Si bien sabemos sobre el ancestral anhelo del ser humano de surcar los cielos como un ave, un tanto menos conocidos son sus intentos por adentrarse en un mundo en el que, como animal terrestre, el hombre se ve privado de la más básica de sus funciones: respirar. Sin embargo, no por ser algo desconocido significa que el ingenio humano no haya buscado las formas más diversas de asomarse a este mundo que, por sus limitaciones biológicas, se le encuentra vetado: el fondo del mar.

Desde los urinatores romanos, pasando por los ingenios promovidos por la Corona española para rescatar los tesoros de los galeones hundidos, hasta llegar a los submarinos nucleares que pueden pasar meses en las profundidades del océano. Hoy, precisamente los submarinos se cuentan por cientos y cada vez se hallan más especializados en ciertas tareas específicas para las cuales han sido diseñados. En la siguiente imagen interactiva os mostramos algunos de los secretos del sumergible científico en el que con motivo de la expedición a la Antártida a bordo del buque rompehielos Artic Sunrise de Greenpeace, nos adentraremos en las profundidades del océano Antártico para descubrir algunos de los secretos de su biodiversidad más inexplorada.