HERMENÃUTICA NARRATOLÃGICA DE LA NOVELA CANTUTEÃA ...
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UNIVERSIDAD NACIONAL <strong>DE</strong> EDUCACIÓN<br />
ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE<br />
<strong>LA</strong> CANTUTA<br />
VICERRECTORADO ACADÉMICO<br />
DIRECCIÓN <strong>DE</strong>L INSTITUTO <strong>DE</strong> INVESTIGACIÓN<br />
HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong><br />
CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN <strong>DE</strong>L<br />
MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />
DOCENTE INVESTIGADOR RESPONSABLE<br />
Lic. LUIS EDWIN MORÓN HERNÁN<strong>DE</strong>Z<br />
DOCENTES INVESTIGADORES:<br />
Lic. TULIO CÁR<strong>DE</strong>NAS RÍOS<br />
Lic. GRACIE<strong>LA</strong> PARE<strong>DE</strong>S B<strong>LA</strong>NCAS<br />
La Cantuta, 17 de diciembre de 2 010<br />
1
INTRODUCCIÓN<br />
La Literatura Cantuteña es una veta inagotable de producción literaria en<br />
nuestro país. Muchos escritores que forman parte de la tradición literaria de<br />
nuestra Literatura Peruana aún no han sido estudiados por la crítica literaria<br />
oficial con profundidad y ameritan monografías y tesis que destaquen sus<br />
aportes a la literatura del país.<br />
La hermenéutica narratológica es una herramienta teórica de la interpretación<br />
literaria que permite conocer con rigor el entretejido narrativo de las novelas y<br />
cuentos que han escrito nuestros narradores que forman parte del canon<br />
literario peruano.<br />
De allí que en esta investigación se parte en el primer capítulo de las<br />
definiciones teóricas y las terminologías narratológicas que sirven para<br />
aproximarnos al fenómeno narrativo en sus especificaciones del cuento y la<br />
novela. Precisando los conceptos hermenéuticos y narratológicos<br />
desarrollados por la narratología de Gennette, Gadamer ,Bajtín y otros,<br />
podemos establecer las bases teóricas del análisis de nuestros novelistas.<br />
En el capítulo segundo, se hace un recorrido por la biobibliografía de los<br />
escritores: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez Correa, Carmen Ollé, Julián<br />
Pérez Huarancca, Gregorio Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros, entre<br />
otros.<br />
En el capítulo tercero se realiza una reflexión sobre la enseñanza de la<br />
Literatura Peruana en la UNE, especialmente en la Facultad de Ciencias<br />
Sociales y Humanidades y la especialidad de Literatura-Lengua. Se analizan<br />
los problemas que impiden la lectura de los escritores canónico cantuteños y se<br />
plantean las posibilidades de lectura de la narrativa de los novelistas que ya<br />
forman parte de la tradición literaria peruana.<br />
2
Finalmente se plantean las conclusiones y sugerencias de la investigación y<br />
las ventajas de la hermenéutica narrativa en la interpretación de la narrativa<br />
cantuteña.<br />
INTRODUCCIÓN<br />
ÍNDICE<br />
CAPÍTULO I: HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />
1.1. Hermenéutica. Definición<br />
1.2. Narratología. Definición y características<br />
1.3. Categorías narratológicas<br />
1.4. La novela , los géneros novelísticos y los estudios narratológicos<br />
Géneros literarios fundamentales<br />
Épica (Narrativa<br />
Géneros épicos o narrativos principales<br />
Tipología y clasificaciones (I)<br />
Tipología y clasificaciones (II)<br />
Otros conceptos de Narratología<br />
CAPÍTULO II: <strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />
CANTUTEÑOS<br />
2. El canon literario peruano<br />
2.1. La narrativa peruana y la generación de los escritores cantuteños<br />
Generación del cincuenta<br />
Generación del sesenta<br />
Generación del setenta<br />
2.2. Gregorio Martínez Navarro<br />
2.3. Antonio Gálvez Ronceros<br />
2.4. Félix Huamán Cabrera<br />
2.5. Julián Pérez Huarancca<br />
2.6. Carmen Ollé<br />
2.7. Oswaldo Reynoso<br />
2.8. Miguel Gutiérrez Correa<br />
3
CAPÍTULO III: <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN<br />
<strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />
3.1. La enseñanza de la Literatura Peruana en la UNE<br />
3.2. La novela canónica cantuteña y su enseñanza en la formación de docentes<br />
de literatura<br />
3.3. Posibilidades de enseñanza de la narrativa cantuteña canónica<br />
3.4. Hermenéutica y narratología en la enseñanza de la narrativa cantuteña .<br />
CONCLUSIONES<br />
SUGERENCIAS<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
4
CAPÍTULO I<br />
HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />
5
CAPÍTULO I: HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA<br />
1.1. Hermenéutica. Definición<br />
El concepto de «hermenéutica» es relativamente nuevo dentro del<br />
pensamiento contemporáneo. Cuando H. G. Gadamer (nacido en 1900)<br />
publica en 1960 Verdad y método, no se atreve a ponerle el subtítulo<br />
Fundamentos de una hermenéutica filosófica, por temor a que el libro no<br />
tuviera éxito en el ámbito de la filosofía académica. Incluso había pensado<br />
titularlo Comprender y acontecer, como dos conceptos centrales en el<br />
pensamiento del que había sido uno de sus maestros: M. Heidegger. Sin<br />
embargo, quince años después de la primera edición, la polémica<br />
levantada por el texto, en torno a varios temas centrales de la<br />
hermenéutica, aconsejó que el libro llevase en el subtítulo el término<br />
hermenéutica. Así pues, ha sido en los últimos años del siglo XX cuando la<br />
hermenéutica se ha convertido en un concepto filosóficamente importante.<br />
Aunque haya razones externas a la propia hermenéutica que han<br />
acelerado su éxito (las crisis de la escolástica marxista (/marxismo), de la<br />
/filosofía analítica, del /estructuralismo o del /existencialismo), son razones<br />
internas las que lo justifican, sobre todo en un tiempo que exige<br />
compaginar la radicalidad de una filosofía con vocación universal con la<br />
apropiación de las tradiciones culturales.<br />
El término viene del verbo griego hermeneuein y de las funciones<br />
asignadas al dios Hermes. A este le corresponde ser el mensajero que<br />
pone en comunicación a los dioses y, sobre todo, transmitir la voluntad de<br />
estos a los humanos. Esta función mediadora es la que también<br />
encontramos en el corpus platónico: en el diálogo Ion 1 a los poetas se les<br />
llama hermenes, intérpretes de la voluntad de los dioses e intérpretes de<br />
6
otros rapsodas anteriores. A diferencia del arte de la adivinación, al que<br />
acompaña un cierto estado de delirio (mantiké), al arte de la interpretación<br />
(hermeneutiké) acompaña una sobriedad que reclama un esclarecimiento<br />
de la verdad que se transmite. Su función mediadora está cercana a la del<br />
profeta como anunciador directamente inspirado, pero se amplía también a<br />
la mediación humana. En Aristóteles, este esfuerzo de mediación es el<br />
esfuerzo del discurso, de la expresión, de la argumentación, del enunciado<br />
(hermeneia). Un esfuerzo que consiste en traducir el pensamiento en<br />
palabras; un enunciado cuya exteriorización permite al interlocutor captar lo<br />
que la inteligencia quiere transmitir. Esta función mediadora es la que llevó<br />
a los intérpretes de Aristóteles a agrupar sus escritos lógico-semánticos<br />
con el nombre De interpretatione (Peri Hermeneias). En ellos se estudia el<br />
enunciado, esto es, la proposición susceptible de ser verdadera o falsa.<br />
Desde entonces, el hermeneuta asegura el logos, interpreta el sentido, se<br />
pregunta por la verdad a la que responde el enunciado y que accede al<br />
lenguaje. Sin embargo, en la cultura griega, la hermenéutica no designa<br />
únicamente la dimensión sintáctica y semántica del lenguaje; se ocupa de<br />
la inteligibilidad en todas sus dimensiones, y por ello incorpora también la<br />
pragmática. La hermenéutica estudia también el estilo, en tanto que<br />
habilidad para comunicar o transmitir un sentido. En definitiva, se trata de<br />
un término con el que nos preguntamos por el proceso de la significación,<br />
por el carácter mediador de la inteligibilidad; como expresión o<br />
manifestación externa de una palabra interna, como interpretación de un<br />
enunciado que no se entiende por sí mismo, como traducción de un<br />
/lenguaje extraño al lenguaje familiar.<br />
La interpretación del sentido no es una actividad fácil, sobre todo cuando<br />
prolifera el todo está permitido y cuando hay acontecimientos que suponen<br />
una ruptura con la tradición. Hacer la exégesis de un sentido transmitido es<br />
un trabajo difícil, en el que no vale la espontaneidad; la búsqueda de la<br />
verdad transmitida reclama un método exegético, para diferenciar la<br />
verdadera de la falsa interpretación. El verdadero sentido de los<br />
documentos de la historia, de los textos de los filósofos o de los textos<br />
sagrados está mediado por las múltiples interpretaciones que de ellos se<br />
7
han hecho en el tiempo y, sobre todo, por aquellos momentos en los que<br />
se produce una ruptura con el canon de interpretación tradicional. Sea<br />
porque se trata de la aparición de documentos historio-gráficos<br />
inesperados, sea por hechos como la aparición de Jesucristo o la Reforma,<br />
se rompe la continuidad de una tradición que es preciso reconstruir. Para<br />
ello se precisa un conjunto de reglas de interpretación que actualicen la<br />
continuidad del sentido, para que el intérprete no se precipite en el juicio.<br />
Para los pensadores del humanismo renacentista la hermenéutica se<br />
convierte en el conjunto de reglas sin las que resulta imposible restituir el<br />
sentido de los textos (hermenéutica filológica o hermenéutica teológica) y<br />
las leyes (hermenéutica jurídica). La necesidad de un conjunto de<br />
procedimientos de interpretación científica y metodológicamente correctos,<br />
no tenía una finalidad arqueológica, sino práctica. En autores como<br />
Erasmo y en proyectos culturales como la Biblia políglota de Alcalá, del<br />
Cardenal Cisneros, se pretendía actualizar la piedad cristiana, conociendo<br />
en profundidad las fuentes de la tradición: no hay camino a la verdad<br />
evangélica sin una hermenéutica metódica. En autores protestantes como<br />
Lutero, Flacius o Baumgarten, la oscuridad de las fuentes no se aclara<br />
acudiendo a la tradición, sino acudiendo a la exégesis gramatical, y sobre<br />
todo, diferenciando la exégesis de la dogmática. Fue así como<br />
Schleiermacher acometió la tarea de sistematizar las distintas<br />
hermenéuticas particulares (teológica, jurídica, filológica) en una<br />
hermenéutica general, como arte del comprender. Desde entonces la<br />
hermenéutica unifica términos hasta entonces dispersos, como los de ars<br />
interpretandi, sensus scripturae, regulae o clavis. Así, la hermenéutica es la<br />
disciplina mediadora que une la pluralidad de gramáticas (diversidad de<br />
lenguas) con la universalidad de la crítica (unidad de la razón). Esta<br />
sistematización, que resultaba imprescindible desde el punto de vista<br />
metodológico (por la dispersión de normas exegéticas), también lo será<br />
desde el punto de vista antropológico, para determinar cómo se relacionan<br />
la individualidad del intérprete y la universalidad de la comprensión. Para<br />
ello, la hermenéutica debe acercarse al quehacer artístico, porque más que<br />
una técnica (interpretación gramatical), la correcta interpretación es un<br />
arte, no por el que nos introducimos en el alma del autor (psicologización<br />
8
de la hermenéutica, como pensaba Dilthey), sino por el que<br />
comprendemos lo expresado en el lenguaje desde el querer decir<br />
(interpretación psicológica). Más que una técnica o conjunto de reglas para<br />
evitar los malentendidos, la hermenéutica es un saber próximo al arte del<br />
/diálogo, porque son dos personas las que entran en contacto: el autor y el<br />
lector. Esta es la razón por la que en Schleiermacher la hermenéutica se<br />
halla fundada en el suelo de la dialéctica como arte del entendimiento<br />
mutuo. El intérprete está constantemente expuesto al error, y por ello sólo<br />
puede acceder a la verdad desde el diálogo e intercambio de ideas con el<br />
otro.<br />
El paso de la hermenéutica romántica de Schleiermacher a la<br />
hermenéutica filosófica de Gadamer, se produce a través de Dilthey y<br />
Heidegger. El primero quiere responder a los desafíos del historicismo,<br />
acudiendo a un saber de alcance universal que pueda salvaguardar la<br />
autonomía de las ciencias humanas y, a su vez, defenderlas de la tutela<br />
positivista. Al igual que Kant, él pretendía realizar una crítica de la razón<br />
histórica que le permitiera fundar la objetividad del conocimiento que<br />
elaboran las ciencias humanas. El punto de apoyo no podía estar en una<br />
universalidad ahistórica, sino en una reconstrucción de la vida, realizada<br />
desde su protagonista: el /sujeto. Como se fundan en la historicidad del<br />
sujeto, las ciencias humanas deben partir de la estructura de los propios<br />
hechos de conciencia; por ello sólo una reflexión de orden psicológico es<br />
capaz de fundar la objetividad que las ciencias humanas necesitan. A<br />
diferencia de una psicología explicativa, que entiende causal y<br />
fragmentariamente los hechos de conciencia, una psicología comprensiva<br />
debe partir de las vivencias como unidades de sentido en las que se hace<br />
presente la vida. En lugar de explicar, la nueva psicología quiere describir<br />
la vida psíquica en su estructura originaria, y así comprenderla. Una cosa<br />
es explicar la naturaleza y otra muy distinta comprender la vida humana y<br />
sus expresiones. La hermenéutica fundada en la psicología comprensiva,<br />
debe remontar la exterioridad de las expresiones hacia una interioridad que<br />
las ciencias naturales olvidan. La vida es expresión y la tarea de la<br />
hermenéutica no es explicar lo exterior, en lo que la experiencia se<br />
9
expresa, sino comprender la interioridad de la que ha nacido; como un<br />
proceso de auto-reflexión, como el diálogo interno que acompaña a toda<br />
expresión. Comprender no es ni intuir, ni congeniar, ni aplicar un conjunto<br />
de reglas; es iniciar un proceso por el que se conoce el interior de una vida,<br />
con la ayuda de los signos en los que se expresa. En sus investigaciones<br />
sobre la historia de la hermenéutica, Dilthey define la comprensión, la<br />
interpretación y la hermenéutica de la forma siguiente: comprensión es el<br />
proceso en el que, a partir de manifestaciones exteriorizadas de la vida del<br />
espíritu, esta se hace presente al conocimiento. Una interpretación es una<br />
comprensión realizada conforme a las reglas del arte, de las<br />
manifestaciones de la vida fijadas por escrito. Llamamos hermenéutica a la<br />
doctrina del arte de comprender las manifestaciones de la vida fijadas por<br />
escrito. Mientras Dilthey había pretendido comprender la historicidad,<br />
Heidegger parte de la historicidad del comprender. La hermenéutica se<br />
radicaliza filosóficamente porque ya no nos preguntamos por un modo de<br />
conocer, por fundamental y básico que sea. Comprender es un modo de<br />
existir, el modo de ese ser que existe comprendiendo. La fenomenología<br />
se ha transformado en hermenéutica porque ha sustituido una analítica de<br />
la conciencia por una analítica de la existencia y del estar en el /mundo; la<br />
hermenéutica se ha convertido en una hermenéutica de la facticidad.<br />
Comprender ahora no es inteligir sino comportarse, estar a la altura de las<br />
circunstancias; es un arte, una capacidad que no es cognitiva o mental,<br />
sino práctica y vital; lo que en español llamamos un saber estar. La tarea<br />
de la hermenéutica no es resignarse a esta historicidad, sino esclarecerla.<br />
Este esclarecimiento recibe el nombre de interpretación y en él se explica<br />
la comprensión. Si en la hermenéutica anterior la interpretación era el<br />
camino que nos llevaba a la anhelada meta de la comprensión, ahora se<br />
invierten los papeles: la interpretación consiste en explicar la situación de<br />
la comprensión.<br />
Este retorno reflexivo sobre nuestra propia estructura de anticipación<br />
ofrece la posibilidad de conocer nuestras creencias, prejuicios o<br />
situaciones de partida. Tarea que exigirá la consideración del círculo<br />
hermenéutico, que no ha de entenderse como la búsqueda de una verdad<br />
10
en la cual se está, o como una vulgar petición de principio. El carácter<br />
hermenéutico de esta figura lógica reclama el esclarecimiento reflexivo de<br />
la situación desde la que ya siempre comprendemos. El círculo exige que<br />
el juicio que realizamos no sea arbitrario, es decir, que se conozca el<br />
espacio reflexivo desde el que se realiza, con el fin de poner en marcha un<br />
verdadero diálogo. Estar abierto al otro o a la cosa conocida presupone<br />
esta tarea crítica. Sin esta clarificación previa, la interpretación de nuestra<br />
situación podría estar al servicio de conceptos populares y opiniones<br />
comunes. La hermenéutica se convierte así en un esfuerzo de crítica para<br />
buscar transparencia en la vida de un serque puede saber la posición que<br />
ocupa en la existencia. Más que una opción filosófica, la hermenéutica<br />
pasa a ser una necesidad de toda reflexión crítica que pretenda ofrecer al<br />
/hombre (Dasein) una posibilidad de existir y de hacerse comprensivo para<br />
sí mismo. Calificar un juicio, una tarea o una ciencia como hermenéutica es<br />
exigir un proceso de interpretación, de reflexión y de auto-aplicación.<br />
Gadamer reconstruye la historia de la hermenéutica siguiendo de cerca<br />
a Heidegger. Menos pretencioso que él, dedica sus investigaciones a<br />
sentar las bases filosóficas de las ciencias humanas. Para ello, además de<br />
poner en cuestión la radicalidad del moderno concepto de ciencia como<br />
seguridad metódica en la verdad, arranca del saber-hacer de la historia, el<br />
derecho, la filología, la teología o la filosofía. Lo hace con la finalidad de<br />
mostrar que la fundamentación de estos conocimientos no está en la<br />
determinación de un punto arquimédico del que hacer depender la bóveda<br />
del conocimiento. En general, las ciencias humanas no aplican una verdad<br />
descubierta previamente, sino que la verdad acontece en el propio<br />
momento de la aplicación. Este hecho será el que contribuya a la<br />
recuperación hermenéutica de Aristóteles, no para abanderar un retorno<br />
nostálgico a su filosofía, sino para presentar su modelo de razón prudencial<br />
como fundamento de todo saber humanístico. Por dos razones muy<br />
sencillas. Primera: a diferencia del conceptualismo, el convencionalismo o<br />
el positivismo, el saber moral no es una técnica de aplicación de normas<br />
ajenas a la situación o experiencia histórica del intérprete. Segunda: la<br />
hermenéutica tiene un alcance universal porque el suyo no es un saber<br />
11
técnico que valga para un momento concreto o un área determinada de la<br />
vida moral, sino que se trata de un saber que es un saber-ser, un<br />
conocerse que es un hacerse y determinarse. Al acogerse al modelo de la<br />
filosofía práctica de Aristóteles, los problemas clásicos de la hermenéutica<br />
metódica se transforman. La historia y el lenguaje no son preocupaciones<br />
metodológicas, sino condiciones de posibilidad de todo conocimiento, en<br />
tanto que humano. Además de histórica, la experiencia está<br />
lingüísticamente constituida, y por ello los conceptos de prejuicio, tradición,<br />
historia efectual y fusión de horizontes no indican únicamente el carácter<br />
finito del comprender, sino su estructura dialógico-existencial, es decir, su<br />
apertura estructural a un mundo compartido. Comprender no es intuir,<br />
congeniar o racionalizar la propia situación, sino estar abierto al otro,<br />
sentirse en comunidad con el otro. El hombre comprensivo no juzga desde<br />
la desafección y como si se encontrase en una situación externa, sino<br />
desde la afectación y la pertenencia a un mundo compartido. De esta<br />
forma, la hermenéutica se convierte en el arte de la prudencia y del buen<br />
juicio como bases universales, no de una teoría de la compasión, sino de<br />
un saber-estar compadeciendo. Estas investigaciones de Gadamer han<br />
generado nuevos desarrollos de la hermenéutica. En el ámbito de la<br />
fenomenología ha sido sobre todo P. Ricoeur quien ha desarrollado una<br />
hermenéutica personalista y narrativa. En el ámbito de la hermenéutica<br />
jurídica ha sido E. Betti quien ha sentado las bases de una hermenéutica<br />
más técnica y menos prudencial. En el ámbito de la crítica literaria, H. R.<br />
Jauss ha desarrollado las implicaciones de la teoría de la experiencia<br />
hermenéutica de Gadamer en las narraciones literarias. En el ámbito de la<br />
ética filosófica y de la pragmática trascendental ha sido K. O. Apel quien ha<br />
revisado algunas tesis centrales de Gadamer y la hermenéutica anterior.<br />
En definitiva, la hermenéutica es el nuevo nombre de la filosofía al final de<br />
siglo.<br />
1.2. Narratología. Definición y características<br />
12
La narratología es el estudio de los elementos fundamentales de la narración.<br />
Aunque tiene una larga tradición anterior, los mayores avances en el campo de<br />
la narratología se deben al estructuralismo, que subdividió y clasificó los rasgos<br />
principales de toda narración.<br />
Los conceptos de la narratología se obtienen especificando y precisando el<br />
sentido de cada uno de los elementos de la comunicación narrativa, partiendo<br />
ya de los necesarios para definir la narración. En una primera aproximación<br />
podemos contentarnos con muy pocos conceptos, y definidos de una manera<br />
general. Esto puede ser suficiente en análisis no específicamente<br />
narratológicos, si la estructura del texto analizado no es muy complicada. Pero<br />
los conceptos sencillos e intuitivos no son siempre suficientes: su inmediatez<br />
tiene la contrapartida de una falta de precisión y de poder explicativo. Aunque<br />
sólo sea para explicar nuestra comprensión intuitiva de las estructuras<br />
narrativas complejas necesitamos establecer un metalenguaje especializado,<br />
que permita expresar matices que son ignorados por el sentido corriente y vago<br />
que damos a los términos "relato", "narrador", etc.<br />
Partamos, pues, de la definición de narración, que entenderemos como la<br />
representación semiótica de una sucesión de acontecimientos. Centrando<br />
progresivamente nuestro objeto de estudio, podríamos delimitar las narraciones<br />
lingüísticas de las que utilizan otros medios semióticos, las narraciones<br />
literarias de las narraciones que utilizamos en los informes o en la conversación<br />
corriente, etc. De la misma manera vamos delimitando las disciplinas que<br />
servirán de apoyo y marco al estudio narratológico que emprendamos: la<br />
estética, la teoría cinematográfica, la historia, etc. En el caso de la narración<br />
literaria, destacaríamos la importancia de la pragmática, el análisis del discurso<br />
y la historia literaria.<br />
Ya centrándonos en el caso de una obra literaria que consista en la<br />
representación lingüística de una sucesión de acontecimientos, disponemos de<br />
varios elementos de interés para la narratología:<br />
La sucesión de acontecimientos, que denominaremos provisionalmente fabula<br />
o acción (los nombres concretos poco importan, e incluso los conceptos<br />
13
etiquetados no tienen validez absoluta, sino sólo con respecto a determinados<br />
proyectos críticos).<br />
El texto o discurso narrativo que representa a esos acontecimientos.<br />
De la interacción de estos dos niveles de análisis surge inmediatamente un<br />
tercer nivel, la historia o relato. La fábula no aparece íntegramente<br />
representada en el texto: el texto la perspectiviza, expande unos<br />
acontecimientos y comprime otros, elide algunas partes, insiste sobre otras.<br />
Llamaremos historia (o relato) a la fábula tal como es representada en el texto.<br />
De las circunstancias mismas de la comunicación literaria surgen más<br />
elementos de interés narratológico. El emisor y el receptor del texto no son de<br />
interés exclusivo para la narratología, pero sí se manifiestan de maneres<br />
peculiares en los textos narrativos. La literatura consiste en textos fijados de<br />
una manera más o menos absoluta, textos estructurados cuidadosamente de<br />
manera que han de ser repetidos de manera literal para ser plenamente<br />
efectivos. Esta circunstancia ya produce un distanciamiento entre el emisor y el<br />
receptor: el emisor deja de ser él mismo para adoptar el papel de conservador<br />
y repetidor del texto; el texto absorbe así en cierto modo su situación<br />
enunciativa, pide ser enunciado y recibido como tal texto literario. Este rasgo de<br />
la literatura ya se da en la poesía primitiva recitada, pero se acentúa con la<br />
comunicación literaria en forma de libro. El emisor "físico", el autor del texto, se<br />
vuelve irrelevante para el lector, y sólo su manifestación lingüística en el texto<br />
deviene un elemento relevante de la comunicación literaria. Inversamente, el<br />
autor dirige su mensaje a un público ideal, que puede o no coincidir con el<br />
receptor efectivo o contingente. Cada texto ha sido compuesto en un momento<br />
histórico concreto, de acuerdo con una estética y unos presupuestos culturales<br />
determinables en gran medida (así lo exige la misma condición de su<br />
comunicabilidad). En esta medida tiene sentido hablar del emisor y receptor<br />
textuales como figuras que forman parte de la estructura textual, ya sea de<br />
modo explícito o virtual.<br />
La estructura de la comunicación literaria comienza a adquirir la siguiente<br />
forma: El autor se dirige a un lector (ideal o textual) comunicándole la<br />
14
estructura de acción e interacción de una serie de personajes (fabula)—<br />
estructura presentada como una historia estructurada narrativamente para su<br />
comunicación.<br />
Pero hay otros sujetos textuales entre el autor y el personaje. El menos<br />
discutible es el narrador, esa mezcla de enunciador y personaje que antes de<br />
Roland Barthes no existía más que en casos concretos, cuando se trataba de<br />
una narración ficticia en primera persona (tipo Great Expectations o El nombre<br />
de la rosa). Desde Roland Barthes, sin embargo, quien habla, el narrador, no<br />
es quien escribe, el autor textual, y quien escribe no es quien es, el autor real.<br />
Pues el autor siempre se comunica de acuerdo con determinadas estrategias<br />
textuales, y queda así convertido en un "ser de papel". Narrar siempre nos<br />
ficcionaliza, nos hace adoptar un rol especial y seguir un sistema de estrategias<br />
lingüísticas autónomo en gran medida. Todos los textos tienen pues un<br />
narrador, que se define por oposición al autor textual. La diferencia entre estos<br />
dos sujetos textuales puede ser mínima, cuando el narrador es como Trollope,<br />
omnisciente, omnicomunicativo, reconoce la ficcionalidad de su propia actividad<br />
narrativa; puede ser máxima cuando el narrador es un personaje de ficción o<br />
cuando se atiene a unas normas narrativas que le prohíben apearse de su<br />
papel, cuando el narrador ha de fingir ignorancia sobre la historia o no puede<br />
adelantar acontecimientos. Así pues, pongamos al narrador, definido en<br />
términos retóricos, como una figura diferenciada del autor textual, definido en<br />
términos éticos. Conservando la simetría, deberemos postular en el lado de los<br />
receptores al interlocutor del narrador, el narratario, que de la misma manera<br />
como sucede en el caso del narrador, puede coincidir en mayor o menor<br />
medida con el lector textual, desde la identificación completa a efectos<br />
prácticos hasta la diferencia más radical: por ejemplo, en las novelas<br />
epistolares los personajes son alternativamente narradores y narratarios,<br />
destinadores o destinatarios de las cartas, mientras que el autor textual y el<br />
lector textual permanecen como puntos fijos de referencia.<br />
Todavía otra pareja de sujetos textuales se ha propuesto. Quizá "textuales" sea<br />
equívoco, porque precisamente la actividad de estos sujetos no está<br />
relacionada con la verbalización del texto narrativo, sino con la selección de<br />
15
percepciones y puntos de vista. Se trata del focalizador y de su<br />
correspondiente receptor, el espectador implícito, propuestos por Mieke Bal. El<br />
focalizador sería el sujeto perceptor que transforma la fábula en historia<br />
mediante sus actividades de selección y ordenación de materiales. El caso más<br />
evidente es el favorecido por Henry James, que llamaba "reflectores" a los<br />
personajes focalizadores a través de cuyos pensamientos, percepciones,<br />
acciones, etc. entramos en contacto con la fábula. Para Bal, el conjunto de los<br />
fenómenos de perspectiva son atribuibles a un sujeto textual, el focalizador,<br />
que si bien en principio coincide con el narrador y su actividad creadora o<br />
perceptiva, puede hacerse autónomo. Podemos así tener cambios de nivel de<br />
focalización (el narrador focalizador cede la focalización a un personaje<br />
focalizador) sin que conlleven necesariamente un cambio en el nivel de<br />
narración. Estos cambios de nivel van indicados por los verbos de percepción,<br />
que desempeñan un papel semejante al plano / contraplano en el cine. Quizá<br />
Bal "personalice" demasiado al focalizador, y sobre todo al espectador<br />
implícito, que es sólo un rol o actitud del narratario. Podemos quizá entender<br />
mejor la focalización si la concebimos en términos de motivación realista. Es<br />
decir, es uno más de los recursos que justifican una determinada estructura<br />
narrativa mediante una transposición hecha desde el nivel de la fábula. La<br />
motivación puede darse en otros niveles, por ejemplo en la narración: es el<br />
caso de la narración ficticia en primera persona, que utiliza cualquier tipo de<br />
memoria, carta, narración oral, etc. hecha por un personaje en la fábula y lo<br />
presenta como texto. En el caso de la focalización, se utiliza la percepción no<br />
verbalizada de un personaje. Parece claro que la focalización es una función<br />
dependiente del plano de la narración, y que puede ser desempeñada por el<br />
narrador o los personajes. El focalizador como sujeto textual no tiene existencia<br />
independiente del narrador. En esto, sin embargo, no se diferencia este plano<br />
de análisis, la historia, de los demás: cada plano se subordina jerárquicamente<br />
a uno que lo engloba: la fábula es solo uno de los aspectos de la historia, y la<br />
historia es sólo uno de los aspectos del texto narrativo. Nuestro esquema<br />
básico asumiría ahora la siguiente forma:<br />
Estos niveles son lo que parecen ser los niveles básicos de análisis del texto<br />
narrativo, no reducibles uno a otro. Pero cada uno de ellos se puede multiplicar<br />
16
en dos direcciones: o bien mediante la yuxtaposición simple (en lugar de un<br />
narrador, varios narradores que se alternan, etc.) o bien mediante la inserción<br />
(es el caso de un narrador que introduce a otro narrador). La inserción por<br />
cierto no es siempre nítida: al igual que en el nivel de la frase tenemos el estilo<br />
directo y el estilo indirecto, en el nivel de la narración el elemento inserto puede<br />
estar más o menos digerido o asimilado por el nivel que le sirve de marco. Y<br />
además hemos de tener en cuenta, como una posible complicación más de la<br />
estructura narrativa, que las fronteras entre todos estos niveles son virtuales,<br />
efectos de lenguaje, y que se pueden deshacer con la misma facilidad que se<br />
hacen, creando transiciones imposibles entre unos y otros, efectos de<br />
metaficción, de reflexividad, etc.<br />
Por último, hay que señalar que este cuadro que aparece aquí de manera<br />
estática es una descripción abstracta, a vista de pájaro, de la estructura textual.<br />
Pero podemos perspectivizarlo en mayor medida, si lo presentamos, por<br />
ejemplo, desde el punto de vista del receptor. Para el receptor, lo inmediato es<br />
el texto y las convenciones de interpretación que conoce. Del texto extrae la<br />
historia, y a partir de la historia reconstruye la fábula. El autor existe, en lo que<br />
a los datos de la obra se refiere, únicamente en tanto que autor textual, y la<br />
figura del lector implícito se construye de modo dinámico, midiendo el lector sus<br />
propias reacciones frente a su interpretación de la actitud autorial textual y del<br />
narratario. La evolución más interesante que se ha producido en el campo de la<br />
narratología en los últimos diez años no ha consistido tanto en el desarrollo de<br />
nuevos conceptos específicamente narratológicos como en un interés renovado<br />
en el fenómeno de la narración que se ha producido en otras áreas de la<br />
crítica. La narración se concibe no ya como un simple género literario, sino<br />
como un esquema psicológico de ordenación de la realidad, un marco de<br />
referencia que permite dar un sentido a los acontecimientos (ya sean reales o<br />
imaginarios) insertándolos en una perspectiva temporal, perceptual o<br />
conceptual, imponiéndoles un orden causal y teleológico. Este nuevo enfoque<br />
es muy fecundo, y resultará en la toma de contacto entre la narratología y otras<br />
muchas disciplinas de estudio:<br />
17
La psicolingüística y la psicología en general: Las categorías narrativas<br />
(argumento, personaje, punto de vista, narrador, etc.) se pueden reformular<br />
desde un punto de vista constructivista, considerándola como mecanismos de<br />
interpretación que se aplican a un texto (cf. Bordwell). La gramática textual: las<br />
estructuras narrativas se cuentan entre las más frecuentes y poderosas<br />
macroestructuras textuales (Van Dijk, Bierwisch). La pragmática: Todavía está<br />
por desarrollar una teoría satisfactoria que establezca las conexiones entre<br />
literatura y actos de lenguaje. Es de suponer que el instrumento que permita<br />
esta reformulación sean conceptos como motivo o género literario entendidos<br />
como acto de lenguaje con características relativamente estables conocidas en<br />
una comunidad determinada y utilizados como esquema compositivo e<br />
interpretativo. La relación entre la narración como esquema abstracto y los<br />
distintos subgéneros narrativos, cada uno con las convenciones asociadas a él<br />
sería un caso significativo y que permite apreciar la complejidad de esta<br />
empresa.<br />
Los estudios sociológicos y políticos de la literatura, como la crítica marxista o<br />
la feminista. El marxismo ya cuenta con una fecunda teoría de la narración<br />
como resolución simbólica de conflictos sociales, la de Fredric Jameson. El<br />
concepto de cierre, conclusión o resolución es central en este sentido:<br />
Jameson muestra como un conflicto social se traduce en un conflicto entre<br />
estructuras literarias que levantan problemas de inadecuación. La solución<br />
literariamente adecuada es a la vez una toma de posición respecto al conflicto<br />
político. En general, podría resumirse el problema de la relación entre narración<br />
y cambio social diciendo que los esquemas sociales heredados y tradicionales<br />
son un ambiente más favorable para la narratividad convencional, y que las<br />
formas mismas de enlace narrativo y coherencia arrastran siempre un lastre de<br />
mensajes sociales indeseables. Nancy K. Miller ha observado los diferentes<br />
criterios de plausibilidad que rigen los argumentos de las mujeres novelistas del<br />
XVIII y el XIX, relacionando así la teleología, verosimilitud y coherencia de la<br />
narración tradicionales con la voz hegemónica masculina. Desde otro punto de<br />
vista tal vez menos radical, Susan Sniader Lanser elabora una teoría<br />
narratológica feminista observando, por ejemplo, la importancia de la diferencia<br />
genérica entre los sujetos de la comunicación narrativa (autor, narrador, lector,<br />
18
personaje...). Lo que solemos entender por narratología, el análisis formalista<br />
de la narración de tradición aristotélica, desarrollado por el formalismo ruso, la<br />
escuela de Chicago y el estructuralismo francés, adquiere un aspecto diferente.<br />
Aparece no como un método de descubrir verdades ocultas en los textos (la<br />
existencia de determinado número de actantes o de niveles de análisis, etc)<br />
sino como un proceso abstractivo que permita encontrar un terreno común para<br />
las distintas disciplinas interesadas en el estudio de la narración.<br />
1.3. Categorías narratológicas<br />
La cultura humana está plagada de narraciones. A menudo estamos<br />
acostumbrados a concebir el narrativo como uno de los tres géneros literarios y<br />
nuestra relación de estudio con la narración suele entenderse por el puente de<br />
la novela o el cuento, que son por lo demás los géneros literarios de mayor<br />
consumo y éxito en la actualidad. Sin embargo, por muy grande que sea el<br />
volumen de novelas y cuentos que se publica en las diferentes literaturas,<br />
ocupa un lugar cuantitativamente muy reducido en relación con el contacto que<br />
las gentes, de cualquier condición, edad o cultura, tienen con la narración.<br />
Reportajes periodísticos, cómics, películas, crónicas, chistes, canciones, suelen<br />
apoyarse en , o simplemente narraciones. Vivimos en una galaxia narrativa. Y<br />
siempre ha sido así. Incluso puede decirse con H. Weinrich ( 1987) que ―al<br />
principio era la narración‖. Todas las culturas, en las importantes tradiciones<br />
orales ( porque lo que ahora llamamos literatura ha estado durante siglos<br />
vinculada a la oralidad), se han nutrido de narraciones. La transmisión de los<br />
mitos, los textos narrativos durante siglos, se vertía en textos narrativos durante<br />
siglos. Y la narración ha constituido la base de la literatura épica, de la inmensa<br />
tradición oral de la fabulística, leyendas, de la poesía misma que ha tenido<br />
muchas realizaciones narrativas ( romances, poemas mitológicos, buena parte<br />
de cualquier poema guarda un fundamento narrativo: cuenta una historia por<br />
mínima que sea…)<br />
Pero ¿qué decimos cuando hablamos de ―narración‖ o de ―relato‖? ¿Por qué<br />
podemos calificar igualmente como narrativo una película de Hitchkock, un<br />
19
cuento de Chéjov , el romance del Conde Arnaldos, un culebrón televisivo o el<br />
chiste que nos contaron. La teoría de la literatura abrió una renovación de los<br />
estudios humanísticos cuando se planteó ese nuevo objeto de estudio: la<br />
narración en sí misma , que constituye la unidad que estudia una importante<br />
rama, no limitada a la literatura, que los estructuralistas franceses denominaron<br />
narratología<br />
Esta‖ ciencia de los relatos‖, obviamente, también ha influido mucho en los<br />
estudios literarios. Hay muchas posibilidades de hablar de los géneros<br />
narrativos: el origen de la novela, sus relaciones con la épica, el cuento como<br />
género literario, e innumerables son las cuestiones de estilística de cada<br />
género narrativo.<br />
Una teoría de la narración, al modo como la desarrollaremos aquí, ofrece un<br />
ángulo diferente. Su planteamiento es teórico-general y ambiciona establecer<br />
cuáles son los elementos que toda narración ofrece y que pueden ser el<br />
fundamento analítico de cualquier relato, en cualquier tradición narrativa y en<br />
sus diferentes medios y formas de desarrollo. Novelas, cuentos, poemas<br />
épicos, fábulas mitológicas, por referirnos solamente a la narración literaria,<br />
tienen en común ser narraciones. Por otra parte, investigaciones procedentes e<br />
la sociolingüístico como la que llevó a cabo Labov ( 1972) sobre ejemplos de<br />
narrativa oral no literaria de los negros del barrio neoyorquino de Harlem,<br />
mostraron la posibilidad de trazar una estructura relativamente constante en<br />
todas las narraciones, que M. L. Pratt (1977:50 y ss) utilizó para defender la<br />
tesis de que la literariedad no podía basarse en formas y estructuras, puesto<br />
que las narraciones no literarias y las literarias compartían muchos rasgos<br />
comunes y coincidían en buena parte de aquellos que habían servido a los<br />
formalistas para su discriminación de lo literario.<br />
Preguntarse acerca de esa nueva unidad común a todo relato, su<br />
narratividad, significa por lo demás recuperar el punto de vista con el que se<br />
constituyó, y con ese nombre, la Poética de Occidente. La de Aristóteles, en<br />
efecto, dio nombre y estableció distinciones que han estado en la base teórica<br />
de los formalistas rusos. Entre las conceptualizaciones que debemos a<br />
Aristóteles y que se han proyectado posteriormente sobre la narratología,<br />
20
ninguna más importantes que el concepto de fábula que es la ―estructuración<br />
de los hechos‖ que el poeta hace. En otro lugar se refiere a la fábula como ―<br />
composición de los hechos‖. Sea ―composición2, sea ―estructuración2, que son<br />
términos que García Yebra ( 1974) traduce a los griegos, la fábula, que es el<br />
elemento más importante de la tragedia y de la epopeya, se refiere a la labor<br />
de ordenación, de estructuración, de composición que el poeta dramático o el<br />
poeta épico lleva a cabo. Precisamente la poética se define desde el comienzo<br />
como el arte que enseña ―cómo es preciso construir las fábulas si se quiere que<br />
la composición poética resulte bien‖.<br />
Es muy importante para una teoría de la narración que el concepto de Fábula<br />
sea común e indistintamente utilizado por Aristóteles para referirse a la<br />
composición trágica ya la épica, por cuanto según escribe en otro lugar de la<br />
Poética es posible imitar las cosas unas veces narrándolas ( ya convirtiéndose<br />
hasta cierto punto en otro como hace Homero, ya como uno mismo sin<br />
cambiar) o en forma dramática, con personas actuantes. Es más, cuando<br />
describe las propiedades de la fábula y da consejos a los poetas a los poetas<br />
sobre el modo de estructurarlas, cuando se refiere a su carácter unitario y en<br />
otros muchos pasajes, está considerando una misma doctrina para ola<br />
epopeya y para la tragedia, que tienen rasgos diferenciales, pero se asemejan<br />
en el modo unitario de estar compuesta su fábula o ―estructuración de los<br />
hechos‖.<br />
Según estos textos citados, y otros muchos que podían alegarse, podemos<br />
establecer un par de conclusiones de importancia para una teoría de la<br />
narración: 1) la composición de una acción, la estructuración de los hechos no<br />
es exclusiva de la diégesis, de la narración, se da también en las formas<br />
dramáticas; y 2) una cosa son siempre los hechos, los eventos, los sucesos, y<br />
otra es su composición, la estructura, orden o fábula a que dan lugar. Hay una<br />
distinción clara entre fábula y suceso. Incluso una misma acción puede ser<br />
ofrecida bien dramáticamente, bien narrativamente, pero ambas son objeto de<br />
la poética, dedicada, pues , a lo que podríamos llamar ― ordenación artística de<br />
los hechos‖, su composición, para producir el placer que le es propio a cada<br />
modalidad. La fábula es, pues, ―un referente bien articulado y autónomo, una<br />
21
invariante representable mediante muchas variables; de ahí las posibles<br />
transposiciones de un tipo a otro de realización‖ ( narrativo o dramático).<br />
La teoría de la narración ha establecido según esta tradición una importante<br />
distinción entre historia y discurso, que funciona como la frontera interna más<br />
difundida de la narratología. Es una frontera que supera el ámbito narratológico<br />
y es inherente a la actividad lingüística. El acontecimiento (historia) es el acto<br />
comunicativo, para quien habla y para quien escucha, renace siempre en forma<br />
de discurso. El discurso crea la realidad, ordena y organiza la experiencia del<br />
acontecimiento. G. Genette ( 1966:202) liga esta distinción a la que de dio en la<br />
clasicidad entre mímesis y poiesis . La imitación de la realidad adviene en<br />
literatura en forma de poiesis, creación artística del discurso. Por ello la poética<br />
es ciencia de los discursos.<br />
Pero aunque esto sea así, la distinción historia/ discurso se ha mostrado<br />
operativa para la teoría narratológica, a partir del interés que los formalistas<br />
rusos tuvieron, como veremos luego, en el análisis de los constituyentes de<br />
contenido, de los elementos que componen una historia, de sus motivos y de<br />
las distintas ordenaciones y estructuras de motivos que podían hacerse en un<br />
relato. Por ello Tomachevski retoma conceptos aristotélicos y establece una<br />
distinción que se ha situado en el origen de la moderna teoría de la narración.<br />
La que se da entre trama y argumento :<br />
―Llamamos trama al conjunto de acontecimientos vinculados entre sí que nos<br />
son comunicados a lo largo de la obra. La trama podría exponerse de una<br />
manera pragmática siguiendo el orden natural o sea, el orden cronológico y<br />
causal de los acontecimientos, independientemente del modo en que han sido<br />
dispuestos o introducidos en la obra. La trama se opone al argumento, el cual,<br />
aunque está constituido por los mismos acontecimientos,, respeta, en cambio,<br />
su orden de aparición en la obra y la secuencia de las informaciones que nos lo<br />
representan…En esta perspectiva la trama se muestra como el conjunto de<br />
motivos considerados en su sucesión cronológica y en sus relaciones de causa<br />
efecto; el argumento es el conjunto de motivos de esos mismo motivos, pero<br />
dispuestos con arreglo al orden que observan en la obra…en una palabra, la<br />
22
trama es lo que ha ocurrido efectivamente, el argumento es el modo en que el<br />
lector se ha enterado de lo sucedido‖( Tomachevski, 1925:02-205)<br />
Para Tomaschevski, el ―argumento‖ ( fábula en Aristóteles) se identifica con<br />
la construcción artística que el lector - oyente tiene ante sí. Una misma trama ,<br />
por ejemplo la historia de un asesinato, puede ser objeto de discursos<br />
diferentes. La historia tiene siempre un orden lógico - causal y cronológico que<br />
podríamos indicar así. Móvil + preparación del asesinato + encuentro con la<br />
víctima + disparo + descubrimiento del cadáver por la policía + investigación.<br />
Todos los motivos 8 unidades mínimas que hemos convertido en sumandos)<br />
de esta historia siguen ese orden lógico del acontecimiento tal como se ha<br />
producido. Pero una novela, un discurso, una narración puede presentar los<br />
hechos con un argumento diferente, con una estructura de interés que haga<br />
que la narración comience con el encuentro del cadáver, continúe en un flash -<br />
back con los antecedentes o móviles del crimen, vuelva a la investigación<br />
policial, etc. El narrador presenta esa historia de un modo, con un orden<br />
temporal, focalizando desde un ángulo, etc.; hace una construcción u<br />
ordenación de esos hechos.<br />
Aunque, según pudimos defender en otro lugar, el discurso, la ordenación de<br />
los hechos en una narración, el objeto de mayor interés para una crítica<br />
literaria, la narratología ha desarrollado dos líneas de investigación. La<br />
narratología de la historia y la del discurso, precisamente porque en su origen<br />
en los formalistas rusos hubo mucho interés por los motivos nucleares por las<br />
unidades que componían una historia; también porque la dirección más<br />
lingüístico - semántica de la narratología que representan las obras de<br />
Greimas y sus discípulos) vio en la hipótesis de unas figuras de contenido, de<br />
unas funciones semánticas comunes a muchos relatos de diferentes culturas,<br />
una vía de investigación privilegiada para las hipótesis estructuralistas de<br />
sustancias de contenido universales de las que los relatos míticos- y sus<br />
semejanza con los folklóricos y literarios - serían una manifestación.<br />
Esta doble repartición historia - discurso ha organizado el estudio<br />
narratológico del siguiente modo: si definimos una narración como ―alguien<br />
cuenta una historia a alguien‖ obtenemos dos elementos. El uno, la historia<br />
23
define el material - objeto y podemos definirla siguiendo a M. Bal ( 1977:14)<br />
como una serie de acontecimientos ligados de una manera lógico - causal ,<br />
sujetos a una cronología, insertos en un espacio y causados y/o sufridos por<br />
actores - personajes. La ―actividad de contar‖ o narración, el modo de presentar<br />
esos hechos 8 perspectiva elegida, temporalidad adoptada en su presentación<br />
al lector, etc.), pertenecen al discurso, que impone desde una selección de los<br />
acontecimientos hasta una disposición de interés según los fines del narrador y<br />
una elocución concreta. Esta distinción es operacional, metodológica, puesto<br />
que la narración sólo existe como tal, en la actividad discursiva, de<br />
enunciación, metodológica, puesto que la narración sólo existe como tal en la<br />
actividad discursiva, de enunciación, el relato, que comprehende, como unidad<br />
superior a historia y discurso. C. Segre ( 1974: 24) luego de hacer una crítica a<br />
los distintos modelos de repartición, propone un esquema cuatripartito:<br />
discurso, intriga, fábula y modelo narrativo. El discurso en Segre es el concepto<br />
de globalidad textual significante una intriga u ordenación de los hechos, una<br />
fábula o conjunto de acontecimientos sometidos a aquella ordenación y un<br />
modelo narrativo. Este último concepto, sobre el que volveremos, es clave para<br />
los estudios narratológicos, pues implica que toda narración se desarrolla<br />
dentro de una lógica de acción y de un nivel de generalización que hay que<br />
tener en cuenta puesto que no todos los relatos responden al mismo modelo y<br />
pueden constituir un mismo corpus. Hay diferentes corpus y según se asu<br />
modelo narrativo trae implicados unos conceptos claves y una lógica de acción<br />
concreta, no siempre extrapolable a otros corpus, extrapolación que<br />
lamentablemente se ha hecho con el ―modelo narrativo‖ de Propp a textos<br />
literarios insertos en una lógica y un horizonte semántico muy diferente al del<br />
cuento de hadas ( Segre, 1985: 112.128).<br />
Veamos el desarrollo de algunas teorías y modelos del análisis de la<br />
narratología de la historia. Comenzaremos por los sucesos o acontecimientos<br />
objeto de la narración. Analizaremos después el otro elemento de la historia.<br />
Los actores - personajes.<br />
Toda narración refiere una serie de acontecimientos ligados entre sí. Implica<br />
la dimensión del tiempo, pero para una narración no basta con la simple<br />
sucesión. Debe haber otra forma de conexión entre el acontecimiento que<br />
24
precede y el que le sigue. Ya decía Aristóteles que en las fábulas bien<br />
construidas los hechos no sólo vienen unos después de los otros, sino unos a<br />
consecuencia de los otros. Pero también es cierto que estamos acostumbrados<br />
a ordenar la experiencia en acontecimientos que no siempre responden a una<br />
secuencia. Agrupamos la experiencia en torno a núcleos centrales, a<br />
parcelaciones de la realidad, por metonimias, por contigüidades no siempre<br />
secuenciales: comer, amar, morir, trabajar, divertirse, tener suerte o<br />
desgracias, están en nuestra existencia mezcladas. Incluso el recuerdo de<br />
algo tan secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos agrupados<br />
de modo no secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos<br />
agrupados de modo no secuencial , sino por ciertas etapas o sucesos clave:<br />
partida, llegada, avería, encuentro con los amigos, subida a aquella ermita,<br />
regreso, etc. Incluso si contamos ese viaje podemos omitir muchos de estos<br />
motivos, seleccionar otros y si repetimos la narración a otros oyentes, quizá los<br />
motivos seleccionados sean otros, en función de las circunstancias o del<br />
interés y personalidad grado de confianza con los oyentes, etc. Un tema<br />
narrativo, viaje, podemos subdividirlo en muchos motivos. Para la teoría de la<br />
narración hay dos elementos de interés o cuestiones básicas: la constitución de<br />
motivos o unidades mínimas de un suceso o acontecimiento y el modo como<br />
estos motivos ligan entre sí para convertirse en relato, en serie ordenada.<br />
Fueron los formalista rusos quienes se interesaron de modo particular por<br />
ambas cuestiones. Recogieron una larga tradición de estudios folkloristas<br />
eslavos, como Veselovski, quien define el motivo como ―la unidad narrativa<br />
más simple, que responde a exigencias del intelecto primitivo o de la<br />
observación cotidiana ( Veselovski, 1913:290) . Se trata de aislar elementos<br />
nucleares, fundamentales de toda acción humana, que reproducen una<br />
experiencia atávica. Tomachevski ( 1928) aplica este concepto de motivo en<br />
una dimensión no arquetípica sino semántico-literaria y formal. Entiende que<br />
mediante la descomposición de la obra en partes temáticas al final llegamos a<br />
las partes no descomponibles que son núcleos básicos de su tema: ―Vino la<br />
tarde‖. ―El héroe murió‖. ―Llegó la carta‖, etc. Él y paralelamente otro gran<br />
formalista, Sklovsky, se interesaron por describir la composición narrativa<br />
como unos procedimientos de ligazón de motivos, de encadenamiento,<br />
25
ensartamiento, cruce, construcción en anillo, etc. algo parecido al ―montaje‖<br />
cinematográfico que tanto interesó a los formalistas.<br />
Tal descomposición de un tema o de un suceso en unidades mínimas<br />
responde a un principio de experiencia. Lo hacemos constantemente cuando<br />
resumimos y sobre todo cuando parafraseamos el contenido de algo. Del<br />
continuum de una historia aislamos una serie de hechos y hablamos sobre<br />
ellos, introduciendo en nuestro lenguaje denominaciones, resúmenes,<br />
abstracciones, que se desarrollan en un nivel de generalización mayor. Aislar<br />
un motivo es establecer la paráfrasis de unA parcela de contenido de un<br />
suceso, de un texto, etc. C. Segre se ha detenido en la importancia de<br />
paráfrasis ( aclaraciones, glosas, resúmenes de un contenido) como<br />
fundamento básicos del mecanismo que permite una narratología de la historia<br />
y en particular de los contenidos, acontecimientos, sucesos del relato ( Segre<br />
1985:cap 3). Las paráfrasis se hacen a distintas escalas de generalización.<br />
Puedo en dos frases contar cómo ha sido mi verano: aíslo lo que me parece<br />
más importante o simplemente pertinente al efecto. También puedo hablar<br />
sobre ese verano durante quince minutos.<br />
De las realizaciones de la narratología de la historia, para el análisis de los<br />
acontecimientos, las dos aportaciones más importantes se deben a Brémond y<br />
a Barthes. Brémond es importante porque propone un modelo narrativo<br />
diferente al de Propp. El de éste era un modelo cerrado, establecía una<br />
estructura fija y no tenía en cuenta realizaciones posibles fuera de las<br />
ocurrencias del corpus. Brémond sin embargo, ha sentado las bases de un<br />
modelo narrativo general al proponer un sistema abierto de posibilidades que<br />
se realizan o no se realizan. Brémond ( 1966 y 1973) construye un modelo<br />
lógico de posibles bifurcaciones para cada punto de la historia. La unidad<br />
básica continúa siendo en función, pero las diversas funciones se agrupan en<br />
secuencias. La secuencia elemental se corresponde siempre con las tres fases<br />
obligadas de todo proceso:<br />
a) Una función que abre la posibilidad del proceso en forma de conducta a<br />
observar o acción a cometer. Por ejemplo, ―fechoría a cometer‖<br />
26
) Una función que realiza esa virtualidad en forma de acontecimiento o acto.<br />
Por ejemplo, ―fechoría‖.<br />
c) Una función que cierra el proceso en forma de resultado. Por ejemplo,<br />
―fechoría cometida‖.<br />
Las secuencias elementales, que tienen esta estructura de lógica de posibles<br />
narrativos, se combinan entre sí para engendrar secuencias complejas, bien<br />
por encadenamiento, por enclave, por enlace, etc.<br />
El intento de Brémond por ganar el espacio de libertad que el modelo de<br />
Propp no permitía está conseguido, pero a costa de tal grado de generalización<br />
que se hace aplicable a cada relato en su estructura elemental de frases, pero<br />
no serviría para el estudio de la fábula literaria en lo que tiene de intriga y de<br />
desarrollo de virtualidades no siempre lógicas. Se han intentado<br />
extrapolaciones al análisis literario, pero son bien pobres, porque las historias<br />
literarias, precisamente tienen vinculados sus conflictos a nombres, acciones<br />
y deseos que no operan siempre según este modelo de conducta lógico -<br />
unilateral, que es rentable en términos de estructura básica, pero que tienen<br />
limitadas sus virtualidades , crítico - literarias.<br />
La contribución de Roland Barthes ( 1966) supone el ensayo de explicitación<br />
de lo que un relato tiene de causalidad, de encadenamiento, de ligazón de<br />
unas funciones con otras, que ya había sido punto del mayor interés para<br />
Aristóteles. Barthes se planteó qué lógica de conexión y qué jerarquía hacen<br />
que una serie de acontecimientos configuren un relato y no una mera sucesión<br />
continua de sucesos - motivos. ¿Cuándo un suceso es un acontecimiento,<br />
cuándo hace progresar la historia? La fórmula de la narración podría<br />
proponerse así: post hoc, ergo propter hoc (después de esto, luego de esto, a<br />
consecuencia de esto). En este marco Barthes distingue entre funciones<br />
nucleares y catálisi . Las primeras son las que hacen avanzar la intriga, las que<br />
resuelven cuestiones que afectan al desarrollo de las acciones posteriores. ―El<br />
héroe declara por fin su amor a la chica‖, lo que tiene importancia para lo que<br />
viene después. Las catálisis en cambio, son acciones que son importantes para<br />
la intriga. Al contrario de las anteriores podrían suprimirse si es que la lógica<br />
27
narrativa del relato se viera afectada. Que el héroe fue un cigarrillo o no lo haga<br />
mientras espera la chica podría ser una función catálisis.<br />
Lo importante es que Barthes hace una interpretación de la estructura del<br />
acontecimiento en términos e la realización de un proyecto, de una acción que,<br />
como también Aristóteles proponía, tiene principio, medio y fin, progresa<br />
ligando los motivos en funciones de distinta jerarquía para su virtualidad<br />
naturalizadora a los ojos del lector.<br />
Resulta sorprendente lo poco que se ha avanzado en la teoría del<br />
personaje narrativo, que continúa siendo un lugar incómodo para la teoría,<br />
posiblemente por la dificultad de sistematización general para una realidad<br />
huidiza y singular como pocas. Las teorías del personaje narrativo oscilan entre<br />
dos grandes modelos. Primero es el psicológico, que vincula el personaje y su<br />
caracterización a la esfera de la persona, de los atributos de identidad<br />
caracterológica y de sus posibilidades. Pero esta caracterización que vincula<br />
personaje a persona únicamente puede dirimirse en los textos particulares,<br />
vinculándose a la teoría únicamente puede dirimirse en los textos particulares,<br />
vinculándose a la teoría únicamente a partir de determinaciones estilísticas: el<br />
estudio de cómo la caracterización del personaje ha cambiado en el curso de la<br />
historia de la narrativa de Occidente, al modo como lo hacen R. Scholes y R.<br />
Kellog ( 1966: 201-259), que sitúan la frontera de su análisis en la diferencia del<br />
modo de caracterizar, por ejemplo, de Homero y de la narrativa que ha<br />
conocido la técnica del monólogo interior: Woolf, Joyce. La oposición sería<br />
entre una visión unilateral, externa, monolítica y una visión compleja,<br />
multiperspectivística. El segundo modelo, el estructural- actancial, renuncia<br />
explícitamente a concebir el personaje como entidad psicológica, personal, y lo<br />
concibe como agente, subordinado a la acción. Decía el Barthes estructuralista<br />
que la noción de personaje es secundaria y su lugar definido por la acción y el<br />
desarrollo de la intriga. Este segundo modelo corrobora de nuevo la poderosa<br />
convergencia del formalismo y estructuralismo con la concepción aristotélica de<br />
la narrativa. Aristóteles había destacado ya que lo fundamental era la<br />
ordenación de las acciones, la composición, la fábula, y concedía a los<br />
caracteres de la epopeya y la tragedia una posición ancilar respecto a aquélla.<br />
28
En realidad si la teoría narrativa contemporánea ha privilegiado este segundo<br />
modelo es en gran parte porque podía organizar una sistematización, era<br />
susceptible de una teoría general que ha definido que ha definido en sus límites<br />
de estatuto semiológico Ph. Hamon ( 1972) se diluye en multitud de<br />
ocurrencias, sin posible articulación teórica que las agrupe.<br />
Junto a treinta y una funciones, la morfología de Propp había establecido que<br />
los cuentos de hadas rusos reunían siete ―esferas de acción‖, a las que<br />
continúa llamando personajes, pero que no se definen por su personalidad,<br />
sino por su función en la trama. Son papeles, esferas de acción que pueden ser<br />
cubiertas o desempeñadas por muy distintos sujetos, del mismo modo que un<br />
mismo personaje puede desempeñar distintas funciones. Son: 1. El agresor, 2.<br />
El donante, 3.El auxiliar, 4.La princesa y su parte, 5.El héroe, 6.El mandatario,<br />
7. El falso héroe.<br />
A.J. Greimas (1966) propone la que ha sido su más influyente contribución a<br />
la teoría narrativa. Extiende el modelo de Propp, que estaba articulado sobre<br />
un corpus concreto, aun esquema actancial universal, capaz de proyectarse en<br />
cualquier relato. La noción de actante recoge su funcionalidad: se define por su<br />
papel en la acción y no por sus atributos psicológicos o personales, toda vez<br />
que cualquiera de los seis lugares actanciales puede ser cubierto por muy<br />
distintos actores o personajes. El modelo de Greimas es binario, recoge seis<br />
actantes básicos, pero repartidos en tres parejas de oposición que responden a<br />
los grandes papeles sintácticos propuestos por Tesniere: sujeto/objeto 8 el<br />
sujeto dese un objeto), destinador / destinatario ( un destinador ha destinado el<br />
objeto a un destinatario; son respectivamente, la instancia que promueve la<br />
acción del sujeto y el beneficiario de la misma) , adyuvante /oponente 8 el<br />
sujeto es ayudado por unos de los adyuvantes y obstaculizado por unos<br />
oponentes).<br />
El esfuerzo estructuralista tuvo, sin embargo un beneficio notables: concebir<br />
al personaje como participante en la sintaxis del relato, y acabar con su<br />
heteróclita y lábil consideración personal, frente a la que habían reaccionado ya<br />
muchos escritores, singularmente los más comprometidos con renovación con<br />
renovación de estructuras narrativas. Fue proverbial el rechazo del nouveau<br />
29
oman francés a la categoría de personaje, del que llegaron a predicar, con<br />
ingenuo entusiasmo vanguardista, su muerte en la nueva narrativa de Robbe-<br />
Grillet reacciona contra lo que llama el ―arcaico mito de la profundidad‖, del<br />
espesor psicológico, y N. Sarraute pretendía personajes anónimos, sin rostro,<br />
meros ejecutantes, como desarrolló muchas veces también la novela negra<br />
norteamericana ( S. Rimmon-Kenan, 1983: 29-30)<br />
Resulta muy difícil contraponer a una tipología elemental, de naturaleza<br />
funcionalista como la de Greimas, una alternativa teórica que sea válida como<br />
teoría general para los personajes de la novela. Se han hecho intentos de<br />
tipología estilística como el qu3e se basa en la contraposición de E. M. Foster (<br />
1978: 75) entre personajes planos/ redondos ( Flat/round). Los primeros están<br />
construidos en torno a una sola cualidad o rasgo dominantes que los define y<br />
determina un sentido de acción muy unilateral. C. Bobes ( 1985: 141) ve de ese<br />
modo a don Alvaro de Mesía en La Regenta .Frente a éstos, los personajes<br />
redondos, para Foster, son complejos ambiguos , tienen una vida más allá de<br />
la acción que han desarrollado en la propia novela.<br />
Como advierte S. Chatman (1978:125-147), una teoría del personaje en la<br />
novela no puede ser una construcción cerrada. Los personajes literarios<br />
precisan de una teoría abierta que contemple, junto a su autonomía respecto a<br />
su función en el desarrollo de la trama, un paradigma de rasgos, que no<br />
funciona como los paradigmas lógicos in absentia , sino in praesentia,<br />
sometidos a un código de referencias textuales agrupadas en torno a su<br />
nombre que naturaliza su presencia a los ojos del lector como seres vivos, más<br />
allá de las ficciones en que están inmersos y por encima de la acción que la<br />
trama les asigna en la economía del relato. Bajtin, pero también Ortega y<br />
Gasset, habían saludado la novela contemporánea como el lugar de desarrollo<br />
de la presencia autónoma de los personajes que como Dostoievski, no se<br />
dejaban atrapar por una conciencia externa y emergen problemáticos. El<br />
carácter abierto de una teoría del personaje narrativo la impone la propia<br />
naturaleza.<br />
Pero una narración no es sólo qué cosas ocurren a quienes les ocurren. Lo<br />
fundamental para una teoría literaria es el procedimiento por el cual el lector se<br />
30
entera de los acontecimientos, sus disposición narrativa y su concreta<br />
elocución. La actividad de contar, la narración como construcción discursiva de<br />
un narrador, como elección de una retórica particular, es el lugar de análisis de<br />
la teoría del discurso narrativo .En ella contemplaremos tanto los pactos<br />
narrativos 8 que fijan lasa relaciones de ― alguien que cuenta‖ con el que<br />
escucha o lee), como lo que podríamos llamar las ―figuras de la narración‖, el<br />
procedimiento retórico de esa disposición y elocución narrativa: la focalización<br />
o punto de vista, la voz, la modalidad de discurso elegido y la temporalidad que<br />
administra dicha narración.<br />
Booth dijo en su importante libro La retórica de la ficción ( 1961) que el autor<br />
de las narraciones no puede escoger el evitar la retórica; solamente le es dado<br />
elegir la clase de retórica que empleará. En efecto, el discurso de un relato es<br />
siempre una organización convencional que se propone como verdadera. En el<br />
mundo de la ficción - y ése es uno de los datos de definición pragmática más<br />
atraídos - permanecen en suspenso las condiciones de ―verdad‖ referidas al<br />
mundo real en que se encuentra el lector antes de abrir el libro. De entre las<br />
muchas aproximaciones y consecuencias que cabe hacer y deducir de esta<br />
suspensión de la realidad , nos vamos a interesar ahora por lo que en otro<br />
lugar llamé la contracción de un pacto narrativo (Pozuelo: 1978). Este pacto es<br />
el que define el objeto - la novela, el cuento, etc. -.Este pacto es el que define<br />
el objeto - la novela, cuento, etc. - como verdad y en virtud del mismo lector<br />
aprehende y respeta las condiciones de Enunciación - Recepción que se dan<br />
en la misma. Decir que Cide Harmete Benengeli no tuvo ninguna<br />
responsabilidad en el Quijote es hacer un flaco servicio como lectores a<br />
Cervantes. No hay novela que no invite al lector a aceptar una retórica, una<br />
ordenación convencional por la que el autor, que escribe no es quien existe,<br />
decía R. Barthes-, acaba disfrazándose constantemente, cediendo su papel a<br />
personajes que a veces son muy distintos de sí.<br />
Entrar en el pacto narrativo es aceptar una retórica por la que la enunciaciónrecepción<br />
que se ofrece dentro de la novela es distinguible de la situación fuera<br />
dela novela. En la primera, la retórica discursiva distingue entre narrador y<br />
autor y entre autor implícito y autor real. Ello es posible en virtud de unos<br />
signos de la narración, inmanentes al texto, por los cuales es necesario separar<br />
31
y no confundir a narrador con autor ( quien da el libro). Igual ocurre en el plano<br />
de la recepción, donde es posible separar mi papel como receptor real del<br />
papel de los receptores que actúen dentro del texto como tales ( narratarios)<br />
Hay acuerdo en todos los tratadistas acerca de la distinción entre<br />
autor/*narrador y actor/ narratario. Tanto el autor real como el lector real no son<br />
identificables en ningún caso con el narrador y el narratario, que son quienes<br />
en el relato actúan respectivamente de emisor-receptor y cuya identidad<br />
textual no es extrapolable a su identidad real-vital.<br />
Pero el desarrollo de la teoría retórica- narrativa en los últimos años ha<br />
introducido otras categorías no siempre aceptadas por la generalidad de los<br />
tratadistas. La modificación principal ha sido la distinción, debida<br />
originariamente a W. Booth (1961) entre autor real/autor implícito. Por otra<br />
parte, en el plano de la recepción ha ocurrido una extensión semejante al<br />
introducir W. Iser (1976) la noción de lector implícito que coincide en lo<br />
sustancial con el concepto de lector modelo de U. Eco ( 1979) y con el ―<br />
informes reader‖ de S. Fish ( 1970). Quiere decirse que en un momento dado<br />
la primitiva distinción entre autor/narrador no se considera suficiente y fue<br />
necesario hablar de una distinción - bien que diferente - entre autor real y<br />
autor implícito. He marcado que se trata de una distinción diferente porque<br />
hay autores que argumentan, no sin cierta razón, que tal distinción no tiene<br />
pertinencia narratológica; antes bien, arguyen, es una distinción que se<br />
proporciona en un nivel hermenéutico - general, externo a la retórica u<br />
organización narrativa del texto. Con el fin de aclarar al lector, en un capítulo<br />
de las características del presente, acerca de la naturaleza de las diferentes<br />
distinciones categoriales, me propongo ofrecer un cuadro de los posibles<br />
pactos presentes en la comunicación narrativa, cuadro construido por Darío<br />
Villanueva ( 1984:140) y que supone una ampliación y modificación parcial<br />
del ofrecido por mí en 1978.<br />
En el cuadro he distinguido dos tipos de codificación, marcados por la<br />
diferencia de la raya discontinua/raya continua. Quiero decir que las instancias<br />
presentes en los niveles 1 y 2 (raya discontinua) no pertenecen a la<br />
codificación narratológica o a la inmanencia textual. Comprenderán presencias,<br />
32
tanto en el plano de la emisión como en el de la recepción, que implican una<br />
―interpretación‖ de naturaleza no formal. Igual puede decirse del lector real y<br />
del lector implícito no representado. Los niveles 3 y 4, en ambos planos,<br />
pertenecen en cambio a la codificación narratológica y por ello vienen<br />
enmarcados por una línea continua. Sus instancias lo son del texto mismo, sea<br />
cual fuere su interpretación, vienen decididos por marcas formales y no son<br />
susceptibles de modificación histórica una vez el texto ha sido codificado.<br />
Veamos brevemente la definición de cada categoría.<br />
Autor real- lector real. Sean cuales fueren las determinaciones textuales hay<br />
una realidad empírica que con nombres y apellidos es el autor del texto. Tal<br />
autor en este nivel se comporta como ―quien existe‖ y su relación es la de<br />
producción de una obra que da a leer a otra instancia empírica, que es la del<br />
lector real, histórico. El análisis de las relaciones en este nivel es sociológico<br />
entre productor y consumidor. Es un nivel externo a la inmanencia textual.<br />
Autor implícito no representado- lector implícito no representado.<br />
El autor implícito no representado es denominación que cubre la instancia<br />
creada por W. Booth ( 1961). Sobre ésta se han ofrecido diferentes<br />
interpretaciones, porque para Booth el autor implícito es tanto el segundo - yo<br />
del autor (Booth, 1961:67), que obedecen a esa distancia irónica de ocultación,<br />
de desdoblamiento de su responsabilidad, como la ―imagen del autor‖ tal como<br />
ésta puede ser deducida por la lectura: como indica C.Segre ( 1985:19), ― es el<br />
autor tal como se revela en la obra, depurado de sus rasgos reales y<br />
caracterizado por aquellos que la obra postula‖.<br />
En el plano de la recepción es igualmente operativa y llena de acierto la<br />
distinción entre lector real y lector implícito, si bien, como muestra Darío<br />
Villanueva (1984:133-137), se hace igualmente necesaria su clarificación de lo<br />
que en la bibliografía aparece ambiguo. De ahí la ulterior necesidad de separar<br />
al lector implícito, en las acepciones de W. Iser o Eco, al que llamaremos lector<br />
implícito representado, y ambas del narratario.<br />
Para la definición del lector implícito no representado, del lector implícito<br />
representado, y ambas del narratario.<br />
33
Para la definición del lector implícito no representado nos sirve la<br />
caracterización que ofrece Iser del ―impied reader‖. Es un lector que el texto<br />
necesita para su existencia y que el proceso de lectura va estableciendo aquel<br />
que colma las presuposiciones, que llena los vacíos y extrae al texto de su<br />
indeterminación. Grosso modo coincide con el lector modelo de U. Eco (<br />
1979). Es una estrategia textual que actualiza el contenido potencial.<br />
Autor implícito representado - lector implícito representado -narratario .<br />
Dentro ya de la codificación narratológica - en línea continua en mi cuadro -<br />
estas dos categorías responden a instancias que el propio texto instaura y<br />
define como tales. El autor implícito representado puede ser definido como la<br />
figura que en el texto aparece como responsable de su escritura, como autor<br />
de la misma. Es Cide Hamete autor del Quijote, o Campuzano autor de el<br />
coloquio de los perros que lee Peralta. Es Durley, responsable de la escritura<br />
por la que conocemos Justine. Esta instancia representa el autor codificado o<br />
representado en el texto como tal autor. Son de su responsabilidad los<br />
comentarios explícitos de autor, sus sobre justificaciones y todas aquellas<br />
ocurrencias de la voz del texto que revelan la presencia de una instancia<br />
diferente de la del narrador y en la que éste puede juzgar la actividad del<br />
contar o corregir incluso la perspectiva de aquél. En la mayor parte de los<br />
relatos es muy difícil la separación del ―autor implícito representado‖ del<br />
narrador puesto que lo más común es que esta oposición ( que conviene<br />
mantener en el nivel teórico, puesto que ofrece ejemplos visibles de personajes<br />
- autores) se halle neutralizada y sea el narrador el que ejerza la función del<br />
autor implícito representado. Pero el autor - compilador que aparece en La<br />
familia de Pascual Duarte es desde luego diferente de su narrador y<br />
Campuzano, autor del diálogo cervantino, no es ni Cipión ni Berganza, ni Cide<br />
Hamete es personaje identificable con el yo narrador del Quijote. El autor<br />
implícito representado queda definido , pues ,como el responsable que el<br />
relato indica de la escritura - autoría del mismo; es un personaje diferente de<br />
esta ―imagen de autor‖ del no representado y por supuesto de la del autor real.<br />
En el plano de la recepción, el lector implícito representado es el lector<br />
inmanente que en el texto aparece como tal. Es el tú al que el texto está<br />
dirigido y con el que el yo (sea autor implícito representado o narrador) dialoga.<br />
34
Conserva como lector la memoria del relato y sólo puede conocer su desarrollo<br />
sometido a la linealidad del mismo. Peralta es lector implícito en El coloquio de<br />
los perros.<br />
La dificultad estriba en distinguir al lector implícito representado del narratario,<br />
toda vez que Prince ( 1973) atribuye al narratario buena parte de las funciones<br />
que acabamos de reservar para el lector implícito representado: ser memoria<br />
del texto, responder a las pseudo-preguntas, etc.<br />
Yo he preferido designar con narratario exclusivamente al receptor<br />
inmanente y simultáneo de la emisión del discurso en el instante mismo en que<br />
ésta se origina. El nos da la siguiente frase: ―nuestros sueños infantiles se<br />
desvanecen y nos convierten tantas veces en un recuerdo inútil de nuestra<br />
propia imagen ― implica un narratario - que no aparece como lector - , pero que<br />
actúa colaborando explícitamente en el plano de la recepción con el narrador.<br />
También es verdad que en la mayor parte de los relatos la oposición lector<br />
implícito representado - narratario está neutralizada. Si apunto su diferencia, es<br />
porque en algunos relatos se ofrece nítida.<br />
Narrar es administrar un tiempo, elegir una óptica, optar por una modalidad 8<br />
diálogo, narración pura, descripción) , realizar en suma un argumento<br />
entendido como la composición o construcción artística e intencionada de un<br />
discurso sobre las cosas. Ese discurso es la acción de decir, que en el relato es<br />
narrar. La narración y el narrador han sido por ello revelados como el principal<br />
problema del relato Toda crítica de la narrativa, especialmente la<br />
anglonorteamericana , con nombres desde H. James o Lubbock, Muir, Foster,<br />
Scholes, centró siempre en la ―composición‖ narrativa. Posteriormente la crítica<br />
francesa en la línea de T. Todorov y G. Genette , entre otros, ha sistematizado<br />
u ordenado metódicamente tales problemas discursivos en torno a cuatro<br />
grandes categorías que se corresponden con las inherentes a la actividad<br />
verbal discursiva: a) el aspecto , focalización o manera en que la historia es<br />
percibida por el narrador; b)la voz o registro verbal de la enunciación de la<br />
historia; c) el modo o tipo de discurso utilizado por el narrador para hacernos<br />
conocer la historia ( showing / telling, narración/descripción, etc.);d) el tiempo o<br />
relaciones entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso o narración<br />
35
La pregunta que el aspecto fija es: ¿quién ve los hechos? ¿desde qué<br />
perspectiva los enfoca? La aspectualidad recoge, por tanto, un viejo problema<br />
de la estructura narrativa también denominado foco de la narración o ―punto de<br />
vista‖ , que suscitó en la crítica anglonorteamericana posterior a H. James una<br />
atención preponderante.<br />
La ―perspectiva‖, ―foco‖ o ―aspecto‖ es posiblemente el pilar fundamental de la<br />
estructura narrativa. La focalización tiene muy diferentes desarrollos posibles.<br />
Cada novela puede adoptar un ángulo de visión diferente; es más cada<br />
narrador en una misma novela - como El cuarteto de Alejandría - puede<br />
ofrecer la realidad desde una posición. Por ello el análisis narratológico ha<br />
prestado su mayor atención a las tipologías donde recoger las más comunes y<br />
desarrolladas posibilidades aspectuales.<br />
Para salvar la mezcla de criterios y limitarlos a la visión, T. Todorov recoge de<br />
J. Pouillon ―visión por detrás‖, que Todorov simboliza con la fórmula Narrador<br />
personaje (en ella el narrador dice más delo que pueda saber ninguno de los<br />
personajes);2) la que Pouillon llama ―visión con‖, que Todororov simboliza con<br />
narrador = personaje ( el narrador no ve más que lo que sabe tal personaje;3)<br />
el relato objetivo o behaviorista que Pouillon llama ―visión desde fuera‖ que<br />
responde en Todorov a la fórmula narrador personaje ( el narrador ve menos<br />
de lo que sabe cualquiera de sus personajes; sólo asiste a sus actos, pero no<br />
tiene acceso a ninguna conciencia).<br />
G, Genette sigue a Todorov y Pouillon sólo que rebautiza la trilogía<br />
añadiendo algunas precisiones. Para el primer tipo, el relato clásico<br />
omnisciente., G, - Genette habla de relato no - focalizado o focalización -cero .<br />
el segundo tipo es denominado por Gennette focalización interna ( dentro de la<br />
cual distingue una focalización fija, de un variable, y otra múltiple , según sea<br />
uno, varios , o muchos personajes los que aporten la visualización de la<br />
historia). Por último, el tercer tipo es llamado focalización externa, en que el<br />
focalizador ve a los personajes desde fuera, sin entrar en su conciencia: es el<br />
relato llamado ― objetivo‖ popularizado en la novela negra.<br />
A continuación detallamos otras categorías narratológicas.<br />
36
Acción narrativa. Cadena coherente de acontecimientos, regida por las leyes de<br />
la sucesividad y causalidad, y dotada de un significado unitario. Junto con el<br />
modelo actancial refleja la estructura de la historia que la novela cuenta.<br />
Agónico, personaje. Aquel que se debate entre continuas alternativas, y<br />
modifica por tanto su conducta y pensamiento a lo largo de la novela. equivale al<br />
Personaje redondo («round») de Henry James.<br />
Analepsis. Anacrónica consistente en un salto hacia el pasado en el tiempo de<br />
la historia, siempre en relación a la línea temporal básica del discurso novelístico<br />
marcada por el relato primario.<br />
Argumento. Resumen o síntesis de la historia narrada en una novela.<br />
Autobiografía. Narración retrospectiva autodiegética que un individuo real hace<br />
de su propia existencia, con el propósito de subrayar la constitución y el<br />
desarrollo de su personalidad. Una novela autobiográfica se diferencia de la<br />
autobiografía propiamente dicha tan sólo por un rasgo pragmático: el carácter<br />
ficticio del narrador autodiegético.<br />
Autodiegétlco. Dícese de aquel narrador que, como el de las autobiografías,<br />
refiere las experiencias de su propia vida.<br />
Autor. El escritor que produce una obra literaria, por ejemplo una novela. Es el<br />
emisor empírico de un mensaje consistente en la novela misma, recogido<br />
usualmente en un libro, del que somos receptores empíricos los lectores reales<br />
que el texto tiene, ha tenido y tendrá a lo largo de la historia.<br />
Autor implícito. La voz que desde dentro del discurso novelístico, de cuya<br />
estructura participa como sujeto inmanente de la enunciación, transmite<br />
mensajes para la recta interpretación de la historia, adelanta<br />
metanarrativamente peculiaridades del discurso, hace comentarios sobre los<br />
personajes, da informaciones complementarias generalmente de tipo erudito, e<br />
incluso transmite contenidos de evidente sesgo ideológico. Por todo ello tiende a<br />
confundirse con el autor empírico, del que, sin embargo, debe ser distinguido<br />
radicalmente.<br />
37
Cronotopo. Según Mijail M. Bajtín, la correlación esencial que se da entre las<br />
relaciones espaciales y temporales en la obra literaria en general y la narrativa<br />
en particular.<br />
Deícticos. Términos o expresiones-«yo», «tú», «aquello», «ahora», «aquí», etc.-<br />
que en la frase se refieren al contexto de su enunciación, esto es, a su emisor,<br />
su destinatario y las circunstancias de tiempo y espacio con ellos relacionadas.<br />
Desenlace. Acontecimiento que resuelve, al final del discurso narrativo, las<br />
intrigas planteadas a lo largo de la acción, cerrando el desarrollo de la historia<br />
con una situación estable (maduración, victoria, muerte, boda, éxito, fracaso,<br />
etc.).<br />
Descripción. La representación, mediante las palabras del discurso narrativo, de<br />
objetos, acres, paisajes y situaciones en una dimensión estática, especial, no<br />
temporal.<br />
Dialogismo. Según Bajtín, cualidad especialmente destacada en los discursos<br />
novelísticos por la cual estos resultan de la interacción de múltiples voces, con<br />
ciencias, puntos de vista y registros lingüísticos. Ese DIALOGISMO implica,<br />
pues, la<br />
Diálogo. Representación directa en el discurso novelístico del intercambio verbal<br />
entre dos o más personajes.<br />
Diégesis. El mundo ficticio en el que se sitúan los personajes, situaciones y<br />
acontecimientos que constituyen la HISTORIA narrada por una novela.<br />
Discurso. En la obra novelística, el plano de la expresión, de la misma forma<br />
que la historia representa el plano del contenido.<br />
Espacialización. Operación fundamental en el proceso de transformación de<br />
una historia en un discurso mediante una estructura narrativa. consiste en la<br />
conversión del espacio de la historia en un espacio verbal en el que se<br />
desenvuelvan los personaj es y situaciones m ediante procedimientos técnicos y<br />
estilísticos entre los que destaca la descripción.<br />
38
Estrategia narrativa. Conjunto de procedimientos y recursos que articulan las<br />
relaciones pragmáticas internas entre el narrador, el universo de la historia<br />
narrada y sus destinatarios implícitos.<br />
Ficción. Relato de una historia que no ha sucedido nunca en términos<br />
homólogos a aquellos en los que se contaría una historia real.<br />
Ficcionalidad. Cualidad específica de la ficción. Véase también pacto narrativo.<br />
Focalización. La elección de una o más perspectivas desde las que abordar el<br />
conjunto de la historia que se quiere transformar en un discurso modalizado.<br />
Función. Elemento estructural básico de un discurso narrativo. por ejemplo, los<br />
papeles de los actantes.<br />
Héroe. Protagonista principal de una novela.<br />
Heterocigótico. Aquel discurso cuyo narrador no pertenece como personaje a la<br />
historia (o diégesis) que se narra. También se puede, por tanto, atribuir este<br />
adjetivo al propio narrador que posee esta característica fundamental.<br />
Historia. En la obra novelística, el plano del contenido, de la misma forma que el<br />
discurso representa el plano de la forma. Prueba de la indisolubilidad de ambos<br />
está en que la historia sólo existe y es aprehensible a través del discurso.<br />
Homodiegético. Aquel discurso cuyo narrador pertenece en calidad de<br />
personaje a la historia (o diegesis) que se narra. Dícese también de ese<br />
narrador.<br />
In medias res. Planteamiento del discurso narrativo que por comenzar el relato<br />
en un punto medio del tiempo de la historia, como hizo homero en la Ilíada,<br />
provoca luego la retrospección o analepsis.<br />
Intertextualidad. El conjunto de relaciones que un texto literario puede mantener<br />
con otros.<br />
39
Literariedad. Según los formalistas rusos y checos, propiedad por la que un<br />
discurso verbal entre a formar parte de la literatura.<br />
Metanarración. Aquel discurso narrativo que trata de sí mismo, que narra cómo<br />
se está narrando.<br />
Mímesis. Principio básico de todas las artes según Aristóteles. En la novela, da<br />
lugar al realismo. En una acepción más restringida, equivale a objetividad y estilo<br />
directo.<br />
Monólogo interior. Discurso sin auditor y no pronunciado, por el que un<br />
personaje novelístico expresa su pensamiento más íntimo, próximo a lo<br />
subconsciente, antes de toda organización lógica, por medio de frases directas<br />
reducidas a una sintaxis elemental. En la tradición anglosajona es conocido<br />
como stream of consciousness, y en la tipología de dorrit cohn, como monólogo<br />
autónomo.<br />
Mundo posible. Noción procedente de la semántica formal pero de gran<br />
rendimiento para el estudio de los discursos novelísticos, en cuanto designa<br />
aquellos universos narrativos entendidos como construcciones semióticas<br />
específicas, de existencia puramente textual. Tales universos configuran un<br />
campo de referencia inferno que el rector de la novela llena de sentido actual<br />
mediante la proyección del campo de referencia externo que su propia<br />
experiencia de la realidad le proporciona. En este proceso radica la esencia del<br />
realismo novelístico.<br />
Narración. Acto de habla consistente en representar coherentemente una<br />
secuencia de acontecimientos real o supuestamente sucedidos. Es también el<br />
género literario derivado de ese acto de habla.<br />
Narrador. Sujeto de la enunciación narrativa cuya voz cumple las funciones de<br />
describir el espacio, el desarrollo del tiempo, los personajes de la novela y sus<br />
acciones.<br />
Narratario. Receptor inmanente de un discurso narrativo que justifica la<br />
fenomenicidad del mismo.<br />
40
Narratividad. Conjunto de propiedades que caracterizan la competencia<br />
narrativa y se den en los discursos producidos por ella.<br />
Narratología. Término propuesto por Tzvetan Todorov para designar la nueva<br />
teoría de la narración literaria.<br />
Niveles narrativos. En una novela en tercera persona, el narrador radicaría en<br />
un nivel básico extradiegético, los personajes de la historia en un segundo nivel<br />
intradiegético y cuando uno de ellos, mediante un desembrague interno,<br />
asumiese el papel de narrador secundario o paranarrador, se abriría el primero<br />
de los posibles niveles hipodiegéticos propios de las obras concebidas según la<br />
estructura de la llamada «caja china» o de la metanarrativa .<br />
Novela de aprendizaje. La que narra la historia de un personaje a lo largo del<br />
complejo camino de su formación intelectual, moral, estética o sentimental en el<br />
tránsito de la adolescencia y primera juventud a la madurez. Aunque se trata de<br />
un género presente desde antiguo en la literatura, acaso por su fundamento<br />
antropológico en los rituales de la iniciación, fue en Alemania conde fue definido<br />
en primer lugar su concepto bildungsroman- inspirado por el Wilhelm meisters<br />
lehrjahre (1796) de Goethe.<br />
Omnisciencia multiselectiva. Forma de modalización por la que la voz del<br />
narrador cuenta tan sólo aquellos aspectos de la historia perceptibles desde la<br />
perspectiva de dos o más personajes selectos, que le prestan así sus<br />
respectivos puntos de vista. Henry James les denominaba, por ello, reflectores.<br />
Pacto narrativo. Contrato implícito que se establece entre el emisor de un<br />
mensaje narrativo y cada uno de sus receptores, mediante el cual éstos aceptan<br />
determinadas normas para una cabal comprensión del mismo, por ejemplo la de<br />
la ficcionalidad de lo que se les va a contar, es decir, la renuncia a las pruebas<br />
de verificación de lo narrado y al principio de sinceridad por parte del que narra.<br />
Véase verosimilitud.<br />
Paratexto. El conjunto de elementos verbales -títulos de la obra, de sus<br />
41
capítulos, notes, marginalia, etc.- o incluso gráficos-retratos, dibujos, croquis,<br />
ilustraciones en general-que acompañan al texto novelístico propiamente dicho y<br />
que por lo tanto forman parte del discurso.<br />
Redondo, personaje. Nombre que Henry James da («round character») al que<br />
Unamuno calificaba como agónico. véase.<br />
Tema. Síntesis del significado esencial de una novela, que se extrae<br />
fundamentalmente de la historia.<br />
Temporalización. Proceso por el cual el tiempo de la historia se transforma en el<br />
único textualmente pertinente, el tiempo del discurso, mediante una estructura<br />
regida por los principios del orden y el ritmo. Véanse estos conceptos.<br />
Texto. En general, todo enunciado o conjunto de enunciados dotados de<br />
coherencia que pueden ser analizados. más concretamente, fijación verbal de un<br />
discurso.<br />
Tiempo. Factor estructurante decisivo de la novela en cuanto relato, con<br />
inmediatas implicaciones con la correspondiente categoría gramatical. véanse<br />
tiempo de la historia y tiempo del discurso.<br />
Tiempo del discurso. El tiempo intrínseco de la novela, resultado de la<br />
representación narrativa del tiempo de la historia. Véase temporalización.<br />
Voz. Aspecto de la modalización correspondiente a las instancias de enunciación<br />
presentes en un discurso narrativo. Véase dialogismo, modalización y visión.<br />
1.4. La novela , los géneros novelísticos y los estudios narratológicos<br />
Géneros literarios fundamentales<br />
Agrupaciones de textos literarios obtenidas mediante la combinación de rasgos<br />
temáticos, y formales (G.Genette).<br />
La clasificación de Aristóteles es la que más se usa como referencia: épico,<br />
dramático (y lírico). Para él, la imitación o mimesis se hace de dos modos:<br />
42
elatando o presentando, es decir, mediante narraciones (y tenemos la épica, -<br />
mimesis indirecta-) o mediante representaciones (y tenemos la dramática –<br />
mimesis directa-).<br />
No se sabe muy bien la razón de la ausencia del tercer género literario (la<br />
lírica), que es monológica y subjetiva, frente a las otras dos, dialógicas y<br />
objetivas.<br />
Épica (Narrativa)<br />
•La situación comunicativa que constituye básicamente la épica es la de<br />
alguien (un narrador) que cuenta algo, un acontecimiento.<br />
•El narrador (autor-narrador, personaje-narrador, etc.) es un ser ficticio, y entre<br />
él y el lector ha de darse un pacto ficcional, que hace que lo narrado se<br />
adscriba al género literario y a lo ficticio. En caso contrario estaríamos ante un<br />
reportaje periodístico, ante una crónica, etc.<br />
•Una de las formas más habituales de narrador es la del narrador omnisciente,<br />
por conocer lo externo y lo interno de los personajes; pero hay muchas más<br />
posibilidades, con el narrador sabiendo más, igual o menos que los personajes.<br />
•La sugestión de la realidad es otra característica de la narración literaria<br />
•La comunicación diferida caracteriza los géneros épicos frente a los<br />
dramáticos, e incluso frente a la huella oral de la poesía lírica. Por definición se<br />
cuenta una historia que pasó.<br />
•La forma narrativa suele ser la de la prosa, aunque en la epopeya clásica lo<br />
fuera el verso<br />
Géneros épicos o narrativos principales<br />
Cuento<br />
Se trata de un género breve en extensión en el que suele haber un único<br />
acontecimiento, una unidad espacial y una unidad temporal. Si hay<br />
diálogos también son breves. Por ello, cobran especial importancia inicial el<br />
título, el comienzo y el final.<br />
•Junto a la brevedad, su otra característica sobresaliente es la sencillez. Los<br />
personajes son esquemáticos y la sintaxis es simple, aunque esto puede variar<br />
con las épocas y los estilos.<br />
43
•Suele presentar un conflicto insólito o singular, que se va desenvolviendo a lo<br />
largo de la narración y con una solución no necesariamente final.<br />
•Pero su larga historia le hace sujeto a muchas variaciones; y por ello hay<br />
mucha diferencia entre los antiguos cuentos medievales, el cuento realista del<br />
XIX o el cuento hispanoamericano del XX.<br />
La unidad de acción conduce al cuento a un desenlace único (que puede ser<br />
abierto o cerrado), pero sobre todo tiene que mostrar la finalización de una<br />
acción comenzada y la singularidad de esa acción, que debe ser relativamente<br />
inesperada para el lector.<br />
•En los cuentos de ambiente, interiores, líricos o psicológicos la acción puede<br />
quedar en un segundo plano, pero siempre debe aparecer.<br />
•Frente a la novela, y en general, el cuento da más importancia a la acción y a<br />
la anécdota que a los personajes. Los personajes se suelen presentar ya<br />
hechos (no se describe su formación) y a menudo se convierten en símbolos.<br />
En general los personajes de los cuentos son más protagonistas de una acción<br />
que personas individuales.<br />
•El cuento también suele ser más monolítico o monológico y le cuesta aceptar<br />
elementos no directamente relacionados con la anécdota. La novela suele ser<br />
más abierta y miscelánea. (A veces se ha equiparado la novela al cine y el<br />
cuento a la fotografía)<br />
•En el cuento la narración suele darse en un avance y crecimiento de tensión<br />
hacia el clímax, que suele ser único. En la novela ese camino es más lento y<br />
está más lleno de altibajos, remansos, multiclimax, etc.<br />
Novela<br />
•Actualmente es el género épico más importante. Su nombre procede del<br />
italiano novella(relato breve), pero equivale al francés y alemán roman, al<br />
italiano romanzoy, parcialmente, al inglés romance.<br />
•Su característica esencial consiste en ser una narración extensa en prosa. Esa<br />
extensión es su rasgo más relevante, porque de ella depende el modo en que<br />
el autor se va a servir del material de la historia, de cómo va a construir su<br />
intriga y cómo va a introducir su variedad temática.<br />
44
•El héroe problemático o ‗degradado‘ es una de sus principales diferencias con<br />
la epopeya, e instituye a la novela como el mayor género épico de la<br />
modernidad. Acoge todo tipo de temas y circunstancias.<br />
•El hilo del relato puede alternar espacios narrativos con diálogos y<br />
descripciones a través de una gran variedad de fórmulas narratológicas. Los<br />
elementos esenciales son los personajes, el espacio, el tiempo y las acciones.<br />
La unidad conjunta de tiempo y espacio ha sido llamada cronotopo.<br />
Surge en Grecia y Roma entre los siglos II a.C. y III d.C., agrupadas en<br />
cuatro tipos principales: 1) viajes fabulosos, 2) amorosas, 3) satíricas y 4)<br />
bizantinas o de reencuentro.<br />
En estas novelas están ya diseñados los componentes básicos del género<br />
(espacio, tiempo, personajes, ambientes, diálogos) y la finalidad del autor<br />
(divertir, enseñar, denunciar)<br />
En la Edad Media tenemos la novela corta, y nuevos modelos de novela<br />
extensa, como la novela de caballerías o la novela sentimental<br />
En el Siglo de Oro (XVI-XVII) continúan la caballeresca y la sentimental, y<br />
surgen la pastoril, la picaresca y la novela morisca.<br />
En el Siglo de Oro surgen también las primeras reflexiones teóricas sobre la<br />
novela y algunos reproches sobre la negativa influencia de estas narraciones<br />
en lectores y lectoras.<br />
Con Cervantes y Don Quijote puede decirse que aparece la novela moderna:<br />
héroe problemático, perfeccionamiento estructural (superación del meramente<br />
episódico), metaliteratura, pluralidad narratológica, etc.<br />
En el XVIII surge en Francia y en Inglaterra la novela de análisis psicológico y<br />
de crítica de valores morales y religiosos. A finales de siglo aparecen unas<br />
novelas sentimentaloides que anuncian la sensibilidad romántica de comienzos<br />
del XIX.<br />
•En el XIX aparece una multiforme y rica producción de novelas. Durante el<br />
Romanticismo (1a mitad de siglo) destaca sobre todo la novela histórica,<br />
psicológica y social, y empiezan las novelas de folletín. Durante el Realismo y<br />
el Naturalismo (2a mitad de siglo) se logra una perfección técnica desconocida<br />
45
desde Cervantes, con la creación de personajes, mundos, y<br />
perfeccionamientos de técnicas de gran trascendencia<br />
•El XX se caracteriza por una gran transformación de las técnicas narrativas y<br />
los aspectos formales: temporalidades no lineales, perspectivismo, análisis de<br />
distintos estados psicológicos (sueños, flujo de conciencia), técnicas<br />
procedentes de otras artes (cine: flash back; música), complejidad<br />
narratológica, experimentación lingüística (novela del lenguaje), cruces con<br />
otros géneros literarios (novela lírica, novela de cuentos, etc.)<br />
Tipología y clasificaciones (I)<br />
W. Kayser distingue tres tipos principales de novelas, según el predominio de<br />
uno de los tres elementos fundamentales del relato<br />
1) Novelas de acción, en las que predomina la intriga y los acontecimientos y<br />
quedan en un segundo lugar la hondura de los caracteres o la descripción de<br />
ambientes y lugares.<br />
2) Novelas de personaje, en la que el primer plano lo ocupa la caracterización y<br />
el estudio directos o indirectos del o de los personajes, cuya problemática<br />
acapara el núcleo principal de la narración. Normalmente, el título de la novela<br />
es el nombre del personaje.<br />
3) Novelas de espacio y ambiente: la descripción y caracterización del<br />
ambiente social, político y de marco histórico de las acciones y personajes son<br />
el asunto principal de la novela, dejando la acción a los personajes en un<br />
segundo plano.<br />
La amplia gama de géneros y subgéneros novelescos podría incluirse en uno<br />
de esos tres tipos principales (ej. novelas de aventuras, de viajes, policiacas,<br />
etc. en el primer grupo; picaresca, autobiográfica en el segundo, pastoril,<br />
urbana, social, política en el tercero).<br />
Tipología y clasificaciones (II)<br />
•Según la técnica narrativa también puede proponerse otra clasificación: novela<br />
epistolar, perspectivista, impresionista, novela documental, etc.<br />
46
•O según la temática, tendríamos la novela de tesis, las filosóficas, la religiosa,<br />
etc.<br />
•Algunos tipos claves de novela<br />
•1) Novela de aprendizaje o Bildungsroman: En ella el protagonista va<br />
desarrollando su formación, educación y personalidad, normalmente en el paso<br />
de la juventud a la madurez, desde el comienzo hasta el final del relato. En<br />
dicho periodo se modela su carácter, su concepción de la vida, etc. A veces<br />
coincide con el motivo de la ‗búsqueda‘ y se estructura en torno a la<br />
experiencia de un viaje exterior que funciona como recurso para desarrollar y<br />
descubrir el interior. Ej. Lazarillo<br />
•2) Novela de aventuras: Construida en torno a una serie de acontecimientos<br />
inesperados, a veces extraordinarios, en los que el protagonista (heroico<br />
normalmente) logra conseguir un objetivo y recuperar el equilibrio inicial de la<br />
anécdota tras superar una serie de obstáculos y situaciones arriesgadas. El<br />
recurso al viaje suele ser otra de las características habituales en estos relatos.<br />
Ej. Los trabajos de Persiles y Segismunda(Cervantes).<br />
3) Novela bizantina: Surge en la literatura griega y suele narrar la historia de<br />
una pareja de novios que desean casarse pero que antes de conseguirlo se<br />
ven obligados a superar una serie de obstáculos de todo tipo (naufragios,<br />
prisión, etc.). Ejs. Libro de Apolonio(anónimo, c. 1250), Los trabajos de Persiles<br />
y Segismunda(Cervantes).<br />
4) Novela corta: un relato intermedio entre el cuento y la novela extensa. El<br />
origen de la palabra es el italiano novella, que sí contiene el significado de<br />
brevedad y se opone al romanzo, o novela larga que no tiene equivalente en<br />
español. A veces se le llama cuento largo, pero se prefiere novela corta. Otras<br />
veces se la considera diferente del cuento y de la novela extensa sólo por las<br />
implicaciones de su diferente extensión. En sus Novelas ejemplares, Cervantes<br />
reclama haber sido el iniciador del género en España. Realmente sí son<br />
originales en sus argumentos y técnicas, y también bastante perfectas, pero no<br />
puede decirse que sean las primeras. Se cultivan mucho en el XVII, y en<br />
general tienden a ser menos realistas que las novelas extensas.<br />
5) Novela de costumbres: novelas de tipo realista donde se ofrece una visión<br />
de conjunto de los problemas, aspiraciones, virtudes y vicios de los diferentes<br />
47
grupos sociales, simbolizados en tipos como el avaro, el negociante, etc. Es<br />
característica del s. XIX.<br />
•6) Novela documental: relato en los que aparecen documentos de tipo<br />
sociológico, periodístico, jurídico, etc., intencionalmente insertos en el universo<br />
novelesco.<br />
•7) Novela epistolar: relato de ficción escrito en forma de carta, que un emisor<br />
(el narrador) envía a un narratario o destinatario interno. Ejs. El Lazarillo, La<br />
incógnita(Benito Pérez Galdós).<br />
•5) Novela de costumbres: novelas de tipo realista donde se ofrece una visión<br />
de conjunto de los problemas, aspiraciones, virtudes y vicios de los diferentes<br />
grupos sociales, simbolizados en tipos como el avaro, el negociante, etc. Es<br />
característica del s. XIX.<br />
•6) Novela documental: relato en los que aparecen documentos de tipo<br />
sociológico, periodístico, jurídico, etc., intencionalmente insertos en el universo<br />
novelesco.<br />
•7) Novela epistolar: relato de ficción escrito en forma de carta, que un emisor<br />
(el narrador) envía a un narratario o destinatario interno. Ejs. El Lazarillo, La<br />
incógnita(Benito Pérez Galdós).<br />
•8) Novela existencialista: De origen filosófico (existencialismo), se da sobre<br />
todo en el s. XX. Transmiten un sentimiento trágico de la vida y una angustia<br />
ante lo que consideran un absurdo. A menudo se coloca a los personajes en<br />
situaciones límite y bajo la amenaza de la muerte. La vida social y personal<br />
aparece como un caos, llena de personajes solitarios interiormente,<br />
incomunicados, en situaciones de injusticia o violencia. Suele haber<br />
condensación del tiempo, una clara identificación entre el protagonista y el<br />
autor y una insistencia en el desajuste social y vital de ese protagonista.<br />
9) Novela de folletín: novela en edición seriada aparecida en la prensa<br />
periódica y muy típica del XIX. Hay dos formas propiamente hablando: 1) La<br />
novela de folletín, publicada por capítulos en periódicos y revistas, 2) la novela<br />
por entregas, distribuida por capítulos o secciones de forma independiente<br />
(pliegos o cuadernillos, entrega a domicilio, etc.). De público popular y masivo,<br />
son relatos melodramáticos, normalmente con heroínas bondadosas en manos<br />
de dueños malvados que al final son rescatadas por un personaje bueno que<br />
48
estaura la armonía y la justicia. Quieren parecer realistas, pero los personajes<br />
son siempre planos y maniqueos. Las tramas y argumentos son realistas pero<br />
poco verosímiles, llenos de vueltas, revueltas y sorpresas inesperadas e<br />
ilógicas.<br />
•10) Novela gótica: Novela de misterio y terror cuya intriga suele desarrollarse<br />
en un castillo medieval, en el que suceden acontecimientos extraños e<br />
inquietantes. Algunos elementos recurrentes son: amor, misterio, mujer joven<br />
en peligro, aparición de seres fantasmagóricos, etc. Es el antecedente de la<br />
novela de terror, donde los seres monstruosos tienen un mayor protagonismo.<br />
11) Novela histórica: Surge propiamente con el Romanticismo, con Walter Scott<br />
(Ivanhoe), A. Dumas (Los tres mosqueteros), etc. Se explica por el deseo<br />
romántico de recuperación de épocas históricas con otros valores diferentes.<br />
Se trata de recrear el pasado histórico también con ciertas intenciones<br />
arqueológicas. En Europa las acciones se suelen situar en la Edad Media, y en<br />
América, en la América pre-hispánica, pero luego no son recreaciones objetivas<br />
sino aventuras con ideales románticos pero ambientadas en esos lugares<br />
exóticos.<br />
Se ha cultivado desde el Romanticismo, y sigue siendo uno de los subgéneros<br />
novelescos de más auge, ocupando con frecuencia la lista de los best-sellers.<br />
•12) Nueva novela, o novela del lenguaje: El término se emplea por primera vez<br />
en Hispanoamérica, para designar a la novela del boom. Se trata de un tipo de<br />
novela que quiere superar el simple realismo y que empieza a dar una gran<br />
prioridad a los recursos narrativos y formales no presentes en la novela<br />
tradicional: Algunos ejemplos de esos recursos, explicados en parte por el<br />
influjo de las vanguardias: uso del monólogo interior, lenguaje intencionalmente<br />
barroco, fragmentarismo, los objetos en primer plano, difuminación de trama,<br />
personajes y acción, onirismo, yuxtaposiciones sintácticas, paralelismos<br />
narrativos, flash-back, lenguaje oral como frecuente punto de partida,<br />
experimentación léxica.<br />
13) Novela lírica, poética o poemática: Relatos en los que la narración está<br />
dominada por la subjetividad y en la que se percibe un cuidado especial por la<br />
forma, al modo de lo que ocurre en la lírica. No se trata tanto del<br />
experimentalismo de la novela del lenguaje cuanto de darle un protagonismo<br />
en función de sus posibilidades estilísticas encaminadas hacia la belleza.<br />
49
Suelen ser relatos autobiográficos, o en forma de diarios, o epistolar. No suelen<br />
dar importancia a la acción ni a la aventura exterior sino a la vida interior de los<br />
personajes, y a las tensiones o dilemas psicológicos. El tiempo también se<br />
estanca o se usa con frecuencia en retrospectiva y por ello es también<br />
frecuente el monólogo interior<br />
14) Novela negra: Es un subgénero de la novela relacionado con la novela<br />
policíaca o detectivesca pero que pone un mayor énfasis en la denuncia social<br />
y en los conflictos internos de los personajes que en la solución del enigma.<br />
15) Novela objetivista: Tipo de novela desarrollada en Francia entre 1953 y<br />
1970, con diversas denominaciones, como ―escuela de la mirada‖, ―noveau<br />
roman‖, ―objetivismo‖. Frente a la novela existencialista previa pretenden una<br />
novela completamente neutra, sin historia y sin personajes propiamente<br />
hablando. Están formadas por descripciones de objetos, personas, acciones<br />
sueltas, presentadas en su ser externo, sin finalidad ni objetivos. Una variedad<br />
es la novela conductista o behaviorista, donde el narrador sólo recoge los<br />
movimientos externos y los diálogos de los personajes, pero no sus intenciones<br />
ni su mundo interior.<br />
16) Novela pastoril: relatos en los que se exalta la vida del campo y se narran<br />
historias de amor entre pastores idealizados, una naturaleza también idealizada<br />
y frecuentes apariciones de personajes y lugares fantásticos. Procede de la<br />
literatura grecolatina y fue muy popular en el Siglo de Oro.<br />
•17) Novela picaresca: Tipo de novela nacido en España en el XVI, con El<br />
Lazarillo, que normalmente está escrito en perspectiva aprendizaje<br />
(Bildungsroman), convergente (los episodios convergen para explicar una<br />
situación final) y retrospectivo (se narra el pasado desde el presente).<br />
•18) Novela policiaca: El típico relato donde se desenmascara al culpable o<br />
culpables de un crimen. Parecen estar originadas en el interés que<br />
despertaban en Inglaterra los informes periodísticos sobre la búsqueda y<br />
capturas de diversos delincuentes. El esquema de la acción suele ser muy<br />
semejante: existencia de un crimen en principio inexplicable, investigación,<br />
solución. Suele tener una trayectoria inversa, pues se trata de reconstruir el<br />
pasado, y una configuración maniquea de los personajes (buenos, malos, sin<br />
transición).<br />
50
•19) Novela realista: La característica del XIX, aunque luego se ha extendido<br />
esa calificación para todas aquellas que cumplen ciertas características: afán<br />
de verosimilitud, mimesis y copia de la realidad contemporánea, descripciones<br />
frecuentes y más o menos extensas, narrador omnisciente, tendencia a la tesis<br />
o propuesta ideológica, presencia de la historia contemporánea a la novela,<br />
cierto descuido o prosaísmo del lenguaje.<br />
•20) Novela rosa: relatos pertenecientes normalmente a la para o subliteratura<br />
dirigidos normalmente a un público femenino de escasa cultura y que busca en<br />
ellas una evasión soñadora y una gratificación de sus deseos de felicidad.<br />
Caracterizado por un argumento simple, ausencia de sentimientos y<br />
psicologías profundas, erotismo fácil, ambientes y lugares lujosos o<br />
idealizados. Relacionada con ésta suele considerarse a la novela galante o<br />
erótica, con mayor carga de erotismo y sexualidad desintegrada del personaje,<br />
pero normalmente de escaso interés y calidad literarios.<br />
•21) Novela sentimental: Tipo de relato de amor cortés, con elementos de<br />
novela caballeresca que se da en España desde 1439 hasta mediados del<br />
XVII, aproximadamente. Sus notas más características suelen ser: temática del<br />
amor no correspondido, análisis minucioso de las vivencias internas y<br />
amorosas de los personajes, brevedad, argumento simple, lugares lejanos<br />
tendencia a la alegoría, formas narrativas variadas (cartas, autobiografía,<br />
sermón, etc.).<br />
Otros conceptos de Narratología<br />
•Autor: El emisor o emisores históricos y extratextuales responsables del relato<br />
en su conjunto. Puede o no coincidir con el narrador. El autor real puede<br />
inventarse un autor ficticio que igualmente puede o no coincidir con el narrador.<br />
•Narrador: La voz textual creada por el autor y que relata la anécdota de<br />
la historia. Normalmente es uno de los elementos que distingue al género épico<br />
del lírico y del dramático, pues se interpone entre el lector y el contenido del<br />
texto. El narrador puede encontrarse al margen de los acontecimientos, no ser<br />
protagonista, y entonces es una narración en tercera persona o de narrador<br />
heterodiegético. Si el narrador es protagonista de la historia y la narra en<br />
51
cuanto tal o como testigo, tenemos una narración en primera persona o de<br />
narrador homodiegético. Si es relato autobiográfico tenemos a un narrador<br />
autodiegético. Si es un narrador interno al relato principal tenemos un narrador<br />
en segundo grado o metadiegético.<br />
Personajes: El término deriva de la palabra latina ‗persona‘ (‗máscara‘),<br />
aplicado a cada uno de los actantes de una obra de teatro. Hay varias<br />
clasificaciones.<br />
•1) Por su configuración y grado de individualidad: a) estereotipos (retrato<br />
prefijado y reiterativo, sin individualidad);<br />
b) tipos (personajes reconocidos por el público o lector, sin individualidad<br />
completa pero un poco más complejos que los estereotipos);<br />
c) personajes-tipo: personajes en funciones fijas pero con individualidad muy<br />
marcada;<br />
d) personajes individuales (originales e irrepetibles, aunque pueden generar<br />
imitadores o tipos)<br />
•2) Por su gradación jerárquica: principales (protagonista/s y/o<br />
coprotagonista/s) y secundarios (deuteragonista, tritagonista, etc.) Al oponente<br />
del héroe se le llama antagonista<br />
•3) Por su génesis y desarrollo: seres prefijados, que no evolucionan a lo largo<br />
del relato, y seres ‗vivos‘, que van cambiando en función de sus experiencias<br />
en el relato.<br />
•4) Por su grado de complejidad: a) planos, si están constituidos en torno a una<br />
sola cualidad o característica, b) redondos: si tienen la complejidad,<br />
ambigüedad o riqueza psicológica del entorno.<br />
5) Por su unidad/pluralidad: a) individuales, b) colectivo, cuando es un grupo<br />
concreto en el que no sobresale de forma llamativa ningún personaje o<br />
protagonista concreto<br />
•6) Por sus funciones en la narración: protagonista narrador, narrador testigo,<br />
alter-ego del autor, etc.<br />
•7) Por sus funciones en la acción: sujeto, objeto, protagonista, antagonista,<br />
destinatario, adyuvante, oponente, etc.<br />
•Acción: En las narraciones lineales lo habitual es la prótasis(introducción),<br />
epítasiso crisis(el nudo ) y la catástrofe(o desenlace), con más o menos<br />
52
momentos de tensión y distensión (clímax, anticlímax). La trayectoria de la<br />
acción puede ser lineal, circular, fragmentada, continua, etc.<br />
•Punto de vista, ‗focalización‘ o perspectiva: Es el ángulo de visión en el que se<br />
ubica el narrador para relatar la historia. Algunos ejemplos, que pueden<br />
aparecer como únicos o que se pueden mezclar en una misma narración:<br />
Narración en primera, segunda o tercera persona.<br />
Narrador omnisciente, narrador protagonista, narrador-personaje secundario,<br />
narrador-varios personajes, narrador testigo pero no protagonista<br />
Distancia o nivel de identificación con los personajes: personaje heroico,<br />
personaje mimético, personaje ridículo, héroe/antihéroe<br />
Focalización cero (omnisciente), focalización interna (narrador-personaje),<br />
focalización externa (narrador-testigo no personaje)<br />
Tiempo: La categoría relacionada con la duración, sucesión y orden de los<br />
fenómenos en la narración. Algunas posibilidades: La historia puede ser<br />
contada en presente, en pasado, adelantando acontecimientos, con retrocesos<br />
o ‗flash-backs‘.<br />
Distinción entre tiempo cronológico (el externo a los personajes) y subjetivo (el<br />
de la conciencia de los personajes)<br />
Distinción entre fábula(orden cronológico de los hechos de una historia) y<br />
trama(orden en que el narrador presenta esos hechos)<br />
Distinción entre linealidad diacrónica(la narración coincide con la sucesión<br />
temporal de los hechos), prolepsis (anteposición o anticipación de los hechos –<br />
ej. novela policíaca-) y analepsis(en el desarrollo del relato se insertan hechos<br />
anteriores al tiempo de ese primer relato), o entre diacronía(lineal) y anacronía<br />
(no lineal)<br />
Relaciones de duración: pausa(al tiempo del discurso no le corresponde tiempo<br />
en el relato –ej. descripciones), elipsis(al tiempo de la historia no le<br />
corresponde tiempo en el discurso (omisiones de épocas de los personajes),<br />
escenas (simultaneidad entre discurso y relato: diálogos, monólogos; también<br />
se llama isocronía), resumen(condensación temporal), análisis (amplificación).<br />
Relaciones de frecuencia: singulativo(un único acontecimiento evocado en un<br />
único discurso), repetitivo(un único acontecimiento contado en diversos<br />
discursos), iterativo(un único discurso evoca acontecimientos semejantes)<br />
53
Espacio: No hay clasificaciones terminológica precisas, pero sí hay una<br />
tipología y unas relaciones interesantes que suelen tener una vinculación muy<br />
estrecha con la narración y los personajes: lugares ‗reales‘ y lugares<br />
simbólicos; espacios abiertos y espacios cerrados, espacios tópicos y<br />
tipificados (locus amoenus, castillo gótico, salón modernista, etc.), cronotopo<br />
(relaciones recurrentes entre espacio y tiempo: viaje, etc.)<br />
•Corriente de conciencia: representación escrita de los pensamientos de un<br />
personaje, habitualmente sin respetar la gramaticalidad de las oraciones. El<br />
monólogo interior es una técnica narrativa que viabiliza la representación de la<br />
corriente de conciencia de un personaje. El monólogo interior expresa siempre<br />
el discurso mental, no pronunciado, de los personajes.<br />
•Diégesis: sinónimo de historia o también el universo espacio-temporal en el<br />
que se desarrolla la historia. A partir de este concepto aparecen otros como<br />
extra o intradiegético, homo o heterodiegético, etc.<br />
•Digresión: la dinámica de la narrativa es interrumpida para que el narrador<br />
formule asertos, comentarios o reflexiones normalmente de carácter genérico y<br />
que transcienden lo concreto de los eventos relatados; por eso la digresión<br />
corresponde, en principio, a una suspensión momentánea de la velocidad<br />
narrativa adoptada.<br />
•Epílogo: Como sugiere la etimología del término (del gr. epi: ―sobre‖;<br />
logos―discurso‖), el epílogo está constituido por un capítulo o comentario,<br />
normalmente breves, que aluden, al final de la narrativa, al destino de los<br />
personajes más destacados de la acción, después de ocurrido el desenlace.<br />
In medias res (―en medio de los acontecimientos‖): el narrador inicia el relato<br />
por eventos situados en un momento ya adelantado de la acción, normalmente<br />
recuperando después los hechos anteriores a través de una analepsis.<br />
•Incipit: en la narrativa literaria como en el texto artístico de un modo general, el<br />
incipit o comienzo corresponde al lugar de demarcación de una frontera,<br />
separando en cierto modo ese mundo ficcional, que va a ser representado, del<br />
mundo real en el que se encuentra el lector.<br />
•Intrusión del narrador: En un sentido general, se trata de toda manifestación<br />
de la subjetividad del narrador proyectada en el enunciado, manifestación que<br />
puede revertirse de características muy diferentes y explicarse por diversos<br />
motivos.<br />
54
•Mímesis: Imitación de una persona o de cualquier otra realidad a través de la<br />
palabra o el gesto. Concepto clave a la hora de definir el realismo o no realismo<br />
de una narración, y todos los conceptos colindantes (verosimilitud, fantasía,<br />
etc.).<br />
•Mise en abyme: Dentro de una narración se relata otra análoga o especular a<br />
la primera.<br />
•Metanarración: El discurso narra cómo se está llevando a cabo la narración.<br />
•Paratextos: todo aquello por lo que un texto se hace libro o y se propone como<br />
tal a sus lectores. Se aplica no sólo a la narrativa sino a todo texto literario en<br />
general: títulos, dedicatorias, ilustraciones, notas, prefacios, etc.<br />
Lector: Puede clasificarse en extratextual o intratextual, según aparezca o no<br />
explicitado en el texto. Puede haber cruces entre estas categorías<br />
•1) Lectores extratextuales: a) lector real, histórico o empírico: receptores<br />
históricos, físicos del texto. Pueden o no ser contemporáneos a la publicación<br />
del texto. En este grupo, es clave el llamado grado de competencia lectora<br />
b) lector pretendido: el lector en quien el autor piensa intencionalmente al<br />
redactar su texto. Normalmente es un lector inmediato y contemporáneo al<br />
autor.<br />
c) lector implícito, es el lector (textual o no textual) que debe existir para<br />
entender el texto como un acto narrativo.<br />
d) lector ideal: capaz de comprender todas las posibilidades y significados del<br />
texto. Es una construcción abstracta.<br />
•2) Lectores intratextuales: a) destinatario: puede coincidir con el lector<br />
pretendido, pero el destinatario tiene aparición textual, normalmente en los<br />
paratextos del relato, y normalmente tiene una existencia histórica, aunque a<br />
veces hay destinatarios ficticios.<br />
b) narratario: a quien explícita y textualmente se dirige el relato.<br />
c) archilector o archilectura: el conjunto de todas las lecturas que se han hecho<br />
o se harán de un texto.<br />
d) lector representado, figurado: el lector que a la vez es personaje del relato.<br />
55
CAPÍTULO II<br />
<strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />
CANTUTEÑOS<br />
56
CAPÍTULO II: <strong>LA</strong> NARRATIVA CANÓNICA Y LOS ESCRITORES<br />
CANTUTEÑOS<br />
2. El canon literario peruano<br />
2.1. La narrativa peruana y la generación de los escritores cantuteños<br />
Generación del cincuenta<br />
La modernización de la narrativa peruana comienza con la Generación del<br />
'50, enmarcada políticamente con el golpe del General Manuel A. Odría en<br />
1948 y las elecciones de 1950 en las que se autoelige Presidente de la<br />
República. Durante la década anterior había comenzado un movimiento<br />
migratorio del campo a la ciudad (preferentemente a la capital), que durante los<br />
años cincuenta se potencializa al máximo y resulta en la formación de<br />
barriadas y pueblos jóvenes, la aparición de sujetos marginales y desplazados<br />
socialmente. La literatura producida en este período estuvo influida<br />
notablemente por las vanguardias europeas; en particular, el llamado<br />
modernismo anglosajón de Joyce y en el ambiente norteamericano la obra<br />
novelística de Faulkner y la Generación Perdida. También influyó notablemente<br />
la literatura fantástica de Borges y Kafka. A esta generación pertenecen Carlos<br />
Eduardo Zavaleta, Eleodoro Vargas Vicuña, Mario Vargas Llosa, entre otros.<br />
La generación del cincuenta es un momento en el que la narrativa se vincula<br />
de forma muy fuerte con el tema del desarrollo urbano, la experiencia de la<br />
migración andina hacia Lima (un incremento drástico de la población a partir de<br />
finales de la década del 40). Muy relacionada con el cine neorrealista italiano,<br />
presenta la realidad de la urbe cambiante, la aparición de personajes<br />
marginales y problemáticos. Entre los narradores más representativos resaltan<br />
Julio Ramón Ribeyro con Los gallinazos sin plumas (1955), Enrique Congrains<br />
con las novelas Lima, hora cero (1954) y No una, sino muchas muertes (1957)<br />
y Luis Loayza.<br />
57
Junto a los narradores, surge un grupo de poetas entre los que destacan<br />
Alejandro Romualdo, Washington Delgado, Carlos Germán Belli, Francisco<br />
Bendezú, Juan Gonzalo Rose, Pablo Guevara. Estos poetas comenzaron a<br />
publicar su obra a partir de fines del 40, tal es el caso de Romualdo, luego lo<br />
harían Rose, Delgado, Bendezú, Belli. Guevara. Además, este conjunto se<br />
vinculó entre sí no sólo por las relaciones interpersonales, sino que desde el<br />
punto de vista ideológico se relacionaron por el marxismo y el existencialismo.<br />
Los poemas, desde una visión general, que escribieron adoptaron un tono<br />
protestatario y de compromiso social. Por ello, se reconoce al poema A otra<br />
cosa de Alejandro Romualdo en el arte poética de la generación del cincuenta.<br />
Esta generación reinvindicó a César Vallejo como paradigma estético y asumió<br />
el pensamiento de José Carlos Mariátegui en calidad de guía intelectual. Los<br />
poetas Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson,<br />
Antenor Samaniego, Blanca Varela, fueron conocidos como el grupo neo<br />
vanguardista, que comenzó a publicar sus poemas a fines de los años treinta,<br />
tal es el caso de Sologuren, luego vendrían los poemas de Salazar Bondy,<br />
Samaniego, Eielson, Varela, quienes mantuvieron una relación interpersonal en<br />
la revista Mar del Sur, dirigida por Aurelio Miró Quesada de clara tendencia<br />
conservadora; además, este grupo de poetas designó a Emilio Adolfo<br />
Westphalen como guía poético. A esta situación histórico - literaria, habría que<br />
añadir a los llamados Poetas del pueblo, vinculados al partido aprista fundado<br />
por Víctor Raúl Haya de la Torre. Estos poetas, militantes del aprismo a inicio<br />
de los cuarenta, fueron Gustavo Valcárcel, Manuel Scorza, Mario Florián,<br />
Ignacio Campos, Ricardo Tello, Julio Garrido Malaver, quienes reivindicaron<br />
como paradigma poético a César Vallejo. En resumen, se podría decir, que la<br />
Generación del 50, estuvo constituida por: Alejandro Romualdo, Washington<br />
Delgado, Juan Gonzalo Rose, Carlos Germán Belli, Francisco Bendezú y Pablo<br />
Guevara.<br />
Durante ese decenio y el siguiente el teatro experimenta un período de<br />
renovación, inicialmente con las piezas de Sebastián Salazar Bondy<br />
(generalmente comedias de contenido social) y más tarde con Juan Rivera<br />
Saavedra, con obras con fuerte denuncia social, influidas por el expresionismo<br />
58
y el teatro del absurdo. Durante estos años penetrará fuertemente la influencia<br />
de Brecht entre los dramaturgos.<br />
Generación del sesenta<br />
La Generación del 60 en Poesía tuvo a representantes del calibre de Luis<br />
Hernández, Javier Heraud y Antonio Cisneros, laureado con el Premio de<br />
Poesía Casa de las Américas, otorgado por Cuba. No sería serio olvidar en<br />
este acápite a los talentosos vates César Calvo, Rodolfo Hinostroza y Marco<br />
Martos. Cabe señalar, para evitar errores de interpretación, que Javier Heraud<br />
fue el verdadero paradigma generacional, que estuvo vinculado a la doctrina<br />
marxista y a la militancia política, mientras que Hernández y Cisneros, no.<br />
Como es fácil advertir, los coetáneos no constituye movimiento generacional.<br />
A esta generación en calidad de narradores, pertenecen Oswaldo Reynoso,<br />
Miguel Gutiérrez, Eduardo Gonzáles Viaña, Jorge Díaz Herrera, Alfredo Bryce<br />
Echenique,<br />
La narrativa y la poesía peruanas de fines de la década de 1960 tuvieron<br />
tanto un carácter generacional como uno ideológico. Era un tiempo en que la<br />
literatura era vista como un medio, como un instrumento, para crear una<br />
conciencia de clase. Eran los años del auge de la revolución en Cuba y en el<br />
Perú la mayoría de intelectuales ansiaban una revolución marxista que<br />
rompiera el viejo orden oligárquico y feudal. Algunos escritores aspiraban a un<br />
proceso como el cubano (el poeta Javier Heraud, por ejemplo, murió en mayo<br />
de 1963, en la selva peruana, integrando una columna que pensaba lanzar la<br />
lucha guerrillera), otros tenían sus propios modelos. En este periodo de intenso<br />
compromiso social al escritor le queda poco espacio para el compromiso con<br />
su propia obra. A fines de esta década surge el grupo Narración, influido por el<br />
maoísmo y liderado por Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso. Publicaron una<br />
revista con el mismo nombre, aunque tenían pensando llamarla "Agua",<br />
evocando a Arguedas y las tensiones sociales que muestra ese libro.<br />
Generación del setenta<br />
59
También a fines de la década del '60 surgen en la escena poética limeña los<br />
movimientos literarios Gleba (Ricardo Falla, Manuel Morales, Jorge Pimentel<br />
Jorge Ovidio Vega y otros), Estación Reunida (José Rosas Ribeyro, Elqui<br />
Burgos, Tulio Mora, Oscar Málaga, Ana María Mur y otros) y Hora Zero (Jorge<br />
Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, Feliciano<br />
Mejía entre otros). Estos grupos, que se decantarán luego en lo que se ha dado<br />
en llamar la Generación del 70, se caracterizaron por el tono protestatario e<br />
iconoclasta del yo poético que se evidencia más en textos y manifiestos de<br />
marcado acento ideológico en pro del socialismo que en sus expresiones<br />
estéticas. A raíz de una supuesta falta de compromiso social, se producen<br />
altercados entre uno de los líderes de Hora Zero, Jorge Pimentel, y el poeta, ya<br />
consagrado, Antonio Cisneros. En este marco se produce el curioso reto de<br />
Pimentel a un "duelo poético" a Cisneros (declamar ambos ante un público<br />
casual para que espontáneamente los circunstantes determinen al vencedor),<br />
pero éste no aceptó el desafío. "Han empezado con el píe derecho, camaradas.<br />
Ahora falta que escriban con la mano...", les dijo a sus jóvenes colegas. Cabe<br />
señalar, también, que en este periodo del proceso de la literatura peruana<br />
hicieron su aparición como poetas Rosina Valcárcel, Sonia Luz Carrillo, Enrique<br />
Verástegui, Carmen Ollé, Gregorio Martínez, Félix Huamán Cabrera, María<br />
Emilia Cornejo, Alfredo Pita, Patrick Rosas, Abelardo Sánchez León, Omar<br />
Aramayo y -ya en la segunda mitad de dicha década- Enrique Sánchez<br />
Hernani, Luis Alberto Castillo, Juan Carlos Lázaro, Bernardo Rafael Álvarez,<br />
Luis La Hoz, Armando Arteaga, entre otros. Algunos como Ollé, Pita, Rosas,<br />
Sánchez León y Aramayo harían luego una importante obra narrativa. También<br />
aparecen los primeros ensayos narrativos de Fernando Ampuero.<br />
En el teatro hace irrupción la creación colectiva frente a las obras de autor. El<br />
movimiento fue liderado por varios grupos teatrales surgidos en estos años,<br />
entre los que destacan Cuatrotablas, encabezado por Mario Delgado, y<br />
Yuyachkani, por Miguel Rubio Zapata, ambos creados en 1971.<br />
2.2. Gregorio Martínez Navarro<br />
Gregorio Martínez Navarro, nacido en Coyungo, Nazca, en 1942, es uno de<br />
los más destacados representantes, junto con Antonio Gálvez Ronceros, de la<br />
60
literatura de los negros en el Perú. Ambos escritores, para evitar la confusión<br />
evidente con la "novela negra" que es la literatura policial, han elegido una<br />
frase para referirse a sus escritos: literatura de campiña. Y efectivamente, los<br />
escritos de Martínez y de Gálvez aluden al campo costeño y sus personajes<br />
casi siempre son campesinos de la etnía negra. Martínez hizo sus estudios<br />
iniciales en Nazca, luego, en 1961, ingresó a la Universidad Nacional de<br />
Educación en Chosica, luego pasó a la Universidad Nacional Mayor de San<br />
Marcos en 1964, se graduó como bachiller en 1967 y obtuvo el título de<br />
profesor en 1969. Siguió estudios de lingüística entre 1969 y 1971 y fue<br />
incorporado como docente en 1971. Entre 1982 y 1984 trabajó en la<br />
Universidad de Grenoble. Actualmente reside en Estados Unidos y trabaja<br />
como anticuario.<br />
Ha escrito, entre otros, los siguientes libros: Tierra de caléndula (1977), Canto<br />
de sirena (1985), La gloria del piturrín y otros embrujos del amor (1985) y<br />
Crónica de músicos y diablos (1991). Si el primero de sus libros, Tierra de<br />
caléndula, es un conjunto de cuentos, de sabor clásico, que reúne relatos con<br />
personajes negros en su mayoría, los libros que siguieron son difícilmente<br />
clasificables. En Canto de sirena expone sus reflexiones sobre la vida y narra<br />
sus aventuras amorosas un anciano negro, Candelario Navarro. A pesar de ser<br />
Candelario Navarro un personaje real, Canto de sirena se relaciona<br />
genéricamente con la llamada novela-testimonio, de la que puede ser un<br />
ejemplo Biografía de un cimarrón, del cubano Miguel Barnet. La novela de<br />
Gregorio Martínez se ha relacionado también con Matalaché (1928), del autor<br />
afroperuano Enrique López Albújar. Crónica de músicos y diablos, su segunda<br />
novela, relata los viajes de una familia de músicos negros peruanos, los<br />
Guzmán, y la historia de los negros cimarrones de Huachipa.<br />
Puede decirse que Canto de sirena es una novela, pero es una narración<br />
peculiar, hasta cierto punto inimitable. Se trata de reflexiones sobre la vida que<br />
se hace un personaje negro de mucha edad, Candelario Navarro, quien aparte<br />
de caracterizarse por un humor, al mismo tiempo reflexivo y desenfadado, va<br />
llevando el apunte, de cada una de las aventuras amorosas que ha tenido<br />
durante su dilatada existencia. El texto muestra la sabiduría popular en distintos<br />
61
terrenos: en el conocimiento de la cocina popular, de la flora y fauna de Nazca,<br />
de las conductas de hombres y mujeres.<br />
Gregorio Martínez es en cierto sentido un continuador de la prosa vigorosa de<br />
Enrique López Albújar, quien en 1928 en su novela Matalaché, describe los<br />
desenfadados amores de un negro con una mujer blanca en los arenales de<br />
Piura. Martínez reivindica su filiación popular, lo hace a través de su límpido<br />
lenguaje que recoge y da lustre al habla de los negros, pero al mismo tiempo,<br />
en una serie de citas, muestra su aspiración de ser reconocido como un actor<br />
de la literatura del canon. El español que utiliza es aproximativo, a ratos<br />
arcaizante, lleno de neologismos, en conflicto permanente con la escritura<br />
académica. Por eso no llama la atención que en algunos textos de no ficción,<br />
que publica en diarios y revistas, Martínez entra en conflicto con la propia<br />
Academia de la Lengua a la que le reclama por su lentitud en incorporar<br />
palabras populares al diccionario. No otra cosa hizo Ricardo Palma en las<br />
postrimerías del siglo XIX. Crónica de músicos y diablos es un relato donde la<br />
historia se mezcla con la literatura y donde se narra la historia de los negros<br />
cimarrones de Huachipa. Con Gregorio Martínez se afirma la identidad<br />
afroperuana en nuestra cultura.<br />
Canto de sirena (1977), novela de Gregorio Martínez, es una sugerente<br />
representación del sujeto afroperuano. El discurso del protagonista cautiva por<br />
el lenguaje pintoresco, el humor popular y el sensualismo desbordante.<br />
De raíces africanas, a punto de cumplir ochenta y dos años, solitario, olvidado y<br />
en medio del caluroso desierto, Cornelio Candelario Navarro Arenaza, Candico,<br />
recuerda en desorden algunos episodios de su vida. En su discurso, emplea el<br />
lenguaje de los habitantes del sur de Ica y norte de Arequipa, región donde se<br />
desarrolla principalmente la novela. Los barbarismos «adebajo», «disvariar» y<br />
«vide», que quieren decir en su forma correcta «abajo», «desvariar» y «vi», se<br />
incluyen para aproximarse al habla popular. Asimismo, palabras como<br />
«asiesque», «derrepente» y «uñegato» provienen de la unión de vocablos.<br />
Para ganar expresividad, el narrador recurre a pleonasmos: «Yo miro con mis<br />
ojos» o «Me cojudearon a mí». En relación con algunos nombres propios,<br />
realiza modificaciones. Por ejemplo, el pueblo El Ingenio, el cometa Halley y la<br />
ciudad de Nazca figuran «Ingenio», «Jaley» y «Nasca», respectivamente.<br />
62
El humor se exhibe desde los apodos hasta las frases.. El carácter documental<br />
del libro recuerda a Los hijos de Sánchez (The Children of Sánchez,1961), del<br />
antropólogo estadounidense Oscar Lewis, de gran éxito en América Latina,<br />
obra que denuncia el sistema de explotación que padecen los pobladores de un<br />
suburbio mexicano. Canto de sirena intenta del mismo modo rescatar las<br />
experiencias de los menos favorecidos, registrar la lucha de los pobladores<br />
anónimos que mueren en desiertos calurosos con sed de justicia. Por eso, la<br />
novela termina con la frase: «Nadie sabe cuánto hemos sufrido, carajo».<br />
De los numerosos oficios a los que se dedicó Candico, el de huaquero es el<br />
más llamativo. Excavó ruinas con el «doctor Tello», personaje que se inspira en<br />
Julio C. Tello, uno de los arqueólogos que ayudaron a comprender mejor las<br />
culturas precolombinas Chavín, Paracas y Mochica. Siempre recuerda al<br />
investigador con mucho respeto: «Era un cholo panzón y confianzudo, diestro y<br />
conocedor como no he conocido otro». Por otro lado, el narrador denuncia el<br />
tráfico ilegal de artesanía prehispánica, pues le enoja enterarse de que algunas<br />
piezas finísimas terminen en colecciones en el extranjero.<br />
Con Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Antonio Gálvez Ronceros, entre<br />
otros autores, Gregorio Martínez perteneció al grupo literario de izquierdas<br />
Narración, contrario a la dictadura del general Juan Velasco Alvarado (1968-<br />
1975). Precisamente, las leyes de reforma agraria promulgadas por este<br />
régimen son duramente criticadas. Luego de un periodo de esplendor en<br />
manos del soberbio Félix Denegri, Coyungo se hunde en la miseria. Ni los hijos<br />
del hacendado, todos locos, ni los nuevos dueños pudieron detener la caída.<br />
Pese a que Candico cree en una maldición relacionada con Inés Casalino,<br />
quien se acostaba con su hijo mayor, las normas del régimen militar llevan a la<br />
ruina a los campesinos. «Qué sacamos con cosechar bastante algodón si todo<br />
el importe se queda en el banco del Gobierno», se queja el protagonista.<br />
En La orgía lingüística y Gregorio Martínez (1998), Milagros Carazas destaca la<br />
evolución de Candico, quien termina como depositario de la sabiduría popular.<br />
Ya anciano se pregunta si está pagando las maldades que cometió. A pesar de<br />
su desazón por la vida, cree en una mejora posible: «Antes que sea tarde<br />
deberíamos juntarnos todos los que no tenemos adónde caernos muertos y de<br />
un empujón arrimar a los cogotudos que se han hecho dueños de cuanto hay<br />
63
en el mundo». El libro mereció el Premio Bienal de Novela José María<br />
Arguedas en 1976, instituido por Goodyear del Perú S. A.<br />
2.3. Antonio Gálvez Ronceros<br />
Antonio Gálvez Ronceros (1932), profesor principal de la Universidad<br />
Nacional Mayor de San Marcos, es natural de Chincha, pueblo de ambiente<br />
rural del Sur Chico de la costa peruana. Con sus libros de cuentos, Los<br />
ermitaños y Monólogo desde las Tinieblas, Gálvez Ronceros "ha hecho<br />
aportes definitivos al cuento peruano, ha cimentado una tradición popular y<br />
ha abierto territorios narrativos que son ahora explorados por escritores de<br />
generaciones posteriores". Ellos permitieron constatar "que Gálvez Ronceros<br />
no sólo es un buen narrador de historias cortas, sino que, después de<br />
Ribeyro, es el más notable cuentista de la Generación del 50", como afirma<br />
Miguel Gutiérrez, en su libro Generación del 50: Un mundo dividido (Pág.<br />
139).Si bien su veta más conocida recrea el universo afro-peruano del Sur<br />
chico, en Historia para reunir hombres y luego en Cuadernos de agravios y<br />
lamentaciones se produce un cambio. El escenario es la ciudad y el lenguaje<br />
es otro. En la novela que está preparando, los hechos se desarrollan<br />
también en la ciudad. Lo que se mantiene constante en sus obras es su hábil<br />
manejo del lenguaje, su dosis de fantasía y humor... En 1974 obtuvo los<br />
premios primero y segundo de cuento en el concurso José María Arguedas<br />
organizado por la Asociación Universitaria Nisei del Perú; y en 1982, el<br />
primer premio de cuento y el segundo de periodismo en certámenes<br />
organizados por la Municipalidad de Lima.<br />
Aventuras con el candor (1989 )Selección de sus artículos publicados en los<br />
periódicos limeños La República y El Diario. Actitudes, personajes,<br />
costumbres, creencias, niveles de lenguaje popular, se encuentran<br />
impregnados de una fresca savia de humor sutil. En no pocos casos esta<br />
impregnación es sólo un tránsito hacia un propósito mayor: la desmitificación<br />
64
de creencias irracionales fuertemente institucionalizadas.<br />
Cuadernos de agravios y lamentaciones (2003).Este libro reúne 11 cuentos<br />
escritos en épocas distintas. A través de ellos se aprecia la oposición frontal<br />
entre explotadores y explotados, la óptica a favor de los ―humillados y<br />
ofendidos‖. "Si bien parece estar vinculada con una vertiente muy activa en las<br />
letras peruanas de los años 30 a 60: del realismo social al neorrealismo; sin<br />
embargo, la textura de los cuentos de Gálvez Ronceros se aparta de las<br />
convenciones de la narrativa realista.<br />
2.4. Félix Huamán Cabrera<br />
Nació en Pariamarca, provincia de Canta, Lima-Perú, el 15 de marzo de 1943.<br />
Sus padres fueron Adrián Huamán Velazco y Simona Cabrera Huamán.<br />
Estudio primaria en la escuela de su tierra natal y secundaria en el Colegio<br />
Nacional Mixto ―Gabriel Moreno‖ de Canta. Curso la formación superior en la<br />
Universidad Católica de Lima, Universidad de San Marcos y Universidad<br />
Nacional de Educación. Ha ejercido la docencia en muchas universidades.<br />
Actualmente trabaja en la Escuela de Postgrado de La Universidad de<br />
Educación. Pero su vida fue la literatura, en especial la narrativa; de ahí que<br />
sea autor de novelas, cuentos y poemarios Ha colaborado en muchos trabajos<br />
de investigación y juntamente con Carmela Abad su esposa ha elaborado<br />
textos escolares, históricos y didácticos con un afán de investigación y aporte a<br />
la cultura y educación de las futuras generaciones peruanas. Agomayo río de<br />
arena. Libro de cuentos aparecido en 1971, de ahí para adelante ha tenido<br />
muchas ediciones, la última fue publicada por Universidad Nacional de<br />
Educación, como homenaje a los treinta y cinco años de su primera edición. Se<br />
trata de 16 textos, aunque en la de 1980 (Ed. Amaru) contiene 18, cuyas<br />
temáticas de ambiente rural responden a asuntos y preocupaciones del mundo<br />
actual: migraciones del campo a la ciudad, conflictos sociales, luchas<br />
populares, mitos, leyendas, creencia; todos narrados con técnicas expresivas<br />
actuales en un lenguaje lleno se intensidad comunicativa. Agomayo, Mula de<br />
candela, La pasña del puquial, Plumas de otro ser, El cuento del río, Desde<br />
Carhua nos vinimos, La encañada, Tierra encima y tres cruces, En la piedra<br />
65
grande, No se la lleven, Sonrisa de sol a medio cerro, Los gabrielinos, Mi<br />
Huaros querido, Sangre nuestra, Los alisos, Llevando la bandera.<br />
Agua encanta (1978)Es una novela muy bella llena de encanto y de intensidad<br />
comunicativa, su primera edición fue en Huancayo, 1978. En ella se revela la<br />
fuerza poética y el cariño telúrico de la creación literaria, y demuestra la<br />
capacidad de comprender la realidad no sólo rural sino también la citadina;<br />
realidades que se ven reflejadas en sus problemáticas sociales a través de los<br />
conflictos por las que atraviesan los personajes. De ella ha dicho Manuel<br />
Baquerizo lo siguiente: ―Huamán escribe después del ciclo de la literatura<br />
tremendista sobre el lumpen proletariado. Por lo mismo su visión es más<br />
abarcadora. En él la prédica de la vuelta a la tierra, a la naturaleza y a la<br />
comunidad, es una característica inusitada. Su novela en este sentido es un<br />
fervoroso canto a la vida aldeana, al mundo rural y sencillo, a la fuente<br />
primigenia ―Pariamarca es flor, cariño, canción, olor, viento, aroma de<br />
heliotropo, matiz de muña, dulzura de chupa- chupa‖, al espíritu comunitario, al<br />
trabajo y al esfuerzo colectivo. Si en Yawar fiesta, la gran obra de Arguedas, se<br />
mostraba la capacidad y la decisión de los puquianos para construir una<br />
carretera, aquí se describe, con pasión hermosa, la pujanza y la tenacidad de<br />
los comuneros pariamarquinos para abrir una acequia. Este es el objeto central<br />
del libro. Sierpe de acero y soles de oro Novela basada en un hecho verídico<br />
llevado a cabo en la segunda década del presente siglo y recreado por la<br />
sabiduría popular hasta los límites del mito y la leyenda: el asalto perpetrado<br />
por nueve campesinos canteños, ex obreros mineros, al Ferrocarril Central en<br />
la zona más alta de la cordillera: Ticlio. De ahí que todo lo mágico no es más<br />
que una bella metáfora de la realidad y no hay cabida para las<br />
prestidigitaciones surrealistas. Las vivencias infantiles, fermentadas con las<br />
historias, cuentos, leyendas, tradiciones, consejas, decires, hechos y seres<br />
creados por la fantasía popular que viven y hasta ocupan un lugar dentro del<br />
contexto humano, han hecho posible crear una acción novelística de sostenido<br />
trabajo conceptual y expresivo, donde se demuestra fuerza creativa de temas y<br />
formas de expresión. De esta manera Sierpe de acero…se inscribe en una<br />
nueve característica de la literatura andina, tanto en el tratamiento de las<br />
estructuras narrativas como del proceso de temas y personajes, presentados<br />
66
en la técnica del destello (varias historias en base de un núcleo narrativo) cuyo<br />
antecedente fue el ejercicio novelístico Por la nieve habían venido aparecido<br />
por el año 1972.El toro que se perdió en la lluvia Este cuento largo o novelita<br />
corta (de 15 capítulos) apareció adscrito en el libro Agomayo en su primera y<br />
segunda ediciones, luego por el requerimiento de los lectores, sobre todo<br />
niños, se independizó y creció en su historia para editarse como un volumen<br />
aparte (ya van tres ediciones). Pero no fue escrita solamente para el consumo<br />
de niños, simplemente fue creada, como toda obra literaria, basada en la<br />
realidad con sus características de ficcionalidad y fantasía; con el correr del<br />
tiempo, los niños hicieron suyo el mensaje y ahora va de mano en mano dando<br />
vida al toro Canoso, protagonista de esta historia. La historia de este texto<br />
narrativo se desarrolla en base de la pérdida de un toro muy apreciado por la<br />
familia campesina que lo busca hasta el cansancio con empeño hasta llegar a<br />
la desesperación y la certeza de la irremediable pérdida. Pero en una noche<br />
cuando nadie se imaginaba la esperanza vuelve en el mugido del animal.<br />
Entonces retorna la alegría y la felicidad. Silbido en el maizal Libro de cuentos<br />
cuya temática andina responde al mundo actual, está constituido por textos<br />
trabajados con motivos y problemas basados en la realidad, pero logrados con<br />
calidad lo que les da trascendencia y valor artístico; todos ellos son afirmación<br />
de identidad cultural y dominio del arte narrativo. Silbido en el maizal es sonido,<br />
alerta, voz, eco, actitud de presencia en medio de la fructificación del sembrío;<br />
palabra del escritor que llega a los lectores lleno de armonía artística de<br />
tramas, historias, temas, personajes, problemas y realidades que se convierten,<br />
gracias a la palabra, en textos de intensidad creativa. Gorgorín, Pukachaka,<br />
Olor de agua, Te estoy esperando, El sueño tiene color, Hoy o nunca,<br />
Compadre Bernardino, Taurinada en Obrajillo, El Maizmoro, El nido, Canto de<br />
chiwaco, Maíz amarillo, Chanza del arpa, Paso del bailante, el bayo.<br />
En las espigas de junio. Sus personajes son jóvenes que viven inmersos dentro<br />
de los conflictos de una sociedad de los cuales son parte, compromiso y<br />
acción, pero también son particularidad llena de interioridad de amor y fantasía.<br />
De ahí la riqueza temática de esta novela donde la realidad como naturaleza,<br />
colectividad y cultura, especialmente peruana, se presenta descarnada a través<br />
de sus problemas esenciales: la juventud, el trabajo manual e intelectual, la<br />
sociedad como comunidad y modernidad, la supervivencia a través del<br />
67
comportamiento donde la búsqueda de justicia reina en medio de la violencia,<br />
falsedad e inhumanidad, la creencia en un escenario de valores y desvalores.<br />
Pero que por encima de todo se respira una poesía constante y una esperanza<br />
en el futuro a través de algunos temas que se convierten en símbolos muy bien<br />
delineados como son: el trabajo comunal, la vida escolar, la caída y<br />
construcción de la iglesia, la propagación del kikuyo y la respectiva extirpación,<br />
la violencia subversiva y represiva, los reclamos de los mineros de la yesera, la<br />
migración y otros temas que enriquecen la expresión y el contenido novelístico.<br />
Candela quema luceros. Es la novela que ha tenido más tiraje de impresión y<br />
va por la tercera edición (2006).Candela quema luceros es la metáfora que da<br />
título a la novela cuyo contenido tiene que hacer con los conceptos de fuego y<br />
luz. Uno que destruye, que todo lo convierte en ceniza y otro que da lumbre,<br />
guía y orienta. Contenido que refleja creativamente la realidad social en<br />
conflicto, enfrentamiento y guerra, historia que se dio en las dos últimas<br />
décadas del siglo XX en el Perú; como también la esperanza y las ganas de<br />
vivir de los hombres que sueñan con un mundo de justicia y paz. La historia<br />
verosímil de la novela está tratada desde un punto de vista contemporáneo, en<br />
cuanto a la expresión narrativa, lo que demuestra el conocimiento y oficio del<br />
autor. La acción principal, genocida, basada en el arrasamiento de una<br />
comunidad por parte de las fuerzas represivas, es presentada a través de una<br />
técnica circular donde se van dando de manera sucesiva historias particulares<br />
de las víctimas del abuso para que, al final, se presente la luz de la esperanza<br />
en medio de un cuadro de desolación y búsqueda del personaje principal. La<br />
forma circular hace posible presentar de manera intensa la trama central de la<br />
novela que está basada en el choque de culturas: la andina a través de sus<br />
costumbres, mitos, leyendas y tradiciones, y la occidental, pragmática, injusta,<br />
hedonista; como también las interrelaciones de prácticas cotidianas, sociales,<br />
represiones, venganzas, vida citadina, etc.<br />
La novela enfrenta, sin miedo ni temores, hechos, temas y problemas con<br />
profundidad y realismo, pero a la misma vez se expresa con brillo creativo y<br />
arte; de ahí su trascendencia y la intensidad lírica de la comunicación literaria.<br />
68
Caballo verde en copa de oro .Es un libro de cuentos donde la prosa narrativa<br />
está burilada en demostración de dominio y técnica para hacer más accesible<br />
la expresión literaria de temas sociales: orfandad, marginalidad, injusticia,<br />
luchas sindicales, sueños, creencias; desafíos de la naturaleza. Todos textos<br />
narrados con magistral comunicación. Los personajes, a diferencia de los libros<br />
de cuentos anterior de Huamán, son individualizados en sus comportamientos<br />
y tipificaciones y enmarcados en escenarios diversos y diferentes: barrios<br />
marginales, ferias pueblerinas, marchas de sacrificio, ciudades, anécdotas y<br />
hechos que han conmovido la historia social. Ganando en calidad literaria este<br />
libro es testimonio, protesta y prueba creativa de quien sabe escudriñar la<br />
realidad para elevarla por los cánones del arte y la palabra.<br />
Noche de relámpagos. Esta es una novela de lectura seductora que, a la<br />
misma vez, compromete a la conciencia para buscar la luz en medio de la<br />
oscuridad. Trata de la historia de un niño que queda huérfano después de una<br />
masacre a un pueblo campesino. A través de este personaje se simboliza a<br />
una nación herida en su mismo corazón, pero que busca la mano fraternal en<br />
medio de la desgracia. Del arrasamiento de pueblos en la sierra central y sur<br />
del Perú, se salva un niño y su abuela que deambulan entre la desolación y el<br />
recuerdo buscando algún asidero dónde pasar sus días. He aquí el tema de<br />
esta hermosa novela trabajada dentro de la linealidad narrativa, enriquecida<br />
con connotaciones verbales, lo que hace intensa su expresividad a través de<br />
relatos, diálogos, monólogos, prosopografías, descripciones; todos recursos<br />
combinadas con el certero dominio de la técnicas ficcionales donde la persona<br />
y el tiempo narrativos se relacionan muy bien para lograr develar contenidos de<br />
realismo objetivo y mágico de manera natural en una rica variación de<br />
situaciones. Qantu, flor y tormenta ―En esta novela, Félix Huamán se muestra<br />
como un narrador que ha asumido la modernidad de contar ficciones sin perder<br />
contacto con la realidad que le ha tocado vivir y, lo mejor de ello, sin desligarse<br />
de su amor telúrico por los Andes que lo vieron nacer sin separarse de su<br />
compromiso con los sentimientos de justicia social, parte esencial de su arte<br />
creativo. Al igual que Vallejo, Alegría o Arguedas y, por qué no, de López<br />
Albújar, en su obra ―encontramos el mismo germen de insatisfacción, de<br />
protesta social, de inconformismo‖ que en la de aquellos y que Eduardo<br />
69
Congrains Martín atribuyera –según nuestro entrecomillado- a la narrativa<br />
vallejiana proveniente de la entraña de su poesía. En Qantu flor y tormenta<br />
Félix Huamán Cabrera pone tal hito integrador enfrentándonos con la reciente<br />
cruda y dura realidad que nos tocara vivir durante la deflagradora guerra<br />
interna de los 70 mil muertos y 8 mil desaparecidos. Los mártires de La Cantuta<br />
asesinados en aquella ocasión como un acto de venganza contra el<br />
descabellado atentado de Tarata –el hecho aconteció dos días después de la<br />
irracional explosión miraflorina-, pasan en estas páginas a formar parte del<br />
imaginario popular, así como los pueblos arrasados por la guerra sucia también<br />
lo hacen. De esta manera la novela regional, la novela social y realista crítica –<br />
a las cuales hiciera alusión el critico uruguayo Ángel Rama- se reúnen en esta<br />
novela de Félix Huamán.‖ (Maynor Freire: Novela de cuatro vertientes y un solo<br />
fin).Ladraviento. Es un relato novelado donde la ternura de un niño se expresa<br />
a través de una serie de pasajes, tramas y estampas con su perro Negrón:<br />
Llegó muy pequeñito, Negrón se salvó de la muerte, Negrón cazador de<br />
perdices, Cuando el Negrón cogió al abigeo, Encontramos con hombres<br />
pequeñitos, La corrida, El perro cantor, Escuchamos el aullido de un cachorrito,<br />
etc. Cuentos, historias, descripciones, testimonios, aventuras, poesías hacen<br />
de la narración una comunicación muy vivaz y agradable hasta el punto de la<br />
sorpresa, la identificación, el recuerdo, una alegría constante, el vuelo de la<br />
imaginación a través de las diversas tramas, también la pena y el dolor. En una<br />
sola afirmación: logro de la palabra con emoción y sentimiento, arte literario.<br />
Ladraviento es un texto de gran calidad para la recreación, la lectura, la<br />
motivación de la fantasía en niños y adultos, donde el autor demuestra su<br />
versatilidad en el uso de la prosa y la intensidad de su creatividad.<br />
Los niños de barro Es una novela que a través del recuerdo se llega a la<br />
infancia para revivirla y hacer que los días adultos vuelvan a ser parte de la<br />
ternura, cariño hogareño, fantasía y emoción intensa. En ella se plantea el<br />
problema de la niñez, etapa fundamental de la vida y fuente inagotable de<br />
creación, donde la experiencia de sueños y vivencias, alegres y tristes, matizan<br />
la escritura y permiten un desarrollo narrativo de comunicación efectiva. En sus<br />
páginas encontramos a la naturaleza agreste pero también pródiga que moldea<br />
la vida de los niños, una familia que sobrevive a las adversidades, y una cultura<br />
70
llena de creatividad, ingenio y creencia. En ella encontramos sueños,<br />
recuerdos, hálitos de afirmación de la cultura andina en su esencia de vida y de<br />
rica fructificación. Un personaje que vuelve a su pueblo de origen después de<br />
muchos años, a pesar de la soledad e indiferencia (ya no lo reconoce nadie),<br />
se encuentra con su niñez a través de las cosas y de los recuerdos, motivo<br />
suficiente para hacer la reminiscencia de un pasado lleno de vida y de ilusión.<br />
Es una novela muy tierna, elaborada con el dominio magistral de la narración,<br />
donde la historia principal se matiza con relatos, cuentos, aventuras, anécdotas<br />
y otras formas de expresión.<br />
Altamar. Es un cuento largo basado en la historia de unos pescadores que<br />
quedan varados en medio del mar, habían llevado provisiones para un día de<br />
pesca, pero se quedaron muchos más. Entonces surge la zozobra y la<br />
desesperación. Al final un golpe de suerte hace que los encuentren, los salvan<br />
y son recibidos en medio del contento y la algarabía. La narración está muy<br />
bien sostenida y permite una lectura accesible para conocer esta problemática<br />
que el autor en otras oportunidades no había enfrentado. Lo que demuestra su<br />
capacidad de hacer literatura en diferentes campos de la realidad.<br />
2.5. Julián Pérez Huarancca<br />
Escritor ayacuchano que realizó sus estudios en la UNE en la década del 90<br />
y actualmente labora como docente en la Universidad Nacional Federico<br />
Villarreal y José Faustino Sánchez Carrión.<br />
Retablo", de Julián Pérez Huarancca, es una novela de diversas<br />
dimensiones. Justamente como un retablo ayacuchano la novela contiene<br />
varias historias narradas de manera discontinua por un narrador principal, pero<br />
a cuya voz se suman otras voces y otras memorias.<br />
Dentro de la estructura mayor, Retablo cuenta: 1) La historia familiar de los<br />
Medina Huarcaya; 2) La historia del pueblo andino de Pumaranra; 3) La historia<br />
de la crisis existencial de Manuel Jesús Medina, un Medina Huarcaya de la<br />
tercera generación y voz narrativa principal; y 4) La historia sobre la guerra<br />
subversiva a comienzos de los años 80 en esa zona de Ayacucho dirigida por<br />
Grimaldo Medina, hermano mayor del anterior.A partir del pueblo de<br />
71
Pumaranra (Víctor Fajardo-Ayacucho), el ámbito de la representación se va<br />
extendiendo por toda la región de los andes ayacuchanos y las ciudades de<br />
Lima e Ica, mientras el tiempo de las acciones abarca la vida de tres<br />
generaciones de los Medina Huarcaya y de su linaje enemigo los Amorín.<br />
La particularidad en la novela de Julián Pérez es que los notables y ricos de<br />
Pumanrara, presididos por el linaje de los Amorín, establecen alianzas con los<br />
"uquis" de Lucanamarca para apoderarse de las tierras y de la mina de sal de<br />
los pumaranrrinos. Estas contradicciones se manifiestan de manera<br />
concentrada en las familias de los Medina, considerados como "chutos" por el<br />
clan adversario, y los Amorin, principales entre los notables del pueblo de<br />
Pumanrara. La rivalidad entre ambas familias se agudiza con el asesinato del<br />
arriero Gregorio Medina Sacsara (padre de Néstor Medina y abuelo de<br />
Grimaldo y Manuel Jesús) por bandoleros disfrazados de Lucanamarca al<br />
servicio de Fausto Amorín, el viejo. Néstor, que fue testigo siendo casi un niño<br />
del asesinato de su padre, será testigo más delante de varias incursiones de<br />
fuerzas combinadas, de policías y lucanamarquinos, en una de las cuales la<br />
casa de los Medina queda reducida a cenizas.<br />
Uno de los pasajes épicos más notable de Retablo es aquel en que Clavelina<br />
Contreras, bella muchacha poseedora de la voz más hermosa del pueblo y<br />
virgen aún se une a la resistencia contra la mesnada del segundo Amorín y<br />
muere después de ser violada por la gendarmería. En medio de este clima de<br />
guerra no declarada más que secular, de odios y rencores, y en un momento<br />
en que los notables ejercen pleno dominio, llega a Pumanrara un forastero que<br />
se presenta como alfabetizador del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado.<br />
Los "uquis", que son enemigos de la Reforma Agraria velasquista, lo detienen y<br />
hacen pasar la noche en el cepo, y a la mañana siguiente, amarrado de<br />
espaldas a un burro chúcaro, lo expulsan de manera humillante del pueblo con<br />
el peligro de que perdiera la vida desabarrancándose a un abismo. Tiempo<br />
después, sin embargo, el forastero retorna a Pumaranra, pero esta vez se<br />
presenta como Antonio Fernández, experto en cuestiones agrarias interesado<br />
en estudiar las andenerías que utilizan los comuneros en la agricultura de la<br />
zona. En el tratamiento de la guerra subversiva, Julián Pérez ha evitado en<br />
gran medida el maniqueísmo, la idealización o estigmatización de los<br />
72
personajes por sus opciones políticas y, acierto notable, ha desideologizado el<br />
relato controlando el uso del metalenguaje ideológico-partidarista tan<br />
característico de las organizaciones de origen marxista-leninista-maoísta; así,<br />
por ejemplo, nunca se nombra a Sendero Luminoso cuyos destacamentos son<br />
llamados "rebeldes", "subversivos", "alzados", y sólo cuando es indispensable<br />
para la compresión del discurso narrativo se alude al Partido con la "P" como<br />
sigla. Por supuesto, el narrador no puede eludir el uso de la jerga de las<br />
fuerzas del orden y de los medios periodísticos contrarios a la subversión,<br />
como en el texto siguiente: "Una compacta columna de delincuentes<br />
subversivos al mando del sanguinario-polpotiano-terrorista-asesino-loco con el<br />
alias de "Antonio", fue abatido en las alturas de Pumaranra". Ahora bien. Uno<br />
de los mayores desafíos que la novela debe haberle planteado a su autor es la<br />
plasmación artística de Grimaldo Medina (la elección del nombre de Grimaldo,<br />
es una clara aunque secreta respuesta de Julián Pérez Huarancca al cuento de<br />
Luis Nieto Degregori, "Vísperas", pues el modelo real –Hildebrando Pérez<br />
Huarancca (hermano de Julián) - es el mismo en ambas historias.<br />
Una de las razones del retorno de Manuel Jesús a Huamanga y a la zona de<br />
Pumaranra es ubicar el lugar donde murió en combate y recoger testimonios<br />
sobre Grimaldo Medina, hermano mayor suyo y reivindicar su memoria. El<br />
resultado no es un personaje de una sola pieza, sin fisuras, ejemplar y heroico;<br />
según los recuerdos del narrador, fue un hermano protector, amante y<br />
respetuoso de sus padres, un oyente apasionado de la historia de Pumaranra y<br />
de Lucanamarca, en cuyo devenir tuvo lugar el asesinato de su abuelo y de las<br />
humillaciones, incluyendo la cárcel, que padeció su padre; pero también<br />
presenta a Grimaldo en su adolescencia y primera juventud como un fornicador<br />
empedernido que utiliza un leguaje grueso y aun obsceno cuando alude a sus<br />
aventuras amatorias; y tampoco oculta los hechos de sangre cometidos por el<br />
destacamento subversivo que él comandaba como consecuencia de ese lado<br />
oscuro e irracional que pueden alcanzar hasta las guerras más justas. Aunque<br />
no está exento del todo de maniqueísmo en relación a Lucanamarca (en<br />
algunas ocasiones el narrador apostrofa a sus pobladores como "raza maldita",<br />
"raza traidora", lo cual incluso es antidialéctico –"uno se divide en dos" decía el<br />
viejo Mao Tse-tung: no todos los alemanes durante la guerra fueron nazis, no<br />
73
todos los norteamericanos apoyaron la barbarie de Bush en relación a Irak o<br />
Afganistán), Retablo ofrece una visión distinta, por lo menos más matizada,<br />
sobre los sucesos atroces que ocurrieron en ese pueblo durante la guerra<br />
interna.<br />
De modo que ya en un plano extraliterario, la novela de Julián Pérez tendrá que<br />
ser tomada en cuenta para que historiadores del futuro, de espíritu abierto y<br />
equilibrado, formulen una versión más objetiva de lo que sucedió en<br />
Lucanamarca. El rol de Manuel Jesús como narrador-personaje merece un<br />
último comentario. Aunque es el narrador principal y quien desencadena la<br />
historia, su discurso no es ni narcisista ni monológico, pues al incorporar otras<br />
voces y otras memorias, relativiza su propia visión de los sucesos y confiere<br />
una dimensión dialógica al tejido narrativo. De otro lado, la representación que<br />
hace de sí mismo, dista de ser complaciente: a la profunda crisis existencial por<br />
la que atraviesa –ruptura matrimonial, sentimiento de haber fracasado en todas<br />
las metas que se impuso en la vida- se añade el secreto sentimiento de culpa<br />
que arrastra por haber abandonado a sus padres huyendo a Lima para evitar la<br />
represión militar por ser hermano del "sanguinario terrorista" Grimaldo Medina.<br />
Existen, desde luego, algunos defectos formales y técnicos secundarios que no<br />
desmerecen la calidad del libro.<br />
En suma, Julián Pérez Huarancca con Retablo ha escrito una buena, incluso<br />
muy buena novela -no sólo en cuanto al tema de la guerra, sino de la novela<br />
peruana- en general. El fantasma que te desgarra”. Pocas ocasiones se<br />
presentan en la escena narrativa local para efectuar el comentario de libros<br />
excepcionales. El fantasma que te desgarra de Julián Pérez (2a. ed.Lima: San<br />
Marcos, 2009) es uno de ellos por el nivel de su exigencia artística, el<br />
compromiso con la veracidad del drama que retrata y la visión del intelectual y<br />
escritor que concibe su conflicto y predicamento. Es una novela de trama y de<br />
lenguaje; en la trama, asistimos a las peripecias del personaje Fredy<br />
enmarañado en los derroteros de la violencia política como medio de<br />
supervivencia (es periodista y vive de los hechos); en el lenguaje, asistimos a la<br />
exigente experiencia de modular al castellano andino como lengua para referir<br />
la guerra y adquirir así el tono de la épica.<br />
74
La historia de El fantasma que te desgarra es, en principio una fábula de<br />
maduración. El inconforme congénito, Fredy ha tramontado la vida a su suerte:<br />
llamémoslo intelectual lumpenizado (aunque no en el sentido clásico).<br />
Inconforme con su deplorable situación económica, militó sin vocación en la<br />
política de izquierda radical, fue profesor e hizo carrera universitaria para ser<br />
periodista y estableció un hogar sin las condiciones para su subsistencia<br />
decente. Su degradación consiste en mendigar por trabajos de maestro o<br />
periodista sin futuro, en los que servirá a amos a los que considera moralmente<br />
repudiables. Julián Pérez revive en él, en parte, a un tipo humano de la<br />
progenie de Dostoievski. Que no extrañen los largos monólogos amargados,<br />
viscerales, seductoramente lúcidos del personaje. Tampoco sus bellísimas y<br />
aterradoras experiencias visionarias, cuando es presa de la exaltación<br />
emocional. En su deambular por Lima, Ica y los cerros de Ayacucho, afanado<br />
por reportar sobre la guerra subversiva por dinero para sobrevivir, revive las<br />
afiebradas caminatas de un Rodión Raskolnikov, henchido de la tormenta de<br />
sus sentimientos de frustración, de reclamos iracundos al orden social injusto y<br />
preguntas por la pureza y la corrupción de las acciones humanas. Pero el<br />
parentesco de Fredy con la estirpe de Dostoievski no es completo, porque este<br />
articula su propia e inventiva emotividad del desarraigo y la marginación, de<br />
explicación histórica nacional: en su descaro para llamar amo al amo y opresor<br />
al blanco no solo existe la honestidad histérica del justo entre pecadores, sino<br />
la verdad descarada que ofende porque evidentemente es comprobable en la<br />
evidencia de habitar en el Perú contemporáneo.<br />
El fantasma que te desgarra conjuga, pues, diálogo con la tradición del hombre<br />
que se busca en la guerra, pero que, sobre todo, se busca en sí, con la novela<br />
peruana sobre el contacto, conflictivo y desasido, aunque también iniciático y<br />
valioso, del intelectual moderno con su país. Por este último componente<br />
conviene entender que la iluminación de Freddy, el acto por el cual accede al<br />
acontecimiento de descubrir en el subversivo al prójimo, en términos del<br />
psicoanálisis lacaniano, difumina al ―fantasma‖ de la visión entrampada del país<br />
que los intelectuales peruanos tradicionalmente asumen.<br />
2.6. Carmen Ollé<br />
75
Carmen Ollé, Lima, Perú, 1947. Estudia pedagogía y letras en la Universidad<br />
Nacional Mayor de San Marcos y obtiene el título de Licenciada en Educación<br />
en la especialidad de lengua y literatura. Laboró en la década del 89 en la UNE<br />
como docente de Literatura.<br />
Obra publicada: Noches de adrenalina. Lima: Cuadernos del Hipocampo, 1981.<br />
(Poesía). Noches de adrenalina. 2a. ed. Lima: Lluvia Editores, 1992. Noches de<br />
adrenalina. 3a. ed. Buenos Aires: Tierra Firme, 1994. Nights of adrenaline.<br />
California: Floricanto, 1997. (ed. bilingüe de Noches de adrenalina, trad. Anne<br />
Archer.). Todo orgullo humea la noche. Lima: Lluvia Editores, 1988. (Poesía y<br />
prosa). ¿Por qué hacen tanto ruido? Lima: Flora Tristán, 1992. (Narrativa).<br />
¿Por qué hacen tanto ruido? Lima: Editorial San Marcos, 1997. Las dos caras<br />
del deseo. Lima: Peisa, 1994. (Novela). Pista falsa. Barranco, Perú: Ediciones<br />
El Santo Oficio, 1999. (Novela). Una muchacha bajo su paraguas. Barranco,<br />
Perú: El Santo Oficio, 2002. (Relato)<br />
Desde que en 1981 se publicará el libro "Noches de adrenalina", Carmen Ollé<br />
es una de las escritoras fundamentales de la poesía peruana contemporánea. El<br />
libro, que despertó una gran polémica algunos años después, no sólo planteó<br />
por primera vez una visión femenina del desencanto y del transcurrir de la<br />
experiencia vital, lo fundamental es que estableció una nueva estética: desde un<br />
distanciamiento autoconsciente la autora logra en versos largos, narrativos, a<br />
veces esquivos y a veces de un fulgor lacerante, describir un mundo deteriorado<br />
pero también sorprendente.<br />
"Noches de adrenalina" es la versión densa y descarnada de dos clases de<br />
emigración: la que vive una latinoamericana en París y Menorca, pero también,<br />
aquella de la mujer que aprende dolorosamente su cuerpo: el deterioro que<br />
implica ese paso repetitivo y constante hacia la muerte. Por eso el libro empieza<br />
con estos versos tan fisiológicamente poéticos: "Tener 30 años no cambia nada<br />
salvo aproximarse al ataque/cardiaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen/<br />
nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada". Ollé parte de la aguda<br />
mirada de alguien que asume su cuerpo, su sexualidad, su ciudad y sus<br />
vivencias íntimas como elementos indispensables de la propia escritura. En este<br />
libro se deconstruyen las coordenadas de la micropolítica que atraviesa los<br />
76
cuerpos, sobre todo, los cuerpos femeninos. Se pone en evidencia el papel que<br />
cumplen fluidos, dientes, excrementos: "La caca es tan poderosa como un<br />
pequeño complejo" y asimismo, las relaciones intercorporales que dividen a las<br />
personas a partir de "la pose es el esquema que traduce/ la manera de<br />
constituirse en "los de arriba" o "los de abajo". No se trata de un libro de poesía<br />
erótica. Su punto focal no está localizado en el ardor y las pasiones, como lo<br />
sostiene Bethsabé Huamán, las relaciones que se establecen entre cuerpo y<br />
poesía pasan, básicamente, por "una situación conflictiva con ese cuerpo, que<br />
pierde fortaleza, que se honguea, que deja de ser apetecible y por tanto también<br />
produce una contradicción con esa necesidad, esa dependencia del cuerpo<br />
hermoso y deseado por el otro, hombre, sociedad, identidad" ("Generación del<br />
ochenta. Escritura y diferencia" p. 2). En este recorrido por la fisiología<br />
descarnada de un cuerpo femenino en proceso de deterioro comprendemos en<br />
toda su dimensión la radical fragilidad de la naturaleza humana.<br />
Precisamente por esta forma de acercarse al poderoso tema de lo corporal es<br />
que, por otro lado, el libro demandó una recepción diferente: ya que no se<br />
trataba de versos líricos organizados sobre el erotismo clásico de quien alaba al<br />
amante o de quien describe su propio cuerpo en el acto sexual, tópicos bastante<br />
desarrollados entre la poesía escrita por mujeres, sino de una reflexión desde lo<br />
corporal sobre lo político, se esperaba del receptor que abriera los ojos ante la<br />
escritura como espacio donde el yo poético gana la batalla simbólica del lecho.<br />
El acto sexual es cuestionado minuciosamente, desde todos sus ángulos,<br />
incluso los estéticos: "¿dónde radica la belleza en la consumación de unos<br />
frescos/ senos o en la felación?", pero lo que se pone en juego, en este libro, es<br />
la violencia con la que Ollé opone la libertad del sexo y el cuerpo frente a<br />
cualquier práctica diaria que aprisione al ser en su carnalidad, sobre todo, si se<br />
trata de prácticas de dominación masculina. Por esto mismo, en la medida que<br />
"un cuerpo que sufre insoportablemente exige/ al margen del sistema solar y las<br />
estrellas/ su liberación inmediata" la narradora se aferra a un cierto regusto<br />
sádico y sáfico para enaltecer al cuerpo atravesando todas las cerraduras del<br />
mismo.<br />
"Las dos caras del deseo", la primera novela strictu sensu de Carmen Ollé, se<br />
puede leer desde dos perspectivas: las dos fases del deseo amoroso, que no<br />
77
conoce límites ni corporales ni sexuales, así como las dos caras de la migración<br />
contemporánea: el haz luminoso de los neones y la radical opacidad de quienes<br />
son iluminados/oscurecidos por ellos. Se trata de la historia de un viaje, de un<br />
intento de desear más allá de las fronteras de la nación, y una búsqueda por<br />
insertarse en la Meca del mundo actual, Nueva York, y su consecuente fracaso.<br />
Por otro lado "Pista falsa" es una propuesta de novela detectivesca casi<br />
convertida en funambulesca por los excesos de sus propios personajes: una<br />
visión del Perú y la agonía de Lima. Y "Una muchacha bajo su paraguas", su<br />
última novela, se trata de un recorrido, con poca nostalgia y mucha furia, por la<br />
historia de una mujer que aprende París a finales de los años 70. A diferencia<br />
de las novelas glamorosas sobre la Ciudad Luz, en ésta se describe el París de<br />
una sudamericana pobre y culta, asombrada ante las solidaridades de los suyos<br />
y la ignorancia de los otros, que trabaja como empleada doméstica en una casa<br />
del Barrio Latino habitada por un matrimonio infiel. Se trata de las miserias<br />
ínfimas, de las vivencias domésticas y de ciertas experiencias intensas que sólo<br />
se logra sentir cuando nos empecinamos e insistentemente repetimos los<br />
mismos tópicos. Los cafés, las fiestas con la presencia de escritores<br />
"consagrados" (la sombra de Ribeyro pasa por el libro), las noches de bohemia,<br />
el vino fluyendo para dar mayor intensidad a las venas, la sangre que explota en<br />
la cara y las risas que apagan los vecinos llamando a la policía. Un París que no<br />
era una fiesta.<br />
En esta novela, una vez más en el caso de la producción literaria de Carmen<br />
Ollé, nos enfrentamos a un reto: "Una muchacha bajo su paraguas" es la<br />
puntillosa descripción de una experiencia límite que, debemos admitirlo, es<br />
imposible en las condiciones de nuestro mundo volver a repetir. La utopía es<br />
hoy una palabra gastada que dejamos como un estropajo a la vera del camino y<br />
con cierta vergüenza. En esta novela, esa misma palabra palpita con todas sus<br />
inquietudes y miedos, pero con cierta prístina vocación originaria que, a lo lejos,<br />
la encontramos poderosamente pura y rabiosamente vital.<br />
Una muchacha bajo su paraguas y otros relatos, es un recorrido con poca<br />
nostalgia y mucha furia, por la historia de una mujer que aprende sobre París a<br />
finales de los años 70. A diferencia de las novelas glamorosas sobre la Ciudad<br />
78
Luz, en esta describe el París de una sudamericana pobre y culta, asombrada<br />
ante las solidaridades de los suyos y la ignorancia de los otros, que trabaja<br />
como empleada doméstica en una casa del Barrio Latino habitada por un<br />
matrimonio infiel<br />
2.7. Oswaldo Reynoso<br />
Jorge Oswaldo Reynoso Díaz (Arequipa, 10 de abril de 1931), escritor<br />
peruano, considerado uno de los más importantes de su generación.<br />
en 1931, Oswaldo Reynoso es uno de los más destacados novelistas del Perú<br />
contemporáneo. Hizo sus estudios en la Universidad de San Agustín de su<br />
ciudad natal y los concluyó en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La<br />
Cantuta, en Lima, donde se graduó como profesor. Ahí mismo ejerció el<br />
magisterio durante varias décadas al mismo tiempo que desarrollaba una<br />
intensa labor literaria. Aunque el hecho es poco conocido, Reynoso se inició<br />
como poeta con el libro Luzbel (1955). Sin embargo, Reynoso conoció el éxito<br />
gracias a la prosa de ficción. Su libro de cuentos Los inocentes (1961) tuvo y<br />
tiene un éxito fulgurante, pues incorpora, por primera vez en el siglo XX, el<br />
lenguaje de los jóvenes de las grandes urbes. Algunos pensaron que puesto<br />
que el lenguaje juvenil cambia a velocidad acelerada, este libro iba a ser pronto<br />
olvidado. Ocurrió exactamente lo contrario. La razón hay que buscarla en la<br />
actitud del novelista, que es distinta a la del lexicógrafo que registra palabras.<br />
Reynoso consigue penetrar en el modo de pensar de los adolescentes, mira los<br />
hechos desde ese plano y por eso tiene un público que se renueva<br />
constantemente.<br />
En su novela En octubre no hay milagros de 1965, Reynoso describe las<br />
penurias de la clase media limeña en un proceso de decadencia en medio de<br />
las convicciones que pese a estar profundamente arraigadas en el alma<br />
colectiva se van desdibujando lentamente. Dueño de una técnica literaria<br />
depurada, Reynoso da muestras de su gran dominio verbal en la novela El<br />
79
escarabajo y el hombre de 1970. Posteriormente, durante doce años, el<br />
novelista vive en China. Durante esos años escribe En busca de Aladino<br />
(1993), relato breve de tema arabesco y Los eunucos inmortales (1995) novela<br />
que recupera sus vivencias en extremo oriente. La prosa de ficción de Oswaldo<br />
Reynoso se caracteriza por presentar una gran cantidad de personajes con una<br />
coloreada prosa de profundo aliento lírico.<br />
Su libro de cuentos Los inocentes (1961) sigue siendo exitoso, pues incorporó<br />
por primera vez en la literatura peruana del siglo XX el lenguaje de los jóvenes de<br />
las grandes urbes. Más allá del mero registro de palabras, penetra en el<br />
pensamiento de los adolescentes, de modo que su público se renueva<br />
continuamente. El libro fue escandaloso por esta descripción descarnada de la<br />
juventud en la calle, que no velaba su sexualidad.<br />
Su obra estuvo en un primer momento influida por su ideología comunista, que<br />
aglutinó a un importante grupo de escritores en los años 70, entre los cuales<br />
también destaca Miguel Gutiérrez.<br />
Entre sus novelas destacan sobre todo "En Octubre no hay Milagros" y "Los<br />
eunucos inmortales".<br />
Reynoso ha destacado asimismo por su labor como docente; ha dictado<br />
cátedra en la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, la Universidad<br />
Nacional Enrique Guzmán y Valle "La Cantuta", la Universidad Nacional<br />
Federico Villarreal, y también en Pekín, (China). En la actualidad es una de los<br />
escritores más leídos, y una de las figuras más destacadas de la literatura<br />
peruana.<br />
Entre su producción literaria podemos destacar: Luzbel (Poemas, 1955) Los<br />
inocentes o Lima en Rock (1961) En octubre no hay milagros (1966) El<br />
escarabajo y el hombre (1970} En busca de Aladino (1993) Los eunucos<br />
inmortales (1995) El goce de la piel (2005) Las tres estaciones (2006)<br />
2.8. Miguel Gutiérrez Correa<br />
80
Miguel Gutiérrez Correa nació en Piura en 1940. Estudió Literatura en la<br />
Universidad Mayor de San Marcos y se graduó con la tesis Estructura e<br />
ideología en Todas las Sangres.Ha publicado las novelas El Viejo Saurio se<br />
retira (1969), Hombres de caminos (1988), La violencia del Tiempo (1991) y La<br />
destrucción del reino (1992).Cuentos y relatos suyos han sido publicados en<br />
revistas y antologías literarias en España, Alemania, el Perú y varios países de<br />
Latinoamérica.<br />
Completa la actividad literaria de Miguel Gutiérrez su labor de ensayista y<br />
estudioso de la literatura peruana, una muestra de la cual constituyen sus<br />
ensayos La Generación del 50: un mundo dividido. Historia y balance y La<br />
Celebración de la novela entre otros.<br />
La narrativa de Miguel Gutiérrez Correa no ha sido aún estudiada por la crítica<br />
peruana y latinoamericana actual como es debido. No existen ,hasta donde<br />
nuestra pesquisa investigativa nos ha permitido tesis ,tesis ni investigaciones<br />
profundas sobre la novela ,motivo de nuestra investigación. Sólo en esta,<br />
primera aproximación bibliográfica, hemos encontrado trabajos incipientes<br />
reunidos en el libro Del viento, el Poder y la Memoria (2002) como los escrito<br />
por Melvin Ledgard, Kathya Araujo, Ricardo González Vigil, Ana María<br />
Gazzolo, José Taboada; reseñas de la novela, por la crítica oficial canónica, y<br />
en los blogers de internet, como es el caso de Javier Ágreda, Ricardo Virhuez,<br />
entre otros. En La novela en dos textos y La invención novelesca (2008), el<br />
novelista Gutiérrez realiza un comentario testimonial sobre los orígenes y las<br />
posibilidades de crear una novela, refiriéndose a la mencionada, estableciendo<br />
relaciones literarias y puntos de vista de la teoría de la novela.<br />
Melvin Ledgard en su trabajo El mundo sin Xóchitl: imaginando coetáneos<br />
(2002),refiere que en EMSX, Gutiérrez se remonta a situaciones anteriores<br />
incluso hasta antes del El viejo saurio se retira, afirmando que los personajes<br />
de su última novela son producto de versiones anteriores más desarrolladas,<br />
donde tiene presencia el incesto, refiere su filiación balzaquiana al tratar de<br />
hacer una competencia al registro civil como lo haría uno de sus escritores<br />
favoritos Honoré de Balzac.<br />
Destaca el hallazgo de manuscritos y la idea de insertar textos a manera de<br />
documentos como cartas y diarios, al estilo del siglo XVIII y XIX. Ledgard<br />
81
destaca el tiempo cronológico porque la historia de Wenceslao que se<br />
desarrolla desde los años cincuenta se ve interrumpida por momentos en que<br />
él lo escribe es decir 1997 y 1999. Gutiérrez concibe un coetáneo en<br />
consonancia con la edad en que compone su ficción. Insiste en la presencia de<br />
la memoria al recordar el joven Wences a Xóchitl<br />
La razón de ser de esas memorias, en apariencia contradiciendo el título, es ,<br />
sobre todo para evocar a X‟ochitl,a como era el mundo con ella. En un sentido<br />
más profundo, sin embargo, la narración en si aparte de estar enmarcada por el<br />
prólogo y epílogo del narrador anónimo, está llena de señales que la marcan<br />
como texto escrito y que si justifican llamarla el mundo sin Xóchitl. Son señales,<br />
por ejemplo, las repetidas oraciones en vocativo para dirigirse a Xóchitl resulta<br />
evidente que la necesidad de enunciarlas responde al deseo de Wenceslao de<br />
comunicarse con su hermana muerta.<br />
El pasado evocado es un paraíso perdido ni luminoso ni virginal<br />
.Pertenecientes a una familia piurana en decadencia, a Wenceslao y Xóchitl se<br />
les hace vestir las ropas adaptadas que han heredado de sus padres > el caso<br />
de Xóchitl les toca usar las ropas de Constanza, su madre fallecida a los<br />
veinticinco años luego de procrear con don Elías de 70 años, al tercer hermano<br />
de Wences y Xóchitl, un niño retrasado llamado Papilio. La casa en la que<br />
viven está objetos que recuerdan a Constanza, entre ellos discos de „opera y<br />
fotos de cantantes a quienes ella buscaba emular. Wences y X‟ochitl se aman y<br />
consideran Papilio como su hijo, por lo que quieren deshacerse del padre,<br />
quien además ha descubierto sus relaciones incestuosos in fraganti (2002,<br />
pag.219).<br />
Refiere la estructura de la novela:<br />
La complejidad estructural de El mundo sin Xóchitl no tiene que ver tanto con<br />
los puntos de vista sino con su continuo ir y venir de los fines delo 90 :<br />
a) Los principios de los 50 en que transcurre la infancia de los tres hermanos<br />
b) Los fines de los 30 y principios de los 40, cuando el segundo matrimonio de<br />
Elías, con Constanza<br />
82
c) Los inicios del siglo, cuando primer matrimonio de Elías, con Mathilde<br />
De otro lado, refiere la influencia del cuento de Edgard Allan Poe La caída de la<br />
Casa Usher, por la relación con la gran casa donde habitan estos pequeños<br />
personajes. La destrucción y muerte es otra de las características de la novela<br />
la muerte de don Elías, la muerte del músico y poeta, el recuerdo de la muerte<br />
de Mathilde.<br />
En el estudio El mundo sin Xóchitl de Miguel Gutiérrez. Sobre el desorden de<br />
las generaciones y el ocaso de un mundo ( 2002), Kathya Araujo ,psicoanalista<br />
de profesión, plantea una mirada crítica desde una perspectiva personal pero<br />
influencia por su profesión y el psicoanálisis. Araujo sostiene que EMSX es una<br />
historia de amor incestuosos y a la vez es un relato de la decadencia de la<br />
oligarquía piurana. Parte de las lecturas de Freud para concebir la teoría de la<br />
venganza de los hijos por el poder frente al padre anciano que finalmente<br />
muere .El tono delirante de la novela, afirma se consolida cuando se trata de<br />
reconstruir el mundo que ha desaparecido en forma catastrófica. Araujo plantea<br />
también que el texto novelístico produce u contrapunto de los personajes<br />
(Wences y Xóchitl). Luego establece una postura desde la teoría de la cultura y<br />
el psicoanálisis (teoría mítica simbólica) donde reitera la teoría de la horda<br />
primitiva para vencer al opositor. En la novela de Gutiérrez, señala la crítica:<br />
…en esta novela no se encuentra la presencia del padre todopoderoso, del<br />
padre gozador y perverso en su esplendor; una presencia que, en la figura del<br />
terrateniente u otras sucedáneas, ha estado presente de manera significativa<br />
de Gutiérrez -en La violencia del tiempo, por ejemplo-.esta figura, del padre<br />
dueño de todas las tierras y de todas las mujeres, ha cedido paso a las un<br />
padre derrotado y corrompido. Es el padre que, a pesar de su presencia y<br />
aparente bondad, muestra el otro lado, el de la impotencia y el fracaso. Es el<br />
padre sujeto a los deseos de muerte de los hijos, el padre que debe morir para<br />
dejar espacio al amor incestuoso entre los hijos.” (Araujo:2002, p.212)<br />
También destaca el ―incesto fraternal‖ que se cierne sobre los personajes<br />
infantiles, que abren campo a la esperanza de un goce vital y total entre los dos<br />
hermanos. Más adelante señala que:<br />
83
Xóchitl, la provocadora, la “niña perversa”, esa niña tan cercana a la maldad a<br />
los ojos de los adultos, es al mismo tiempo la lucidez y la fuerza que se opone<br />
al des-orden y a la destrucción. Es perversa y es malvada porque no tiene<br />
ninguna contemplación con lo que son las leyes aceptadas. Porque lo que<br />
Xóchitl sabe es que se paga un precio muy alto si es que uno sigue las leyes<br />
que le son impuestas sin preguntarse si son efectivamente de la justicia o son<br />
de la locura .Xóchitl muestra que, en la destrucción de un orden y en la<br />
búsqueda de un nuevo comienzo, la lucidez puede mostrarse como maldad y,<br />
además ,estar obligada a ser mala.<br />
El mundo sin Xóchitl es la búsqueda desesperada por construir una relación<br />
con el mundo que modere el odio, la traición, el baudo. En su desesperación,<br />
apuesta por la perfección del mundo de liberación que representa el incesto<br />
fraternal contra la represión y la violencia que acompaña el incesto paternal, del<br />
macho gozador que posee a todas las mujeres. Es una apuesta imposible, ha<br />
dicho Freud, pero es hermosa, nos dice el texto de Miguel Gutiérrez.”<br />
(Araujo:2002, p.213)<br />
Complementa sus ideas críticas señalando que Gutiérrez desarrolla un<br />
peregrinaje por la memoria alrededor del fantasma de su hermana, entre la<br />
nostalgia y la culpa y trata de desentrañar los sentidos de su existencia.<br />
Ricardo González Vigil (2001) en un artículo del diario el comercio Un amor<br />
absoluto, destaca el valor del narrador como un narrador formidable<br />
hispanoamericano de las últimas décadas. Además de destacar las virtudes<br />
novelísticas, González Vigil señala que:<br />
El núcleo de El mundo sin Xóchitl es el amor incestuoso entre dos hermanos.<br />
Con acertada matización presenta varias relaciones amorosas en las que<br />
participan el padre, la madre, la primera esposa del padre, las mujeres que<br />
amaron al padre sin conquistarlo, la negra Artemisa, el señor Dunbar, inclusive<br />
el gato Don Pascuale, etc. todas ellas marcadas por la falta de correspondencia<br />
afectiva y la incomprensión, cuando no la falsedad y el enmascaramiento. En<br />
contraste, los hermanos Xóchitl y Wenceslao se aman y comprenden a<br />
cabalidad . (González Vigil: 2001, pág. 305)<br />
84
De otro lado remarca los diálogos con las novelas de Juan Rulfo Pedro Páramo<br />
y William Faulkner El sonido y la furia y El hombre sin atributos de Robert Musil<br />
, donde aparecen los personajes deformados y los amores incestuosos.<br />
Ana María Gazzolo en su reseña Un mundo sin Xóchitl (2001) considera que<br />
esta es una novela de personajes, donde destaca el amor incestuoso, es una<br />
novela sobre la pérdida, los hermanos luchan por estar juntos hasta la muerte.<br />
La novela corre sobre la grupa de la memoria. Se destaca el trabajo asociativo<br />
de la memoria en la voz del narrador y la del personaje.<br />
En su artículo Más allá de la violencia, Javier de Taboada, sostiene que<br />
Aunque esta no parece ser la opinión del narrador (a quien en sus funciones de<br />
administración y control del relato podemos equiparar al autor), constantemente<br />
hace mención a la limitación de no digresionar que él mismo ha impuesto para<br />
su relato.<br />
El relato está presentado como un testimonio, como las Memorias del<br />
protagonista de la historia, quien después de redactarlas, dispone que a su<br />
muerte sean entregadas a Martín, su amigo de la adolescencia convertido con<br />
los años en escritor, para que decida si merecen ser publicadas. El destinatario<br />
del manuscrito, por supuesto cumple con su cometido y escribe además un<br />
prólogo donde explica las circunstancias de su hallazgo y da su propio<br />
testimonio respecto de su amigo. Nos recuerda así un artificio ya clásico en la<br />
literatura en que el texto de ficción pretende camuflarse como un texto<br />
„verdadero‟. Este camuflaje puede llegar a notables niveles de sofisticación,<br />
como en el caso de Borges o, para hablar de novelas, El nombre de la rosa, en<br />
donde la erudición filológica del prólogo podía sorprender a más de un lector<br />
inexperimentado.<br />
Para Taboada esta necesidad de establecer una distancia entre el<br />
narrador y el autor lo hace para tratar el tema delicado del incesto. Sostiene<br />
que el narrador ha construida la novela con características decimonónica. Los<br />
vasos comunicantes que establece entre la novela y el prólogo. Sin embargo,<br />
es muy crítico, al afirmar que el problema es la construcción de los personajes :<br />
85
(…. ) el problema más serio que tiene El mundo sin Xóchitl es la<br />
construcción de sus personajes protagónicos. Se cuenta un periodo en la vida<br />
de esta pareja de hermanos que abarca entre los 11 y los 14 años: es decir la<br />
etapa de la pubertad, y el comienzo de la adolescencia. Pero no es esta una<br />
novela „de aprendizaje‟, no hay ese descubrimiento de un mundo que se va<br />
revelando inhóspito aunque fascinante las elucubraciones del adolescente, no<br />
hay - como es corriente en literatura - ese descubrimiento del arte como medio<br />
de expresión; no se trata, en suma, de personajes inseguros, imperfectos,<br />
irreflexivos, falibles, inocentes. No, por el contrario, Güencho y Xóchitl ya tienen<br />
en sí mismos aquello más preciado que la vida podría darles, saben lo que<br />
quieren de manera definitiva y lo que les preocupa es conservar esa posesión.<br />
La relación con su mundo inmediato (Artemisa, don Elías y sus amigos, los<br />
compañeros de juegos) es de superioridad, se trata de “niños hipócritas y<br />
perversos” que manipulan a quienes los rodean, a través de llantos fingidos y<br />
una inocencia calculada, y si esto no funcionara, del espionaje, el chantaje y<br />
hasta la brujería. (Taboada: 2002)<br />
Gutiérrez, remata finalmente la critica a la novela EMSX afirmando que<br />
―no deja de percibir este inconveniente y trata de resolverlo de dos maneras.<br />
Primero, en el nivel argumental, adjudicándole a sus personajes (por cierto, ya<br />
bastante avanzada la novela) la calidad de ―niños-prodigio‖, especialmente<br />
talentosos en el piano. No estaría de más, por cierto, revisar algo de psicología,<br />
para ver si la patología de desensibilización de estos ―niños perspicaces‖ puede<br />
tener.‖<br />
Consideramos que esta narrativa no ha sido abordada con una<br />
herramienta teórica que permita ingresar con profundidad en los textos de los<br />
narradores cantuteños y de gran prestigio nacional e internacional.<br />
86
CAPÍTULO III<br />
<strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong><br />
FORMACIÓN <strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong><br />
UNE<br />
87
CAPÍTULO III: <strong>LA</strong> NOVE<strong>LA</strong> CANTUTEÑA CANÓNICA Y <strong>LA</strong> FORMACIÓN<br />
<strong>DE</strong>L MAESTRO <strong>DE</strong> LITERATURA <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> UNE<br />
3.1. La enseñanza de la Literatura Peruana en la UNE<br />
En la enseñanza de la especialidad de Literatura en la Universidad Nacional<br />
de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, en lo que corresponde al<br />
currículo de Literatura-Lengua, las historias literarias, son de gran importancia<br />
dentro de la formación del perfil profesional del docente de esta especialidad.<br />
De allí que, la asignatura de Literatura Peruana Contemporánea,<br />
correspondiente a esta área, comprenda el estudio de la literatura peruana<br />
actual donde se abordan a los más importantes escritores de la narrativa<br />
peruana actual. Sin embargo, observamos que dentro de la enseñanza de esta<br />
asignatura, los docentes de esta especialidad, abordan los temas de la<br />
narrativa peruana, utilizando enfoques tradicionales que no son pertinentes<br />
para una adecuada comprensión de los textos respectivos. Al parecer , se<br />
presenta una resistencia a disponer de las herramientas teóricas que nos<br />
proporcionan las teorías literarias actuales que nos permiten aproximarnos al<br />
texto bajo otras miradas múltiples que contribuirán a enriquecer el conocimiento<br />
de la literatura peruana.<br />
Las historias literarias se plantean dentro de la enseñanza estilística<br />
tradicional y con un enfoque del historicismo literario y biográfico del autor,<br />
controles de lecturas rígidos y no productivos, elaboraciones de monografías<br />
monumentales e inocuas, en desmedro de la riqueza textual del texto literario.<br />
La narrativa se inserta dentro de esta dirección, dificultándose su<br />
conocimiento y, por lo tanto, desmereciéndose el conocimiento efectivo de los<br />
escritores cantuteños actuales que se insertan dentro del canon literario<br />
peruano.<br />
Por ello, consideramos que se hace meritorio explorar una nueva forma de<br />
acercarnos al texto narrativo, y abordar a los escritores que se han formado en<br />
las aulas de la UNE y que forman parte de la historia de la literatura peruana.<br />
88
3.2. La novela canónica cantuteña y su enseñanza en la formación de<br />
docentes de literatura<br />
Dentro de la enseñanza de la Literatura Peruana del siglo XX y actual, los<br />
docentes de la especialidad de Literatura no están informados de la producción<br />
intelectual literaria de los escritores que han transitado por las aulas<br />
cantuteñas.<br />
Los cursos de Literatura Peruana relacionados con las generaciones literarias<br />
de escritores como Gregorio Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros,<br />
Oswaldo Reynoso, Carmen Ollé, entre otros, son conocidos por los docentes<br />
de la especialidad, pero no son tratados con la minuciosidad que se merecen<br />
por ser nuestros escritores representativos. Sólo atinan a describir aspectos<br />
muy externos o periféricos de los autores y no son tratados como verdaderos<br />
paradigmas de nuestra literatura cantuteña.<br />
Es importante que el estudiante de literatura, en su formación profesional,<br />
deba conocer a profundidad, los trabajos creativos de la narrativa cantuteña<br />
porque está insertada dentro de la literatura peruana. Y es de vital importancia<br />
que en su competencia profesional deba saber y aplicar herramientas teóricas<br />
narratológicas que brinden un mejor aprovechamiento del texto narrativo<br />
cantuteño.<br />
Muchos profesores de lengua y literatura han sido alumnos de estos docentes<br />
y tienen la obligación de leerlos. Porque lo ameritan sus trabajos. Que son<br />
motivo de muchos estudios, no sólo por la crítica peruana sino internacional. Es<br />
el caso fundamental de Miguel Gutiérrez Correa y Oswaldo Reynoso Díaz.<br />
Escritores que siguen siendo motivo de tesis y trabajos de investigación<br />
permanentes y que han contribuido a conocer el Perú profundo, sus problemas<br />
y posibilidades. Es más ellos inauguran ,dentro de la Generación del 50 la<br />
novela de aprendizaje con Los inocentes y El viejo saurio se retira que están<br />
siendo publicadas por editoriales de respeto como Alfaguara, Mesa Redonda y<br />
Editorial San Marcos.<br />
Otro problema que se presenta en la enseñanza de la Literatura Peruana<br />
actual son las limitaciones que imponen este curso, que es el único, y los<br />
contenidos temáticos desbordan el syllabus y no se pueden tratar con la<br />
89
amplitud que merecen. Anteriormente, diez años atrás existía un Seminario de<br />
Literatura Peruana que permitió desarrollar tópicos actuales de la narrativa<br />
última. Por ello, se hace necesario instaurar nuevamente más cursos de<br />
Literatura Peruana para privilegiar a nuestro escritores cantuteños canónicos.<br />
3.3. Posibilidades de enseñanza de la narrativa cantuteña canónica<br />
Cuando se establece el criterio de enseñar la literatura de los escritores<br />
canónicos cantuteños se plantean talleres o cursos electivos que permitan<br />
incluir dentro de la formación profesional del estudiante de literatura a esta<br />
gama de autores nacionales.<br />
Se han planteado proyectos, talleres y cátedras desde hace mucho tiempo,<br />
pero la indiferencia , la crisis académica y espiritual de nuestros especialistas<br />
en currículo no han demostrado estar a la altura de asumir este tipo de<br />
propuestas que realmente contribuirán a fortalecer la identidad con los<br />
escritores canónicos, promover sus publicaciones en la universidad y<br />
extenderlos por todos los rincones de nuestra patria con ediciones propiamente<br />
cantuteñas.<br />
Metodología y planteamientos didácticos sobe este tópico son posibles de<br />
realizarse, porque desde hace mucho tiempo, se ha experimentado con<br />
metodología relacionadas con la enseñanza de la poesía de César Vallejo, de<br />
Abraham Valdelomar, entre otros, y que han dado experiencias productivas<br />
aplicables dentro de la literatura peruana.<br />
Cuando dialogamos con los estudiantes de los últimos ciclos superiores de la<br />
especialidad, manifiestan que sus lecturas de nuestros escritores no son<br />
conocidas por ellos. De allí que en año 2007 se emprendieran un taller de<br />
literatura peruana donde se abordó la narrativa completa de dos escritores<br />
canónicos cantuteños: Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez. De este taller,<br />
surgieron debates, problematizaciones literarias, sociales, filosóficas,<br />
narratológicas que permitieron motivar a los participantes para difundir las<br />
obras en las aulas de literatura y de lengua de la UNE. Algunos participantes<br />
del taller ya ejercían la docencia en sus respectivos colegios donde ellos<br />
realizaron, con los alumnos de tercero, cuarto y quinto de secundaria talleres<br />
similares, en Chosica y Vitarte.<br />
90
Esta motivación en los estudiantes del magisterio contribuyó a motivar la<br />
presencia de muchos de ellos en el proceso de Admisión de la UNE y hoy día<br />
está estudiando la especialidad de Literatura en La Cantuta.<br />
De allí la importancia no sólo en la Universidad que tiene enseñar la narrativa<br />
cantuteña.<br />
3.4. Hermenéutica y narratología en la enseñanza de la narrativa<br />
cantuteña.<br />
En los últimos años la Hermenéutica y la narratología se han convertido en<br />
instrumentos importantes para aproximarnos al texto narrativo. Existen muchas<br />
vías para interpretar un texto narrativo y podemos escoger el que mejor nos<br />
permita ingresar en los territorios novelísticos.<br />
Sin embargo, la hermenéutica del texto, implica una interpretación asertiva<br />
que con entera libertad nos orienta la interpretación textual. Reflexionando<br />
sobre el texto, generando una inmanencia textual, que no escapa a las diversas<br />
posibilidades que nos ofrecen la novela y el cuento.<br />
De otro lado, la narratología nos ha permitido entender que los autores no son<br />
los que escriben los textos sino ―entes narrativos‖ creados por el escritor pero<br />
que sus texto van más allá de lo que meramente parecieran ofrecer. Por ello en<br />
la actualidad la hermenéutica narrativa significa un ingreso positivo y productivo<br />
en la interpretación narrativa. Analizar las novelas de Gregorio Martínez como<br />
Canto de sirena, Monólogo desde las tinieblas de Antonio Gálvez Ronceros, no<br />
solo nos `permite apreciar la narrativa negrista en el Perú, sino también las<br />
secuencias narrativas, el narrador diegético y el hipertexto que está intrínseco<br />
en estas obras literarias.<br />
La narrativa de miguel Gutiérrez es más ambiciosa por el complejo de uso de<br />
las técnicas narrativas, el manejo del tiempo y los espacios novelescos que dan<br />
mucha temática para aplicar con amplitud la hermenéutica narratológica. Po<br />
ejemplo La violencia del tiempo, Confesiones de Tamara Fiol , son novelas que<br />
muestran no solamente la gran pericia de narrador sino un gran conocimiento<br />
de la teoría de la novela, de la narratología de Genette y los postulados de<br />
Carmen Bobes y otros narratólogos.<br />
91
Es necesario continuar investigando sobre la hermenéutica narratológica que<br />
postulamos es una interesante vía de aprehensión del texto narrativo<br />
cantuteño, porque descartamos de esta manera una interpretación superficial y<br />
pueril como antiguamente se solía hacer con las obras de los autores<br />
canónicos peruanos, solamente dedicados a estudiar la v ida y obra del autor y<br />
no las posibilidades intrínsecas de la novela. Una novela tiene muchas<br />
interpretaciones y la hermenéutica narratológica permite hacerlas y ello<br />
depende de la capacidad y el horizonte cultural del interpretante tal como lo<br />
afirman Bajtín y Umberto Eco.<br />
92
CONCLUSIONES<br />
1. La hermenéutica es un instrumento de acercamiento aproximativo a la<br />
interpretación de la narrativa peruana y cantuteña.<br />
2. La narratología se ha constituido en una ciencia de la novela que<br />
permite, a través de sus categorías narrativas, abordar el fenómeno<br />
novelístico con mayor precisión y riqueza analítica e interpretativa.<br />
3. La hermenéutica narratológica es un valioso instrumento para realizar el<br />
estudio y análisis de la narrativa canónica cantuteña porque permite<br />
agotar sus posibilidades narrativas.<br />
4. La narrativa cantuteña canónica integrada por los escritores que han<br />
marcado un hito en la Literatura Peruana y Latinoamericana como<br />
Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez Correa, Carmen Ollé, Gregorio<br />
Martínez Navarro, Antonio Gálvez Ronceros, entre otros, constituye un<br />
ejemplo de la capacidad creativa que existe en los integrantes de la<br />
comunidad universitaria cantuteña.<br />
5. La novela es un género que está siendo promovido por las promociones<br />
de escritores jóvenes en el Perú. Y la narrativa canónica cantuteña está<br />
insertada en esta generación de novelistas.<br />
6. La enseñanza de la Literatura canónica en la UNE, en la asignatura de<br />
Literatura Peruana, aún no satisface las expectativas de los estudiantes<br />
en su formación profesional, porque existe ausencia de lecturas en el<br />
perfil profesional del docente de Literatura y Lengua.<br />
93
7. Es imprescindible estudiar a nuestros narradores canónicos porque este<br />
mecanismo permitirá el surgimiento de nuevos escritores y docentes que<br />
promuevan una enseñanza de acuerdo al canon literario peruano y<br />
cantuteño actual.<br />
8. Los docentes de Literatura-Lengua y Lengua-Literatura deben elaborar<br />
sus syllabus incluyendo obligatoriamente en los cursos de Lengua y<br />
Literatura Peruana, a nuestros escritores canónicos que prestigian a<br />
nuestra universidad y forman parte del canon literario peruano.<br />
9. No se puede considerar un pretexto el de ser preparados como docentes<br />
, en la especialidad de Literatura y Lengua, la falta de lectura de las<br />
novelas y cuentos de los escritores canónicos cantuteños, puesto que<br />
ellos son los que van a promover el estudio y dedicación en el magisterio<br />
peruano.<br />
10. La hermenéutica narratológica es una herramienta provechosa del<br />
estudiante y docente en la UNE que puede generar metodologías y<br />
didácticas adecuadas para su análisis e interpretación literaria.<br />
94
SUGERENCIAS<br />
1. Promover el estudio en todos los cursos de Literatura Peruana de los<br />
escritores canónicos cantuteños.<br />
2. Investigar y profundizar los estudios de poesía, narrativa y otros géneros<br />
que cultivan los escritores canónicos cantuteños y de los nuevos que<br />
están insertándose en esta tradición de la Literatura Peruana.<br />
3. Los estudiantes de Literatura y Lengua deben leer permanentemente las<br />
novelas y cuentos de la narrativa cantuteña canónica para afianzar su<br />
estudio y promover su prestigio en el magisterio y en las universidades<br />
del país.<br />
4. Los docentes y estudiantes no deben limitar el estudio de la narrativa<br />
canónica de la UNE, a pesar de que van a ser docentes y no escritores,<br />
porque en ellos está el germen de la motivación de la escritura y la<br />
pasión por la lectura.<br />
5. En el Plan lector Nacional se debe impulsar la lectura de los cuentos y<br />
novelas de los escritores cantuteños.<br />
95
BIBLIOGRAFÍA<br />
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