Las chicherías fueron parte de la vida local

Estos locales fueron combatidos por las autoridades policiales e instituciones que trabajaban por la buena imagen de la ciudad y para alejar a la gente del consumo excesivo de la chicha de jora, cuya fermentación total era la causa de la pérdida de control de sus adeptos más empedernidos.

Las chicherías atendieron por muchos años y en buen número en distintos sectores de la ciudad; es pues imposible y hasta un acto de mojigatería no recordarlas. Vendían a los parroquianos (jornaleros, vendedores, cargadores e incluso estudiantes y profesionales) no solo el claro de jora sino la chicha bien fermentada.

Publicidad

Había pues bastante gente que no se controlaba en sus bebederas y al final quedaba inconsciente dentro y fuera del local, sin las pocas monedas ganadas en sus modestos oficios del Guayaquil de la primera y parte de la segunda mitad del siglo XX.

Hubo chicherías en los alrededores del Mercado Central, Aguirre y Chanduy (Francisco García Avilés), Quinta Pareja y otras barriadas. Los visitantes compraban la chicha por galones, medios galones, jarras y botellas; a veces la mezclaban con aguardiente o algún otro aditamento como huevos crudos, gaseosas, etcétera.

Abuelos, padres y el cronista local Guido Garay mencionaron siempre la chichería de Josefina Vaca –Mama Vaca– frente al Mercado Central, sitio de reunión de consumidores que sin formulismo alguno se entregaban por igual a beber, charlar y hasta cantar con los músicos populares que paraban o aterrizaban en el sitio.
Germán Arteta Vargas

Publicidad

Guayaquil flor de natura y de fulgores/ en tus tibias noches mil luceros/ iluminen desde el cielo tus senderos/ divinas luces Guayaquil de mis amores.
José Ramón Farfán