Expertos investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) o del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), aseguran que el ruido es un grave problema de salud pública, al cual aún no se le presta la suficiente atención. A pesar de estar poco estudiado este tema, existen investigaciones en España que relacionan directamente la presencia de ruido con el aumento de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, neurológicas, aumento de ingresos por diabetes, alzhéimer, parkinson o esclerosis múltiple o el nacimiento de bebés prematuros y con bajo peso. En estos estudios se demuestra como el cuerpo reacciona al ruido interpretando éste como una agresión a la que hacer frente con todo un mecanismo metabólico que desgasta el organismo y a la larga debilita el sistema inmunológico y provoca desequilibrios bioquímicos. De esta forma se produce un empeoramiento de enfermedades existentes y hace más vulnerable a la población a padecer otras nuevas.
El tráfico es el responsable del 80% del ruido en las ciudades y en otra reciente investigación, procedente del instituto catalán ISGlobal y la Universidad de Boston, se ha concluido que la exposición a ruido elevado de tráfico aumenta un 30% el riesgo de sufrir un ictus más grave.
La OMS también califica el ruido como una “amenaza infravalorada” con efectos no sólo en la alteración del sueño sino en problemas cardiovasculares, empeoramiento del trabajo o el rendimiento escolar de los niños, estrés, problemas respiratorios y otros efectos tanto a corto como a largo plazo. Para este organismo, el ruido es la mayor causa de enfermedad en Europa Occidental, solo por detrás de la contaminación del aire por partículas finas (PM2.5).
La falta de mediciones y de concienciación sobre el problema de la contaminación acústica dificulta el abordaje del problema, pero es responsabilidad de toda la sociedad, organismos públicos que pongan en marcha medidas efectivas y población que las exija y denuncie, solucionar este problema.

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