La nueva Miss Universo, la venezolana Stefanía Fernández, aseguró ayer que rechazó someterse a una cirugía estética antes del concurso, aunque no por eso rechaza a quienes quieran pasar por el quirófano para lograr sus sueños de belleza.

Fernández, que el pasado fin de semana se alzó con la corona de la mujer más bella del planeta, explicó que le tiene mucho miedo a las cirugías e incluso a que le saquen sangre, razón por la cual no quiso operarse, como le sugirieron.

"Tengo que confesar que temo muchísimo cuando voy a sacarme sangre o ponerme una vacuna. Soy una niña y tiene que estar mi mami a mi lado. Todo el mundo se burla de mí, dicen 'esa muchacha tan grande y todavía se pone con esas cosas', así que someterme a una cirugía, ¡no!", señaló en la sede de Miss Universo en Nueva York.

"Osmel (Sousa, presidente de Miss Venezuela) me dijo una vez 'te quedaría bien tal cosa, que te operaras, pero tú eres la que decides, es tu cuerpo, tú tienes en tus manos decidir si te operas' y dije que no, gracias", señaló la venezolana, que no quiso especificar qué parte de su cuerpo debía someter al bisturí.

La reina de belleza de origen gallego, que vivirá en Nueva York durante el año de su reinado, señaló que aunque no se operaría "nada", de niña tenía "un complejo muy grande" por su largo cuello, pero aseguró que ya aprendió "a vivir con ello".

Fernández, con 1,77 metros de estatura, hizo historia cuando recibió la corona de Miss Universo de manos de otra venezolana, Dayana Mendoza, dando así el sexto título de belleza a su país, el primero que en 57 años del concurso gana dos años consecutivos.

La joven, admiradora de Luis Fonsi, Audrey Hepburn, David Beckham y Angelina Jolie, admitió que, ya instalada en Nueva York, ha asumido que realmente ganó el concurso, después de tres años de participar en diversos certámenes de belleza.

"Cuando ya estuve en Nueva York, solita en mi apartamento, me dije 'es verdad, es verdad", señaló Fernández, que lucía un vestido corto rosa pálido y un collar a juego, mientras sostenía sonriente la corona de diamantes y rubíes, símbolo de su sueño hecho realidad.

"Ya tengo mi corona, la siento, ya no está en el piso", señaló al recordar que, al ser coronada, se le cayó al suelo.

Stefanía Fernández, cuyo corazón pertenece a su novio Julio, aseguró que le esperan muchos retos durante el próximo año, como ser una voz en la lucha contra el Sida -un compromiso de la organización Miss Universo- y representar bien su papel.

Indicó también que tiene interés en trabajar por los ancianos, ya que dijo que muchos han sido olvidados por su familia.

"Viví muy de cerca una experiencia en mi país, donde visité una residencia para ancianos. Me impresionó mucho verlos sin cama, tirados en el piso, en condiciones muy feas. Pensé que, en lugar de que sus últimos años de vida fueran los mejores, para ellos, eran los peores", señaló esta nieta de españoles.

La nueva reina de belleza se describe como una mujer "luchadora y perseverante", cualidades que heredó de sus abuelos maternos, de origen ruso-polaco, que vivieron la II Guerra Mundial y llegaron a Venezuela, "un país con otra cultura y otra lengua", y también de los paternos, que son gallegos y "también sufrieron mucho".

"A Venezuela emigraron muchas personas de distintos países que se fueron mezclando", señala. "Y el mestizaje hace que la gente sea más guapa". Ahí radica la belleza de Stefanía, nacida en la ciudad de Mérida (estado de Barinas), y cuya madre es mitad rusa, mitad polaca; mientras que su padre nació en Nigrán.

"Tengo esa sangre rusa-polaca-española-venezolana muy marcada, de gente que lucha por lo que quiere con un sonrisa. Si te cierran una puerta en la cara, luchas para que te abran otra. Tengo ese temple", afirma Stefanía.

Fernández, la menor de tres hermanos, se confesó también admiradora de su padre, quien "desde los ocho años jamás pudo estudiar ni agarrar un libro, y hoy es un gran empresario".

Indicó además que de sus padres aprendió "la responsabilidad, la conciencia, la disciplina y la perseverancia", valores que transmitiría a sus hijos.

Fernández dijo que siempre ha soñado "en grande", algo que, a su juicio, le llevó a conseguir la corona de Miss Universo.

Sus propósitos son "hacer un buen papel" como Miss Universo, ser una persona auténtica y espontánea, aprender inglés y obtener un título universitario en comunicación para complacer a su padre.

Fernández informó de que visitará su país el próximo septiembre, cuando espera conocer a su primera sobrina, que nació el día antes de que ella partiera hacia el concurso de Miss Universo en Bahamas, y aprovechar para saborear "las arepas y el pabellón criollo" que tanto le gustan.