ARTÍCULOS
Historia y comunicación social
ISSN: 1137-0734
http://dx.doi.org/10.5209/HICS.64463
Vindicación feminista. Un caso paradigmático de exclusión en la historia
del periodismo en España
Nuria Varela Menéndez1
Recibido: 1 de septiembre de 2018 / Aceptado: 28 de marzo de 2019.
Resumen. La historia del periodismo español continúa ciega al género. Las mujeres periodistas no
aparecen -ni sus nombres, ni sus trabajos, ni sus aportaciones-, en el relato general y tampoco tienen
presencia en relatos específicos, inexistentes, tanto en los planes de estudios como en los manuales y
textos de referencia. El relato de la historia del periodismo español, en realidad, es un relato de exclusión. En este artículo se propone el ejemplo de Vindicación Feminista, la revista feminista aparecida en
la Transición, como paradigma de dicha exclusión básicamente, por tres razones. En primer lugar, por
el momento de su nacimiento, especialmente notable desde el punto de vista social, político y mediático. En segundo lugar, porque en sus páginas escribieron las periodistas más destacadas de la época,
en realidad, buena parte de las periodistas españolas más destacadas de la segunda mitad del siglo XX.
Y, en tercer lugar, porque adelantó, en sus reportajes, los temas más relevantes y polémicos para la democracia que anunciaba la Transición, temas que aún están presentes en la agenda política y mediática.
Palabras clave: Historia del periodismo; medios de comunicación; androcentrismo; perspectiva de
género.
[en] Vindicación Feminista. A paradigmatic case of exclusion in the history
of journalism in Spain
Abstract. The history of Spanish journalism continues blind to the genre. Women journalists do not
appear -not their names, nor their work, nor their contributions-, in the general narrative, nor do they
have a presence in specific stories, nonexistent, in the curricula as well as in the manuals and reference
texts. The story of the history of Spanish journalism, in reality, is a story of exclusion. In this article we
propose the example of Vindicación Feminista, the feminist magazine that appeared in the Transition,
as a paradigm of exclusion basically for three reasons. In the first place, the moment of its birth, especially relevant from the social, political and media point of view. In second place, because in its pages
the most outstanding journalists of the moment, in fact, a good part of the most outstanding Spanish
journalists of the 20th century. And, third, because it advanced, in its reports, the most relevant and
controversial issues for democracy that announced the Transition, issues that are still present in the
political and media agenda.
Keywords: History of journalism; media; androcentrism; gender perspective.
Sumario: Introducción. 1. Las mujeres en la historia del periodismo español. 2. Contextualización de
la prensa en los últimos años del franquismo y la Transición. 3. El relato de la historia del periodismo
español durante los últimos años del franquismo y la Transición: la exclusión de las mujeres y los medios feministas. 4. Vindicación Feminista, un caso paradigmático. 4.1. Marco histórico. 4.2. Contenidos
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Instituto de Investigaciones Feministas.
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de Vindicación Feminista. 4.3. Periodistas y colaboradoras de Vindicación Feminista. 5. Conclusiones.
Bibliografía.
Cómo citar: Varela Menéndez, N. (2019). Vindicación feminista. Un caso paradigmático de exclusión
en la historia del periodismo en España, en Historia y comunicación social 24.1, 7-28.
Introducción
Las investigaciones más reciente han demostrado que las variables sexo y género
aún no están consideradas en la Academia en general y en los campos específicos
del conocimiento en particular. Su ausencia o desconsideración se observan en las
humanidades, las ciencias sociales, las ingenierías o la medicina. En todo el ámbito
científico y del conocimiento aún perviven estereotipos y sesgos androcéntricos2 que
se manifiestan en la investigación, en el desarrollo tecnológico y en la docencia.
Solo en las últimas décadas, los estudios de género han aportado al conocimiento la
parte que la Academia había dejado fuera al tiempo que han contribuido a reducir
sesgos y errores tanto en conceptos como en teorías.
Uno de los campos, hasta el momento, más ciego al género, ha sido la historia, de
donde sistemáticamente se han excluido las mujeres, tanto como protagonistas de los
distintos acontecimientos como en su faceta de creadoras y pensadoras. Del mismo
modo y con las mismas dinámicas, se han silenciado, excluido o minusvalorado sus
creaciones, reflexiones y aportaciones a todos los ámbitos del saber. La historia del
periodismo no es una excepción.
1. Las mujeres en la historia del periodismo español
Podemos marcar como momentos clave para las mujeres en el periodismo, la revolución de septiembre de 1868, La Gloriosa, y la aprobación de la Constitución de 1876,
texto en el que se recoge la libertad de prensa. Es ésta una época de cambios en la
que, en este breve repaso a modo de contextualización de las mujeres en la historia
del periodismo español, podemos marcar un punto de salida aunque eso no signifique obviar destacados antecedentes como las pioneras Francisca de Aculodi o Beatriz Cienfuegos. Francisca de Aculodi está considera la primera mujer que se dedicó
al periodismo, entre 1687 y 1689, una fecha incluso anterior a la británica Elizabeth
Mallet, fundadora en 1702 en Inglaterra del Daily Courant, quien está reconocida
internacionalmente como la primera mujer editora y periodista de la historia. Sobre
Beatriz Cienfuegos aún existen dudas sobre si fue realmente quien escribía La Pensadora Gaditana, creada en 1763 y considerada una de las primeras publicaciones
periódicas escritas por una mujer. Por el tono moralizante de su mensaje, despertó
las sospechas de quienes llegaron a declarar que a través de la gaditana escribía un
2
En este artículo consideramos el androcentrismo como el sesgo que toma al varón como medida de la humanidad y falso neutro universal, es decir, al punto de vista que solo se ocupa de una parte de la humanidad (los
varones) excluyendo a las mujeres.
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cura aunque algunas investigadoras como Cintia Canterla-González (1999) sostienen que todo parece indicar que los datos que hoy existen sobre Beatriz Cienfuegos
se aproximan a la realidad, y que, junto a Rosario Cepeda -también colaboradora en
la prensa gaditana de la época-, fue fundamental para asentar un pensamiento que
años después cristalizaría en la Constitución de 1812.
En el siglo XIX, tras importantes pioneras como las que acabamos de citar, nos
encontramos con nombres relevantes -tanto desde el punto de vista de los cambios
que impulsaron con sus vidas como desde el punto de vista de la valía de sus obrascomo Emilia Pardo Bazán o Concepción Arenal. Concepción Arenal nació en El
Ferrol (A Coruña) en 1820 y decidió que estudiaría Derecho en la Universidad de
Madrid. Para ello se vistió de hombre y acudió como alumna oyente. Teniendo en
cuenta que la abolición definitiva de la Inquisición se produjo en 1834, lo de Concepción Arenal fue más que un acto de rebeldía (Varela, Nuria, 2003)3. Ella misma
se consideraba una reformista, y así, toda su vida hizo lo que quiso con inteligencia,
audacia y sorteando una dificultad tras otra. El precio: esconder que era una mujer.
En 1860 escribió La beneficencia, la filantropía y la caridad, obra de tal envergadura que mereció el premio de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
La presentó a concurso con el nombre de su hijo Fernando al sospechar que los
académicos no iban a conceder el galardón a una mujer. Académicos y público se
quedaron pasmados cuando fue a recoger el premio un niño de diez años cogido
de la mano de su madre. Aunque lo intentaron, ya no podían echarse atrás, así que
Concepción Arenal se convirtió en la primera mujer premiada por una Academia
(Telo, María, 1995).
Concepción Arenal continuará usando ropas masculinas tras casarse con Fernando García Carrasco para acudir juntos a las tertulias que por aquel entonces se
celebraban en Madrid. Arenal conseguía de esta manera no ser importunada. El matrimonio también comparte las colaboraciones periodísticas en el diario La Iberia
hasta que Fernando García enferma de tuberculosis y es ella quien escribe los artículos, firmados con el nombre de su marido. Cuando queda viuda, su mejor amigo le
demuestra al director del periódico que es ella quien realmente los escribe y, por lo
tanto, lo justo de mantenerle el trabajo –y el sueldo–, único ingreso con que contaba
para ella y sus dos hijos. El director acepta, pero en lugar de las dos onzas de oro que
recibía su marido, decide pagarle la mitad (Caballé, Anna, 2004).
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue hija única de una familia con economía desahogada, y con diecisiete años ya estaba casada con José Quiroga, con quien tendrá
un hijo y dos hijas. Las filias y fobias políticas de su padre llevaron al joven matrimonio de Galicia a Madrid y de allí por media Europa así fue como Pardo Bazán se
hizo ilustre antecesora de las corresponsales en el extranjero enviando sus artículos
desde Roma, París o Venecia. Cuando en 1873 la familia regresa a Madrid, Emilia
Pardo Bazán tiene veintidós años y ya había aprendido inglés, francés y alemán. La
escritora comienza a publicar novelas con reconocimiento del público hasta que escribe unos artículos sobre el naturalismo que resultan muy polémicos y la colocan en
el centro de todas las críticas. Emilia Pardo Bazán vivió y escribió hasta su muerte,
en 1921, para ser libre y económicamente independiente. En 1890, publica La mujer
española, una compilación de artículos en los que trata, entre otros, los temas de la
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A lo largo del artículo, todas las citas, así como la bibliografía, mencionan el nombre y apellido del autor o
autora, precisamente para evitar la invisibilización de las mujeres, para no incurrir en lo que se denuncia.
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educación y la maternidad. Sobre el primero, se distancia de quienes defienden la
educación femenina para que las mujeres puedan ser mejores madres e instruir mejor
a sus hijos:
… considero altamente depresivo para la dignidad humana el concepto del destino
relativo, subordinado al ajeno. La instrucción y cultura racional que la mujer adquiera, adquiéralas en primer término para sí, para desarrollo de su razón y natural
ejercicio de su entendimiento.
Y sobre la maternidad, rotunda y lúcida escribe:
Además de temporal, la función (de la maternidad) es adventicia: todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol
frutal, que solo se cultive por la cosecha.
A pesar de su ausencia en los textos de referencia de la historia del periodismo
español, Pardo Bazán colabora en la mayor parte de las cabeceras periodísticas del
momento: El Imparcial, La Ilustración Española y Americana, La Ilustración Gallega y Asturiana, El Heraldo Gallego, Blanco y Negro, El Liberal, Revista Contemporánea, Raza Española, Revista España…
Contemporánea de Arenal y Pardo Bazán fue Concepción Gimeno (1859-1919)
y también Carmen de Burgos (1867-1932), quien firmaría como Colombine y quien
es considerada la primera “redactora”. Carmen de Burgos escribió en el Diario Universal y de manera más esporádica, en El Globo, La Correspondencia de España, el
Heraldo de Madrid, Mundo Gráfico, Nuevo Mundo, La Esfera y Prometeo. Además
fundó la Revista Critica y fue corresponsal en Marruecos durante la guerra de 1909.
Contemporánea de las anteriores es Sofía Casanova (1861-1958), considerada la
primera reportera de la historia del periodismo en España. Publicó sus crónicas en
los periódicos más importantes del Madrid de la época, como ABC, La Época, El
Mundo, El Imparcial y también en prensa internacional, como The New York Times.
Aunque la primera en cubrir un conflicto bélico fuese Carmen de Burgos, Sofía
Casanova, escribe sobre las guerras que se desarrollaron en Europa en la primera
mitad del siglo XX, como las crónicas que envía desde Polonia y Rusia en los años
iniciales de la I Guerra Mundial, las que escribió sobre la Revolución Rusa y también
sobre la II Guerra Mundial.
Como señala Asunción Bernárdez (2013) Cuando Sofía Casanova nace en 1861
en España se había ido formando a lo largo del siglo XIX una prensa conservadora dedicada a las mujeres, dirigidas por hombres y dedicadas a extender el ideal
de “El Ángel de Hogar” con cabeceras como El Té de las damas, El Periódico de
Damas, o El Defensor del Bello Sexo. Sin embargo, allí publicaban autoras tan importantes como Cecilia Böhl de Faber quien firmaba con el pseudónimo de Fernán
Caballero (1796-1877) o Carolina Coronado (1820-1911). Esta prensa conservadora
fue abriendo espacio para que pudieran surgir las primeras publicaciones periódicas
dirigidas por mujeres como El Correo de la Moda (1851-1893), dirigida por Ángela
Grassi (1823-1883), o la publicación La Violeta, de la que se hizo cargo Faustina
Sáez de Melgar (1834-1895) en 1862; sin olvidar tampoco, la importante figura de
Pilar Sinués de Marco (1835-1893) que dirigió El Ángel del Hogar y La moda elegante ilustrada.
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Gracias a estas cabeceras en las décadas posteriores, es posible que vayan surgiendo publicaciones cada vez más alejadas de la mentalidad isabelina, como La
voz de la caridad, fundada en 1870 por Concepción Arenal, y La Ilustración de la
Mujer (1872-1884), fundada por Concepción Gimeno, con la intención explícita de
defender los derechos de las mujeres. No debemos olvidar tampoco el inicio de la
importante publicación de Emilia Pardo Bazán Nuevo Teatro Crítico (1891-1893),
una revista literaria que tenía como fin explícito la “agitación social”. Cuando Sofía
Casanova con catorce años llega a Madrid, las publicaciones donde muchas mujeres
de la burguesía encuentran un espacio como lectoras, como autoras o incluso como
directoras son ya una realidad (Bernárdez, Asunción, 2007: 24).
El último año del siglo XIX nacía en Ucieda Consuelo Berges (1899-1988). Terminada la carrera de maestra, se va a Cabezón de la Sal para impartir clases en
la Academia de Torre, en una situación singular. Matilde de la Torre (1884-1946),
fundadora de la academia, no tenía título de magisterio y para preparar alumnos de
bachillerato necesitaba el aval de una titulada y ésta fue Consuelo Berges. Matilde de
la Torre fue colaboradora de El Socialista, La Región y Norte y fue en su academia
donde Consuelo Berges conoció a Víctor de la Serna, fundador en Santander del
periódico La Región, que es donde Consuelo publica sus primeros artículos con el
seudónimo de Yasnaia Poliana. Berges fue colaboradora de periódicos en Perú y Argentina donde llegó a dirigir la revista Cantabria en 1929 y a partir de 1936, en Barcelona, comenzó a trabaja en la revista Mujeres Libres junto a Rosa Chacel, Carmen
Conde, Sara Berenguer, Suceso Portales, María Jiménez, Concha Liaño, Lola Iturbe,
Antonia Fontanillas y Mercedes Comaposada Guillén. La revista Mujeres Libres nació en 1934, cuando Amparo Poch y Gascón, Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada la fundaron como un medio portavoz de la Federación Mujeres Libres, la
organización de mujeres anarquistas. La Federación creció rápidamente y en octubre
de 1938 tenía más de 20.000 integrantes. Era una revista para mujeres y escrita por
mujeres. Vetó la colaboración de hombres, a excepción del artista Baltasar Lobo, que
era ilustrador y maquetista de la publicación. En mayo de 1936, apareció el primer
número de la revista cuyo editorial decía:
… encauzar la acción social de la mujer, dándole una visión nueva de las cosas,
evitando que su sensibilidad y su cerebro se contaminen de los errores masculinos.
Y entendemos por errores masculinos todos los conceptos actuales de relación
y convivencia: errores masculinos, porque rechazamos enérgicamente toda responsabilidad en el devenir histórico, en el que la mujer no ha sido nunca actora,
sino testigo obligado e inerme… no nos interesa rememorar el pasado, sino forjar
el presente y afrontar el porvenir, con la certidumbre de que en la mujer tiene la
Humanidad su reserva suprema, un valor inédito capaz de variar, por la ley de su
propia naturaleza, todo el panorama del mundo. […] que miles de mujeres reconocerán aquí su propia voz, y pronto tendremos junto a nosotras toda una juventud
femenina que se agita desorientada en fábricas, campos y universidades, buscando
afanosamente la manera de encauzar en fórmulas de acción sus inquietudes.
A principios de siglo XX destaca el trabajo de Eva Nelken (1898-1966) quien
escribió bajo el seudónimo de Magda Donato. En 1917, con 19 años, comenzó a
escribir en el periódico El Imparcial. En 1920 comenzó su colaboración con España,
una de las revistas culturales con mayor prestigio del momento, en la que publicaba
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su columna sobre el feminismo. Más tarde en otros periódicos madrileños y revistas culturales como Estampa, El Liberal, La Tribuna, Informaciones, Heraldo de
Madrid, Blanco y Negro y Ahora hasta el comienzo de la Guerra Civil. Aunque la
periodista más destacada de este periodo es Josefina Carabias (1908-1981), considerada la primera mujer periodista profesional. Hasta ese momento, la mayor parte de
sus antecesoras eran, sobre todo, escritoras que publicaban regularmente sin embargo, Josefina Carabias no tuvo otra profesión que el periodismo, que ejerció durante
toda su vida. Todo ello, con permiso de María Luz Morales (1890-1980), la primera
mujer en España directora de un diario nacional, La Vanguardia, que dirigió entre
1936-1937. Tras la guerra, Morales fue inhabilitada profesionalmente durante todo
el franquismo hasta que con la democracia continuó con su actividad, colaborando
con el Diario de Barcelona hasta su muerte.
Carabias, considerada por la también periodista Pilar Narvión como “la Oriana
Fallaci española”, comenzó, en 1931, a publicar en Estampa y Ahora. Al año siguiente comienza a trabajar como cronista parlamentaria en el periódico La Voz y
en 1933 se incorpora a la redacción de La Palabra, diario hablado matinal de Unión
Radio. Así fue como se convirtió en la primera locutora de noticias de España. En
Francia vivió el exilio y hasta 1950 no pudo firmar con su nombre. Hasta entonces,
escribía bajo el seudónimo de Carmen Moreno. En ese tiempo fue corresponsal en
Estados Unidos y Francia. En 1955 se convierte en la primera corresponsal trabajando en Estados Unidos para tres periódicos y a su regreso a España, comenzó a
publicar en el diario Ya.
2. Contextualización de la prensa en los últimos años del franquismo y la
Transición
Tras la muerte de Franco siguió vigente la Ley de Prensa de 1966, pero gran parte de
la sociedad y de la prensa empezó a comportarse como si las limitaciones a la libertad de expresión hubieran quedado abolidas. Un Real Decreto de 1 de abril de 1977
derogó los artículos más restrictivos de la ley de 1966, proporcionando una mayor
seguridad jurídica, que el artículo 20 de la Constitución de 1978 acabaría de consagrar.
En el mismo mes de abril, Prensa del Movimiento, que había sido disuelto por decreto
ley del día 1 (BOE 7 de abril de 1977), se transformaba en el organismo Medios de
Comunicación Social del Estado (MCSE), adscrito al Ministerio de Información y
Turismo y, tras la supresión de este ministerio en julio del mismo año, al Ministerio de
Cultura. En octubre del mismo año 1977, un real decreto terminaba con la obligación
de conectar las emisoras con Radio Nacional para la trasmisión del diario hablado y
las autorizaba a emitir sus propios informativos, cosa que algunas ya venían haciendo
de forma solapada desde los últimos años del franquismo, como la cadena SER con el
programa Hora 25. En 1976 habían surgido nuevos periódicos para los tiempos nuevos, sin ningún lazo con el franquismo. El primero, en abril Avui, el primer diario en
lengua catalana desde el final de la Guerra Civil. En Madrid, El País y Diario 16, en
mayo y octubre, respectivamente. En 1977 iniciaron su publicación en el País Vasco,
Deia y Egin (Seoane, María Cruz; Saiz, María Dolores, 2007: 297-298).
Señalan las autoras citadas, que en este periodo, la prensa fue vehículo del consenso civil, fue un elemento activador del proceso en favor de la reconciliación
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nacional, de la concordia. El discurso del consenso, que caracterizó sobre todo al
periodo constituyente, fue transmitido y amplificado por los medios de comunicación. Había una voluntad general de no atizar inveterados enfrentamientos, de evitar
actuaciones viscerales, de guardar silencio sobre determinados temas, una actitud,
en definitiva, de prudencia y de moderación. La prensa participó de ese pacto de
silencio ante el temor a que la paz se viese alterada, y así, no reflejó gran parte de las
tensiones entre los distintos grupos parlamentarios, ni las que hubo entre miembros
de un mismo grupo durante los debates constitucionales. Los siete miembros de la
ponencia del Congreso de los Diputados nombrados para elaborar el borrador de la
Constitución aparecieron ante la opinión como «siete hombres buenos», en perfecta
armonía (Seoane, María Cruz; Saiz, María Dolores, 2007:300).
Quizá sea esta la razón, y se aventura en este artículo solo a modo de hipótesis,
por la que no están recogidas, en el relato de la historia del periodismo de este periodo, las voces discrepantes, entre ellas, las voces feministas que interpelaban la
fórmula de una Transición que en lo que respecta a las mujeres mantenía la exclusión
franquistas y, especialmente, la discrepancia con una Constitución que “no tenía
madres”, solo los “siete padres” -o “siete hombres buenos” en palabras de Seoane y
Saiz- y que defraudaba las aspiraciones de las mujeres por formar parte del contrato
social y adquirir la ciudadanía tantos años negada.
3. El relato de la historia del periodismo español durante los últimos años del
franquismo y la Transición: la exclusión de las mujeres y los medios feministas
En el repaso de los libros y manuales de referencia de la historia del periodismo
español, es sobresaliente el clamoroso silencio sobre las mujeres periodistas y especialmente los medios, publicaciones o referencias feministas durante los últimos
años del franquismo y la Transición. Tras la lectura, bien pareciera que las mujeres
no participaron en el debate público durante este periodo histórico. Así, en el trabajo
de Carmen Castro (2010) La prensa en la Transición Española 1966-1978 no hay
ninguna referencia a la cuestión, como tampoco se encuentra reseña alguna en la
Historia de los medios de comunicación en España. Periodismo, imagen y publicidad (1900-1990), manual de referencia coordinado por Jesús Timoteo (1989), ni
siquiera en la cuarta parte del libro dedicada a la Transición y el nuevo sistema y que
comprende los años 1975-1990.
Aún es más significativa la exclusión en la exhaustiva Historia del periodismo
español de Juan Francisco Fuentes y Javier Fernández (1998) donde tan solo se
encuentra una referencia de apenas un párrafo sobre el desarrollo de una prensa
femenina tanto en su vertiente conservadora -La voz de la mujer o Mujeres españolas- como liberal y progresista -Mundo femenino- y en la que se cita a Josefina Carabias (Fuentes, Juan Francisco y Fernández, Javier, 1998: 210). Es más significativa
porque en este cuidado trabajo se pueden encontrar referenciados más de 770 medios
de comunicación.
Algo similar ocurre con la Historia de la prensa de Alejandro Pizarroso (1994)
donde no existe mención alguna ni siquiera en el capítulo dedicado a la evolución
histórica de la prensa en España (Pizarroso, Alejandro, 1994) en el que sin embargo,
junto a cabeceras tan reconocidas como Cuadernos para el diálogo o Triunfo apare-
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cen otras como La Calle que estuvo a la venta poco más de un año, la revista Posible
o incluso revistas taurinas como Dígame o El Ruedo.
En la Historia del periodismo español de José Javier Sánchez y Carlos Barrera
del Barrio (1992), las publicaciones feministas no aparecen ni en el capítulo dedicado al mundo de las revistas (Sánchez, José Javier y Barrera del Barrio, Carlos, 1992:
488) ni aún en el epígrafe específico de revistas combativas (Sánchez, José Javier
y Barrera del Barrio, Carlos, 1992: 489) donde no se abordan pero sí se mencionan
cabeceras como Signo, Posible, Gentleman, Serra D’Or o Presencia. No hay ninguna referencia a la prensa feminista, sin embargo, en este manual aparece incluso un
capítulo dedicado al “boom” de la prensa del corazón.
Por su parte, en Cuatro siglos de periodismo en España. De los avisos a los periódicos digitales, María Cruz Seoane y María Dolores Saiz (2007), sí hacen mención en distintos epígrafes aunque se trata en todos los casos de ámbitos específicos:
“Periódicos para mujeres” (Seoane, María Cruz y Saiz, María Dolores, 2007:50) o
“La mujer y los medios” (Seoane, María Cruz y Saiz, María Dolores, 2007: 201). En
ningún caso aparece tampoco Vindicación Feminista entre los 559 medios referenciados en este manual.
4. Vindicación Feminista, un caso paradigmático
Imagen nº1. Portada del número 1 de Vindicación Feminista
En 1976 salía a la venta el primer número de Vindicación Feminista, fundada por
Lidia Falcón y Carmen Alcalde y dirigida por esta última. Tuvo tres años de vida y
en ese tiempo, logró publicar 30 números a pesar de las dificultades que ponía la Ley
de Prensa aún vigente. Así, el número 15, sufrió orden de secuestro y tres procesos
judiciales.
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Imagen nº2. Portada y sumario del número 15 de Vindicación Feminista
A pesar de todas las dificultades, especialmente legales, Vindicación Feminista
mantuvo su espíritu crítico en temas como la Constitución o la forma de Estado y fue
un referente del feminismo durante la Transición. La revista marcó un verdadero hito
en el campo de las publicaciones de este tipo. Durante tres años, de julio de 1976 a
julio de 1979, salió a la venta de modo regular sin cambiar básicamente ni su formato
ni sus contenidos, y ofreciendo en sus páginas colaboraciones de firmas reconocidas.
La revista se presentaba así:
VINDICACION se propone cubrir el vacío de los medios informativos dedicados
a la mujer. Tratar con dignidad sus problemas específicos de promoción laboral y
profesional, deficiencias de la legislación civil y penal vigentes, todas las dificultades derivadas de una infraestructura inadecuada para la mayor participación de
la mujer en el trabajo asalariado. Discutir, a través de una correspondencia y de
un dinámico intercambio informativo, entre las lectoras y nosotras, las situaciones
más conflictivas en la familia. Informar, y recibir información, sobre, y de, los
movimientos de liberación de la mujer en todo el mundo. Analizar los temas de
actualidad política y cultural que nos afecten, de una u de otra forma.
Practicaremos el servicio de una información profunda y paciente sin dejar nunca
de lado la óptica irónica, sugestiva y creadora, que nos dará el descubrimiento
crítico de ese enorme, ignorado, potencial que encierra el ser de la mujer, nunca
totalmente asumido, ni reconocido.
Barcelona-Madrid
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4.1 Marco histórico
Las tesis sufragistas se habían anotado sus triunfos en la España republicana. El
derecho al voto y la ley del divorcio fueron logros de las feministas, pero logros tan
efímeros como el propio régimen republicano. La Guerra Civil y la dictadura, tras
la victoria de las fuerzas franquistas el 1 de abril de 1939, darían al traste con todo
lo conseguido. Habría que esperar al cierre de ese largo y desgarrador periodo de
cuarenta años para que las mujeres recuperaran el punto de partida que significó la
conquista del voto en 1931.
Tras la Guerra Civil, llegó el exilio, el franquismo y la represión. Miles de mujeres
fallecieron en la contienda y durante las persecuciones posteriores, y otras muchas
salieron al exilio. Las que se quedaron no pudieron continuar el trabajo. Sufrieron la
dura represión y la obligación del silencio.
“Las mujeres nunca descubren nada. Les falta, desde luego, el talante creador,
reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada
más que interpretar mejor o peor lo que los hombres han hecho.” Lo decía en 1943
Pilar Primo de Rivera. Así de radical fue el cambio. La dictadura destrozará todas
las leyes, todos los derechos que tantos esfuerzos habían costado conseguir en el periodo anterior y supondrá la muerte civil para las mujeres. El ángel del hogar volvía
a ser obligatorio. Marichu de la Mora, una de las nietas de Antonio Maura, no deja
lugar a dudas:
“Una cosa queda clara en nuestro espíritu femenino: que en resumidas cuentas,
¡por fin!, hay un Estado que se ocupa de realizar el sueño de tantas mujeres españolas: ser amas de casa” (Varela, Nuria, 2003).
Como señala Alba González (2018: 18-19), hubo verdaderos “oasis” de pensamiento en la dura posguerra intelectual española, como la obra de María Laffitte
(1902-1986), condesa de Campo Alange, que, en 1948, publica La secreta guerra de
los sexos en la Revista de Occidente –un año antes que El segundo sexo, de Simone
de Beauvoir–. Laffitte aportó, entre otros títulos, uno específicamente histórico que
publicó en 1964: La mujer en España. Cien años de su historia, así como varios trabajos pioneros en la recuperación de la figura de Concepción Arenal.
En los años sesenta también fue cuando comenzó su actividad feminista pública
Lidia Falcón, recién concluida la carrera de Derecho. En 1962 publicó Los derechos
civiles de la mujer y dos años después, Los derechos laborales de la mujer. Pero su
prestigio como referente feminista durante décadas llegó con su libro Mujer y Sociedad, publicado en 1969, tras dos años de pelea con la censura, y en él analizaba
las normas religiosas, sociales y políticas que imponían la opresión que las mujeres
habían sufrido a través de la historia en las sociedades cristianas. Aunque en el libro
no faltaban otras referencias y, de hecho, fue el primer texto publicado en España que
denunció la mutilación genital femenina, además recogía un análisis feminista de la
prostitución y también del fenómeno de la quema de brujas (Falcón, Lidia, 2012:87).
Otro “oasis” de pensamiento en el franquismo fue la audacia de Amalia Martín-Gamero, quien en 1975, antes de la muerte de Franco, publicó Antología del
feminismo, donde recuerda la vida y la obra de mujeres como Josefa Amar y Borbón,
Concepción Saiz, Emilia Pardo Bazán, María de Maeztu o Concepción Arenal, pero
también recoge a Mary Wollstonecraft, a las sufragistas más destacadas: Lucretia
Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton… así como a Harriet Taylor y George
Sand, Virginia Woolf o Victoria Ocampo (González, Alba, 2018).
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Pero, siguiendo la imagen de Alba González, eran oasis, grandes excepciones.
Fue en 1975 cuando reapareció el movimiento feminista español tras los cuarenta
años de franquismo y fue como un ciclón. Todo era necesario y todo se hizo al mismo tiempo. Se abre la esperanza de cambiar la vida y las mujeres se organizan para
conseguirlo: grupos de barrio, de autoconciencia, en las empresas, en la universidad,
de amas de casa... Había urgencia por destruir el modelo de feminidad que la dictadura franquista había impuesto. (Montero, Justa, 2004: 107-121).
Las feministas inician su camino trabajando por una sexualidad libre, contra la
penalización del adulterio, por la legalización de los anticonceptivos, la exigencia
de guarderías, de educación sexual, el derecho al divorcio, al trabajo asalariado o la
amnistía para las más de trescientas cincuenta mujeres que permanecían en las cárceles condenadas por los llamados delitos específicos (adulterio, aborto, prostitución).
Se redactan los proyectos de ley alternativos sobre el divorcio y sobre el aborto. Se
ponen en marcha centros de mujeres donde, junto a actividades de denuncia y afirmación ideológica, se facilitan anticonceptivos, que en aquel momento eran ilegales
(Montero, Justa, 2004).
4.2. Contenidos de Vindicación Feminista
Desde sus páginas, Vindicación Feminista, siguió puntualmente los avatares de ese
tiempo crucial como fue la transición a la democracia. Señala María Ángeles Larumbe (2009) que, desde una mirada crítica, la revista analizó con rigor y radicalidad los
acontecimientos que sucedían a diario en ese difícil y singular proceso que se vivió
en España para transformar social y políticamente una dictadura en una democracia.
La Ley para la Reforma y el referéndum para su aprobación, la Constitución, las primeras elecciones generales y municipales, las huelgas, conflictos y reivindicaciones
que jalonaron aquellos años, lo dicho y hecho por los partidos de derechas e izquierdas no les fueron ajenos a las artífices de este particular medio de la prensa escrita.
Como no lo fueron los acontecimientos internacionales que ocuparon las primeras
páginas de los grandes rotativos. Todos fueron diseccionados con talante crítico y
desde una perspectiva feminista, lo que colocó siempre a Vindicación Feminista en
el centro de la polémica y le valió la animadversión de un sistema político que se
reformaba sin dejar de ser patriarcal.
Así, el primer número de Vindicación llevaba a su portada la violencia contra las
mujeres, en un extenso trabajo firmado por Victoria Sau y la lucha de las mujeres
saharauis, un reportaje firmado por Soledad Balaguer. El número 2, vuelve sobre la
violencia contra las mujeres con un reportaje en portada firmado por Lidia Falcón
“Agresiones: Cada día puede morir una mujer”, aunque el tema principal está centrado en las mujeres gitanas, con varios reportajes, el de portada: “Las cali. Entre
el mito de la virginidad y el lumpen”, de Amparo Pineda, en el interior “Mujeres
gitanas: las más oprimidas, las más olvidadas”, firmado por Begoña G. Sampedro.
Dos temas más comparten la portada de este número dos, un documento sobre las
prostitutas y la campaña del Colectivo feminista de Barcelona “Basta de violaciones”. En el número 8 se anuncia “Un nuevo campo de lucha feminista: la locura
femenina”, un tema en el que se profundiza con varios reportajes como “Ser mujer:
un bono en blanco hacia el manicomio” o “Suicidio: el último recurso de la mujer
acorralada”. También en el número 9, dos temas comparten la portada. El primero,
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firmado por Alicia Fajardo, llevaba por título “Lucha feminista. En Italia abortar ya
no es delito”. El segundo, firmado por Soledad Balaguer, “Alcoholismo femenino: la
enfermedad de la frustración”. Un tema, el del aborto, que se retomaría en el monográfico publicado el 15 de enero de 1978 bajo el título “El drama de abortar” y en el
que se repasaba desde el aborto en la República hasta las fórmulas del siglo XIX, la
situación de los abortos en casa y también se recogían relatos vivenciales en la cárcel
y en el hospital. El número 10 dedica íntegramente su portada a la educación de las
mujeres con un reportaje de Amparo Moreno “La educación de la mujer: una estafa”.
En su interior, además de repasar el peso de la educación católica, la depuración de
los maestros y maestras contrarios al franquismo a partir de 1939, también se incluye
un reportaje sobre los juguetes sexistas “Niños, a la guerra. Niñas, a la cocina. El
juguete inductor” firmado por Gumer Fuentes y siguiendo con los estereotipos sexistas, en las páginas de cultura se incluye un largo reportaje de Maruja Torres titulado
“Sexo no sex…symbol”. Si la cultura ocupa muchas páginas en todos los números
de Vindicación, el 12 está especialmente volcado en ella desde su portada “Federico García Lorca y la mujer”, un reportaje de Antonina Rodrigo. En su interior,
entrevistas a Marguerite Duras y Gloria Fuertes, reseñas de los libros de Marguerite
Yourcenar, Doris Lessing, Virginia Woolf, Escupamos sobre Hegel de Carla Lonzi,
Kate Millett y el famoso cuento no sexista de Adela Turín, Arturo y Clementina. El
número 16 llevaba en su portada el reportaje titulado “Violación: fascismo en alto
grado” y su editorial era igual de rotundo “Los violadores, peores que animales”.
Además, en la portada aparecía un reportaje provocación “¿Queremos amnistía para
ellos?”, pregunta a la que respondían Assumpta Soria, Rita Prieto, Cristina Alberdi,
María Telo, Magda Ornich, Ana Mercadé y Empar Pineda. La violencia contra las
mujeres ocupa la portada del número 19 “Mujeres golpeadas: el miedo de vivir”. En
su interior se profundizaba en el tema con los datos disponibles en ese momento, se
incluye un artículo titulado “Tortura en el hogar” y otro de denuncia “Por negligencia y absentismo de los organismos públicos las agresiones contra mujeres son una
constante”. En el número 21 se reseñaba la campaña feminista “Divorcio ya” y el
titular de portada era rotundo. “Ellos mandan. La amnistía para la mujer: una ocasión
perdida”. Se trataba de un reportaje de Magda Oranich y la portada la ocupaba una
foto de presas. El número 22 fue uno de los más rupturistas con la moral del momento llevando como titular: “Dictadura heterosexual. Las lesbianas, ¿son mujeres como
las demás?” Un reportaje firmado por Regina Bayo. Y continúa la campaña “Divorcio ya”. La portada del número 23 la ocupaba una entrevista exclusiva de Francisca
Nieto a Angela Davis y de nuevo, la campaña reclamando una ley del divorcio. El
número 28 entraba en la cuestión de la sexualidad, probablemente el tema más controvertido del momento, con una encuesta sobre la sexualidad femenina y un título
tan directo como todos los anteriores “El placer es mío, caballero”. Vindicación también se ocupa de la pornografía posicionándose en contra.
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Imagen nº 3. Portada y sumario del número 28 Vindicación Feminista.
El divorcio como solución a los malos tratos, los niños no queridos, la impotencia
y la frigidez, fue la portada del número 29.
Imagen nº4. Portada y sumario del número 29 de Vindicación Feminista.
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Imagen nº5. Ilustración publicada en el número
29 de Vindicación Feminista.
Imagen nº6. Violencia de género. Imagen Publicada en el
número 29 de Vindicación Feminista
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Imagen nº7. Encuesta sobre el divorcio, publicada en el
número 29 de Vindicación Feminista.
El último número que salió a la calle, el número 30, en realidad fue una edición
especial centrada en la defensa del derecho al aborto. Comenzaba con un editorial con
mención en portada “Aborto, el clamor que no cesa” y en sus páginas contaba con colaboraciones como una viñeta de Forges, un amplio reportaje firmado por EDIS (Equipo
de investigación sociológica) en el que se detallaba desde qué es el aborto hasta la legislación vigente en cada país, pasando por una amplia encuesta a la población española
sobre su postura sobre la legalización o no y se hacía especial hincapié en la posición de
los grupos de ultra derecha que defendían la pena de muerte pero estaban en contra del
aborto. El número incluía también testimonios vivenciales de mujeres que habían abortado, buena parte de ellas en sus propios domicilios subrayando los riesgos que entrañaba.
Imagen nº8. Portada del número 30 de Vindicación
Feminista, el último número en salir a la venta.
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Imagen nº9. Viñeta de Forges publicada en el último
número de Vindicación Feminista.
En el gráfico siguiente se puede ver la distribución de temas de los artículos publicados en los 30 número de Vindicación (Larumbe, María Ángeles, 2009) entre los
que la cultura, sin duda tiene más peso que ningún otro área, por encima del feminismo e incluso de las frecuentes campañas feministas de la época. También se puede
apreciar que el área internacional tiene una presencia igual al menos que nacional y
destacan los ámbitos de legislación y laboral, campos donde se estaban produciendo
los cambios más importantes en los primeros años de la Transición.
Gráfico1. Distribución de temas de los artículos de los 30 números de Vindicación Feminista. Fuente: Larumbe, María Ángeles, 2009.
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A juicio de Larumbe (2009), esta publicación fue el medio que propagó en nuestro país de modo más nítido y rotundo la voz del feminismo, cuya influencia ha generado un cambio notable en los comportamientos, actitudes y valores de todos los
ámbitos de nuestra sociedad.
4.3. Periodistas y colaboradoras de Vindicación Feminista
Imagen nº10. Staff del número 1 de Vindicación Feminista.
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Uno de los aspectos más relevantes de Vindicación Feminista y una de las razones
por la que en este artículo se considera esta publicación como un caso paradigmático
de exclusión en la historia del periodismo en España, es la calidad de su equipo de
dirección, coordinación y redacción así como de su plantel de colaboradoras. Su promotora, Lidia Flacón (1935), feminista de referencia, es licenciada en Derecho, Arte
Dramático y Periodismo y doctora en Filosofía. En 1976 creó el Colectivo Feminista
de Barcelona, la revista Vindicación feminista y la editorial Ediciones de feminismo.
En 1977 fundó la Organización Feminista Revolucionaria, a partir de la cual se creó
el Partido Feminista de España y desde 1979 dirige la revista Poder y libertad. Falcón tiene dieciséis obras de teatro publicadas, quince libros de ensayo, diez novelas,
cuatro libros de crónicas y tres volúmenes de autobiografía. La periodista Carmen
Alcaide, nacida en Gerona en 1936, fundó Vindicación junto a Lidia Falcón y fue su
directora. Comenzó colaborando en el diario gerundense Los Sitios (actual Diari de
Girona). Fue redactora en Gerona y La hoja de los Lunes. Fundó y también dirigió
el semanario Presència (1965) y colaboró con las revistas Triunfo, Cuadernos para
el Diálogo, Destino, Blanco y Negro y La Calle. así como con El Periódico de Catalunya. Fue jefa de sección en el Diario Femenino. En 1982 comienza a ejercer como
subdirectora de Magazín i Actual y en los años siguientes fue redactora jefa del Diari
de Barcelona. También ha publicado diversas investigaciones como La mujer en la
Guerra Civil Española, Cómo leer un periódico (1981) y una biografía de Federica
Montseny (1983). En el año 2000 fue galardonada con el Premio Periodístico Rosa
del Desert y en 2005 obtuvo el Premio de Honor de la Comunicación otorgado por
la Diputación de Barcelona.
Marisa Hijar, la subdirectora de Vindicación, falleció en 1989. De ella, decía
Lidia Falcón en su necrológica publicada en El País: “Marisa, desafiante, con su
luminosa sonrisa y su chispeante mirada azul, exhibía orgullosa su participación en
Vindicación Feminista, con el mismo orgullo con que escribía en la revista Poder y
Libertad, del Partido Feminista, y enviaba las crónicas desde el México hundido en
el terremoto para El Periódico de Cataluña, y realizaba entrevistas para Diario 16,
y organizaba los reportajes de TVE, y fundaba la Federación de Clubes Vindicación
Feminista”.
También formaban parte del equipo de dirección y coordinación, Regina Bayo
junto a Paloma Saavedra en la sección de Feminismo internacional; Anna Estany, en
gerencia; Soledad Balaguer coordinando reportajes; Nuria Beltrán, en la sección de
Derechos; coordinando Economía estuvo Asunción Valdés; el humor gráfico corría a
cargo de Sara Presutto con sus viñetas de La Pepitina, predecesora de Mafalda o Ana
María Moix (1947-2014), responsable de la sección de cultura en Vindicación junto
a María José Ragué. Moix fue poeta, novelista, cuentista, traductora y editora. Entre
1969 y 1973, publicó tres poemarios —Baladas del dulce Jim, Call me stone y No
time for flowers—, que más tarde serían reunidos en A imagen y semejanza; dos
novelas, Julia y Walter ¿por qué te fuiste?, un libro de relatos Ese chico pelirrojo a
quien veo cada día y un libro infantil, La maravillosa colina de las edades primitivas. En esa época también vieron la luz una recopilación de sus artículos, Veinticuatro por veinticuatro y su primera traducción, La Semana Santa, de Louis Aragon.
Su segundo libro de cuentos, Las virtudes peligrosas, ganó el Premio Ciudad de
Barcelona en 1985. Tradujo decenas de libros, dirigió las colecciones de poesía y
relatos de las editoriales Plaza&Janés y Bruguera, editorial esta última que dirigió
entre 2006 y 2010.
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En la sección gráfica, Vindicación contaba con Colita y Pilar Aymerich. Isabel Steva, conocida artísticamente como Colita (1940), estudió en La Sorbona y colaboró
en medios como Fotogramas, Tele/eXprés, Mundo Diario, Destino, Interviú, Reporter, Cuadernos para el diálogo o La Calle. Compaginó la dirección del departamento de fotografía de Vindicación con la dirección de la colección “Serie Negra”
de Tusquets Editores. Ha realizado más de 40 exposiciones y publicado 30 libros de
fotografía. Su obra figura en la colección del Museo Nacional de Arte de Cataluña
y es, entre otras distinciones, Premio Nacional de Fotografía (2014), premio que
rechazó en protesta por la situación de la cultura y la educación en España; Premio
Bartolomé Ros, a la mejor trayectoria española en fotografía (2015), Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona (1998) y Premio Mujeres Periodistas a
la comunicación no sexista (2009). Pilar Aymerich Puig (1943) comenzó su carrera
de fotógrafa profesional en 1968 colaborando con la agencia CIS y posteriormente
colaboró en diversas publicaciones periódicas como Triunfo, Destino, Cambio 16, El
País, Fotogramas o Qué Leer así como en Televisión Española.
Entre las colaboradoras destacan por su trabajo periodístico Carmen Sarmiento, Maruja Torres, Rosa Montero, Nativel Preciado, Montserrat Roig, Lola Canales,
Asunción Valdés -la primera mujer en dirigir un telediario en TVE- o Nuria Pompeia, aunque también hay relevantes escritoras y pensadoras como Laura Freixas,
Cristina Peri Rossi, Amparo Moreno, la destacada biógrafa Antonina Rodrigo, la
abogada Magda Oranich, la profesora de periodismo y experta en comunicación y
género Juana Gallego así como feministas de referencia como Victoria Sau, Victoria
Sendón de León, Inés Alberdi, Leonor Taboada, Empar Pineda o Consuelo Abril.
Carmen Sarmiento (1944), se incorporó a Televisión Española en 1968 especializándose en información internacional. Fue corresponsal de guerra en El Salvador,
Nicaragua y Líbano y cubrió los golpes de Estado en Portugal, Argentina, Granada
y Ghana. Desarrolló su trabajo en programas como Informe Semanal, Primera página y Objetivo. Entre 1984 y 1991 realizó la serie de reportajes Los marginados, a
partir de 1994, Mujeres en América Latina y en 2000 Los excluidos. Tiene dieciséis
reconocimientos entre los que destacan el Premio Nacional de Periodismo, Premio
de la Asociación de Informadores Gráficos (1984), Premio Nacional de Derechos
Humanos (1984), Premio Clara Campoamor (2017) o el Premio Internacional de
Periodismo Manuel Alcántara (2018). Maruja Torres (1943) desarrolló la mayor
parte de su trabajo periodístico en el diario El País, antes había trabajado en TVE
(1982-1984) y colaborado con publicaciones como Diario 16, Garbo, Fotogramas,
Por Favor, El Papus, La Calle, Tele eXprés, Mundo Diario o eldiario.es. Ha sido
corresponsal de guerra en Líbano, Panamá e Israel. Tiene dieciséis libros publicados
entre novela y libros periodísticos y es Premio Víctor de la Serna de periodismo
(1986), Premio Francisco Cerecedo (1990) así como ganadora de los premios Planeta (2000) y Nadal (2009).
Rosa Montero (1951), ha escrito con regularidad para diarios como Clarín (Argentina) o El Mercurio (Chile) y ha colaborado en medios como Stern (Alemania),
Libération y La Montagne (Francia) o The Guardian (Reino Unido). Desde finales
de 1976 trabaja en el diario El País y entre 1980 y 1981 fue redactora jefe del suplemento dominical de dicho periódico. Tiene dieciséis novelas publicadas desde que
en 1979 se editara su primer libro de ficción, Crónica del desamor así como cuatro
libros de literatura infantil, dos de relatos y trece de periodismo. Rosa Montero tiene
22 reconocimientos entre los que destaca el Premio Nacional de Periodismo (1981),
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Premio Nacional de las Letras Españolas (2017), Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid 2005 a toda su trayectoria, Premio a la Trayectoria Profesional del
Club Internacional de Prensa (2017), Premio Internacional de Periodismo Manuel
Alcántara de la Universidad de Málaga (2017), Premio Primavera (1997) Premio
del Círculo de Críticos de Chile 1998 a la mejor novela por La hija del caníbal o el
Premio Internacional Columnistas del Mundo (2014).
Nativel Preciado (1948), comenzó su carrera profesional en 1966 en el diario
Arriba para incorporarse al año siguiente al diario Madrid. Especializada en información política, durante la Transición trabajó en ABC, posteriormente en el semanario Interviú hasta que en 1982 se incorpora a la revista Tiempo. Ha compaginado
la prensa escrita con la participación en tertulias y debates en radio y televisión en
programas como Protagonistas, Hoy por hoy, La Ventana, Hora 25, Hermida y Cía,
La hora H, El primer café, Ruedo Ibérico, 59 segundos, Los desayunos de TVE, El
debate de la 1, Al rojo vivo y La Sexta Noche. Es premio Francisco Cerecedo (1986)
y Víctor de la Serna (1989) en el ámbito periodístico así como Premio Primavera de
Novela (2007) y Fernando Lara de Novela (2014), en el ámbito literario. En 1999
también fue finalista del Premio Planeta con su primera novela El egoísta.
Montserrat Roig (1946-1991), escritora y periodista desarrolló su trabajo fundamentalmente en catalán, lengua en la que tiene publicadas cinco novelas, dos relatos,
una obra de teatro y seis libros de no ficción. Por todo ello recibió seis distinciones
como en Premio Víctor Català (1970), el Premio Sant Jordi (1976) o el Premio de
Literatura Catala de la Generalidad de Cataluña (1986). Por su parte, Núria Vilaplana
(1931-2016) firmaba como Nuria Pompeia y era la responsable del humor gráfico
en Vindicación. Dibujante, humorista gráfica, periodista y escritora, es una de las
pioneras de la ilustración feminista. Publicó ocho libros de humor gráfico -entre
ellos Y fueron felices comiendo perdices, La educación de Palmira o Mujercitas-,
tres novelas y dos antologías. En el año 2000 recibió la Medalla de Oro de la Ciudad
de Barcelona al mérito artístico; en 2003, la Rosa del Desert, premio a la trayectoria
profesional otorgado por la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña y en 2007
el Premio Creu de Sant Jordi.
5. Conclusiones
El mismo día que Vindicación salía a la calle, el 1 de julio de 1976, el Rey admitía
la dimisión como presidente del gobierno de Arias Navarro y encargaba a Adolfo
Suárez el proceso de apertura. Es indiscutible la importancia del momento histórico
en el que la cabecera feminista salía a la calle. No lo hizo con tibieza, Vindicación
nacía con la aspiración de participar en el debate político del momento con las reflexiones y propuestas del movimiento feminista, con las críticas a un patriarcado
heredado del periodo franquista que se resistía a desaparecer al tiempo que lo hacía
el resto del sistema político de la dictadura. Vindicación se publicó durante tres años
de forma ininterrumpida y sacó a la calle treinta números. Los temas de sus reportajes aún forman parte de la agenda política de la España del siglo XXI. Aún más,
buena parte de ellos (violencia de género y derechos de gais y lesbianas, por ejemplo), tuvieron un desarrollo legislativo pionero en el mundo, como la Ley Orgánica
1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
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de Género, ley premiada por Naciones Unidas como una de las mejores leyes en la
materia, o la ley 13/2005 que reforma el Código Civil en lo concerniente al derecho a
contraer matrimonio, y permitió desde el día siguiente a su publicación, el 2 de julio
de 2005, que el matrimonio entre personas del mismo sexo fue oficialmente legal en
España, siendo el tercer país en el mundo en legalizarlo. Señala Larumbe (2009) que
Vindicación, codo con codo con el conjunto del movimiento feminista, quiso contribuir con todas sus fuerzas a la construcción de una nueva cultura que se abría paso
en la España de la Transición, haciéndose eco desde sus páginas de una propuesta de
auténtica inversión de los valores dominantes.
De igual modo que no se puede entender ese periodo histórico de la historia de
España sin el trabajo de las mujeres en general y del feminismo en particular a pesar
del silencio que sobre este aspecto aún mantienen los libros de historia, tampoco se
puede entender la difusión del feminismo y su contribución esencial, no solo para las
mujeres sino para la sociedad española en su conjunto, sin el relato de Vindicación
Feminista. Un relato, además, realizado por buena parte de las periodistas, fotógrafas, ilustradoras, humoristas, pensadoras, escritoras, abogadas y militantes feministas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.
La ausencia de esta cabecera en los libros de historia del periodismo español,
solo puede entenderse por un “olvido” que diría Clara Campoamor o por una inercia
aún no reconsiderada por la Academia, de utilizar una mirada parcial, únicamente
masculina, a la hora de organizar y transmitir el conocimiento.
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Listado de imágenes y gráficos
Imagen nº1. Portada del número 1 de Vindicación Feminista
Imagen nº2. Portada y sumario del número 15 de Vindicación Feminista
Imagen nº3. Portada y sumario del número 28 de Vindicación Feminista
Imagen nº4. Portada y sumario del número 29 de Vindicación Feminista
Imagen nº5. Ilustración publicada en el número 29 de Vindicación Feminista
Imagen nº6. Violencia de género. Imagen publicada en el número 29 de Vindicación Feminista
Imagen nº7. Encuesta sobre el divorcio. Imagen publicada en el número 29 de Vindicación
Feminista
Imagen nº8. Portada del número 30 de Vindicación Feminista, último número en salir a la
calle
Imagen nº9. Viñeta de Forges publicada en el último número de Vindicación Feminista
Imagen nº10. Staff del número 1 de Vindicación Feminista
Gráfico1. Distribución de temas de los artículos de los 30 números de Vindicación Feminista
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