Cesar Vallejo regresa a la Casa Panero de Astorga para quedarse

El cartel es obra de Amancio González.

El sábado 30 de noviembre se desvelará y colocará en la Casa Panero de Astorga un busto dedicado a César Vallejo, realizado por el escultor Amancio González Andrés. Por la mañana habrá un homenaje al gran poeta peruano. Participarán, entre otros, el poeta Antonio Gamoneda y el agregado cultural de la Embajada de Perú en España, Alonso Ruiz-Rosas Catenario, junto al alcalde astorgano Juan José Alonso Perandones. Posteriormente, habrá una comida en el Hotel Spa Ciudad de Astorga, abierta a quienes quieran sumarse, con el objetivo de recaudar fondos para el busto (tickets: 40 €).

Por ELOÍSA OTERO

El poeta peruano Cesar Vallejo (Santiago de Chuco, 1892-París, 1938) regresa de nuevo a Astorga, casi noventa años después de haber estado allí realmente, invitado por el entonces (corría el año 1931) joven poeta Leopoldo Panero.

La Sociedad para el Fomento de la Cultura de Amigos del País de León (Sofcaple) ha organizado un homenaje para recordar el paso de César Vallejo por Astorga, y el escultor leonés Amancio González ha realizado un busto de bronce del poeta peruano, que se colocará en el interior de la Casa Panero, concretamente en la habitación donde este durmió durante su estancia en la capital maragata en 1931.

El homenaje se desarrollará el sábado 30 de noviembre de 2019 y comenzará a las 12 horas del mediodía con un acto académico, en el salón de plenos del Ayuntamiento astorgano, en el que intervendrá el agregado cultural de la Embajada de Perú en España, Alonso Ruiz-Rosas Catenario, junto al alcalde de la ciudad, Juan José Alonso Perandones, acompañados por el presidente de la Casa Panero, Javier Huerta; el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, Juan Mata, y el poeta y Premio Cervantes Antonio Gamoneda –a quien la Universidad César Vallejo (Trujillo, Perú) reconoció con el grado Doctor Honoris Causa el 15 de abril de 2018–.

Una vez finalizado este acto, el homenaje continuará en la Casa Panero, a las 14.00 horas, con la inauguración del busto dedicado a César Vallejo, realizado por Amancio González.

Posteriormente, tendrá lugar una comida en el Hotel Spa Ciudad de Astorga abierta a todo el público en general y que tendrá un coste de 40 euros, (el objetivo es recaudar fondos para sufragar el busto, por lo que, de los 40 euros, 18 se destinarán a dicho fin, mientras que los 22 restantes es el precio de la comida). Los tickets para la comida ya se pueden recoger en el citado hotel de Astorga, y en León capital en la Librería Universitaria y Carlón Sabores. También se pueden solicitar a través del correo electrónico: sofcaple.secretario@gmail.com

:: Vallejo, Panero, ‘Espadaña’, Gamoneda, Amancio y… un cuento

César Vallejo es, sin duda, uno de los grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Y el empeño del prestigioso médico hispano-peruano José Cosamalón, afincado en León desde hace años, está logrando poco a poco que en León y Astorga –por donde pasó Vallejo en 1931, invitado por su entonces amigo Leopoldo Panero– su figura y su obra no pasen a formar parte del olvido. «La comunidad hispano-peruana de León le estamos muy agradecidos al escultor Amancio González por el interés que puso desde el primer momento para la realización de una obra que es muy difícil, puesto que no hay muchas fotos de Vallejo que faciliten su trabajo, pero lo que ha conseguido es inmejorable», señala Cosamalón, en relación al busto del poeta que se presentará el sábado 30 de noviembre.

El poeta peruano César Vallejo.

:: Sobre César Vallejo

Vallejo nació en Santiago de Chuco el 16 de marzo de 1892. Estudió primaria en su tierra, y secundaria en Huamachuco. Tras obtener el título de bachiller en letras, inició estudios de Filosofía y Letras. En 1918 publicó su primer poemario: Los heraldos negros, obra en la que se aprecia la solidaridad del poeta con los sufrimientos de los hombres, que se transforma en un grito de rebelión contra la sociedad. Acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta popular en 1920, César Vallejo pasó tres meses y medio en la cárcel, durante los cuales escribió otra de sus obras maestras, Trilce (1922), un poemario absolutamente vanguardista. En 1923, tras publicar las estampas y cuentos de Escalas melografiadas y la novela corta Fabla salvaje, César Vallejo abandonó América y se marchó a Europa, y más concretamente a París, donde conoció a Juan Gris y Vicente Huidobro, y donde fundó la revista Favorables París Poema (1926). Nunca regresaría a Perú. Trabajó como periodista, y a veces como traductor, y sufrió épocas de auténtica penuria, llegando a pasar hambre y muchas necesidades.

Vallejo llevó a cabo distintos viajes a Rusia y también viajó por Europa. Vino varias veces a España, y precisamente en aquí publicó la novela proletaria El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). En esa época escribió también su cuento más famoso, Paco Yunque, que saldría a la luz años después de su muerte.

El poeta astorgano Leopoldo Panero conoció a César Vallejo en Madrid, se sintió fascinado por su poesía y en 1931 le invitó a pasar unos días en su casa familiar de Astorga. Vallejo aceptó y en Astorga estuvo, aunque también corre la leyenda de que la familia de Leopoldo no trató demasiado bien al poeta peruano, y éste acabó durmiendo en una pensión.

En sus últimos años, Vallejo no volvió a publicar poesía. Póstumamente aparecieron Poemas humanos (1939) y España, aparta de mí este cáliz (1940) –gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo–, conmovedora visión de la guerra civil española y expresión de su madurez poética, con versos profundamente humanos. Falleció el 15 de abril del 1938, un viernes santo –no un jueves, pero casi– con llovizna, en París.

César Vallejo.

:: Sus poemas en ‘Espadaña’, sorteando la censura

En los años que siguieron a su muerte, sus obras estuvieron prohibidas en España y tampoco se publicó en nuestro país ninguna obra crítica mínimamente aceptable sobre César Vallejo. Con una sola excepción: la revista leonesa Espadaña (1944-1951) –fundada por Antonio González de Lama, Eugenio de Nora y Victoriano Crémer– dio a conocer distintos poemas póstumos en varios números, y fue la primera y la única revista que le rindió un mínimo homenaje, en plena dictadura franquista, publicando en la segunda página de su número 39 (año 1949) este humilde recordatorio, a modo de esquela mortuoria (hay un error en el día y año de nacimiento, indicativo de lo poco que se sabía entonces de Vallejo), bastante atrevido en aquella época de censura y represión:

«CÉSAR VALLEJO. Nació el 6 de junio del año 1893 en Santiago de Chuco (Perú) y murió en París el día 15 de abril de 1938. José L. Aranguren, Antonio G. de Lama, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Leopoldo Panero, Luis Rosales, José María Valverde y Luis F. Vivanco LE RECUERDAN«.

Antes, en el número 22 de Espadaña (año 1942), ya se había publicado el poema «Los desgraciados», de Poemas humanos. Y en el número 45 (año 1950) apareció «Masa», del libro España, aparta de mí este cáliz, un poema que después daría la vuelta al mundo en forma de canciones y traducciones.

La primera revista española que dedicó a César Vallejo un número especial fue la madrileña Índice de Artes y Letras, en 1960. Catorce años más tarde, en 1974, José Ortega coordinó un libro monográfico que, con el escueto título de César Vallejo, publicará la editorial Taurus; se trata de la primera antología de estudios y artículos sobre el poeta peruano.

Habrá que esperar a 1976, tras la muerte de Franco, para ver publicadas aquí sus obras completas, sucediéndose a partir de ahí los estudios críticos. Ya en 1988, con motivo del cincuenta aniversario de su muerte, el poeta Félix Grande coordinó en la revista Cuadernos Hispanoamericanos el que quizá sea el mejor homenaje que se le haya rendido nunca a Vallejo, en dos volúmenes dobles de más de mil páginas en total.

:: Gamoneda y Vallejo

Portada del libro.

En abril de 2018, la Universidad César Vallejo (Trujillo, Perú) reconoció con el grado Doctor Honoris Causa al poeta español Antonio Gamoneda. 

Ahí nació el libro Creación y revelación, del poeta astur-leonés, en el que se recogen las conferencias de Gamoneda pronunciadas durante su visita a Perú, pero también textos y fragmentos de su obra relacionados con César Vallejo e incluso fragmentos inéditos del segundo volumen de sus memorias –(La pobreza. Memorias 1945-1960), un libro que saldrá de imprenta en febrero de 2020–, en los que el poeta astur-leonés reflexiona sobre el pensamiento poético y se pregunta si autores como KafkaJuan de Yepes o César Vallejo fueron “literatos”.

Así se manifestaba Antonio Gamoneda sobre cómo llegó a la obra de César Vallejo en una entrevista con Pedro Escribano, publicada en el diario La República (Perú), el 21 de abril 2018:

—¿Cómo así conoció la poesía de Vallejo?

— Pues mire, yo tenía 18 o 19 años y estábamos en plena dictadura y el nombre de Vallejo, poeta marxista, pronunciarlo, era prácticamente un delito. En mi ciudad, León, había una revista de posguerra que se las arreglaba para ser rebelde, para oponerse, al menos intelectualmente, a la dictadura. Esta revista, en 1949 exactamente, publicó una página de puras letras grandes, una especie de lápida de recordatorio de César Vallejo, nombre prohibido. Refería todo sobre Vallejo. Esto era un acto de rebeldía en la España franquista. Se contó con la ayuda de un poeta que había pasado del marxismo al fascismo, pero conservaba algunas hebras de sentimientos, además, admiraba y había intentado ser siempre amigo de Vallejo. Este hombre era Leopoldo Panero. Y este hombre, en ese año, 1949, tenía ya una situación privilegiada dentro del régimen fascista, pero como se trataba de Vallejo, protegió los titulares y a los autores de la revista.

Yo era muy joven, tenía 18 años y eso fue un acontecimiento porque empecé a tener conocimiento de Vallejo. Entonces circulaban los poemas de Vallejo en manuscritos, pues no había ediciones de sus libros. De eso ya 70 años y mi amor a Vallejo y mi entrega absoluta. A pesar de la edad moderna y la lengua castellana, sea de América o sea de España, Vallejo es el creador más grande. Como Vallejo amaba mucho a España, tenía una gran relación con España, lo tenemos como nuestro.

Enlaces posteriores:

La Finca del monte, de la familia Panero, en una imagen tomada hace años. Foto cedida por Ramón Núñez / astorgaredaccion.com

:: Microrrelato sobre Vallejo y Panero, por Eloísa Otero

“ESTA TARDE NIEVA COMO NUNCA…”

Por ELOÍSA OTERO

Nevaba cuando llegó a Castrillo de las Piedras con su insignia de la hoz y el martillo en la solapa, eso sí, de plata. Recordó que también era Navidad cuando invitó a César Vallejo a pasar unos días en la casa familiar de Astorga. Se le vinieron a la mente las miradas despectivas, los cuchicheos ante la chaqueta gastada del peruano chiquito que moriría en París con aguacero después de escribir aquello de ‘Piedra negra sobre una piedra blanca’.

La vida le gustaba mucho menos desde entonces. Encendió un cigarrillo. Acarició la vieja insignia de plata, la frotó primero con la ceniza del cigarro y más tarde con su pañuelo de hilo crudo, para sacarle brillo. “¡Qué frío hay… Jesús!”, musitó temblando como un pájaro salvaje. Quería escribir… pero solo le salía espuma. Así que abrió una botella y se lanzó a beber lo ya bebido. Miró la copa, el negro cáliz. “¡Cuídate del futuro…!”, había escrito el poeta amigo, aquel que nació un día en que Dios estuvo enfermo, grave. Se miró al espejo. Luego soñó una fuga, se peinó como un mamífero, y comprendió sin esfuerzo que el hombre “se queda, a veces, pensando, / como queriendo llorar, / y, sujeto a tenderse como objeto, /se hace buen carpintero, suda, mata / y luego canta, almuerza, se abotona…”. En ese momento sintió algo así como una punzada en el corazón. Y luego nada.

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  • [Nota de la autora: Este microrrelato fue presentado a un concurso convocado por el Ayuntamiento de Valderrey en agosto de 2014. Los trabajos debían versar “sobre la familia Panero y la Finca del Monte, la residencia de verano de Leopoldo Panero y su familia”, situada en este municipio próximo a Astorga. Me pareció una buena idea utilizar versos y expresiones de Vallejo, engarzados con nexos propios, para describir un posible estado de ánimo de Panero, en un juego que supuse absolutamente evidente.
    El microrrelato ganó el concurso, pero al día siguiente de comunicármelo, me volvieron a llamar desde el Ayuntamiento de Valderrey para decirme –el alcalde parecía bastante compungido– que el jurado “se había dado cuenta” de que yo había “plagiado” a César Vallejo, por lo que habían decidido retirar mi relato del certamen. Sigo defendiendo que aquí no hay plagio, hay creación.
  • Gracias a astorgaredaccion.com por publicar este microrrelato en su día, con una fotografía de Ramón Núñez y esta entradilla: En ‘Esta tarde nieva como nunca’, la escritora Eloísa Otero hace un uso creativo de distintos fragmentos de poemas de César Vallejo con el fin de recomponer el puzzle Leopoldo Panero, un pájaro quebrado y un tanto arrepentido que a día de hoy suplica y/o exige rehabilitación inmediata.

 

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