La declaración de uno de los militares sentenciados por este caso evoca al actual congresista de Avanza País y presidente de la Comisión de Defensa del Parlamento, José Williams Zapata, con el presunto encubrimiento en la matanza de Accomarca de 1985.

Por Álvaro Meneses

Luego de treinta y seis años, uno de los episodios más sangrientos del conflicto armado interno registra entre sus archivos al congresista de Avanza País y exjefe de la Operación Chavín de Huántar, José Williams Zapata: la matanza de Accomarca, ejecutada el 14 de agosto de 1985 por una patrulla militar que estuvo bajo su mando y donde asesinaron a 69 comuneros entre ancianos, mujeres y niños, según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). 

Esa matanza, hasta la fecha, la recuerda con el mismo terror Celestino Baldeon, presidente de la Asociación de Familiares Afectados por la Violencia Política del distrito de Accomarca (AFAVPDA). “Parece que fue hace poco, pero pasaron 36 años. ¿Cómo es posible que un militar entrenado y armado mate a campesinos quechuahablantes? ¿Cómo un niño de 3 meses de nacido sería terrorista? Este dolor no sale de mi corazón”, rememora Celestino.

Celestino Baldeón, presidente de la Asociación de Familiares Afectados por la Violencia Política del distrito de Accomarca.

Dos instancias del Poder Judicial no encontraron pruebas suficientes para condenar a José Williams Zapata por la matanza de Accomarca; pese a eso, Wayka reconstruye los hechos y expone uno de los testimonios que no fue valorado durante el juicio, pero que podría vincular al también vocero de Avanza País con el presunto encubrimiento de esas ejecuciones extrajudiciales. 

Plan Huancayoc

Era la primera semana de agosto de 1985, cuando el Ejército concluyó que una “escuela popular” de Sendero Luminoso, dedicada a adoctrinar y entrenar militarmente a sus columnas terroristas, funcionaba cerca a la Quebrada de Huancayoc, en el distrito de Accomarca, de la provincia de Vilcashuamán, Ayacucho. Con el objetivo de “capturar y/o destruir a los terroristas” asentados en esa zona, el general de Brigada EP Wilfredo Mori Orzo ordenó elaborar una estrategia de ataque. 

Así nació el «Plan de operaciones Huancayoc», elaborado por el teniente coronel de Infantería Carlos Delgado Medina, y expuesto en una reunión ante el jefe de la base de Contraguerrillas de Vilcashuamán, Helber Gálvez Fernández; el Mayor de Infantería y jefe de la Compañía de élite Lince, José Williams Zapata; el teniente de Artillería Juan Manuel Rivera Rondón, y el subteniente Telmo Hurtado Hurtado. 

General del Ejercito Peruano Wilfredo Mori Orzo, quien ordenó la elaboración del plan operativo «Huancayoc», condenado a 25 años de cárcel.

En esa reunión se designó el plan Huancayoc a 4 patrullas: una de la Base Contraguerrillas de Vilcashuamán, otra de la Base Contraguerrillas de San Pedro de Hualla y las patrullas 6 y 7 de la Compañía de élite Lince. José Williams Zapata, entonces jefe de la Compañía Lince, era el superior de las últimas dos patrullas incluidas en el plan.

Los detalles de esa reunión se conocieron recién 27 años después, a mediados de 2012, con la confesión del entonces jefe de la Compañía Lince 7, Telmo Hurtado ante los tribunales. Uno de los participantes de esa junta, según confesó Hurtado, preguntó si debería considerarse terrorista a cualquier poblador que encuentren en la Quebrada de Huancayoc. El jefe de la base de Contraguerrillas de Vilcashuamán Helber Gálvez habría dicho que sí, según el delator. El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) también cita esta escena en su tomo VII sobre las ejecuciones extrajudiciales en Accomarca.

El subteniente Telmo Hurtado, conocido como el «carnicero de los andes» tras la masacre de Accomarca. Foto: El Comercio.

Telmo Hurtado también confesó que entre marzo y abril de 1985, en una reunión con los jefes de las compañías Lince varios meses antes de la elaboración del plan operativo Huancayoc, José Williams Zapata habría ordenado no “dar cuenta por escrito de las bajas terroristas en toda operación militar, sino de forma verbal” para “evitar denuncias de los familiares de las víctimas, tal como venía ocurriendo en Argentina, luego de la dictadura militar”.

Fundamentos de la sentencia de la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia del 2017.

Para Carlos Rivera Paz, abogado del Instituto de Defensa Legal (IDL) que patrocinó a las víctimas de la masacre de Accomarca, esa confesión de Telmo Hurtado contra Williams Zapata sugiere el presunto delito de encubrimiento. “Eso no lo vincula directamente con la orden del asesinato, pero sí lo vincularía con el ocultamiento de la masacre, con el delito de encubrimiento”, explica Rivera a Wayka. 

“Lamentablemente, en 2005, cuando se reinicia el juicio, esa parte de la historia no se conocía. Eso se conoce cuando Telmo Hurtado declara en 2012 y ya el juicio había avanzado y las imputaciones estaban planteadas. Durante el juicio ya no se podían plantear nuevas acusaciones y no había entonces una acusación por encubrimiento del crimen”, agrega el abogado del IDL.

Carlos Rivera Paz, abogado del IDL que patrocinó a las víctimas de la masacre de Accomarca.

Por tal motivo, en setiembre de 2016 el Poder Judicial absolvió a Williams Zapata del caso Accomarca por falta de pruebas que demuestren su autoría mediata en las ejecuciones extrajudiciales. Sin embargo, si la declaración de Telmo Hurtado se hubiera dado antes de iniciarse el juicio oral y se hubiera abierto un proceso por el supuesto delito de encubrimiento, la situación jurídica del militar en retiro y actual legislador, sería diferente. 

Desde su despacho parlamentario, el congresista José Williams respondió a Wayka para este reportaje: “El mismo Telmo Hurtado, ante una pregunta de un abogado y del fiscal, afirmó que eso (la orden de no dar cuenta de las bajas) no era cierto, que yo no dispuse tal cosa. Y eso fue confirmado por los militares de la compañía Lince. Asimismo, se presentaron como pruebas, partes de operaciones que sí daban cuenta de las bajas, lo que evidencia que sí se reportaron bajas».

«Esa información y otras ofrecidas por testigos e inculpados, probaron que no había participado ni en el planeamiento, ni en la conducción de la operación en cuestión. Y luego de un largo juicio oral de 5 años, por un hecho ocurrido 30 años antes, fui absuelto por unanimidad, o sea por los 3 jueces de la sala Superior. En la Sala Suprema también fue ratificada mi absolución e inocencia, con lo cual se archivó el caso definitivamente», agregó Williams Zapata en su defensa.

José Williams Zapata ahora es congresista de la República y miembro de la bancada de Avanza País. Foto: Diario La República.

El abogado Carlos Rivera, en cambio, sostiene una versión distinta a la ofrecida por el congresista de Avanza País. “Luego de perpetrado el crimen, elaboran unos partes en los que no dan cuenta de las bajas, solo dan cuenta del hallazgo de propaganda subversiva. ¿Por qué no consignaron las bajas de 69 personas? Porque alguien se los ordenó”, concluyó el abogado de los deudos de la masacre de Accomarca.  

Los hechos

Con el plan operativo definido, la masacre de Accomarca inició alrededor de las 6:30 a.m del 14 de agosto de 1985, cuando la patrulla Lince 7, a cargo del subteniente Telmo Hurtado, llegó a la Quebrada de Huancayoc. Los militares irrumpieron la choza de la campesina Emilia Chuchón Teccsi: ejecutaron a su padre José Chuchón Janampa (65) y a su madrastra María Baldeón Reza (54). Replicaron el acto en varias chozas más. 

De acuerdo a la CVR, en una zona conocida como Hatunpampa, “los hombres y las mujeres fueron separados, siendo los hombres sometidos a maltratos y golpeados con la culata de los fusiles”, mientras que “las mujeres habrían sido arrastradas hasta una chacra que los testigos identifican porque había un árbol de molle, donde habrían sido violadas sexualmente”. 

Cerca de las 11 a.m, los campesinos de esa zona de Accomarca intervenidos por los militares fueron llevados a la casa del comunero César Gamboa de la Cruz, en el sector de Apuspata. En el inmueble, Telmo Hurtado ordenó disparar a quemarropa contra todos para después sellar la masacre con una granada. No quedó rastro de vida, solo una choza incendiándose. 

Las prendas de las víctimas de la masacre de Accomarca, expuestas en el Museo del Lugar de la Memoria. Foto: LUM.

A mitad del camino de regreso, la patrulla vio a lo lejos a una anciana, identificada posteriormente como Juliana Baldeón García (80), que intentaba apagar el incendio de la casa donde los campesinos de Accomarca fueron ejecutados. Dos agentes de la compañía Lince 7 la alcanzaron y la asesinaron. 

El 15 de agosto de ese mismo año, según la CVR, Telmo Hurtado llegó a la Base Contraguerrillas de Vilcashuamán y le dijo a sus superiores que “únicamente se había intervenido una escuela popular y no se había producido ningún enfrentamiento o hecho violento”. Tal como lo habría ordenado José Williams Zapata, según confesó Hurtado, al final de esa operación no se reportaron muertos. 

Desde el distrito de Accomarca, con el fermentado sabor que deja la impunidad treinta y seis años después, Celestino Baldeón, hijo de una de las mujeres asesinadas en esa matanza, exclama: “Ese señor (José Williams) que llevó a los militares para matar a nuestra gente ahora está en el Congreso de la República. No tenía que salir librado, debió ser castigado por mandar a matar a campesinos que no estaban armados. Es un daño que nunca vamos a olvidar”.