«Atravieso un momento muy bueno. ¿El mejor? Es que llevo diciendo eso muchos años (risas). Pero estoy trabajando más que nunca, haciendo proyectos que soñaba, y he vuelto a encontrar el amor. Así que sí, ¡estoy en un momentazo!». Tener frente a frente a Juana Acosta (Cali, Colombia, 1976) siempre es un chute de energía. Es imposible resistirse a su alegría, su entusiasmo y su pasión por todo lo que hace. Madre, actriz por profesión y devoción, y ahora también productora –ha fundado recientemente, junto a su hermana Valentina, Calité Films, una empresa de creación y desarrollo de contenidos para series, teatro y películas–, Juana es sofisticada, libre y rebelde. Precisamente los mismos atributos que comparte con la nueva colección Grain de Café de Cartier, que la acompaña en este reportaje. Una línea de la maison, inspirada en la forma del grano de café, que gozó de gran éxito en los años cincuenta y sesenta, y que vuelve renovada. «Para mí, esto es el lujo: piezas elegantes, atemporales, con clase y, a la vez, simples, nada estridentes. Así es también un grano de café. ¿Y quién mejor que yo, amante del café –lo dice con uno acompañado de leche vegetal entre sus manos– y originaria de Colombia para lucirlas?», afirma entre risas.

juana acosta y cartier
François Rotger
Vestido negro de tul drapeado y conjunto de lencería de seda, todo de Dolce & Gabbana. Pendientes y anillo ‘Grain de Café’ de oro amarillo y oro blanco engastado con diamantes, ambos de Cartier. En la foto anterior, mono blanco de tirantes anchos de Chanel. Gargantilla y anillo ‘Grain de Café’ de oro amarillo y oro blanco engastado con diamantes de Cartier.

Estrenas este julio Del otro lado del jardín, tu primera película como productora. ¿Cómo te sientes?

¡Emocionada! Era algo que deseábamos tanto mi hermana y yo. Se trata de un proyecto junto a HBO, y cuenta la historia real del autor, el escritor colombiano Carlos Franz que, en el 2006, ayudó a morir a su madre, cuando en Colombia no era legal. Él quiso quitarse la vida también después, porque tenía una relación particular con ella, pero no lo consigue. Y cuando se despierta, aparece esposado en una cama acusado de matricidio. Su juicio es la columna vertebral del filme.

Y, además, eres una de las protagonistas.

Interpreto a la fiscal. Una mujer muy conservadora, con una hija adolescente, que al principio se muestra implacable, va a saco a por el acusado. Pero, según avanza la causa, sus valores y sus decisiones empiezan a cambiar. Este personaje ha supuesto un reto enorme para mí. No sólo por ocupar el papel de actriz y de productora, sino porque nunca había trabajado con ese vocabulario judicial tan técnico. Aunque estamos absolutamente felices y hemos aprendido mucho todos.

¿Cómo se compaginan esas dos facetas?

En este proyecto, aunque participaba en la toma de decisiones, yo era actriz y mi hermana, productora. Pero estoy viendo la profesión desde otra perspectiva. Y me apasiona. Me encanta seleccionar y leer libros para intentar comprar los derechos, diseñar el equipo perfecto para llevar a cabo cada trabajo, toda la labor previa de lectura de guiones, el ambiente en el set de rodaje, delante y detrás de la cámara... Como productora, tienes una participación muy activa en todo el pro-ceso creativo. Trabajo más que nunca, pero me fascina.

¿Estás enamorada de tu profesión?

Sí, es uno de mis grandes amores. Disfruto de cada fase. Pero no quiero ser la actriz que no tiene nada que contar o que cuenta lo que le dictan. Por eso nació la productora, para dar vida a los proyectos que echábamos en falta. Supuso pasar de la queja a la acción.

«Con la edad, confías más en tu criterio. Por eso, quieres generar propuestas y hablar sobre lo que te interesa»

¿Qué otras ideas tenéis entre manos?

Estamos desarrollando cinco, y espero que dos se pongan en marcha en 2024. Son todas historias de mujeres, muy enfocadas en las voces latinoamericanas de la literatura. Queremos narrar cosas que se alejen de los estereotipos, con las que todas nos sintamos identificadas. Se trata de relatos con una mayor madurez, porque el mercado pide voces jóvenes, pero también adultas. Y también buscamos tejer redes de mujeres creadoras. Mi hermana y yo nos hemos cruzado durante todos los años que llevamos trabajando aquí, yo casi 25 ya, con mujeres talentosísimas en diferentes áreas. Así que, sin caer en una posición extrema feminazi (sonríe), nos proponemos fomentar que haya más mujeres como cabezas de equipo y en todas las distintas etapas del proceso.

¿Ha cambiado la edad tu forma de ver el cine?

A medida que crecemos, dejamos de mirar tanto nuestro ombligo. Te relajas, confías más en tu criterio. Hay otro peso en la vida que tiene que ver con la experiencia profesional y vital, por ejemplo, la maternidad, como es mi caso y el de mi hermana. Y, por eso, quieres generar propuestas y hablar sobre las cosas que de verdad te interesan.

¿Te arrepientes de alguno de tus trabajos?

No, porque de cada uno he aprendido, y una cosa me ha llevado a la otra. En mi profesión, hay algo que tiene que ver con el valor artístico, pero existe otro factor que es el aporte humano. Y las relaciones que se generan en los rodajes son muy reales. He creado muchos vínculos personales a lo largo del camino, y por eso, ahora, en la productora estamos rodeadas de los mejores. Algunos trabajos no han tenido el éxito que se esperaba o han sido más alimenticios, porque hay que pagar facturas, pero han sido todos valiosos a su manera. Y, con los años, más allá del éxito, disfruto del proceso. Cada vez le dedico más tiempo a la preparación.

juana acosta y cartier
François Rotger
Levita de Givenchy. Cadena con colgante, brazalete y anillos ‘Grain de Café’ de oro amarillo y oro blanco engastado con diamantes, todo de Cartier.

Leer es otra de tus grandes pasiones.

Siempre he sido una lectora voraz, desde pequeña. Y ahora, gracias a la productora, estoy conectando con el mundo de la literatura de otra manera.

¿Cuáles son tus libros de cabecera?

Algunos de los que me han atrapado recientemente son Los abismos, de Pilar Quintana, Niebla ardiente, de Laura Baeza, y Las noches habitadas, de Alma Delia Murillo. De los dos últimos hemos comprado los derechos para hacer las series.

Acabas de terminar la gira de El perdón, la obra en la que hablabas del asesinato de tu padre cuando eras adolescente. ¿Has logrado cerrar la herida?

Sí. He podido mirar a los ojos a esa niña de 16 años desde la mujer que soy ahora, con 46, y hay algo que se ha calmado en ella. Ha sido muy satisfactorio, muy catártico y reparador. Aunque muy agotador también. Estoy feliz de haberlo hecho, pero también de concluirlo. Y encima de la forma en que lo hice, con una función en Cali con toda nuestra familia y amigos. Fue el homenaje perfecto a mi padre. Pero se acabó. A otra cosa. De hecho, me he regalado esta joya para celebrarlo. Siempre lo hago cuando termino proyectos importantes.

¿Qué significado tienen para ti las joyas?

Con 20 años todo era más bohemio y hippy, pero a los 30 me empezaron a interesar. ¡Y a los 40, ya ni te cuento! Es como si hubiesen adquirido otro valor, uno nuevo añadido más ligado a lo sentimental, al recuerdo, al paso de generación en generación.

¿Cómo apareció Cartier en tu vida?

¿Ves este anillo? (Se señala el dedo meñique). Me lo dio mi madre hace años. La primera vez que oí hablar de Cartier fue a ella por esta pieza precisamente (el icónico Trinity). Lo llevaba siempre en este dedo. ¡Y me parecía tan sexy! No me lo quito jamás. Así que nuestra historia es muy bonita y ya bastante larga (risas).

juana acosta y cartier
François Rotger
Vestido lencero de seda con tirantes y cinturón de cuero, ambos de Prada. Colgante y anillo ‘Grain de Café’ de oro amarillo y oro blanco engastado con diamantes, los dos de Cartier.

*PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE: GABRIEL LLANO. AGRADECIMIENTOS: FOUR SEASONS HOTEL GEORGE V (PARÍS)