Los secretos del cerro, entre amuletos y fe
Ni bien se levanta el telón de la festividad de Urkupiña comienza a fluir el mar de ilusiones de al menos medio millón de peregrinos que, cada año, se convierten en protagonistas de una tradición, que comenzó antes de la llegada de la cruz y la espada a estos valles y que ha sobrevivido al tiempo. Su historia está atada al cerro de Cota, donde la Virgen de Urkupiña se le apareció a la pastorcita. Desde entonces, el lugar es el sitio de rituales que evocan a la fertilidad, el capital y los anhelos más personales de los devotos, que entre el 14, 15 y 16 de agosto llegan hasta al Santuario de Urkupiña.
“Antes, los peregrinos se llevaban piedras (principal símbolo de la fiesta), que representaban el dinero, el capital, que la Virgen les prestaba a los devotos…Ahora, además se llevan a la Pachamama (Madre Tierra), para que les dé terrenos y negocios”, contó una de las vendedoras de artesanías del Santuario de Urkupiña, María Ferrufino.
El apego por la Madre Tierra está conectado al simbolismo de la piedra o roca del cerro de Cota, de donde los peregrinos extraen pedazos, que luego challan y bendicen ante la Virgen de Urkupiña.
En la actualidad el sapo, también es asociado con la Pachamama. Según la cosmovisión andina, el animal tiene diversos significados como dinero, medicamento y agua. Aunque por mucho tiempo prevaleció más su mala fama por ser utilizado para maleficios. Los artesanos de Urkupiña han diversificado la oferta del sapo: los hay desde miniaturas hasta parejas. Según uno de los comerciantes que vende artesanías desde hace 40 años en el cerro de Cota, Emilio Bellot: “El sapito es para la buena suerte de los negocios, la abundancia. Hay varios modelos, depende del gusto de la gente”.
Además del sapo, se han puesto de moda otros amuletos como el elefante, el conejo, la herradura, las estrellas de mar, el gallito, las piedras de la buena suerte, las ollitas de la abundancia, las esencias y los bebés de yeso.
Según otra de las artesanas, Isabel Quispe, la fertilidad es otra demanda frecuente de los peregrinos a la Virgen de Urkupiña: “El gallito (de preferencia rojo o negro) es para buscar pareja. Las solteras son las que más buscan; los hombres también piden gallinita. Los llevan a la Virgen y les concede su deseo”.
Los artesanos han sido testigos silenciosos de los milagros atribuidos a la Virgen. “Ella (la Virgen de Urkupiña) cumple si tienes fe y trabajas para lograr lo que pides”, remarcó Emilio Bellot. Siguió, María Ferrufino: “Depende de la fe que tenga cada persona, yo tengo caseros que vuelven cada año”.
Hacen pedidos específicos
Además del dinero que se le pide a la Virgen de Urkupiña, ahora los devotos piden otros favores: fertilidad, viajes, éxito laboral, licencias de conducir, certificados de nacimiento, cédulas de identidad, además de negocios específicos (peluquerías, tiendas, sastrerías, micromercados, cabinas telefónicas).
Aunque perduran los pedidos tradicionales como el auto y la casa, hay una tendencia a demandar beneficios materiales, como celulares, herramientas y materiales de construcción. Amén de lo indispensable para una casa: heladeras, cocinas y muebles.
Los comerciantes también advierten de un incremento de peregrinos del exterior del país. Comentaron que a diferencia de los devotos locales, los forasteros piden grandes cantidades de dinero: “Le piden a la Virgen 100 mil dólares”, enfatizó un vendedor. Por ello, todos los puestos instalados en las afueras del cerro de Cota, exponen billetes de alasitas en dólares, euros y bolivianos.
Como no hay edad para los pedidos, un gran número de devotos son jóvenes, que le piden a la Virgen de Urkupiña diplomas profesionales y becas de estudio. Otro rubro con gran demanda son los transportistas: ellos mantienen en vigencia la oferta de réplicas de camiones, hechos artesanalmente, con las mismas características que los verdaderos en cuanto a los materiales: cabinas anchas y carrocerías de madera.
Los cambios de la Virgen
Los artesanos también representan de mil formas a la Virgen de Urkupiña. Los más creativos la han colocado dentro de una gruta, hecha con la piedra del cerro de Cota, donde el 16 de agosto se realiza el calvario.
Hay quienes la presentan con una vestimenta clásica: túnica, bordados con hilos de dorados y encajes. Otros, le ponen un atuendo indígena: con sombrero y un vestido hecho con tejidos de aguayo.
Como la imagen fue declarada en 1998 Patrona de la Integración Nacional también se la puede ver luciendo una banda con la tricolor.