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SUMARIO
Nota.
I .
—
II. —
III. —
IV .
—
V. —
Españolas.
VI. —
VII. El
—
VIII. —
Sesión de Clausura.
TOMO XXVIII
Lima-perú
J8I8Ü0TECA NACIONAL
1965
• I-5MT1S&7 a
1 965
Presidente:
Aurelio Miró Quesada Sosa
Vicepresidente:
Luis E. Valcárcel
Secretario:
Tesorero:
Director de la Revista:
Manuel Moreyra Paz Soldán
Vocales:
Ella Dunbar Temple
Alberto Tauro del Pino
José Agustín de la Puente Candamo
DE LA HISTORIA
DIRECTOR DE LA REVISTA
TOMO XXVIII
1965
•
Españolas.
V) El Mestizaje y las Formas de Vida.
VI) El Mestizaje en el Perú y en América.
M.M.
I. —
SESIÓN INAUGURAL
Plan
teamiento conceptual del mestizaje; 2 aspectos históricos y —
demográ
ficos del mestizaje hispano-indígena; 3 —
Política legislación sobre el
y
y europeas no españolas;
5—
El mestizaje y las formas de vida.
Los distinguidos investigadores que han tenido la gentileza de par
Hay que tener en cuenta, en primer término, que muchos de los pro
blemas del mestizaje habían sido ya planteados, en la realidad y en la
El
español, por otra parte, podía tener tal o cual actitud ante las
podía ser mal visto, pero si eran cacicas daba categoría), por falta del
matrimonio solemne y cristiano (Oviedo no reprochaba a Soto, por ejem
plo, su gusto por las indias, sino que no les advirtiera que ya estabs
tación, porque tiene a mal que los españoles se casen "con indias que
son gente tan apartada de razón"; pero que sólo se trataba de vacila
ciones transitorias lo demuestra otra Real Cédula de 1514, de Fernando
el Católico, que autoriza con toda claridad, con referencia a la Isla Es
pañola, "a cualesquier personas naturales destos dichos Reinos para que
libremente se puedan casar con mujeres naturales desa dicha isla sin
indias comunes —
"pues éramos ya sus amigos, que nos quieren tener por hermanos, que
será bien que tomásemos de sus hijas y parientes para hacer generación";
es decir, el matrimonio mixto visto del lado indio.
El mestizaje en el Perú
en civiles, el primer
el hecho de que, entre el torbellino de las guerras
gobernante rebelde del Perú fue Diego de Almagro el Mozo, hijo mestizo
del Capitán Diego de Almagro y de una india panameña.
Como es fácil suponer, puede decirse que casi no hay conquistador
teño, hijo de Diego Centeno; los hijos de Pedro del Barco, de su ayo
produjo desde el
primer instante, más que con nombres propios con
centenares de ejemplos anónimos, fue un fecundo y creciente mestizaje
de orden cultural (sea cual sea el nombre que se prefiera dar a este pro
ceso) . Los españoles que llegaron al Perú encontraron aquí, no una
también de los mestizos, de los que afirma que sólo se puede esperar
"bullicios e inquietudes en el Reino". Una carta al monarca, de 4 de
marzo de 1562, observa un naciente sentimiento que podría llamarse de
Reinos y nacen cada hora, que es menester que V.M. mande enviar
IDEAS Y PROCESO DEL MESTIZAJE EN EL PERÚ 15
ban "que por parte de las madres es suya la tierra y que sus padres
la ganaron y conquistaron"; es decir, un doble derecho sobre ella.
Restricciones y rehabilitación
se les negaba los oficios, se abría la puerta para que a quienes compro
baran calidad "les podáis legitimar, habilitar y hacer capaces para tener
los dichos oficios, honras y dignidades" (R.C. de l9 de noviembre de
1591, dirigida al Marqués de Cañete). Si en 1562, como recuerda Ro-
senblat, se pedía que los mestizos en ninguna manera fueran admitidos
paba era que los mestizos se pudieran unir a las reivindicaciones de tipo
inclina a ellos y los mulatos vivan entre los indios, "así por
prohibir que
el mal tratamiento que les hacen, como por las ruines costumbres que
XXX) se pronuncia por "ir en ello con mucho tiento, porque vemos que
los más salen de viciosas y depravadas costumbres, y son los que más
daños y vejaciones suelen hacer a los mismos indios".
comprado tierras en sus pueblos" (Libro VI, Título III, Ley 22); "que
los Alcaldes indios puedan prender a negros y mestizos"
que les cau
saran agravios o molestias, hasta
que llegue la justicia ordinaria (Libro
VI, Título III, Ley 17).
Laequiparación de mestizos (hispano-indígenas por antonomasia)
y de mulatos (mezcla de blanco y negro), iniciada en el siglo XVI, se
acentúa en el siglo XVII con el gran incremento de los
negros, tanto
en las faenas
agrícolas de la costa, cuanto en el servicio doméstico de las
ciudades como Lima. De una población calculada para el Perú en
do en esta ciudad los Negros, Mulatos, Mestizos y otros que por la mez
aumento. Don Pedro de Peralta, que como nacido en el Perú tenía más
perspicacia para observar los varios grupos, identifica precisión a
con
el partido de lea, por ejemplo, había 4,004 esclavos negros y 4,305 cas
tas libres en una población de 20,000. Podía decirse así que en Lima y
los valles cercanos había predominio negro en las clases populares (en
tre negros esclavos, negros horros, mulatos, cuarterones, quinterones,
zambos prietos y las pintorescas denominaciones de albarazados, tente-
IDEAS Y PROCESO DEL MESTIZAJE EN EL PERÚ 19
mismo individuo).
El mestizaje en ¡a Emancipación
El mestizaje en la República
ha habido un lazo
lidaridad social, o por afectos humanos,
simplemente
sentimental que ha vinculado, más allá de todos
los prejuicios, a los
Gillin ha podido
distintos grupos étnicos; y así el norteamericano John
dice "negra" o "negrita" por
anotar muy seriamente que en el Perú se
los Estados Unidos este tratamiento
cariño, cuando en buena parte de
IDEAS Y PROCESO DEL MESTIZAJE EN EL PERÚ 21
Mestizaje e integración
Y así, a través de los años, no a favor de las leyes sino a favor del
impulso decisivo de la realidad y de la vida, el mestizaje ha ido cre
ciendo en el número y ascendiendo en la consideración
y en la concien
cia del Perú. Su presencia física y espiritual está aquí, en todo
y en
todos, por encima y aparte de las valoraciones y los juicios. Más allá
y más acá de las apreciaciones subjetivas, con un interés se que desplaza
de la formación histórica a la actuación social y cultural, está la verdad
palpable y objetiva del mestizaje constante y solidario en todos los as
recientes, las chimeneas de las fábricas, los pozos de petróleo, los inge
nios de azúcar, vemos los caballitos de totora, las casas de
pajas o de
adobe y la chicha ritual, hay mestizaje. Cuando por los caminos de la
sierra, junto la
"apacheta" y los andenes, el maíz y la quinua, la llama
a
les, torres en las iglesias y cruces de Cristo en las torres, hay mestizaje.
Cuando en los templos barrocos de Cuzco o Puno, en las columnas sa
lomónicas se enreda la flor de la cantuta; cuando el Apóstol Santiago,
la capa al viento y el caballo blanco, no grita en las serranías: "Cierra
España", sino blande una espada que parece el "illapa"; o cuando la
guitarra se convierte en "charango", y el "haraui" rural, anónimo y en
quechua se convierte en el canto de ciudad, personal y en verso cas
tellano de Mariano Melgar, hay mestizaje. Cuando los mismos indios
usan sombreros que llaman
"monteras", visten "tabla" o casaca, can
se
los hechos, lo que piensan de las ideas, lo que opinan sobre el pasado y
el presente del mestizaje en el Perú. Tal vez si haya quien llegue a
a) Aspecto Biológico
Diccionario de Sociología.
1. Buenos Aires. —
tura Económica. Segunda Edición en español (reimpresa) México, 1957. pp. 171 ad.
.
puesto a cada grupo humano límites físicos muy marcados; las varia
ciones de la cultura resultan de su peculiar desarrollo dentro de estos
límites. Las mismas poblaciones ofrecen actitudes sorprendentes va
y
riaciones muy notables en cada etapa de su historia.
Las diferencias somáticas que pueden advertirse entre los individuos
de los distintos grupos étnicos, son la expresión de las variaciones en
la distribución genética entre poblaciones semi-aisladas. El aislamiento
es un resultado de factores
geográficos y culturales (*).
El hecho de que el color de la
piel, la textura del cabello o la forma
de lospárpados y de los labios y otros rasgos físicos persistan inconfun
diblemente durante generaciones, no significa que los individuos he que
redan y trasmiten esas variaciones comparten también sus capacidades
hay base científica para una diferencia fundamental entre las razas hu
manas. Por otra parte, la mezcla de razas se viene realizando desde la
progreso de la cultura.
En el sentido biológico, el mestizaje no es bueno ni malo y, en
tizaje" al que hay que atribuir las causas de las limitaciones y otras
situaciones anómalas que han podido observarse.
el mismo status:
Al implantarse, con el advenimiento de la República, el nuevo ré
gimen político, se adoptó un sistema administrativo que fue permitiendo
gradualmente la mayor participación de los mestizos en los diversos as
pectos de la vida social y económica del país. La abolición del sistema
de castas, la apertura del comercio al exterior, la separación de la
Igle
sia del Estado, la abolición del tributo indígena, el establecimiento de
c) Aspecto Cultural.
que se trata de una nueva entidad, que si bien presenta elementos cul
turales de ambas, sus módulos son diferentes, propios, en función de la
sociedad que la sustenta.
En consecuencia, la cultura no se mezcla, sino se integra en un
reestructuración total.
Cuando un grupo que participa de una determinada cultura im
pone sus patrones culturales coercitivamente, quebrando los mecanis
mos de resistencia psicológica del grupo dominado, se realiza lo que se
12. Ibid.
Indigenismo, indianismo y mestizaje
en las artes visuales como tradición
americana clásica y medieval
Por George Kubler
tigüedad pre-colombina.
En las artes visuales de la arquitectura, la escultura y
la pintura, el Indianismo trata de reconstruir el pasado con las
ciencias históricas. El indigenismo significa usualmente una ac
América Latina.
Ha existido una confusión desde la Conquista entre indio
y mestizo. Con frecuencia los dos son identificados; algunas
veces uno de los términos es intercambiable con el otro. En
la vida colonial, sin embargo, el hijo mestizo de las uniones
de españoles con indias estaba exento de tributos, y los mes
tizos poco después emergieron como una casta de vagabundos
de estado deprimido sin vínculos con ninguna comunidad (4)
B. Konetzke ha señalado que este aliento inicial en el cruce
dirigente (5).
En lo que respecta a indianismo, ha sido difícil separar el
estudio de la gente nativa de las sociedades de mestizos. Los
Los historiadores de
arte, Martin Noel y Ángel Guido, más
tarde se dedicaron a la faena
dentro de los límites, que los
pensadores primero habían definido más por introspección que
por investigación exterior, y más con respecto a la acción po
lítica eventual que a la definición y descripción precisa.
Martín Noel, de Argentina sostenía que él,
ya para el año
1914 (14) había venido usando el término
hispano-indígena. Hu
bo de alterarlo por el de ibero-andino en 1936,
restringiendo su
29. Charles Gibson, The Aztecs Under Spanish Rule, Stanford, 1964.
INDIGENISMO COMO TRADICIÓN AMERICANA 43
30. John Rowe,. "Movimiento Nacional Inca del Siglo XVIII", "Revista Uni
versitaria del Cuzco", LXIII, N? 107, 1954, 4-6.
31. John Rowe, "Colonial Portraits of Inca Nobles", XXIX International Cón-
gress of Americanistas, Chicago, 1951, 258-68 (Papeles Seleccionados)
32. Nota 2.
44 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
introducción.
han podido afincar en su suelo otras razas, dados los rigores climatéricos
de la región de altitud, —
entre los3,500 y los 5,500 metros sobre el ni
vel del mar —
dejar de influir los factores del medio ambiente físico y social tan es
pecial donde vive el indígena y el mestizo puneño. Los caracteres ge
néticos de los progenitores o se cruzan en el mestizo (salen intermedios
en relación con ellos, como el color de la piel, forma y color de los ojos,
ejemplo). Por otra parte, los caracteres dominantes son capaces de anu
las anomalías y
tizaje tiende a anular o por lo menos a contrarrestar
defectos de tipo recesivo de las razas progenitoras. Según Comas (3), el
nina, lo mismo que los maxilares superiores y los huesos malares, acen
blanca eurolatina".
Las medidas del cráneo, en el hombre y la
mujer, han dado las
en
saltan, —
en comparación
sujetos con de otros lugares del orbe —
, los
valores altos del tórax, del abdomen superior y la longitud de los miem
bros inferiores.
que el valor del tronco es menor que el de los miembros); el 35.7% son
aborigen
Igualmente, el
indígena presenta el "ojo mongólico,' (incluso se le
encuentra graneado en sus huacos y monolitos
antropomorfos); caracte
rizado "por el replegamiento o retroversión del párpado superior en su
parte inferior visible, tendiendo a ocultar el borde ciliar y, a menudo,
—
con su dobladura falciforme —
,
a cubrir en todo o en parte la carúncula
Según el Dr. Corzo Masías (9), las características del corazón del
andino son propias de la raza más que de la adaptación a la altura; pre
sentando cuerda ventricular izquierda muy grande (con un límite
una
considerarlo cuando trata con los extraños (ante los que se presenta
como introvertido, poco comunicativo, obstinado, pleitómano, conserva
13. Carlos Monge y Hugo Pesce. "El tono del sistema neurovegetativo en
el hombre de los Andes". "Anales de la Facultad de Medicina". Tomo XVII -
1935.
14. José Portugal Catacora. "Organización de las nuevas escuelas rurales".
1946.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS ANTROPOLÓGICAS 55
si tiene fiebre de
rasca") o de "mal de viento" ("Ppirun-ccapirun") ;
chupado la sangre.
El tratamiento de las enfermedades está de acuerdo con la causa que
les atribuye el indígena. Con la idea de que la tierra sustrae el alma de
los enfermos, el tratamiento empleado consiste en "pagar a la tierra"
("cuchu"), mediante el enterramiento de un envoltorio con incienso, co
pal y otras sustancias, que previamente se pusieron en contacto con el
paciente. En el caso del "mal de aire", usan las planas y sustancias que
lo contrarrestan (ruda o azufre), quemándolas o poniéndolas en la región
afecta o empleándola en actos brujeriles de pases y ceremonias de media
noche. En el caso de padecer de "descentramiento del hígado o del co
razón", emplean el procedimiento de darle tirones a las diferentes partes
del cuerpo del enfermo, con el objeto de que vuelvan a su sitio estas vis
ceras. En las dolencias originadas por "el frío" o por "el calor" (entre
las que consideran a las venéreas), usan las plantas que neutralizan su
acción (ruda, etc.). En las enfermedades febriles (tifus exantemático,
tifoidea), usan el "trueque" de la enfermedad, poniendo un alimento en
diferentes partes del cuerpo del paciente, a fin de que recoja el mal; el
mismo que arrojado lejos, llevará la enfermedad al que coma el alimento.
En las enfermedades intestinales de los niños, acostumbran "llamar a la
criatura" ("jayapo"), a la vez que recogen la basura de las cuatro es
yoría, es casi
siempre potestativo de cierto sector de la
aborigen,
un masa
primero, para que sea fuerte y con el mismo cordón le pasan por los
su "Paco" o "Colliri"; cree que sólo es cirujano, que todo lo cura cor
tando; por lo que le tiene temor. Considera que tampoco debe cobrar,
porque mandado por el Gobierno, el mismo que también les envía
es
medicinas. Igualmente, cree que el médico sólo sirve para dar el certi
ficado de defunción, por lo que llegan a él cuando ha fracasado el "cu
randero" .
1 .
Guex, Germaine La neurosis de abandono.
... Buenos Aires, imprenta
—
"abandónico" no es sólo el que carece del afecto paterno o materno, sino el que
teme perder el amor que le brindan los pocos seres que le quedan en su vida
afectiva. Este es el motivo por el que los mestizos que historiamos sé aferran
al amor de la madre, por ser el único que les queda, aunque en este primer grupo
de mestizos todavía juega un papel nivelador la familia avuncular, quien pre
senta como modelo viril al tío materno. Sobre estos sustitutos paternos véase:
Flugel, J. C. Psicoanálisis de la Familia.
. . Buenos Aires, imprenta Macland, 1961.
—
caps. X y XI.
2. Los soldados españoles, tan austeros y hasta respetables en la senectud,
fueron grandes pecadores en materia de mujeres. No incurrieron en aberraciones
sexuales, pero su pecar fue prematuro y continuo. El único freno ajeno a un
principio superior lo constituyó el temor a las bubas, pero esto no fue óbice para
que siempre vivieran amancebados con indias. Poseemos un documento que mar
caría la edad en que éstas, a juicio de los soldados españoles, podían ya ser ini
ciadas en la práctica sexual. Es una edad que no se da en años sino que se mide
por la firmeza de las extremidades inferiores, golpeadas por detrás sorpresivamen
te con una capa plegada. Si la muchacha no resistía el golpe y caía, aún no
estaba apta para el trato carnal; pero si sometida a la prueba permanecía de pie,
acusaba la madurez anatómica necesaria para ser manceba. La "prueba de la
capa" parece venida desde Nueva Granada con los segundos conquistadores, pues
con anterioridad nadie la menciona en el Perú. Los soldados de Pizarro raptaban
directamente a las mujeres, guiándose por el apetito natural, siendo a partir de
Cajamarca que a las muy hermosas las conservan prisioneras. Todas las demás
volvieron donde sus padres y maridos. Estas son, y no las cautivas, las madres
mayoritarias y desconocidas a quienes atrás nos referimos.
LA PRIMERA GENERACIÓN MESTIZA DEL PERÚ 69
de la concupiscencia pobre
: era tan
dormir pensando : ¡ Qué hermoso era tener por padres un guerrero de gran
cultura y una india de gran corazón! El hogar, así mirado, casi, casi
era perfecto. . .
(6).
De repente, se marchó el padre. Se fue a una nueva conquista
donde encontraría otra india, o se marchó simplemente de la para casa
unirse a una mujer blanca de Castilla, intrusa que llegaba tarde y dis
puesta a apropiarse de unos bienes que no ayudó a ganar. Las mancebas
5. Garcilaso Inca de la Vega. Op. cit. Lima, imprenta Gil, 1945. Parte I, — —
Respecto a las comidas españolas debemos aclarar que por escasear la vaca
y el carnero, tanto el salpicón como los duelos y quebrantos
comidas de hidalgo —
todo mezclado. Los duelos y quebranltos eran una fritada hecha con huevos y
grosura de animales, plato recomendado por
la Iglesia para la semiabstinencia de
los sábados. Como se ve, eran platos de fiesta entre los conquistadores por lle
var carne y no tenerla mucha. El último parece haberse hecho con sesos de
llama, afición que casi extingue la especie en el Perú (véase: Santillán, Fernando
de. . Relación del origen, descendencia, política y gobierno dé los Incas, en: Tres
.
p. 76) Si bien la carne de vaca y carnero era de consumo particular, vale decir,
.
tizos romperán con los hábitos masivos de los indios, con la disciplina, la res
ponsabilidad y la coordinación de sus trabajos colectivos. Por este camino, el
mestizo pocas veces descubre la eficiencia. Disgregados, inconexos por todo el
Perú, los mestizos lograrán cohesión sólo en el Cusco. Lástima que a esta cohe
sión siguió un fracaso, porque de no haber sido así, la homogeneidad de su pen
samiento hubiera logrado más rápidos progresos. Sobre este interesante aspecto
y Sociedad. Buenos Aires, im
psico-social puede verse: Mayer, K. B... Clase
—
y R. E. Dickerson. La formación
prenta Macland, 1961 ; también: Kunkel. F. —
. .
se
los días, se comen tortas de maíz, camotes dulces y viandas con papa
al
ovejuno reemplaza el tampoco muy frecuente charqui de auquénido;
vino peninsular la sora, el terroso licor de maíz. No se diga nada de
tes las creía buenas son ahora censurables a la par que muchas cosas
7 Rotondo, Humberto
.
Personalidad bás'ca, dilemas y vida de familia
. . .
tal, Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, s.a. p. 22. Este intere —
sante estudio plantea para la melancolía mestiza una base económica. Todo hace
ver que la pobreza y la disposición
depresiva están íntimamente ligadas desde su
comienzo racial en los mestizos. Esto y no otra cosa es lo que se vislumbra en
Los Comentarios Reales de los Incas; también será esto lo
que origine la rebelión
de 1567.
8. Guex, Germaine... Op. cit. cap. I, pp. 49 a 60. Este autor sostiene en —
El mestizo se desmanda:
hay padre, no hay tío, solo tiene una
no
un caos moral en la cabeza. El hijo lo sabe, por eso no acata sus con
sejos. Los consejos maternos no sirven, son propios de otra época, ese
tiempo ya pasó. De la madre su cariño y nada más. Y el mestizo
crece sin límites ni cauces, no se forma sino se deforma, cultiva el ca
pricho más que la voluntad, hace lo que le gusta, prefiere la ley del
menor esfuerzo. Esta es la razón por la que los mestizos no trabajan
y si lo hacen es por poco tiempo y en su oficio preferido: el de intér
pretes. Todos los mestizos son lenguas y cobran por traducir. Pero
fingiendo servir de nexo a los dos mundos de que proceden, sólo hacen
aprovecharse de ellos. Los parientes indios siempre salen perdedores,
los amigos del padre —
acaso más malos que él —
privilegiados —
mental. Madrid, imprenta de la editorial Aguilar, 1963. : cap. II, pp. 21 a 25)
— —
.
LA PRIMERA GENERACIÓN MESTIZA DEL PERÚ 73
nos. Qué decir de sus hermanos, los hijos de la española. Tienen una
arrogancia que hiere, su seguridad es autosuficiencia que se basa en el
orgullo. Son los hijos legítimos y así se ha hecho constar en los libros
parroquiales; el mayor lleva el nombre del padre; todos son blancos y
hablan la lengua paterna sin el menor acento indígena. Ellos sí que
viven con ropa fina, comiendo carne de vaca y de carnero ... Si no fue
ran sus hermanos les diría que son unos intrusos, advenedizos, usurpa
dores, que sólo han nacido para desplazar a los mestizos, para hacerles
mal (10).
Y los mestizos
se sienten postergados,
desheredados, dolidos, infe
riores. Los
españoles no comprenden su resentimiento y les achacan
ánimos retorcidos, corazón alacranado. Por eso dicen que los mestizos
no son nada bueno, que son
envidiosos, mentirosos, necios, caprichosos,
ociosos, viciosos, engañadores de sus tíos indios, que no gustan del es
fuerzo constante y persiguen vivir como
hidalgos españoles. Todo esto
lo escuchan en silencio los mestizos. Finalmente, coinciden en que las
diatribas son verdad —
ellos lo saben mejor que nadie —
se
y amargan
en lo más íntimo de su alma (ll).
Pero vienen las Guerras Civiles
y suena el clarín del desquite. En
las primeras luchas se conformaron con ver desde
una ventana o acom
pañar a su padre hasta el mismo campo de batalla
volver la
para a
ciudad con la victoria, en las ancas del caballo de su
progenitor. Otras
10 La psicología de un niño incomprendido ante una madrastra usurpadora
y los hermanastros destazadores, no llevan a otro modo de
pensar. Los más
S=eíysSt°anlnfantlleS
" °CUPan dS l0S S6ntimientos dolor ^
tdes qt3
^'éé7^?^7-?^
s.
segundos difíciles
primeros
por
P°r decir <»ue mezclados de ambas
somos
españoles que tuvieron hijos en bidias
nombre impuesto por nuestros
y por ser
veces serán ellos los quetraigan al caballo de la brida con su dueño atra
vesado enla silla, caribajos y llorosos, por el trágico final. Pero en
las últimas Guerras Civiles, más concretamente, en la de Francisco Her
nández Girón, los mestizos tienen ya dieciocho o veinte años y los es
pañoles los reclaman para empuñar las armas. Los mestizos se mues
tran indolentes, pero si los acicatean todos saben que son atrevidos, osa
dos, terribles con el arcabuz. Además, sirven para convencer a los in
dios que den comida y cargueros, hierba para los caballos Y la tro ...
tizos matan y son matados, por primera vez en la historia del reino
estaban de igual a igual con los soldados españoles: la muerte no escoge
raza (12) .
fugiarse entre sus parientes indios. Los roba, los ranchea, no es por cau
sarles daño, tiene que subsistir, si no hace aquello se muere de hambre.
Esto porque los parientes maternos ya están desengañados. Ese mucha
cho casi blanco no era un semidiós, es un hombre explotador, atrabi
13 Garcilaso Inca de la Vega. Op. cit. Parte II, lib. VIII, cap. XVII, p. 368
del T. VI. —
No siempre los mestizos huirán de sus parientes indios, sino que al
verse perseguidos por la justicia española, recurrirán a ellos y éstos los ocultarán
en sus pueblos. La odisea de los fugitivos dio pie a muchos abusos en los pue-
LA PRIMERA GENERACIÓN MESTIZA DEL PERÚ 75
sino a los grandes pecados que cometían las gentes que en él estaban;
pues yo conocí algunos vecinos que en sus mancebas tenían pasadas de
quince hijos; y muchos dejaban
España quince y
a sus mujeres en
S°bre
don
? T fn f1ewJTwT
s-gI° XVL.
-l0S a*T de loS mestiz0s ha^ bastante documenta-
lo
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pasando por pueblo
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Machuca:
mestizo, hijo de
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"diré lo
español
sucedió cacique:
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q"Íen el -ést^o Vbía den
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Pesos, como no "k"
los pudiese cobrar, T61 rbl°
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cacique,
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reciese ante el, be
se tKr ^"f T*
rio mucho como lo
^^ le llamaba mandaba pa
hiciera otro cualquier mestizo o
español,
por ser cosa extraordinaria convencerlos ante
justicia de indios, y riñéndole res-
si quería algo el cacique
v°pín IT Ptf
y esto en modo de fiero. asPerasc^e
Sabida la respuesta por el
que viniese al tambo,
cacique, envió a uno de
los alcaldes con mas de cincuenta indios al
cual, y aunque se resistió, lo trajeron
atadas las manos, y puestole la demanda en su
presencia y él con bizarría con
fesando la deuda le echó en un
cepo y le condenó a que pagase la mitad
antesque saliese d'el por lo que tenía de indio y
d^eía
por la otra mitad lo remitía
al corregidor de
españoles más cercano para que en el caso hiciese justicia por
lo que le tocaba de
español. El mestizo, pronunciada esta sentencia, despachó a
el audiencia real querellándose del
cacique; sabido el caso por los oidores e in
formados bien, confirmaron la
sentencia, la cual se solemnizó mucho porque el
cacique mostró en ella gran sutileza".
14. Cieza de León, Pedro... Tercer libro de las Guerras Civiles
del Perú
en: Salas, Alberto Mario
Op. cit. cap. IV, p 124
. . .
. .
76 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
Dios, pues, no se había portado bien con los mestizos. No es que Dios
fuera malo, pero tenía preferencia por los bien nacidos (15).
A estas alturas ya los mestizos saben lo que son, pero no saben lo
que quieren. Están descontentos y pretenden romper con la realidad
social que los aplasta. Ya se acabaron las guerras, ni siquiera tienen
ya oportunidad de disparar el arcabuz, arma con la que han ganado
tanta fama. Algunos no soportan la paz ociosa, improductiva, y sientan
plaza de soldados en las entradas que se perfilan. Las jornadas a la
selva suelen ser acogedoras de mestizos y hacia ella marchan los bron
ceados hijos ilegítimos con el arcabuz al hombro. Los gobernadores
Juan de Salinas, Melchor Vásquez Dávila y Pedro de Ursúa junto con
Gómez Arias y Antón de Gatos les brindan enorme simpatía. Los sol
dados mestizos son buenos sufridores de trabajo, se familiarizan pronto
con los selvícolas, tienen un instinto especial para orientarse en la ma
15. Esta apreciación del cristianismo rezaba sólo para los mestizos
ilegí
timos, la especial cautela que siempre tuvo la Iglesia ante los
por hijos extra-
matrimoniales. No rezó, en cambio, con el mestizo Diego de
Alcobaza, hijo le
gítimo de Juan de Alcobaza, el ayo de Garcilaso; tampoco con esa
nista Juan de Betanzos, que fue monja en Santa Clara del Cusco.
del cro hija'
La Iglesia, pues,
no se oponía a que los mestizos vistieran hábito, pero prefería la procedencia'
legítima por razones que la experiencia refuerza.
16. Estos últimos mestizos tuvieron un fiel representante en Juan de Al-
conchel, el hijo del trompeta de Vilcaconga, de quien se ocupa José Toribio Me
dina en su Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima (Santiago de Chile,
imprenta Nascimento, 1956; T. I, pp. 204 a 248). Algo parecido, pero en terrenos
femeniles, vino a serlo la famosa doña Inés de Atienza, hija mestiza del conquis
tador Blas de Atienza, manceba de más de uno en la jornada de los Marañones.
Esta fue otra víctima del abandono y, por desgracia, la mestiza más popular del
Siglo XVI.
LA PRIMERA GENERACIÓN MESTIZA DEL PERÚ 77
que son algo mejor. Mulatos, los hijos del negro esclavo; ellos son mes
mestizo como
menosprecio: De donde nació que hayan abrazado con
bre montañés, que entre otras ofrentas
grandísimo gusto el nom
y menosprecios que dellos hizo un pode-
F«™íiIeíLl,mPUSÍ°
España el nombre
6n nombre mestizo.
,ufr-.de,
montañés sea apellido honroso
Y no consideran
que aunque en
por los privilegios que se dieron
a os naturales de las mntañas de
dominio del arcabuz los induce a ser rebeldes: son los mejores arcabu
ceros de la tierra y asustan
los españoles diciéndoles que
a
piensan po
ner sus armas de
fuego a disposición del Inca alzado de Vilcabamba.
Los españoles se acobardan
y alguno exclama: "¡Voto al diablo, que no
lo acabo de entender, que estos mestizos son muchos y malvados y han
de hacer alguna vellaquería" (22). Otro se consuela comentando: "la
vellaquería será beber botijas de chicha y matar alguno a traición"
(23).
Pero herido por este desdén un mestizo vocifera:
"que el más ruin mes
tizo del Perú era mejor que el mejor
español" (24), y la bravata conti
núa: "Voto a Dios, que si salen cien
españoles a my, que tengo yo docien-
tos montañeses y si salen docientos
españoles tengo yo cuatrocientos con
qué les quebrar la cabeza" (25). Todo se encamina a la rebelión ar
mada, la primera rebelión de los mesizos. Es el año 1567. La conjura
proyecta matar el Gobernador del Perú a puñaladas, luego desterrar a
las autoridades españolas y hacerse dueños del país. Actuaban así
"por
gue estaban pobres y sus padres ganaron la tierra" (26). Pero un espa
ñol de la liga los delata por un prejuicio social: "Pues yo no he de ser
soldado de mestizos" (2T). El movimiento aborta, los mestizos caen pre
sos, son conducidos a Lima.
Luego arriba a estas playas elVirrey Francisco de Toledo. Los
mestizos tienen ya treinta o más años de edad. Los del Cusco siguen
el Inca de Vilcabamba, firma una orden de captura para todos los mes
premio y paga de haber ganado vuestros padres este imperio" (30). Lue
partes del Nuevo Mundo, fuera de todo lo que sus padres ganaron" (32).
Entonces fue que los mestizos engrillados y caballeros en muía de la
—
justicia fueron
—
llevados a Huamanga, de allí a Lima, terminando en
el puerto del Callao. Aquí se les embarcó en diversas naos a los puntos
más extraños e impensados: los mejores arcabuceros fueron desterrados
a Chile, a guerrear contra los
araucanos; los que carecían de esta fama
tuvieron que viajar a Panamá, Nicaragua, Nueva Granada e Islas de
Barlovento. Unos pocos fueron remitidos
España. Estos pocos, con
a
vela C).
Cuerpo de cárabo y velamen de barinel, eso fue la carabela. Y los
portugueses le dieron un tipo tan acentuado y propio, que pasó a ser con
1 .
Pereyra, Carlos La conquista de las rutas oceánicas.
...
—
Madrid, imprenta
de la Editorial Aguilar, 1940..— Cap. III, pp. 92 a 96.
81
UN MOTIVO DE LA FAMA DE LOS MESTIZOS
roma géneros (de naos) ¡as partes peores, como mulato" (2).
de los otros
Este es el punto al que queríamos llegar.
Los marinos portugueses de la Escuela de Sagres más de una vez
retornaron a los puertos de origen trayendo a sus hijos, engendrados
en
tizo (3). De allí también derivaba muladí, pues la palabra muwalladi sig
nificaba mestizo de árabe y extranjera (4).
En España con relación a Portugal
—
hubo muy pocos mulatos. —
a ser
en el Diccionario —
2. Ibídem. p. 97.
diccionario de U Lengua Española
m:3- Madrid, talleres tipográficos de la
Editorial Espasa-Calpe, 1956.— Decimoctava edición,
—
p. 904.
4. Loe. cit.
Andrés'-- Cartas a J<*an Bautista Ramusio
vQ-<f'^N^Va/er°' (carta cuarta) en-
SmÍ- T,íXpr786r°S P°r P Y P°rtuSal- Madrid> ImPrenta Sánchez
Leal
^6t' Mai:tínf ¿láser. Luis... Refranero General Ideológico Español—
"■"Panoi. Ma
ma
drid, Imprenta Aguirre Torre, 1953.— p. 506, refrán 44 ' 357
7 .
Diccionario . . . cit. p. 872 .
8. Loe. cit.
82 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
tiempo —
tenía las peores partes de los géneros que le dieron ser. Cárabo
y barinel, mujer india y hombre blanco : el fruto era igual a la mulatizada
embarcación. Según pensar, de aquel entonces, la mezcla nunca daba bue
nos resultados (10). Pero, a diferencia de la nave famosa, el mestizo no
9 . Loe. cit.
10. Desde los comienzos de la Humanidad los hombres no quisieron mez
clarse sus enemigos y como entonces se consideraba enemigo a todo el que
con
desproporcionado: cuando los Hijos de Dios se juntaron a los Hijos de los Hombres
se mezclaron las estirpes de Abel (por línea de Set) y Caín, naciendo de esta
unión los gigantes (Génesis, VI, 4). Luego los hombres se dividieron por el mun
do según descendían de Sem, Cam y Jafet, poblando Asia, África y Europa y
originando las modernas razas. De los amarillos no se habla, por lo que algunos
los creyeron descendientes de Caín, quien vivió en Nod, al oriente del Paraíso.
Los cristianos medievales no fueron racistas, pero sembraron el concepto de que
Adán había sido blanco, lo mismo que Cristo. Este último, en verdad, venía a
ser un mestizo, porque aunque del linaje de David,
tenía varias extranjeras en
su árbol genealógico. Los medievales, sin embargo, repararon poco en esto; en
cambio, se detuvieron a admirar algunos monstruos mitológicos como la Esfinge,
el Minotauro, los centauros, los tritones, las sirenas y melusinas, todos híbridos
originarios de ignotas mezclas. Los monstruos se cristianizan y aparece san Jorge
venciendo al dragón. Pero la mentalidad popular seguirá creyendo en íncubos y
súcubos que al unirse a los mortales les darán por vastagos a los cambiones, ver
daderos hijos de un mestizaje con el diablo, entre los cuales se ubicará Rómulo,
Servio Tullió, Augusto, Simón el Mago, Merlín, Ezelino de Romano, Robin Hood
y, finalmente, Martín Lutero. A estas alturas se descubre entre los europeos
cierto afán por representar al demonio como un hombre negro con alas de mur
ciélago (el hijo de las tinieblas) y a los santos como hombres blancos y resplan
decientes (los hijos de la luz) Por esta razón Marco Polo descubrirá perfil
.
no haber producido los negros ninguna gran cultura y, en cambio, los america
nos sí.
El apostrofe canino y su relación
con los mestizos peruleros
por José Antonio del Busto Duthurburu.
mo injuria se la prodigaron
—
(3), sino perro moro y perro judío. Los conquistadores eran soldados y
tenían frases duras para calificar; por eso desdeñaban los sobrenombres
dados a los conversos en las ciudades de Castilla. Aquí se estaba en In
dias y el lenguaje soez de campamento era el que en la milicia
regía
indiana. Almagro, alguna vez tildado de morisco, se
escapó a la deno
minación; lo mismo Cristóbal de Burgos, uno de los primeros munícipes
de la Ciudad de los Reyes. Los acusados de
perros debieron judíos ser,
en cambio, Machín de Florencia, Pedro del Páramo y Pedro de San Mi-
llán, todos captores del Inca en Cajamarca (4).
A fines del XVI limeño ya no hay moros ni moriscos. Si los hubo el
^lCZePl°^t¿Z¿^ vo^aS
m°SaÍCa- Se USÓ' al ^1
.ue el
' lmprenta
Mayor Marcos, 7?.
de San 1965 -
p
84 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
vecindario los olvidó muy pronto. No pasó lo mismo con los nietos de
circunciso y así tenemos que Jusepe de Ribera y Dávalos (el hijo de
Ribera, el Viejo), criollo "arrogante y pendenciero, denostó al rico mer
cader Juan de Lumbreras, llamándolo perro judío" (5).
Pero pasó el XVI y entró el XVII en la ciudad de Lima. Ahora si
que no hay moriscos y los judíos viven encubiertos como aquel de la
Relación Anónima destinada a informar a los holandeses. El insulto ca
nino está casi desterrado de las calles y ha tenido que buscar refugio en
un convento: el de Santo
Domingo. Allí, por enfermedad y mal talante
de un fraile, la injuria resuena en los claustros. La
profiere fray Pedro
de Montes de Oca, la recibe Martín de Porres, lego de color. La frase
denostadora se escucha con fuerza de maldición; "¡perro mulato!" (6) .
diferencia de zambos y mulatos era vasallo por sus dos costados, vale
—
p. 81.
—
7. Ibídem. p. 205.
8. Ibídem. p. 193.
9. Garcilaso Inca de la Vega. Los Comentarios Reales de los Incas.
—
Lima,
imprenta Gil, 1942. Parte I, lib. IX, cap. XXXI, p. 202 del T. III Gonzalo Fernán
—
dez de Oviedo en su Historia General y Natural de las Indias (Parte III, cap. XVII),
EL APOSTROFE CANINO 85
habla de "muchos perros mudos como los XULOS de Nicaragua", pero sin conno
tación social. Posteriormente —
como apunta Garcilaso y Huamán Poma —
el nom
bre de cholo se aplicó al zambo (hijo de negro e india o viceversa) pero luego
se extendió a los mestizos (hijo de español e india o viceversa). La palabra, sin
embargo, tardó algo en su itinerario. Jorge Juan y Antonio Ulloa anotan un mo
mento en quesignifica indio muchacho; Alonso Carrió de la Bandera, el famoso
Concolorcorvo, la aplica al que tiene algún antecesor mestizo; pero ya a comien
zos del XIX está en su actual
acepción. La palabra Chhulu que el jesuíta italiano
Ludovico Bertonio hace equivaler a mestizo en su Vocabulario de la
lengua Ay-
mara, sería otra posibilidad etimológica, tampoco ajena al concepto de perro (Va-
rallanos, José El Cholo y el Perú.
... —
Buenos Aires, Imprenta López, 1962. —
Cap. I, pp. 21 y 22). Lo cierto es que la palabra cholo también se aplicó a los
mestizos del Perú con anterioridad al
Siglo XIX, empezando como despectivo za-
ninente y terminando en el apelativo honroso del
peruano dé hoy.
Martinillo de Poechos
por José Antonio del Busto Duthurburu.
T. II, p. 31. —
2 Herrera, Antonio de
.
Historia General de los Hechos de los Castellanos
. . .
en las Islas y Tierrafirme del Mar Océano. Buenos Aires, Talleres Gráficos Con
—
tinental, 1945.— Década II, lib. II, cap. XVII, p. 367 del T. II.
3 .
Arciniegas, Germán El Caballero de El Dorado.
...
Buenos Aires, Artes
—
mismo tiempo que a Martinillo le dio los indios de Conchina, en Piura, para
—
que se pudiera sustentar con su mujer. Tales indios tributaban 1,200 pesos anua
les y a la muerte del intérprete se los compró a su viuda el soldado Miguel Ruiz
(Loredo y Mendívil, Rafael... Los Repartos. Lima, Imprenta Miranda, 1958
—
—
p. 268).
5. Fernandillo fue otro de los apresados en la balsa por el piloto Ruiz.
También viajó a España y regresó al Perú con el Gobernador Pizarro. El con
quistador Antonio de Venero lo conoció y trató en San Miguel de Tangarará. En
algunos documentos aparece como "don hernando".
6. Felipillo de Tumbes, como su nombre lo indica, era de esa ciudad junto
al Mar del Sur que Pizarro bautizó Nueva Valencia. Todos los documentos insis
ten en tal cuna, pero los cronistas se esmeran en negarla, llevándonos a con
fusión. Para Cieza era de la costa de Piura (Tercera Parte, cap. XXIV); Zarate
lo hace aparecer en la desembocadura del Chira (lib. I, cap. II); Huamán Poma
nos dirá que era "yndio guancabilca", es decir, de la boca del Guayas (fol. 370);
Gutiérrez de Santa Clara, natural de la isla de Puna (lib. III, cap. LIII); y Gonzalo
Fernández de Oviedo se librará de compromisos señalando que lo encontró Alma
gro en la costa de la Nueva Castilla (Parte III, lib. BC, cap. IV). Por último, Go
mara lo confunde con Martinillo y lo traslada tierra adentro al nombrarlo
"Felipillo
MARTINILLO DE POECHOS 87
pero
el más popular entre los soldados castellanos lo fuera Martinillo de Poe
chos, llamado pomposamente en los escritos: "don Martín?' (8). Astuto,
decidido, movedizo, pensando unas veces como indio y otras como espa
ñol, terminó teniendo una mentalidad distinta a estos y aquellos. Empezó
siendo intérprete para seguir a encomendero, al final se convirtió en rebelde
abrazando la Gran Rebelión. Este fue Martinillo de Poechos, no un hombre
10. Ibídem.—
88 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
Confirmando los rumores un día en que el río traía muy poca agua,
los barbudos extranjeros ingresaron a Poechos. Maizavilca estuvo a la
entrada del pueblo para saludarlos y ofrecerles alojamiento. Los barbudos
no quisieron aposentarse en el poblado y prefirieron albergarse en una
fortalecilla que existía junto a él. Días después, el caudillo de los intru
sos exigió a Maizavilca hacerse vasallo de un monarca remoto. Ya lo
era del Inca, no importaba ser vasallo de otro rey. El indio hizo lo que
le pedían y su ejemplo fue seguido por otros curacas que acudieron con
obsequios al gran jefe blanco. Maizavilca se vio pobre y sin nada que
ofrecer. Entonces fue que, pugnando por no dejarse opacar por sus co
legas, regaló al caudillo barbudo... su sobrino (n).
Francisco Pizarro recibió al muchacho —
siempre amigos de las burlas, dieron en llamarlo "don Martín" (13), pero
a la larga se dejaron ganar por la simpatía del rapaz y terminaron nom
tador —
también a ciertos primos suyos que servían en la hueste. Pero
don Francisco, "el buen viejo del gobernador", accedió al pedido y Mar-
hará apreciar más tarde los alcances de ella (15). Lo cierto es que pronto
hubo motivo para intensificar la competencia.
En efecto, cuando el Gobernador envió a Hernando de Soto al cam
pamento del Inca, le dio por lengua a Felipillo (16), pero al despachar
luego a su hermano Hernando Pizarro en socorro de Soto, el intérprete
que le entregó fue Martinillo
Cristóbal de Mena sólo apunta que
(n).
al entrar Hernando Pizarro al campamento de Pultumarca
"traya a las
ancas del cavallo un indio que era la lengua"
(18), pero el presunto
Estete confirma que Hernando ingresó al real "con hasta treinta de a ca
vallo personas principales y con Martín,
lengua" (19).
Llegado Hernando Pizarro cambió la situación: Felipillo quedó a
un lado y Martinillo pasó a desempeñar el
papel de traductor. El resen
tido Felipe de Tumbes no hizo sino acumular odio
durante toda la en
trevista, mientras su rival de Poechos volcaba, con las singular placer,
órdenes de Hernando al sonoro Runa-simi. Decimos que lo hacía con
gusto, porque Martinillo era un secreto enemigo de Atahualpa, el arra-
sador del territorio tallan. Según Diego
de Trujillo, le dijo entonces Her
nando Pizarro al aparecer el Inca: "dile que salga"
no
(20). Martinillo
voceó la orden, mas como
Atahualpa dio a entender que lo esperasen
Hernando -el impetuoso y agresivo
Hernando- mandó iracundo al
nechea,' Raú^.
prenta Les Presses Moderñes 1937™
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Sfgetínes ££? .*!^^^ * ** 'a
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«el Perú.
P-as Barre-
-París, im-
y^^^^st^-J'^Li^^ss^ r
Indias.- Lima, imprenta
Sanmarti 1924- p 26
del
í-«w-«*
Supremo Consejo de las
90 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
luego —
apa
reció el Señor de las Cuatro Partes del Mundo . . .
con Felipillo, pero Pedro Pizarro gran amigo del travieso Martinillo
— —
nos ofrece la verdad. Es cierto, recién hoy lo sabemos, que Pedro Pizarro
no estuvo en la prisión del Inca por haber quedado en San Miguel, pero
los demás cronistas. Por eso cuenta que el Gobernador "envió al padre
Fray Vicente de Valverde primer Obispo del Cusco, y a Hernando de
Aldana, un buen soldado, y a D. Martinillo lengua, que fuesen a hablar
a Atabalipa y a requerille de parte de Dios y del Rey se subjetase a la
nos del Perú. Buenos Aires, Talleres Gráficos La Mundial, 1944. p. 41. Véase — —
—
también Estete, Miguel. Op. cit. pp. 30 y 31. Este cronista, testigo de vista,
. .
(25). Sin pecar de bien pensados, creemos que la muerte del Inca se
efectuó entonces por no estar presente Martinillo. A esas alturas el tallan
las partes del Gobernador. Con esta paga no contó por el momento, pues
el Marqués se la retuvo al igual que en Cajamarca, pero quedó satis
fecho confiado que algún día entraría en su posesión (2e). Por el momen
to, siempre al lado de Pedro Pizarro, andubo en misiones secundarias
ordenadas por el Marqués. Entonces fue que ambos conocieron más de
cerca el culto a los difuntos, pues un día por haberlo suplicado un
—
pedirle
una mujer. La impresión que recibieron no fue
poca y el cronista relató
así el episodio: "el Marqués me mandó a mí
que fuese con D. Martini
llo, la lengua, a hablar a este muerto y a pedille de su parte le diese
la india a este capitán: Pues creyendo yo
que iba a hablar a un indio vivo,
me llevaron a un bulto de estos muertos donde estaba asentado
dentro
de unasandas, que ansí los tenían, y el indio deputado que hablaba
por
él de un lado, y la india al otro sentado sentado
(sic) junto al muerto.
Pues llegados que fuimos delante del muerto ¡a
lengua le dijo el mensaje, y
estando ansí un poco suspensos y callados el indio miró a la india (en-
su Señor el muerto decía que fuese, ansí que llevase la india el capitán
vuelto el Inca a su casa, donde a dos o tres días fuele dicho que el Mar
con él, y esto procedió de que el Marqués Pizarro
estaba enojado
qués
tenía una intérprete, el cual amenazaba, de palabra al Inca,
lengua e
porque sentía que no era amigo del Marqués y lo era del Adelantado
Almagro; y tenía otra lengua que se llamaba don Felipe, que era gran
familiar y amigo del Inca, y entre estas dos lenguas había envidias y
con sus pasiones alteraban los naturales, porque
cada uno de ellos daba
27 Pizarro, Pedro
. Op. cit. p. 53.
. . .
28 Romero, Carlos A
.
Op. cit. p. 132. . . .
tores Españoles (Obras del P. Bernabé Cobo) Madrid, Gráficas Orbe, 1956. — —
T. II, p. 305.
30 . Molina, el Almagrista, Cristóbal de Op. cit. loe cit. . . .
la va
le y, sin temer las consecuencias, entraron a la real mansión y
ciaron. Almagro protestó en nombre de Manco, mas el Marqués Pizarro
no hizo demasiado caso a la protesta; el resultado fue que el Inca quedó
"bien alterado" (33) y Martinillo sin castigo.
Lo evidente a estas alturas es que Martinillo había variado en su
pensar. Como tallan seguía siendo enemigo de los Incas del Cusco,
pero, a decir verdad, cada día era menos tallan. Ahora tenía ciertos
humos de soldado español, vencedor por añadidura, y con ribetes de
hidalgo. También necesitaba oro, vale decir, sus partes de los botines
de Cajamarca, Cusco y Jauja, pero cada vez que se las pedía al Gober
nador este se encogía de hombros y le decía "que estaba pobre e que lo
tenía gastado todo" (34). Es verdad que don Francisco le daba muchas
cosas, pero el fruto de sus trabajos, eso no. Sobrevino entonces la guerra
de Manco Inca, y Titu Yupanqui cercó la Ciudad de los Reyes. Mar
tinillo olvidó los 10,000 pesos que le adeudaba su amo y salió a servir
al monarca español con las armas. Debió hacerlo bien en la guerra,
así mismo resultar muy útil interrogatorio de los prisioneros que
en el
chuas, porque el Marqués pasada la lucha lo casó con mujer espa
— —
y emprender la subida de la
sierra. El
conquistador Antonio Venero que lo vio servir en esta jor
nada contará que conforme avanzaba Alvarado, Martinillo
"yba en
adelante con obra de tresientos yndios descubriendo la tierra y atrayendo
los yndios a la obediencia y servicio de dicho Ma
su magestad. . .
y el
riscal(Alonso de Alvarado) hazia mucha quenta del y los naturales le
Respetaban mucho" (36).
Cuando Martinillo regresó a Lima luego de haber eludido a los
almagristas en el puente de Abancay, se sintió un hombre importante.
Tenía más fama que ningún indio del Perú, sus servicios a la
Corona
eran superiores a los de muchos
soldados españoles. El Gobernador lo
había felicitado públicamente, todos lo
querían, había obtenido más de
lo que un indio intérprete podía desear. Pero aquello no podía quedar
allí y como el Gobernador no tenía
ya qué darle, ahora a la pediría
Corona. Ese Rey —al que antes llamaba el Gran
Apo de Castilla-
sería el encargado de recompensarlo. Comenzó por pedirle una carta
de recomendación a Francisco Pizarro, escrito que el
Marqués otorgó
por medio de su secretario Picado.
Allí decía que don Martín había
servido en la guerra y que estaba casado con
mujer española. Con esta
carta en sus manos el tallan
pasó a hacer una probanza, para demostrar
33 . Loe. cit.
34 Romero, Carlos A
.
. . .
Op. cit., p. 132
35. A.G.I. Patronato 114 NI
-
-
R9.
36. Ibídem.
94 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
repartimiento (39).
Cuando el Marqués se enteró que Martinillo le había sacado la
carta de recomendación para alcanzar título de caballero
hijodalgo, es
cudo de armas y repartimiento de indios, debió quedarse boquiabierto.
Luego reparó en las patrañas del tallan sobre que hacía ocho años era
bautizado, así como que había servido en el primer y segundo viaje del
descubrimiento del Perú . . . Sin duda que entonces don Francisco debió
esbozar una sonrisa. Al indio sólo le había faltado decir que, por ape
llidarse Pizarro, era de los buenos de Extremadura Pero el Marqués . . .
-
NI -
R9.
43 .
Ibídem.
96 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
pues "hera muy amigo y aficionado a ellos y vio que se tratava y vestía
de su auito y hera muy bien visto" (44). Pedro de Salinas, a su vez, lo
conoció que "se tratava en auito despañol y (que) sirfoió de lengua con
sus armas y cauallos" (45). Por último, también lo trató por esos días
el soldado Diego de Meneses, quien apreció que el intérprete siempre
andaba el Marqués "con sus armas y cauallos y tenía su casa po
con
44. Ibídem.
45 Ibídem.
.
46 Ibídem.
.
47 Romero, Carlos. A
.
Op. cit., p. 134.
. . .
se prolonga
de bautizo de hija de Francisco Sales ("*). El silencio
una
la ciudad está otra
hasta el 19 de abril del año siguiente, fecha en que
vez por el Rey. Este día fue el propio Martinillo quien llevó a bautizar
a su primogénita, a la que, en memoria del Marqués difunto,
llamó doña
de la Catedral limeña
Francisca Pizarro. Le echó el agua en el Sagrario
del
el Obispo Garcí-Díaz, mitrado electo de Quito, antiguo capellán
Gobernador y testigo de su muerte. Fueron padrinos de la cristianada
nada menos que el Teniente de Gobernador de la ciudad Francisco de
54. Revista del Archivo Nacional del Perú, Lima, julio-diciembre de 1937,
T. X, entrega II, p. 232.
55. Ibídem. Lima, julio-diciembre de 1938, T. XI, entrega II, p. 224.
56. A.G.I. Patronato 114 NI -
R9. No se sabe exactamente si en este
- —
tenía por curaca a un yunga nombrado don Pedro poseyó Martinillo una piara
—
grario limeño. Consta allí que el 1 de agosto de 1543 fue bautizada una hija de
Diego Gómez, actuando de padrinos "don Martín y su mujer y Melchor Ramírez
de Vargas y la Valenciana" (Revista del Archivo Nacional del Perú, Lima, enero-
junio de 1939, T. XII, entrega I, p. 106). Esto, a nuestro juicio, es un error, pues
a esas alturas estaba Martinillo en España. Debió ser
padrino pero haciéndose re
presentar. Por estar ausente de Lima, precisamente, no acompañó el 20 de abril
a su esposa doña Luisa de Medina en sacar de
pila a una hija de Ginés Sánchez.
Entonces doña Luisa actuó junto a Diego González, estando
presentes Juan Gu
tiérrez, Ana Cermeño y otros personajes del mundo social de Martinillo (Ibídem.
p. 104). Decimos todo esto, porque el viaje de regreso lo emprendió el tallan en
Sevilla el 3 de noviembre de 1543, en la armada de Blasco Núñez Vela.
Resulta
imposible, pues, que apadrinando una niña en agosto en la iglesia del Sagrario
de Lima, zarpe de España, en viaje de retorno, en noviembre del
mismo año. Aun
que con grandes esfuerzos esto se podía hacer, la verdad es
que la mentalidad
quinientista de esos años excluía viajes tan desacertados, peligrosos
y fatigantes
98 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
Indias. Los tres picaros fueron dar al mismo barco que los Oidores
a
58. Ibídem.
59. Ibídem.
60. Ibídem. —
Véase también: Zevallos Quiñones, Jorge. . . El clérigo Diego
Martín, Mayordomo Mayor de Gonzalo Pizarro, en Revista del Archivo Nacional,
Lima, julio-diciembre de 1942, T. XV, entrega II, p. 141.
61. Revista del Archivo Nacional del Perú, Lima, julio-diciembre de 1939,
T. XII, entrega II, p. 237.
62. Ibídem. Lima, enero-junio de 1940, T. XIII, entrega I, p. 101.
63. A.G.I. Patronato 114-NI-R 9,
MARTINILLO DE POECHOS 99
él —
; finalmente
nombraba albaceas a doña Luisa de Medina, su
mujer, y a Cristóbal
de Burgos.
Finalizado el escrito aparecía la firma del indio, lo que in
dicaría que no era la primera vez que tomaba la pluma. Resalta así
mismo en el documento la relación de sus bienes: además de su casa de
morada sabemos ahora que poseía en Lima ocho solares y una chacra
ríoabajo, también habló de "un cavallo que llevo conmygo con su se
ñoría" (64). Ahora sí que estaba listo para combatir a Centeno. Por
eso dio el testamento a su mujer. Y caballero en mal caballo, armado
de punta en blanco, Martinillo fue a la guerra.
Lo que sigue se identifica con la última mentalidad de Martinillo,
con forma mestiza de pensar. Sucedió que vinculado en demasía al
su
bano: "E no firmó poique no sabe firmar" (67). Con estas y otras mañas
persona del tallan encendería polémicas. Todos sabían ahora que había
sido gonzalista, pero algunos lo defendían diciendo que "se auia criado
con el Marqués" (70) y que por eso había sido incondicional a los Pi
zarro; otros aducían que no se le debería pedir cuentas, "porque siendo
yndio españoles entienden en estos casos" (71),
y no entendiendo lo que los
las sanciones regían con él; finalmente, alguno dijo que Martinillo,
no
gracias! a sus influencias con los rebeldes, había librado a varios leales
de la horca . . . Todas estas defensas de su persona tenían sus anteceden
tes. Efectivamente, con anterioridad a la derrota el indio había tenido
71 . Ibídem.
MARTINILLO DE POECHOS 101
mente: "pues que biene a eso bien será serville" (74). Entendió el indio
haber impresionado con su respuesta a los presos y a partir de entonces,
siempre que estaba con ellos, se quejaba: "quando a de venir el apo de
Castilla a sacarnos desta cabtibidad? (75).
Pero de nada le valieron estas tretas ante el Oidor Iñigo de Cianea,
juez nombrado para castigar a los rebeldes porque examinado el expe
diente de su causa, falló tajantemente: "Don Martín, Lengua, Yndio, na
tural destos Reynos, en doscientos azotes, ciento en el Cusco e ciento en
varon las
anclas, largaron las velas y la nao partió. Atrás, y no es una
se
72 .
Ibídem .
73 .
Ibídem.
74. Ibídem.
75 .
Ibídem.
y^i^^J^^^^^^T^^^
dtlPerí
^ laS IndÍaS e Pro-
DÍ2
Oidor de la Abdiencia Real
el„Liceneiado ^ e Juez
P°r
Cianea,
Manuel de...
1935 —
Diccionario His órico 0108ratICO
T. I, p. 466 (Apéndice)
Biográfica?deí íerú^
™
-^
Pera.— Lima, T
^ Mendibu™>
imprenta Gil,
102 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
perfil eran las hijas de los Incas. El Marqués don Francisco no obs —
Castellanos
tinental, 1945.— Década IV, libro VII, capítulo
Aires, Talleres Gráficos
U °on Con!
IX, p. 358 del T y
104 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
muy guardada. Sancho Ortiz de Orué nos asegura que "en aquel tiempo
los españoles tenían en mucho a tales yndias y las rregalaban (es decir,
las trataban con regalo) como a personas que por ser principales lo me
recían" (8). Dicho de este modo parecería ser costumbre nada extraña
entre los españoles del Cusco, y, en efecto, era así. Pero la interpreta
ción de los escritos quinientistas nos permite descubrir que sucedía así
sólo en los casos en que se amaba a la india; de otra manera, ella regre
saba donde los suyos. Por esto decimos que el capitán se encariñó con
Ynquil Coya, porque
—
6 Ibídem
. .
7 Ibídem.
.
8 Ibídem
. .
perulera en este tiempo: una fue doña Francisca Pizarro Yupanqui, la hija del
Gobernador don Francisco; la crtra doña Francisca Pizarro Medina, la hija del
tallan intérprete Martinillo de Poechos. Ambas murieron en España, nuestra bio
grafiada nunca salió del Perú. La última sería una Francisca Pizarro hija bastarda
de Martín Pizarro, el encomendero de Huamantanga, habida en una criada nom
brada Isabel. De esta no respondemos que fuera mestiza, pues ignoramos la raza
de su madre. (Busto Duthurburu, José Antonio... El Conquistador Martín Pi
zarro, primer Alguacil de Lima, en Mercurio Peruano, Lima, abril de 1963, núm.
432, p. 115).
UNA HUÉRFANA MESTIZA: LA HIJA DE JUAN PIZARRO 105
millar de españoles perecieron a manos del Inca, a los demás los tenía
cercados y sin dejarlos mover. Ese Cusco de 1536 era de guerra. Los
indios tomaron la fortaleza de Sacsahuamán, viéndose los españoles en
lado de Carmenca. Por fin llegaron junto a las piedras del muro. Los
indios embravecidos les dieron muy fuerte grita. Hubo flechas y ve
nablos, también jaras de ballestay tiros de arcabuz. La situación se
hizo muy recia. Los naturales no daban señales de rendición. Alguien
recordó entonces las tácticas de la Reconquista y se lanzaron escalas de
cuerda. Los garfios mordieron las piedras, la soga se puso tensa, un
español empezó a subir: era Juan Pizarro. En el ascenso perdió el
morrión que le protegía la cabeza, pero con la rodela a la espalda y la
espada en la mano siguió escalando el muro En eso apareció en lo . . .
alto la sombra de un indio, que levantando algo entre sus manos lo dejó
caer sobre el castellano. La piedra descalabró a Juan Pizarro, quien ma
10. Ibídem.
11 . Ibídem.
12. Ibídem.
106 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
que la hijastra no debería estar muy cerca del padrastro. Entonces fue
que la entregó a Francisco González, el Viejo, y a su mujer Cecilia Vás-
quez de Bribiesca, para que la tuvieran consigo. Una hija de ambos
llamada Inés Ortega acogió a la mestiza con cariño, brindándole edu
cación (14).
Doña Francisca Pizarro Inquil Coya nunca se quiso casar. Tam
bién podemos pensar que no hubo quien se casara con ella, pues Mancio
Sierra contaba que Hernando Pizarro, su tío, mandó a sus mayordomos
que la casasen "e que él daría dies mili pesos a quien se casase con
ella" (15). Por suma de este calibre no faltaría español que se animase,
más aún en esos tiempos en que la fealdad de la mujer se borraba con
dinero a la hora del desposorio. Pero la mestiza cumplió treintinueve años
. .
y seguía siendo doncella. Por eso es que nos inclinamos a creer que
les constaba que era nieta de Huamanta Ici Cápac Inca y bisnieta de
Hatun Inca Toga Cápac (primo hermano de Huaina Cápac), todos des
cendientes del nunca olvidado Pachacútec Inca Yupanqui (17).
13 Ibídem.
.
14 Ibídem.
.
15. Ibídem.
16 Guex, Germaine
. La Neurosis de abandono.
... Buenos Aires, impren —
Entre los muchos españoles que arribaron a estas costas con Fran
primer intento de acercamiento al alma del indio a través del rico mundo
de su lengua. aprendizaje del Runa-Simi lo debió efectuar en las
Su
tediosas noches de navegación por el Mar del Sur o en las tropicales que
Perú. —
Madrid, imprenta de Idamor Moreno, 1905. Lib. III, cap. IV, p. 38,
—
del T. III.
108 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
le respondió (el Inca) nada, mas levantóse con mucha ira, y arremetiendo
mente que no bastó, a¡gunos de ¡os principaíes que aüí estaban se levan-
taron con voluntad de lo matar e tomarle el espada; Atabalipa como que
no se la quitar, les mandó que lo dejasen
veya (sic) recibió afrenta en
se volviese e dijese a Pizarro que luego
y le dijo con buen semblante que
se partiría por le hacer placer y se verían entrambos. Aldana, que no
las tenía todas consigo, hizo su actamiento (sic) y a paso largo volvió
donde estaba Pizarro, a quien contó lo que ¡e había pasado e como Ata-
baüpa traia gran cantidad de oro y piata en muchos vasos e vasijas, y
que le parecía que venía de mal arte e con gran soberbia" (10). La Cró
nica Rimada, más lacónica y serena, cuenta que al ver la tardanza de
Peruano, Lima, mayo de 1957, núm. 361, p. 253 (cap. XLIII bis)
7 Pizarro, Pedro
.
Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos
. . .
9. Loe. cit.
10. Loe. cit.
HERNANDO DE ALDANA: EL PRIMER QUECHUISTA 109
Luego de estos servicios era lícito que Aldana ganara gran renombre.
Se dice que fue uno de los fundadores del Cusco, pero en el reparto de
solares y cargos capitulares no aparece. Se presume que volvió después
a Jauja, donde el 30 de
junio de 1534 otorgó una carta de poder para
cobranzas a doña María Prieto, su madre, a Gonzalo de Pineda u a
Alonso de Aldana, su hermano, ausentes,
para que reciban 1,000 pesos
de oro que Ginés de Carranza llevaba a la Ese mismo día primera (15).
fue testigo en un poder del citado Gonzalo de Pineda
(16) y el siguiente
en otro de Rodrigo
Orgóñez (17). Luego de esto debió volver al Cusco,
donde se le dio repartimiento y vecindad. Influiría mucho en el Mar
qués Pizarro —
13 Pizarro, Pedro
.
Op. cit. p 41
. . .
. .
entregan! P 230
^^^ ^ PerÚ' ^ *lio-didembre de
%41 í? XTV,'
16. Ibídem. p. 231.
17. Ibídem. p. 234.
110 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
de 1535 le dio un año y medio de licencia para que lo haga sin que perdiera
—
por ello sus indios. Aldana no pudo salir del Perú en los días que siguieron por
las guerras que se desataron.
19. A.G.I. Lima 204A
20. Pizarro, Pedro... Op. cit. pp. 117 y 125.
21. Cieza de León, Pedro Guerra de las Salinas
. . . .
—
Madrid, imprenta de
la librería de la viuda de Rico, s.a. Cap. V, p. 23. —
Plata. En llave se enteraron que el Virrey había sido preso por los
Oidores. A pesar de todo continuaron a Arequipa, donde "con mucho
28 .Ibídem.
A.G.I. Patronato 99-N 1-R 3; y 103-N 1-R 1.
29 .
Herrera, Antonio de Op. cit., Década VII, lib. X, cap. XXI, p 304 del
. . .
.
T. IX.
Cieza de León, Pedro. La Guerra de Quito
. .
Nueva Biblioteca de Autores—
ante el futuro promisor. Alegre, pues, muy alegre debería estar cuando
el "San Jerónimo" izó anclas y largó velas apartándose del
puerto de la
Ciudad de los Reyes Sin embargo, creemos que su espíritu sediento
. . .
de aventura no estaba todo con él. Atrás quedaba algo que lo retenía
y que, de una forma o de otra, lo seguía ligando al Perú. Ese "algo"
era "alguien": su
hija mestiza, Leonor de Soto 0).
1.
Archivo General de Indias de Sevilla
(A.G.I.) Justicia 340.
2.
Garcilaso Inca de la Vega. La Florida del Inca.— México tranca
léxico, Gráfica Pana
Fana-
mencana, 1956.— Libro V, cap. VII, pp. 348
y 349.
114 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
una niña que fue llevada a cristianar con el nombre de Leonor de Soto
Yupanqui. Algún testimonio recuerda que por aquellos días el
Capitán
tomaba a la recién nacida en sus brazos y la mostraba a amigos
sus
—
Martín Estete —
para que
la tuviese consigo. Hecho esto, Hernando de Soto se embarcó.
Da. Leonor Tocto Chimbo quedó entonces, según parece, con su
hermana Da. Inés Huaylas Ñusta, pero el Marqués Pizarro terminó por
entregarla también a Da. María de Escobar "para que la enseñase en
policía y en cosas de nuestra sancta fe" (6). La princesa pudo entonces
reunirse con su hija y vivir en una casona de la plazuela de Santo Do
mingo. Allí la vieron recibir la visita de los curacas, quienes acudían a
saludarla como a señora de la casta de los Incas.
Pero el Marqués Pizarro fue muerto por los almagristas un domingo
de junio de 1541 y la casa de Da. María de Escobar se llenó de mujeres
españolas refugiadas; a su vez los almagristas fueron derrotados en
Chupas por Vaca de Castro y este gobernante tratando de contentar —
Cusco sería feliz muy poco tiempo, porque durante la rebelión de Gon
zalo Pizarro, Alonso de Toro, su lugarteniente, hizo acabar en la horca
al Galán. Dicen que no era mal hombre. Nicolás de Ribera, el Viejo,
había conocido a sus padres en Valladolid. La princesa enfermó de
que dice Leonor, que está en la ciudad de los rreyes en casa de mafia
se
descobar" (")■ Algunos días después cerró sus ojos para siempre, por
que el primero de octubre de ese año Bustinza hizo en su nombre el
testamento .
decir de Garcilaso —
"fue más que mediano de cuerpo, de buen aire. . .
7 Ibídem.
.
8 Ibídem.
.
en
sia cusqueña de La Merced.
10 Ibídem.
.
y la —
morisca Da. Beatriz, mujer que había sido del Veedor García de Salce
do. Esta fue la única que fantaseó, pues entre otras cosas dijo que oyó
decir que el Capitán Hernando de Soto fue el primero que en Cajamarca
acometió "al carro Sin embargo, añadió detalles hasta
del Ynga" (12).
hoy desconocidos, como que conoció a todas las princesas incaicas "por
que como fue la primera muger que entró en este rreyno, en caxamalca
estava con ellas y las tratava y conversava. que esta testigo lo sabe . .
bien porque estaba e rresidia muchas vezes con ellas y las conversaba y
hablava con ellas y porque esta testigo fue la primera muger española
que entró en este rreyno en caxamalca" (1¿).
A pesar de la buena voluntad de los declarantes no debió surtir
mayor efecto la probanza, en el Cusco
porque Carrillo la tornó a hacer
en 1575.Consiguió entonces que testificaran soldados como Alonso de
Mesa y Diego de Trujillo capturadores del Inca en Cajamarca
—
así —
tiempos del Virrey Conde de Villar. Llevó consigo a una de sus her
manas llamada Leonor, con quien se presentó el 18 de noviembre de
antiguo que ynvió don franqisco de toledo, visorrey que fue de aquellas
partes" (14). Lo cierto fue que se sacó el traslado fiel de tales lienzos y
que en ellos se decía: "^4ño de mili e quinientos y treinta y tres años.
El valeroso Gobernador don frangisco pigarro, que después fue marques,
siendo rrey despaña El católico emperador carlos Quinto, por su perso
na y con ayuda del Capitán Soto y pocos compañeros españoles dignos
15 . Ibídem.
Valboa
-
Lázaro y Magdalena (2). Pero en ese mismo documento nos habla "de
los demás sus hijos e hijas" (3). En efecto, sabemos de la existencia de
Catalina Belalcázar, que fué legitimada por Real Cédula de 11 de Enero
de 1541 (4).
Pero quien nos interesa es Miguel Belalcázar, su último y oscuro
propio beneficio.
Hasta el sacerdocio estaba vedado en el siglo XVI para los mes
pre lo llamaban vicioso y holgazán" (7). Por otra parte, quería empuñar
las armas para vengar injurias, ya que él y los mestizos eran tratados
"como seres inferiores respecto a los castellanos" (8). Por estos sentían
un profundo odio y los calificaba de "advenedizos".
siglo XVI; castellanos sin más fortuna que su espada, dispuestos siem
El motín frustrado
de los reinos de Chile. Ante nuevas tan alarmantes y que podían ser
que estuviesen con las armas dispuestas para acudir a la voz del Rey.
La morada del Oidor, las Casas Reales y la Cárcel, se resguardaron
cuidadosamente. Quito, pues, se puso en pié de guerra. Estando así
las cosas, el 23 de mayo de 1583, en circunstancias que el Oidor Venegas
los proyectos.
—
El Oidor, de inmediato,
hizo comparecer al Escribano de Cámara, para iniciar el proceso, toman
do como punto de partida la delación de Tejada y López.
Cuando esto ocurría, serían más o menos las cuatro de la tarde.
Hacia las siete de la noche, cuando ya la ciudad estaba a oscuras, el
Oidor ordenó que el Alguacil Mayor, junto con el Escribano de Cámara,
fueran en busca de un grupo de vecinos de su absoluta confianza. Una
vez reunidos, sin mayores explicaciones, les pidió se dividesen en grupos
lograron escapar.
De inmediato se pusieron guardas los caminos y se ofreció re
en
los motivos —
antes mencionados —
de tortura, lo
En el sótano de la cárcel, donde funcionaba la cámara
MIGUEL BELALCÁZAR, MESTIZO REBELDE 123
molleros de los brazos y a las muñecas se les dieron dos vueltas de cordel
mientras se requería que dijese la verdad" (9). Luego, pese
le a las pro
testas y gemidos del desdichado, se le puso "dos garrotes más a los cor
se" (n). El verdugo, sin conmoverse, dio otra vuelta a los garrotes.
Belalcázar, entonces, perdió el conocimiento. Un negro, que ayudaba al
verdugo, le arrojó agua sobre la cara y el cuerpo para hacerlo reaccionar.
Una vez que estuvo lúcido, le colocaron un tubo en la boca, dándole a
beber una inmensa jarra de agua. Era el horrible tormento que con
vertía a los que lo sufrían en una especie de odres humanos. Cuando
estaba semi-asfixiado, suspendieron la bebida y el reo gimió "que no tenía
que decir más de lo dicho" (12). Luego lo quitaron del "burro" y lo
llevaron a curar.
y con orgullo —
reynídef™ ^nTreí
Tres 2*
reyno del Firu.
^ }"** ^ \¡ ,ReIaCÍÓn de Antigüedades deste
relaciones de
en
antigüedades
cos Jiménez de la Espada.
peruanas. . .
Prólogo de Mar
Buenos Aires, Editorial Guáranla, 950 p. 207
126 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
y menos aún en el sentido cristiano que le dan los cronistas, y que pre
autores que escriben sobre el Perú en la misma época (3), Santa Cruz
que, para los andinos, la cruz tuvo también un sentido simbólico, si bien
éste no puede de ninguna manera asimilarse al significado que le da el
Cristianismo. El hecho de encontrar
representaciones pictóricas de sím
bolos en cruz cerámica) y aún rudimentarias cruces
(especialmente en
y que aún son coexistentes ciertos cultos muy extendidos a los muer
con
desde fines del siglo XVI hasta entrado el XVII y que no llegaron a
tizo culturalmente —
0. Aún hoy día en la ciudad del Cuzco se recolecta cierto tipo de vege-
para preparar comidas que sólo se consumen en la festividad de Corpus v
interiores y posteriores y que parecen ser
rezago de viejas celebraciones de
130 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
muy querida..." del Inca Sinchi Roca (13). El pacto con el demonio
es una figura que sólo parece existir en el cristianismo,
aunque cabe
anotar que para la preparación de filtros de amor en la brujería medieval
propia desde que la existencia de una religión oficial entre los Incas no
significaba la necesaria desaparición de los cultos regionales y comu
nales. Esta situación es similar a la ya mencionada al hablar de Tonapa
Viracocha, a quien el cronista atribuye igualmente esta cualidad influido
cribir .
1. Revista del Archivo Nacional del Perú. Tomo VII, Ent. II, 1929. T. —
VIII, Ent. II, 1930.— Tomo X, Ent. II, 1937.— Tomo XI, Ent. II, 1938.— T.
XII, Ent. I y II, 1939.— T. XIII, Ent. I y II, 1940.— T. XIV, Ent. I y II, 1941.
EL MESTIZAJE Y LA MISCEGENACION 133
mestizaje se opera en la
terpretar este proceso de miscegenación y que
plos que más adelante presentamos, aunque por tratarse ahora sola
mente de la presentación inicial de un tema de tanta trascendencia social,
reducimos en lo posible dejando el camino abierto a un más largo en
Si bien estos hijos eran por lo general fruto del dagnato concubitum
hemos de admitir lealmente que la presencia del padre y de la india
madre en el acto del bautismo significaba la convivencia de la
pareja
durante los largos meses del embarazo hasta el parto y la ceremonia
lustral; y consecuentemente la vida marital bajo el mismo techo.
Son muy pocos los asientos de ignotus pater. Sólo hemos hallado
una docena en los diez años examinados. La primera partida en este
sentido es del 3 de setiembre de 1538. El sacerdote tampoco puso el
nombre de la madre; esta era para él "una india de Nicaragua". El
caso —
aparece en
1548 con Juan Pérez y Catalina su legítima mujer. El hecho de que
un mismo sujeto llevara a la fuente bautismal dos o tres
hijos habidos
en la misma india, revelará también que el concubinato se formalizaba
en una costumbre doméstica. El bautizo sin la unión legal se cumplía
por el párroco sin exigencia, como se ve. Esto revela un status de tran
sacción ética que los hechos, por su gravitación, hicieron aceptable.
Los asientos para esos hijos de padre desconocido son escuetos y
dolorosamente elocuentes: hijo de un cristiano e
india; bauticé a Her
nando hijo de un cristiano de Inés india
y (8.1.1548); en otros apare-
134 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
aparecen cuatro padrinos, dos varones y dos mujeres, todos ellos espa
ñoles que confirman no sólo la importancia del sujeto padre sino además
su étnica ibérica. Y a la inversa —
lo cual parece ser extraordinario —
ciudad, don Juan de Vallejo se obligó a favor del alcalde don García de
Salcedo por 1200 castellanos valor de una esclava blanca; y en esta
misma fecha, don Lope de Idiáquez otorgaba carta de libertad a la suya
Beatriz por los buenos servicios que le había prestado.
La partida del hijo de Isabel de Manduja se asienta así: miércoles
14 de abril de este dicho año (1547) se bautizó un mulato hijo de Pedro,
negro esclavo de Gonzalo Méndez, y de Isabel de Manduja. ¿Y quiénes
Herrera. Este
fueron los padrinos? El Bachiller Ramos y Francisco de
último había sido Regidor y Alcalde de la ciudad en 1539.
fue la
Por estas mismas consideraciones nos preguntamos ¿quién
madre de Isabel,hija de Jorge, morisco, criado de Ruanza?. El párroco
no dá el nombre de la madre aquí, y caracteriza a la criatura
de mulata.
por el padre. Una Real Orden disponía que en la venta del hijo esclavo
de vientre tenía preferencia el padre (3). Son bastante los casos; y hoy
tenemos en nuestro santoral a Martín de Porres que lo fue de español y
de esclava panameña.
Los hijos de español y mulata Registro.
aparecen también en el
Transcribimos esta ficha para demostrar cómo el párroco asigna a cada
cual su condición étnica. Es el bautismo de Juan, hijo de Juan Yáñez
y de María, mulata. Fueron los padrinos, Alonso Bartolomé y Felipa
Xácome, mulata (7. V. 1548). Los ejemplos se repiten.
En cuanto al mestizo y a su caracterización étnica, por primera vez
aparece el empleo del vocablo en la partida del 25 de agosto de 1539
para el hijo de Pedro, Criado del Camarero. Este era un indio de
servicio, o mitayo, de don Pedro de Villa Real, Camarero de don Fran
cisco Pizarro, conforme fácil establecerlo por documentos coetáneos.
es
ellos el de "Antonio Picado", indio cacique de Ana Suárez que fue bau
tizado con este nombre el 24 de Diciembre de 1545 siendo sus padrinos
Lorenzo de Aldana y la misma Ana Suárez. Don Antonio Picado —
el
español y auténtico, que había sido Regidor por Lima era a la sazón
fallecido. Su muerte es en el año 1541 lo que salva de toda otra duda.
Picado, por su parte también en 1539 había bautizado un hijo suyo en
india de nombre Barbóla (18. XII. 1539) pero a éste se le distinguía con
y castas. Lima es una feria de gentes de las tres razas y de gentes indias
de provincias americanas. Es así espejo de
cosmopolitismo regional.
Las bodas entre indios foráneos se por el hijo bautizado: una
registran
pareja de indios mexicanos el 21 de enero de 1541. Los hijos de cón
yuges nicaragüenses son varios. Una ñusta de Jauja bautiza a su hijo
Y LA MISCEGENACION 137
EL MESTIZAJE
territorio.
jetivo de la unidad que va pronto a producirse en nuestro
en Lima en
Sorprende la cantidad de indias de Nicaragua que hay
ese tiempo. Esto se explicaría por cuanto ya en 1531, mientras se pre
decenas de
paraba la expedición al Perú, llegaron a Panamá algunas
conquistadores desplazados desde Costarrica y Nicaragua; se asentaron
en Coaque por algún tiempo mientras se definía la entrada al Perú; ya
que durante el año 1540 son más numerosas; y son muchos los españoles
que emparejan con ellas. Los mestizos habidos alcanzan la cantidad de
21 sobre un total de 40. En la relación genética que damos al final
como ¿7 Apéndice, se indica quienes emparejaron con indias. Los fa
miliarizados con los grandes nombres del vecindario limeño de otrora
apreciarán cuanto de estos personajes los tuvieron con india centroame
ricana. La junta con la india fue de todos. Desde el encomendero
Pedro de Alconchel, Simón de Álzate, Secretario de la Real Audiencia,
Alonso Riquelme que era Tesorero de la Real Hacienda, el Teniente de
Gobernador Francisco Godoy y el Secretario de don Francisco Pizarro
Antonio Picado, hasta gentes de menor cuantía y menestrales: el es
Revista del Archivo Nacional, Tomo XIV, Ent. II, Lima, 1941.
138 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
binato prolongado.
En los cuadros estadísticos puede apreciarse el número de mestizos
que nacieron en Lima y se bautizaron en esos primeros años. Si apar
tamos de las cifras globales los bautismos de indios, y consideramos en
el saldo el no pequeño número de bautismos de los esclavos negros bo
zales, veremos cuan grande era la proporción de hijos mestizos en re
lación con los legítimos y de españoles. Las cifras son notables para
ser significativas.
Pero si el número da cantidad, debemos descuidar el aspecto de
no
y por ende
padres compromisos que la Iglesia ha
con los —
APÉNDICE I
De Cuarterones (indio) 1
APÉNDICE II
1538
1539
1540
1541
1542
1543
1544
1545
1546
1547
1548
a -a
dnd, V
JI^,ENF D-E ,LA ESPADA. Marcos, Relaciones geográficas de lna»as.
Tip. M. Hernández, 1881-1897, T. II, Ap. III,
Indias Ma
Ma-
p. XCII
146 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
viejo exótico argumento casi siempre infalible: "Y traje estos dos in
dios en mi compañía con este fin, para que yendo allá los animen y
digan cómo vienen por su causa y lo que S.M. manda porque á ellos
les darán crédito" (5) .
2. Cf. TOLEDO, Francisco de, Provisión del Virrey don Francisco de Toledo
concediendo á Martin Hurtado de Arbieto, á su petición, los privilegios de Conquis
tador. (4 de noviembre de 1575, Arequipa) En MAURTUA, Víctor, Juicio de lí
.
cierto que el jesuíta pide hábilmente que el marqués de Zea, hijo mayor
del duque de Lerma, nombrado protector de la nueva conquista. Lo
sea
cual explica que la provincia sea llamada Nueva Lerma. Los métodos
misionales de la Compañía inspiran a Font el plan de acción. En pri
mer lugar pide que se funde un pueblo de 500 indios en el valle de An
comayo, junto al río Cintihuailas (Mantaro). Allí en un Seminario o
Colegio se educarían a los hijos de los indios que así servirían también
de rehenes. "El cuidado de dotrinar este pueblo y del seminario se po
drá dar á los padres de la Compañía, y así lo pido en nombre de los
indios Los obispos no conviene se entremetan en cosas deste pueblo
. . .
Legajo 1046.
El movimiento tupacamarista tuvo repercusiones en diferentes lu
gares del país; en Huarochirí localidad cercana a Lima se produjo en
1783 un levantamiento dirigido por Felipe Velasco y Ciríaco Flores, in
terviniendo en él numerosas mujeres indígenas y mestizas destacando
Manuela Marticorena y Manuela Rodríguez, las que al fracasar el mo
vimiento fueron condenadas
a penas de azotes, a diez años de reclusión
vimiento entre ellas las mestizas Micaela Valeriana, María López y Ro-
mualda Balbuena. En 1795 en la localidad de Ferreñafe se produjo la
asonada en rechazo de las disposiciones virreinales de que era portador
el Sub-Delegado de Lambayeque Don José Alvaro Cavero; fueron suce
sos que derivaron en cruentos combates en los que tuvieron activa par
urgentes y secretas, hasta caer prisionera por las tropas del capitán José
Fiscar. Las valerosas patriotas paceñas que intervinieron activamente en
las tremendas luchas del sitio de La Paz y que cayeron frente a la supe
rioridad de fuerzas de las tropas del general Juan Ramírez, que las so
metió las más crueles torturas como a Doña Vicenta Eguino, a Simona
a
1- —
Como valiosos auxiliares en las conspiraciones y ayuda a los pa
triotas en la ciudad de Lima sobre todo.
2. —
Socorro económico y facilidades a los que luchaban en las mon
toneras o guerrillas.
3- —
por éstos actos sufrió prisión por orden de Rodil en el cuartel general de
Chavalina. De igual manera las hermanas pisqueñas Francisca Sanches
de Pagador y Josefa Sánchez colaboradoras notables de San Martín.
Dentro de las montoneras pelearon numerosas mujeres anónimas, entre
ellas Miller recuerda en sus "Memorias" a la esposa del guerrillero Ca
yetano Quiroz, de la que desgraciadamente ni la historia, ni los documen
tos de la época dan a conocer su nombre, Miller dice de ella: "En todos
los combates de Quiroz, estuvo acompañado de su mujer, heroína valien
te, leal, temeraria, audaz, joven fuerte y cual nueva amazona intervino
en los encuentros de San Jerónimo, de Santa Eulalia aniquilando a un
destacamento español, luego en Quillapata y en la sangrienta acción de
Huampaní derrotando e hiriendo a Rodil. Cayó peleando bizarramente
en Paras al pie del hombre amado, quien transportado de dolor por tan
Nar-
Tomasa Méndez de Bringas, Estefanía Miñano, Catalina Agüero,
heroicas combatientes de la batalla de Higos Urco con
cisa Iturregui, las
la legendaria chachapoyana Matiaza Rimachi.
En las campañas de la Sierra, dirigidas por Alvarez de Arenales y
Bo
luego en la etapa final de la Independencia es decir en la época de
lívar y Sucre, las mujeres dieron su gran cuota de sacrificio. Particular
mente las represiones en la zona central fueron cruelísimas y por lo tanto
la ayuda femenina fue mucho más intensa, no sólo con dinero o especies
sino con su vida misma. Páginas de heroísmo han escrito Petronila
Abeleyra de Otero, la gran colaboradora del patriota Francisco de Paula
Otero en Tarma, Paula Huamán y Eufrasia Ramos, integrantes de la
montonera de Miguel Ártica de Tarma las cuales sufrieron cruel tortura,
se les arrancó la lengua y luego fueron fusiladas, las heroínas Toledo
madre e hijas que cortaron el puente Balsas para salvar a las tropas de
Alvarez de Arenales, en Concepción, en cuyo pueblo también se recuerda
el sacrificio de Bonifacia Pando cruelmente azotada sobre el cuerpo mu
!• —
El reconocimiento de este Honorable
Congreso a la actitud im
portante y muchas veces decisiva que desempeñó la mujer
peruana mestiza y criolla en las luchas por la
Emancipación.
2.—A la necesidad de difundir las vidas
ejemplares de las mujeres
heroicas que se sacrificaron por el amor Patrio, como el mejor
ejemplo a la juventud.
3.— Que se consignen a
pedido de este Congreso de Historia del
Perú, las actitudes de la Mujer Peruana en la Gesta de la
Emancipación, en los textos de estudio de la
Historia del Perú.
Algunos aspectos del mestizaje en el
Perú durante el siglo XVIII
Por Carlos Deustua Pimentel
terio básico".
"Las clases sociales tienen un fundamento económico profesional;
son grupos inorgánicos, sin reconocimiento legal, como corresponde a una
espíritu estamental.
El proceso del mestizaje en el
siglo XVIII. El mestizaje prosigue
—
la mayoría de
las cuales se producían fuera del matrimonio —
se encuentra en la le
gislación un derecho inferior a los mestizos a quienes se considera in
capaces de ocupar cargos públicos de tener honras
y dignidades.y
Aún cuando una de las Comisiones de este
Congreso analizará los
aspectos jurídicos del mestizaje, en forma integral, no podemos omitir
una referencia, aunque sea tangencial, a la
reglamentación del proceso
del mestizaje en el siglo XVIII.
En la útilísima recopilación de Konetzke se encuentran numerosas
Rs. Cs. que se refieren
los mestizos y a las llamadas castas coloniales.
a
ya lo ha señalado Rosenblat —
no
semejantes que por cierto ejercían los mestizos y otras castas con —
—
Los mestizos y las castas. En el siglo XVIII aparece con una fre
—
se comunican, si
no se cruzan —
mestizo —
pero
—
Fué precisamente este último Virrey quien tuvo una clara y manifiesta
pación a que se dedican; los consumos que hacen, los medios con que
pueden satisfacerlos" .
tos parages y el recelo que estas gentes han tenido quando se les ha em
titud conveniente" —
bajada la
población al número de 54 mil personas con motivo de los tem
blores y otras epidemias, en el de 781 volvió a
suponerse 60,000 y en la
actualidad sólo se hallan 52,627" acota.
Al finalizar esta carta Gil de Taboada
y Lemos, cumple con dar
cuenta al Ministro de Indias lo
siguiente: "la proporción en que se ha
llan las varias castas que la havitan no debe dar los
recelos que en otras
ocasiones han causado, en momentos de turbación, por ignorarse la razón
en que estaba; según
pues el adjunto Estado, para cada indio u origina
rio suyo, se hallan 5/8 de las demás castas. Para cada esclavo hay
cuatro y algo más de 2/3 entre los libres. Para cada persona de color,
160 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
una unión concertada los Indios y mestizos, hay entre los blancos
con
clinando la balanza donde convenga, y sin tener una quimera como las
que han solido formar la ignorancia, se podrán dar con oportunidad y
firmeza aquellas providencias que ahogan en su origen las fermentacio
nes en caso que no haya podido impedirlas.
Los censos aparecen así en el planteamiento del Virrey ilustrado
como útiles y prácticas referencias para el buen gobierno y la tranqui
lidad del Perú. Estas estadísticas son necesarias de acuerdo a este —
punto de vista —
de leche, escribe, que son peores que los gitanos, aunque por distinto
rumbo".
esta visión de los foráneos indocumentados se al
Frente a pesimista
zará más de una voz para defender las virtudes y merecimientos
de los
mestizos. Tal por ejemplo el caso de Unanue que elogiará a los mestizos
brillantes ensayos que acogerá el Mercurio Peruano.
en Y también en
muy pobre, a veces más pobre que la de los mismos indios. Muchas
veces se acomodaban en covachas de la ciudad, cuando no hacían una
aunque había
muchos que lo hicieron y se dedicaban a oficios que les permitían la
—
nocidos del siglo XVIII, como grupos humanos subalternos, y aun cuan
do a los
primeros a los mestizos
—
la legislación los fué situando en un
—
El
tiempo de la Independencia del Perú con su propio carácter de
transformación, ofrece interés para el estudio del mestizaje. Mas, igual
mente presenta dificultades de imprecisión por la naturaleza dinámica,
a la
Independencia, hay que citar los textos capitales de los precursores:
Viscardo y Guzmán, Tupac Amaru, el Mercurio Peruano, Hipólito
Unanue, Manuel Lorenzo Vidaurre, Baquíjano y Carrillo y otros más.
Igualmente, es muy valioso el testimonio de los viajeros, no sólo para
el aspecto del mestizaje biológico sino para reflexiones de verdad inte
resantes que tienen relación con las costumbres y el ambiente.
respuesta a esa tan frecuente afirmación que quiere ver al indio aparte,
distante de toda actitud cercana a la emancipación.
Es obvio indicar que los estudios de Ricardo Konetzke (10) y los
documentos publicados por él tienen un valor imponderable para nuestro
análisis .
Demografía. —
Sólo afirmamos el progresivo aumento de mestizos en
Situación Legal. —
sulta sobre matrimonios que publica Ricardo Konetzke: "Que los mes
tizos que acrediten ser hijos legítimos de español e india natos, pueden
alternar y obtener todas las dignidades empleos y destinos que gozan y
pueden ejercer los europeos y americanos" (13). Se subraya la tesis clá
sica del mestizaje: el de español y de india,
hijo en matrimonio legítimo,
no es inferior a otro tipo de hombre.
t II
(1570-1640). Burgos, 1959. p. 213-217. El Breve Pontificio de 25 de Enero
de 1576 permite la ordenación de mestizos
y criollos. Esta norma gana progre
sivamente vigencia general. Ley 7, tit. 7, lib. I. autoriza la ordenación con ca
pertmentes- Konetzke> ob- cit- P- 822. En esta colección
báleos hay otros textos
15. En Mercurio Peruano, N<? 173, 30. VIII.
1792 n
P' 284 285
^4"285-
16. Ibid. m 172, 26. VIII. 1792, p. 271-272.
166 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
"El soldado de España muere; pero dejando cuando menos dos hijos
en las mujeres del País. Estos mismos entre veinte años son otros tan
tos militares contra la Patria de su padre." (19).
Una aseveración de nuestro siglo, de José Uriel García, ya mencio
nado, entrega reflexiones valiosas sobre la transformación del indio y del
español, sobre la nueva creación.
. . .
Respecto a los indios, es necesario observar que su odio
estaba dirigido principalmente contra los españoles europeos,
los cuales tenían el poder de oprimirlos. Por esto los indios
sólo los llamaban con los nombres de Aucga, Guampo, es decir
enemigo, extranjero.
. . . No quisiera que V S . .
figurase que estas clases actúan
se
con
aplicaciones de normas si legales. Otro, se quiere!
una procedencia, un origen más largo y profundo: el hombre ame
ricano, el peruano en concreto, vive resentido porque no gobierna lo
suyo, porque sabe
siente de aquí, por reconocerse enraizado
se se
en "lo
nuestro", y fruto "de lo nuestro", y el mayor dolor viene
para él, no
del mal gobierno, sino del gobierno en
manos no son que las de los
peruanos. Este sería el origen profundo del resentimiento que llega a
la Independencia. Es pues, una prueba implícita de una noción
perua
na, de una vivencia peruana.
170 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
la visión que ofrece Tupac Amaru cuando en una de sus proclamas dice
que son paisanos el indio, el mulato, el criollo, el mestizo, que todos
son gente peruana que él contrapone a la que no ha nacido aquí, a la
. .
.Aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo,
protección y conservación de los españoles criollos, de los mes
tizos, zambos e indios, y su tranquilidad, por ser todos pai
sanos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras, y de
El Indio y ¡a Independencia. —
q
°
pn},hc*do
Segundo Roca.
en la Revista de
Buenos Aires,
172 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
pañol.
Otro tema valioso vinculado con la actitud del indio dentro del ejér
cito del rey es el tema de los desertores. Materia ésta aún no investiga
da de manera exhaustiva si se advierten múltiples referencias en textos
inextinguible" (35) .
la sierra" (38).
La Evocación Incaica. —
Esta es materia de verdad valiosa y que
invita a reflexionar.
El tema incaico de diversa manera está presente en los años de la
espíritu más directo en la lucha contra los españoles. Todo esto es ver
dad, presencia
mas, esta de lo incaicoEmancipación
en el tiempo de la
38. Jorge Basadre. Historia de la República del Perú. Lima, 1961. t. I9,
p. 189.
No que olvidar la nota íntima, personal, de la Independencia.
hay
39. Entre las numerosas fuentes:
Aurelio Miró Quesada Sosa. El Inca Garcilaso. Madrid, 1948.
NOTAS PARA EL ESTUDIO DEL MESTIZAJE 175
De cascarilla, y cacao,
inundo a toda la tierra,
41. Ibid. p. 4, 5.
42. Ibid. p. 7.
43. Ibid. p. 24-26.
44. Ibid. p. 47-50.
45. Ibid. p. 69.
46. Ibid. p. 77-80.
176 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
En la marcha patriótica:
ráldica europea.
Tema de gran trascenden
Visión Mestiza de la Historia del Perú. —
cia para considerar la imagen del Perú que vive en el espíritu de los
creadores de la República. ¿Cómo ven al Perú?
Sólo un testimonio, el capital, en esta breve ponencia de insinua
ción de problemas vinculados con el mestizaje en la época de la Eman
cipación. El Mercurio Peruano ofrece una muestra singular. Para los
hombres que editan desde 1791 hasta 1795 el papel periódico más im
portante del Perú en el siglo XVIII, nuestra comunidad entiende como
recuerdo suyo, como continuidad unitaria, no sólo el ambiente virreinal
inmediato sino reconoce al recuerdo de la época pr e-hispánica parte in
tegrante del Perú.
Los hombres del Mercurio que se forman en el mundo intelectual
del virreinato entienden que la realidad existente en nuestro territorio
antes de la llegada de los españoles pertenece también a nuestra memo
ria y a nuestro cariño. No hay dos comunidades, no hay dos ambientes
contradictorios, hay unidad sólida que en ideas pequeñas y mayores crea
a la nación peruana.
El artículo antológico Idea General del Perú, publicado en el primer
número del Mercurio Peruano, el 2 de Enero de 1791, es una muestra
clarísima de esa visión larga, arcaica del Perú, "este país que habitamos".
Nutridos son los artículos del Mercurio Peruano dedicados al tema
pre-incaico. Ahora dentro del carácter introductorio de esta ponencia
vale mención especial el trabajo de Hipólito Unanue sobre los monu
mentos del antiguo Perú, remoto antecedente de nuestra arqueología cien
tífica (51).
virtudes extraordinarias .
Afirma que entiende loincaico, que entiende al indio como parte del
Perú. Que lo imagina ajeno. No hay pues ninguna afirmación de
no
otras —
sobre la época del dominio español, llámase coloniaje o virreinato, que
deforman su realidad íntima y acarrean lamentables confusiones. La opinión más
corriente es de que la época colonial fué obra exclusiva de España. Sobre esta
base, unos prorrumpen en líricas declamaciones sobre la "madre España", crea
dora de los pueblos americanos, como si el Continente, en el momento en que fue
descubierto, hubiera sido una selva virgen donde Europa prolongó su historia,
como quien amplía su domicilio; mientras otros,
siempre poseídos del mismo error,
se desatan en invectivas contra el conquistador a quien lo toman como a un bár
repúblicas del mundo, a que tienen tanta aberración, unos por flojedad
y otros porque desdeñan el trabajo como si fuese cosa vil, no advirtien
do que la ociosidad en la gente vagamunda esdigna de ser reputada por
infamia" (2). Era pues la formación de un proletariado de trabajadores
libres formado por indios, españoles, mestizos y otras castas, lo que no
queda lo que basta para que este continente de tierra se cuente por aven
tajado en riqueza a los demás no hay pensar que lo que se a pervertido
y estragado en ochenta i mas años que an corrido desde su conquista se
a de poner en razón i remediarse sensiblemente.. ."
(3).
Desde los principios de la colonización se escuchan voces re
que
comiendan normar el paso al Nuevo Mundo dando licencia a gente de
dicada a oficios mecánicos, Los ecos llegan al siglo XVII y los encon
tramos en las opiniones de Montesclaros, El marqués recomendaba que
la Casa de la Contratación diese licencias con el compromiso del ejerci
cio de oficio y que las autoridades americanas velasen
un
por su cum
plimiento a través de rígidas ordenanzas; porque de otra manera en
llegando al Perú todos se ponen Don i se llaman soldados i pretenso-
res" (4).
en nota 3.
182 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
En la historia
legal se observa que las disposiciones reales al hablar
de reducciones, tributos o servicio personal, se considera a los mestizos
junto a los mulatos, zambaigos y negros libres. Asociación que se repite
a menudo y que merece alguna
explicación. ¿Todos los mestizos? po
demos preguntar; los textos legales no distinguen. Por ello desde el si
glo XVI los mestizos descendientes de conquistadores o de la nobleza
incaica, reaccionan con memoriales y hasta con levantamientos contra
la posibilidad de servir a los españoles, aprender oficios, cultivar la tie
rra, etc. (5).
Montesclaros señalaba como la simple enumeración de mestizos,
mulatos, zambaigos y negros libres no reconocía la singularidad de los
primeros, especialmente cuando se trataba de reducirlos o imponerles
tributo. "... Lo que desde luego parece intratable es entremeter los
mestizos con los demás porque esta suerte de hombres esta ya muy mez
clada con la nobleza asi por la falta que al principio auia de mujeres
castellanas como por el poco recato que an tenido en casarse después
acá unos con otros pareciéndoles que ay pocos actos de honrra en que
estén declaradamente inabiles los mestizos i que al fin es raza que sale
a pocas generaciones i esto a causado el ser tan poco conocidos muchos
dellos que seria ofensible mouer la
platica" (6). Desde luego el virrey
se refería a los primeros mestizos y su descendencia, muchos de ellos
miembros de la aristocracia de la tierra. No eran pues estos mestizos
a los que aludía la legislación cuando se trataba de reducciones o tri
butos. La condición social del mestizosiglo el
corresponde
en XVII no
vil, etc.
Potosí una conspiración (9). Dando noticia del asunto el virrey escribía
a la Corona: "Concertáronse algunos hombres sueltos de Extremadura,
** *"**'** * ^''
LimaWCha?ceasd°19DÍee° Pot°SÍ' 2S de febrero de 1613 A.G.I.
184 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
claros: "El suceso abre mucho los ojos para el desvelo de lo porve
nir" (13). Reparaba agudamente en que los alzamientos del siglo ante
rior habían tenido por caudillos a hombres principales, ricos y arraiga
dos, lo que no había sucedido en el complot de Alonso Yañez. Sin duda
tendría en cuenta los levantamientos de Gonzalo Pizarro, Hernández
Girón y otros hechos de menor repercusión como por ejemplo el motín
de mestizos de 1567. Si reparamos en él, vemos que los cabecillas de es
te movimiento eran gente de calidad, acaudalados e hijosdalgos, como
recurrid) —
válido y legal
El sistema monetario de la España de fines del
— —
precio éste, que durará por siglos. El sistema monetario, que se dictó
en Medina del Campo, era el
vigente, cuando se descubre el Continente
americano y se inician las colonizaciones.
Corridas las primeras décadas, de conquistas y asentamientos en el
solar indiano, no hubo factibilidad, ni se produjo utilización de la mo
al Perú —
El circulante peculiar, el
engendra en Indias, tiene una preñez
que se
moneda colonial.
primeros castellanos se asientan en La Española (Isla de Santo
Los
Domingo). Es aquel suelo el verdadero centro de irradiación de toda la
obra de conquista y descubrimiento. En los primeros lustros del siglo
ya, con quince aldeas habitadas por peninsulares. Los lavaderos, cons
los liberó del cobro del impuesto real. Mas, tan sólo a partir de 1504,
es cuando se instaura el impuesto del "Quinto" de lo extraído, pero, al
bajar la regalía del Quinto al Diezmo. En los orígenes del trato comer
cial llevado a cabo en la Española y por la escasez del numerario se ve
ya como ha referido
crédito gozó de irrestricto
se —
el
favor é indiscutible preponderancia, con
ajustes cumplidos en los mo
mentos de la fundición de los metales, vaciados en
lingotes a los que
se les medía, con el patrón del: Castellano o Peso de Oro; el cual figura
como moneda imaginaria o de cuenta. De otro lado y desde 1510, ha
llamos como moneda divisoria o auxiliar, al Real, pero estimado al pre
cio de 44 maravedises o sea con un premio del
33%, sobre su valor en
la Península. Fue un estímulo elevado con el fin de acelerar la corrien
te de los embarques del oro, hacia España.
190 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
principalmente de
peso
—
o sea un cincuentavo de marco. En lo que se refiere a su valor,
éste es oscilante, de acuerdo con las aleaciones que no eran fijas. De
otro lado, fue tradicional en España, estimar el valor en maravedises;
mas tal patrón se vio desquiciado en América, dado que se estimó por
algunos años, con precio de
doble cifra para el Real. En América con un
dad, unida a no existir piezas acuñadas, ser los medios de vida incipien
tes y las comunicaciones harto difíciles, es que van apareciendo diversos
imaginaria y de cuenta —
Conquista. Así el Cronista Jerez afirma: "es tanto un Peso de Oro como
un Castellano y véndese comúnmente cada peso por 450 maravedises".
La cita de Francisco de Jerez, entre muchísimas, dilucida sin lugar a
dudas que el Peso de Oro ponderalmente equivale a un Castellano o sea
1/50 de marco; que era de ligazón perfectamente definida, por cuanto está
real debe
presión "pesos de buen oro". Toda unidad ya sea imaginaria o
de contener dos elementos básicos. Primero, peso fijo y luego, densidad
de riqueza o sea el monto porcentual entre el elemento metálico rico y
su liga o metal
pobre. lo hemos deducido en nuestro
Este porcentaje
trabajo antes citado a base de los datos de un documento que nos pro
255 x 15 =
3,825 quilates
3,825
=170 Pesos de Buen Oro.
22,5
170 x 22,5 =
3,825 quilates.
3,825
= 255 pesos de 15 quilates.
15
agregaré —
BIBLIOGRAFÍA
Manuel Moreyra P. S. —
Unidades,
Pesas, Medidas y Relaciones. México 1945.
Manuel Moreyra P. S.—El Problema del Peso
Ensayado. En (Actas y
Trabajos del XXVII Congreso de Americanistas) Lima 1939.
S. K. Lothrop.— Inca Treasure as despleted by Spanish Historian Los -
Angeles 1938.
C. H. Haring. Producción Americana del Oro y Plata. Caracas 1920.
—
<Vid
American Treasure and an Price
Revolution in Spain 1934
IV.— política y legislación sobre el mestizaje
1) Antecedentes españoles de algunos problemas sociales relativos
al mestizaje. Por Julio Caro Baroja.
al estudio de la entraña de
social, más dado
las sociedades que al de sus
mi atención
obras, he fijado
en
sociales muy concretos
procesos
y no en las grandes
síntesis histórico-culturales o
han ocupado a cantidad de
políticas que, a fin de cuentas, son las
antropólogos, arqueólogos
qt
e historiadores en
de" 13^después
de inte ^^ venir
de que
^^ ^ "^
en este Congreso
P°C°- Te^° la ***"»
se hayan formulado va
contradictorios si se quiere,
'
fecundos pero
Carezco de autoridad para decidir
en este momento y
si la voz mestizo coyuntura
es útil desde el punto de
vista científico o no
Tampoco
198 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
religión y civilización distintas a las suyas, les dio una rara pugnacidad,
y al fin pasaron de reconquistadores a conquistadores. Esto en un lapso
de tiempo brevísimo.
En poco tiempo también hubo de desarrollarse algo que no acierto
a definir sino usando del
viejo concepto griego de "hybris", es decir, un
sentimiento de orgullo colectivo, que si puede parecer justificado en su
origen llega a adquirir formas desmesuradas y teratológicas y que afecta
ANTECEDENTES ESPAÑOLES 199
píritu clásico como pocos entre los de mi país, ya habló de este orgullo
desmesurado del español del siglo XVI. También un fraile del siglo
XVII, en cierto raro libro, discurre acerca de las cinco virtudes del espa
ñol que arruinan a España y que se vuelven contra el español, por el
carácter desmesurado que tenían. De una forma u otra, la "hybris"
ibérica produjo grandes glorias y grandes desgracias, fuera y dentro del
suelo peninsular.
Pero también se ha de aceptar que tuvo un momento de eclosión
—
como ahora se dice —
tido del "hybris". Del siglo XVI al siglo XIX las instituciones, los usos
y las costumbres varían tanto que sólo con grandes esfuerzos de erudi
ción se puede llegar a reconstruir algunos
aspectos de la vida social de
hace cuatrocientos años, constituida, estructurada (como también se dice
de algún tiempo a esta parte) en función de los siglos de
Reconquista y
de una recientísima unificación
monárquica. El español descubridor,
conquistador y colonizador, es hijo de aquel medio social específico, úni
co. Es producto de un Destino o "rúje" que en cada rincón
peninsular
tiene sus expresiones, a veces encontradas, porque la Historia de cada
región, con respecto a las luchas de Reconquista, fue distinta y sólo co —
I I
Castilla la Nueva y Aragón, poco más o menos), en que las familias más
poderosas se habían instalado durante un período de la Reconquista re
lativamente temprano y en las que, aunque se dieron mezclas notorias,
se reputaba que la población "cristiana vieja" era preponderante.
IIP) Los reinos del Sur, con Andalucía
—
fecha que se puede poner entre el final del siglo XV y la mitad del XVI.
Algo después también: la cristalización de estas ideas corresponde, acaso,
al tiempo de Felipe II. Puede considerarse como un teórico con influen
cia grande, aunque no siempre reconocida en épocas posteriores, al his
toriador guipuzcoano Esteban de Garibay y Zamalloa, cronista de aquel
Rey C).
La situación con respecto a los descendientes de moros puede verse
bhcado en
púntate et nobilitate P'uuctnua.
1632 y reimpreso en Lyon 1633. probanda .
., pu°
pu
5. Julio Caro Baroja, Estudios saharianos.
202 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
modo plurilineal.
Advierten algunos historiadores que el mestizaje en tierras conquis
tadas se produce a causa de la relación sexual, lícita o no, según las leyes,
del hombre conquistador y la mujer perteneciente a los grupos más au
tóctonos o indígenas. Puede ahora advertirse que, en España, en la crea
ción de problemas respecto al linaje, con frecuencia fueron las
mujeres
las que produjeron la llamada impureza, porque era hábito entre mag
nates (incluso Reyes), nobles, caballeros e hidalgos, tener amantes
y
concubinas pertenecientes a los pueblos oprimidos, y en casos no faltaron
uniones en las que el hombre ponía la alcurnia y la mujer, o su familia,
el dinero. En los llamados "libros verdes" y otros textos similares abun
dan referencias a esta clase de ascendencias, fuente de
"impureza". En
la Edad Media también muchos hombres fuertes, cabeza de linaje y de
bando procuraron acrecentar sus filas procurando hijos fuera del legítimo
matrimonio. Así, en el Norte, en Vizcaya, en el siglo XV, Lope García
de Salazar, que engendró cerca de cien hijos y que murió muy viejo en
el momento en que uno le tenía preso.
Con frecuencia estas vías de acre
centar los partidarios no son seguras, ni en la Europa
medieval, ni en
otros medios. Valga de todas maneras el ejemplo para hacerles ver a
ustedes que acaso haya que volver a examinar lo que se ha dicho y re
I I I
y vicios (8) .
dencia "gótica", cosa que resultaba chocante a muchos europeos (9), los
vascos —
como Larramendi —
gótica
juzgaban ya un que la sangre era
fermento nuevo, extraño y hasta cierto punto "impuro", dadas sus pre
tensiones de no haber sido nunca sojuzgados por gente de fuera.
Examinemos ahora una de aquellas pruebas de limpieza e hidalguía,
también del XVIII y proveniente de Asturias: la de Don Diego Fernán
dez Moratín, antepasado de los famosos literatos. En la información
hecha en Salas, al afirmarse su limpieza de sangre, se asegura que no
desciende "de los Pizarro, ni de los Colones, ni de otra familia sospecho
sa" (10). Esta extraña fórmula se repite una y otra vez en documentos
de aquella tierra y otras circunvecinas; a veces se sustituye el nombre de
Colón por el de Pinzón.
He
aquí que desde el siglo XVI nos encontramos en el Norte nuevos
problemas sociales vinculados a la noción de limpieza, que, ahora, no
se deben a la Reconquista, sino a un reflejo de la
Conquista, a la venida
a España de individuos que vivieron gran
parte de su existencia en
América, trayendo cierto tipo de servidumbre o habiéndose casado allí.
se añadedn ciertos rasgos lingüísticos
y culturales sobre los que no he de
Colón, Pinzón o Pizarro son para el hidalgüelo rural de las montañas,
símbolo de un nuevo mundo exótico: porque hay que admitir en
que
España, tanto como en Portugal, hubo muchos hombres timoratos que
consideraban las empresas marítimas y coloniales como algo que estaba
I V
habían vivido entre moros y como moros: "tornadizos" según otra gráfica
expresión castellana. Y por una razón ni
geográfica, ni ju religiosa, ni
rídica, sino simplemente lingüística, se establecía también la categoría
del modo "ladino"; el que hablaba bien el romance hasta el punto que
no se le distinguía. Fuera la que fuese su adscripción, los descendientes
de los moros que quedaron en España hasta comienzos del siglo XVII,
cuantas familias a las que
tuvieron un estatuto muy inferior, salvo unas
de los
16 Desde el punto de vista histórico-social, la obra clásica acerca
Histoire des races maudites de
mismos sigue siendo la tesis de Francisque Michel,
la France et de l'Espagne (Sevres 1856) .
III) —
Aun existió en el Norte de España cierto tipo de separación
más bien teórica en relación con los "pasiegos" de la Montaña de San
tander, valle de Pas. Podrían rastrearse otros casos de origen histórico
conocido, como el de los "chuetas" de Mallorca, cuyo nombre se rela
ciona tanto con el de los grupos riojanos a los que se denomina "chue-
tes" (23). Pero un examen de los orígenes de estos grupos es ahora
excusado .
VI
VII
24. Julio Caro Baroja, Sobre ideas raciales en España, en Razas, pueblos y
linajes .
ANTECEDENTES ESPAÑOLES 209
25. Aun hoy día el juicio que les merece el negro a los nómades de Sahara
español es muy violento, como puede verse en mis Estudios saharianos, Pero la
idea popular en la España de los siglos XVI y XVII no era mejor. Así no ha de
chocar que ello quede reflejado en novelas, como las de Doña María de Zayas y
Sotomayor: Novelas ejemplares y amorosas, ed. de A.G. de Amezúa, (Madrid
1950, pps. 183-184, "El prevenido engañado") y Desengaños amorosos, ed. del
mismo (Madrid 1950, pps. 185-186, "Tarde llega el desengaño"), en donde se
hace hincapié en el carácter terrorífico de los negros.
26. En algunas comedias antiguas el carácter del negro espantoso y
salvaje
se opone el del
negro capaz y aún más inteligente que la generalidad de los blan
cos. Por ejemplo, en la de Diego Ximénez de Enciso, "Juan Latino" (véase la
edición de Eduardo Julián Martínez, Madrid 1951, pp. 141-356) En santidad tam .
aquel "Tratado breve de una disputa y diferencia que hubo entre dos
amigos, el uno castellano de Burgos y el otro vascongado, en la villa de
Potosí, reino del Perú", que exhumó un erudito español, buen america
nista, movido por una antipatía terrible a los vascos, que en algunos
ánimos se exacerbó con motivo de la segunda guerra civil (29). Este mis
mo erudito publicó, a la par, otra diatriba antivascongada, que data de
algunos años antes, del tiempo de Felipe III, a la que el anónimo peruano
tomó mucho, denominada "El buho gallego" (30). Los hombres de los
siglos XVI y XVII eran con frecuencia violentos, llevaban sus juicios o
prejuicios a un extremo. Los españoles, por razones históricas claras,
tangibles y dolorosas, vivieron muy preocupados, a causa de asuntos de
los que se llaman raciales.
Transmitieron repito algunos de sus juicios y prejuicios a sus
— —
und
un T^Tr/í -Wh°nel?,"'
Gesellschaft Latemamerikas
Jahrbuch für die Geschichte von
I
Staat" WirtschaTt
W,rtSChaft
(Colonia, 1964), págs. 187-206 etc.
-
traño (3). A partir de la segunda mitad del siglo XVI la estructura agra
ria en Hispanoamérica se hizo cada vez más complicada y a fines del
produ
cida al margen o en contra del derecho —
luego siempre en busca de ingresos, porque en 1631 una Cédula fue des
pachada al Virrey del Perú ordenándole proceder enérgicamente en el
asunto de las composiciones de tierras. Recibida la Cédula por el Virrey
Conde de Chinchón la sometió a un Acuerdo General de Hacienda en el
oponían la ejecución de
cual se presentaron varios obstáculos que se a
caba el riesgo de vender tierras "que hoy se juzgan vacas por falta y au
sencia de los indios". Desde luego, podría ser que la población indígena
fuera de nuevo, aunque, como
a crecer se admitía, era poco probable. En
esta conexión encontramos una alusión a la mala vecindad que para los
dado a los comisarios eran "tan en favor de los indios que se puso más
cuidado en ese punto que en otro ninguno. Si ha habido alguna queja
se ha remediado. Pero donde traba el arado no es ahí, sino
por porque
muchísimos que tenían maltenidas las tierras y sin títulos levantaban el
grito sobre no querer componerse sino quedarse con lo que no era suyo
y en la mala fe con que lo poseían. ."
.
(7).
De los comisarios nombrados por Mancera, el Capitán Francisco
Antonio de la Mazuela Alvarado, Juez de Visita, Venta y
Composición
de Tierras y Estancias en las provincias de Chucuito, Los
Pacajes, Oma-
suyos, Sicasica, Larecaja, La Paz y Paucarcolla (Puno), es decir el dis
trito que rodeaba al Lago Titicaca, empezó su
espinoso cometido en
1643 (8). Lo mismo que sus colegas era instruido de compeler a todos
los poseedores de tierras a exhibir sus títulos para luego medir y amone-
jarlas a fin de comprobar que tierras títulos correspondían.
y En caso
6.
Compilación de reales cédulas, provisiones, leyes, ordenanzas instruccio
nes procedimientos sobre repartimientos de tierras
y ", Revista del Arohivn . . .
posesión de ellas.
Pero De la Mazuela había vendido estas huertas y
chacras "a los españoles y mestizos y mulatos a muy bajos precios en
lo cual les ha hecho notorios agravios así a los dichos indios como a sus
encomenderos imposibilitándoles de poder pagar sus tasas y repartimien
tos". Esto les privaba a los indios de los comestibles que necesitaban
para poder acudir a la mita en el Cerro de Potosí, en evidente detrimento
de la Real Hacienda. Para que los indios
mitayos "con menos molestia
suya pudiesen acudir a las obligaciones de sus tasas y mitas", las auto
ridades habían proveído ya que los indios quienes quedaban en el
pue-
con
ausentes "arrendándolas o sembrándolas de comunidad para que . . .
pañoles, mestizos y mulatos viviesen entre los indios, por las inquietudes
y malos tratamientos que causaban. Si su presencia había sido perni
ciosa cuando estos intrusos todavía noposeían tierras en los pueblos,
¿cuánto peor no sería ahora que las poseyeran?
La petición de la Condesa de Villamar y de sus co-peticionarios
concluye solicitando una Cédula por la cual se cometiera a "algún pre
lado o persona desapasionada para que citadas las partes les oiga en jus
ticia brevemente y constando de dichas razones les vuelva y restituya sus
tierras y en caso que esto no haya lugar se les den por estanco en que
se han vendido, pues en estos Reinos de España se observa y guarda lo
mismo recompensando los frutos con los intereses, pues según las rentas
vale más un año de renta que lo que han dado de principal por ellas"
La súplica se remitió al Fiscal del Consejo de Indias el 27 de junio de
1646. Al emitir su parecer, el 9 de julio, el Fiscal observó que en rea
lidad los peticionarios no habían presentado comprobación alguna del
hecho. En todo caso, otras quejas recibidas ya habían motivado que se
encargara a Don Antonio Rodríguez de San Isidro, nuevo Oidor de la
Audiencia de Lima, averiguar los abusos cometidos en el curso de las
composiciones efectuadas recientemente. El Fiscal por lo tanto propuso
que el Oidor investigase este asunto también. Así fue también la deci
sión del Consejo (10).
Por estos mismos días se despacharon serie de
una Cédulas, fecha
das en Zaragoza el 30 de
junio y destinadas al Virrey del Perú. Fue ins
truido de no admitir la composición de tierras
compradas a los indios
de manera ilícita. El haber poseído ciertas tierras durante un
período
de diez años debía de constituir una condición para poder conseguir la
composición de dichas tierras, (antes, había sido, teóricamente, cuarenta
años este término). Finalmente, el Virrey no debía de admitir la pre
sencia de españoles y otros foráneos los
en pueblos de indios, aunque
hubiesen comprado tierras en los términos de dichos
pueblos. Declaraba
esta última Cédula, al referirse a las
ventas y composiciones de
tierras,
cuchar a los indios, ni admitir sus títulos, había vendido en Sapaquí nada
menos de diez y ocho haciendas de pan llevar, las más de ellas con sus
es que el dicho
". .lo que también merece atención y remedio
.
de modo que
Juez en la venta de las dichas tierras procedió
que las compraron,
tierras que valían cua
dio a los españoles
tro mil pesos por menos de doscientos, recibiendo el dicho
hermano gruesas cantidades a título de disimulo,
Juez y su
blos y allí se den a los españoles tantas tierras como tienen en los pue
mente de continuar una política iniciada desde hacía más de cien años
en cuanto a los que habían comprado sus tierras en los pueblos de indios
directamente al Fisco, es decir la mayoría de los que allí poseían tierras.
Es una referencia clara a los beneficiados de las composiciones y ventas
de las décadas pasadas. Dice el Virrey que le parecía que
los indios que trabajan las haciendas son como los demás jor
naleros en todas partes que van y vuelven del trabajo ..."
a los
Si, por otra parte, continuaba el Virrey, se quisiera apartar
tenían
españoles no sólo de los pueblos, sino de sus términos en donde
sus haciendas, entonces sería necesario "darles satisfacción de las tie
rras que compraron a V.M. (en) que
Ni la Real Hacienda en el estado
La .
Reai
Cédula del 25 de enero de 1684 reiterando la orden
anterior, ibid., pág 755 La
carta del Duque de la Palata al
Rey del 30 de noviembre de 1682 en AGÍ V
Audiencia de Lima, legajo 82. Remite adjunto su decreto ejecutivo
30 de setiembre del mismo año
impreso del
según el cual la expulsión de los españoles, mes
tizos y mulatos se llevaría a cabo "sin
embargo de que digan y aleguen (que)
han comprado en aquel distrito
haciendas y heredades"
220 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
dias (2).
Con la política de reformas de Carlos III, que exigía un considerable
aumento de los ingresos estatales de los Reinos de Indias, se encontraron
de nuevo los mestizos ante la perspectiva de ser sometidos a tributación.
El virrey del Perú don Manuel de Amat y Junient (1761-1776) se ocupó
con particular energía de mejorar la percepción y administración de los
reales ingresos. A ésto tienden sus Ordenanzas para nuevas y regladas
visitas y numeraciones de indios para la cobranza de los reales tributos;
dice el virrey: "Previne al Tribunal de Cuentas proporcionase los medios
del Perú para que sirva de regla a los Jueces de Revisita en el Distrito
de este Virreinato" con fecha del 28 de Julio de 1770: "Que si hubiere
algunos cholos, cuyo mixto se procrea de mestizo e india o viceversa,
habidos en matrimonio o fuera de él, se numeren también separadamente,
respecto de que están sujetos a la paga de tributos aunque exentos de
la mita y servicios personales, sin omitir especificación de sus edades,
este caso,
prevenido hablando de los indios" (7). También, pues, en
está
el empadronamiento se limita a los cholos o mestizos de segundo grado.
Sin durante la visita de Areche circuló de que el rumor la
embargo,
los mestizos
obligación de tributar se había de extender también a y,
mo" (9).
Así pues, todos los legalmente sometidos a esta capitación debían
ser empadronados según sus respectivas castas. Ahora bien, el problema
consistía en determinar quiénes pertenecían a ellas; los mestizos se ha
tas, que por otra parte contribuyen la alcabala de sus efectos, hacen el
servicio de milicias, carecen de tierras y viven de su personal servicio
que les obliga a continuas transmigraciones, y libre de este cuidado co
nocí que el punto importante a que debía aplicarme para dar al ramo
sus más naturales y seguros aumentos era el de prescribir
reglas claras
para las matrículas, agitar su actuación y afianzar el manejo de la con
taduría" (").
Escobedo, sin embargo, desatendió la errónea afirmación de la Real
Cédula de 1783 de que siempre se hubieran empadronado solamente in
dios y dispuso en el artículo 39 de
su instrucción para las revisitas de
un tributario.
44. Los mestizos, cholos, mulatos y zambos están obligados a pa
gar todos los derechos de Iglesia, justicia y Real Hacienda, sin que po
sean otras tierras de las que heredan compradas por sus padres o por
ellos mismos; unos y otros comen, beben, visten géneros y frutos de
fuerza a los que allá resulten delincuentes; y acaso nunca será tiempo
perdido para el alto ministerio y demás subalternos el que se ocupe en
NOTICIAS DOCUMENTALES DE LOS MESTIZOS PERUANOS 227
lonos (14).
Estas consideraciones tienen por trasfondo el levantamiento indíge
na bajo la dirección de Túpac Amaru (1780-1781) en que también par
EUROPEAS NO ESPAÑOLAS
censo general. Cabello Balboa señala que Tupac Inca Yupanqui mandó
hacer un censo detallado de la población.
ha perdurado hasta hace menos de cien años, era natural que todo indi
ber
tación: "Hay hombres blancos de muchas maneras de blancura, y
de muchas maneras
mejos de muchas maneras de bermejura, y negros
de negrura; y de blanco va a bermejo por descolorido y rubio, y a negro
negro" (6) .
Fernando Ortiz cita de Hankins una frase en que éste expresa que
"sería imposible decir dónde termina una raza yla otra", y
empieza
comenta el tema en una forma con la que tenemos que declararnos de
acuerdo. "Entre los grupos llamados raciales hay siempre zonas comu
nes en las cuales las fronteras no pueden marcarse. Siempre los grupos
raciales se confunden en ciertos aspectos; siempre se sobreponen unos a
pág. 301.
15 Ibidem.
.
y, con este motivo, San Martín dicta una serie de decretos referentes a
presentados los intereses del Fisco y los del Pueblo: los del
Fisco en general por el Sub-Prefecto, el Gobernador y el Apo
derado Fiscal; pero como el Sub-Prefecto cobraba las contri
buciones y respondía por el monto a que llegaban, tenía interés
en que no se consideraran a personas o propiedades que real
mente existían, y que se indicara la edad del
contribuyente y
otras circunstancias que los eximiesen del pago de la contribu-
de 3.2% en 1791, valor que cayó a 1.94% en 1876 y que en 1940 dis
minuyó a 0.4% de la población total. Tomados esos porcentajes en
qué porcentaje de las castas podría sumarse al de los negros para hallar
el verdadero número relativo de gente de color que había el
en país en
1791. Tal número podría estar entre 3.2% y 6.5%, por lo que se
puede
tomar un promedio de 4.85%. Este número no es, por cierto despre
ciable, pues supera en mucho al encontrado en México en 1793. Debe
tenerse en cuenta que fue de solamente 9.1% la cantidad de hombres
de color existentes en 1931 en los Estados Unidos, país donde el visitante
queda muy impresionado por la abundancia de negros que ve, y en el
cual la existencia de un remoto antepasado mulato es causa de una ine
ludible clasificación como colored, aunque se tenga rubio el cabello y
blanca la piel (28) .
28. Monroe N. Work, Editor. "Negro Year Book". Alabama. 1931. Part
Eight . División LIV .
29. Los asiáticos que aquí se mencionan, en su mayor parte fueron chinos
que vinieron al Perú en la segunda mitad del siglo pasado, para reemplazar a
los esclavos cuando se produjo la manumisión. En 1876 eran 51,186 (1.9% de
la población) y en 1940 45,945 (0.68%).
EL MESTIZAJE NEGROIDE DEL PERÚ 239
tanera, pues fueron las minas las que merecieron especial atención eco
nómica en la región serrana. De lo anterior puede deducirse que los
negros debieron habitar mayormente en la costa. Tal hipótesis cobra
visos de certidumbre cuando se lee en las crónicas, memorias, informes
y diarios de viajeros, que ciertas ciudades y valles de la zona litoral
en
los negros a veces doblaban en número a los hombres de las otras razas.
Las suposiciones se transforman en realidades concretas cuando se exa
Tomemos, por ejemplo, el cuadro que sigue, formado con los datos
del censode 1876 y utilizando una agrupación zonal que
sigue el con
cepto clásico sobre las regiones del Perú, agrupación que no sufre nin
guna influencia de importancia por el hecho de que ciertos
departamen
tos costeños tengan provincias serranas, como se comprenderá por lo que
sigue.
Número de Negros Zonas
por Geográficas, en 1876
Costa Sierra
Lima 15,404 Cajamarca 1,051
Piura 5,380 Junín 472
Arequipa 3,854 Cuzco 417
Lambayeque 2,683 Huánuco 343
Callao 2,646 Ayacucho 311
Libertad 2,467 Puno 224
Ancash 2,453 Huancavelica 161
Tacna 1,299 Apurímac 96
Moquegua 621
TaraPacá 564 Total 3,075
Total 40,258
240 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
Selva
Loreto . . 110
Amazonas 108
Total 218
Si
examina el número de negros que existía por entonces en cada
se
sigue, los once departamentos costeños tienen mucho más altos porcen
tajes de hombres de color que los otros. Hay entre ellos siete que están
sobre el porcentaje promedio del Perú que, como he de
expresado, era
0.47%.
Costa Sierra
Loreto 0.10%
Madre de Dios 0.09%
Amazonas 0.02%
San Martín
ción. Esta proporción subió a 50% pocos años después, según se deduce
de las estimaciones que el P. Cobo da en su libro, pues dice que hay en
serán hasta 25,000 almas.. ., 30,000 negros esclavos de todos los sexos...
y hasta 5,000 indios con lo que vienen a ser 60,000 personas" (38). Estos
datos se hallan más o menos comprobados por una declaración oficial
lor, pero sí del total de habitantes, dato que también nos interesa. En
1683, Montalvo dice que "Los Vecinos de la Ciudad de Lima explican
por su número su grandeza pasan de 10,000 y de
pues los españoles
70,000 los indios y los negros" (40). Esto parece exagerado pues en el
censo que mandó hacer en 1700 el Virrey Dn. Melchor Portocarrero Lazo
de la Vega, sólo resultaron 37,259 almas (41), "número que por entonces
se consideró pequeño" (42). Hay dos autores de esa época que atribuyen
a Lima unos 20,000 negros. M. Frezier (43) dice que la Capital sólo
cuenta con ocho o nueve mil blancos y que hay 28,000
unos 25,000 a
los negros. Sabemos que mientras gobernaba Dn. José Manso de Ve-
Córdova y Urrutia. "Las Tres Épocas", pág. 100. Paz Soldán. Ibidem. El — —
P. Vargas Ugarte dice que este censo es muy prolijo y que llega hasta numerar
los negros esclavos que habitaban en cada casa. No me ha sido posible consul
tarlo en mis viajes a España.
42 .Mercurio Peruano Ibidem . .
halló en el censo de 1781 (48) resulta que Lima tenía por entonces 53%
de negros. Los datos que da Ruiz y Pavón parecen exagerados, pues di
fícilmentepodría llegar la cifra a 72%. Este autor dice que Lima
tenía más de 80,000 pobladores, de los cuales sólo 18,000 a 20,000 eran
españoles. Pero en 1781 se hizo un censo que sólo dio 60,800 habitantes
en total.
Las próximas cifras quepresentan a nuestro examen son las con
se
censo tuvo todos los visos de la exactitud, a pesar de que los vecinos
alteraron ciertos números, especialmente al ocultar el número de sus
esclavos.
El censo anterior es el último del
período colonial. Antes de ter
minar el estudio de esta etapa histórica hay que hacer notar que los nú
meros de negros que hemos encontrado en las estadísticas,
muy posible
mente son inferiores al de los que realmente vivían en nuestro
país. Se
debe tener en cuenta que los
cómputos fueron hechos casi exclusivamen
te en base a los esclavos reconocidos como tales
por los registros que
se llevaban para el pago de impuestos a la Corona. Estos registros se
hacían mediante el examen de los documentos de
ingreso oficial de esa
"mercadería". Pero, en aumento desde el siglo XVI hasta llegar a su
48
'
Mercurio Peruano
.
Ibidem .
.
244 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
los desmanes que cometían. Nada nos autoriza a suponer, por último,
que los pardos (mulatos, zambos, tercerones y los múltiples subtipos ra
méricos León García consigna; no pero el Dr. Alberto Arca dice que el
segundo y tercero dieron para la provincia de Lima 94,195 y 100,000, res
pectivamente. León García deduce que los negros formaban por enton
ces el 11% de la población de Lima (51) y expresa que en 1862 esta ciu
pág 81
. . .
La Movilidad Racial
entre las varias razas que desde los mediados del siglo XVI habitan nues
tro territorio; son, también, los genes sociales que han impuesto ciertas
características en el organismo nacional, dejando herencia de trage
una
dia de la que hoy queremos sacudirnos. Híbridos cívicos a quienes no
alcanzaban ni la legislación tutelar del indio ésta tuviera
(aunque mu
los Veditas del Sur de India, que no tienen ninguna relación de paren-
hemoglobina
adulta normal. Varios
investigadores han demostrado que el Indio
Americano desde Alaska a la
Patagonia no tiene hemoglobinas anorma
les. Este es un hecho
importante desde el punto de vista antropológico
252 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
aparentemente buen es
que antes de tomar el vuelo estaban
en
sujetos
tado de salud, desde los 90 minutos a las 2 horas de iniciado el vuelo
(en aviones sin cabina altimática), desde los 4,000 a 12,000 pies de al
tura, sentían muy mal presentando
se un cuadro de "abdomen agudo".
Una vez en tierra, fué establecido el diagnóstico de "infarto del bazo
de Hb S.
por falciformismo de los hematíes" en portadores del "razgo"
Como causa del falciformismo se señala en forma destacada la "desoxi
genación" de los hematíes, de aquí el gran papel de la "hipoxia de
altura" en la etiopatogenia del cuadro clínico antes señalado. El bazo
por su aspecto histológico, por su tipo de circulación, por la falta de
comunicaciones colaterales entre las ramas de la arteria esplénica, es el
Entre nosotros, por primera vez, en los últimos pocos años Aste-
Salazar y Zavaleta han tenido la oportunidad de observar 7 pacientes
portadores del "razgo" de Hb S, que al viajar 5 de ellos en automóvil o
(junio-agosto de 1536)
1. Anónimo Pizarrista: Relación del Sitio del Cuzco y principio de las guerras
civiles del Perú hasta la muerte de Diego de Almagro. Lima, Ed. Urteaga-Romero,
1934. pág. 40.
MANCO INCA Y LOS ESCLAVOS NEGROS 255
no lo pudieron socorrer,
porque por poco que paraban los enemigos se
aprovechaban mejor de ellos, teniendo más lugar de ganarles lo alto
para echar piedras".
"De esta manera se quedó el capitán donde le mataron, con el
cual quedó un esclavo suyo, el cual quiso más morir con él que vivir
sin él; y según después se supo por relación de los mismos indios peleó
defendiéndose a sí y a su amo
valientemente, pero finalmente le mataron
y murió peleando: Los enemigos iban siguiendo la victoria" (2) .
Solo queremos agregar que los esclavos que cautivó Titu Yupanqui
en estascampañas fueron conservados por Manco un buen tiempo, al
lado de otros que se cogió en diversos encuentros y en los caminos. A
Conclusiones
conquistadores.
Legajo 113 -
Ramo 7.
Juicio a Rodríguez Barragán. Probanza de Servicios de Diego Pantoja y
—
para el rescate.
Como transcurrieron varias semanas de casi inútil espera, Francisco
Pizarro decidió acoger unasugerencia del rey cautivo: enviar dos gru
pos españoles, uno a Pachacamac y otro al Cuzco, a fin de apresurar
los envíos. El primero partió de inmediato, a principios de 1533, al fren
te del capitán Hernando Pizarro, con gente muy lucida y pomposa es
Pedr°' ^ ^^ ** ^
rio
Plruaní^cj.^!1'
2. Cieza de León, Pedro. Ob. cit. cap. 48.
(TerCera Parte) En: Me™-
258 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
usurpador .
del Cuzco había traído el príncipe Illas Cachi. Reacio estuvo al prin
cipio Challco Chima, pero luego, de mala gana, acopió "treinta cargas
de oro" (4). Mas el hermano del cautivo y los españoles "lo estimaron
poco y mostrando que tenían poco temor
de él, le dijeron que era poco:
él les mandó dar otras cinco cargas de oro" (4) .
el Cuzco como el Sumo Sacerdote, Villa Umo, eran renuentes al pago del
Por documentos de la época sabemos que las riquezas que trajo aquel
negro ascendían a "más de ciento y veinte arrobas en cántaros y otras
vasijas y planchas", y que "dijo este negro que desde Jauja se volvió
con este oro que lo hallaron allí los cristianos viniendo que venía ca
Este nuevo grupo étnico hizo su aparición, por los años de 1854,
fecha en que se produjo la manumisión de los esclavos, que trajo como
que nuestro indio; por otro lado, el chino apacible como tam
igual es
otro factor, fueron los prejuicios existentes, acrecentado esto por una po
lítica inmigracionista nada selectiva como hemos visto anteriormente. En
sus comienzos no medió Tratado Internacional alguno, no hubo
garantías
ni responsabilidades de parte de los agentes, cuya sede de aprovisiona
miento lo era Cantón y Macao, por la vantajosa posición de sus comu
país. Así tanto el chino como el peruano fueron atándose por sentimien
de su lejano país, que si tal vez no erradicaban del todo el mal, al menos
no se producían desenlaces fatales.
Del punto de vista del Folklore, de la música y demás géneros artísti
cos, el chino no impactó en nuestro medio, no obstante que hubo ciertos
atisbos hoy desaparecidos como lo fué el "Teatro Chino", que funcionó
en el actual Cine Delicias,
pero que notoriamente parece que fue para es
parcimiento de ellos solamente.
Volviendo al hilo de la Historia, hay pruebas fehacientes que mues
tran de una parte, el interés
que le cupo al Gobierno al proteger a esta
clase de inmigrantes, y de otro lado la Historia ha como dedo
dejado
acusador páginas, a aquellos que con argumentos febles y egoístas
en sus
de trabajos forzados, contando con menos de dos horas para sus comi
das. Muchos de estos aporreados inmigrantes murieron por el trato in
humano, y las condiciones precarias en que se desenvolvían en las Ha
ciendas. A la larga esta serie de arbitrariedades, culminó en levanta
mientos y evasiones de las Haciendas.
Fue tal el clamor, que el 24 de Febrero de 1872 Perú y Portugal,
firmaron una Convención, con el fin de mejorar el trato de los chinos,
que motivó un mejor control y la intervención de Agentes Diplomáticos
y Consulares.
Durante el Gobierno de Manuel Pardo, se dieron los Decretos del
7 de Junio, 12 de Julio, y 14 de Octubre de 1873; el 1ro. ordenaba el
descanso de los coolies, el 2do. reguló sus jornadas de trabajo dispu
y
so el pago de jornales adicionales por horas extraordinarias si se prolon
gaban, y 3ro. se estableció en la Prefectura del Callao, un registro de
asiáticos amplias reglas de tutela y control y disponiéndose a su vez,
con
a las Haciendas —
. La sutil sagacidad del mencionado diplomático dio
inicio a las relaciones de amistad entre nuestros dos pueblos que día a
El Mito de Inkarrí
Francisco) .
El Mito de Adaneva
casa.
igualmente clara que hay entre los pueblos que las crearon. Puquio es
tá formado por cuatro ayllus (ahora
comunidades) libres y con tierras
suficientes que les han permitido ingresar en un
período de franco desa
rrollo, mientras que Vicos fue, hasta hace dos décadas una solamente,
población de siervos de hacienda. En Vicos
ha perdido toda pervi-se
dez. Adán y Eva han sido fundidos en un sólo personaje que no tiene
rastro alguno del Adán y Eva bíblicos. La Virgen María es sustancial-
mente diferente de la Madre de Jesús católico, a pesar de que, Téete
Mañuco presenta cierta apariencia del bíblico hijo de María. Pero tam
bién es sustancialmente diferente de Jesucristo; éste, el del mito de Vicos,
destruye a la humanidad antigua, creada por su padre; mantiene una
división de castas en la humanidad por él hecha, y ofrece una recompen
sa muy vengativa respecto de los indios
—
en la otra vida.
—
La huma
nidad antigua, hecha por Adaneva, aparece como una casi evidente re
ferencia a la antigüedad "idolátrica" peruana; y la de Téete Mañuco,
en dos castas, que empieza con la
como la injusta humanidad, dividida
Desde el punto de vista formal, este yaraví, que ningún indio entendería
en su universo total, es
quechua puro. Del mismo modo, existen huaynos
en que hay versos completos en castellano, como éste de Apurímac:
"Virdi mirino cintruchay Cilisti ricuerduchayoq", que cantan los
-
in
dios y en el que todas las palabras son
castellanas, y los sufijos, quechuas.
Tardamos, al oirlo entonar por primera vez, en percibir que el texto de
la canción es castellano, porque la música es muy india y los citados
versos se diluyen en el contexto de los otros versos que es totalmente
quechua .
No es la presencia de elementos
hispánicos en la cultura de la po
blación india, ni el empleo de elementos de
origen indio en las expresio
nes del pueblo de habla
castellana o bilingüe lo que hace de ellas un
pro
ducto tradicionalmente denominado
mestizo, es el contenido. Si no hu
biera pervivido una cultura india, distinta de la
criolla, el proceso del
mestizaje o de la aculturación, o integración, o como quiera denominarse
este fenómeno, no habría continuado, ni continuaría; habría tenido ni
no
tendría ritmos tan diferentes según el la
tiempo, y correlación del poder
de estos núcleos en cada lugar.
El mestizaje y el vocabulario en el Perú
Por José Jiménez Borja
AMADO ALONSO
l9 —
29 —
El lenguaje humano es considerado en nuestros días como un
hilo capaz de conducirnos al conocimiento del ser por cuanto ningún ser
emite hacia el exterior un mensaje sistemático, excepto el hombre. La
sintaxis, organización compleja y vasta, es capaz para Bertrand Rusell,
de llevarnos a conocer apreciablemente la trama del universo. ("En
cuanto a mí, creo que en parte a base del estudio de la sintaxis podemos
jlcanzar un conocimiento considerable de la estructura del mundo". "El
Significado y la Verdad") .
39 —
Si el lenguaje facilita un saber sobre la realidad en su forma
más general y amplia mundo,
como mayor razón facilita ese
es el con
49 —
El hecho de pertenecer a una comunidad determina un parale
lismo psico-social entre visión del mundo y lenguaje. La gran orques
tación que son los sonidos idiomáticos provienen de una idealidad esté
tica, rica y coherente. Los moldes analógicos se relacionan con la ma
nera peculiar de un pueblo para aprehender la realidad. La morfología
verbal responde a la variedad de conceptos que inspira el proceso dura-
tivo y que varía de una sociedad a otra y en una misma sociedad a veces
de una época a otra. El número y el género son el producto de ordena
ciones características, en veces lógicas, en veces puramente imaginativas.
La esfera de los apreciativos con que se desdeña, se
disminuye, se engran
dece, se encarece los objetos, responde a las vibraciones del sentimiento.
La construcción de la frase, abundancia
o su sobriedad, el lugar se
su
69 —
89 —
En este carácter dialectal del español de América reside el am
por veraz y exacto el diálogo del relato, fuente sospechosa por imagina
tiva y ajena a un propósito científico. Lo morfológico ha sido planteado
de manera el voseo, el diminutivo, las flexiones arcaicas. Los
esporádica:
trabajos de mayor aliento son los relativos al vocabulario. Es aprecia-
ble el caudal acumulado en México, Colombia, Argentina y Chile. Es
99 —
En el Perú los estudios sobre dialectología hispánica tienen los
109 —
119 —
Desde luego, el Perú
hay vestigios de formas estrictamente
en
mestizaje en el Perú y
América abre el campo, por lo tanto, mas vasto
y colmado para el estu
dio. En él podríamos distinguir, en primer término, limitándonos al
Perú, los quechuismos. Para Menéndez Pidal el Perú dio el mayor nú
mero de vocablos
aborígenes sobre los otros dos grandes focos, el azteca
y el caribe. El mérito singular de estas palabras no está, sin
embargo,
en su número sino en su
significado cultural. Por encima de la fatalidad
geográfica de toponimias y nombres de plantas y animales, tales como
vicuña o coca, expresan creaciones sociales tales como los nombres de
comidas, de utensilios, de instituciones, de costumbres, de estados, todos
elementos válidos dentro de la vida presente, como chupe,
porongo, ayllu,
minga, cacharpari, huacho. Algunos de estos quechuismos no son pe
ruanismos sino en su origen porque han adquirido ecumenidad dentro
del español como carpa, cancha (recinto amplio), pampa.
El mestizaje ha influido también en las palabras castellanas dán
doles un sentido o una emotividad peregrina conforme lo requiere el
modo existencial de este continente. De las palabras castellanas se es
cogen unas y se desechan otras. Hay repertorio de preferencias y re
pertorios de ausencias. También hay los peruanismos por omisión, la
falta del vocablo con la cosa designada por la vaguedad del género
próximo. Hay arcaísmos españoles vitales todavía en América. Hay
neologismos necesarios y aparentemente innecesarios. Estos últimos pue
den justificarse por su mayor expresividad o precisión sobre los vocablos
propios de la lengua así como hay otros neologismos de ociosa super
abundancia. Hay dentro de los peruanismos, dicciones provinciales, de
área restringida y dicciones que sobrepasan el área nacional o represen
tan invasiones de distintos focos continentales. En suma, los peruanis
mos necesitan clasificarse por estirpes, fenómenos y extensiones; y tam
bién agruparse en sumas categoriales. Una palabra suelta puede no decir
nada, pero sí veinte, treinta, sobre el mismo asunto, conforme lo indica
Amado Alonso ("Estudios Lingüísticos Temas Hispanoamericanos") :
"Las palabras no sin más los nombres que ponemos a los objetos
son
14? —
En conclusión, se propone al Congreso aprobar una Resolución
en los siguientes términos:
Considerando :
Resuelve :
l9 —
Recomendar el análisis del material sonoro, de las formas ana
29 —
39 —
Alentar los estudios de vocabulario en series de términos que
comporten coordinaciones subjetivas de la realidad por el hombre peruano.
Aporte indigena español en y una
»££
-.
•
•*
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seminario
Arybalo Inca del Cusco
'■*
y
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>#*;
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Sistema Inca de de
cargío granos -maíz, maní, ají( etc._
depositarlos en los graneros del Tambo
-Huaca de los 3 Palos-
./uUMj. $la¡s.,xU «MS.\io»»¡. 3ima. lusas, iiiBj.acl.t
smvtfimkme. 0b>< .vvacuí. j i Sí.
pe itniúss, ííscS-r. k*i .i'..,-...'-
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Cartas y naipes del siglo XVI, í«aaKi.\iútta. 9car''ü»L|. (wtíoiíw uiíT^gufua. iliAioot
"
*
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Vff i. ■
de los Inkas que recubrió los pozos del Templo, como si se tratara de
Templo para lo cual rompieron la escalinata que pasaba por encima del
pozo por la remodelación efectuada por los Incas: allí además de los
vestigios indígenas ojotas de cabello, tumi, etc.
—
y de los españoles
—
destruyeron el impre
sionante Templo de los 96 Pozos de ofrenda con su
imponente escalinata
de ingreso, Templo que revela un culto de cierta extensión
que quizás
une desde finales del Tiahuanacoide
y en el Período Intermedio Tardío
la Costa Central con la Costa Norte. Remodelaron el Templo transfor
mándolo en un Tambo.
284 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
2. —
3. —
Si bien las estructuras que conforman el Templo muestran una
pletan el panorama del siglo XVI, aunque sea a través de una sola uni
dad arqueológica, lo que modestamente contribuye al conocimiento inte
plido por mestizos". Sin embargo, si bien fueron muchos los mestizos
que aparecen trabajando en estos monumentos, también en la
ejecución
de ellos se descubre como actores de importancia a españoles, junto con
criollos e indios. Es decir que estos mestizos eran no sólo por mezcla
de sangre sino por razones de clima y lugar ambiental.
Al mezclarse la sangre ibérica con la sangre india, legalmente o a
mite humano. Las castas eran una consecuencia del mestizaje, pero el
* * *
español .
teresco —
yor fidelidad: no paso adelante sin el otro pie firme atrás. Algo y
un
mucho de este temple será inculcado mal que bien en los hombres de
que atrae a su órbita religiosa, idiomática y cultu
estos nuevos pueblos
ral. La tensión creadora hispana se manifiesta aquí, en el nuevo estilo,
MESTIZA DEL SUR PERUANO 289
LA ARQUITECTURA
sólo son maneras de expresar la vida interior; pero aquí no hay deformi
dad ni excéntrico desvarío. Los artistas platerescos parecen ir con el al
ma entera a tentador, pero ellos
la raíz de las formas, lo decorativo es
El grutesco envuelve la es
sulta también en gran parte constructivo.
tructura, no para disolverla espacio sino para hacerla más firme y
en el
más rígida en su formalidad arquitectónica. Empero, si hay un equi*
librio mesurado, se nota sin embargo mayor movilidad y pasión.
Ya cuajado, el arte popular, el de la entraña artesanal plebeya, va
desde la península a España pasar a Nueva pri con todos los caracteres
vativos y pretéritos trabajado por el pueblo. El estilo por
de un arte
En los páramos
parajes mexicanos, los religiosos mendicantes y
y
ermitaños la inmensa tarea de edificar conventos e iglesias
se dieron a
no menos improvisado
para el arte occidental, lo evidente en este juicio es cómo se produce el
mestizaje. En la técnica del tallado va perdiéndose poco a poco el ca
poli.
* % *
Castilla, floreció con mayor o menor vigor, por razones de gustos y sim
nuestras ciudades.
Y así deviejos ejemplos surgen nuevas modalidades. En la portada
de la Iglesia de la Cía. de
Jesús, cuaja, por manos de un cantero criollo,
el arte plateresco mestizo. Y olvidémosnos ya del apelativo hispano y
bauticemos definitivamente este hijo arequipeño como arquitectura
mestiza. Allí hizo mata. Su estancamiento en Juli, en las riberas del
Titicaca, cobra mayor potencia. La libertad de expresión artística fa
vorecida por los PP. Jesuítas en el artesano indígena, en su catequización,
va en nuevos rumbos y cauces hacia el sur y llega al Alto-Perú.
poblando el Perú: la de los mestizos; que son estos, quizá, los que más
arte metropolitano, con regustos que son los que analizamos aquí a tra
vés de los hermosos ejemplares de arquitectura, escultura sacra o pintura
que se conservan en estas nuevas provincias de los Reinos de Castilla y
de León.
De esa enorme población artesanal, sensible, afecta al color y a las
formas artísticas aunque no fuese sino en sus planos primarios. De ella han
surgido artesanos, y se han concretado hechuras que pueden llenar per
fecta y cabalmente las páginas de una Historia del Arte.
Es claro que estas son únicamente referentes a lo que llamamos
responsabilidad .
Bolivia, Chile, Argentina y Brasil por encargo del Gobierno francés para
estudiar algunas regiones mineras. Por sus aficiones y por el cargo que
llega a desempeñar en el Museo del Luvre: Conservador del
departa
mento de cerámica china (concordante con sus
inclinaciones), se puede
intuir algún indicio romántico
(amor a lo exótico y oriental).
Las dos obras coinciden en darnos una visión ligerísima de Lima
para llevarnos luego, por el interior del Perú para que tomemos contac
to con nuestra
serranía y con algunas tribus selvícolas sobre las cuales
hacen observaciones atinadas, pero donde está
presente un sentido de
superioridad del europeo frente al americano.
En ambos relatos se hacen exámenes minuciosos de
tipo científico,
hay precisión en el dato para la ubicación de la
región se nota la
y es-
pectativa del viajero frente las costumbres desconocidas que encuentra
a
—o espera
encontrar—; no hay incidencia en el aspecto de un
mestizaje
aún cuando se dan cuenta de su existencia.
Tampoco recargan la aten
ción en el aspecto social,
aunque no lo olvidan por completo, pero pre
fieren el aspecto
naturalístico, el estudio de la flora, (Marcoy), de los
minerales, de la Geografía y la simple descripción de todo lo
que van
viendo .
Lo que marcaría la
mayor diferencia entre Marcoy y Grandidier
estaría en el ideario romántico
mantenido por el primero, tanto
por su
vida bohemia, cuanto el
por modo de adaptarse al ambiente a
que se
296 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
sidades mantienen esta apatía y este amor del hacer nada" (4).
nos veremos cual fue la idea que tuvo Grandidier sobre este fenómeno
social (3).
hijo del blanco y del negro; el cholo, hijo del blanco y del
indio; zambo, hijo del Indio y del negro. El mestizo tiene
y el
un odio profundo hacia el blanco, el hombre de sangre azul al
de sangre azur (sic) y éste mira a la clase de los mestizos
desde su superioridad y su desprecio" (6).
producen .
esencialmente, ni
tampoco se había superpuesto una costumbre a otra.
A los tambos, Grandidier les dedica no poca atención y constante
mente leemos: "Nuestro primer alto fue en Cangallo, a 4 leguas de Are
quipa; un tambo nos sirvió de abrigo para la noche", "El 6 de agosto
partimos de Rumihuasi por un frío muy intenso. dejando a la derecha . .
Se unen aquí las celebraciones católicas con los festejos nacidos del
9. Ibid. p. 26.
DOS TESTIMONIOS FRANCESES PARA EL MESTIZAJE 299
al verlo, estaba
tros compañeros habían dado al individuo
tocado con un fieltro de copa baja. ." (n). .
tóctono y que aún hoy se revive: el poncho, del cual el viajero nos dice
que los españoles lo habían acogido en vez del abrigo. Pero parece que
no era una norma general y los blancos oscilaban sus gustos entre las dos
prendas :
tro" (14).
Así como a las chacareras, podemos notar que la india de las sierras
tiende a los adornos con cintas:
". . .la india de las sierras, que generalmente fea, sucia, des
es
Esta bebida se servía tanto entre los grupos indígenas, como entre los
mestizos y si su consumo no se generalizaba entre las otras clases era
y las sopas. En Mollepata hace alusión, Grandidier, a "un chupe muy con
dimentado, demasiado condimentado, aún para paladares europeos" (28).
Sobre el chupe también encontramos una descripción acerca de su
preparación :
". .
.especie de sopa donde entran papas, carne salada y pimien
to, y ustedes serán muy felices si las papas no están hela
das" (29).
está descrito aquí sino con una variedad de ingredientes que hacen de
él unplato muy consistente y agradable.
Marcoy identifica el chupe con la sopa y la describe así:
sopa y
"... chuletas del cordero matado por la mañana
y cuya dureza
cansó pronto nuestros músculos maxilares. La Pascua, testi
go de nuestros desesperados esfuerzos, pretendió haber ablan
dado aquella carne golpeándola largo rato entre dos lozas,
como un zapatero hace con una suela, precaución que me con
firmó en la idea de que el cura nos hacía comer la más vieja
y coriácea de sus ovejas, en lugar del cordero joven y gordo
cuyo precio había recibido" (31).
"El toro . . .
expiró anatematizando a la especie humana. Una
vez muerto, lo pusieron sobre el lomo, cortaron su piel de la
garganta al ano, separaron a hachazos las costillas del esternón,
y luego las visceras y los intestinos del animal fueron arrojados
a los cóndores Una fuente, que el indio indicó... per
mitió lavar con agua el interior del animal. Tomadas estas
disposiciones, el sacrificador, descendido a la condición vulgar
de cocinero, pidió sal, pimentón, ajos y cebollas para condi
mentar su asado. Convenientemente embalsamado ... se reu
pletar su obra.
. . . Para no perder tiempo, habían extendido por tierra un
apetito
so .. .
pero . . . cortada la sutura del cuero y entreabiertas las
costillas del animal, torbellino de vapor ardiente, perfumado,
un
Cabe suponer que este método fuese también empleado por quienes
llegados a situaciones semejantes debían recurrir a este poco atractivo
procedimiento para el asado de carnes. Se señalan además elementos
de condimentación como la sal, la pimienta y algo muy español: el vino
Jerez. También se habla de una variedad de pan: el de Oropesa, que
en guiso de espi
se comen en sopa o en pasteles y las hojas se sirven
nifica que sean los únicos conocidos, sino simplemente los servidos en
aquellas oportunidades del paso de dos viajeros. El primero es la
"Uminta": "El postre compuesto de un plato de umintas, bolitas de
maíz azucarado, cocidas al vapor y hoja misma de la planta" (34). en la
peras: "...y con la frente ceñida de peras cocidas del postre, dormía,
ajeno a la farándula..." (35).
Luego presentamos anotaciones generales sobre las comidas y para
cho que desear . . .Las comidas de todos los días, por el contra
rio, están lejos de ser lujosas, y como en el interior son muy
pleo de estos elementos para concluir algo sobre la forma como se han
mistificado las comidas allí.
1 . Los aborígenes
virones y los comechingones, así como otras tribus de escasa cultura que
por lo general se sometieron los
españoles. Muy
a distinta fue la actitud
de los indios del Chaco, genéricamente llamados guaycurúes, de tenden
cias muy primitivas y de vida nómade, que mantuvieron durante mucho
tiempo su resistencia a la dominación española.
En el Litoral habitaban los guaraníes y los charrúas, pacíficos aquéllos
y luchadores éstos, y también otras razas de menor importancia y de muy
escasa civilización. Por último, en la Pampa y en la Patagonia vagaban
las tribus tehuelches a las cuales se agregaron, ya en los siglos XVII y
4. Recop., VI.iii.21.
5. Recop., VI.ix.14.
6. Ordenanzas de abril 10 de 1576, en Colección de publicaciones históricas
de la Biblioteca del Congreso Argentino, Gobernación del Tucumán, Papeles de
gobernadores en el siglo XVI, 2? parte, 32-45, Madrid, 1920.
7. Ordenanzas del l9 de enero de 1597, en Juan Carlos García Santillán,
Legislación sobre indios del Río de la Plata en el siglo XVI, 356-375; y en Raúl
A. Molina, El estatuto del trabajador argentino durante la dominación hispáni
en Primer Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia de
ca
Buenos Aires,
rígenes .
** didembre 12 de 1598
en Molin^^T-ls3 y de noviembre 23 de 1603, ambas
*f* del
Tucumán, sancionadas días 7, de los 9 y 11
"7Hd,e 11612' Publlc?das Roberto Levillier
por
Correspondencia en de la
deres y los mas huydos y que se van sin licencia de sus encomenderos
por no pagar el tributo" (15).
El mismo año la ciudad de Talavera formaba un expediente análogo,
denunciando la salida al Alto Perú de dos mil indios de su distrito (16) ;
Córdoba] para que se sirvan de los indios que por rrepartimiento les
cupieren de los que trageren de la guerra como yanaconas", porque los
cordobeses "estavan en costumbre de salir á correr la comarca de su ciu
dad E ir a la guerra e conquista de los naturales de ella para los alla
nar y de las piezas que tomaban en la guerra se servían en sus casas
...
obligaciones de la mita.
deseado .
tierra, que trabajaba en ella por un magro salario. Pero también pro
hispanoamericana .
repartió "cerca de mil piezas, entre indios, mujeres y chusma", entre los
soldados que habían contribuido a dominarlos (37). Y al final de la se
Para tener una idea mas precisa de la importancia numérica del sec
el gobernador Ángel de Peredo repartió mas de 2,000 indios del Chaco, en 1673,
entre los vecinos que habían colaborado en la campaña destinada a reducirlos
(Torre Revello, Esteco y Concepción de Bermejo; cit.; 86) .
ascender ese número a 56,500, lo cual parece algo exagerado (41)- A par
tir de entonces se advierte la disminución de los indígenas. En 1607
eran 18,056, repartidos entre 277 vecinos y 15 soldados (42). En 1673
que elevó esa cantidad a 2,322, repartidos entre 97 vecinos, sin contar
108 encomenderos de corta entidad cuyos indios no fueron empadrona
dos (45) .
Muy inferiores son las cifras del Litoral. En 1609 los indios some
tidos no pasaban de 3,000, y en los padrones de 1673 y 1677 este núme
D, t43-
Ravienani-
,r,Emili° 6n La población indígena de las
regiones del Río de la
!laTft yp,TfUCTan As?Sunda Ttad del ^ sigl° XVI1' en Universidad Nacional
S^J^^^T^^T^T^
44.
C°ngreS° **™*»* d* Ame-
Santuario de Nuestra Señora del Valle, IV,
Documentos del archivo de
^Z7^\STiÍV5T^' ll 1-18- Tolosa- 1927- Sol° se ««^
dios/eLtua^
te de agosto 4
de_1714 que para prevenir las
hacia salir cada ano el tercio de una de las
de invasiones
del Chaco loslndios
ciudades, y adjudicaba las presas a
enco™da <*■ P- P^lo Pastells, S J
ComSad3 T-^ ^
Compañía de Jesús en la provincia del Paraguay, V,
Histori
345, Madrid, 1933)
de la . .
,
1945.
LA MOVILIDAD DEL INDÍGENA 325
5. El mestizaje
con los
mujeres indígenas y del mayor o menor contacto que éstas tenían
blancos. Pero además en este proceso de transformación racial intervie
nen también los elementos de origen africano, para producir un conglo
merado étnico que respondía a características uniformes.
no
las autoridades porque eran rebeldes, ociosos, preferían vivir entre los
indios y no habían recibido la misma educación de los españoles .
Del Paraguay salieron las expediciones que fundaron las cuatro ciu
dades del Litoral argentino (Santa Fe, Buenos Aires, Concepción del
Bermejo y Corrientes, 1573-1588), formadas por una mayoría de elemen
tos "nascidos en la tierra", según la expresión de Garay (52). Entre és
tos, sin duda, predominaban los mestizos, porque los criollos o blancos
puros eran muy pocos debido a la escasez de mujeres europeas.
Las ciudades así fundadas no repitieron sino en muy limitada pro
porción la experiencia del Paraguay. La falta de indios sometidos y su
resistencia al contacto con el blanco, que los hacía trabajar, impidieron
que la mezcla de razas asumiera proporciones importantes en los siglos
XVI y XVII. Concepción del Bermejo fue destruida por los indios del
Chaco en 1632 y Santa Fe, acosada por las sucesivas invasiones de abo
rígenes, tuvo que ser trasladada mas al sud hacia 1660. Buenos Aires
nunca contó con indígenas sedentarios en su
distrito, y su población fue
aumentando más por el aporte inmigratorio que por crecimiento
vegeta
tivo. Solo en Corrientes se produjo un proceso de mestizaje de cierta
importancia que mas adelante, en el siglo XVIII, iría en aumento.
En Cuyo también hubo, desde el
principio, una población mestiza
procedente de Chile. Una de las familias mas numerosas de San
Juan
resultó del matrimonio de Juan Eugenio de Mallea
hija del caci con la
que huarpe Angaco* la cual fue bautizada Teresa de Ascencio
(53). Pero
tanto allí como en otras partes el
mestizaje fue casi siempre de origen
ilegítimo. La mezcla de razas en Cuyo se vio sin duda favorecida en los
siglos XVI y XVII por la emigración a Chile de numerosos
indígenas,
de de
la ri?,ÍL ^r JUaAn GarayTal/ey.
Clt-'
abrü 20 de 1582, en Correspondencia de
%.*!^VT$1£r"
53. Horacio Videla, Historia de San Juan,
y
\425'
en Garay- fundador de Buenos Aires'
cit., I, 310-313.
326 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
provincia .
tantes, entre los cuales 9,834 blancos, 5,487 mestizos, 4,168 indios y
3,922 mulatos y negros (56). Solo en este distrito podemos tener una idea
uniones entre esas castas, y las de ellas con los negros y los indios. To
da esa mezcla produce una población que muestra todas las variedades
raciales, pero que poco a poco va formando un tipo relativamente uni
forme por sus costumbres, por sus tendencias y por su ubicación en la
sociedad .
ción de grupos cada vez más numerosos. "De los huidos buena parte
pasó al Brasil y el resto se dispersó por Buenos Aires, Montevideo, Pa
raguay, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes; los que tenían oficios se di
rigieron a las ciudades, los trabajadores no especializados se conchavaron
como peones las estancias de la campaña" (57). En 1802 solo queda
en
io-,-f7' J°SÍEstudios
*M MaFiluz Urquijo, Los guaraníes después de la expulsión
a- de los
jesuítas, en
Americanos, n<? 25, 325, Sevilla 1953
Dat°s estadísticos
««mL
pueblos /UiíÍ?-CéSar
de Misiones
G°nzále_z>
los 1802 y 1803,
en anos
de la población
Boletín del Instituto en
acerca de los
de Inves
tigaciones Históricas, XXVII, 334-344, Buenos Aires, 1943.
328 REVISTA HISTÓRICA TUMO XXVIII
ginales .
vidades productivas.
Los gauchos, desde el punto de vista étnico que aquí nos interesa.
no pertenecían a una raza ni formaban un conjunto homogéneo. Eran
un resultado de la mezcla de indios, mestizos españoles y portugueses,
negros y mulatos. Pero la constante simbiosis de todos esos grupos tan
distintos acabó por dar origen a untipo étnico en el cual predominaron,
combinados, los caracteres blancos e indígenas (59).
59. Sobre los gauchos, además del Libro de Coni citado en la nota 51, ver:
Madaline Wallis Nichols, El gaucho, Buenos Aires, 1953; Ricardo Rodríguez Molas,
significado histórico de la palabra "gaucho" (1774-1805), en Bole-
Antigüedad y
LA MOVILIDAD DEL INDÍGENA 329
el tiempo.
La abundancia de mestizos, sobre todo en el Paraguay, suscitó cier
tos recelos a las autoridades. El tesorero Hernando de Montalvo seña
laba que "la gran negesidad questas provincias de presente tienen Es
son amigos de cosas nuevas vanse cadal dia mas desvergonzando con sus
hIL^-T -AlreS'
tituto Histórico y p956;
O- Assuncao, El gaucho, en
y.Fernand° t del Ins
Geográfico del Uruguay, XXIV, 365-918, Montevideo; W64
de octubre 12 de 1585 en
deWipnWi de
Correspondencia de los oficiales reales
TÍ
fW : cartas
Conf \Rl° ia,Pla.ta con los ^yes de
anteriores del mismo Montalvo, en Id
España, I, 364, Madrid, 1915
I 317 y 325
Colección de publicaciones históricas de la
tí„n A1' Biblioteca del Congreso Argen
tino, La audiencia de Charcas, III, 116,
62
Madrid, 1922: carta de marzo 15 de 1591
Descripción de la gobernación del Río de la
Plata, 1581 en Colección
SsncotTerCÍmlrir 26e7,laMBaGí?d,teS26del ^^ ^^ **^
330 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
mestizos, del mismo modo que todos los demás elementos de la sociedad,
tenían trabajar (71), y fueron constantes las disposiciones
obligación de
castas a ocuparse y tener patro
que se dictaron para obligar a todas las
nes estables y conocidos en cada lugar.
71. La real cédula de noviembre 24 de 1601, dictada para todas las Indias
con el objeto de suprimir el servicio personal de los aborígenes, sin perjuicio de
hacerlos trabajar, dispuso también "que de la misma manera sean compelidos los
españoles de condición servil y ociosos que ouiere y los mestizos negros mulatos
y zambahigos libres y que no tengan otras ocupación ni oficio para que todos
trauajen y se ocupen en el seruicio de la república" (Fr. Miguel Agia, Servidum
bres personales de indios, estudio y edición preliminar de F. Javier de
Ayala, xxxiii,
Sevilla, 1946; incluida en la Reocp., Vl.xii.l).
72. El cabildo de Buenos Aires, en 1723, ordenó al maestro de
primeras
letras que enseñara a leer y escribir a los españoles e indios,
pero solamente la
doctrina cristiana a los mulatos y mestizos, teniéndolos
separados (Acuerdos del
Extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie II, V, 51, marzo 8 de 1723, cit. por
Ángel Rosenblat, La población indígena y el mestizaje en América, II, 162, Buenos
Aires, 1954) .
73. Documentos para la historia del Virreinato del Río de la Plata, I, 1, Bue
nos Aires, 1912.
74. Raúl de Labougle, Litigios de antaño, 20
y sig., Buenos Aires, 1941 re
fiere varios casos. Sobre la condición de los mestizos y demás castas ver tam
bién mi articulo La condición
jurídica de los grupos sociales superiores en la
XVI a XVIII), en Revista del Instituto de Historia del
og,e? *?£, V5,1!10!
n<? 12, 134-146, Buenos Aires, 1961. Derecho,
Apuntes antropométricos del mestizaje
en la sierra norte del Perú
departamento de Piura.
El trabajo ha sido realizado en base a una muestra de 114 indivi
morfología racial del mestizo del extremo norte del país, tratando de
contribuir al descubrimiento de la realidad antropobiológica de los pue
blos aislados por factores geográficos o políticos después de su primer
contacto con el hombre blanco hace tres o cuatro siglos.
Es nuestro deseo
llegar por lo menos al planteamiento del problema,
para estimular trabajos futuros, ya que los mismos estudios e investi
gaciones antropológicas están hoy, sometidos por muchos a una inquie
tante pregunta: de si todavía tienen interés en el estado actual de los
contactos y mestizaje entre los pueblos del mundo.
Pero las ciencias
antropológicas por la universalidad de su objeto no
pueden tolerar los "pueblos desconocidos" y sea cual fuere el estado de
su
mestizaje no dejan de interesarles. No pueden volverse indiferentes,
de pronto, ante el conocimiento del hombre todas
en sus manifestaciones
fenomenológicas y morfológicas como individuo y como pueblo, en el
tiempo y en el espacio, sólo porque en las condiciones actuales del mun
do no hay concepto real que encaje en el de "raza pura".
334 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
para cada una de las medidas estudiadas se han calculado los siguientes
Medidas absolutas:
Longitud máxima.
—
Anchura máxima.
—
Altura de la cabeza.
—
Anchura bicigomática.
—
Anchura bigoníaca.
—
Altura morfológica de la cara.
—
Altura de la nariz.
—
Anchura de la nariz.
—
Prominencia de la nariz.
Medidas relativas:
—
índice cefálico horizontal.
—
índice vértico transverso.
—
índice vértico horizontal.
—
índice gonio-cigomático.
—
índice facial.
—
índice nasal.
APUNTES ANTROPOMÉTRICOS DEL MESTIZAJE 335
Valores absolutos
Carácter : Min. -
Máx. M:+ <± v±
Valores relativos
(índices)
Mín. -
Máx. M± <+ v+
5.18 0.48
índice facial 76.71 93.93 84.07 0.53 4.01 0.37 4.76 0.44
—-
0.85
a "mediana".
Altura Bicigomática
Anchura de la cara:
"medianas" .
Dimensiones de la nariz:
índice cefálico:
83.42+0.44 78.19 —
92.85 3.33+0.31 3.99+0.37
71.68+0.51 64.19 —
80.12 3.87 + 0.36 5.39 + 0.50
índice facial:
índice nasal:
Medidas absolutas
bezas "cortas".
La serie presenta una oscilación de 166 a 189 mm. comprendiendo
ésta solo dos categorías; "corta" y "mediana". En el primer
grupo se
nos presenta un 64.91 por ciento de casos, encerrando el valor
medio, co
mo a las clases de mayor frecuencia
que son la 181 (con el 15.78 por
ciento) y la 178 (con el 10.52 por ciento), frecuencias que se manifiestan
en la gráfica presentando dos
cúspides. En la categoría "mediana encon
tramos un 33.08 por ciento de casos, con una frecuencia por clase bas
tante homogénea, lo cual sucede la
no en categoría antes comentada.
Nuestro valor medio está por debajo del encontrado
por Rouma en
su estudio realizado
con los quechuas, entre
quienes halló una media de
181, en cambio se acerca más a lo que el mismo autor da para los ayma
rás: 180.50. Ambos grupos fueron estudiados por él en el sur del Perú
(1929-1933).
Anchura máxima de la cabeza. La media obtenida para este carác
—
y 147 el 10.52 por ciento para cada una: en cambio la 148 no pre
con
senta frecuencia alguna, ello hace que obtengamos una gráfica bicúspide,
ría que presenta una mayor concentración; así mismo, la clase 140 a la
que pertenece la media absoluta acumula la mayor frecuencia por clase
como hemos visto líneas arriba. Es de notar la influencia de las máxi
mas y la regularidad de sus frecuencias para elevar el valor medio de
la serie.
En general, los estudios realizados entre los andinos con respecto a
éste carácter han aportado siempre una media de "caras anchas", carac
senta una serie, que oscila entre 86 y 115 mm., con una media absoluta
de 103.77. La frecuencia por clases es muy intensa dentro de los puntos
de inflexión dados por el valor de sigma que abarca hasta el 80.70 por
ciento del total de los casos.
por clase se presenta en: 116 y 122 con el 10.52 por ciento del total de
casos para cada una.
Los andidos presentan como tipo medio "caras bajas" con algunas
variantes para los altiplanidos; pero en el caso de nuestros mestizos más
bien podríamos atribuir las variantes y oscilación al mestizaje.
Altura de la Nariz. —
La media 51.26 sería clasificada por Vellard
en la categoría de narices "bajas". La serie oscila entre 44 y 58 mm.
permitiendo agruparla en cuatro categorías con las proporciones siguien
tes: "muy baja" con el 26.31 por ciento de casos, "bajas" con 42.10
por ciento, "mediana" con el 22.80 y "altas" con el 8.77 por ciento.
APUNTES ANTROPOMÉTRICOS DEL MESTIZAJE 341
dal ofrece(84.0) una cúspide que representa el 14.03 por ciento del total.
La media absoluta está muy influida por las clases mínimas y se ubica
en la inmediata inferior a la clase modal.
cabo en altos valles de los Andes Tropicales, en aldeas situadas entre los
dos y tres mil metros de altura. Para
algunos autores este factor es de
terminante en braquicefalización de las razas; aunque no
el proceso de
se han hecho estudios específicos entre los pueblos andinos.
Los resultados que ofrecemos de este grupo mestizo coinciden con
agrupa el 43.85 por ciento del total de la muestra, lo cual es muy sig
Este es marcadamente
bajo y varía entre 64 y 82 ; pero la mayor
agrupación da entre
se las clases 69 y 77 .
derado común para los pueblos andinos y que es el que proporciona pro-
APUNTES ANTROPOMÉTRICOS DEL MESTIZAJE 345
pómulos salientes
que hacemos referencia en la descripción antropos-
a
índice Nasal
Resumen
cara la presencia de
to). Se debe también a la acusada anchura de la
mandíbulas "estrecha" (76 por ciento) respecto del diámetro bizigomá-
"mediano"
tico, aunque por sus valores absolutos sean más bien de tipo
y hasta con ligera tendencia a lo "ancho".
Otro carácter somático muy significativo, aunque de gran variabili
apellido incaico, muy numerosos hasta el presente son los linajes que
proceden por alianzas remotas femeninas de aquella tan gloriosa dinas
tía imperial del Cuzco.
No existen referencias que confirmen la posible generación de hijos
que el emperador Inca
Yupanqui su expedición ya relatada.
tuviera en
que fue casado con Catalina Usica Coya, en la cual procreara al llamado
don Carlos Inca. Este compañero de primeras letras y es
príncipe fue
tudios de latín del cronista Garcilaso, su pariente. Contrajo matrimonio
con la dama española María de Esquivel, en quien tuvo a Melchor Carlos
vastago del linaje real que dominara tantos siglos en el Perú y regiones
conquistadas por los mismos soberanos.
El 20 de noviembre de
1560, García Hurtado de Mendoza, como
gobernador capitán general de Chile instituyó su teniente en la gober
y
nación de la inmensa provincia de Cuyo, al capitán Pedro de Castillo.
Este cumplió aquella misión, sobrepasó la cordillera de los Andes e ins
taló con la ceremonia de estilo la ciudad de Mendoza, el 2 de marzo
de 1561. Actuó como lenguaraz para explicar los hechos que allí ocurrían
a los caciques regionales, el mestizo
peruano Bartolomé Flores. Entre
los pobladores de la naciente urbe figura el respetable Don Martín Inga.
El sustantivo de calidad honorífica que precede al nombre de pila no es
puesto de manera arbitraria.
En el plano que historiador tari veraz y
minucioso como Tomás
Thayer Ojeda, especializado en tareas semejan
tes, nos da reconstruido sobre la planta de esa ciudad, el único vecino
fundador que lleva el título de don es el referido Martín
Inga. El solar que
se le concediera en el repartimiento tenía la superficie de un cuarto de
manzana y esta la
compartía con personas tan distinguidas como el ca
pitán Hernando Arias de Saavedra, encomendero y alcalde más tarde de
la misma ciudad y su corregidor y justicia mayor; Alonso Jirón, agra
ciado en el reparto de las chacras de dos
con una cuadras, y Jerónimo
de Saavedra, que hablaba la lengua de los aborígenes y que el mismo
Thayer le cree hijo de caciques principales, pues le vio denominado en
algún documento con el calificativo don.
Otro signo elocuente de la calidad superior de Don Martín
Inga, lo
registra el catastro del reparto de tierras concedidas a los vecinos fun
dadores de Mendoza, aparte el solar de su casa y morada habitual. A él
se le entregó una extensa chacra con diez
ocho cuadras de superficie.
y
La más extensa del mismo
plano, circunstancia que explica la alta ca
lidad del agraciado.
El mismo Thayer en su excelente
estudio titulado "Formación de
la sociedad chilena y censo de la
población de Chile en los años de
1540 a 1565", registra en el tomo
segundo de esta obra la presencia de
352 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
* * *
gar patriarcal de los Medina Castro. Los linajes que en forma más di
recta han transmitido la sangre incaica de la princesa Bárbara Coya
llevan los apellidos de Garnica, Prado, Delgado, Aguirre, Cárcamo, Co-
tapos, Bustamante, Guerrero, Astorga, Bruce, Gatíca, Infante, Eyza-
guirre, Gutiérrez, León, Luco, Lobo, Martínez, Madariaga, Carrera,
Gamboa, Montt, Olave, Molina, Silva, Errázuriz, Aldunate, Sotomayor,
Toro, Torres, Rivadeneira, Tuñón, Barros, Vargas, Ureta, Pinto, Santa
María, Alcalde, Velasco y muchas más que han entroncado con los ex
puestos en tan larga lista.
De manera sumaria personalidades más nota
se nombran aquí las
bles en la vida Chile, que documentalmente justifican des
política de
cender del insigne emperador Huayna Cápac. La nómina se puede ini
ciar con el conde de la Conquista, Mateo de Toro Zambrano, Presidente
de la Junta Nacional de Gobierno instalada en Santiago el 18 de se
tiembre de 1810. También portaba la sangre del mismo monarca cuz-
* * *
MUJICA, Juan: "Nobleza colonial de Chile". (Santiago, 1927). Hay dos volúmenes
inéditos de esta obra.
cas, que las migraciones procedentes del territorio que hoy forma el
Perú se esparcieron en el decurso del tiempo por todo el cono sur de
América. La obra lenta pero sucesiva de las excavaciones así lo indica.
El aserto se confirma con la viva documentación de la toponimia que
hasta hoy permanece por todos estos tan distanciados países y debe ser
conservada con lealtad invulnerable.
Consecuente lo expuesto, no procede en mi relato la referente
con
pación. Hay que atenerse a las informaciones obtenidas por los prime
ros cronistas o a los hechos que relataron verbalmente los exploradores
hispanos que movieron su vida andariega en los maravillosos descubri
mientos del Perú y Chile.
De manera fehaciente consta que el emperador Inca Yupanqui or
denó que se establecieran dos principales gobernaciones en el reino de
Chile. gobernadores tuvieron sus fortalezas en los valles de Co
Estos
quimbo y Aconcagua. Contaban con bodegas para almacenar frutos de
la tierra, vestuario y los metales preciosos extraídos de las minas de
cada región. El gobernador debía ser un funcionario de la estirpe incaica,
que gozaba de la absoluta confianza del monarca. Contaba con sufi
ciente tropa, formada por muy probados y leales jefes y soldados perua
nos. Unos y otros se hacían acompañar en sus guarniciones por sus es
posas ehijos.
No ha quedado constancia de batallas libradas por las tropas pe
ruanas invasoras con los aborígenes que poblaban los valles de la pro
de Chile, del cual toma nombre todo el reino llamado Chile. En todo
el tiempo que duró aquella conquista, que según dicen fueron más de
seis años, el Inca siempre tuvo particular cuidado de socorrer a los suyos
con gente, armas y bastimento, vestido y calzado, que no les faltase cosa
que los suyos no volviesen un pie atrás. Por lo cual vino a tener en
De allá (de Chile) le enviaban los caciques mucho oro y mucha plume
ría y otros frutos de la tierra; y esto duró hasta que don Diego de Al
magro entró aquel reino".
en
fermos, curaban a los que caían heridos en los combates, preparaban cui
dadosas los alimentos y atendían el lavado y conservación del vestuario.
Además, las mismas prestaban en graves ocasiones su eficaz colaboración,
en circunstancias arriesgadas, para establecer acuerdos o parlamentos que
les presentaron las riberas del río Itata y del Biobío. La estación in
en
nacionalidad —
aun sin ellos pensarlo —
prueba" .
rales del Perú, y este testigo tiene en su poder una mestiza, hija de un
1888-1902).— 30 volúmenes.
(Lima, 1931-
1934) 11 volúmenes.
próximo paso que deberíamos dar? ¿Cómo reducir a la práctica las ideas
discutidas y las resoluciones tomadas?
Es costumbre entre los profesores universitarios, al menos en mi
país, emplear días y días discutiendo
posibles proyectos de investigación,
que se desearían comenzar, si sólo se dispusiese del tiempo y el dinero
necesario. Muchas de estas discusiones, tenidas en los Estados Unidos,
fueron organizadas por el Doctor Waldo Leland, Director del American
Council of Learned Sodeties, el cual empleó su vida escuchando a infi
nidad de profesores que le proponían proyectos de posibles investigacio
nes y publicaciones. Después de tales conferencias, tenidas en los fines
de semana, el Doctor Leland solía proponer a los presentes una pregunta
final: "Y bien, caballeros, ¿qué piensan ustedes hacer el próximo lunes
por la mañana para llevar a cabo estos proyectos?".
Aunque desgraciadamente no he tenido la oportunidad de estar con
ustedes durante todas las reuniones de esteSeminario, yo quisiera hacer
la misma pregunta a todos los presentes, y a todos aquellos interesados
en el complicado y fundamental
problema del mestizaje en América. Si
queremos hacer avances serios en este campo, ¿cuáles son los criterios
que hemos de mantener claros en nuestra mente? ¿Cuál es el futuro de
estos estudios sobre la fusión de razas y culturas en América? Fusión de
razas y culturas que ha sido descrita por Pedro Henriquez Ureña con es
tas palabras:
Hoy día hay más y más interés en el cultivo de la historia del pue
posibilidad de mini-estudio.
Todos ustedes pueden sin duda pensar en otros ejemplos de investi
gación en pequeña escala, que nos darían en el futuro una base más firme
para el conocimiento del proceso del mestizaje en América. Ojalá que
este Seminario, debido a la sabia iniciativa de la Academia de la Histo-
EL FUTURO DE LAS INVESTIGACIONES 375
vestigación .
distinto
de este hecho, el acontecer histórico americano continuó siendo
del español, si bien acusando ambos un claro paralelismo y unas
eviden
sentido de novedad del nuevo ente cultural americano, sino algunos otros
filósofos e historiadores han reconocido y proclamado este mestizaje cul
tural, si bien no falten que la mezcla produce una in
quienes opinan
terna complejidad desequilibrada, nociva para el hombre y la cultura
mestizos, pues éstos se verían siempre divergentemente solicitados por
la polaridad de los valores progenitores. Ahora bien: sin desconocer esa
mos una personalidad que hace que ninguno nos confunda con ellos, así
también tendremos una personalidad cultural sin renegar de la cultura
de la cual somos hijos. El ser conscientes de nuestras verdaderas rela
ciones con la cultura europea elimina todo sentimiento de inferioridad,
dando lugar a un sentimiento de responsabilidad".
Caracterizada, pues, la cultura propia de Hispanoamérica, tanto en
sus elementos constitutivos esenciales como en el todo
que de su con
junción resulta, conviene subrayar ahora que tal cultura debe
llamarse,
como aquí se ha hecho, cultura americana. No se trata tan sólo, con
tralo que pudiera creerse, de una mera cuestión de
nombres. Esto,
como diría Eugenio d'Ors, es
pura anécdota. La Categoría, en cam
bio, está en el ser americano esencial, es decir, en aquello que partí-
378 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
recién llegados. Es, sin embargo, la primera mitad del siglo XVII, esa
época de menor actividad externa, de menos "empresas" vistosas, la que
presenta una más honda actividad soterrana, que es sumamente impor
tante para el desarrollo de la cultura americana. Puede acusarse, en efec
to, la América de la segunda mitad del siglo XVII y principios del
en
que en la
un pueblo "enteramente nuevo"
importante, a mi modo de ver, no
. Lo
es averiguar si durante el movimiento emancipador estuvo presente o no
ese pueblo nuevo. Lo importante es saber que a mediados del siglo XIX,
gún el pintor, "la pareja original de América Latina, del hecho consu
mado de la fusión de las dos culturas". Junto a ella, dos núcleos de
piedras agrupadas arquitectónicamente corresponden a la cultura pre
colombina y a la española. Por último, un rostro de gran tamaño, con
ricanas, que constituyen,en fin, una sola gran nacionalidad, una sola
gran nación, cuya palabra hora es ya que suene en los oídos y en la
conciencia de la Tierra.
La vocación mestiza del Perú
Por José A. de la Puente Candamo
expresen dignamente —
en que se inicia la tarea común al hombre espa
ñol y al hombre incaico y comienza a dibujarse el aliento creador, valor
supremo de la colonizacón española .
España del otro lado del mar, o una nueva manera del Imperio Incaico.
Esto es lo que importa que afirmemos y vivamos redobladamente, con
gozo juvenil, los hombres que trabajamos la Historia del Perú.
Cuando decimos que el Perú es mestizo tenemos derecho a exigir
crea en la limpieza de nuestras
que se
palabras. Al hablar del Perú
mestizo no hablamos de un Perú en donde los blancos dominen a los in
dios, ni pensamos en Perú
español y antiincaico. Sería deshonesto
un
de las telas de Paracas, los1 hombres que amamos la Historia del Perú
—
serrano .
Vida Institucional
der a los gastos más saltantes, la Junta Directiva aprobó en otra sesión,
celebrada el 10 de febrero de 1965, un primer plan de trabajo y acordó
enviar comunicaciones al respecto a diversos centros históricos del país
Mestizaje biológico —
El medio —
2. —
en
precursores de la Emancipación. —
Los mestizos y la Independencia. —
388 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
El mestizaje en la República. —
El mestizaje en la actualidad: concien
cia social y realidad demográfica.
3. —
Política y ¡egisiación sobre el mestizaje. El matrimonio inter
—
mestizos. —
Posición legal y consideración social de los mestizos. —
Ac
tividad económica de los mestizos. —
La Iglesia y la legislación racial.
La —
peos no españoles.
5. —
El mestizaje y las formas de vida. La transculturación —
en la
economía. —
El mestizaje en las artes plásticas. El mestizaje —
en la
música. —
El mestizaje en fiestas, trajes y costumbres.
—
El mestizaje
y el vocabulario.
El anuncio del Congreso tuvo singular acogida entre los especialistas
y alcanzó amplia difusión entre el público. Noticias y comentarios pe
riodísticos contribuyeron a aumentar el interés. El decano de la prensa
nacional, "El Comercio" de Lima, publicó el siguiente editorial en su
edición del 29 de abril de 1965:
MESTIZAJE EN EL PERÚ"
y
mestizaje hispano -indígena. —
Cultura.
Elpropio Presidente de la Academia, Doctor Aurelio Mi
ró Quesada, hizo lo que puede llamarse el Prólogo o la intro
ducción a todo el Congreso, en el documentado discurso de
orden que pronunció en la Sesión Inaugural y en el que, des
pués de señalar las alternativas del mestizaje en el Perú en
el curso de los siglos, terminó con un afirmativo elogio a su
virtud fecunda de integración de la nacionalidad.
La primera sección de trabajo, sobre "Planteamiento con
como en la acertada
distinción de Arguedas —
EL CONGRESO SOBRE EL
MESTIZAJE 5
Mestizaje
en el Perú p. 12 —
en el siglo XVII.— En el
siglo XVIII p. 18— En la
Emancipación p. 19 En la —
República p. 20 Mestizaje —
e integración p. 22
Caracterís
ticas somáticas p. 50 —
Características físicas 51
p.
Características fisiológicas p. 53 Faceta psicológica p.
—
y medi
cinas p. 58.
JOSÉ MATOS MAR.— CONSIDERACIONES ACERCA
DEL USO DEL VOCABLO MESTIZO
396 REVISTA HISTÓRICA TOMO XXVIII
Apéndice II p. 141.
STEFANO VÁRESE.— UN INTENTO DE MESTIZAJE
CULTURAL EN LA SELVA DEL PERÚ 145
JUDITH PRIETO DE ZEGARRA.— CONTRIBUCIÓN
DE LAS MESTIZAS A LA EMANCIPACIÓN DEL
PERÚ 149
CARLOS DEUSTUA PIMENTEL.— ALGUNOS ASPEC
TOS DEL MESTIZAJE EN EL PERÚ DEL SIGLO
XVIII 154
ín —
tiembre. —
Elección de nuevo académico de número:
Dr. Alberto Ulloa Sotomayor. p. 39¿