tal hito integrador enfrentándonos con la reciente<br />

cruda y dura realidad que nos tocara vivir durante la deflagradora guerra<br />

interna de los 70 mil muertos y 8 mil desaparecidos. Los mártires de La Cantuta<br />

asesinados en aquella ocasión como un acto de venganza contra el<br />

descabellado atentado de Tarata –el hecho aconteció dos días después de la<br />

irracional explosión miraflorina-, pasan en estas páginas a formar parte del<br />

imaginario popular, así como los pueblos arrasados por la guerra sucia también<br />

lo hacen. De esta manera la novela regional, la novela social y realista crítica –<br />

a las cuales hiciera alusión el critico uruguayo Ángel Rama- se reúnen en esta<br />

novela de Félix Huamán.‖ (Maynor Freire: Novela de cuatro vertientes y un solo<br />

fin).Ladraviento. Es un relato novelado donde la ternura de un niño se expresa<br />

a través de una serie de pasajes, tramas y estampas con su perro Negrón:<br />

Llegó muy pequeñito, Negrón se salvó de la muerte, Negrón cazador de<br />

perdices, Cuando el Negrón cogió al abigeo, Encontramos con hombres<br />

pequeñitos, La corrida, El perro cantor, Escuchamos el aullido de un cachorrito,<br />

etc. Cuentos, historias, descripciones, testimonios, aventuras, poesías hacen<br />

de la narración una comunicación muy vivaz y agradable hasta el punto de la<br />

sorpresa, la identificación, el recuerdo, una alegría constante, el vuelo de la<br />

imaginación a través de las diversas tramas, también la pena y el dolor. En una<br />

sola afirmación: logro de la palabra con emoción y sentimiento, arte literario.<br />

Ladraviento es un texto de gran calidad para la recreación, la lectura, la<br />

motivación de la fantasía en niños y adultos, donde el autor demuestra su<br />

versatilidad en el uso de la prosa y la intensidad de su creatividad.<br />

Los niños de barro Es una novela que a través del recuerdo se llega a la<br />

infancia para revivirla y hacer que los días adultos vuelvan a ser parte de la<br />

ternura, cariño hogareño, fantasía y emoción intensa. En ella se plantea el<br />

problema de la niñez, etapa fundamental de la vida y fuente inagotable de<br />

creación, donde la experiencia de sueños y vivencias, alegres y tristes, matizan<br />

la escritura y permiten un desarrollo narrativo de comunicación efectiva. En sus<br />

páginas encontramos a la naturaleza agreste pero también pródiga que moldea<br />

la vida de los niños, una familia que sobrevive a las adversidades, y una cultura<br />

70


llena de creatividad, ingenio y creencia. En ella encontramos sueños,<br />

recuerdos, hálitos de afirmación de la cultura andina en su esencia de vida y de<br />

rica fructificación. Un personaje que vuelve a su pueblo de origen después de<br />

muchos años, a pesar de la soledad e indiferencia (ya no lo reconoce nadie),<br />

se encuentra con su niñez a través de las cosas y de los recuerdos, motivo<br />

suficiente para hacer la reminiscencia de un pasado lleno de vida y de ilusión.<br />

Es una novela muy tierna, elaborada con el dominio magistral de la narración,<br />

donde la historia principal se matiza con relatos, cuentos, aventuras, anécdotas<br />

y otras formas de expresión.<br />

Altamar. Es un cuento largo basado en la historia de unos pescadores que<br />

quedan varados en medio del mar, habían llevado provisiones para un día de<br />

pesca, pero se quedaron muchos más. Entonces surge la zozobra y la<br />

desesperación. Al final un golpe de suerte hace que los encuentren, los salvan<br />

y son recibidos en medio del contento y la algarabía. La narración está muy<br />

bien sostenida y permite una lectura accesible para conocer esta problemática<br />

que el autor en otras oportunidades no había enfrentado. Lo que demuestra su<br />

capacidad de hacer literatura en diferentes campos de la realidad.<br />

2.5. Julián Pérez Huarancca<br />

Escritor ayacuchano que realizó sus estudios en la UNE en la década del 90<br />

y actualmente labora como docente en la Universidad Nacional Federico<br />

Villarreal y José Faustino Sánchez Carrión.<br />

Retablo", de Julián Pérez Huarancca, es una novela de diversas<br />

dimensiones. Justamente como un retablo ayacuchano la novela contiene<br />

varias historias narradas de manera discontinua por un narrador principal, pero<br />

a cuya voz se suman otras voces y otras memorias.<br />

Dentro de la estructura mayor, Retablo cuenta: 1) La historia familiar de los<br />

Medina Huarcaya; 2) La historia del pueblo andino de Pumaranra; 3) La historia<br />

de la crisis existencial de Manuel Jesús Medina, un Medina Huarcaya de la<br />

tercera generación y voz narrativa principal; y 4) La historia sobre la guerra<br />

subversiva a comienzos de los años 80 en esa zona de Ayacucho dirigida por<br />

Grimaldo Medina, hermano mayor del anterior.A partir del pueblo de<br />

71


Pumaranra (Víctor Fajardo-Ayacucho), el ámbito de la representación se va<br />

extendiendo por toda la región de los andes ayacuchanos y las ciudades de<br />

Lima e Ica, mientras el tiempo de las acciones abarca la vida de tres<br />

generaciones de los Medina Huarcaya y de su linaje enemigo los Amorín.<br />

La particularidad en la novela de Julián Pérez es que los notables y ricos de<br />

Pumanrara, presididos por el linaje de los Amorín, establecen alianzas con los<br />

"uquis" de Lucanamarca para apoderarse de las tierras y de la mina de sal de<br />

los pumaranrrinos. Estas contradicciones se manifiestan de manera<br />

concentrada en las familias de los Medina, considerados como "chutos" por el<br />

clan adversario, y los Amorin, principales entre los notables del pueblo de<br />

Pumanrara. La rivalidad entre ambas familias se agudiza con el asesinato del<br />

arriero Gregorio Medina Sacsara (padre de Néstor Medina y abuelo de<br />

Grimaldo y Manuel Jesús) por bandoleros disfrazados de Lucanamarca al<br />

servicio de Fausto Amorín, el viejo. Néstor, que fue testigo siendo casi un niño<br />

del asesinato de su padre, será testigo más delante de varias incursiones de<br />

fuerzas combinadas, de policías y lucanamarquinos, en una de las cuales la<br />

casa de los Medina queda reducida a cenizas.<br />

Uno de los pasajes épicos más notable de Retablo es aquel en que Clavelina<br />

Contreras, bella muchacha poseedora de la voz más hermosa del pueblo y<br />

virgen aún se une a la resistencia contra la mesnada del segundo Amorín y<br />

muere después de ser violada por la gendarmería. En medio de este clima de<br />

guerra no declarada más que secular, de odios y rencores, y en un momento<br />

en que los notables ejercen pleno dominio, llega a Pumanrara un forastero que<br />

se presenta como alfabetizador del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado.<br />

Los "uquis", que son enemigos de la Reforma Agraria velasquista, lo detienen y<br />

hacen pasar la noche en el cepo, y a la mañana siguiente, amarrado de<br />

espaldas a un burro chúcaro, lo expulsan de manera humillante del pueblo con<br />

el peligro de que perdiera la vida desabarrancándose a un abismo. Tiempo<br />

después, sin embargo, el forastero retorna a Pumaranra, pero esta vez se<br />

presenta como Antonio Fernández, experto en cuestiones agrarias interesado<br />

en estudiar las andenerías que utilizan los comuneros en la agricultura de la<br />

zona. En el tratamiento de la guerra subversiva, Julián Pérez ha evitado en<br />

gran medida el maniqueísmo, la idealización o estigmatización de los<br />

72


personajes por sus opciones políticas y, acierto notable, ha desideologizado el<br />

relato controlando el uso del metalenguaje ideológico-partidarista tan<br />

característico de las organizaciones de origen marxista-leninista-maoísta; así,<br />

por ejemplo, nunca se nombra a Sendero Luminoso cuyos destacamentos son<br />

llamados "rebeldes", "subversivos", "alzados", y sólo cuando es indispensable<br />

para la compresión del discurso narrativo se alude al Partido con la "P" como<br />

sigla. Por supuesto, el narrador no puede eludir el uso de la jerga de las<br />

fuerzas del orden y de los medios periodísticos contrarios a la subversión,<br />

como en el texto siguiente: "Una compacta columna de delincuentes<br />

subversivos al mando del sanguinario-polpotiano-terrorista-asesino-loco con el<br />

alias de "Antonio", fue abatido en las alturas de Pumaranra". Ahora bien. Uno<br />

de los mayores desafíos que la novela debe haberle planteado a su autor es la<br />

plasmación artística de Grimaldo Medina (la elección del nombre de Grimaldo,<br />

es una clara aunque secreta respuesta de Julián Pérez Huarancca al cuento de<br />

Luis Nieto Degregori, "Vísperas", pues el modelo real –Hildebrando Pérez<br />

Huarancca (hermano de Julián) - es el mismo en ambas historias.<br />

Una de las razones del retorno de Manuel Jesús a Huamanga y a la zona de<br />

Pumaranra es ubicar el lugar donde murió en combate y recoger testimonios<br />

sobre Grimaldo Medina, hermano mayor suyo y reivindicar su memoria. El<br />

resultado no es un personaje de una sola pieza, sin fisuras, ejemplar y heroico;<br />

según los recuerdos del narrador, fue un hermano protector, amante y<br />

respetuoso de sus padres, un oyente apasionado de la historia de Pumaranra y<br />

de Lucanamarca, en cuyo devenir tuvo lugar el asesinato de su abuelo y de las<br />

humillaciones, incluyendo la cárcel, que padeció su padre; pero también<br />

presenta a Grimaldo en su adolescencia y primera juventud como un fornicador<br />

empedernido que utiliza un leguaje grueso y aun obsceno cuando alude a sus<br />

aventuras amatorias; y tampoco oculta los hechos de sangre cometidos por el<br />

destacamento subversivo que él comandaba como consecuencia de ese lado<br />

oscuro e irracional que pueden alcanzar hasta las guerras más justas. Aunque<br />

no está exento del todo de maniqueísmo en relación a Lucanamarca (en<br />

algunas ocasiones el narrador apostrofa a sus pobladores como "raza maldita",<br />

"raza traidora", lo cual incluso es antidialéctico –"uno se divide en dos" decía el<br />

viejo Mao Tse-tung: no todos los alemanes durante la guerra fueron nazis, no<br />

73


todos los norteamericanos apoyaron la barbarie de Bush en relación a Irak o<br />

Afganistán), Retablo ofrece una visión distinta, por lo menos más matizada,<br />

sobre los sucesos atroces que ocurrieron en ese pueblo durante la guerra<br />

interna.<br />

De modo que ya en un plano extraliterario, la novela de Julián Pérez tendrá que<br />

ser tomada en cuenta para que historiadores del futuro, de espíritu abierto y<br />

equilibrado, formulen una versión más objetiva de lo que sucedió en<br />

Lucanamarca. El rol de Manuel Jesús como narrador-personaje merece un<br />

último comentario. Aunque es el narrador principal y quien desencadena la<br />

historia, su discurso no es ni narcisista ni monológico, pues al incorporar otras<br />

voces y otras memorias, relativiza su propia visión de los sucesos y confiere<br />

una dimensión dialógica al tejido narrativo. De otro lado, la representación que<br />

hace de sí mismo, dista de ser complaciente: a la profunda crisis existencial por<br />

la que atraviesa –ruptura matrimonial, sentimiento de haber fracasado en todas<br />

las metas que se impuso en la vida- se añade el secreto sentimiento de culpa<br />

que arrastra por haber abandonado a sus padres huyendo a Lima para evitar la<br />

represión militar por ser hermano del "sanguinario terrorista" Grimaldo Medina.<br />

Existen, desde luego, algunos defectos formales y técnicos secundarios que no<br />

desmerecen la calidad del libro.<br />

En suma, Julián Pérez Huarancca con Retablo ha escrito una buena, incluso<br />

muy buena novela -no sólo en cuanto al tema de la guerra, sino de la novela<br />

peruana- en general. El fantasma que te desgarra”. Pocas ocasiones se<br />

presentan en la escena narrativa local para efectuar el comentario de libros<br />

excepcionales. El fantasma que te desgarra de Julián Pérez (2a. ed.Lima: San<br />

Marcos, 2009) es uno de ellos por el nivel de su exigencia artística, el<br />

compromiso con la veracidad del drama que retrata y la visión del intelectual y<br />

escritor que concibe su conflicto y predicamento. Es una novela de trama y de<br />

lenguaje; en la trama, asistimos a las peripecias del personaje Fredy<br />

enmarañado en los derroteros de la violencia política como medio de<br />

supervivencia (es periodista y vive de los hechos); en el lenguaje, asistimos a la<br />

exigente experiencia de modular al castellano andino como lengua para referir<br />

la guerra y adquirir así el tono de la épica.<br />

74


La historia de El fantasma que te desgarra es, en principio una fábula de<br />

maduración. El inconforme congénito, Fredy ha tramontado la vida a su suerte:<br />

llamémoslo intelectual lumpenizado (aunque no en el sentido clásico).<br />

Inconforme con su deplorable situación económica, militó sin vocación en la<br />

política de izquierda radical, fue profesor e hizo carrera universitaria para ser<br />

periodista y estableció un hogar sin las condiciones para su subsistencia<br />

decente. Su degradación consiste en mendigar por trabajos de maestro o<br />

periodista sin futuro, en los que servirá a amos a los que considera moralmente<br />

repudiables. Julián Pérez revive en él, en parte, a un tipo humano de la<br />

progenie de Dostoievski. Que no extrañen los largos monólogos amargados,<br />

viscerales, seductoramente lúcidos del personaje. Tampoco sus bellísimas y<br />

aterradoras experiencias visionarias, cuando es presa de la exaltación<br />

emocional. En su deambular por Lima, Ica y los cerros de Ayacucho, afanado<br />

por reportar sobre la guerra subversiva por dinero para sobrevivir, revive las<br />

afiebradas caminatas de un Rodión Raskolnikov, henchido de la tormenta de<br />

sus sentimientos de frustración, de reclamos iracundos al orden social injusto y<br />

preguntas por la pureza y la corrupción de las acciones humanas. Pero el<br />

parentesco de Fredy con la estirpe de Dostoievski no es completo, porque este<br />

articula su propia e inventiva emotividad del desarraigo y la marginación, de<br />

explicación histórica nacional: en su descaro para llamar amo al amo y opresor<br />

al blanco no solo existe la honestidad histérica del justo entre pecadores, sino<br />

la verdad descarada que ofende porque evidentemente es comprobable en la<br />

evidencia de habitar en el Perú contemporáneo.<br />

El fantasma que te desgarra conjuga, pues, diálogo con la tradición del hombre<br />

que se busca en la guerra, pero que, sobre todo, se busca en sí, con la novela<br />

peruana sobre el contacto, conflictivo y desasido, aunque también iniciático y<br />

valioso, del intelectual moderno con su país. Por este último componente<br />

conviene entender que la iluminación de Freddy, el acto por el cual accede al<br />

acontecimiento de descubrir en el subversivo al prójimo, en términos del<br />

psicoanálisis lacaniano, difumina al ―fantasma‖ de la visión entrampada del país<br />

que los intelectuales peruanos tradicionalmente asumen.<br />

2.6. Carmen Ollé<br />

75


Carmen Ollé, Lima, Perú, 1947. Estudia pedagogía y letras en la Universidad<br />

Nacional Mayor de San Marcos y obtiene el título de Licenciada en Educación<br />

en la especialidad de lengua y literatura. Laboró en la década del 89 en la UNE<br />

como docente de Literatura.<br />

Obra publicada: Noches de adrenalina. Lima: Cuadernos del Hipocampo, 1981.<br />

(Poesía). Noches de adrenalina. 2a. ed. Lima: Lluvia Editores, 1992. Noches de<br />

adrenalina. 3a. ed. Buenos Aires: Tierra Firme, 1994. Nights of adrenaline.<br />

California: Floricanto, 1997. (ed. bilingüe de Noches de adrenalina, trad. Anne<br />

Archer.). Todo orgullo humea la noche. Lima: Lluvia Editores, 1988. (Poesía y<br />

prosa). ¿Por qué hacen tanto ruido? Lima: Flora Tristán, 1992. (Narrativa).<br />

¿Por qué hacen tanto ruido? Lima: Editorial San Marcos, 1997. Las dos caras<br />

del deseo. Lima: Peisa, 1994. (Novela). Pista falsa. Barranco, Perú: Ediciones<br />

El Santo Oficio, 1999. (Novela). Una muchacha bajo su paraguas. Barranco,<br />

Perú: El Santo Oficio, 2002. (Relato)<br />

Desde que en 1981 se publicará el libro "Noches de adrenalina", Carmen Ollé<br />

es una de las escritoras fundamentales de la poesía peruana contemporánea. El<br />

libro, que despertó una gran polémica algunos años después, no sólo planteó<br />

por primera vez una visión femenina del desencanto y del transcurrir de la<br />

experiencia vital, lo fundamental es que estableció una nueva estética: desde un<br />

distanciamiento autoconsciente la autora logra en versos largos, narrativos, a<br />

veces esquivos y a veces de un fulgor lacerante, describir un mundo deteriorado<br />

pero también sorprendente.<br />

"Noches de adrenalina" es la versión densa y descarnada de dos clases de<br />

emigración: la que vive una latinoamericana en París y Menorca, pero también,<br />

aquella de la mujer que aprende dolorosamente su cuerpo: el deterioro que<br />

implica ese paso repetitivo y constante hacia la muerte. Por eso el libro empieza<br />

con estos versos tan fisiológicamente poéticos: "Tener 30 años no cambia nada<br />

salvo aproximarse al ataque/cardiaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen/<br />

nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada". Ollé parte de la aguda<br />

mirada de alguien que asume su cuerpo, su sexualidad, su ciudad y sus<br />

vivencias íntimas como elementos indispensables de la propia escritura. En este<br />

libro se deconstruyen las coordenadas de la micropolítica que atraviesa los<br />

76


cuerpos, sobre todo, los cuerpos femeninos. Se pone en evidencia el papel que<br />

cumplen fluidos, dientes, excrementos: "La caca es tan poderosa como un<br />

pequeño complejo" y asimismo, las relaciones intercorporales que dividen a las<br />

personas a partir de "la pose es el esquema que traduce/ la manera de<br />

constituirse en "los de arriba" o "los de abajo". No se trata de un libro de poesía<br />

erótica. Su punto focal no está localizado en el ardor y las pasiones, como lo<br />

sostiene Bethsabé Huamán, las relaciones que se establecen entre cuerpo y<br />

poesía pasan, básicamente, por "una situación conflictiva con ese cuerpo, que<br />

pierde fortaleza, que se honguea, que deja de ser apetecible y por tanto también<br />

produce una contradicción con esa necesidad, esa dependencia del cuerpo<br />

hermoso y deseado por el otro, hombre, sociedad, identidad" ("Generación del<br />

ochenta. Escritura y diferencia" p. 2). En este recorrido por la fisiología<br />

descarnada de un cuerpo femenino en proceso de deterioro comprendemos en<br />

toda su dimensión la radical fragilidad de la naturaleza humana.<br />

Precisamente por esta forma de acercarse al poderoso tema de lo corporal es<br />

que, por otro lado, el libro demandó una recepción diferente: ya que no se<br />

trataba de versos líricos organizados sobre el erotismo clásico de quien alaba al<br />

amante o de quien describe su propio cuerpo en el acto sexual, tópicos bastante<br />

desarrollados entre la poesía escrita por mujeres, sino de una reflexión desde lo<br />

corporal sobre lo político, se esperaba del receptor que abriera los ojos ante la<br />

escritura como espacio donde el yo poético gana la batalla simbólica del lecho.<br />

El acto sexual es cuestionado minuciosamente, desde todos sus ángulos,<br />

incluso los estéticos: "¿dónde radica la belleza en la consumación de unos<br />

frescos/ senos o en la felación?", pero lo que se pone en juego, en este libro, es<br />

la violencia con la que Ollé opone la libertad del sexo y el cuerpo frente a<br />

cualquier práctica diaria que aprisione al ser en su carnalidad, sobre todo, si se<br />

trata de prácticas de dominación masculina. Por esto mismo, en la medida que<br />

"un cuerpo que sufre insoportablemente exige/ al margen del sistema solar y las<br />

estrellas/ su liberación inmediata" la narradora se aferra a un cierto regusto<br />

sádico y sáfico para enaltecer al cuerpo atravesando todas las cerraduras del<br />

mismo.<br />

"Las dos caras del deseo", la primera novela strictu sensu de Carmen Ollé, se<br />

puede leer desde dos perspectivas: las dos fases del deseo amoroso, que no<br />

77


conoce límites ni corporales ni sexuales, así como las dos caras de la migración<br />

contemporánea: el haz luminoso de los neones y la radical opacidad de quienes<br />

son iluminados/oscurecidos por ellos. Se trata de la historia de un viaje, de un<br />

intento de desear más allá de las fronteras de la nación, y una búsqueda por<br />

insertarse en la Meca del mundo actual, Nueva York, y su consecuente fracaso.<br />

Por otro lado "Pista falsa" es una propuesta de novela detectivesca casi<br />

convertida en funambulesca por los excesos de sus propios personajes: una<br />

visión del Perú y la agonía de Lima. Y "Una muchacha bajo su paraguas", su<br />

última novela, se trata de un recorrido, con poca nostalgia y mucha furia, por la<br />

historia de una mujer que aprende París a finales de los años 70. A diferencia<br />

de las novelas glamorosas sobre la Ciudad Luz, en ésta se describe el París de<br />

una sudamericana pobre y culta, asombrada ante las solidaridades de los suyos<br />

y la ignorancia de los otros, que trabaja como empleada doméstica en una casa<br />

del Barrio Latino habitada por un matrimonio infiel. Se trata de las miserias<br />

ínfimas, de las vivencias domésticas y de ciertas experiencias intensas que sólo<br />

se logra sentir cuando nos empecinamos e insistentemente repetimos los<br />

mismos tópicos. Los cafés, las fiestas con la presencia de escritores<br />

"consagrados" (la sombra de Ribeyro pasa por el libro), las noches de bohemia,<br />

el vino fluyendo para dar mayor intensidad a las venas, la sangre que explota en<br />

la cara y las risas que apagan los vecinos llamando a la policía. Un París que no<br />

era una fiesta.<br />

En esta novela, una vez más en el caso de la producción literaria de Carmen<br />

Ollé, nos enfrentamos a un reto: "Una muchacha bajo su paraguas" es la<br />

puntillosa descripción de una experiencia límite que, debemos admitirlo, es<br />

imposible en las condiciones de nuestro mundo volver a repetir. La utopía es<br />

hoy una palabra gastada que dejamos como un estropajo a la vera del camino y<br />

con cierta vergüenza. En esta novela, esa misma palabra palpita con todas sus<br />

inquietudes y miedos, pero con cierta prístina vocación originaria que, a lo lejos,<br />

la encontramos poderosamente pura y rabiosamente vital.<br />

Una muchacha bajo su paraguas y otros relatos, es un recorrido con poca<br />

nostalgia y mucha furia, por la historia de una mujer que aprende sobre París a<br />

finales de los años 70. A diferencia de las novelas glamorosas sobre la Ciudad<br />

78


Luz, en esta describe el París de una sudamericana pobre y culta, asombrada<br />

ante las solidaridades de los suyos y la ignorancia de los otros, que trabaja<br />

como empleada doméstica en una casa del Barrio Latino habitada por un<br />

matrimonio infiel<br />

2.7. Oswaldo Reynoso<br />

Jorge Oswaldo Reynoso Díaz (Arequipa, 10 de abril de 1931), escritor<br />

peruano, considerado uno de los más importantes de su generación.<br />

en 1931, Oswaldo Reynoso es uno de los más destacados novelistas del Perú<br />

contemporáneo. Hizo sus estudios en la Universidad de San Agustín de su<br />

ciudad natal y los concluyó en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La<br />

Cantuta, en Lima, donde se graduó como profesor. Ahí mismo ejerció el<br />

magisterio durante varias décadas al mismo tiempo que desarrollaba una<br />

intensa labor literaria. Aunque el hecho es poco conocido, Reynoso se inició<br />

como poeta con el libro Luzbel (1955). Sin embargo, Reynoso conoció el éxito<br />

gracias a la prosa de ficción. Su libro de cuentos Los inocentes (1961) tuvo y<br />

tiene un éxito fulgurante, pues incorpora, por primera vez en el siglo XX, el<br />

lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes. Algunos pensaron que puesto<br />

que el lenguaje juvenil cambia a velocidad acelerada, este libro iba a ser pronto<br />

olvidado. Ocurrió exactamente lo contrario. La razón hay que buscarla en la<br />

actitud del novelista, que es distinta a la del lexicógrafo que registra palabras.<br />

Reynoso consigue penetrar en el modo de pensar de los adolescentes, mira los<br />

hechos desde ese plano y por eso tiene un público que se renueva<br />

constantemente.<br />

En su novela En octubre no hay milagros de 1965, Reynoso describe las<br />

penurias de la clase media limeña en un proceso de decadencia en medio de<br />

las convicciones que pese a estar profundamente arraigadas en el alma<br />

colectiva se van desdibujando lentamente. Dueño de una técnica literaria<br />

depurada, Reynoso da muestras de su gran dominio verbal en la novela El<br />

79


escarabajo y el hombre de 1970. Posteriormente, durante doce años, el<br />

novelista vive en China. Durante esos años escribe En busca de Aladino<br />

(1993), relato breve de tema arabesco y Los eunucos inmortales (1995) novela<br />

que recupera sus vivencias en extremo oriente. La prosa de ficción de Oswaldo<br />

Reynoso se caracteriza por presentar una gran cantidad de personajes con una<br />

coloreada prosa de profundo aliento lírico.<br />

Su libro de cuentos Los inocentes (1961) sigue siendo exitoso, pues incorporó<br />

por primera vez en la literatura peruana del siglo XX el lenguaje de los jóvenes de<br />

las grandes urbes. Más allá del mero registro de palabras, penetra en el<br />

pensamiento de los adolescentes, de modo que su público se renueva<br />

continuamente. El libro fue escandaloso por esta descripción descarnada de la<br />

juventud en la calle, que no velaba su sexualidad.<br />

Su obra estuvo en un primer momento influida por su ideología comunista, que<br />

aglutinó a un importante grupo de escritores en los años 70, entre los cuales<br />

también destaca Miguel Gutiérrez.<br />

Entre sus novelas destacan sobre todo "En Octubre no hay Milagros" y "Los<br />

eunucos inmortales".<br />

Reynoso ha destacado asimismo por su labor como docente; ha dictado<br />

cátedra en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, la Universidad<br />

Nacional Enrique Guzmán y Valle "La Cantuta", la Universidad Nacional<br />

Federico Villarreal, y también en Pekín, (China). En la actualidad es una de los<br />

escritores más leídos, y una de las figuras más destacadas de la literatura<br />

peruana.<br />

Entre su producción literaria podemos destacar: Luzbel (Poemas, 1955) Los<br />

inocentes o Lima en Rock (1961) En octubre no hay milagros (1966) El<br />

escarabajo y el hombre (1970} En busca de Aladino (1993) Los eunucos<br />

inmortales (1995) El goce de la piel (2005) Las tres estaciones (2006)<br />

2.8. Miguel Gutiérrez Correa<br />

80


Miguel Gutiérrez Correa nació en Piura en 1940. Estudió Literatura en la<br />

Universidad Mayor de San Marcos y se graduó con la tesis Estructura e<br />

ideología en Todas las Sangres.Ha publicado las novelas El Viejo Saurio se<br />

retira (1969), Hombres de caminos (1988), La violencia del Tiempo (1991) y La<br />

destrucción del reino (1992).Cuentos y relatos suyos han sido publicados en<br />

revistas y antologías literarias en España, Alemania, el Perú y varios países de<br />

Latinoamérica.<br />

Completa la actividad literaria de Miguel Gutiérrez su labor de ensayista y<br />

estudioso de la literatura peruana, una muestra de la cual constituyen sus<br />

ensayos La Generación del 50: un mundo dividido. Historia y balance y La<br />

Celebración de la novela entre otros.<br />

La narrativa de Miguel Gutiérrez Correa no ha sido aún estudiada por la crítica<br />

peruana y latinoamericana actual como es debido. No existen ,hasta donde<br />

nuestra pesquisa investigativa nos ha permitido tesis ,tesis ni investigaciones<br />

profundas sobre la novela ,motivo de nuestra investigación. Sólo en esta,<br />

primera aproximación bibliográfica, hemos encontrado trabajos incipientes<br />

reunidos en el libro Del viento, el Poder y la Memoria (2002) como los escrito<br />

por Melvin Ledgard, Kathya Araujo, Ricardo González Vigil, Ana María<br />

Gazzolo, José Taboada; reseñas de la novela, por la crítica oficial canónica, y<br />

en los blogers de internet, como es el caso de Javier Ágreda, Ricardo Virhuez,<br />

entre otros. En La novela en dos textos y La invención novelesca (2008), el<br />

novelista Gutiérrez realiza un comentario testimonial sobre los orígenes y las<br />

posibilidades de crear una novela, refiriéndose a la mencionada, estableciendo<br />

relaciones literarias y puntos de vista de la teoría de la novela.<br />

Melvin Ledgard en su trabajo El mundo sin Xóchitl: imaginando coetáneos<br />

(2002),refiere que en EMSX, Gutiérrez se remonta a situaciones anteriores<br />

incluso hasta antes del El viejo saurio se retira, afirmando que los personajes<br />

de su última novela son producto de versiones anteriores más desarrolladas,<br />

donde tiene presencia el incesto, refiere su filiación balzaquiana al tratar de<br />

hacer una competencia al registro civil como lo haría uno de sus escritores<br />

favoritos Honoré de Balzac.<br />

Destaca el hallazgo de manuscritos y la idea de insertar textos a manera de<br />

documentos como cartas y diarios, al estilo del siglo XVIII y XIX. Ledgard<br />

81


destaca el tiempo cronológico porque la historia de Wenceslao que se<br />

desarrolla desde los años cincuenta se ve interrumpida por momentos en que<br />

él lo escribe es decir 1997 y 1999. Gutiérrez concibe un coetáneo en<br />

consonancia con la edad en que compone su ficción. Insiste en la presencia de<br />

la memoria al recordar el joven Wences a Xóchitl<br />

La razón de ser de esas memorias, en apariencia contradiciendo el título, es ,<br />

sobre todo para evocar a X‟ochitl,a como era el mundo con ella. En un sentido<br />

más profundo, sin embargo, la narración en si aparte de estar enmarcada por el<br />

prólogo y epílogo del narrador anónimo, está llena de señales que la marcan<br />

como texto escrito y que si justifican llamarla el mundo sin Xóchitl. Son señales,<br />

por ejemplo, las repetidas oraciones en vocativo para dirigirse a Xóchitl resulta<br />

evidente que la necesidad de enunciarlas responde al deseo de Wenceslao de<br />

comunicarse con su hermana muerta.<br />

El pasado evocado es un paraíso perdido ni luminoso ni virginal<br />

.Pertenecientes a una familia piurana en decadencia, a Wenceslao y Xóchitl se<br />

les hace vestir las ropas adaptadas que han heredado de sus padres > el caso<br />

de Xóchitl les toca usar las ropas de Constanza, su madre fallecida a los<br />

veinticinco años luego de procrear con don Elías de 70 años, al tercer hermano<br />

de Wences y Xóchitl, un niño retrasado llamado Papilio. La casa en la que<br />

viven está objetos que recuerdan a Constanza, entre ellos discos de „opera y<br />

fotos de cantantes a quienes ella buscaba emular. Wences y X‟ochitl se aman y<br />

consideran Papilio como su hijo, por lo que quieren deshacerse del padre,<br />

quien además ha descubierto sus relaciones incestuosos in fraganti (2002,<br />

pag.219).<br />

Refiere la estructura de la novela:<br />

La complejidad estructural de El mundo sin Xóchitl no tiene que ver tanto con<br />

los puntos de vista sino con su continuo ir y venir de los fines delo 90 :<br />

a) Los principios de los 50 en que transcurre la infancia de los tres hermanos<br />

b) Los fines de los 30 y principios de los 40, cuando el segundo matrimonio de<br />

Elías, con Constanza<br />

82


c) Los inicios del siglo, cuando primer matrimonio de Elías, con Mathilde<br />

De otro lado, refiere la influencia del cuento de Edgard Allan Poe La caída de la<br />

Casa Usher, por la relación con la gran casa donde habitan estos pequeños<br />

personajes. La destrucción y muerte es otra de las características de la novela<br />

la muerte de don Elías, la muerte del músico y poeta, el recuerdo de la muerte<br />

de Mathilde.<br />

En el estudio El mundo sin Xóchitl de Miguel Gutiérrez. Sobre el desorden de<br />

las generaciones y el ocaso de un mundo ( 2002), Kathya Araujo ,psicoanalista<br />

de profesión, plantea una mirada crítica desde una perspectiva personal pero<br />

influencia por su profesión y el psicoanálisis. Araujo sostiene que EMSX es una<br />

historia de amor incestuosos y a la vez es un relato de la decadencia de la<br />

oligarquía piurana. Parte de las lecturas de Freud para concebir la teoría de la<br />

venganza de los hijos por el poder frente al padre anciano que finalmente<br />

muere .El tono delirante de la novela, afirma se consolida cuando se trata de<br />

reconstruir el mundo que ha desaparecido en forma catastrófica. Araujo plantea<br />

también que el texto novelístico produce u contrapunto de los personajes<br />

(Wences y Xóchitl). Luego establece una postura desde la teoría de la cultura y<br />

el psicoanálisis (teoría mítica simbólica) donde reitera la teoría de la horda<br />

primitiva para vencer al opositor. En la novela de Gutiérrez, señala la crítica:<br />

…en esta novela no se encuentra la presencia del padre todopoderoso, del<br />

padre gozador y perverso en su esplendor; una presencia que, en la figura del<br />

terrateniente u otras sucedáneas, ha estado presente de manera significativa<br />

de Gutiérrez -en La violencia del tiempo, por ejemplo-.esta figura, del padre<br />

dueño de todas las tierras y de todas las mujeres, ha cedido paso a las un<br />

padre derrotado y corrompido. Es el padre que, a pesar de su presencia y<br />

aparente bondad, muestra el otro lado, el de la impotencia y el fracaso. Es el<br />

padre sujeto a los deseos de muerte de los hijos, el padre que debe morir para<br />

dejar espacio al amor incestuoso entre los hijos.” (Araujo:2002, p.212)<br />

También destaca el ―incesto fraternal‖ que se cierne sobre los personajes<br />

infantiles, que abren campo a la esperanza de un goce vital y total entre los dos<br />

hermanos. Más adelante señala que:<br />

83


Xóchitl, la provocadora, la “niña perversa”, esa niña tan cercana a la maldad a<br />

los ojos de los adultos, es al mismo tiempo la lucidez y la fuerza que se opone<br />

al des-orden y a la destrucción. Es perversa y es malvada porque no tiene<br />

ninguna contemplación con lo que son las leyes aceptadas. Porque lo que<br />

Xóchitl sabe es que se paga un precio muy alto si es que uno sigue las leyes<br />

que le son impuestas sin preguntarse si son efectivamente de la justicia o son<br />

de la locura .Xóchitl muestra que, en la destrucción de un orden y en la<br />

búsqueda de un nuevo comienzo, la lucidez puede mostrarse como maldad y,<br />

además ,estar obligada a ser mala.<br />

El mundo sin Xóchitl es la búsqueda desesperada por construir una relación<br />

con el mundo que modere el odio, la traición, el baudo. En su desesperación,<br />

apuesta por la perfección del mundo de liberación que representa el incesto<br />

fraternal contra la represión y la violencia que acompaña el incesto paternal, del<br />

macho gozador que posee a todas las mujeres. Es una apuesta imposible, ha<br />

dicho Freud, pero es hermosa, nos dice el texto de Miguel Gutiérrez.”<br />

(Araujo:2002, p.213)<br />

Complementa sus ideas críticas señalando que Gutiérrez desarrolla un<br />

peregrinaje por la memoria alrededor del fantasma de su hermana, entre la<br />

nostalgia y la culpa y trata de desentrañar los sentidos de su existencia.<br />

Ricardo González Vigil (2001) en un artículo del diario el comercio Un amor<br />

absoluto, destaca el valor del narrador como un narrador formidable<br />

hispanoamericano de las últimas décadas. Además de destacar las virtudes<br />

novelísticas, González Vigil señala que:<br />

El núcleo de El mundo sin Xóchitl es el amor incestuoso entre dos hermanos.<br />

Con acertada matización presenta varias relaciones amorosas en las que<br />

participan el padre, la madre, la primera esposa del padre, las mujeres que<br />

amaron al padre sin conquistarlo, la negra Artemisa, el señor Dunbar, inclusive<br />

el gato Don Pascuale, etc. todas ellas marcadas por la falta de correspondencia<br />

afectiva y la incomprensión, cuando no la falsedad y el enmascaramiento. En<br />

contraste, los hermanos Xóchitl y Wenceslao se aman y comprenden a<br />

cabalidad . (González Vigil: 2001, pág. 305)<br />

84


De otro lado remarca los diálogos con las novelas de Juan Rulfo Pedro Páramo<br />

y William Faulkner El sonido y la furia y El hombre sin atributos de Robert Musil<br />

, donde aparecen los personajes deformados y los amores incestuosos.<br />

Ana María Gazzolo en su reseña Un mundo sin Xóchitl (2001) considera que<br />

esta es una novela de personajes, donde destaca el amor incestuoso, es una<br />

novela sobre la pérdida, los hermanos luchan por estar juntos hasta la muerte.<br />

La novela corre sobre la grupa de la memoria. Se destaca el trabajo asociativo<br />

de la memoria en la voz del narrador y la del personaje.<br />

En su artículo Más allá de la violencia, Javier de Taboada, sostiene que<br />

Aunque esta no parece ser la opinión del narrador (a quien en sus funciones de<br />

administración y control del relato podemos equiparar al autor), constantemente<br />

hace mención a la limitación de no digresionar que él mismo ha impuesto para<br />

su relato.<br />

El relato está presentado como un testimonio, como las Memorias del<br />

protagonista de la historia, quien después de redactarlas, dispone que a su<br />

muerte sean entregadas a Martín, su amigo de la adolescencia convertido con<br />

los años en escritor, para que decida si merecen ser publicadas. El destinatario<br />

del manuscrito, por supuesto cumple con su cometido y escribe además un<br />

prólogo donde explica las circunstancias de su hallazgo y da su propio<br />

testimonio respecto de su amigo. Nos recuerda así un artificio ya clásico en la<br />

literatura en que el texto de ficción pretende camuflarse como un texto<br />

„verdadero‟. Este camuflaje puede llegar a notables niveles de sofisticación,<br />

como en el caso de Borges o, para hablar de novelas, El nombre de la rosa, en<br />

donde la erudición filológica del prólogo podía sorprender a más de un lector<br />

inexperimentado.<br />

Para Taboada esta necesidad de establecer una distancia entre el<br />

narrador y el autor lo hace para tratar el tema delicado del incesto. Sostiene<br />

que el narrador ha construida la novela con características decimonónica. Los<br />

vasos comunicantes que establece entre la novela y el prólogo. Sin embargo,<br />

es muy crítico, al afirmar que el problema es la construcción de los personajes :<br />

85


(…. ) el problema más serio que tiene El mundo sin Xóchitl es la<br />

construcción de sus personajes protagónicos. Se cuenta un periodo en la vida<br />

de esta pareja de hermanos que abarca entre los 11 y los 14 años: es decir la<br />

etapa de la pubertad, y el comienzo de la adolescencia. Pero no es esta una<br />

novela „de aprendizaje‟, no hay ese descubrimiento de un mundo que se va<br />

revelando inhóspito aunque fascinante las elucubraciones del adolescente, no<br />

hay - como es corriente en literatura - ese descubrimiento del arte como medio<br />

de expresión; no se trata, en suma, de personajes inseguros, imperfectos,<br />

irreflexivos, falibles, inocentes. No, por el contrario, Güencho y Xóchitl ya tienen<br />

en sí mismos aquello más preciado que la vida podría darles, saben lo que<br />

quieren de manera definitiva y lo que les preocupa es conservar esa posesión.<br />

La relación con su mundo inmediato (Artemisa, don Elías y sus amigos, los<br />

compañeros de juegos) es de superioridad, se trata de “niños hipócritas y<br />

perversos” que manipulan a quienes los rodean, a través de llantos fingidos y<br />

una inocencia calculada, y si esto no funcionara, del espionaje, el chantaje y<br />

hasta la brujería. (Taboada: 2002)<br />

Gutiérrez, remata finalmente la critica a la novela EMSX afirmando que<br />

―no deja de percibir este inconveniente y trata de resolverlo de dos maneras.<br />

Primero, en el nivel argumental, adjudicándole a sus personajes (por cierto, ya<br />

bastante avanzada la novela) la calidad de ―niños-prodigio‖, especialmente<br />

talentosos en el piano. No estaría de más, por cierto, revisar algo de psicología,<br />

para ver si la patología de desensibilización de estos ―niños perspicaces‖ puede<br />

tener.‖<br />

Consideramos que esta narrativa no ha sido abordada con una<br />

herramienta teórica que permita ingresar con profundidad en los textos de los<br />

narradores cantuteños y de gran prestigio nacional e internacional.<br />

86


CAPÍTULO III<br />

<strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong><br />

FORMACIÓN <strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong><br />

UNE<br />

87


CAPÍTULO III: <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN<br />

<strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />

3.1. La enseñanza de la Literatura Peruana en la UNE<br />

En la enseñanza de la especialidad de Literatura en la Universidad Nacional<br />

de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, en lo que corresponde al<br />

currículo de Literatura-Lengua, las historias literarias, son de gran importancia<br />

dentro de la formación del perfil profesional del docente de esta especialidad.<br />

De allí que, la asignatura de Literatura Peruana Contemporánea,<br />

correspondiente a esta área, comprenda el estudio de la literatura peruana<br />

actual donde se abordan a los más importantes escritores de la narrativa<br />

peruana actual. Sin embargo, observamos que dentro de la enseñanza de esta<br />

asignatura, los docentes de esta especialidad, abordan los temas de la<br />

narrativa peruana, utilizando enfoques tradicionales que no son pertinentes<br />

para una adecuada comprensión de los textos respectivos. Al parecer , se<br />

presenta una resistencia a disponer de las herramientas teóricas que nos<br />

proporcionan las teorías literarias actuales que nos permiten aproximarnos al<br />

texto bajo otras miradas múltiples que contribuirán a enriquecer el conocimiento<br />

de la literatura peruana.<br />

Las historias literarias se plantean dentro de la enseñanza estilística<br />

tradicional y con un enfoque del historicismo literario y biográfico del autor,<br />

controles de lecturas rígidos y no productivos, elaboraciones de monografías<br />

monumentales e inocuas, en desmedro de la riqueza textual del texto literario.<br />

La narrativa se inserta dentro de esta dirección, dificultándose su<br />

conocimiento y, por lo tanto, desmereciéndose el conocimiento efectivo de los<br />

escritores cantuteños actuales que se insertan dentro del canon literario<br />

peruano.<br />

Por ello, consideramos que se hace meritorio explorar una nueva forma de<br />

acercarnos al texto narrativo, y abordar a los escritores que se han formado en<br />

las aulas de la UNE y que forman parte de la historia de la literatura peruana.<br />

88


3.2. La novela canónica cantuteña y su enseñanza en la formación de<br />

docentes de literatura<br />

Dentro de la enseñanza de la Literatura Peruana del siglo XX y actual, los<br />

docentes de la especialidad de Literatura no están informados de la producción<br />

intelectual literaria de los escritores que han transitado por las aulas<br />

cantuteñas.<br />

Los cursos de Literatura Peruana relacionados con las generaciones literarias<br />

de escritores como Gregorio Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros,<br />

Oswaldo Reynoso, Carmen Ollé, entre otros, son conocidos por los docentes<br />

de la especialidad, pero no son tratados con la minuciosidad que se merecen<br />

por ser nuestros escritores representativos. Sólo atinan a describir aspectos<br />

muy externos o periféricos de los autores y no son tratados como verdaderos<br />

paradigmas de nuestra literatura cantuteña.<br />

Es importante que el estudiante de literatura, en su formación profesional,<br />

deba conocer a profundidad, los trabajos creativos de la narrativa cantuteña<br />

porque está insertada dentro de la literatura peruana. Y es de vital importancia<br />

que en su competencia profesional deba saber y aplicar herramientas teóricas<br />

narratológicas que brinden un mejor aprovechamiento del texto narrativo<br />

cantuteño.<br />

Muchos profesores de lengua y literatura han sido alumnos de estos docentes<br />

y tienen la obligación de leerlos. Porque lo ameritan sus trabajos. Que son<br />

motivo de muchos estudios, no sólo por la crítica peruana sino internacional. Es<br />

el caso fundamental de Miguel Gutiérrez Correa y Oswaldo Reynoso Díaz.<br />

Escritores que siguen siendo motivo de tesis y trabajos de investigación<br />

permanentes y que han contribuido a conocer el Perú profundo, sus problemas<br />

y posibilidades. Es más ellos inauguran ,dentro de la Generación del 50 la<br />

novela de aprendizaje con Los inocentes y El viejo saurio se retira que están<br />

siendo publicadas por editoriales de respeto como Alfaguara, Mesa Redonda y<br />

Editorial San Marcos.<br />

Otro problema que se presenta en la enseñanza de la Literatura Peruana<br />

actual son las limitaciones que imponen este curso, que es el único, y los<br />

contenidos temáticos desbordan el syllabus y no se pueden tratar con la<br />

89


amplitud que merecen. Anteriormente, diez años atrás existía un Seminario de<br />

Literatura Peruana que permitió desarrollar tópicos actuales de la narrativa<br />

última. Por ello, se hace necesario instaurar nuevamente más cursos de<br />

Literatura Peruana para privilegiar a nuestro escritores cantuteños canónicos.<br />

3.3. Posibilidades de enseñanza de la narrativa cantuteña canónica<br />

Cuando se establece el criterio de enseñar la literatura de los escritores<br />

canónicos cantuteños se plantean talleres o cursos electivos que permitan<br />

incluir dentro de la formación profesional del estudiante de literatura a esta<br />

gama de autores nacionales.<br />

Se han planteado proyectos, talleres y cátedras desde hace mucho tiempo,<br />

pero la indiferencia , la crisis académica y espiritual de nuestros especialistas<br />

en currículo no han demostrado estar a la altura de asumir este tipo de<br />

propuestas que realmente contribuirán a fortalecer la identidad con los<br />

escritores canónicos, promover sus publicaciones en la universidad y<br />

extenderlos por todos los rincones de nuestra patria con ediciones propiamente<br />

cantuteñas.<br />

Metodología y planteamientos didácticos sobe este tópico son posibles de<br />

realizarse, porque desde hace mucho tiempo, se ha experimentado con<br />

metodología relacionadas con la enseñanza de la poesía de César Vallejo, de<br />

Abraham Valdelomar, entre otros, y que han dado experiencias productivas<br />

aplicables dentro de la literatura peruana.<br />

Cuando dialogamos con los estudiantes de los últimos ciclos superiores de la<br />

especialidad, manifiestan que sus lecturas de nuestros escritores no son<br />

conocidas por ellos. De allí que en año 2007 se emprendieran un taller de<br />

literatura peruana donde se abordó la narrativa completa de dos escritores<br />

canónicos cantuteños: Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez. De este taller,<br />

surgieron debates, problematizaciones literarias, sociales, filosóficas,<br />

narratológicas que permitieron motivar a los participantes para difundir las<br />

obras en las aulas de literatura y de lengua de la UNE. Algunos participantes<br />

del taller ya ejercían la docencia en sus respectivos colegios donde ellos<br />

realizaron, con los alumnos de tercero, cuarto y quinto de secundaria talleres<br />

similares, en Chosica y Vitarte.<br />

90


Esta motivación en los estudiantes del magisterio contribuyó a motivar la<br />

presencia de muchos de ellos en el proceso de Admisión de la UNE y hoy día<br />

está estudiando la especialidad de Literatura en La Cantuta.<br />

De allí la importancia no sólo en la Universidad que tiene enseñar la narrativa<br />

cantuteña.<br />

3.4. Hermenéutica y narratología en la enseñanza de la narrativa<br />

cantuteña.<br />

En los últimos años la Hermenéutica y la narratología se han convertido en<br />

instrumentos importantes para aproximarnos al texto narrativo. Existen muchas<br />

vías para interpretar un texto narrativo y podemos escoger el que mejor nos<br />

permita ingresar en los territorios novelísticos.<br />

Sin embargo, la hermenéutica del texto, implica una interpretación asertiva<br />

que con entera libertad nos orienta la interpretación textual. Reflexionando<br />

sobre el texto, generando una inmanencia textual, que no escapa a las diversas<br />

posibilidades que nos ofrecen la novela y el cuento.<br />

De otro lado, la narratología nos ha permitido entender que los autores no son<br />

los que escriben los textos sino ―entes narrativos‖ creados por el escritor pero<br />

que sus texto van más allá de lo que meramente parecieran ofrecer. Por ello en<br />

la actualidad la hermenéutica narrativa significa un ingreso positivo y productivo<br />

en la interpretación narrativa. Analizar las novelas de Gregorio Martínez como<br />

Canto de sirena, Monólogo desde las tinieblas de Antonio Gálvez Ronceros, no<br />

solo nos `permite apreciar la narrativa negrista en el Perú, sino también las<br />

secuencias narrativas, el narrador diegético y el hipertexto que está intrínseco<br />

en estas obras literarias.<br />

La narrativa de miguel Gutiérrez es más ambiciosa por el complejo de uso de<br />

las técnicas narrativas, el manejo del tiempo y los espacios novelescos que dan<br />

mucha temática para aplicar con amplitud la hermenéutica narratológica. Po<br />

ejemplo La violencia del tiempo, Confesiones de Tamara Fiol , son novelas que<br />

muestran no solamente la gran pericia de narrador sino un gran conocimiento<br />

de la teoría de la novela, de la narratología de Genette y los postulados de<br />

Carmen Bobes y otros narratólogos.<br />

91


Es necesario continuar investigando sobre la hermenéutica narratológica que<br />

postulamos es una interesante vía de aprehensión del texto narrativo<br />

cantuteño, porque descartamos de esta manera una interpretación superficial y<br />

pueril como antiguamente se solía hacer con las obras de los autores<br />

canónicos peruanos, solamente dedicados a estudiar la v ida y obra del autor y<br />

no las posibilidades intrínsecas de la novela. Una novela tiene muchas<br />

interpretaciones y la hermenéutica narratológica permite hacerlas y ello<br />

depende de la capacidad y el horizonte cultural del interpretante tal como lo<br />

afirman Bajtín y Umberto Eco.<br />

92


CONCLUSIONES<br />

1. La hermenéutica es un instrumento de acercamiento aproximativo a la<br />

interpretación de la narrativa peruana y cantuteña.<br />

2. La narratología se ha constituido en una ciencia de la novela que<br />

permite, a través de sus categorías narrativas, abordar el fenómeno<br />

novelístico con mayor precisión y riqueza analítica e interpretativa.<br />

3. La hermenéutica narratológica es un valioso instrumento para realizar el<br />

estudio y análisis de la narrativa canónica cantuteña porque permite<br />

agotar sus posibilidades narrativas.<br />

4. La narrativa cantuteña canónica integrada por los escritores que han<br />

marcado un hito en la Literatura Peruana y Latinoamericana como<br />

Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez Correa, Carmen Ollé, Gregorio<br />

Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros, entre otros, constituye un<br />

ejemplo de la capacidad creativa que existe en los integrantes de la<br />

comunidad universitaria cantuteña.<br />

5. La novela es un género que está siendo promovido por las promociones<br />

de escritores jóvenes en el Perú. Y la narrativa canónica cantuteña está<br />

insertada en esta generación de novelistas.<br />

6. La enseñanza de la Literatura canónica en la UNE, en la asignatura de<br />

Literatura Peruana, aún no satisface las expectativas de los estudiantes<br />

en su formación profesional, porque existe ausencia de lecturas en el<br />

perfil profesional del docente de Literatura y Lengua.<br />

93


7. Es imprescindible estudiar a nuestros narradores canónicos porque este<br />

mecanismo permitirá el surgimiento de nuevos escritores y docentes que<br />

promuevan una enseñanza de acuerdo al canon literario peruano y<br />

cantuteño actual.<br />

8. Los docentes de Literatura-Lengua y Lengua-Literatura deben elaborar<br />

sus syllabus incluyendo obligatoriamente en los cursos de Lengua y<br />

Literatura Peruana, a nuestros escritores canónicos que prestigian a<br />

nuestra universidad y forman parte del canon literario peruano.<br />

9. No se puede considerar un pretexto el de ser preparados como docentes<br />

, en la especialidad de Literatura y Lengua, la falta de lectura de las<br />

novelas y cuentos de los escritores canónicos cantuteños, puesto que<br />

ellos son los que van a promover el estudio y dedicación en el magisterio<br />

peruano.<br />

10. La hermenéutica narratológica es una herramienta provechosa del<br />

estudiante y docente en la UNE que puede generar metodologías y<br />

didácticas adecuadas para su análisis e interpretación literaria.<br />

94


SUGERENCIAS<br />

1. Promover el estudio en todos los cursos de Literatura Peruana de los<br />

escritores canónicos cantuteños.<br />

2. Investigar y profundizar los estudios de poesía, narrativa y otros géneros<br />

que cultivan los escritores canónicos cantuteños y de los nuevos que<br />

están insertándose en esta tradición de la Literatura Peruana.<br />

3. Los estudiantes de Literatura y Lengua deben leer permanentemente las<br />

novelas y cuentos de la narrativa cantuteña canónica para afianzar su<br />

estudio y promover su prestigio en el magisterio y en las universidades<br />

del país.<br />

4. Los docentes y estudiantes no deben limitar el estudio de la narrativa<br />

canónica de la UNE, a pesar de que van a ser docentes y no escritores,<br />

porque en ellos está el germen de la motivación de la escritura y la<br />

pasión por la lectura.<br />

5. En el Plan lector Nacional se debe impulsar la lectura de los cuentos y<br />

novelas de los escritores cantuteños.<br />

95


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