20 años del CCESV

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CCESV 20 AÑOS EMBAJADA DE ESPAÑA EN EL SALVADOR EMBAJADOR: Federico de Torres Muro CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA EN EL SALVADOR DIRECTORA: Eloísa Vaello Marco EQUIPO DE PLANTILLA ADMINISTRATIVO CONTABLE: Rina Arévalo AUXILIAR ADMINISTRATIVO: Sandra Hernández OFICIAL DE MANTENIMIENTO: Gustavo Mejía ORDENANZA - CHOFER: Mario Arévalo EQUIPO EXTERNO PROGRAMACIÓN: Mónica Mejía Meza DISEÑO: Antonio Romero COMUNICACIONES, ATENCIÓN AL PÚBLICO Y PROGRAMACIÓN: Eduardo Rodríguez Salgado, Emmety Pleitez Quiñonez, Estefania Castro. BIBLIOTECA Y ACTIVIDADES INFANTILES Y FAMILIARES: Ligia Salguero Rodríguez. LIMPIEZA: Rosa Pérez Cañas, Vilma Martínez y Alfredo Alemán. SEGURIDAD: Nery Zarco, Jorge Arévalo, José Antonio Martínez y Cilian Rivera. Agradecemos el trabajo de todo el equipo del CCESV, sin el cual no podríamos abrir nuestras puertas cada día. Publicación CCESV 20 años Coordinación: Élmer L. Menjívar Escritura diario: Susana Reyes Edición: Elmer Menjivar. Eloísa Vaello Marco Proyecto gráfico: Jimena Pons Ganddini, Workaholic People Fotografía e imágenes: Archivo del Centro Cultural de España en El Salvador, Enrique Alarcón, René Figueroa, Cristian González Vides.

*Esta publicación ha sido posible gracias a la Cooperación Española a través de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El contenido de la misma no refleja necesariamente la postura de la AECID.

ISBN: 978-99923-67-18-6

NIPO papel: 502-18-073-1 Edición/coedición AECID, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Catálogo general de publicaciones oficiales de la Administración General del Estado; https://publicacionesoficiales.boe.es Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) Director de Relaciones culturales y científicas: Miguel Albero Jefe Departamento de publicaciones: Carlos Pérez Sanabria Jefa área Red de Centros Culturales: Marisa Sánchez Gómez

Impreso en diciembre de 2018 en Maya Print. Guatemala. Tirada: 500 ejemplares

Centro Cultural de España en El Salvador Calle La Reforma 166. Colonia San Benito. San Salvador. Teléfono: +503 2233 7300 Correo electrónico: recepcionccesv@gmail.com Dirección web: www.ccesv.org

Obra editada bajo licencia Creative Commons.

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Agradecimientos Este libro está dedicado a la inmensa cantidad de personas que en estos 20 años hicieron y siguen haciendo del Centro Cultural de España en El Salvador su casa y la casa de todos. Está dedicado a nuestros trabajadores, sin los cuales no podríamos abrir nuestras puertas cada día y cerrarlas cada noche. Está dedicado a nuestros colaboradores, quienes colmaron el Centro Cultural de proyectos y de afectuosa complicidad. Está dedicado a nuestro público pasado, presente y futuro, porque da vida a nuestros espacios y actividades, porque da sentido a lo que somos.


Presentación Cultura para la inclusión, la justicia y la equidad Federico de Torres Muro Veinte años incontables de multiplicación... Silvia Elena Regalado 20 años del Centro Cultural en El Salvador Dirección de Relaciones Culturales y Científicas

p. 12

p. 14

p. 16

Tres tiempos 20 años es mucho Juan Sánchez

p. 20

Cultura, arte y pensamiento en el escenario de la violencia Fernando Fajardo

p. 23

20 años de cultura y pensamiento Eloísa Vaello Marco

p. 27

¿Qué son los CCE? ¿Qué es la AECID?

p. 32

Red de Centros Culturales de la Cooperación Española

p. 36

El Centro Cultural de España en El Salvador

p. 43


Un año en el CCESV: diario de una celebración Enero Sus primeros 20 años Roberto Galicia

p. 54

¡Chispas! Ligia Salguero

p. 56

Décadas de aprendizaje Antonio Romero

p. 59

Febrero Dos décadas de apoyo, acompañamiento y aprendizajes en la gestión cultural (1998-2018) José Heriberto Erquicia

p. 67

Regreso a El Salvador Cristina Algarra

p. 69

CCESV, fuente informativa de rigor para todo periodista cultural Morena Azucena

p. 71

Marzo A2BANDAS: encuentros musicales del CCESV Eduardo Rodríguez Salgado Invasión en el parque Aquiles Hernández

p. 79 p. 83

De golpe al Centro Marta García

p. 85

Abril La mediateca, un espacio más que bonito Ligia Salguero

p. 98

Amar es hacer jardín (salvaje) Elena Salamanca

p. 99

Los encuentros fraternos Manlio Argueta

p. 101

Cooperación para el arte del cuerpo Francisco Centeno

p. 103

La ventana permanente a la danza en Europa Xenia Vaquerano

p. 105

Mi ensayo general Didine Ángel

p. 106

La artes nómadas del cuerpo humano Roberto Cardona

p. 107

Laradiotomada.cc

p. 109

Mayo Sin cultura el desarrollo es quimera Carlos Henríquez Consalvi

p. 113


Una casa Susana Reyes

p. 119

Junio Proyecto Ne nawat shuchikisa de recuperación de la cultura náhuat de El Salvador a través de la música coral Sonia Megías Celebrando veinte años del Centro Cultural de España en El Salvador Gustavo Herodier El Centro Cultural en los recuerdos de la Academia Pedro Antonio Escalante Arce De cómo el náhuat florece Emmety Pleitez El día que Celio Turino llegó a La Casa Tomada Paula Álvarez

El Centro de mi crecimiento Hugo Rivera

p. 145

Un lugar para pláticas normales Erick Iván Ortiz

p. 147

Agosto

p. 122

p. 125

p. 129 p. 132

El lugar de los “sí” Verónica Vides

p. 160

Las historias personales en la Historia Muriel Hasbún

p. 161

Como anillo al dedo Luis Cornejo

p. 162

El foco alternativo del CCESV Mauricio Kabistan

p. 163

Lavandera Carmen Elena Trigueros

p. 164

Septiembre p. 138

Sincronicidades en cascada Nahiely Mendoza

p. 141

Una relación simbiótica Ulises Gómez y Patricia Tejero

p. 142

Cómo cambié el centro comercial por el Centro Cultural Vanesa Castro

p. 144

Principio y fin de un proyecto llamado Esfoto Walterio Iraheta

p. 168

Y qué quieren que les diga, me encantó Eduardo R. Salgado

p. 176


Felicidades, CCESV, por estos primeros 20 años Cristian González Vides

p. 178

De pasante a emprendedor Enrique Alarcón

p. 182

Pensar en el CCESV es pensar en difusión artística René Figueroa

Cultura comunitaria para el desarrollo Texto pintado en La Casa Tomada p. 209

p. 186

Expresiones e intercambios artísticos Texto pintado en MARTE

Octubre Conciertos de la hispanidad: lazos musicales René Hernández Sánchez

p. 192

p. 210

Testimonio de liberación (y sanidad) en mi persona Nadie p. 213

Diciembre

De ida y vuelta: el Centro Cultural de España y Radio Clásica Elizabeth Trabanino de Amaroli

p. 193

Las personas German Hernández

p. 195

¡Veinte años! Santiago Nogales

p. 197

Noviembre Memoria cartográfica: bitácora de mi trayecto entre los espacios del CCESV Ruth Grégori

p. 205

Las caras que forman la institución Texto pintado en el CCESV

p. 209

Adicto Élmer L. Menjívar

p. 220

In memoriam

p. 222




XX AÑOS

CCESV

Cultura para la inclusión, la justicia y la equidad

Por Federico de Torres Muro Embajador de España en El Salvador 12


La publicación de este libro se une a otras actuaciones conmemorativas de los 20 años del Centro Cultural de España en El Salvador. Así cerramos un año en el que hemos celebrado esta trayectoria con danza y teatro, con artes visuales y fotografía, con música en náhuat, pero también con música A2Bandas y música clásica, con espacios de formación y reflexión, con revistas de arte y cultura, consolidando el Centro Cultural como un espacio abierto de convivencia, de libertad y de construcción de ciudadanía. Celebramos 20 años en los que se han compartido relatos, espectáculos y talleres, para crear redes y reforzar las existentes, para consolidar los vínculos entre dos países amigos y para sumar esfuerzos y llevar a todos la cultura pública y gratuita. El Centro Cultural de España en El Salvador surge en junio de 1998, aprovechando un espacio físico entre la Oficina Técnica de Cooperación y la Embajada de España. A partir de ahí, se va convirtiendo en un actor en el escenario cultural de la ciudad de San Salvador y también del resto del país. Desde este espacio físico de limitadas dimensiones, sus actividades salen para mostrarse en los parques y las plazas o tomar la Casa Tomada. Las actividades se multiplican en el Centro Histórico, en teatros, museos y demás espacios culturales. De este modo, el Centro Cultural llega a este año 2018 como un referente de la cultura en El Salvador. Un espacio abierto a las nuevas generaciones, a través de conciertos, de programas de radio en la Radio Tomada o de exposiciones de artistas emergentes, sin olvidar a su público más diverso, ofreciendo actividades para adultos mayores, para niños y para personas con capacidades diferentes. El Centro Cultural multiplica sus espacios a través de La Casa Tomada, donde se inicia en el año 2011 un proyecto para fomentar la autogestión y la programación colectiva y compartida por el bien común. Debo mencionar muy especialmente el trabajo realizado por el Centro Cultural para divulgar la riqueza e importancia de un patrimonio cultural inmaterial como es la lengua náhuat, estandarte de una cultura originaria promocionada y apoyada a través de actividades e iniciativas diversas. El Centro Cultural es parte importante de la Cooperación Española y, siguiendo sus directrices, incluye entre sus objetivos la inclusión social, los derechos humanos y una apuesta permanente por la consecución de una sociedad más justa y equitativa. Celebramos con alegría y con orgullo estos veinte años con el convencimiento del éxito futuro de este modelo de acción y cooperación cultural. 13


XX AÑOS

CCESV

Veinte años incontables de multiplicación...

Por Silvia Elena Regalado Ministra de Cultura de El Salvador

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La cultura salvadoreña, en los últimos setenta años, ha constituido un proceso múltiple de encuentros y crecimiento. Instituciones culturales gubernamentales, universitarias, municipales y no gubernamentales, junto a sus comunidades, se articularon vitalmente en esta dinámica. Es en este marco que, hace veinte años, nació el Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV). Lo celebramos, lo acogimos y nos acompañó, luminosamente, desde sus inicios. El CCESV cinceló en su génesis una clarísima vocación por el apoyo a la formación y a la producción artística salvadoreña, al fortalecimiento de la institucionalidad cultural y al empoderamiento de los diversos públicos desde el conocimiento de sus propias raíces identitarias y culturales. Durante esos primeros años, tuve el privilegio de formarme en varios talleres y seminarios sobre la gestión cultural, la producción y la animación a la lectura que el CCESV ofrecía de forma sostenida y gratuita. Fueron años de caminar mañanas y tardes sobre la calle La Reforma. Años de interactuar con múltiples actores de las artes y la cultura. Un espacio donde también ofrecí recitales de poesía y facilité talleres de escritura creativa para grupos de mujeres, y en otras oportunidades, para niñas y niños. Mi trabajo en la gestión cultural me permitió moverme por varios escenarios: universitarios, municipales y gubernamentales. Desde todos ellos, a lo largo de estos veinte años, siempre, siempre, siempre, articulamos esfuerzos con el CCESV, sumamos iniciativas y optimizamos recursos para que la gestión de las artes se extendiera a nuevos lugares y públicos. Me unen lazos entrañables con sus directores, Juan, Fernando y Eloísa, así como con su equipo. Un profundo agradecimiento por todo lo aprendido, compartido y multiplicado. He visto, durante estos veinte años, el dinamismo del CCESV, su capacidad de innovación y renovación, su capacidad de apertura y de respeto a la integridad cultural. Ha constituido una ventana permanente para las artes y la cultura española, y una “casa tomada” por las artes y la cultura salvadoreña. Como ministra de Cultura me enorgullece ser parte orgánica de esta celebración. El Ministerio de Cultura en coordinación con el Centro Cultural de España generan cada año una agenda de intercambio cultural, en la cual se ofrecen espectáculos gratuitos al público en toda la gama de las artes. Si tengo que mencionar uno de los tesoros más preciados construidos con el CCESV, hago mención de la investigación, documentación y arreglos para orquesta sinfónica de canciones de la tradición nahua pipil, que fueron aporte de Sonia Mejías, compositora española que nos acompaña en este proceso desde hace varios años y cuya última estancia ha sido en este año 2018. Felicitaciones y gracias infinitas por estos veinte años de trabajo, felicidad y compromiso. Por los puentes, los espacios y las puertas abiertas… como lo dijo Machado, “…no hay camino, se hace camino al andar…” 15


XX AÑOS

CCESV

20 años del Centro Cultural en El Salvador

Dirección de Relaciones Culturales y Científicas

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Este año se cumplen dos décadas desde la apertura del Centro Cultural de España en El Salvador, un periodo en que se ha tratado de destacar el valor de la cultura como herramienta para el desarrollo, y en que se ha esforzado por mostrarse como un espacio abierto tanto a creadores españoles como salvadoreños, convertido en un espacio común sin otro requisito de entrada que el fomento de la creatividad y el conocimiento. El Centro Cultural de España se convirtió desde sus inicios, en 1998, en un referente para el mundo de las artes y de la cultura. Desde su emplazamiento, en un pequeño espacio próximo a la embajada, ha sabido proyectarse a toda la ciudad de San Salvador e incluso a todo el país a través de diversos programas y actividades. En los primeros años de funcionamiento, desde el centro se pusieron en marcha programas dedicados a la juventud y a la comunidad artística: el Premio de Arte Joven, el apoyo a la creación de la Compañía Nacional de Danza, o el proyecto de Invasión en el parque o la colección Revuelta, que lo hicieron un espacio conocido y altamente implicado con la comunidad local. Durante esa etapa, el centro fue pionero en actividades como el diseño gráfico, el arte emergente, la danza o el teatro, con una variedad de disciplinas que trataba de abarca la efervescencia creativa del país y la ciudad. Años más tarde, se inaugurará otro proyecto que marcaría un antes y un después en el panorama cultura de San Salvador y del propio centro: La Casa Tomada. Concebida en un principio como un espacio para ampliar el Centro Cultural, con el tiempo ha adquirido personalidad propia, un lugar en que confluyen gran variedad de iniciativas y de agentes, en que la autogestión coexiste con la actividad de la institución. Actualmente alberga espacios de cine, radio, teatro y música, entre otros, mediante un modelo público y privado y una mezcla de iniciativas sociales y culturales que lo han convertido en un punto central para entender un modelo cultural abierto y permeable a todas las manifestaciones que se dan a su alrededor. Actualmente, y como siempre, el Centro Cultural de España en El Salvador es un espacio querido y apreciado por la comunidad artística salvadoreña: un espacio de referencia que apuesta por el poder de la cultura para avanzar en la transformación social, un lugar de encuentro donde dialogan personas de diversos estratos que trata de favorecer la convivencia, el desarrollo y la paz, y que, a los veinte años de su creación, se ha convertido en un espacio de todos y para todos, firme en su propósito inicial de consolidarse en una casa pública y común. 17




XX AÑOS

CCESV

20 AÑOS ES MUCHO Por Juan Sánchez

El 1 de agosto de 2005 aterricé en San Salvador. Sin duda, ese vuelo marcó un antes y un después en mi trayectoria profesional (…y en mi vida). Aunque había estado vinculado, desde mis inicios laborales, a la gestión cultural, asumir la dirección del Centro Cultural de España en El Salvador fue todo un reto. Llegar a dirigir el Centro Cultural de España me permitió sumergirme rápidamente en la escena cultural salvadoreña, enterarme de primera mano de las inquietudes de los y las artistas, impregnarme de salvadoreñidad, y conocer a fondo un país pequeño, pero, al mismo tiempo, muy grande, más de lo que pensaba. 20


Reconozco que mi conocimiento de la cultura salvadoreña era escaso y, para mí, fue una sorpresa ir descubriendo, día a día, los proyectos y a las personas que hacían posible que las artes visuales, la literatura, la gestión cultural, el cine y el video, la música y las artes escénicas, con mucho esfuerzo, se hicieran presentes en el día a día del país. Fue una auténtica satisfacción contribuir con el desarrollo de la cultura salvadoreña, fomentando espacios de encuentro y convivencia mediante diferentes actividades culturales que llenaron de vida nuestro querido CCESV, pero también otros espacios culturales, las municipalidades, los parques y las calles salvadoreñas. Por problemas de espacio (y de memoria personal) no puedo recordar aquí todos los proyectos que ejecutamos, pero sí me gustaría destacar alguno de ellos que dejaron, en mí, una huella que me acompaña y que, de vez en cuando, me devuelven al Pulgarcito. En las artes visuales intentamos que el Centro tuviera un importante papel y, al mismo tiempo, fuera un espacio que estableciera conexiones con otros países de la región centroamericana e iberoamericana. Apoyar la producción, la formación, la curaduría y la divulgación del arte salvadoreño fueron algunas de nuestras premisas. Programas como Curando Centroamérica (con Virginia Pérez Ratton, Tamara Díaz, Rosina Cazali, Walo Araujo o Santiago Olmo, entre otros), nuestro programa de exposiciones y el apoyo a eventos como ESFOTO, la Bienal Centroamericana de Arte o el Festival Internacional de Arte Digital, son sólo algunas de las acciones que se llevaron a cabo en ese sentido. En el ámbito de las artes escénicas apoyamos la producción y la creación de teatro y danza salvadoreña; la formación (recuerdo la visita de José Sanchís Sinisterra, Daniel Abreu —hoy día Premio Nacional de Danza en España— o Angels Margarit); y la presentación de compañías españolas en los diferentes festivales de teatro y/o danza que se organizaban. Pero más allá de la presentación de espectáculos y la formación, programas como Encuentros con la danza y Encuentros con el teatro nos permitieron abrir un espacio de reflexión y crítica en torno al hecho escénico. La música siempre estuvo presente en nuestras programaciones, ya sea a través de nuestro Punto de música, donde, cada semana, podíamos escuchar diferentes propuestas iberoamericanas o nuestra colaboración con la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica Juvenil y los diferentes festivales del país, pero, sin duda, Invasión en el parque fue, a mi entender, uno de los programas más exitosos de aquellos años. Llevar música al parque Cuscatlán, los viernes en la noche, y para un público joven fue un desafío en el que pocos creían pero que acabó convirtiéndose en

una cita ineludible. Grupos como Mística y raíz, Adhesivo, Son 3/4 o Tazumal Proyect, entre otros, lo hicieron posible. El cine y video, cómo no, no podían faltar. Nuestro Punto visual permitía descubrir diferentes trabajos audiovisuales, los ciclos de cine iberoamericano nos acercaban a una filmografía independiente de la región, y los ciclos de cine español nos permitían conocer de primera mano los últimos estrenos de la producción española y recibir a grandes cineastas como Imanol Uribe, quien nos visitó en mayo de 2007. La formación en esta área también fue central durante esos años y no podemos dejar de mencionar aquí la colaboración y amistad que tuvimos con nuestro querido Luis G. Valdivieso. En el sector de la literatura, tratamos de generar espacios de interlocución y debate, convertirnos en un lugar de encuentro para conferencias, seminarios, mesas redondas, presentaciones de libro, cursos y talleres relacionados con la práctica literaria. Llevamos a cabo programas de fomento de lectura e inauguramos nuestra biblioteca, colaboramos con la Semana Nacional de la Lectura y los Festivales Internacionales de Poesía. Dos de los proyectos que recuerdo especialmente son el ciclo Hic et Nunc. Nueva literatura salvadoreña, coordinado por Susana Reyes, y el lanzamiento del Concurso Literario Gallo Tapado, gestado por Elena Salamanca. El CCESV es también un espacio preocupado por la conservación y difusión del patrimonio material e inmaterial. Por esa razón, organizamos constantes conferencias y mesas de debate que nos permitieran poner sobre la mesa algunas de las preocupaciones más relevantes en el tema; colaboramos estrechamente con la Academia de Historia y el Museo Nacional de Antropología (MUNA), realizamos visitas guiadas al Cementerio de los Ilustres, exposiciones como Atisbos Arquitectónicos, y programas como Ruta 06. Intervenciones en la ciudad que pretendía, a través del arte contemporáneo, poner en evidencia el estado del patrimonio edificado del centro de San Salvador. El CCESV abrió, en esos años, sus puertas a los más pequeños, iniciando tímidamente una programación infantil que no había contemplado en sus primeros años de existencia y que me consta va tomando fuerza a través del programa Chispas. Otro ámbito en el que volcamos mucha expectativa fue el de la formación, llevando a cabo seminarios, encuentros y talleres sobre gestión cultural, políticas culturales, periodismo cultural, derechos de autor, diseño editorial y acceso a nuevas tecnologías, entre otros. Pero el CCESV no es ajeno a las realidades de su entorno. De ahí que muchas de las temáticas que se abordaban tenían que ver con el contexto en el que se encuen-

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XX AÑOS

tra. De esta forma, reflexionamos sobre las relaciones entre cultura y violencia, cultura y migraciones, cultura y derechos humanos, cultura y género, cultura e identidad, entre otros. Cabe señalar aquí Fronteras (IN)franqueables, proyecto coordinado por Miguel Huezo Mixco, en junio de 2008 y julio de 2009, cuyo objetivo era emprender una reflexión en torno al significado de las fronteras del siglo XXI. No puedo dejar de nombrar dos proyectos que nos dieron muchas satisfacciones. Mirando al Sur, en el que participábamos todos los CCE de Centroamérica y que buscaba reflexionar sobre los flujos migratorios en la región; y Desayunando con…, en el que un domingo al mes, el público compartía, de manera distendida, las inquietudes de personalidades de la cultura salvadoreña. Manlio Argueta, Carmen González Huguet, Rafael Menjívar Ochoa, Jorge Galán, Ricardo Lindo, Claribel Alegría, Irma Lanzas, Dinora Cañénguez, Elena Salamanca, Carlos Cañas Dinarte, Elizabeth Trabanino, Jorge Dalton, Rossemberg Rivas, Alcira Alonso o Xenia Vaquerano, que solo fueron algunas de las personas que aceptaron acompañarnos. Sin duda, hay otras muchas iniciativas en el recuerdo, pero el espacio es limitado y me gustaría acabar expresando mis GRACIAS (en mayúscula) al equipo del CCESV, quienes creyeron, desde el principio, en el proyecto de Centro que queríamos: un espacio abierto, dinámico, que se convirtiera en un importante impulso a la creación artística local, diversificando propuestas culturales y artísticas de toda índole, fomentando el intercambio y la diver-

CCESV

sidad cultural. En definitiva, un espacio que favorecería la cooperación cultural entre España y El Salvador. A vosotros, GRACIAS. Y gracias también a las instituciones, a los artistas, pensadores, hacedores de cultura y el público que hicieron posible que mi estancia en El Salvador fuera una de las de mayor aprendizaje profesional y de las más felices de mi vida. Como cantaría Carlos Gardel, “20 años no es nada” y, sin embargo, cuando vuelves la vista atrás, 20 años es mucho. Estoy seguro de que el CCESV seguirá ahí esforzándose en convertir la cultura en un eje central del desarrollo, un eje necesario para hacernos mejores personas.

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Felicidades CCESV.


CULTURA, ARTE Y PENSAMIENTO EN EL ESCENARIO DE LA VIOLENCIA A Luis Gómez Valdivieso, in memoriam

Por Fernando Fajardo

Cuando tomo las riendas del Centro Cultural de El

Salvador (CCESV) en 2010, era ya un barco enrumbado y un referente consolidado en la oferta cultural del país. Sin embargo, en el periodo que me tocó dirigir el CCESV existieron dos factores coyunturales que determinaron en gran medida el clima y las circunstancias en las que debía desenvolverse la acción cultural, lo que, a la postre, orientó la política y las líneas estratégicas del Centro. Estos factores, uno externo y otro interno, enmarcaron el quehacer de la dirección en aquellos años. 23


XX AÑOS

CCESV

El factor externo fue esencialmente económico. España en aquellos años quedó seriamente afectada por la crisis económica internacional, lo que obligó a reducir drásticamente los fondos aportados a la cooperación y, en consecuencia, a la financiación destinada a la programación en la red de centros culturales. Ello nos condicionó a tomar medidas de recorte inmediatas que afectaron no solo a los recursos humanos y técnicos, sino, primordialmente, a las actividades realizadas extramuros del centro cultural y a la organización de convocatorias de desarrollo profesional de los artistas. En aquellos días, la participación en comunidades urbano-marginales y la extensión de las actividades a otras capitales del país que formaban parte de la oferta cultural se tuvieron que recortar. Asimismo, uno de los proyectos más emblemáticos entre los artistas emergentes como era el Premio de Arte Joven, que implicaba un gran esfuerzo económico, tuvo que ser suspendido. Afortunadamente, la red se ha ido recuperando paulatinamente de esa precaria situación, aunque es difícil imaginar que se vuelva a aquellos años de bonanza. Por otra parte, el factor interno comprende al creciente problema de inseguridad generada por la violencia que, en aquellos años, alcanzó las cotas más altas. El Salvador, por un tiempo, también fue el escenario de un experimento social: el de la tregua con las pandillas. Tras este intento frustrado, la violencia se insertará en cualquier estamento y formará parte del imaginario colectivo como tópico, como reactivo o como presencia ubicua, venga de donde venga. Y la cultura no es una excepción, la violencia, pasada o actual, será el escenario de excelentes obras artísticas. Algunas muestras significativas de este periodo son la película Malacrianza, de Arturo Menéndez, la exposición fotográfica El último atuendo de los desaparecidos, de Fred Ramos, El fenómeno, con Teatro del Azoro, la literatura con Noviembre, de Jorge Galán, y un largo etcétera. Paralelamente, existían espacios críticos de reflexión como el Foro de El Faro; el tanque de pensamiento Masthía Paz (Pensando la Paz), nacido en el CCESV y formulador del proyecto presentado a la Unión Europea (UE) para La Casa Tomada, que trajo consigo la Radio Tomada. También está la escuela de formación a jóvenes críticos y otros grupos de

pensamiento que gravitaban en torno al CCESV y La Casa Tomada, como La Oveja Negra o Censura Cero, entre otros. Sin embargo, la violencia no solo estaría presente de alguna forma en la temática de los artistas o como tema de reflexión en las redes de conocimiento, sino que ha condicionado el quehacer, como reactivo, en la conquista del espacio público para la cultura. Paulatinamente, los artistas, las instituciones y los profesionales de la cultura han ido conquistando el Centro Histórico de la ciudad, los barrios, las calles y avenidas. En ese sentido, la llegada de nuevos rectores municipales coincide con una etapa nueva para la cultura y la recuperación del Centro Histórico. El CCESV colabora entonces con una de las más significadas iniciativas como fue la exposición al aire libre del Museo del Prado que se celebró en la plaza Gerardo Barrios, la plaza del centro de la ciudad, donde se ubican el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y la Biblioteca Nacional, en lo que es simbólicamente el centro de la cultura, el epicentro de su memoria histórica, de la historia cruenta de los asesinatos en la escalinata de la iglesia y de los sermones de su mentor monseñor Romero. Simultáneamente, y como contraste de expresiones y épocas, se celebraba en la plaza una muestra internacional de grafiteros con el apoyo de la municipalidad. Aquella plaza que había sido víctima de la demolición reciente del mosaico Armonía de mi pueblo de Fernando Llort volvía ser escenario crucial. Esa resignificación del espacio público para el ocio, en la plaza de la cultura y de la memoria por excelencia, marcó, de alguna forma, un punto de inflexión en una serie de acciones culturales de revitalización del espacio público. La noche blanca, como parte de nuestra política de proximidad y como ejercicio comunitaria de acción cultural por el barrio, es otra muestra. En un día a favor del acceso a la cultura al ciudadano se toman las calles de la colonia San Benito y se invita a todos los vecinos. En esa noche se visitan tanto los centros culturales más relevantes como otras iniciativas variopintas que mueven la cultura con esfuerzo. De hecho, ya se ha instaurado como una tradición citadina para vivir la calle. Otras muestras, en esta línea, fueron la Procesión armónica celebrado en el espacio conquistado del bulevar Constitución, una suerte de desfile en pro de la música compartida que suena en una nota por encima del ruido de la ciudad,

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o la ruta de la comparsa de Vacilarte por el Barrio de Las Palmas, haciendo salir a los vecinos en unas calles estigmatizadas por la violencia. En estos años, otras organizaciones juveniles, plataformas cívicas o grupos informales, han ido animándose a ocupar la ciudad: skaters, grafiteros, asociaciones de ciclistas, jóvenes por la paz… son una muestra de la necesidad de la ciudadanía por expresarse en libertad, tras la implantación de políticas de seguridad poco propicias para la juventud y en un clima social complejo. Ocupar en paz las calles y procurar el acceso y universal a la cultura, ese es el signo de los tiempos. Y el Centro Cultural de El Salvador y La Casa Tomada estuvieron allí para acompañar estos procesos. En cuanto al apoyo institucional, uno de los ámbitos donde el apoyo del centro fue más destacado fue el acompañamiento a la modernización del sector cultural que se canalizó a través de una subvención de Estado a la Secretaría de Cultura. El proyecto contaba con varios componentes de los que destacamos el fortalecimiento al sistema de coros y orquestas y la actualización del sistema de información geográfica, aunque, los más sustantivos fueron la elaboración de la política cultural y la ley de cultura, esfuerzos que, con sus avatares, aún faltan por completar. El Centro fue, asimismo, el que proporcionó una oportunidad de formación en gestión cultural, en mediación, en preservación del patrimonio, a los funcionarios y profesionales de la cultura públicos y privados, en gran parte gracias al programa ACERCA. En esta cooperación institucional destacamos la creación del Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador con la Secretaría de Cultura del Gobierno de San Salvador, que ha celebrado tres ediciones. El premio ha contado con la alianza de la editorial Valparaíso, para su edición y publicación, y con la Casa de América para su difusión y presentación. La alianza en este premio no solo sirvió para publicar a escritores salvadoreños y latinoamericanos, sino también para editar otras obras y antologías. Producto de esta colaboración estrecha con la alcaldía está nuestra participación en Festival Internacional de Cine de San Salvador con la exhibición de películas españolas e impartición de talleres. La colaboración con Asociación de Cine Salvadoreño (ASCINE), y más con su instalación en La Casa Tomada, ha sido una constante desde que el cineas-

ta español Luis Gómez Valdivieso iniciara su promoción con pasión y abnegación. Quisiera destacar en este ámbito el apoyo del centro a la animación con plastilina (stop motion), proyecto desarrollado desde la UCA por Ferrán Caum, que ha creado toda una escuela en el país. Son muchos los ámbitos que fueron priorizados en nuestra programación, por traer a colación a algunos de ellos, destacaría la atención al adulto mayor con el apoyo al Coro del Adulto Mayor o el musical de Fantástico bailable; o el rescate y dignificación del mundo náhuat desde la inauguración simbólica de La Casa Tomada por los pueblos originarios de Nahuizalco o con la compilación de un cancionero náhuat y la inclusión en el repertorio de canciones para coros; o la reconstrucción de la identidad salvadoreña con el reconocimiento de sus comunidades inmigrantes (libaneses, chinos, alemanes, catalanes, vascos…) llevado a cabo con la Academia de la Historia; o el apoyo a la gestión del conocimiento con la acogida a colectivos como la asociación ASTRO, de astronomía, o el colectivo ASA, de fotografía, o el Casal Catalá, la agrupación del barrio con la iniciativa de Tejiendo Tejidos y tantos otros. En fin, es imposible, en este breve recorrido por aquellos años, dar cuenta de las tantas actividades que se acometieron, muchas de ellas muy significativas. Y por supuesto, la puesta en marcha de La Casa Tomada, el emprendimiento más destacado en mi periodo como director del Centro. La Casa Tomada quiere ser un espacio abierto, desde la concepción de la cultura libre, para el acceso a la cultura, principalmente a la juventud, pero también a los adultos mayores y las comunidades de conocimiento. Lo que hoy es ya un espacio reconocido en el ámbito cultural, fue un lento proceso de aprendizaje y de construcción colectiva. Nace en el lugar que ocupaba un antiguo museo de ciencia y ya estaba conformada cuando recibe un fuerte apoyo de la UE para su implementación. Ese apoyo servirá para habilitar y equipar los espacios, fortalecer el modelo de gestión y llevar a cabo una política de mediación cultural con el entorno próximo. Como proyecto innovador, desde sus primeros pasos, alienta a generar proyectos colectivos e implementar un modelo de gestión comunitaria que se aprueban por su interés social y por el valor para el bien común. En esa línea, recordar, entre

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XX AÑOS

CCESV

otros, los proyectos con la casa vacía, como el proyecto fundacional de Extensiones del dibujo guiado por Cristina Gozzini que orquestó a diferentes artistas que con sus intervenciones ponían en valor los ambientes y la energía del espacio, la obra colectiva Shhh como un collage de performances por todas las habitaciones de la casa o la obra especial que representó la Compañía Nacional de Danza o el trabajo de Miguel Martino para trasladar su taller a la casa y guiar a los escultores participantes y muchos otros... La Casa Tomada se ha inspirado en variadas experiencias y gestores de la cultura, sin embargo reconocemos la influencia que han ejercido personalidades como Celio Turino, Pedro Soler y, cómo no, de Beatriz Alcaine, la taumaturga, la factotum de la cultura salvadoreña de antaño y de hogaño, ha sido determinante. Quiero reseñar que en esa búsqueda, La Casa Tomada, como proyecto experimental de innova-

ción ha tenido sus altibajos, por ello el espaldarazo que recibió la casa para su legitimación y reconocimiento con la visita de la reina Letizia fue crucial para su consolidación. Asimismo, destacar que teniendo al CCE como inspirador y gracias al apoyo económico inicial del proyecto de la UE nace otra iniciativa para los artistas itinerantes como la Residencia de Al Lado que ha sido uno de los espacios dinamizadores para la escena cultural y la promoción de los artistas emergentes. Son muchas las instituciones y personas que han colaborado con el CCESV en estos años por lo que prefiero, para evitar omisiones, extender un sentido agradecimiento general. Eso sí, agradecer, especialmente, al personal del Centro Cultural, a los inspiradores de La Casa Tomada y a sus habitantes, y al apoyo que desde la sede en Madrid siempre recibí.

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20 AÑOS DE CULTURA Y PENSAMIENTO

Por Eloísa Vaello Marco

Llegué a El Salvador un día a finales de agosto de 2018. Llegué con mucha ilusión, como siempre que uno sabe que tiene un gran reto por delante: conocer lo suficientemente rápido y bien el país y el Centro Cultural, como para preparar la celebración de sus 20 años. Pero también sabiendo que llegaba a un Centro Cultural, cuya programación y personalidad habían ido evolucionando con el tiempo y también con las diferentes miradas que le habían impreso sus dos directores anteriores. Llegué y nos pusimos en marcha entre todos a pensar y darle forma a un proyecto de celebración que tenía que ser inclusivo, que tenía que hacer un repaso de muchas cosas, de muchas actividades y anécdotas, pero sobre todo, de muchos sueños y de muchos proyectos con mirada hacia el futuro. Porque teníamos claro que la celebración no podía ser una mirada al pasado, también queríamos que fuera una reflexión sobre el presente y un paso hacia el futuro. 27


XX AÑOS

CCESV

Ahora, en diciembre de 2018, cuando estamos ya cerrando las celebraciones de los 20 años, lo hacemos contentos porque pensamos que entre todo el equipo hemos conseguido que esta celebración sea de todos. Hemos disfrutado a lo largo del año con música, danza y teatro. Hemos visto cine, hemos aprendido sobre improvisación en el jazz, sobre periodismo cultural y revistas de papel, sobre cine. Hemos reflexionado sobre la cultura y el desarrollo desde El Salvador. Hemos trabajado con la UNESCO y hemos tomado La Casa Tomada. Hemos hecho memoria y reconstrucción… ¡Y tantas cosas más! El Centro Cultural de España en El Salvador ha cumplido 20 años, y lo ha hecho en estado de gracia. Siempre ha sido un espacio físicamente pequeño, pero que ha sabido extender sus brazos y piernas más allá de sus instalaciones, a través de externalizar su actividad, principalmente en San Salvador, pero también en otras ciudades y poblaciones del interior del país. Desde La Reforma se ha convertido a lo largo de estos 20 años en un espacio querido, del que la población, especialmente artistas y público consumidor de cultura, hablan con cariño y respeto. Su historia viene muy marcada por dos etapas principales: Juan Sánchez fue el primer director del Centro Cultural y le marcó una impronta muy moderna y vanguardista. En primer lugar, reformando el espacio para darle más personalidad con sus colores rojo y blanco y sus pisos de cemento. Así, con un edificio a priori sin demasiadas posibilidades, se puso en marcha un proyecto que fluía más allá de las paredes del Centro Cultural. La etapa de Juan fue además la etapa de expansión de la Cooperación Española, y en concreto, la Cooperación Cultural tuvo un presupuesto muy elevado que permitía una programación muy amplia que abarcaba todos los espectros de la cultura y llegaba a muchos rincones del país. De la época de Juan se recuerdan proyectos emblemáticos como Invasión en el parque, el Premio de Arte Joven, La colección Revuelta y tantos otros. El centro se consolida como un espacio de encuentro, y referente en temas de arte y diseño. La imagen gráfica del Centro Cultural se convierte en pionera y marca escuela. Pero del mismo modo, la programación infantil, las presentaciones literarias y los proyectos teatrales también tienen su espacio. Y no podemos olvidar el crucial apoyo a la puesta en marcha de la Compañía Nacional de Danza. Fernando llega en 2010 con una propuesta muy diferente, en parte marcada por la crisis en España que supuso una reducción muy pronunciada del presupuesto. La gestión de Fernando estuvo muy centrada en los nuevos procesos de gestión colectiva y participación social. Si

bien el intento de ampliar los espacios del Centro Cultural venía trabajándose desde hace tiempo, en el año 2011 se consigue alquilar un espacio contiguo al Centro Cultural. En este espacio va tomando cuerpo de modo muy natural y orgánico, un proyecto novedoso de ampliación del Centro Cultural: La Casa Tomada. Para dar vida a este nuevo espacio se van instalando diferentes colectivos, con diferentes inquietudes, pero con un objetivo común: convertir La Casa Tomada en un lugar de encuentro, un lugar de debate y libertad, sin requisitos de entrada ni condicionantes para la participación. Para consolidar este espacio fue clave el fondo de la Unión Europea para el proyecto Cultura entre todos, que permitió mejorar las dotaciones e instalaciones de La Casa Tomada y activarla con numerosas actividades de formación, de mediación y participación con la limítrofe comunidad de Las Palmas. Han sido dos periodos muy marcados por diferentes miradas sobre la cultura y sus significaciones, pero que totalmente se han complementado y han conseguido que el Centro Cultural siga manteniéndose en el epicentro de la actividad cultural de la ciudad. Y de todo eso teníamos que nutrirnos para generar un año 2018 especial que supiera plantear unas actividades que celebraran cada uno de esos grandes logros conseguidos hasta la fecha. De modo muy simbólico, hicimos todo el equipo largas pensadas sobre qué queríamos hacer y cómo lo podíamos conseguir. Queríamos un programa con personalidad e identidad gráfica. Eso siempre ha sido un aspecto en el que ha destacado mucho el Centro Cultural y en la celebración de nuestros 20 años no podíamos ser menos. Teníamos que pensar en programas y proyectos en torno a los 10 años de la Compañía Nacional de Danza, una apuesta clave por el teatro y por el teatro nacional y el español, la música y la literatura, el cine y la fotografía, el arte en general. Pero todo eso debía ir acompañado por los programas de largo recorrido que se relacionan con las líneas de la Estrategia de Cultura y Desarrollo. Nos propusimos trabajar en formación en temas de arte y cultura, en patrimonio material e inmaterial, en memoria y ciudadanía, en temas de participación social y prevención de la violencia. Y todos estos programas, sumados a los proyectos anteriores, siempre cruzados por los ejes de género, medioambiente y derechos humanos. Y así, con esa mirada, trazada desde un objetivo práctico: Celebrar los 20 años, al tiempo que desde un objetivo teórico: Ordenar un programa que sea un repaso y un compendio de lo mejor de dos etapas cruciales para la consolidación del Centro Cultural como un referente ineludible de la Cultura en El Salvador, planteamos la programación de este año 2018.

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Pero además de ese objetivo teórico práctico, también queríamos reforzar la singularidad de un espacio que ha sabido posicionarse casi desde un no lugar, como hace un par de años denominó Jesús Oyamburu a los Centros Culturales. Un no lugar vinculado a la noción de heterotopía que planteaba Foucault hace ya algunos muchos años, para describir ciertos espacios culturales, institucionales y discursivos, que de alguna manera son “otros”: inquietantes, intensos, incompatibles, contradictorios o transformadores. El Centro Cultural de España en el Salvador si es que no lo es, quiere ser una heterotopía en este último sentido. Nuestro objetivo es ser un espacio de encuentro, donde las fronteras se diluyen para ser traspasadas, donde el teatro se fusiona con el cine, la danza con la calle y la ciudadanía y un coro de adultos mayores ensaya a la par que niños y niñas juegan a leer y a compartir. Un espacio “otro” donde pensamos en español y cantamos en náhuat, un espacio “no lugar”, donde caben todos y todas. Un espacio a la vanguardia en arte contemporáneo y en formación en temas de arte, crítica y curaduría. Un “no lugar” que ha salido a las plazas para recuperar y reinventar los espacios públicos, que ha sido y es referente en la puesta en marcha de modelos de gestión colectiva de espacios culturales, coexistiendo con La Casa Tomada, para complementarse y compenetrarse y trazar puentes entre diferentes modos de hacer cultura. Pero, sobre todo, etapa tras etapa, director tras director, con más o menos presupuesto, el Centro Cultural ha sabido mantenerse como un espacio de cultura para todos. Como un espacio de diálogo y pensamiento. Un espacio de encuentro y libertad, de contradicción y transformación. En tiempos de crisis, de miedos a las violencias y las incertidumbres, el Centro Cultural quiere mantenerse como un espacio de respeto, democracia y cultura. Un espacio para la ciudadanía, para la construcción de pensamiento crítico y personas librepensantes. Un espacio con memoria, para no olvidar el pasado y poder construir una narrativa inclusiva, que abarque todas las miradas y sensibilidades. Un espacio con presente, un espacio para el presente: para jugar, para aprender, para crecer, para imaginar y para soñar. Un espacio para disfrutar con teatro, cine, música, danza, fotografía, arte… pero sobre todo para construir y construirnos para el futuro. Me gustaría terminar citando a Begoña Torres: “Estamos comprometidos socialmente con la creatividad y creemos que esta debe instalarse en el corazón de nuestro futuro como sociedad y país, profundizando en el desafío y creando nuevas alternativas contra el descontento de la vida contemporánea”.

Celebramos 20 años, celebremos el presente mirando al futuro, para seguir construyendo juntos, como dos países hermanos, un espacio de cooperación y pensamiento, un espacio de libertad. San Salvador, 1 de diciembre de 2018. Eloisa Vaello Marco, Directora Centro Cultural de España en El Salvador.

*Por razones personales, este año ha sido muy complicado para mi, probablemente, uno de los más duros de mi vida. Y nada de lo que hemos hecho, y nada de lo que hemos conseguido, hubiera sido posible sin el maravilloso equipo del Centro Cultural. Cada uno de mis compañeros y compañeras ha sido el verdadero artífice de que hayamos logrado un año con una programación fantástica y de que yo haya permanecido a flote. A todos y todas les dedico estas líneas, porque sin ellos no lo habría conseguido. ¡Muchas Gracias compañeros y compañeras, esto va por vosotros y vosotras!

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XX AÑOS

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¿Qué es la AECID?

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) es el principal órgano de gestión de la Cooperación Española, orientada a la lucha contra la pobreza y al desarrollo humano sostenible. Según su estatuto, la Agencia nace para fomentar el pleno ejercicio del desarrollo, concebido como derecho humano fundamental, siendo la lucha contra la pobreza parte del proceso de construcción de este derecho. Para ello sigue las directrices del IV Plan Director, en consonancia con la agenda internacional marcada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y con atención a tres elementos transversales: la perspectiva de género, la calidad medioambiental y el respeto a la diversidad cultural. La AECID está adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación a través de la Secretaría de

Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI). La Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo contempla a la Agencia como órgano ejecutivo de la Cooperación Española, y enmarca su objeto dentro de sus prioridades: el fomento del desarrollo y del equilibrio en las relaciones internacionales, la prevención y atención de situaciones de emergencia, la promoción de la democracia y el impulso de las relaciones con los países socios. Para ello, cuenta como instrumentos la cooperación técnica, la cooperación económica y financiera, la ayuda humanitaria y la educación para el desarrollo y sensibilización social. La Agencia, junto a sus socios, trabaja en más de 30 países a través de su red de Oficinas Técnicas de Cooperación, Centros Culturales y Centros de Formación.

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De España a El Salvador: la organización de la cooperación cultural

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XX AÑOS

CCESV

+ de 25 años de lucha contra la pobreza

En 2013 la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) cumplió 25 años de trabajo en favor del desarrollo humano sostenible y la lucha contra la pobreza. Durante estos más de 25 años, la Agencia ha conseguido posicionarse como una herramienta fundamental para la contribución española al desarrollo internacional, y sobre todo, como canalizadora de la expresión de solidaridad de la ciudadanía española. La AECID, como institución del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, tiene como objetivo el fomento y la gestión de las políticas públicas de la cooperación internacional española. Durante estos años, la Agencia ha establecido alianzas internacionales y reforzado las relaciones de España con otros países e instituciones como las agencias de las Naciones Unidas. Esta labor ha contribuido al reconocimiento de una tradición de solidaridad y cooperación, destacando a España como socio comprometido con la sociedad internacional. Estos más de 25 años de cooperación han originado muchos logros y contribuciones de la ciudadanía española en favor del desarrollo internacional. Entre estas contribuciones están los avances en las investigaciones de la malaria a través del centro de investigación en Mozambique, los logros en salud y habitabilidad gracias a las intervenciones en materia de agua y saneamiento en América Latina, el fortalecimiento institucional y el fomento de los sistemas democráticos en los países socios, el impulso a la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, la preservación del medio ambiente y a la vez el fomento del desarrollo rural y la seguridad alimentaria, además de otros resultados en materia de gobernabilidad, fortalecimiento de la paz, erradicación del trabajo infantil, acceso a la educación, etc.

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La acción humanitaria es también uno de los puntos fuertes de la Cooperación Española gracias a las intervenciones de la AECID durante todos estos años. Sus intervenciones en casos como el huracán Mitch, el tsunami de 2004, los terremotos en Perú, Irán, o el más reciente de Haití; las inundaciones, las crisis alimentarias como la del Cuerno de África o la actual del Sahel y las crisis causadas por conflictos, como en Siria o Malí,- son experiencias en las que la solidaridad de la ciudadanía española con las poblaciones afectadas ha estado representada por la Agencia. En el ámbito cultural, la Agencia ha trabajado estos años bajo el convencimiento de que la cultura es un motor del desarrollo. A través de sus Centros Culturales repartidos por América Latina y África subsahariana, la AECID ha favorecido la creación cultural y formado a los actores culturales locales para hacer del sector cultural en cada país una nueva oportunidad de desarrollo. Además, España financia a través de la Agencia los programas culturales y de innovación para América Latina surgidos de las diversas cumbres iberoamericanas mantenidas hasta el momento como Ibermedia, Ibermuseos, Iberescena, o el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED). La AECID ha contribuido, asimismo, a reforzar el tejido de la sociedad civil española y a conformar una ciudadanía más informada y comprometida con el desarrollo humano sostenible y con las causas y consecuencias de la pobreza a través de sus acciones de Educación para el Desarrollo. Prueba de ello son las redes de docentes por el desarrollo que la AECID ha ido construyendo para fortalecer la educación en valores solidarios en los ámbitos formal y no formal, y la investigación acerca de los procesos involucrados en el de desarrollo sostenible y la cooperación para el desarrollo en general.

Puedes encontrar más información y descargarte todos los documentos Marco de la Cooperación Española en: http://www.aecid.es/es/aecid/

Otro de los objetivos de la AECID es favorecer la presencia de expertos españoles en los organismos internacionales dedicados a la cooperación internacional, algo que lleva a cabo a través de sus diversas convocatorias de expertos y voluntarios en organismos como Naciones Unidas. En esta misma línea, la Agencia gestiona becas para alumnos extranjeros en instituciones españolas y promueve estancias en prácticas para españoles en el exterior e intercambio de conocimientos entre universidades españolas y de los países socios. En el nuevo contexto mundial, la AECID continuará, tal y como plantea el IV Plan Director de la Cooperación Española, exportando su experiencia en desarrollo, concentrando su actuación, y mejorando la coordinación, eficacia, calidad y transparencia de la ayuda pública española. Todo con el objetivo de contribuir a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía global, mediante una gestión que maximice el impacto de nuestra ayuda, la de la ciudadanía española, de modo que siga constituyendo un aporte fundamental al esfuerzo de la comunidad internacional en la lucha contra la pobreza.

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XX AÑOS

CCESV

Red de Centros Culturales de la Cooperación Española

“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes, y a participar en el proceso científico y en los beneficios de que él resulten.”

Encuadrados en la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas, los Centros de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ejecutan la política de cooperación cultural y científica, fortalecen la acción cultural como factor para el desarrollo y apoyan la promoción y acción cultural en el exterior. La Red está actualmente conformada por 19 Centros Culturales en 16 países, ofreciendo actividades completamente abiertas y gratuitas a más de un millón de visitantes anuales. Además, pone a disposición de usuarios y organizaciones locales sus instalaciones con aulas-taller, auditorios completamente equipados, salas adecuadas para exhibición, media labs, moderno equipamiento audiovisual y su red de bibliotecas/mediatecas para fomentar el acceso democrático a la cultura y fortalecer el tejido cultural local.

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Art. 27 Declaración Universal de los Derechos Humanos Naciones Unidas - 1948


​Centros culturales

​Centros culturales asociados

1.

CCE Bata

8.

CCE Montevideo

14.

CCE Asociado Casa del Soldado - Panamá

2.

CCE Buenos Aires

9.

CCE México

3.

CCE Honduras

10.

CCE San José de

15.

CCE Asociado Córdoba - Argentina

4.

CCE Juan de

Costa Rica

16.

CCE Asociado Guatemala

Salazar en Asunción

11.

CCE San Salvador

5.

CCE La Paz

12.

CCE Santiago

17.

CCE Asociado Miami

6.

CCE Lima

de Chile

18.

CCE Asociado Nicaragua

7.

CCE Malabo

13.

CCE Santo Domingo

19.

CCE Asociado Rosario - Argentina

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XX AÑOS

CCESV

El trabajo de la Red de Centros Culturales de España La política cultural exterior del Estado español se desarrolla en tres grandes dimensiones:

2

1

Una política para potenciar la proyección y la acción cultural en el exterior, entendida como la presencia de nuestra cultura en su pluralidad, mostrando en los espacios internacionales una visión de la cultura española en un mundo globalizado.

3

Fomento de la cooperación cultural como vehículo de intercambio y reconocimiento mutuo entre los países y sus culturas, insertando acciones bidireccionales que permitan una mayor comprensión del otro y de las relaciones culturales entre las sociedades civiles, usándolas como herramientas de aproximación y respeto, que complementen otras formas de relación internacional.

1. Enfoque de género 2. Sostenibilidad ambiental

5 ejes transversales

3. Lucha contra la violencia 4. Protección de los derechos humanos 5. Diversidad cultural

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Impulsar las potencialidades de la acción cultural como cooperación al desarrollo, lucha contra la pobreza y exclusión social, para q ue puedan ser usadas por las c omunidades como herramienta para el bienestar social, el aumento de la renta, la dignidad social y también para la defensa de las identidades colectivas ante las a menazas homogeneizadoras.


Promoción Cultural Española

Dar a conocer la cultura española en su diversidad y modernidad.

1.1. Fomento de la internacionalización de los creadores españoles. 1.2 Difusión del patrimonio cultural de España. 1.3 Presencia de la cultura española en los grandes eventos internacionales y de nuestros científicos en foros internacionales. Impulsar la cultura como elemento esencial de proyección exterior.

Cooperación Cultural

1.4 Inserción de nuestras industrias culturales en los mercados internacionales de la cultura. 1.5 Estímulo a la participación de artistas y agentes culturales españoles en redes internacionales de conocimiento.

Apoyo a todo el proceso creativo local y regional, fortaleciendo el Espacio Cultural Iberoamericano y tejiendo redes ineludibles.

2.1 Fomento de nuestras relaciones bilaterales mediante el intercambio de creadores, intelectuales y científicos y la puesta en práctica de proyectos conjuntos. 2.2 Promoción de las relaciones e intercambio entre instituciones culturales españolas e instituciones análogas extranjeras. 2.3 Cooperación cultural multilateral, fundamentalmente en el ámbito UE y UNESCO. Impulsar la cooperación cultural

2.4 Contribución al fortalecimiento del Espacio Cultural Iberoamericano y apoyo a los procesos de integración regional en su dimensión cultural. 2.5 Puesta a disposición de artistas locales de espacios para la creación, expresión y difusión de su obra. 2.6 Impulso a la creación de nuevas redes en los distintos sectores de la cultura, la ciencia y la tecnología, y apoyo a la consolidación de redes ya existentes, con especial énfasis en la innovación y la producción de conocimiento, salvaguardando los derechos derivados de la producción intelectual.

C+D

La cultura como componente intrínseco de un desarrollo humano sostenible.

1. Formación de capital humano para la cultura. 2. Dimensión política de la cultura en su contribución al desarrollo. 3. Dimensión económica de la cultura en su contribución al desarrollo.

7 líneas estratégicas

4. Relación y complementariedad entre educación y cultura. 5. Gestión sostenible del patrimonio cultural para el desarrollo. 6. Relaciones entre comunicación y cultura con impacto en el desarrollo. 7. Impulso a los procesos de reconocimiento de los derechos culturales.

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7 Líneas estratégicas

1. FORMACIÓN DE CAPITAL HUMANO Para la gestión cultural con énfasis en proyectos de cultura y desarrollo. Intercambios de responsables políticos y gestores culturales. Desarrollo de programas de formación en gestión cultural. Formación de formadores: desarrollo de metodologías e investigación. Intercambios profesionales. 2. DIMENSIÓN POLÍTICA DE LA CULTURA EN SU CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO Aportes a las políticas culturales. Fortalecimiento de organizaciones culturales locales, regional y nacional. Estímulo de la participación ciudadana. Promoción de redes y del uso de espacios públicos. 3. DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LA CULTURA EN SU CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO Fomento, creación, producción de empresas, industrias e instituciones culturales y creativas. Impulso a la circulación y comercialización de productos culturales en mercados nacionales e internacionales. 4. RELACIÓN Y COMPLEMENTARIEDAD EDUCACIÓN Y CULTURA

ENTRE

Apoyo a la implementación de programas y servicios pedagógicos con contenidos culturales, y creación artística, con el respeto a la memoria colectiva, la diversidad cultural, los derechos culturales y los valores constitucionales. Estímulo a la creatividad de la juventud. Programas de fomento a la lectura y creación de bibliotecas y mediatecas.

5. GESTIÓN SOSTENIBLE DEL PATRIMONIO CULTURAL PARA EL DESARROLLO Apoyo a procesos de conservación, restauración, preservación y puesta en valor de los bienes patrimoniales materiales e inmateriales. Identificación y estudio de elementos patrimoniales. Contribuir a la participación ciudadana en los programas de conservación del patrimonio y la memoria colectiva. 6. RELACIONES ENTRE COMUNICACIÓN Y CULTURA CON IMPACTO EN EL DESARROLLO Potenciar dinámicas y procesos comunicativos. Formación de público para generar nuevas industrias culturales. Fomento de redes y uso de tecnologías de la información. Estímulo de las industrias editorial y cinematográfica; y del acceso a las fuentes culturales. 7. IMPULSO A LOS PROCESOS DE RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS CULTURALES Inclusión social y diálogo intercultural. Apoyos a estudios sobre diferentes aspectos de la legislación cultural, a fin de asegurar la libertad cultural y preservar la diversidad frente a proyectos de liberalización del mercado.

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“En su sentido más amplio, la cultura puede considerarse como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ello engloba además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.”

¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura?

Cuando hablamos de cultura, inmediatamente nos vienen a la mente obras y artefactos, espacios como museos, centros culturales y salas de conciertos. Pero al ampliar la mirada, la cultura es algo mucho más rico que estos aspectos tangibles: es el entramado que nos otorga nuestra identidad individual y colectiva, muchas veces en múltiples capas superpuestas, y que nos proyecta como sociedad presente, pasada y futura. La cultura es un componente fundamental del desarrollo. Y así como la cultura abarca mucho más que los aspectos materiales, el desarrollo tampoco puede ser entendido únicamente en términos cuantitativos desplegados en una planilla de indicadores. El desarrollo pleno y sostenible es un proceso orgánico que permite a hombres y mujeres, así como a los pueblos a los que pertenecen, alcanzar un mejor destino.

Integrar la cultura en su más amplio sentido a las estrategias de cooperación es poner al ser humano en el centro del desarrollo, como su principio y fin último, respetando en todo momento la especificidad histórica, social y cultural de cada pueblo.

UNESCO Declaración de México sobre las Políticas Culturales México D.F. - 1982

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¿De qué hablamos cuando hablamos de cooperación cultural y desarrollo? Y entendiendo así la cultura es como se entiende y se enmarca el trabajo de los Centros Culturales de la Cooperación Española. Estos Centros Culturales son mayoritariamente espacios de encuentro y de ciudadanía que trabajan en común acuerdo con instituciones y organizaciones locales en los tres ámbitos siguientes: la promoción cultural española, entendida en su pluralidad y diversidad, la cooperación cultural como una apuesta por reforzar el espacio cultural local y regional, generando espacios de intercambio y tejiendo redes de trabajo y la cultura como factor intrínseco del desarrollo, que configura un trabajo en profundidad en temas como formación, comunicación, patrimonio, educación, derechos humanos y una dimensión tanto económica como política de la cultura. Estos ámbitos se complementan con unos ejes transversales que están siempre presentes en la programación como son el enfoque de género, la sostenibilidad ambiental, la lucha contra la pobreza, la protección de los derechos humanos y la diversidad cultural. Apoyándose en estas líneas, ejes y ámbitos, los Centros Culturales ofrecen espacios abiertos de participación en la vida cultural y ejercicio de ciudadanía, complementan y refuerzan las políticas culturales a nivel local, proporcionan herramientas de formación a los agentes culturales locales a través de diferentes propuestas formativas, facilitan medios y recursos para fortalecer la creación local apoyando el proceso creativo desde sus fases más incipientes hasta su promoción y visibilización, y potencian la concreción del espacio cultural iberoamericano facilitando la movilización de actores culturales de la región. Así mismo, dinamizan la proyección de la diversidad y pluralidad cultural española. Son no lugares, pero al mismo tiempo y en paralelo, son lugares de creación y pensamiento, porque sólo de ciudadanos librepensantes surgen los cambios que van construyendo y configurando un nuevo mundo.

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El Centro Cultural de España en El Salvador abre sus puertas en junio de 1998. Nace como todos los centros culturales con una vocación plural e integradora que se refleja en su programación, un abanico donde coexiste lo tradicional con lo emergente, incluyendo desde las propuestas más clásicas hasta las tendencias estéticas de vanguardia. Se refleja así también en su carácter de centro apto para todo público, donde niños, jóvenes y adultos encuentran actividades a la medida de sus intereses. Cada año, el Centro Cultural organiza más de 300 actividades, obteniendo así la participación de más de 15 mil visitantes anuales1 de todas las edades. Esto se logra a través de diversos programas y proyectos en sus distintas áreas de actividad, que van desde la literatura, el audiovisual, las artes escénicas y las artes visuales hasta la tecnología y la radio, pasando por proyectos ligados al patrimonio, a los derechos humanos y culturales, al medioambiente y a las culturas y pueblos indígenas. Las acciones se concentran con frecuencia en las instalaciones del Centro Cultural pero también se expanden hacia la periferia y hacia el interior, trasladando la importancia de la participación ciudadana y el uso responsable del espacio público. Toda la actividad del Centro se fundamenta en los tres grandes ejes que hemos mencionado y que funcionan de manera interrelacionada: C+D: Cultura y Desarrollo, Cooperación Cultural y Promoción de la Cultura Española.

Cifras aproximadas calculadas en base a los conteos periódicos realizados por el Centro. 1

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El Centro Cultural de España en El Salvador


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Eje 1: C+D: Cultura y Desarrollo

El primer eje va directamente ligado a la Estrategia C+D de la Cooperación Española, actuando como un paraguas que orienta los tres ámbitos de trabajo. Esta Estrategia toma como punto de partida la definición de cultura dada en la Declaración de México de la UNESCO, definición de la cual se desprende que la cultura y por tanto la cooperación cultural, debe enfocarse principalmente en el ser humano como protagonista del proceso y no exclusivamente en sus manifestaciones o realizaciones. Así, la cultura se entiende como una dimensión ineludible en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y también como una herramienta para lograr el bienestar social, la identidad colectiva y la libertad intelectual, pues sin estos elementos no hay verdadero desarrollo posible. Es por ello que este eje busca incorporar a creadores y emprendedores de la vida cultural a las dinámicas de desarrollo local y nacional, pues necesariamente, ellos deben tener un papel activo en los procesos de progreso y democratización de sus sociedades. Dicho de otra manera, el desarrollo no es un modelo a ser impuesto en determinada sociedad, sino un proceso que debe ser discutido, consensuado y construido desde la misma sociedad con amplia participación de todos sus miembros. En este sentido, la cultura desempeña un rol fundamental para esa discusión, ese consenso y, finalmente, esa construcción. Este eje de trabajo del Centro Cultural va ligado a la evolución del pensamiento internacional, que, a través de las Naciones Unidas y sus diversos organismos, ha incidido repetidamente en la necesidad de salvaguardar las especificidades de la vida cultural de los países, como un valor en sí mismo y un requisito indispensable para el desarrollo económico, social y político de sus sociedades. La concepción de la cultura como herramienta de desarrollo nace de la idea de desarrollo humano surgida en la década de los noventa. En virtud de este nuevo con-

cepto, la visión cuantitativa del desarrollo de los pueblos se complementa y enriquece desde una visión cualitativa, en la que se amplían las dimensiones definitorias del mismo, incluyendo el factor cultural. La Cooperación Española ha sido pionera en este ámbito y ya en el II Plan Director (2005-2008) y en el III Plan Director (2009-2012) incorporó la cultura como un elemento esencial en las políticas de desarrollo. El IV Plan Director (2013-2016) señala expresamente que “… la Cooperación Española, apoyándose en el bagaje acumulado de su estrategia de cultura y desarrollo y en la labor realizada por las Embajadas y Unidades de Cooperación en el exterior, especialmente los Centros Culturales, promoverá el respeto a la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la libertad de expresión y creación, así como la participación efectiva de todas las personas en la vida cultural”. La Estrategia de Cultura y Desarrollo plantea 7 líneas de trabajo a partir de las que se organiza la programación del Centro Cultural. Obviamente, cada centro cultural, en función de su propia personalidad, personal y capacidad presupuestaria, define sus prioridades entre las líneas de trabajo y las aterriza en propuestas de trabajo y programación. Desarrollamos las líneas que son prioritarias para el trabajo del Centro Cultural en El Salvador.

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“El arte, la cultura y las actividades relacionadas con ellas deben ser contempladas no sólo como un recurso social o como un instrumento de gobierno, sino también como el capital humano potencial o real de los individuos. Influyen en la capacidad de la gente para afrontar los retos de la vida cotidiana y para reaccionar ante los cambios repentinos en su ambiente físico y social”.

* Formación de capital humano para la gestión cultural con énfasis en proyectos de cultura y desarrollo.

Esta línea ha sido tradicionalmente una de las prioritarias para todos los Centros Culturales, que de modo independiente o en colaboración con otras instituciones públicas y/o privadas, ofrece todos los años posibilidades formativas que actúan como complemento a las formaciones regladas existentes en el país. Con diferentes formatos: seminarios, talleres y clínicas, cursos, etc. cada año se plantea una propuesta formativa, que potencia el arte y la cultura desde nuevas miradas y novedosos enfoques que potencian desde los aprendizajes más técnicos y aplicados, hasta espacios de reflexión y pensamiento. Debemos mencionar aquí el programa ACERCA, que surge en el 2005, precisamente para trabajar en la materialización y consecución de esta línea estratégica. A través de este programa se han planteado espacios formativos sobre arte, cultura y pensamiento, con el objetivo de consolidar una mirada sobre la cultura que la sitúe en torno al ser humano y su construcción de la sociedad.

Consejo de Europa, Sueños e identidades. Una aportación al debate sobre cultura y desarrollo en Europa, 1997.

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* Dimensión política de la cultura en su contribución al desarrollo. Desde el Centro Cultural, sin que haya un programa específico en torno a esta línea de trabajo, siempre se tiene presente la dimensión política de la cultura. Por un lado, es objetivo prioritario apoyar el desarrollo de las políticas culturales de las instituciones locales, así como trabajar en su fortalecimiento. Por otro lado, otro objetivo prioritario es potenciar la participación ciudadana y el espacio público, y en ese sentido se ha trabajado desde proyectos como La Casa Tomada, que pone el foco en la gestión colectiva y el fortalecimiento de la sociedad civil, hasta con un apoyo continuo a los trabajos más institucionales orientados a la recuperación del Centro Histórico de San Salvador.

* Dimensión económica de la cultura en su contribución al desarrollo. Desde el Centro Cultural de España se ha fortalecido la profesionalización no sólo de los artistas y de los productores artísticos, sino también de todo el entramado cultural. Durante años se han llevado a cabo formaciones sobre gestión, distribución y derechos y deberes de los artistas para lograr emprendimientos culturales sostenibles y fortalecer la incipiente industria cultural del país. Quizás los proyectos más visibles y recientes sean la realización durante dos años consecutivos del proyecto ESCU (Emprendimientos Sociales y Culturales) con el apoyo de la escuela de negocios española ESADE y en articulación con la iniciativa EMPRENDE del Ministerio de Economía, y La Casa Tomada, a través de la cual se apoyan emprendimientos culturales incipientes para fortalecer su desarrollo. Además, dentro de la propia Casa Tomada se trabaja de la mano de Insert, consultora de innovación social que, entre otras cosas, se dedica a incubar emprendimientos dinámicos que generen impactos sociales positivos.

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“La educación no sólo trata de equipar a los estudiantes con el conocimiento y las técnicas que necesitan para ganarse la vida. Debe ayudar a la gente joven a utilizar su tiempo libre de manera creativa, a respetar a otras personas, otras culturas y creencias; a convertirse en buenos ciudadanos; a pensar por sí mismos; a llevar un tipo de vida saludable y, lo que es igual de importante, a valorarse a sí mismos y a sus logros. Deartig, R., The National curriculum, School Curriculum and Assessment Authority, Londres, 1994


* Relación y complementariedad entre educación y cultura.

“Hoy se admite que la tradición envuelve un activo mecanismo de selección e invención, que un grupo social hace al reinterpretar determinados aspectos de su pasado para legitimar su presente, de esta manera el pasado está inevitablemente construido y resignificado desde el presente.” Martha Blanche.

El objetivo general de esta línea estratégica es reforzar las estructuras y contenidos culturales en los procesos de educación básica, para reforzar una mejor comprensión y conocimiento de los alumnos y estudiantes en los fenómenos culturales y artísticos y fomentando la presencia de contenidos culturales en los diferentes sistemas educativos, de acuerdo con el respeto a la memoria colectiva, la diversidad cultural, los derechos culturales y los valores constitucionales. En este sentido desde el Centro Cultural hemos reforzado la programación infantil a través del programa Chispas, que ofrece una programación constante para niños y jóvenes. En estas actividades, siempre se incorpora el arte y la cultura, a los programas de actividades y juegos, para que los más pequeños los interioricen jugando y divirtiéndose. Se hace especial incidencia en el fortalecimiento de la lectura y de las bibliotecas. También se fomenta una visión inclusiva en la que las diferencias sean motivos para enriquecer y colaborar, para quererse y apoyarse.

*Gestión sostenible del patrimonio cultural para el desarrollo. El Centro Cultural siempre ha tenido entre sus objetivos, entrelazados con el resto de líneas de trabajo, el apoyo a los múltiples procesos existentes en conservación, restauración y revalorización de los bienes patrimoniales, tanto materiales como inmateriales, analizando la contribución que todos ellos puedan aportar al desarrollo sostenible y contribuyendo a reforzar el desarrollo social, económico y cultural, así como a regenerar las señas de identidad y anclajes históricos de los pueblos. En el Centro Cultural se ha trabajado esta línea a través de exposiciones, seminarios, publicaciones, etc. Proyectos como Ne Nawat An, son el trabajo de varios años incidencia en la importancia de recuperar la lengua como seña de identidad cultural. Este y otros proyectos y programas incorporan una visión de participación ciudadana y de recuperación de la memoria colectiva, tan importante para comprender el presente y configurar el futuro.

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XX AÑOS

CCESV

* Relaciones entre comunicación y cultura con impacto en el desarrollo. Esta es otra de las líneas prioritarias para el centro cultural, que plantea que la comunicación y la cultura van de la mano, siendo que la comunicación no es solo el modo y medio de transmitir lo cultural así como se transmiten otros activos, sino que la comunicación es también cultura. El Centro Cultural de España en El Salvador abre esta línea de trabajo centrándose en los ámbitos relacionados con las nuevas tecnologías y las redes sociales. Para ello incorpora entre sus servicios La Radio Tomada, que ofrece un servicio de comunicación alternativo. Y también lanza este año la revista Impúdica, para celebrar los 20 años también desde el pensamiento y la reflexión.

* Impulso a los procesos de reconocimiento de los derechos culturales. El Centro Cultural siempre ha considerado imprescindible tener en cuenta la inclusión social y el diáolgo intercultural como parte de su trabajo. Para ello, busca constantemente realizar una programación diversa para atraer y dar voz a públicos diferentes, sin importar su origen, género o condición, prestando especial atención a aquellos que se encuentran invisibilizados por la sociedad y que se encuentran más vulnerables frente a las corrientes dominantes. Para ello, el Centro Cultural busca llevar propuestas culturales diferentes a espacios públicos, realizar itinerancias en el interior del país, donde la oferta cultural es más escasa, así como realizar talleres y acercarse a zonas vulnerables. Se trabaja junto a comunidades variadas en proyectos culturales que visibilicen su potencial cultural; desde comunidades urbanas como la de Las Palmas, hasta el trabajo con pueblos indígenas, población afrodescendiente o colectivos LGTBI, a fin de asegurar la diversidad y libertad cultural.

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Eje 2: Cooperación cultural

El segundo eje de trabajo del Centro Cultura comprende el apoyo a los procesos creativos locales con el objetivo de reforzar todas las fases del proceso creativo, desde la concepción de un proyecto en su origen hasta el momento de la promoción y distribución. Pero no solo esto, sino que abarca la creación de redes entre creadores españoles y salvadoreños, que se extienden a las de otros creadores regionales. Finalmente, esto se traduce en un fortalecimiento del espacio iberoamericano, un espacio donde compartimos acciones y proyectos, tejemos redes y armamos sueños y proyecciones de futuro. También la Cooperación Cultural incluye un elemento institucional clave para el fortalecimiento de las relaciones bilaterales y multilaterales: el trabajo con las instituciones locales, con las organizaciones como Unesco o Unión Europea y con otras instituciones internacionales que trabajan en los mismos ámbitos. En resumen y teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, el CCESV ha tratado de ser siempre un espacio de fomento y apoyo para todas las manifestaciones artísticas, desde la cesión de sus espacios para la creación, expresión y difusión de su obra, como en su objetivo de reforzar las redes existentes entre instituciones locales e internacionales y fomentar la creación de nuevas redes en los distintos sectores de la cultura y la tecnología, con especial énfasis en la innovación y la producción de conocimiento. La Cooperación Cultural es el eje de nuestra programación diaria que, además de reforzar el tejido cultural, también tiene por finalidad facilitar el acceso a la cultura, ofreciendo calidad a todos los públicos.

Eje 3: Promoción de la cultura Española

El tercer eje de trabajo del CCESV tiene por objetivo la promoción de la cultura española, en su gran pluralidad y diversidad, facilitando la internacionalización de los creadores españoles y su presencia en los eventos y festivales. Desde el Centro Cultural, a través de la programación de compañías, profesionales, artistas, creadores y pensadores españoles, se ha divulgado la cultura proveniente de España, cubriendo los espectros más clásicos y tópicos junto a los más vanguardistas y rompedores. Pero, además, se ha utilizado este eje, junto con al anterior, para seguir ahondando el diálogo entre nuestros países y por tanto entre nuestras culturas. Profundizar el mutuo conocimiento, cooperación e intercambio es también tejer amistades, soñar proyectos conjuntos y acercar a los ciudadanos de dos países con mucho en común.

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Lunes 8 de enero.

Y volver, volver, vooolveeeeerrrrr… pero al trabajo otra vez.

Como podrán ver, este año me emociona porque entramos al año 20, y aunque dice el tango que veinte años no es nada..., por este lado los mayas dicen que ese número siempre cierra un ciclo, y yo me he propuesto en este diario demostrar que llegar a veinte años no es cosa fácil. No sé si pueda anotar todo, acordarme de todo, pero sí quiero dejar constancia de cómo iremos planeando cada paso de este año especial. Si alguien me leyera un día, sin duda me corregirá la plana, y entonces esto va a ser como una conversación a través del tiempo y de la memoria. Bueno, ya me pongo en algo, porque si no, todo se me irá en pensar. Qué ganas tengo de que niña Rosita haya traído pan dulce. Este aniversario no será cualquier cosa… Primera tarea del día: Plan del CCESV. (Bueno que sí hubo pan y así las reuniones son más dulces). Las propuestas del plan ya toman forma. Hay nuevos proyectos, hay nuevos socios, se consolidan también las relaciones con viejos amigos e instituciones que siempre han trabajado con el CCESV y así la cosa se pone mejor. A pesar de que hemos venido de años con vacas flacas en donde “nos las hemos averiguado”, me llega que siempre habrá talleres, charlas y que esta vez tendremos mucha música y muchos espectáculos de danza, teatro, cine, literatura, periodismo y, cómo no, arte visual, siempre sorprendente. Si me pudiera clonar, me inscribiría a todo y asistiría a todo. (Aquí entre nos, me gusta que sea una mujer la directora porque está decidida a darle espacio a la reflexión y al trabajo desde las mujeres, y más todavía, desde la perspectiva de los géneros, si, así, en plural, todo un reto para todos, porque tenemos que empezar a aprender…) A veces siento nostalgia de aquellos años en que las cosas eran tan diferentes, cuando reunirnos era la mejor forma de conversar y compartir. Los más jóvenes no tienen idea del encanto que podía traer esperar días para poder saludar, coincidir con gente que si no era por las actividades culturales, rara vez se podría saludar o tener el privilegio de escucharlas y compartir. Este texto del pintor Roberto Galicia, ahora director del Museo de Arte de El Salvador, y hace 20 años fue el presidente del Concultura que nos dio la bienvenida, me ha hecho recordar tantos espacios y momentos que vivimos, incluso antes de haber nacido.

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CCESV

Por Roberto Galicia 1

Sus primeros 20 años La apertura del Centro Cultural de España CCESV, por su carácter permanente, marcó el inicio de una nueva época en cuanto al funcionamiento de espacios culturales binacionales. El Centro contó desde su apertura con instalaciones especialmente diseñadas y con una oferta de servicios que aseguraba un flujo de interesados más allá de los que asisten a las inauguraciones y otras actividades. Destacan como antecedentes en nuestro país, la Alianza Francesa, fundada en 1951, y lo que desde sus inicios, en 1955, fue el Centro Cultural El Salvador-Estados Unidos, el cual, obligado por las circunstancias, cambió su nombre durante el conflicto que vivimos, y desde entonces es el Centro Cultural Salvadoreño Americano. La característica principal de estos centros fue la enseñanza del francés e inglés, respectivamente, actividad a la que se sumaron apoyos y actividades de estímulo y difusión al trabajo de los artistas salvadoreños. Estos centros se enriquecieron, además, con expresiones propias de sus respectivos países. En esta dinámica, el Centro Cultural de México, que abrió sus puertas en 1995, ocupa un lugar importante. También es destacable el rol que desempeñó el Centro de Estudios Brasileños y, aunque, por muy poco tiempo, un centro cultural ecuatoriano que funcionó en nuestro país. También es necesario mencionar la labor del Foro Cultural Salvadoreño Alemán, desde 2003. Un dato que considero importante de consignar es que en 1996 se realizó el año España Centroamérica, un encuentro cultural, hecho sin precedentes en El Salvador y en los países vecinos, el cual generó una nueva dinámica en el país y en la región al compartir experiencias y conocimientos con artistas y con las más diversas instituciones españolas y centroamericanas. Esta especie de avanzada de lo que serían los años por venir, incluida la inauguración del centro en 1998, fue y continuará siendo una gran contribución a nuestro desarrollo artístico y cultural. Recordemos que esos años eran tiempos propicios, ya que, luego de la firma del Acuerdo de Paz, había una energía positiva en el ambiente. La cultura era el mejor campo para desarrollar nuevas iniciativas y así lo fue. Tuve el privilegio de ser testigo del proceso de gestación del CCESV desde la perspectiva del sector público, ya que, de 1995 a 1999, me desempeñé como presidente del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, Concultura, institución que en esos años recibió una importante ayuda del Gobierno de España, la cual se ha mantenido a lo largo de esta etapa desarrollando, con las administraciones posteriores, diferentes proyectos de gran trascendencia. Uno de ellos fue el apoyo a la formulación de la Ley de Cultura, para mencionar uno de

los más emblemáticos. Sin embargo, este proceso desgraciadamente se vio afectado por causas conocidas que no es momento para recordar. Desde esta etapa inicial, aparte del impacto de contar con un nuevo espacio, el Centro se caracterizó por su apertura a las iniciativas locales y también señaló nuevos caminos para la difusión del trabajo de los artistas e intelectuales salvadoreños. Propició nuevas formas de gestión, colaboración y formación y, como parte de una programación atractiva y constante, incluyó periódicamente las más diversas expresiones de la cultura española. De esta manera, inició el largo proceso de crear un público más analítico e informado que hoy, cada vez más numeroso, atiende sus convocatorias y celebra, junto a nosotros, este vigésimo aniversario. Si bien es cierto que la labor del Centro es notable desde sus inicios, esta dio un giro importante cuando su conducción la asumieron las personas que, en su orden, lo han dirigido: Juan Sánchez, de 2004 a 2009; Fernando Fajardo, de 2010 a 2017; y, actualmente, Eloísa Vaello Marco. Lo más destacable de todo este proceso es que, a partir del primer nombramiento, el Centro dejó de ser un receptor y se convierte en promotor, en gestor de toda su programación, la cual, revisada y enriquecida constantemente, se abrió y extendió más allá de su propio espacio, rompiendo esquemas, impulsando y propiciando nuevas iniciativas, muchas de ellas dirigidas a los más jóvenes creadores. Últimamente, la labor del centro está dedicada también a darle visibilidad y oportunidades a quienes habitan en las comunidades de su entorno. En cuanto a nuestra relación institucional, esta ha sido permanente y nos ha permitido desarrollar proyectos conjuntos de gran importancia. Para el Museo de Arte de El Salvador, MARTE, la ayuda de España a través de diferentes instancias, incluido el CCESV, ha sido invaluable no solo por la calidad de las exposiciones que con su patrocinio hemos presentado, sino por la complicidad —en el mejor sentido del término— que ha existido entre nosotros. Recuerdo que meses antes de la apertura del museo, el 22 de mayo de 2003, la presentación del proyecto del MARTE a la comunidad artística y cultural de nuestro país fue en sus instalaciones. Hoy, quince años después, compartimos nuestros espacios con ellos para que presenten parte de la exposición con la que están celebrando sus primeros veinte años. Pintor salvadoreño. Fue presidente del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura) entre 1995 y 1999 , y desde 2003 es el director ejecutivo del Museo de Arte de El Salvador. 1

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Sábado 20 de enero.

Ya desde hace varios años hemos apostado por los niños. Por ejemplo, desde la Mediateca se nos han ocurrido varias cosas, hemos jugado con ellos, hemos leído juntos, hemos provocado su acercamiento al arte y a las nuevas tecnologías, y este año se nos ocurrió el ¡teatro! No nos quedó nada mal… Tras lanzar una convocatoria, este sábado hemos estado con las audiciones para montar con los niños y niñas una obra de teatro. La obra seleccionada es Orumampala el Fabuloso, de Emmety Pleitez. ¡¡¡¡Vinieron muchos niños y niñas!!!! y ha sido muy difícil hacer la selección, porque sería genial poder trabajar con todos pero... al final ha quedado un grupo de más de 20 niños con los que vamos a trabajar hasta el mes de marzo, para poder poner en marcha y estrenar una obra de teatro. La idea que estamos trabajando este año es reordenar todas las actividades infantiles que siempre hemos realizado y darles unidad bajo un programa general al que hemos llamado Chispas, que será un programa inclusivo, para todos y todas, con una oferta cultural para dar a los más pequeños un primer acercamiento al aprendizaje de las diferentes expresiones de arte. Hemos empezado por el teatro, pero nuestro objetivo es jugar y divertirnos leyendo, creando, bailando, haciendo memoria, construyendo casas y edificios e imaginando ciudades... La que sabe mucho de eso es Ligia Salguero, nuestra encargada de Mediateca y le pedí que les contara.

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Por Ligia Salguero 1

¡Chispas!

No hay mayor recompensa que la sonrisa de un niño. Recompensada, así me siento cada sábado cuando finalizamos las actividades con los niños y las familias. No sé si podría contabilizar el número de actividades que hemos programado en estos ocho años, años en los que cuentacuentos, manualidades, teatro, danza, malabares, cocina, pintura, dibujo, origami, serigrafía, cine, huertos, radio, entre muchas más. Así, los días sábados es para venir al CCESV y pasarlo bien. Ser la responsable del área infantil, juvenil y familiar no ha sido tarea fácil, requiere de estar en constante aprendizaje, observación e investigación para poder ofrecer una variada y satisfactoria oferta cultural. Yo no siento que competimos con ningún espacio de recreación infantil, nosotros somos una opción que busca llegar a públicos más inclusivos en donde el padre de familia se sienta en la libertad y confianza de llevar a sus hijos porque somos un espacio para todos. Hablando de inclusión, uno de los talleres que más enseñanza me dejó, en todo sentido, es el de escritura en braille. Introducirnos al mundo de las personas no videntes o de baja visión, hizo de mí una persona con mayor sensibilidad al experimentar parte de lo que ellos viven día a día, eso me tocó profundamente. Y así, igual hemos trabajado con niños y jóvenes autistas, con síndrome de Asperger o síndrome Down, y cada experiencia ha sido única. He visto como chicos que comenzaron a llegar desde que el centro programó la franja infantil, ahora son

adolescentes que de vez en cuando nos visitan. Pero entre ellos hay una niña que llegaba con su tía desde que ella tenía un poco menos de dos añitos, su tía diligentemente la llevaba y aún cuando era muy tímida y no hablaba al inicio, poco a poco fue cambiando. Fueron más de 4 años así, hasta que un día después de varios abrazos, saludos y sonrisas, Isabela nos sorprendió en una actividad del club de lectura: ya con seis años, pidió leer en público, y ¡vaya que lo hizo bien! El público de ese día era especial, había jóvenes que estudian profesorado en la UCA, estaban como observadores. Nunca lo olvidaré, mis ojos se llenaron de lágrimas al observar un álbum, que llevó con fotos de cada actividad, que ella había estado ahí. ¿Cómo no sentirme recompensada? Y así, muchos chicos, familias y jóvenes me hacen sentir que vale la pena seguir trabajando por acercarles a la cultura y el arte, que no solo los divierte y enseña, sino también los convierte en canales para que lleguemos a más personas. Ahora una nueva etapa ha comenzado, la marca que en nuestros 20 años ha nacido, ¡Chispas!, nos mueve a energías con más fuerza, generando nuevas propuestas y avanzando a ser un espacio en el que todos podamos proponer, crear, inventar y vivir con más chispas.

Mediateca y Programa Infantil desde 2006. 1

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Miércoles 31 de enero.

En un principio fue el papel… Y en los albores de la humanidad: el teléfono de disco para confirmar con la imprenta los programas e invitaciones; ¡y el fax! Todavía recuerdo cuando esa cosa se trabó y nos imprimieron un error (que a lo mejor hoy fuera arte contemporáneo). Y el trabajo dispendioso de enviñetar sobres, mandar tarjetas físicas de invitación, la programación mensual, y hasta la vez que nos tocaba de troqueles humanos haciendo sobres porque no había (mis nietos se van a preguntar ¿qué es un sobre?, pues que averigüen y que los aprendan en manualidades antiestrés, yo paso, bueno, a lo mejor para otro año sugiero las manualidades retro je, je, je). ¡Ah! pero me acuerdo de muchos que hasta se enojaban porque no llegaba a tiempo o porque creían que no se las enviábamos. Para los más jóvenes esto es la prehistoria. Y yo todavía me acuerdo de las tarjetas de Navidad que mandaba mi tía (unas hasta con música) y luego de las tarjetas electrónicas, y ahora que a puro Whatsapp… pero bueno, me perdí. La cosa es que primero fue el papel y este año volvemos al papel para la programación y la idea fue hacer una convocatoria para ilustrar nuestros 20 años, y la ganadora la utilizaremos en los programas de mano que se inspirará en la obra ganadora. Lanzamos la convocatoria desde el año pasado, abrimos la convocatoria en diciembre, recién cerramos a finales de enero y justo hoy elegimos una ganadora, la anunciaremos el 6 de febrero, pero como estamos en confianza, se las muestro a ustedes en primicia ¿Chula verdad?

Ahora les quiero presentar a Antonio Romero, el artista que ha estado a cargo del diseño gráfico de Centro durante los últimos 10 años. Antonio nos cuenta en el siguiente texto sus impresiones trabajando para ustedes.

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Por Antonio Romero 1

Décadas de aprendizaje

Mi contacto con el Centro Cultural de España (CCESV) fue primero como estudiante de Artes. Recuerdo mis primeras visitas a la biblioteca, tenía un interés por las revistas Lápiz que trataban temas de crítica y de alguna manera me ayudaban a conectarme con lo que pasaba afuera del país. En ese entonces, en San Salvador habían otros espacio que visitar y que a los artistas nos ayudaban a madurar: Vilanova Fine Arts, Punto Literario, la videoteca de la Sala Nacional de Exposiciones, y a la siempre entrañable Janine Janowsky. El CCESV me encantaba porque me permitía conocer el arte salvadoreño, y, además, daban copias gratuitas de las revistas y libros, y aunque parezca intrascendente, eso fue muy importante, pues con mis compañeros de la universidad teníamos las mismas inquietudes y ganas de aprender, y recuerdo que esas copias de artículos las usamos para crear nuestro grupo de discusión en el que complementamos nuestra educación formal, y aún tengo en alguna caja varias copias de artículos… Aprendí mucho esos años. El Premio de Arte Joven me daba una perspectiva de lo que pasaba en las artes visuales de entonces, y en el año 2001 me decidí a participar y recuerdo haber recibido una llamada para que no olvidará asistir a la inauguración y feliz lo comenté con Luis Cornejo y Ludwig Lemus, no me creía que pudiera ser un premio, pero algo intuí por la llamada (no soy famoso para que me inviten pensé, debe ser por algo). Llegado el día, con la ansiedad encima, pasamos a jugar billar para hacer tiempo y tanto Luis como Ludwing se metieron tanto en el juego que

llegó la hora de la inauguración de la exposición y nosotros no salíamos del billar. Me hubiera ido solo a la exposición, pero en ese entonces no tenía el valor de hacerlo. Al llegar al Centro Cultural me dijeron que había ganado una mención de honor. Lamenté muchísimo no estar en la premiación, de verdad tenía en gran estima el premio y todo lo que hacía el Centro Cultural, no me lo perdoné. Con el tiempo, aquel el grupo universitario de discusión fue tomando una forma más concreta, pero no nos definimos como colectivo, en realidad éramos amigos, que por suerte nos juntamos en la carrera y el Centro Cultural fue el aglutinante. Para el año 2003, con un poco de miedo, nos acercamos a hablar con Mónica Mejía, la coordinadora, y le presentamos una propuesta, y fue así que nació nuestra primera exposición, ¡qué bonito fue aquello! El espacio que visitamos nos abría la puerta y eso fue determinante para nuestras vidas como artistas. Cualquiera pensaría que ciertas acciones no valen nada, siempre he creído que las pequeñas acciones cuentan y debemos tener mucha responsabilidad. A partir de esa muestra, que se llamó Fragmentaciones, nos convencimos que teníamos un camino por delante y que contábamos con un aliado. Nos sentimos como en casa (quizá incluso mejor), y empezamos ya de manera formal a proponer actividades, ya no sólo al Centro Cultural sino también a otros espacios en otros países. Me atrevo a decir con seguridad que el Centro Cultural fue determinante, pero no sólo en abstracto. Fueron determinantes las personas que aún se encuentran trabajando para allí.

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Llegó el 2005 y el Centro Cultural se encontraba en plena reforma, se remodelaron las oficinas, y la biblioteca se mejoró; además, se construyó un segundo nivel para las oficinas de la dirección y un espacio para proyectar cine (ahora son las oficinas de diseño, comunicación, oficial de mantenimiento y asistencia de dirección), era puro cemento, arena y polvo. Aprovechando la situación con el colectivo propusimos una intervención en el espacio y junto a dos grafiteros creamos murales en todo el primer nivel y proyectamos imágenes de consumo y exhibimos una pintura de gran formato en los andamios de construcción, se invitó, además, a participar a la gente a hacer suyo el Centro Cultural y todos los visitantes a la muestra mancharon las paredes, One Use Only. Después de la inauguración los trabajadores retomaron labores, pero el Centro Cultural no paraba de proponer cosas nuevas al aceptar que con mis amigos lo interviniéramos. Como artista me sentí querido pero no esperaba trabajar en el Centro Cultural. A finales de 2005, Juan Sánchez, el nuevo director, nos pidió a Eduardo Chang y a mí que hiciéramos una propuesta de diseño y formato para la programación cultural, fue para octubre de ese año, aún conservo una copia. Hicimos un brochure a manera de acordeón. Esa en realidad fue una prueba porque, además, nos solicitó una propuesta de imagen gráfica que incluyera la cartelería y las invitaciones. La misma solicitud hizo a otra dupla de artistas y, por suerte, resultamos ganadores, y ya para el año 2006, tanto Eduardo como yo, formamos parte del equipo del CCESV prestando servicios. Lastimosamente, Eduardo solo estuvo 12 meses trabajando ya que migró a Costa Rica, y fue así que desde el año 2007 me convertí en el diseñador gráfico del Centro Cultural de España. El 2006 fue un año interesante en todos los sentidos. Hice mi primera exposición individual, empecé a trabajar como diseñador y, además, el Centro Cultural realizó un proyecto que anunciaba su nueva faceta hacia la contemporaneidad: Ruta 06, un proyecto en el que participaron varios artistas salvadoreños por convocatoria y que se dispuso a intervenir el espacio urbano, usando San Salvador como un gran espacio de interacción en el que el público no sólo era espectador, sino también protagonista. El proyecto Ruta 06 consistió en una serie de intervenciones en la ciudad de San Salvador en la que participaron seis artistas salvadoreños: Rosario Moore, Alexia Miranda, Mayra Barraza, Eduardo Chang, Ronald Morán y Sandro Stivella. Un escuadrón que en noviembre de 2006 se tomaron la ciudad y la utilizaron como un vehículo de reflexión sobre el espacio urbano y la forma de habitarlo. El proyecto fue una iniciativa de Mayra Barraza, impulsado

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por el Centro Cultural de España bajo la dirección de Juan Sánchez, y apoyado por la Alcaldía de San Salvador, con especial entrega de Promocultura, la Dirección de Patrimonio Cultural del Concultura (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte), y el Departamento de Patrimonio Histórico del AECI. Igual recuerdo lo interesante que fue el poder escuchar e intercambiar opiniones con personas que estaban bien insertas en el mundo del arte, y es que para 2006 se inició el ciclo Curando Latinoamérica, una cuestión de urgencia que ayudó a cimentar las bases conceptuales de varios artistas salvadoreños con los aportes de personas, como Virgina Peréz Rattón, por ejemplo.


A finales del año 2007, se inauguró un proyecto interesantísimo que se llamó: Aquí y ahora, transcultura, que consistió en una exposición por convocatoria gestionada por Rebeca Dávila y que contó con la curaduría de Alanna Heiss [PS1 MOMA] y Alanna Lockward. El proyecto reunió a artistas nacionales e internacionales que intervinieron el Centro Cultural con instalaciones, videoarte y performance, además, contó con charlas, talleres y encuentros entre los artistas y las curadoras. Para entonces, mi labor en el Centro Cultural era de diseñador por servicios y me reunía con la dirección cada jueves para presentar propuestas, ese sistema me facilitaba compaginar las facetas de artista y diseñador gráfico. Siempre estuve interesado en hacer un diseño con intenciones metafóricas, un diseño que anunciara la actividad pero que invitará a una lectura paralela que reflexionara sobre la misma o sobre un tema más amplio, y esa fue una de las maneras de entender la imagen gráfica del Centro Cultural, un diseño de propuesta. Cada año había que renovar la imagen, un trabajo bastante exigente, y contaba además con Juan Sánchez, un director que me enseñó mucho. Muchas han sido las tareas que he desempeñado a lo largo de estos años, la mayoría relacionada al diseño. Recuerdo con especial agrado cuando, en 2008, participé en la elección del diseñador que prestaría su experiencia en el CCE de Honduras, tarea que realice junto a ¡Isidro Ferrer y Lucía Menéndez! En 2010, participe en la II Bienal Iberoamericana de Diseño, ya me lo había recomendado Marcelo Leslabay para la Bienal de 2008, pero fue hasta la segunda edición que me decidí y participe con una agenda que había realizado para el Centro Cultural en la que traté al diseño no solo como un objeto funcional sino también expresivo. Viaje a Madrid para exponer la agenda y compartí mi experiencia con dos charlas sobre el diseño del Centro Cultural de España y el diseño salvadoreño en Matadero y en la Universidad de Nebrija. Curiosamente, no he vuelto a participar en ningún evento de diseño. Para entonces ya no teníamos director y esperábamos a Fernando Fajardo. El año 2011 lo recuerdo muy bien porque en temas de diseño notaba una evolución y ya no era solo diseño de la información, sino que era un vehículo de expresión en sí mismo. Pienso que el diseño de la programación tenía todas las intenciones de convertirse en una pieza en sí misma. Pienso que es mi diseño favorito. Dos tinas, papel kraft, tiro y retiro, lectura fácil en el cartel principal y el reverso a cuatro columnas, con estallido de formas geométricas en composiciones orgánicas que contenían la información detallada de las actividades. 12 carteles que guardo con cariño.

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El diseño de 2012 continuó siendo similar en cuanto a un gran cartel tiro y retiro, pero volvió nuevamente a ser más claro y retorno el full color, lo interesante era el doblado a manera de acordeón que siendo un cartelón daba la posibilidad de leerlo extendido como también ver la agenda de actividades contraído. igual un diseño que fue efectivo. Cada dirección entiende las prioridades de manera de diferente, y con Fernando Fajardo el objetivo del Centro Cultural dejó de ser los productos acabados y se centró en los procesos, y cada uno de los trabajadores del Centro nos convertimos en gestores, y la carga de trabajo fue mayor, lo resintió la calidad del diseño, pero esto no es negativo, pues la incidencia del Centro Cultural tendió a crear

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puentes con y entre otros actores sociales, y empecé una faceta de la que he aprendido muchísimo, la gestión cultural. Un ejemplo es la exposición Glob-All-Mix, en el año 2012, proyecto del diseñador Felipe Taborda. Muchas han sido las facetas que desde entonces ha tenido la imagen gráfica, yo siempre he estado interesado en un lenguaje sencillo y de fácil lectura. Con la llegada de Eloísa Vaello como directora, retomo mi papel de diseñador, y para el 2018, se inaugura nuevamente un diseño fresco con calidad de imagen que pretende reposicionarse en la memoria. Inicia con una convocatoria a para proponer una ilustración que conmemore nuestros 20 años, para esto diseñé un cartel en formato A3 que se imprime a 2 tintas y que divide la ilustración ganadora de Miguel Membreño

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en 12 partes, y en el reverso la información detallada de las actividades, para tener así un diseño que promueve el coleccionismo. Han pasado muchos años desde el 2006, y puedo decir que el Centro Cultural ha sido mi casa y mi universidad, aquí he crecido, me he formado y gracias a la confianza he podido gestionar exposiciones maravillosas como: In the Show Must Go, de Luis Cornejo (2007); Democraturas, de Ramón Esono (2010); Boom, Ilustración en El Salvador (2011); y varias muestras de la Bienal de Diseño Iberoamericano. He podido, además, compartir mis conocimientos en talleres de museografía. He aprendido, recuerdo el taller sobre mediación cultural que recibí en el marco de la exposición El Museo del Prado en San Salvador. Tantas co-

sas, pero lo más importante ha sido el grupo de personas, los compañeros y las compañeras, además, los amigos que ya no están en el Centro Cultural, los becarios y becarias, amistades, el equipo.

Diseño e imagen gráfica del CCESV desde 2005. 1

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Martes 6 de febrero.

Ya tenemos ilustración para los programas de este año.

Ahora falta hacer los programas de cada mes, y todo lo que hace falta para que estos programas pasen del papel a la realidad. Siempre tenemos el tiempo justito, y aunque algunos compañeros de otras instituciones se crean que “no trabajamos porque solo pasamos enfiestados”, sepan que no es tan fácil lograr que todos los que nos visitan encuentren todo en su sitio y dispuesto para ellos. Aprovechamos los ratitos y temporadas más holgaditas para hacer cosas como poner linda la Mediateca (y deshacernos de tanta caja que anda por ahí a los pies de los escritorios, en los rincones, algunas hasta vocación de mesa iban criando ya…) También es necesario poner bonito todo el espacio, hacer inventario, pintar algunas paredes (además de las que ya son un palimpsesto de tanto brochazo que han recibido). No siempre es fácil y quizás es el trabajo menos divertido, pero es un placer hacerlo porque me encanta que la gente diga que qué bonito es el Centro Cultural (sí, la vanidad, porque es también una manera de que me digan que me queda bonito todo lo que hago para que cada expo se luzca). Y porque no son sólo las exposiciones, son también los talleres, las presentaciones de libro, las charlas… a las que no les queda nada mal que una buena expo esté de fondo. Lo que estamos programando este año tiene mucho de danza, teatro, música, y en este año tomarán una personalidad muy dinámica y, ya les dije, con mucho tono de mujer ;)

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FEBRERO

Miércoles 7 de febrero.

Ayer fue el taller de Patrimonio subacuático con la UNESCO.

Un taller cuyo objetivo principal es dar a conocer el gran patrimonio subacuático de la región y la importancia de que las distintas autoridades competentes, que representan a diversas instituciones públicas y privadas, conozcan por parte de los especialistas de la UNESCO cuál es la importancia de ratificar la Convención de 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Para nuestro país, que posee una gran riqueza patrimonial en ese ámbito, esa ratificación sería súper importante. Hoy, para ver de cerca el puerto en el que tantos barcos podrían estar en sus profundidades, estamos en Acajutla. Y es que la cultura tiene un rostro que parece más serio, menos creativo, pero fundamental para definirnos como colectivo. Aquí, teniendo tan cerca el mar, me pregunto por qué no comemos pescado todos los días… pero en fin… esas caras de la cultura, que es todo y nos abarca todos los días, esta vez se nos presentó en la forma de este taller de patrimonio subacuático. Hemos tenido de cómplices a la UNESCO, cuyo objetivo principal es la preservación, estudio y protección del patrimonio. La colaboración de la AECID con la UNESCO es continua, este año tenemos varios proyectos que trabajaremos conjuntamente. Estos proyectos no podemos olvidar que se financian con el Fondo Fiduciario España-Unesco, y el Centro Cultural se convierte en un aliado incondicional, por supuesto como parte que somos de la AECID. Ha sido un placer tener ayer a todos estos expertos hablando de la importancia del patrimonio en general, y en especial del patrimonio subacuático. En Acajutla nos han explicado las historias sobre los barcos que yacen en el fondo del mar y ha sido emocionante, como volver la mirada a otros tiempos tan lejanos...

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Por José Heriberto Erquicia 1

Dos décadas de apoyo, acompañamiento y aprendizajes en la gestión cultural (1998-2018) ción de 1811, muestra que con el apoyo del Centro, junto con la Academia y el Museo de Arte de El Salvador, MARTE, se realizó en el recinto de éste último. Recuerdo el día de San José de 2012, cuando los miembros de la Academia, junto a Fernando Fajardo, fuimos a conmemorar la “Pepa” a la ciudad de Metapán, justamente en la plaza de la Constitución que celebra la Constitución de Cádiz de 1812; asimismo develar una placa que recordaba la Constitución Gaditana, junto a otra placa de la época y que perdura hasta hoy, colocada en el frontispicio de la Alcaldía Municipal de Metapán. Con el proyecto La Casa Tomada, el Centro brindó la oportunidad de abrirse a otros públicos que, aunque ya frecuentaban el Centro, pudieron tener la ocasión de desarrollar nuevas formas del quehacer cultural, brindando el espacio para el impulso de una gran diversidad de actividades. Un modelo loable para la sociedad salvadoreña es la relación que el Centro ha tenido en estas dos décadas con la comunidad vecina de Las Palmas, pues al contrario de sus vecinos, el Centro derribó los muros y creo puentes en favor de sus habitantes. Esperamos que se dé continuidad al Centro y a sus proyectos con los individuos, los colectivos y las instituciones del arte y la cultura de la sociedad salvadoreña. No dudo que Eloisa Vaello pondrá todo su empeño en seguir el camino, eso sí, con su propia impronta. Sí, hay que descentralizar el Centro, es el momento de hacerlo y llevarlo más allá de San Salvador, halla en donde se mira con ojos de apetencia, el contar con un socio activo, inclusivo, cooperativo y solidario.

El Centro Cultural de España en El Salvador irrumpe en la escena cultural de la sociedad salvadoreña en 1998, como un espacio alternativo en medio de un aura de grandes desafíos y esperanza en el ambiente artístico-cultural, luego de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, que ponían fin al conflicto armado vivido por El Salvador desde 1980. En los albores del siglo XXI, el Centro se dedicó a plantear temáticas transformadoras y provocadoras que brindaron un camino diferente del quehacer cultural en la sociedad salvadoreña. Recuerdo como en 2003 recibía un taller sobre la Aplicación de instrumentos para el análisis de género, gracias a la iniciativa del Centro y Concultura (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte). Justo un año después, en 2004, participaba en Cartagena de Indias, Colombia, en el Curso de Protección jurídica de patrimonio cultural, como parte del staff de arqueólogos del Departamento de Arqueología de Concultura, gracias al apoyo y las gestiones del Centro. Ya no recuerdo la cantidad de ocasiones en las que el Centro fue sede de actividades académicas, en las que se presentaron los resultados de investigaciones arqueológicas, antropológicas e históricas; ya fueran estás con el asocio de Concultura, la Academia Salvadoreña de la Historia, o alguna de las universidades salvadoreñas. Una de ellas se dio en abril de 2008, con el nombre de Historia y arqueología en la ciudades de la génesis del mestizaje, de la cual se tuvo a bien publicarse en una serie de documentos que se les nombró, Cuadernos del Centro 08. Perdurable en la memoria el apoyo del Centro, a través de Juan Sánchez, para el desarrollo de los proyectos del Bicentenario de 1811. Con la realización de los llamados Diálogos del Bicentenario, en donde, desde una diversidad de actores, se realizaron conversatorios en torno a las identidades salvadoreñas. Sin faltar la estupenda exposición temporal designada San Salvador, escenario de la insurrec-

Panchimalco, octubre de 2018

Arqueólogo e historiador. Actualmente director del Museo Nacional de Antropología David J. Guzmán. 1

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Domingo 11 de febrero.

El Centro fuera del Centro.

Todo mundo se queja de que todo pasa en San Salvador. De eso hemos sido conscientes desde siempre y cada vez que podemos nos llevamos algo para otras ciudades. Esta vez nos fuimos a Suchitoto con Enebro, el espectáculo que el coreógrafo español Iván Amaya montó con la Compañía Nacional de Danza en noviembre del año pasado… Por cierto, sobre la Compañía Nacional de Danza tenemos un linda historia en común que ya les contaré más adelante. Me acuerdo de las veces que nos hemos llevado el teatro, el cine, la danza fuera de San Salvador. No siempre nos va como quisiéramos con el público, porque más de una vez ahí hemos estado esperando que se nos llene y nada. Pero la mayoría de veces hemos podido compartir grandes espectáculos con tremendos públicos y en espacios tan bonitos con el Teatro Nacional de Santa Ana (ese me encanta). Tratamos de salir del centro siempre que podemos, porque no todo debe suceder en la capital y es bonito cuando los lugares fuera de San Salvador se dinamizan. Igual, Suchi es ya un lugar de tradición, recuerdo cuando el febrero de 2016 llevamos la exposición Museo del Prado, luego de haberla tenido en el Centro Histórico de San Salvador. De esto voy a dejar que Cristina Algarra, exbecaria que nos ayudó mucho en estos menesteres, nos cuente cómo se le hace para lograr cosas tan bonitas…

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Por Cristina Algarra 1

Regreso a El Salvador

En 2010, me fui de El Salvador para no volver. Había pasado casi diez meses en una sala de redacción. Para mí, El Salvador era violencia, era migración y desigualdad, era política, sindicatos y catástrofes, eran reuniones con oenegés y especialistas. Cuando, tres años después, en 2013, regresé como becaria del Centro Cultural de España, pasé de las comidas en comedores del centro, de las esperas y las ruedas de prensa en hospitales, y de las visitas a escuelas en el interior del país a descubrir otro El Salvador. El de los artistas, de los actores y actrices, de los escritores, de los conciertos y de la vida cultural, de los diálogos y debates intelectuales. Llegué a un Centro Cultural de España que recién empezaba a construir ese sueño de La Casa Tomada, un lugar que, como en el cuento de Julio Cortázar, se estaba comenzando a habitar de espíritus creativos que se adueñaban poco a poco de este espacio. Al principio me costó el cambio. Pese a sumarme a ese sueño de construir un lugar abierto al arte y a lo cultural en todas sus forma, a esa idea de llenar el vacío que habían dejado el cierre de proyectos como La Luna, casa y arte, y pese a estar encantada de conocer a toda esa gente que con muchas ganas, empeño y amor seguía luchando para que algo como el arte tuviera sentido en El Salvador, yo echaba de menos la calle. Era necesario sumar todos los esfuerzos y apoyar para que La Casa Tomada se asentara. Fueron tiempos de muchos retos, alegrías y proyectos en construcción, pero en algunos momentos había algo que seguía faltándome. Es difícil resumir dos años tan intensos en los que quería absorber todo el acervo cultural de un país sin atragantarme. Tarea imposible. Por eso me quedaré con una de las experiencias que más me marcó. La que me permitió volver a conectarme con la ciudad y el país que había conocido años atrás; la exposición de El Prado en El Salvador. A

finales de 2015, vinieron a El Salvador 53 reproducciones a tamaño real de algunas obras o fragmentos de las piezas más reconocidas del Museo del Prado para exponerse en el Centro Histórico de San Salvador. Si la gente no podía ir al Museo del Prado, el Centro Cultural de España le llevaría el museo a la gente. Si la gente quería ver una muestra única en el país, tendría que ir al Centro Histórico. Con este proyecto no sólo vinieron durante unos meses las piezas de arte, también conformamos un equipo de mediadores culturales, treinta personas que durante los casi dos meses que estuvo la exposición en el país acompañaron a los transeúntes y visitantes escuchando sus opiniones sobre las pinturas, resolviendo dudas o comentando las piezas. Por primera vez llegaron estudiantes de escuelas privadas a conocer el centro de su ciudad, por primera vez veía a gente tomando fotos frente al Palacio Nacional sin necesidad de andar con escolta. Un grupo de niños, hijos de vendedoras del mercado, enseñaban las obras a quienes quisieran escuchar (se las habían aprendido todas de memoria). Por primera vez, esos niños entraron a la Biblioteca y al Teatro Nacional, espacios públicos que sólo se abren para algunos públicos. Quiero pensar que con esta muestra se impulsó la idea de llenar las calles de arte. Se demostró que a la gente sí le interesa el arte, que el acceso al arte es su derecho y la responsabilidad de las instituciones y de las personas que nos dedicamos a la cultural de ofrecer estas oportunidades.

Becaria del programa de becas de Gestión Cultural MAEC-AECID (20132015). En el marco de la beca ha coordinado el proyecto El Prado a las Calles. 1

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Martes 13 de febrero.

¿Ya les dije de ACERCA?, no me acuerdo…

La cuestión es que es un programa de Capacitación para el Desarrollo en el Sector Cultural de la Cooperación Española, creado en el año 2005 para implementar la primera línea de la Estrategia de Cultura y Desarrollo: la Formación de Capital Humano en el ámbito de la Cultura. Hoy inauguramos nuestro primer taller ACERCA del año con Pere Ortín, director de la revista Altaïr Magazine, y reconocido periodista en crónica de viajes que ha apostado por buen periodismo y una mirada muy novedosa de una revista de viajes y cultura. Para este taller, que celebramos en San Salvador, invitamos a periodistas de Guatemala, Honduras y El Salvador. Sin embargo les tengo que confesar que todo esto, la razón de fondo de este taller, por supuesto, además de que hace falta mejorar la formación y profesionalización del periodismo cultural, pues también lo hemos hecho porque tenemos las ganas de hacer una revista propia, y ya verán más adelante cómo conseguimos lo que nos proponemos. De todos modos no es la primera vez que nos ponemos en acción para hablar de revistas: allá por 2009 hicimos algunas jornadas sobre revistas culturales, como quien dice “cuando se nos mete algo entre ceja y ceja”…

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Por Morena Azucena 1

CCESV, fuente informativa de rigor para todo periodista cultural

Desde mis tiempos universitarios, siempre anhelé trabajar en periodismo cultural. El amor por la lectura, el teatro, la música, las tradiciones, la pintura y otras corrientes fueron siempre el diario vivir en mi hogar; por ello, al llegar a las aulas de Periodismo de la Universidad de El Salvador aguardaba con certeza mi sueño: el de comunicar esa experiencia y conocimiento legado por mis padres. Y bueno, con curiosidad, esfuerzo, autodidactismo y persistencia lo logré: me convertí en una redactora de la cultura, un espécimen que ahora está en vías extinción. En los 90, visité todos los centros culturales en el país para tratar de conocer las fuentes principales y nutrirme de todas las corrientes y manifestaciones que se vertían en la gran cultura salvadoreña. Fue, sin duda, una gran experiencia. Pero al saber de la existencia del Centro Cultural de España (CCESV), fue revelador, no sólo para mí, sino para toda la generación de periodistas especializados en esta área que buscaba comprender la “salvadoreñidad” y sus diferentes mezclas, luego de la firma de los Acuerdos de Paz. No recuerdo con certeza cuál fue mi primera cobertura en el CCESV, le he dado vueltas a la cabeza, pero no lo recuerdo. Sin embargo, hay muchos momentos claves en el ejercicio en esta rama del periodismo que hizo valorar más mi trabajo y el de mis colegas que compartíamos las mismas preguntas e inquietudes que nos llevaran a definir nuestra nueva nación, a través de una perspectiva ibérica. En este sentido, quiero hacer una pequeña reflexión sobre

la importancia del CCESV para el desarrollo del periodismo cultural tomando en cuenta las siguientes consideraciones y contextos: El periodismo cultural salvadoreño ganó una fuente de información importante, puesto que se convirtió en un referente al ser un proyecto serio, sostenible, respetable y con criterios cimentados en las diferentes ramas del arte y la cultura. Asimismo, desde sus inicios fue un centro neurálgico, capaz de convocar a los creadores nacionales e internacionales, representantes de las diversas corrientes del pensamiento. Sin duda, el CCESV se torna en fuente vital para las coberturas periodísticas a partir de considerar a los hacedores de la cultura como profesionales y grandes exponentes en las diversas ramas, capaces de representar a El Salvador y destacar al país por su gran capacidad creativa y generación de tendencias a nivel regional e internacional. En ese mismo contexto, el CCESV también cobra importancia como fuente informativa por dar cabida a talentos jóvenes que, pocas veces, eran tomados en cuenta en otros espacios tradicionales. Esa capacidad de apertura permitió no sólo conocer estas propuestas, sino despertar el interés en los medios de comunicación para crear secciones, franjas y espacios para comunicar estas novedades. Además, el CCESV rompió paradigmas al dar a conocer lenguajes artísticos que, por la misma dinámica de la guerra y posguerra, poco se habían manifestado en nuestro territorio. Estas mismas experimentaciones también se

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manifestaron en el periodismo, a partir de contar las historias de manera más atractiva y al incluir las nuevas tecnologías como parte de los recursos discursivos requeridos por los lectores. Siempre a nivel periodístico, el CCESV fue uno de los primeros en dotar a los comunicadores de recursos tecnológicos, bibliográficos, fotografía a través de la mediateca y la exhibición de películas de gran valía que han permitido fortalecer el trabajo periodístico a nivel documental. A todo esto se agrega el interés de esta institución en capacitar a los periodistas y narradores por medio de talleres especializados en literatura, cine, periodismo cultural, fotografía y multimedia, recursos que nos nutren, oxigenan y enriquecen de manera constante. Además de abonar a mi rol como periodista cultural, debo reconocer que el CCESV siempre ha cubierto mis inquietudes y aficiones culturales, más, ahora, desde la cancha de Índole Editores, un esfuerzo que de manera humilde, apoyo a dos grandes de la literatura salvadoreña actual: Carlos Clará y Susana Reyes. A través de esta iniciativa hemos recibido siempre

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el respaldo de esta entidad para las presentaciones, gestión cultural, producción editorial, promoción, distribución y fomento de la lectura de nuestros autores. Es de acotar que la alianza entre Índole Editores y el CCESV ha permitido reposicionar la producción e industria editorial salvadoreña, al llevarla a todos los públicos y sin interés de lucro. Por último, pero, sin otorgarle una menor importancia, quiero retomar lo que me dijo el exembajador de España en El Salvador, Jorge Hevia Sierra, en la inauguración de una exposición plástica, allá por el 2004: “La cooperación cultural es el motor de desarrollo de los pueblos”. Esta afirmación redobla su importancia y refuerza la política exterior de España con nuestro país, al permitir que el CCESV continúe siendo la institución que es a partir de una clara apuesta en su diplomacia y cooperación cultural. Ahora, pues, el reto para los periodistas continúa al no solo decir que “irá a cubrir un evento”, sino que debe tener en cuenta lo básico de nuestro oficio que es inquietar, provocar y hacer una reflexión permanente sobre nuestras identidades que se reflejan en este gran espacio para la cultura.

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Docente, comunicadora e investigadora. Periodista cultural en los dos periódicos referentes de El Salvador entre 1998 y 2011. 1


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Jueves 8 de marzo.

Pues se llegó el mes en que tradicionalmente «celebramos» a la mujer…

Pero ¡cómo ha cambiado este concepto en los últimos años!, y para bien, ¡eh! Porque, más que celebrar con flores, canciones y todas esas cosas que solo refuerzan los roles del heteropatriarcado, ahora se reflexiona y se acciona para transformar cada día, aunque sea un poquito, la condición de las mujeres en la sociedad, en lo que hacen como trabajadoras, cabeza de familia, artistas, pensadoras, etc. En el Centro nunca hemos sido indiferentes, siempre hemos estado empujando un poco la lucha desde el mejor de nuestros frentes: la cultura. ¿Ya les dije que nuestra directora es mujer? ¿Sí? Ah, bueno, pues Eloísa Vaello Marco está ampliando la mirada para abarcar, además de la equidad de la mujer, también otras realidades injustas derivadas del heteropatriarcado, como la discriminación de la comunidad LGBTI. El objetivo es pensar y sumarse a la lucha para que nadie sea discriminado por su sexo, por su identidad de género o por su orientación sexual… Un vez leí por ahí que la homofobia también es misoginia ¿tiene sentido, no?... pero bueno, ya me estoy desviando mucho, la cosa es que nuestros marzos son así desde hace tiempo… Me acuerdo mucho de que Juan Sánchez, nuestro primer director, él ya comenzó a realizar actividades en torno a los derechos LGTB, y me acuerdo el escándalo que se montó con el primer ciclo de cine de este tema, allá por 2005… Pero vuelvo al presente. Por cierto, hoy, 8 de marzo, lanzamos una convocatoria bien chiva: Rapaces Generos.as. Rapaces porque es un proyecto que va a coordinar Patricia Belli, de Espira Espora, en su programa Rapaces, y Generosas porque así hemos llamado a nuestro programa de géneros. Espira es el espacio para la investigación y reflexión artística y la idea es una residencia artística regional, entonces, artistas emergentes del istmo centroamericano y El Caribe deberán enviar su solicitud para venir a San Salvador y participar. Todo esto está enmarcado en el proyecto de la Red de Centros AECID Residencias Artísticas 2018, un proyecto en el que, desde los centros culturales de la región centroamericana, tratamos de fomentar la creación colectiva, el intercambio y el conocimiento mutuo entre artistas y ceadores de Centroamérica y de España.

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Jueves 15 de marzo.

Hoy hicimos varias cosas, les cuento:

Inauguramos la exposición Ilustrando feminismos (o feminismos ilustrados). Con esta expo queremos generar un espacio de reflexión e intercambio de experiencias para disminuir y deconstruir la violencia de género, la desigualdad y las sumisiones, así como sensibilizar y fortalecer el respeto a los derechos de las mujeres. La exposición nos habla sobre la incidencia del patriarcado con ejemplos de la vida cotidiana de las mujeres, pero también nos aclara conceptos de la lucha que a diario miles de mujeres realizan a favor de la igualdad de género. También visibiliza situaciones de batallas concretas, como el caso muy vigente en nuestro país de la penalización del aborto o la falta de pago de las tareas domésticas. En esta muestra participaron más de 20 artistas iberoamericanas que nos enviaron sus trabajos de manera desinteresada. Pero, además, aprovechando la inauguración de la exposición, invitamos a la DJ Ligia Jiménez y con un brindis hemos presentado nuestra programación de los #20delCCESV. Ha sido una buena fiesta: música, sangría, mucha gente joven, baile y diversión.

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Viernes 16 de marzo.

Ah, pero con este me gradué.

Este proyecto es un nuevo hijito de la programación del Centro y hemos estado preparando todo para que salga bien bonito en la foto. Lean lo que puse en el sitio web: Presentamos en nuestro 20 aniversario el proyecto A2Bandas: encuentros musicales del CCESV. Un programa musical pensado para crear encuentros entre músicos y públicos. Rock con folklore, jazz con heavy metal, trap con música académica, folklore con flamenco… Hay tantas combinaciones posibles como músicas existentes. Convocamos a todos los músicos salvadoreños para que se presenten a este original reto, se conozcan y logremos crear algo nuevo y diferente. La música salvadoreña aún tiene mucho por mostrar. Al final, esperamos que diez bandas se presenten a lo largo del año. Va a estar genial. Yo tengo mis favoritos, ustedes también sin duda.

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Por Eduardo Rodríguez Salgado 1

A2BANDAS: encuentros musicales del CCESV

Un programa para unirlos a todos. Una convocatoria para atraerlos a todos. Una sala de ensayo para que todos suden. Un escenario para juntarlos, descolocarlos y experimentar. En A2Bandas no forjamos un anillo, pero la idea no está tan lejos de la de Tolkien. Además, el volcán queda demasiado cerca, demasiado fácil para destruirlo. Recapitulo. A principios de 2018, Eloísa Vaello Marco, directora del CCESV, me pidió que armara un programa de música, un proyecto que tuviera un concierto al mes. En ese momento, mi primera inquietud fue no quedarme en la simple programación de una serie de conciertos. ¿Para qué estoy acá? ¿Para qué está el CCESV? Algo había que imaginar. Me apasiona la música, así que soy asiduo a los toques, recitales y demás, siempre y cuando sea de música original. Las sempiternas bandas tributo no me emocionan. Qué le voy a hacer. Conocer los espacios de música en directo de San Salvador no lleva mucho tiempo. Fluctúan, pero puedo asegurar que con programación fija de música original salvadoreña se pueden contar unos cinco espacios, un semitono arriba o abajo. A estas salas, añado también teatros y auditorios, lugares donde la tradición nos dice que “deben” presentarse agrupaciones de música académica. Con este panorama, espacios y bandas, uno puede tener la pista global de cómo está la escena musical local. Y ojo, que la escena no sólo está arriba del escenario, los que estamos abajo sentados o de pie bailando (al menos intentándolo), somos tan escena como los músicos y programadores. Públicos, espacios, músicos y programadores. Siempre habrá alguien que sume algún elemento más a esta ecuación, como las escuelas-formadores, pero grosso modo esta conjunción nos da una escena. Y lo que pude apreciar durante mi primer año de vecino en la capital del paisito, es que la escena estaba disgregada. Había muy poca relación

entre los músicos de géneros distintos. El rockero no se juntaba con el jazzero. La popera con la rapera. El violinista de orquesta con el batería de folklore… Esta falta de gremio, de vínculo entre los músicos me chocó. Cualquiera que conozca un poco la profesión de músico sabrá que lo más habitual es que a lo largo de su carrera este haya pasado por multitud de formaciones. Interpretando estilos, e incluso, géneros variados. El músico que hoy toca con una banda de rock, pasado mañana puede estar con un trío de folklore, y al siguiente, de jazz. Manejar la paleta de colores musicales es fundamental para sobrevivir. Esto que digo quizá suene a exageración, pero los casos que hoy y mañana tienen asegurada la vida exclusivamente tocando un sólo estilo musical en un sólo proyecto, se cuentan con las manos. La precariedad del músico no es exclusiva de El Salvador. El músico español no disfruta de una situación mucho más alentadora, pero cuenta con la oportunidad de formación al alcance, y esto acá no aún ocurre. Por el momento, en El Salvador, el que quiera estudiar música para llegar a ser profesional se las tiene que idear por su cuenta. Como gestor cultural, en lugar de anillos mágicos, lo que puedo hacer es programar pensando en el beneficio de un sector, el musical, y eso intenté. A2Bandas: encuentros musicales del CCESV tiene tres ramas de acción. Por un lado, el personal. Promover que se conozcan músicos provenientes de estilos muy dispares: jazz, folklore, cumbia, rock, funk, clásica, rap y pop. En sus variantes, estos ocho géneros están presentes en las 10 bandas seleccionadas en la convocatoria abierta que lanzamos en febrero. Las Musas Desconectadas, Joven Camerata de El Salvador, Pvzzles, Snif & Los Recados de la Ruptura, Brujo, Yolocamba I Ta, Melodías de Barro, Pashpak, Camelo y Frigüey conformaron la primera edición de A2Bandas. Para su elección procuré que hubiera paridad entre bandas

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emergentes y consolidadas, de tal modo que al momento de cruzarlas siempre pudiera tener en un mismo escenario formaciones con experiencia y otra incipiente. Ese encuentro entre músicos bregados y otros imberbes proporciona la segunda rama del proyecto, el aprendizaje de otros estilos y géneros. Se escogieron 10 bandas para 10 conciertos. En cada toque hay una banda principal que lidera el concierto, y otro grupo en calidad de invitado. La formación principal debe presentar tres canciones suyas en conjunto con los músicos de la banda invitada, y de igualmente, ambos grupos deben preparar dos temas de la banda invitada. De este modo, por ejemplo, en el concierto que lideró Camelo (funk) tuvieron que preparar tres de sus canciones con miembros de la banda invitada, Pashpak (heavy metal), y otros dos temas del grupo de rock pesado. Cada formación de las diez seleccionadas está presente en un concierto como banda principal, y en otro, como formación invitada. De tal modo que el intercambio se multiplica, consiguiendo variedad de mezclas de estilos y géneros. La tercera rama se fija en lo que pasa frente al escenario. Lo interesante de juntar músicos de diferentes ámbitos también se replica en lo curioso de reunir en una misma sala a públicos diferentes. Ver a seguidores de Yolocamba I Ta (trova y folklore), que se distinguían por su elevada edad, con perdón, con los jóvenes que brincaban al calor de las rimas de Snif & Los Recados de la Ruptura (rap); fue algo hermoso. De marzo a diciembre han pasado las diez bandas que conforman el proyecto. Unas conectaron con mayor facilidad que otras, pero siempre existió una sintonía de curiosidad, respeto y admiración entre los músicos. Como comentaba Snif, sacar al músico de su zona de confort es complicado, requiere concentración y trabajo, pero también es muy divertido. Personalmente, el mayor éxito de este proyecto sólo se podrá ver con el tiempo. Si gracias a estos encuentros musicales se consigue que varios músicos de formaciones dispares se juntan para sacar adelante un nuevo proyecto, este gestor cultural dormirá aún más plácido. Por ahora, me contento con saber las buenas vibras de todos los encuentros. Unos más efusivos que otros, pero en todos los casos con la complicidad de saberse parte de un gremio. Que sigan los encuentros, que sigan los intercambios, los juegos, el atreverse a la experimentación y el derribo de prejuicios. Que viva la música.

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Becario del programa de becas de Gestión Cultural MAEC-AECID (20162018). En el marco de la beca ha coordinado el proyecto A2Bandas. 1

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Sábado 17 de marzo.

En la noche me fui a un concierto de jazz. La música es mi pasión. Sé ejecutar uno que otro instrumento, pero más allá de eso, lo que me gusta es descubrir y sorprenderme con la música que se produce en los últimos años en el país. Hay bandas jóvenes que se están tomando en serio esto de ser músicos, y vaya que además son compositores, arreglistas y, lo que más me gusta, es que nos hacen experimentar propuestas sonoras que nunca habían aparecido en nuestra música. El jazz siempre me enamora. Y por eso le dije a todos mis cheros que ni se les ocurriera perderse el sexto festival de jazz, porque vendrán unos súper músicos y que, además, van a tener lugares dónde escoger: La Casta Tomada, las fuentes de Bethoveen y la plaza Libertad. Que no se quejen de que ninguno les queda cerca… ya me los puedo… ¡Pero el Jazz no lo fue todo hoy! Además, desde mediodía, estuvimos en la plaza del Salvador del Mundo participando del homenaje a monseñor Romero. Estuvimos recogiendo zapatos para la Instalación de Walterio Iraheta y contándole al público lo que estaremos haciendo en la plaza Gerardo Barrios y en La Casa Tomada como parte de nuestro programa de memoria, en el que la figura de monseñor Romero es protagonista. ¡La verdad es que fue muy emocionante! Claro, al final ha sido un día de todo correr porque con el atasco que había en la zona del Salvador del Mundo con el homenaje a monseñor Romero, nos las tuvimos que averiguar para llegar a la plaza Libertad al concierto de Javier Moreno, que era la banda con la que el Centro Cultural participaba en el JazzFestSV. Javier y su banda llegaban de una gira por toda Centroamérica con su propuesta de jazz académico y de vanguardia, que la verdad nos encantó! Además, como siempre cada vez que viene un profesional de altura, lo exprimimos: por la mañana estuvo dando un taller de improvisación y free jazz en La Casa Tomada. ¡Pues qué día de locos! Mañana hay taller en La Casa Tomada, y desde las 13h en el Salvador del Mundo, y por la noche en la plaza Libertad al ritmo de Jazz... ¡Con todas esas emociones en el cuerpo y tras un día largo y completo: a dormir! Y que no se me olvide: todo eso sintiendo la importancia de estar trabajando en el Centro Histórico, que tras las últimas remodelaciones de la alcaldía la verdad es que está lleno de vida y de actividades. Ha sido superchivo estar en la plaza Libertad por la noche y sentir que podemos recuperar el Centro para nosotros, para los ciudadanos ¡para los salvadoreños! Todo esto me hace recordar Invasión en el parque, proyecto que se creó con Juan Sánchez y que coordinó Aquiles Hernández, un excompañero del CCE que es teatrero y productor de escénicas. Invasión es todavía muy recordado y se hacía en el parque Cuscatlan. Se invitaban bandas nacionales y extranjeras de diferentes géneros. Se hacía con la colaboración de los centros culturales de la región que ayudaban enviando a bandas de sus países a participar. ¡Bien chivo fue!... Le pedimos a Aquiles que nos contara un poquito de aquello.

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Por Aquiles Hernández 1

Invasión en el parque La invasión empezó en 2006. Iniciamos con pocos recursos pero con muchas ganas de apoyar al arte nacional. Invasión en el parque fue un proyecto de promoción de la producción musical salvadoreña que pretendía llevar a bandas emergentes a espacios públicos como plazas y parques, esto con el afán de acercar la música y al artista a públicos diversos. En la búsqueda de recursos, nos acercamos a las oficinas del Centro Cultural de España, que en aquel entonces tenía como director a Juan Sánchez, y como asistente de dirección a Mónica Mejía, quienes escucharon nuestro proyecto y en poco tiempo nos manifestaron que les interesaba apoyarlo. Pero más que apoyarlo desde afuera, nos propusieron hacerlo parte de los proyectos del CCESV y así fue como en 2007, con una imagen renovada y con mucha más energía, invadimos el parque Cuscatlan con una serie de conciertos al aire libre todos los fines de semana del mes de noviembre. Incluímos en la programación géneros musicales inusuales para ese tipo de espacios, como la música electrónica y el jazz, que junto a géneros

más populares como el reggae, el ska, el rock o la trova. Además de músicos nacionales, se contó con la participación de bandas internacionales que le dieron un nuevo nivel de prestigio a los conciertos. Rápidamente logramos atraer a grandes cantidades de públicos y a muchos artistas de la música que nos expresaban su interés por participar en el festival. Con Invasión en el parque conseguimos llegar a miles de jóvenes, que durante los cinco años que se mantuvo en programa, esperaban con ansias nuestra cartelera anual. Así pudimos abrir el telón a muchos artistas que, aún ahora, reconocen el aporte del CCESV para el desarrollo de su carrera y para generar redes nacionales e internacionales. Tanto fue el éxito que, en 2010, el proyecto se convirtió en modelo para la Agencia Central de la Cooperación Española. Con este proyecto pasé a formar parte del personal de programación del CCESV, y empecé a vivir una de las mejores experiencias profesionales como productor artístico en El Salvador. Tuve la oportunidad de conocer a grandes artistas nacionales e internacionales y de poder apoyar la promoción de sus obras.

Actor y director de teatro, catedrático universitario, productor escénico, gestor cultural. Fue responsable del proyecto de música Invasión en el parque para el CCESV entre 2007 y 2011. 1

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Por Marta García 1

De golpe al Centro

y admirado que era por todo su equipo y por la comunidad cultural en general, ya que había llevado a cabo proyectos muy revolucionarios políticamente hablando, en un país con una sociedad extremadamente conservadora, sobretodo en lo referente a los derechos de la mujer y de la diversidad sexual. La cohesión entre los miembros del equipo que había gestado Juan, permitió que a su marcha pudiéramos estar más de un año trabajando rigurosamente sin director. Con Mónica Mejía a la batuta, mujer decidida e implicada que a pesar de mi escasa experiencia en aquel momento, confió en mí desde el inicio para desarrollar proyectos de gran envergadura y que supusieron para mí un gran desafío. Hablo, por ejemplo, del Festival Arte de Acción, un festival de performances con referentes de distintos países de Centroamérica en plazas públicas. Ese fue el primer proyecto que se me encomendó gestionar desde el CCESV. En el equipo también contábamos con Lucía García, periodista, gran compañera y amiga, que fue la primera persona que me mostró cómo organizar la comunicación de una institución cultural. Estaba también Antonio Romero, artista que con sus originales diseños lograba comunicar los proyectos de una forma directa y rompedora. Mario, gran cómplice y chofer de confianza. Gustavo, el manitas del centro, que suplió mi falta de conocimiento técnico y siempre me ayudó con una sonrisa. Niña Rosita y Nery, la alegría del centro y responsables de limpieza, que me acogieron como si de unas madres se tratara. Otras grandes personas: Juan, Ligia, Rina, Sandra y muchos más… completaban un equipo extraordinario. De pronto vino una invasión. Aquiles Hernández, actor y productor de teatro, fue el responsable del proyecto Invasión en el parque, un festival internacional de música impulsado desde el CCESV que se realizaba en el céntri-

Podríamos decir que fue una serie de golpes la que me llevó a El Salvador. Entre otros, uno del destino y otro político. El golpe de estado contra el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya, hizo que reubicaran mi plaza en el Centro Cultural de Tegucigalpa y me destinarán temporalmente a El Salvador. Tal fue mi conexión con el país, con el equipo y con el Centro, que cuando reclamaron mi regreso desde Honduras, ni yo quería irme ni mis compañeros ni mis compañeras me dejaron marchar. A mi llegada al Centro Cultural de España en El Salvador, me sorprendió encontrarme con un Centro tan moderno y puntero, con unas instalaciones impecables, un equipamiento técnico de última generación y una programación de lo más variada, potente e innovadora. Mi sorpresa fue porque, siendo El Salvador un país con una realidad socioeconómica muy compleja y con una gran riqueza cultura, es un gran desconocido tanto a nivel internacional como regional. Pues allí me recibió Juan Sánchez, el director del Centro, que aunque coincidí con él menos tiempo del que me hubiera gustado, enseguida me cautivó por su cercanía e ideales. Me conmovió lo querido

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co parque Cuscatlán. El objetivo principal del proyecto era que los jóvenes pudieran reapropiarse de los espacios públicos a través de la cultura, teniendo en cuenta que El Salvador es un país donde la violencia y la inseguridad están a la orden del día. Fue otro de los proyectos que me asignaron. Colaborar en ese proyecto en concreto, y en ese contexto en particular, me hizo tomar conciencia de la importancia de la cultura como herramienta de cambio social. Desde entonces, y todavía sin yo saberlo, esa premisa me ha acompañado a lo largo de mi carrera profesional en el ámbito de la gestión cultural, la producción y la música. Meses después se incorporó a la dirección Fernando Fajardo, con el que tuve la oportunidad de trabajar poco tiempo también, pero siempre hubo mucho entendimiento mutuo que nos ha hecho, posteriormente, colaborar en otros proyectos y en otros países. Fue tanto el cariño y la familiaridad con la que siempre me trataron mis colegas, que me cambiaron hasta el nombre. Me llamaban Tita. Cuento esta anécdota personal porque da cuenta del apoyo y el afecto que siempre recibí, no solo en el Centro Cultural, sino en El Salvador en general. Un país, que a pesar de sus estigmas y dificultades, es excepcional, culturalmente y ambientalmente muy rico, con gente cariñosa, acogedora y trabajadora donde las haya. Una experiencia que para mí lo fue todo, tanto a nivel personal como profesional, ya que definitivamente marcó un hito en mi carrera en el ámbito de la cooperación cultural. Puedo escribir este texto porque fui, como muchos otros compañeros y compañeras, de las afortunadas beneficiarias de la beca de Gestión Cultural MAEC-AECID. Esta experiencia me permitió colaborar posteriormente con otros Centros de la Red, pudiendo experimentar en primera persona el valor que tienen los Centros Culturales tanto para la población local, como para las personas que venimos de fuera. Los CCE son espacios de encuentro y mediación que funcionan más allá de los tintes políticos, promoviendo la participación, el diálogo intercultural, el respeto a la diversidad y la libertad de expresión y creación a través del arte y de la cultura. Un elemento fundamental para el desarrollo humano.

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Viernes 23 de marzo.

Marzo siempre nos trae un recuerdo muy duro de nuestra historia reciente.

Y aunque este año tendremos la felicidad de que se reconozca su trascendencia por parte de la iglesia católica haciéndolo uno de sus santos, monseñor Romero es una presencia indispensable para la memoria salvadoreña, tanto para creyentes como para no creyentes. Lo cierto es que a muchos nos persiguen los recuerdos de la guerra civil (conflicto, dicen unos, no sé, no puedo con los eufemismos a veces…) y cada recuerdo trae consigo preguntas. Y no solo yo cargo con preguntas. Muchos artistas continúan buscando respuestas. Para este marzo, dos grandes artistas, una dramaturga y un artista visual contemporáneo, enlazaron su voz para recordar, preguntar, intentar respuestas. Jorgelina Cerritos nos sorprendió debutando como directora de su tercer ensayo sobre la memoria: 13703 El misterio de las utopías. Estuvo en La Casa Tomada, pero les cuento que me escapé el año pasado para verla en el Teatro Nacional, porque como dijo ella: no todos los días se cumplirán cien años del nacimiento de Romero…

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Sábado 24 de marzo. Hoy nos fuimos junto a Walterio Iraheta a la plaza Barrios para presentar la intervención pública Mis pies son mis alas.

Es una obra en conmemoración de todas esas personas asesinadas y que murieron asfixiadas fuera de la Catedral el 24 de marzo de 1980. Walterio nos hizo recordar a muchos aquel día terrible en que llorábamos por el asesinato de Romero y que terminamos llorando a otros muertos más que perdieron su vida acompañando su entierro. Todos los que pasan de los 50 tendrán algún registro en su memoria de aquella torre de zapatos que quedó luego de la masacre… La verdad es que fue muy impactante para el personal del CCESV que participamos conocer de primera mano, desde la propia experiencia de los que vivieron (y sobrevivieron), la masacre que se dio durante el sepelio de monseñor. Se nos acercaban personas que nos decían que habían estado allí, que habían visto morir a la persona que se encontraba junto a ellos. Algunos se quedaban sin palabras —por el nudo en la garganta— al contarnos lo que habían vivido. Pero a pesar de todo el dolor, habían regresado un año más a recordar a monseñor y sus palabras. Sólo el arte nos cura. Estar en el Centro Histórico de la ciudad, frente a catedral, recordando a monseñor Romero, me hizo recordar otro evento súper bonito por aquí cerca, en el Teatro Nacional, cuando inauguramos junto con El Faro y la gente de Trípode Audiovisual, la primera muestra de documentales del Festival Ambulante en San Salvador, en mayo de 2011. Inauguramos con el estreno mundial de El cielo abierto, un documental del mexicano Everardo González sobre monseñor Romero… Ufff, aquella fue una función intensa y conmovedora porque el teatro estaba repleto de gente y entre el público estaban muchos de los protagonistas de la historia y gente muy, muy cercana a monseñor Romero, y se oían en el público sollozos, gritos, sustos de la gente que volvía a vivir muchas escenas en su memoria… Solo de acordarme se me eriza la piel.

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Martes 10 de abril.

La cosa es que esta vez abrimos un taller de cine con el programa ACERCA.

Lo hacemos con Oliver Laxe. Serán cinco jornadas en las que los alumnos rodarán un cortometraje asesorados por Laxe. Los participantes que envíen su trabajo optarán a un premio, nada más y nada menos que viajar a la última edición del Jameson Notodofilmfest en Madrid. La idea es ir a brillar allá por las Europas ;) No somos novatos en eso de meternos a cuestiones de cine. La principal actividad de la embajada antes de que nosotros naciéramos era proyectar películas en un auditórium que había dentro de la misma embajada. También hemos hecho infinidad de ciclos de cine y otras actividades a lo largo de estos años que nos dan autoridad. Hasta tenemos una sala de cine en La Casa Tomada, y en homenaje de nuestro querido Luis Valdivieso, le pusimos su nombre. Todo eso da fe de nuestra pasión y respeto por el séptimo arte.

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Sábado 21 de abril.

Hoy ha sido un día tan emocionante que no sé ni por dónde empezar. Todos estos comentarios son de la gente que nos acompañó: MADUIXA ah, una cosa hermosísima. ¡Uno de los espectáculos más hermosos que ha venido en mucho tiempo! ¡¡¡Y tan genial que hayamos podido hacerlo en la plaza Barrios!!! ¡Las chicas de Maduixa son todas unas bailarinas y mujeres hermosas, hermosas de corazón! Joan un genio, con esa coreografía y ese espectáculo que te deja helado y emocionado hasta las lágrimas! Fue tan bonito ver como entre los espectadores se mezclaba un bailarín de la Compañía Nacional de Danza con la señora que vende en la calle…

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Y así todos los comentarios maravillosos que nos iban llegando. No hace falta añadir mucho más, que salimos todos de la plaza Barrios con el corazón en un puño y la piel de gallina. Porque las bailarinas de Maduixa nos emocionaron con Mulier hasta las entrañas. Pero además hay que decir que ellas llegaban de actuar en otros países de Centroamérica. Llegaron ayer y las pobres estaban muy agotadas. Por la mañana las hemos llevado bien temprano a la plaza para que conozcan el lugar donde van a actuar. La Compañía Nacional de Danza nos prestó sus espacios la preparación del espectáculo. Aquí les dejo la información por si ustedes cayeron en el pecado capital de no ir a verla:

El Centro Cultural de España en El Salvador invita a la presentación de Mülier, un espectáculo de danza sobre zancos de la compañía española de danza Maduixa, en la plaza Gerardo Barrios, el sábado 21, a las 4:00 p.m. Mulïer es un espectáculo de danza sobre zancos interpretado por cinco bailarinas. Con este montaje la compañía pretende investigar los límites físicos con la danza y el equilibrio, el movimiento, la poesía o la fuerza y las emociones. Las mujeres son el punto de partida. Para Maduixa el espectáculo nace de la necesidad de explorar la identidad femenina a través del juego corporal, haciendo hincapié en la imagen, la poética visual y la narración para llegar a la sensibilidad del espectador. Toda mujer alberga a su interior un ser salvaje y libre, una naturaleza instintiva que las diferentes civilizaciones se han esforzado a domesticar a lo largo de la historia. Sus ciclos naturales se han visto obligados a adaptarse a unos ritmos artificiales para complacer los otros, apagándose así sus dones innatos creativos, instintivos y visionarios. La idea y dirección son del coreógrafo y bailarín Joan Santacreu, y la dirección coreográfica es de Mamen García. Las intérpretes de Mülier son Laia Sorribes, Lara Llávata, Melissa Usina, Esther Latorre, Ana Lola Cosin y Paula Quiles. Este espectáculo es un homenaje a todas las mujeres que durante siglos y siglos de opresión han luchado y siguen luchando para mantener vivo su yo salvaje, y que reclaman su derecho de bailar y correr libremente por las calles y plazas de nuestra sociedad. Mülier ha recibido premios a mejor espectáculo de calle (Premio Max 2017), mejor composición musical (Premio Max 2017) y premio Umore Azoka a mejor espectáculo.

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Lunes 23 de abril.

Hoy me puse a practicar cómo leer bien un buen párrafo del Quijote. Me encanta el del yelmo, es tan divertido, también porque en la infancia cuando leía bacinilla pensaba en la de mi abuelita… no les digo más. La lectura estuvo linda. Escuchamos a Elo, nuestra directora, a la ministra de Cultura y al embajador, quienes dieron paso a una serie de personalidades desde escolares hasta diplomáticos, y los que nunca faltan, los colegas de Cervantes. Muchos escritores salvadoreños estuvieron ahí, leyendo con pasión al Manco de Lepanto (no me critiquen, hay que ponerse a tono). ¡Y por supuesto que nosotros también leímos! Antes se solía participar todos los años en una lectura mundial del Quijote a través de Radio Nacional de España. Nos conectábamos con ellos y nos iban presentando país por país y leíamos unos fragmentos. Participan tantos países que una vez ¡confundieron nuestro paisito con Salvador de Bahía! ¡La verdad es que ha sido muy bonito poner en marcha esta actividad y es que han sido más de 7 horas de lectura continuada del Quijote! y leímos y leímos hasta que ya las aventuras de Don Quijote y Sancho, y las desventuras y los molinos que se convertían en gigantes… fue una jornada bien chiva. Y abril es el mes de los libros y con la mediateca hemos comenzado nuestro club de lectura. Se llama Cabeza de libro. La idea es fortalecer la mediateca con actividades de fomento de la lectura, presentaciones y debates literarios, conversatorios y talleres de escritura. Volviendo a Cabeza de libro, la idea es que en cada sesión charlemos sobre el argumento, estilo del autor, los personajes, la relación que podrían tener las obras, así como exponer nuestras opiniones, dudas y experiencias personales. Y sobre todo leer y compartir lecturas todos juntos. Esta ha sido otra de las áreas mimadas del Centro. Aquí hemos tenido de todo y a todos: presentaciones de libros, conversatorios, charlas, seminarios, talleres y un gran etcétera para aprovechar a grandes de la literatura, como a Claribel Alegría, por ejemplo, que nos dejó huérfanos este año, y que estuvo varias veces con nosotros y en las primeras ediciones de Desayunando con… invento de Juan Sánchez que nos hizo conversar con grandes de nuestra literatura allá por el 2008. Ya tenemos una buena colección de la literatura salvadoreña gracias a editoriales independientes que nos han dejado sus ejemplares tras de las presentaciones. También tuvimos un premio, El Gallo Tapado, que tuvo dos ediciones con sus respectivos ganadores. Y más de alguna vez, con Índole Editores, hemos hecho libros hermosos, como el de Bello amigo, atardece, de Ricardo Lindo, Memorias de la Casa. 25 poetas (un homenaje póstumo al legado del taller literario que dirigió Rafael Menjívar Ochoa en La Casa del Escritor). Ah, y ni qué hablar de la colección Revuelta, unos libros muy preciosos que se hicieron hace algunos años y que pueden disfrutar, junto con otros muchos, en la mediateca. Lean, gentes. Leer los hará libres, al menos de la esclavitud del celular…

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Por Ligia Salguero 1

La mediateca, un espacio más que bonito Entre libros y revistas han transcurrido un poco más de 11 años desde que la Mediateca abrió sus puertas, el 1 de febrero del 2007, con la etiqueta de especialización en Arte y Cooperación, que la hace pionera y única. Una de las metas que se trazó en su inicio era alfabetizar a nuestros usuarios en la búsqueda de información, hacer que fueran autónomos en un espacio en que las estanterías son de libre acceso y con materiales que se vuelven tesoros para ellos. Logrado el objetivo, apostamos por la siguiente etapa, fomentar la lectura a través de diversas actividades, charlas, talleres en los que fortalecimos no solo nuestra biblioteca, sino que se convirtieron en parte del apoyo constante con capacitaciones a la Red de Bibliotecas Públicas, miembros de ABES y bibliotecas escolares. De todo esto surgieron iniciativas como la Maratón de cuentacuentos organizada junto al Plan Nacional de Lectura, en el 2013. También nació La Ronda, un círculo de escritores y promotores de literatura infantil y juvenil que por más de un año fortaleció la programación infantil del Centro Cultural de España. El constante cambio ha permitido que nuestro público vaya renovándose, y, con la mirada puesta en el trabajo con los niños, nuestro club de lectura infantil nació, en el año 2010, como un espacio para leer y crear manualidades acorde con la lectura. El año 2012, el club cambia su nombre

a Mi libro me alimenta, con la propuesta de fusionar la cocina y la literatura; así, por los últimos seis años, en cada año hemos cambiado la dinámica pero manteniendo siempre su esencia. Otra de las acciones que me han dejado muchos recuerdos y satisfacciones es el proyecto Escuela, que me ha permitido asistir a una veintena de Centros Escolares que en los 3 años nos hacen parte de sus semanas culturales y de la lectura, en las que, junto a los niños, he podido vivir lindos momentos, abrazos y muchos “te quiero” que salen de forma natural de esos pequeños. Ser la encargada de la Mediateca me hace sentirme privilegiada y dichosa de llegar cada mañana a mi trabajo, saber que cada libro que está ahí ha pasado por mis manos, y saber que en este tiempo muchas personas, entre escritores, gestores culturales, bibliotecarios y lectores forman parte de mi historia personal, y a muchos de ellos puedo llamarlos amigos. Siempre estará agradecida con las personas que creyeron en mí para estar hoy acá, mis directores, mi coordinadora de programación, y todos mis compañeros en el CCESV que hacen de mi trabajo un lugar más que bonito.

Mediateca y Programa Infantil desde 2006. 1

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Por Elena Salamanca 1

Amar es hacer jardín (salvaje)

Hace 15 años yo quería ser escritora. Hace 25 años también, pero la fecha no se estira para lo que quiero contar. Mi historia con el Centro Cultural de España empieza por lo remoto. Y en lo remoto yo era una muchachita que quería ser escritora, una universitaria que escribía 8 horas diarias —una jornada de trabajo exacta—, de 10 p.m. a 6 a.m., para terminar una novela en un mes. En una feria del libro vi un afiche sobre un concurso de novela de la editorial española Alfaguara. Leí las bases y una de ellas señalaba que la novela finalista podía ser también publicada, como la ganadora. Yo sabía que no iba a ganar un premio con mi primera novela, pero sabía que podía ser finalista. No le dije a nadie y, mientras mi familia dormía, yo escribía. Así muchos días, hasta que terminé Pan y leche. Ya muy agotada lo confesé a mi mamá y ella me acompañó a dejar mi paquete al Centro Cultural de España —que yo jamás había visitado, pero cuyas actividades conocía por canal 10—. Entregué y esperé. Pasaron los meses y un día, sonó el teléfono de mi casa. Era Élmer L. Menjívar —quien me caía mal desde que había sido mi editor en una revista estudiantil—, quería entrevistarme: habían anunciado los resultados del premio Alfaguara, había ganado una novela de David Hernández y la primera finalista —como en Miss Universo— era yo. Corrí al cuarto de mi abuelita y la abracé. Pensaba que al fin había logrado ser escritora. De pronto, me llamaban más para saber quién era yo: era una mujer novelista, tan joven, 21 años, con una obra que al novelista Manlio Argueta había conmovido, una mujer de 21 años que había escrito una novela histórica sobre una dictadura militar y sus desaparecidos. Osada, pues, la niña. Y así me seguían llamando: mi querido profesor Francisco Andrés Escobar, para decirle a mi hermana (“Apunte bien, por favor”, le ordenó), que no cabía de la dicha de saber que, tal y como él había predicho, yo era escri-

tora con talante; también llamaba un escritor importante que quería que fuera parte de su taller de literatura, que si le mandaba más cuentos, que quería saber quién era yo. Un día, incluso, una reconocida escritora llamó a mi casa para decirme que este escritor importante le había enviado mis cuentos y ella había notado que yo “JAMÁS SERÍA ESCRITORA”, que dejara de soñar. Y colgó. Las llamadas eran agobiantes y yo empezaba a pensar que jamás me llegaría la oportunidad de la primera finalista, no la corona, sino la publicación de la novela. Así que me envalentoné y fui al CCESV, seguro ahí me decían por qué de Alfaguara no me llamaban y me anunciaban que publicarían mi novela. Mónica Mejía me atendió (en la misma oficina en la que ahora nos encontramos para abrazarnos), me explicó, con toda la amabilidad posible, que no podían publicarme, que me comunicara con Alfaguara. Y así fue y fui una primera finalista ejemplar: no quisieron editarme, nunca tuve la corona. La gente que fue apareciendo después en mi vida tenía algún grado de relación con el CCESV: Ricardo Lindo, Efraín Caravantes, Javier Ramírez (de ahora en adelante: Nadie), Ronald Morán, Denise Huezo, Luis Cornejo, José Rodríguez, Verónica Vides, Beatriz Alcaine, Didine Ángel, José David Herrera, Paula Álvarez, Mauricio Esquivel y tantos más… Esa gente maravillosa sobre la que yo leía en la prensa —o escribía sobre ellos— después llegó a ser gente entrañable en mi vida. El CCESV fue para mí ese jardín salvaje que iba creciendo en mí y a pesar de ser institución no me normaba ni me normalizaba, me dejaba ser “anormal”, digamos: nerd, endogámica, monógama, soñadora, radical, canónica, experimental y hasta cabrona. Trepaba en mí la maleza como también la flor más hermosa, y toda esa vegetación tan contradictoria y por eso bella brotaba de ese lugar en la colonia San Benito, en el que, en 15 años, he presentado

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mis libros (Último viernes, 2008; Peces en la boca, 2011; y La familia o el olvido, 2018) y mis recitales (DIVAS, 2010, junto a Nadie), he dado mi cursos de historia (Imagen y nación, 2012-2013), he exhibido mis piezas de arte (Premio de Arte Joven, 2010, qué risa nerviosa), he realizado mi primer performance (Landsmoder, 2011) he experimentado de cazatalentos literarios (Gallo tapado, 2009), he celebrado mi cumpleaños (Desayunando con… en 2009) y he vivido uno de los episodios más felices de mi vida: la Fiesta Ecléctica de las Artes, FEA, que Nadie y yo creamos en 2012 después de ir a un decepcionante recital de poesía y performance, también en el CCESV. Así como yo me iba rodeando de gente que me encantaba, me iba rodeando también de gente que me repudiaba. Eso es lo que al CCESV da su condición de jardín: en su espacio había belleza y ruindad, había amor y egoísmo. Esta simbiosis era para mí crucial porque era lo que determinaba la creación de un propio marco crítico y la construcción —y deconstrucción si quieren- de un marco histórico. Este texto podría terminar: “Hace 15 años yo quería ser escritora y ahora lo soy. Fin”. Pero no termina así, porque el arte no tiene fin. Y con el paso de los años entendí que no soy “solo escritora”, que publico cuentos, poemas, ensayos, pero también bordo y desbordo textos, que también imprimo mis textos en sábanas o en tablas de picar carne, que también me subo al monumento a Francisco Morazán en el centro histórico y leo como denuncia política “Letanías a Mélida Anaya Montes” en una olvidada plaza en su honor, que por eso, también, decido morirme junto a José David Herrera en el Museo de Arte el día de mi cumpleaños 35, por aquello de los ciclos vitales. Por el ciclo vital quiero decir algo que me toca más ahora: mi abuelita, las niñas del pasado y del futuro y la cultura. Ahora que reviso fotos ella está en ese pasado inmediato del arte nacional: en la exposición Naturaleza muerta, de Nadie y Efraín en el CCESV; en la obra Sacro, de Nadie en el MARTE; en nuestro recital de DIVAS; en las presentaciones de mis libros; está a mi lado en el Desayunando con…, que ni desayunó la pobre porque yo pedí cornflakes con leche y ella dijo que la leche estaba helada y eso no era desayuno.

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La puerta que a mí me abrió la cultura desde niña (mi mamá se encargó de amueblarme la cabeza con una bibliotequita de literatura y arte), a mi abuelita se le abrió ya anciana. Por eso me gustaba llevarla al MARTE y al CCESV: para que viera todo lo que me movía y lo que yo hacía y lo que yo podía dar. Para darle lo que nunca antes le dio este país. Mi abuelita y yo íbamos al teatro, al museo, a los conciertos, claro que yo imponía esa agenda pero ella aceptaba feliz porque iba conmigo. Mi abuelita es ahora, para mí, la hermana de Shakespeare de quien habla Virginia Wolf en Una habitación propia: No pudo ser la artista que era por las condiciones (subjetivas y objetivas) de su tiempo, pero existe entre nosotros como una posibilidad de futuro. Mi abuelita, y tantas más abuelas, está en las niñas que, con un CCESV más fuerte y expandido por este pequeño y roto país, podrán ver que la cultura es un modo de vida, una puerta que se abre y nunca se cierra, y si se cierra aparece multiplicada e infinita, y aunque suene a frase de organismo internacional, salva vidas. Mi esperanza es que en 20 años más, en el 40 aniversario del CCESV, más niñas sepan y gocen la cultura en su tiempo y la cultura no llegue a ellas cuando tengan 80 años. Mi abuelita murió el año pasado. Cada vez que hablo de ella recuerdo ese hermoso bejuco de flores que cubría nuestra casa y nos dio jardín y felicidad. Hay relaciones que son orgánicas. Como los bejucos de la campanilla (Ipomoea indica, Morning glory), que un día aparece en la tierra, se enrolla en un esquina, trepa y crece y se expande en un gran jardín. Así han sido mis 15 años con el CCESV.

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Historiadora y escritora. Actualmente es doctoranda en Historia en el Colegio de México. 1


Por Manlio Argueta 1

Los encuentros fraternos

Mi encuentro con el Centro Cultural España ha consistido en presentaciones de libros y, a veces, conversatorios. Además, he asistido como invitado a otro tipo eventos culturales que organiza el Centro. Sin embargo, el momento que más me ha impactado es que Juan Carlos I, Rey de España, me haya concedido la Encomienda de la Orden al Mérito Civil, otorgada por la Real Resolución del 23 de junio de 2007. No cabe duda del gran significado de esta distinción de gran prestigio. Me honra personalmente, y honra a El Salvador. Es un reconocimiento meritorio otorgado por considerar relevante mi participación civil. No solo es un estímulo al escritor sino al promotor del libro y la lectura, y para ello no cabe duda que el Centro Cultural ha jugado un papel importante para realzar esa participación ciudadana. Una distinción que no es para ufanarse sino para adquirir más fortalezas en las acciones culturales y educativas, como parte de un proceso inacabable que aspira a contribuir al proceso democrático y económico de nuestros países, que además de integrador es de fundamental repercusión en el desarrollo de la sociedad salvadoreña.

Por esos es necesario mantener esa labor del Centro Cultural España, cuyas expresiones artísticas, culturales y educativas son la amalgama para lograr sociedades en convivencia pacífica y armónica, sensibles y propositivas a favor de la ciudadanía. Por otro lado, no olvidemos que España nos dio un idioma que se comparte, no solo con los países de América, de cultura hispana, sino en la misma España, el habla castellana que permite crear un mundo nuevo en su literatura, por medio de la poesía y la narrativa, o por el teatro que nos reconstruye haciéndonos partícipes de emociones constructivas. En este aspecto considero fundamental la divulgación que hacen sus grandes editoriales e instituciones artísticas que han permitido reconocer a novelistas y poetas jóvenes, presentes en el corpus de las letras castellanas. Esa España que desde finales del siglo XX comenzó a divulgar nuestras expresiones artísticas de los países hispanoamericanos del sur y de nuestro corazón continental que es Centroamérica. Los escritores devolvemos a España un idioma heredado, enriquecido con expresiones nacidas del habla popular como decía el gran Cervantes. Un castellano en proceso interminable desde nuestras culturas originarias.

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Poeta y novelista. Actualmente director de la Biblioteca nacional. 1


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Viernes 27 de abril.

Este año es de celebraciones y brindis, aunque yo no tomo… solo algunas cosas en serio je, je, je. La cosa es que la Compañía Nacional de Danza (CND) cumple diez años y nos conjuntamos para montar un súper espectáculo: 37 Guernica 17. Pero antes de seguir contándoles sobre esta producción, quiero dejarles un texto de Francisco Centeno, el fundador de la CND, en el que recrea cómo empezó a bailar el asunto.

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Por Francisco Centeno 1

Cooperación para el arte del cuerpo

Como exdirector de la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié, y director fundador de la Compañía Nacional de Danza de El Salvador, quiero felicitar al CCESV por sus 20 años de existencia. Sin duda, este espacio, es un oasis en la escena cultural salvadoreña en el que las puertas siempre están abiertas a los proyectos de toda índole y, en el caso que me ocupaba a mí, para apoyar el crecimiento y desarrollo de la danza contemporánea. La Compañía Nacional de Danza (CND), en sus 10 años de vida, ha ido siempre acompañada por la cooperación española, convirtiéndose la AECID y el CCESV en una parte fundamental, medular, en su crecimiento. Gracias a el CCESV, en los años que dirigí la CND (2005 a 2009) se pudieron coproducir, junto al entonces Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, Concultura, espectáculos y festivales en los que la danza era la protagonista. Asimismo, la danza pudo salir de San Salvador con el objetivo de descentralizar las propuestas y llevarlas a espacios no convencionales. De esta manera, la CND pudo estar presente en Suchitoto, Santa Ana y Soyapango, entre otras ciudades del territorio salvadoreño. Por último, cabe destacar el intercambio constante con maestros y coreógrafos que nos visitaron desde diferentes países (Humberto Canessa, Fernando Hurtado, Daniel Abreu, entre otros) y que, con su talento, contribuyeron a la formación y profesionalización de bailarines y bailarinas de El Salvador. Sin duda, el proyecto Mirando al Sur, en el que participaban todos los Centros Culturales de España de la región, y cuyo objetivo era reflexionar sobre los procesos migratorios que se dan en Centroamérica, supuso un antes y un después en la visión del elenco de la CND. Este proyecto nos permitió presentar nuestro trabajo en todos los países centroamericanos y gran parte de los países de América del Sur, además de participar en el Festival de Artes Escénicas de San Sebastián, en España, junto a la Compañía

Nacional de Danza de Costa Rica. Punto ciego, la obra que dirigí para este proyecto, fue galardonada, en 2008, con el Premio Nacional de Danza a la Mejor Coreografía, en los Premios Nacionales de Cultura de Costa Rica. A nivel personal, la visión que tiene la cooperación sobre la cultura como factor de desarrollo también generó en mi persona cambios en cuanto a la manera de hacer y entender la danza. Entendí la labor de gestión (hasta entonces había estado más centrado en temas artísticos y no tanto en la parte ejecutiva) y la necesidad de generar vínculos con organismos internacionales, con empresas privadas, centros educativos, escuelas, universidades que nos permitieran acercar el movimiento a la comunidad salvadoreña y crear nuevos públicos. La danza se convirtió en noticia y espectáculos como El libro de la selva fue portada, tras su estreno, en los diarios de mayor tiraje de El Salvador. Todo esto contribuyó a que, hoy día, los bailarines y bailarinas salvadoreñas cuenten con un espacio profesional donde ejecutar y mostrar su talento al público. Quiero agradecer a Antonio Romero, un mago del arte gráfico que plasmó con sus diseños la imagen que buscábamos proyectar de la CND; a Mónica Mejía, esa ninfa que generó en mí, con su apoyo, la energía necesaria para que los sueños se convirtieran en realidad; a Juan Sánchez, exdirector del CCESV, por su amplia visión de la cultura y conocimientos de la danza; y a los directores que llegaron después, que han seguido apoyando el arte dancístico, convirtiendo a la cooperación en el hilo conductor para el desarrollo de este arte del cuerpo.

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Bailarín y coreógrafo costarricense. Fue director de la Escuela Nacional de Danza Morena Celarié y fundador y director de la Compañía Nacional de Danza de El Salvador de 2008 a 2010. 1


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Viernes 27 de abril.

Volviendo a 37 Guernica 17, este espectáculo es resultado de la investigación del bailarín y coreógrafo malagueño Fernando Hurtado sobre los significados y valores del emblemático cuadro de Picasso en el marco del 80 aniversario del bombardeo de Guernika, que se cumplió en 2017. La obra de Picasso, creada en 1937 a petición del gobierno republicano para formar parte del pabellón español en la Exposición Universal que tendría lugar en París ese mismo año, hace referencia al bombardeo de la ciudad de Guernika que se perpetró el 26 de abril de ese mismo año. Ha sido un placer trabajar con la CND una vez más. Creo que prácticamente todos los años desde su nacimiento hemos tenido proyectos conjuntos. El año pasado fue Iván Amaya, y antes Fernando Hurtado ya había estado aquí con nosotros. De hecho por eso la elección del maestro malagueño para este décimo aniversario, porque es un coreógrafo al que conocen y que les conoce, porque es un coreógrafo que es parte de la historia de la compañía. ¡El espectáculo fue una pasada! El teatro estaba muy lleno y también asistió la ministra de Cultura y el embajador de España. Este espectáculo iniciaba la temporada de la CND y además se hacía en el día internacional de la danza. Todo redondo, y fijarse que también la fecha es supercercana a la fecha del bombardeo de Guernika, como si todo fuera a cuadrar y a encajar. Y no hace falta decir lo contentos que nos ponemos cada vez que tenemos una actividad en el Centro Histórico, y si es en el Teatro Nacional ¡Pues mejor aún! Además, el público del Teatro Nacional tiene un perfil muy especial, y es que lo mismo estamos recibiendo a ministros y diplomáticos que a vendedores de las áreas colindantes. Es un placer sentir que de verdad estamos llegando a otros públicos que normalmente no podrían acercarse a nuestras instalaciones de la San Benito.

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Por Xenia Vaquerano 1

La ventana permanente a la danza en Europa

En mi apreciación, el Centro Cultural de España en El Salvador ha sido una ventana hacia lo que ocurre en danza en Europa, especialmente en danza contemporánea. No se malentienda, no digo que es la única ventana. Pero ha sido una de las más permanentes, a través de la cual he tenido contacto cercano con coreógrafos, bailarines y compañías que se mueven en el circuito europeo y que han llegado a El Salvador gracias a la cooperación española. Ejemplo de lo dicho ha sido la visita de Fernando Hurtado, Yoshua Cienfuegos, Jordi Cortés, Damián Muñoz, Carmen Werner, Roberto Olivan, Thomas Noone, Nuria Martínez, entre otros. Mi experiencia con todos ellos ha sido sumamente satisfactoria en términos profesionales, y divertida a nivel personal. Por otro lado, ha permitido a bailarines salvadoreños la movilidad entre El Salvador y España a través de diversos proyectos y ha propiciado la presencia de El Salvador en festivales y teatros de España, lo cual considero muy valioso. A título personal, tuve el honor de ser una de las invitadas en el programa Desayunando con… que se desarrolló en 2009. A mí me tocó el 18 de octubre. Toda la experiencia estuvo llena de sorpresas: la primera fue que el CCESV me considerara como una persona con quien podría interesarle a alguien conversar durante el desayuno. La segunda, que las mesas y sillas dispuestas en aquel salón fueron insuficientes para las personas que acudieron. La tercera, que ningún conocido llegó; excepto por una chiquilla que era estudiante de la escuela donde he trabajado toda la vida (y que nunca había sido mi alumna). Todos los que decidieron asistir eran personas desconocidas pero interesadas en la actividad cultural del país y que por alguna razón creyeron que valía la pena platicar conmigo. Finalmente, la cuarta sorpresa fue que la conversación se extendió hasta la hora del almuerzo y nadie se retiró a pesar de que la comida se había terminado hacía rato. En mi mente

me había imaginado desayunando con algunos allegados y dos o tres personas particulares, sintiéndonos incómodos por no tener tema de conversación. Al final, algunos hasta dijeron que era una lástima que tuviéramos que retirarnos y que ojalá pudiéramos tener otra oportunidad para continuar la plática que quedaba truncada. Aparte de que el desayuno estuvo delicioso, fue por demás gratificante y alegre que toda esa gente que no me conocía se levantara temprano un domingo para ir a desayunar y conversar conmigo. ¡Gracias CCESV!

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Bailarina, coreógrafa y docente. Actualmente directora de la Escuela nacional de danza Morena Celarié. 1


XX AÑOS

ABRIL

CCESV

Por Didine Ángel 1

Mi ensayo general La violencia, en El Salvador, es un tipo de columna vertebral donde se engranan relaciones de poder a varios niveles y se articulan patrones de conducta expresados desde las múltiples extremidades que conforman el monstruo sistémico conocido como patria, patrimonio y patriarcado. Esta columna vertebral, territorio de lo creado e increado, se mueve y respira con nuestra participación, como flujo o resistencia de intenciones, acciones u omisiones que imprimen nuestra historia en el campo vibratorio de lo existente. En 2012, Elena Salamanca y Javier Ramírez, escritores jóvenes salvadoreños, gestionaron la realización de la plataforma denominada Fiesta Ecléctica de las Arte” (FEA), en espacios urbanos de San Salvador, y fui convocada a participar para contar mi historia en La Casa Tomada administrada por el Centro Cultural de España. Diseñé una experiencia sensorial llamada Ensayo general, con público altamente involucrado, para compartir algunas de mis verdades autobiográficas basándome en los registros de mi memoria acerca de las dinámicas y protocolos de dominación con los que fui criada e instruida por mi familia, la religión y el arte. Usé elementos de mi herencia matrilineal —en cocina y costura— para exponer anécdotas terribles de mi vida en pareja, con un militar de izquierda y pseudoartista. Asimismo, compartí mi reivindicación como ser humano y creadora desde la expansión de mi negritud, en Brasil.

La experiencia generó polémica, opiniones encontradas y, en alguna medida, conciencia sobre la violencia establecida sistemáticamente contra las mujeres, desde diversas instancias institucionalizadas en la guerra y la posguerra salvadoreña. Como resultado de este performance, donde descuarticé una gallina mientras narraba mi historial de violencia, fui juzgada y confrontada por hombres que ocupaban puestos de dirección en medios de comunicación, organizaciones civiles y espacios de arte local. Los coordinadores de FEA respaldaron mis creaciones en espacios no convencionales y programaron mis propuestas en la segunda y quinta edición, en 2013 y 2017. Ensayo general - 2012 https://www.youtube.com/watch?v=Zch-fsuNN0Q&t=1s

Entrenadora física. Artista Corporal. Terapéuta Reiki. Licenciada en Comunicación y Periodismo. 1

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Por Roberto Cardona 1

Las artes nómadas del cuerpo humano

Conocí el Centro Cultural de España, en 2012, suspendido de un bungee con un arnés, en Casa por la ventana, como ejecutante de la Compañía Nacional de Danza de El Salvador. Era mi primera experiencia profesional como artista escénico, interviniendo el espacio en La Casa Tomada. Un año más tarde, viajaba a Suramérica para continuar mi desarrollo profesional en Perú y en Chile. Volví en 2016 y decidí quedarme para cumplir un sueño: la oportunidad de crear una plataforma de danza que fuera más allá de los formatos ya experimentados, pues me di cuenta de la importancia de obtener espacios para mostrar artistas independientes y que enfrentarme a la vida artística de nivel profesional, en este país, demanda el ejercicio de la gestión y la producción cultural. Así, participé de la creación del proyecto NÓMADA para apoyar y difundir las artes del movimiento humano, desde la compañía Circus Contemporaneum donde me desempeño como bailarín, actor y productor de este festival.

La plataforma NÓMADA funciona con el apoyo de contrapartes para su realización anual y el Centro Cultural de España ha sido uno de sus aliados institucionales de mayor peso desde 2017. Tengo la certeza de que mi línea de desarrollo profesional como artista y gestor cultural está vinculada desde mis primeros pasos con el CCESV por coincidir en la visión y misión de potenciar el arte salvadoreño y las propuestas innovadoras de sus artistas jóvenes.

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Artista corporal. Fundador y productor del Festival Nómada. 1


XX AÑOS

ABRIL

Lunes 30 de abril.

Hoy estamos otra vez de estreno, y es que… ¡este año estrenamos muchas cosas! Hoy hemos grabado el primer programa de radio en plan magazine sobre nuestras actividades. El programa lo hemos llamado Herzio Cultureta y por supuesto se emite en la Radio Tomada. La verdad es que nos hemos reido mucho poniéndole nombre al programa y armando su escaleta. El chiste es que todo el programa gira en torno a este Herzio, personaje que no conocemos y por eso nos dedicamos en cada emisión a tratar de descubrir cuándo va a aparecer. Y es bien chévere, porque la idea es que en cada programa conversaremos con alguien diferente, con invitados de lujo y lo mejor es que podremos aprender muchas cosas. La Radio Tomada nació hace un par de años, como parte de todos los proyectos que se pusieron en marcha con La Casa Tomada. Pero cosas de la vida, la radio no encontró su lugar en la casa, y este año han regresado al lugar del que habían nacido: el Centro Cultural. Además de los programas que se gestan directamente desde la radio, desde el Centro Cultural vamos a hacer dos programas, este de Herzio Cultureta que hoy estrenamos, y que es una guasa que siempre vengan a buscar a este personaje, y por otro lado, también vamos a hacer un programa de radio ligado al proyecto A2bandas, para dar a conocer más a fondo a estas bandas seleccionadas. Les cuento lo que nos dijo Bella Viera, una de las personas claves de este proyecto: “Para mí, la Radio Tomada, en este momento, es un espacio de creación de contenido cultural experimental e inclusivo que da poder a la voz de más y más personas, es un espacio interesante de co-coordinación, de participación, de formación de radialistas, pero, además, una radio escuela para aprender a comunicarnos en libertad. Espero que sigamos siendo ejemplo de radio para la transformación social, que desarrollemos más y mejores programas, y que nuestro programa de formación cuente con más apoyos y patrocinios para seguir aportando mayor y mejor contenido cultural”.

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CCESV


Laradiotomada.cc

Somos una radio on line participativa de cultura, destinada al público de todas partes del mundo con conectividad y que desee conocer la cultura salvadoreña. Nuestros contenidos son producidos por agentes culturales y sociales, estudiantes de comunicaciones, profesionales y participantes en programas de cooperación internacional, sin importar género, raza o edad. Realizamos una gestión colectiva de una comunidad de radialistas con capacidad para la gestión y producción sostenible de esta plataforma transmedial. Licenciamos bajo Creative Commons, usamos software libre y cedemos nuestra parrilla a otros programas locales o comunitarios en nuestra “sintonía”.

Hacemos el esfuerzo en varios niveles: la promoción de la cultura salvadoreña, el fomento del consumo cultural en diversos formatos, el acceso al conocimiento, la producción de contenidos culturales y creativos, la apertura de espacios para el debate crítico, el ejercicio de sentido respecto a lo cultural: las políticas culturales y la participación activa ciudadana en este ámbito, la promoción de la diversidad cultural, facilitar procesos que contribuyan a la creación de industrias culturales en el país, un medio para el ejercicio del periodismo ciudadano, un soporte para la experimentación sonora un espacio donde crear comunidad y reforzar valores de cultura de paz y promoción de los derechos humanos.

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XX AÑOS

CCESV

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Lunes 14 de mayo. Y un año más llega el Foro Centroamericano de Periodismo (ForoCAP) que organiza El Faro cada año desde 2010.

Y para ahí nos vamos con nuestro amigo Herzio Cultureta. Con El Faro hemos trabajado y colaborado en muchas ocasiones. Últimamente hemos colaborado propiciando la presencia de profesionales españoles o latinoamericanos para los talleres y cursos que se imparten en el marco del ForoCAP. El objetivo del ForoCAP es ser un espacio de encuentro, abierto y público, entre la ciudadanía y el periodismo para dialogar sobre las urgencias que enfrentan nuestras sociedades en cada coyuntura. Ya me anoté a varias cosas. El que más me llamó la atención fue el taller de Cine documental que dará el documentalista Joao Moreira Salles. Dice que hará una revisión amplia de ese producto cinematográfico difícil de atrapar en una definición: ¿Qué es un documental? ¿Cuáles son los límites de la “verdad” en un documental? ¿Existe realmente una frontera reconocible con la ficción? ¿El “punto de vista personal” autoriza a recrear o a forzar la realidad? Suena genial, ¿no? Tengo muchas ganas de aprender, desde siempre me han gustado los documentales. Ya voy a leer un poco más del tallerista para poder hacerle un par de preguntas. Al rato me animo a hacer documentales. Está en la lista de mis cosas por hacer algún día, más ahora que todo lo audiovisual goza de buena salud. Qué bonito. Ya estoy esperando el taller.

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XX AÑOS

MAYO

Miércoles 16 de mayo.

Estos días he estado detrás de todo el montaje de la expo Re-Construcción.

Pocas expos me dejan la sensación de juntar tantas cosas y sobre todo volverse tan significativas para la memoria histórica. Y en este caso me sorprende más porque es un joven que a través del arte está buscando respuestas. Sayre Quevedo, periodista, hijo de madre salvadoreña y nacido en Estados Unidos es quien junto a TFT, otros medio jovencitos, curaron y montaron esta expo. A veces los viejitos se quejan de los jóvenes, más hoy que circulan tantas etiquetas y si no nos comprenden de ya nos meten en cajones, que si milenials, que si centenials, manía que tenemos de etiquetar todo, y heme acá frente a esta emotiva sorpresa. Pasa también que viendo la expo recordé mucho de lo que pasó en la guerra. A nosotros nunca nos tocó ni salir corriendo ni perder a un ser querido, pero vaya que los adultos de mi casa sí vieron cosas feas, y esa huella todavía la tenemos, quienes nacieron después de la guerra ahí la llevan todavía y para mí eso es lo que ha intentado hacer Sayre, buscar sus respuestas, intentar reconstruir ese rompecabezas para ver si amanece, como dice Jorgelina Cerritos. Para inaugurar la expo, que hemos incluido también como parte de la programación del ForoCAP, hemos tenido a la Chanchona Los Sánchez. Cómo nos hemos divertido y bailado tomando un poquito de sangría. Pero volviendo a la expo, me ha emocionado, me ha emocionado porque desde el Centro Cultural apostamos por la importancia de la memoria, y de construir el presente mirando al pasado, para que podamos imaginar un futuro para todos. Un futuro donde quepamos todos.

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CCESV


Por Carlos Henríquez Consalvi (Santiago) 1

Sin cultura el desarrollo es quimera En junio de 1998, chineando a mi hijo Camilo, quien recién cumplía dos meses, asistimos a la apertura de una apuesta por la cultura, en una posguerra ávida de espacios para la creatividad y el humanismo. Tanto el Centro Cultural de España, como el vástago, ya cumplieron 20 años. Que no es poca cosa en territorios donde la cultura viaja en el desvencijado y último vagón de las prioridades. Haciendo memoria de los momentos vividos en el CCESV, se agolpan las emociones. Aquí nos conmovimos con documentales de Marcela Zamora, conocimos el talento de jóvenes artistas hasta el momento excluidos; asistimos a los ensayos del Teatro del Azoro y La Cachada. Cuando el desierto se tornaba más árido, el Centro se posesionó como generoso oasis y casa tomada. Así interactuamos con Remedios la bella y las mariposas amarillas con los grabados de Alfredo Milián en Cien años de soledad, las acuáticas instalaciones de Alexia Miranda, o El samovar de plata, las historias de nuestra querida Carmen Álvarez. Con afecto rememoro la ocurrencia de Elena Salamanca de invitarnos junto a Haroldo (Miguel Huezo Mixco) al conversatorio Desnudos en el río Sapo, donde nos obligó a develar los íntimos secretos de tiempos en guerra. Espacios donde posteriormente presentaríamos la novela Camino de hormigas. Durante estos 20 años, el Centro ha sido fiel aliado para el Museo de la Palabra y la Imagen, que ya cumplió 22. Juntos hemos propuesto exposiciones, conversatorios, cine foros y cuanto sueño se nos apareció en la tareas de la memoria y las identidades. Como la reciente exhibición Re:Construcción, que nos permitió mostrar códices memoriosos: los bordados mediante los cuales las mujeres en los refugios de ACNUR en Honduras, denunciaron los horrores del Sumpul, o contaron las historias más profundas que, por no poder expresar en palabras, bordaron en sacos de harina. En fin, sencillamente, gracias al Centro Cultural de España por reafirmar la convicción de que sin cultura el desarrollo es quimera.

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Autor, periodista, creador de radio y director del Museo de la palabra y la imagen. 1


XX AÑOS

MAYO

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CCESV


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XX AÑOS

MAYO

Sábado 19 de mayo.

El ForoCAP, como siempre, fue un éxito.

Siempre da gusto escuchar a personalidades que nos dan un panorama de lo que sucede detrás de las noticias, cómo se hace una reflexión sobre la realidad intentando dejar todas las perspectivas posibles… no sé, me encanta el periodismo. También es mágico porque nos regala la posibilidad de conocer de todo. A veces me sorprendo con la notas de economía donde uno parece entender de todo lo que dicen (digo, yo no soy economista, pero eso del precio del crudo siempre me impacta, aunque mi único acercamiento a la realidad de las crisis o esplendores del petróleo no pase de agarrar la pistola de la bomba en la gasolinera). Para cerrar las actividades del ForoCAP con El Centro Cultural tuvimos la segunda cita de nuestro club de lectura Cabeza de Libro con unos invitados de lujo. La verdad es que toda la semana ha sido emocionante, he comido con Martín Caparrós y con Pere Ortín, y ahora estoy desayunando café y pan dulce con Eileen Truax, escritora y periodista mexicana, y Carlos Manuel Álvarez, escritor cubano. Y el moderador de esta edición tan especial del club de lectura es Pere Ortín. Me gustaría poder leer y leer y leer más y más…

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CCESV


Lunes 21 de mayo.

Hoy vimos una peli fabulosa para inaugurar el Festival de Cine en el Mes de Europa.

La librería. Los que amamos los libros soñamos siempre con tener una librería, una biblioteca, un espacio para compartir la lectura. Verse rodeado de libros, sentir su olor y sobre todo, como le pasa al personaje, tener la sensación de vivir en la dimensión de la ficción que leemos y quedaros orbitando ahí luego de ser expulsados con la última frase no tiene comparación con nada. A mí me pasa que siempre vivo en los libros que leo. Un par de novelas me han dejado sin comer, sin dormir, casi sin trabajar porque no puedo parar de leer y voy odiando a unos y amando a otros, y como me decía una profe, en la ficción lo que hay es complicidad, los lectores somos cómplices de amores furtivos, de conspiraciones, de asesinatos... y ahí estamos, mordiéndonos las uñas leyendo y sin poder mover una sola pieza de ese ajedrez ya decidido desde siempre. Los humanos vivimos ansiosos por el viaje en el tiempo, y solo aquellos que hemos estado en la dimensión de los libros sabemos que ahí sí se puede. La librería es la peli de Isabel Coixet que ha ganado los premios más importantes de la pasada edición de los goyas. Mejor película y mejor dirección. Y ha sido genial poder inaugurar con esta película el Festival de Cine del Mes de Europa. El festival se desarrolla en los cines Reforma, y hoy como era la inauguración con nuestra peli estuvieron el embajador de España y el embajador de la UE diciendo unas palabras de apertura. También estaba por supuesto nuestra directora y Eduardo, que había estado coordinando la presencia de la peli en el festival. Ah, y nuestra participación no queda ahí! La semana que viene también podremos disfrutar de otra maravillosa película: La Novia, de Paula Ortiz. Por cierto: dos películas protagonizadas por mujeres y dirigidas por mujeres... ¡y es que somos poderosas, y generosas! Ahí mismo en los Cines Reforma llevamos varios años presentando cine español, a veces producciones muy reciente y otras algunos clásicos, pero siempre tratando de que sean buenas películas y dignas de nuestro público…

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XX AÑOS

MAYO

Martes 29 de mayo.

Pues hoy hemos hecho entrega del Premio Hispanoamericano de Poesía. El CCESV, la Secretaría de Cultura de San Salvador y Valparaíso Ediciones presentaron la tercera edición del este Premio y el ganador fue Frank Vaicel Castell con El solitario oficio de la resistencia. Y, por supuesto, la presentación por todo lo alto, nuestra directora, la secretaria de Cultura de la alcaldía, el embajador y el alcalde. Y, claro, el poeta cubano, que estaba que no cabía en sí de gozo. Fue genial. Además aprovechamos para grabar con él un programa especial de Herzio Cultureta, que salió muy literario y que me encantó.

Y así, suavecito y sin que se dieran cuenta, me escapé a Madrid para echar un ojo junto con los de Índole Editores, quienes fueron los invitados por el programa de la AECID que se llamó Centroamérica Edita. Yo fui un libro en la Feria del Libro de Madrid. Aquello es impresionante. Desde aquella caseta vi circular muchísima gente, todos los días, lloviera o no. Fue impresionante. Una verdadera fiesta del libro, donde los libros son los únicos protagonistas. Y en esa misma fiesta nos montamos otra, porque allí presentamos también el Premio Hispanoamericano de Poesía, con el apoyo de Roxana Méndez, de Editorial Valparaíso, quien habló y dio nuestras palabras en la Casa de América.

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CCESV


Por Susana Reyes 1

Una casa Durante más de diez años he sido parte de muchas formas de la familia y de la programación del CCESV. Y digo familia porque también se siente como eso, como un gran árbol familiar cuyas ramas dan sombra desde distintas disciplinas del arte. Me siento bien cuando recuerdo que Juan Sánchez me dijo sí a un proyecto literario que era simplemente presentar en El Salvador el trabajo de tres investigadoras mexicanas: Leticia Luna, Maricruz Patiño y Maira Saavedra (†), con la Trilogía de mujeres en Hispanoamérica. Pícaras, místicas y rebeldes. Luego Juan me pidió estar a cargo del programa de Literatura del Centro, que inició con Hic et nunc y el Desayunando con… que nos hizo conversar en el primer año de programación con escritores fabulosos y que algunos ya no están con nosotros, como Claribel Alegría y Rafael Menjívar Ochoa. Así comenzó mi relación de gestora con el CCESV, recuerdo que se hicieron muchas cosas memorables: charlas sobre derecho de autor con especialistas de la región, exploramos el mundo de la edición independiente de entonces, hicimos talleres de revistas impresas, y hasta nos metimos en el fabuloso mundo del software libre con German Hernández para ayudar a conocer las ventajas de las plataformas gratuitas para sitios web de aquel entonces. Hay cosas que suenan a prehistoria y otras que parecerán obvias y mínimas ahora, pero en ese entonces fueron reveladoras. Y como nunca ando en una sola cosa, conmigo se hermanaron tres más de las que hoy continúan dos: la primera (ya extinta) fue la Escuela de Jóvenes Talento en Letras que tuvo la Universidad Matías Delgado, y los programas que inventaba para el Centro iban también con vendaje para esos chicos extraordinarios. Así conocieron a autoridades en el tema de edición, revistas, literatura, derecho de autor, etc. de los que destaco a mis grandes y generoso amigos como Victoria García Jolly, de la fabulosa revista Algarabía, de México; a Jorge de Buen, maestro del diseño editorial y felipucco amigo; Enzo Maqueira, argentino, escritor y editor de revistas; Luis Fernand Macías, gran editor colombiano;, y mi queridísimo Max Araujo, hombre de la cultura en Guatemala, experto en derecho de autor y sumamente generoso con el conocimiento.

Luego vino Índole Editores (Carlos Clará, Morena Azucena, Santiago Pérez) y dos libros que el CCESV apadrinó: Bello amigo, atardece, de Ricardo Lindo, y Memorias de la Casa. 25 poetas, una selección de Mario Zetino de la poesía que surgió en el taller de la Casa del Escritor que fundó y dirigió Rafael Menjívar Ochoa. Además, para Índole el Centro ha sido la casa oficial de las presentaciones de nuestros títulos y han sido muchos los autores que ahí han compartido su poesía y narrativa, así como otros escritores extranjeros que han venido y hemos presentado aprovechando su paso por el país. La otra ha sido la complicidad desde la Fundación Claribel Alegría, cuando juntos logramos traer por primera vez a los 4 fantásticos de Palabras Mayores: Alberto Gómez Font, Xosé Castro Roig, Antonio Martín, y Jorge de Buen, tremendos profesionales y grandes y generosos seres humanos que dijeron sí y hasta un bar montaron con su Bárfilos en La Luna. También agradezco estos años y la casa que siempre me han brindado para aprender de teatro y literatura, los apoyos brindados a tantos proyectos y ser punto de encuentro de iniciativas, hacer charlas y juntar gente en diversos temas literarios; más aún, permitirme desarrollar talleres de escritura creativa, de donde salió el taller literario Palabra y Obra que cuenta ya con su primera antología. Este aniversario 20 me trae la complicidad y la confianza de Eloísa Vaello con nuevos proyectos como la revista Impúdica que ojalá perdure. He crecido en el CCESV y he crecido con él, gracias a él. Pero más, y mejor aún, han crecido los emprendimientos y las apuestas de institucionalidad y continuidad que son la Fundación Claribel Alegría e Índole Editores (que se fue de feria este 2018 al Retiro en Madrid gracias al Centro). Todo lo logrado sería imposible sin la apuesta firme en cultura y arte que representan los Centros Culturales en la región.

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Escritora, editora, actriz, gestora.

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XX AÑOS

CCESV

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Sábado 2 de junio.

Hoy amanecí con nostalgia, este mes nacimos, hace 20 años.

Cuando pienso en todo este tiempo me doy cuenta que hay tres rostros que siempre han estado aquí, tres personas que ahora son la memoria viva de nuestro Centro Cultural. A veces se nos olvida los detalles que hacen grande nuestro legado, dejamos que pasen los días, pero cuando volvemos la vista atrás y sabemos todo lo que se ha recorrido es muy bonito saber que todo es posible porque hay gente que nos recibe cada mañana con el mismo entusiasmo de siempre. En todos estos años hemos apostado por muchas cosas, y la música ha sido uno de nuestros pilares. Como junio, además de ser el mes de nuestro cumpleaños, es también el mes de la música, pues hablemos de música. ¡Aunque para nosotros todos los meses tiene música!. Desde siempre hemos procurado traer de visitas a cantantes, músicos, académicos de la música. En el país hemos hecho muchas alianzas con asociaciones como LCA y AFIMES quienes siempre nos han permitido ofrecer muchas oportunidades para crecer musicalmente. Hemos trabajado con la Orquesta Sinfónica Nacional, con el Sistema de Coros y Orquestas, con Radio Clásica... Este mes tenemos con nosotros a Sonia Megías, quien está trabajando con nosotros en un proyecto de visibilización del nahuat a través de la música.

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XX AÑOS

JUNIO

CCESV

Por Sonia Megías 1

Proyecto Ne nawat shuchikisa de recuperación de la cultura náhuat de El Salvador a través de la música coral Yek peyna nukumpawan! Naja ni Sonia Megías, niespañajchanej, naja niktajkwilua tajtakwikalis. Wan sujsul niktasujta ne kultuwas nawat ipal El Salvador. Tik 2012, ashta an, nitekiti tik se proyectoj pal tikpalewiat ne taketzalis nawat ipal Kuskatan iwan ne sejsentakwikalis. Ne Centro Cultural de España ipal Kuskatan kipalewijtuk ini proyectoj desde ke nesik, wan sujsul nikinmaka padiush ika tiu-tikisat tik iamaw ipal senpual 20 shiwit. ¡Buenos días, amigos y amigas! Soy Sonia Megías, compositora española enamorada de la cultura pipil de El Salvador. Desde 2012 he coordinado un proyecto de recuperación de la lengua náhuat a través de la música coral. Un proyecto del Centro Cultural de España en San Salvador en que hemos trabajado juntos desde su comienzo y estoy agradecida de que formemos parte de su libro de 20 años.

En 2012, Fernando Fajardo descubrió un tesoro en El Salvador: el que fue el Sistema de Coros y Orquestas Infantiles y Juveniles, fundado por el maestro Abreu de Venezuela. Me escribió un e-mail para que fuera a preparar un gran concierto con estos chicos y chicas de los coros y orquestas, así que acudí encantada en agosto de 2012. Era mi primera vez en el país, y pregunté cuál era la lengua originaria: un grupo de poetas neohablantes llamado Sennemit Shinakti (Familia Semilla) me cantó en náhuat unas melodías traducidas del castellano por Guadalupe Estrada (Los pollitos, Noche de paz, etc.). Así me llegaron noticias del náhuat por primera vez. Con esas primeras melodías elaboré la segunda parte del gran concierto, en el que participaron siete coros y tres orquestas de El Sistema, junto al sacerdote maya Gustavo

Pineda y a la chamana nahua Guadalupe Estrada. Este concierto se llevó a cabo en el Teatro Presidente de San Salvador. En 2015 hice una segunda visita al país y en ella los lingüistas Eric Doradea y Werner Hernández, del colectivo Tzunhejekat (Cabeza de viento), me llevaron a grabar a los hablantes de Santo Domingo de Guzmán (Witzapan). Ahí conocí a Paula López, Cruz García, Genaro Ramírez y Antonia Ramírez. Esta última canta la canción que da nombre al proyecto: Ne nawat shuchikisa (El náhuat florece). Ese año, el auditorio de la Universidad de El Salvador (UES) recogió el concierto final, en el que participaron el Coro del Adulto Mayor de El Salvador, el coro Vox Cordis, diversos cantantes que se unieron, y, como instrumentistas, la Orquesta Nacional de Guitarras y profesorado de El Sistema.

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En esta segunda visita establecimos algunos elementos que desde entonces han formado parte de los conciertos del proyecto: La introducción al concierto con la bendición por parte de Gustavo Pineda y Guadalupe Estrada con sus caracoles hacia los cuatro puntos cardinales. La intervención de cada cantante nahuahablante con la versión original de su canción antes de interpretarse el arreglo coral-orquestal de las mismas. El cierre del concierto con el arreglo coral-orquestal de la canción Latinoamérica de Calle 13, como un canto al empoderamiento de los pueblos originarios latinoamericanos. La tercera visita, en 2017, resultó ser la más fructífera de todas gracias a los apoyos del Ministerio de Cultura (aún Secretaría) y de la Secretaría de Cultura de San Salvador. Pudimos contar con la Orquesta Sinfónica Nacional, la Joven Camerata de El Salvador, el Coro Nacional, el coro Vox Cordis, el Coro Presidencial, el coro Yutahui (Amanecer). Los conciertos, todos con lleno total, tuvieron lugar en el Teatro Presidente, el nuevo mercado Cuscatlán o el Museo Nacional de Antropología (MUNA), en cuyo auditorio posteriormente se organizó un interesante conversatorio entre los lingüistas de náhuat (Carlos Ruiz Cuéllar, Eric Doradea y Jorge Lemus) y algunos de los directores y directoras de coro que habían participado en el proyecto (Doris Melchor, Enid Claramunt, Numa Bracamonte y Julio García), moderado por José Heriberto Erquicia, director del museo. Numerosos medios de comunicación se hicieron eco de todas las actividades realizadas, y el Centro Cultural de España encargó al cineasta Mario Piche la realización de un vídeo-documental sobre Ne nawat shuchikisa. Las visitas a Santo Domingo de Guzmán, a Sonsonate (Senzunat) y a Cuisnahuát (Kwisnawat) fueron guiadas por el lingüista Carlos Ruiz Cuéllar, del colectivo Tzunhejekat, y por Karla Iringoyen, del Departamento de Pueblos Originarios del Ministerio de Cultura. Este departamento, con Rita de Araujo a la cabeza, organizó uno de sus encuentros de líderes indígenas, llamado Multisectorial, alrededor del proyecto Ne nawat shuchikisa. Este año pude conocer más a fondo a Guadalupe Estrada y a las cantantes de Santo Domingo de Guzmán, y encontrarme por primera vez con Elba Pérez, con Tacha Cuyután, con Manuel Coreto y con Neto Vega. También trabajamos por primera vez con la orquesta de cuerdas del ISNA (Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia), formada por mujeres jóvenes privadas de libertad, quienes aprendieron algunas de las canciones pero no se les permitió salir a tocarlas con los coros.

Por desgracia, la gran cantora de náhuat y creadora de canciones Paula López había fallecido unos meses antes. Pudimos contar con su hija, Estela Prétiz, que cantó en los conciertos las canciones compuestas por su madre. En 2018 ha sido la cuarta y última visita, que tuvo como motivo los 20 años del Centro Cultural de España en El Salvador, ahora dirigido por Eloísa Vaello. Nos pusimos rápidamente a ensayar las canciones que habíamos trabajado el año anterior pero en un nuevo arreglo para coros a una voz y grupo instrumental. Hemos contado con el Coro Yutahui de Manuel Coreto y con el Coro Presidencial de Doris Melchor, aparte de cantantes diversos que se unieron a los ensayos y conciertos. Como instrumentistas, tuvimos a músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Joven Camerata de El Salvador; la mayoría de los músicos vinieron de forma voluntaria y todos fueron coordinados por Emmety Pleitez desde el Centro Cultural. Los conciertos fueron más reducidos en cuanto a participación y espacios, pero también por ello más cercanos. Se realizaron en la gran sala de La Casa Tomada y en el teatro comunal de Cuisnahuát con gran entusiasmo por parte de los y las nahuahablantes del lugar. He escrito todos los arreglos corales-orquestales a partir de grabaciones de campo durante cada una de las visitas al país. Cada año han sido distintos, adaptando las canciones originales a la formación coral-instrumental con la que hemos ido contando. El objetivo del proyecto es conseguir que a partir de los arreglos a 1, 2, 3 o 4 voces, cada vez más jóvenes y adultos aprendan palabras y frases en náhuat y se dignifique así la lengua y la cultura del pueblo nahua de El Salvador.

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Compositora española.

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XX AÑOS

JUNIO

Martes 12 de junio.

Voy a conocer la Casa Dueñas.

Hoy hemos acompañado a nuestra directora y al embajador de España a visitar la Casa Dueñas, sede de las academias de la Lengua y de la Historia. Desde el CCESV siempre hemos tenido una relación muy cercana con estas casas tan queridas para nuestra institución. Nos han enseñado la casa donde tienen la sede, que es una casa espectacular en el Centro Histórico de San Salvador. Y también nos han contado de los proyectos y propuestas que tienen para este año. Y no digo más para dejar que que el Dr. Gustavo Herodier nos cuente sobre la Academia y su relación con el CCESV.

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CCESV


Por Gustavo Herodier 1

Celebrando veinte años del Centro Cultural de España en El Salvador La apertura del Centro Cultual de España en San Salvador, hace 20 años, fue una noticia que alegró a todos los que estamos en el sector cultural, particularmente en gestión cultural, y a la sociedad salvadoreña en general. El nuevo centro cultural se sumó a los pocos que existíamos entonces. El apoyo y cooperación fue inmediata, desde un inicio. Con ubicación envidiable, fácil acceso, buena edificación y además integrado a las instalaciones de la embajada de España. Todo esto sumado al trabajo y empeño de sus primeros encargados y sus equipos, lograron, en poco tiempo, una buena proyección y éxito del centro. En lo personal, las condiciones circunstanciales nos llevaron a tener contacto y una buena relación, apoyo mutuo y amistad con los encargados del Centro Cultural desde un inicio. Primero, desde el Centro Cultural de la Fundación María Escalón de Núñez, participando mutuamente de varias actividades, proyectos de uno y del otro. Entre ellas exposiciones, conferencias, conciertos, teatro, presentaciones y muchas actividades más. Su política de apertura a los artistas como su agenda propia, sumado a una buena convocatoria de públicos y medios de comunicación, lograron una importante calificación en el sector cultural y la sociedad salvadoreña. Desde junio 1999, yo ocupaba la presidencia de CONCULTURA, y la relación y cooperación con el Centro Cultural fue mucho más intensa, además con la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Embajada de España misma; hubo varios proyectos realizados en conjunto. Destacables, entre otros, fueron el rescate, revitalización y entrega de la Casa de las Academias, también ayuda para investigación de Ciudad Vieja, y el apoyo con el Inventario de Bienes Culturales Inmuebles de El Salvador, y todos con sus respectivas conferencias y resultados. El Centro Cultural de España a partir del 2005 fue ampliado y reestructurado en el mismo lugar y contó con el nombramiento de un director fijo, lo cual le dio más re-

levancia y accionar. Entonces mi relación vuelve desde la Fundación, cuando, entre muchas otras actividades y programas, destacaría el apoyo recibido con la presencia de José Sanchis Sinisterra dándonos una capacitación en una semana de dramaturgia para escritores salvadoreños. Para los últimos años, esta vez desde la Academia Salvadoreña de la Historia, la realización conjunta de una serie de conferencias y actividades durante 2011 relativas al bicentenario del Primer Grito de Independencia. Y luego, los siguientes dos años, con lo que llamamos Identidades compartidas, tratándose de casi una veintena de conferencias relativas a los migrantes de diversas nacionalidades llegados a nuestro país a finales del siglo 19 e inicios del 20. Celebramos entonces también la ampliación del Centro Cultural al integrar La Casa Tomada. Continuamos posteriormente con una serie de actividades, incluyendo recientemente una visita a Ciudad Vieja con el señor embajador, su esposa y la directora del Centro Cultural. Agradecidos en todo este trayecto con todos y cada uno de los embajadores y miembros de la embajada, los agregados culturales, los directores de la Agencia de Cooperación Española Internacional y, especialmente a los respectivos encargados y directores del Centro Cultural, Olga Cabarga, Bernabé Aguilar, Carlos Ruiz, Román Escohosado, Juan Sánchez, Fernando Fajardo y actualmente Eloísa Vaello. A los diversos equipos de apoyo al Centro Cultural, con presencia desde un inicio de Mónica Mejía. Gracias a todos.

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Ingeniero, historiador y gestor cultural. Fue Presidente de CONCULTURA de 1999 a 2004. Actualmente es director de la Academia salvadoreña de la historia. 1


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Miércoles 13 de junio.

Hay días, mejor ya noches, en que uno llega a casa con una gran emoción.

Hoy iniciamos el ciclo de cine que acompaña la expo Re-construcción. Es un ciclo de cine que habla de nuestro pasado reciente y que acompañamos con una presentación y un debate. Hoy ha sido uno de esos momentos en que llegas a casa con la piel de gallina, y es que ver Los ofendidos, platicar de la peli con su directora Marcela Zamora y tener entre el público a Rubén Zamora, su papá y uno de los protagonista de la peli, es todo un lujo. Y porque la película habla y reflexiona sobre nuestra memoria más reciente y dolorosa, y sobre aquellos que la sufrieron en primera persona sufriendo la cárcel y la tortura. Pero además está contado con un absoluto respeto, con un cariño inmenso que se refleja en cada toma, en cada plano. En el debate, entre los invitados estaba Otoniel Guevara, otro militante destacado de izquierdas, además de gran poeta, que también sufrió en sus carnes la tortura, y que en el debate comentó lo importante que había sido para él ver esta película y darse cuenta de que él tampoco había podido hablar de lo que él había sufrido, ni siquiera con sus hijos. Tenemos que seguir haciendo memoria, porque haciendo memoria, participando en estos espacios con nuestros mayores que fueron protagonistas de estas historias, estamos haciendo país, estamos haciendo presente y estamos construyendo futuro.

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Lunes 18 de junio.

Hoy vamos a tener un súper taller.

Está con nosotros Víctor Antón y estamos preparados para recibir unas clases magistrales. Este taller lo hemos planeado como parte de las actividades educativas de nuestro proyecto musical A2Bandas y esperamos que pueda fortalecer la formación de los músicos salvadoreños. El taller Armonía e Improvisación de Jazz responde a las líneas de trabajo del Programa ACERCA de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en cuanto al fortalecimiento de la relación y complementariedad entre educación y cultura. Como quien dice, vamos muy en serio con la música. En los últimos años he visto surgir mucho talento y ojalá en la próxima década podamos presumir de bandas famosas y que nos den composiciones inolvidables. Ya sigo a un par que siempre me sorprenden y por eso no me pierdo nada de A2Bandas, se ponen buenos los conciertos en La Casa Tomada.

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Miércoles 27 de junio.

Creo que no les había comentado que tenemos nuevo embajador. Creo que no les había comentado que tenemos nuevo embajador. Llegó casi junto a nuestra nueva directora el año pasado y pues en las tareas de conocer poco a poco el país y su historia, estuvimos visitando Ciudad Vieja, de la mano de Pedro Escalante y el equipo de arqueólogos del Ministerio de Cultura que están ahora trabajando en el espacio. Por si no lo saben, este sitio es la primera fundación de la ciudad de San Salvador, es de los pocos que todavía conservan algunas estructuras coloniales, pues ya saben que aquí los terremotos y los incendios no nos dejas ni tantito en pie para contar la historia con la arquitectura. Eso somos, así, levantándonos a cada rato para que nos vuelvan a tirar. Pero lo bueno es que ya se trata de conservar mejor mucho de lo que hemos sido en espacios arquitectónicos. Lo bueno es que hay mucha gente escribiendo ya de nuestra historia. Uno de nuestros historiadores consentidos es don Pedro Escalante, y le pedí algo para que ustedes conozcan un poco más de quiénes hemos sido y de cómo ha sido su relación con el Centro. Él siempre ha sido muy cercano al centro desde sus inicios.

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Por Pedro Antonio Escalante Arce 1

El Centro Cultural en los recuerdos de la Academia

Durante muchos años, por diversas razones, estuve al frente de la Academia Salvadoreña de la Historia, primero como secretario y luego como director; por todo, más de treinta años. Fue un largo periodo en el cual la institución académica permanentemente se mantuvo en la más armoniosa relación con la Embajada de España y sus manifestaciones culturales, y, desde su fundación en 1998, con el Centro Cultural de España. Fue todo un bagaje de actividades, proyectos y entusiasmos que se compartieron con los amigos que han estado al frente, tanto como consejeros de Embajada y encargados de Asuntos Culturales, como directores en propiedad del Centro Cultural. La Academia había surgido en 1922, en corresponsalía con la Real Academia de la Historia, y su identificación con España se expresó muy pronto en la cercanía con la representación diplomática en San Salvador. Mucho se compartió desde entonces en actividades y muestras culturales, mucho en buenos momentos y alegrías en común en la mejor cooperación. En los años recientes, la cercanía se estrechó al haberle brindado la Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo a la Academia de la Historia, en 2004, una sede formal. Se entregó a la Academia Salvadoreña de la Lengua un inmueble restaurado por España para albergarla. Era este un antiguo inmueble de propiedad estatal que lo había recibido la Academia de la Lengua en comodato de la Asamblea Legislativa, pero que sería compartido por las dos Academias, por lo cual la vieja Casa Dueñas recibió el nombre de Casa de las Academias. Por primera vez la institución de los estudios históricos tenía una sede formal y material y podía dedicarse al cumplimiento de su cometido estatutario, y con lo cual asimismo se respondía con entusiasmo, en ese entonces, a un insistente pedido de la Real Academia de la Historia, en Madrid, para su correspondiente salvadoreña.

Antes de 2004, la Academia Salvadoreña de la Historia no tenía sede propia y uno de los espacios que utilizó para sesionar fue, precisamente, el Centro Cultural de España, motivo de un agradecimiento por haberle prestado sus facilidades para que la Academia pudiera responder a las exigencias de vida y de cometido de cultura. Los personeros del Centro Cultural estuvieron siempre dispuestos a prestar todo tipo de facilidades a la Academia, tanto los directivos como el personal administrativo. Es muy largo hacer una extensa enumeración de tantas actividades realizadas con España, en particular con el Centro Cultural, y aún de todo lo anterior, antes de fundarse el Centro. Todo fue llevado a tan buenos resultados y trascendencia, que algunas actividades merecen recordarse y plasmarlas en un cuadro general de recuerdos y vivencias compartidas. Lugar especial ha tenido la cooperación española en el grande y definitivo proyecto que la Academia desarrolló alrededor del sitio histórico-arqueológico de Ciudad Vieja, lugar de la fundación formal y material de San Salvador en abril de 1528, después del primer ayuntamiento de 1525. Ciudad Vieja fue visitada por una muy distinguida delegación española de alto nivel el 29 de junio de 2001, y luego recibió importante ayuda económica para los trabajos de arqueología histórica por varios meses. En abril de 2008, alrededor de Ciudad Vieja se realizaron las charlas y conferencias del ciclo Las ciudades de la transculturación, con expositores extranjeros invitado, todo subvencionado por el Centro Cultural y su director de entonces, don Juan Sánchez. Asimismo, Ciudad Vieja contribuyó al gran proyecto de actividades de la Academia en 2011, para los 200 años del llamado Primer Grito de Independencia, en San Salvador, el 5 de noviembre de 1811. Además del museo itinerante que recorrió muchas poblaciones del país, con charlas y presen-

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taciones, se montó en el Museo de Arte la gran exposición San Salvador, escenario de la insurrección, que por varios meses, de noviembre de 2011, hasta marzo de 2012, permaneció abierta al público, con las excelencias de un cuidado guion museológico y adecuada museografía, preparados por la Academia, y con el decidido apoyo y subvención del Centro Cultural, dirigido entonces por don Fernando Fajardo. Por igual, siempre como pivote cultural Ciudad Vieja, el Centro Cultural y el amigo Fajardo apoyaron a la Academia en la celebración del IV Seminario Internacional de la Red Iberoamericana de Investigación del Urbanismo Colonial, en San Salvador, del 24 al 28 de noviembre de 2015, con amplia participación hispanoamericana y de España. Entre los numeroso eventos celebrados en conjunto, lugar especial y destacado lo tiene la conmemoración de los 200 años de la promulgación de la Constitución de Cádiz (19 de marzo, 1812), la cual se llevó a cabo en la ciudad de Metapán, el día 7 de febrero de 2012, en consuno con la municipalidad metapaneca, organizado por el Centro Cultural y la Academia. El evento se desarrolló en la plaza de la Constitución y frente al portal de la Alcaldía, donde en lugar destacado se encuentra en la pared la piedra que tiene grabado un homenaje de conmemoración de la fecha que se juró la Constitución gaditana en Metapán, el 7 de noviembre de 1812. Es el único sitio en El Salvador donde se guarda este monumento original de 1812, y uno de los muy pocos que subsisten en Hispanoamérica. La Academia ha tenido, en muchas ocasiones, en el Centro Cultural la institución compañera de la más amplia cooperación. En noviembre de 2008, en varias sesiones de charlas se realizó en la sede de la Academia, el programa Arte en la calle, organizado por don Juan Sánchez. Igualmente, en 2011, para la conmemoración del Bicentenario del Primer Grito de Independencia, el Centro Cultural auspició las actividades de las jornadas Diálogos del Bicentenario, con numerosos invitados extranjeros que se presenta-

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ron en conferencias sobre diversos temas. Uno de ellos, el embajador Santiago Miralles Huete, el día 21 de septiembre de 2011, con su presentación sobre la importancia de la novela histórica. Varias incorporaciones de miembros de número de la Academia se han llevado a cabo en el auditorio del Centro Cultural, lo cual, así como tantas charlas y presentaciones que es difícil enumerar en su totalidad, siempre en un acercamiento de amistad y provechosa difusión, han servido para estrechar permanentes nexos. Al presente, ya la Academia en un nuevo periodo de su existencia, continúa esta relación estrecha de provecho cultural, ahora entre la nueva directora del Centro Cultural, doña Eloisa Vaello Marco, y el actual director de la Academia, don Gustavo Herodier. Es un horizonte de excelentes perspectivas para la colaboración entre instituciones y una inmediata realidad. Mientras, personalmente, guardo los felices recuerdos que con tanta ilusión y satisfacción viví en los viejos tiempos, con todos los directivos y personeros administrativos del Centro Cultural de España, siempre cercano y afectuoso.

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Abogado e historiador. Fue Director de la Academia Salvadoreña de la Historia de 2010 a 2016. Reconocido con el Premio Nacional de Cultura en 2014. 1


Jueves 28 de junio.

Cantamos por amor al náhuat

Pues nosotros, en lugar de cantarnos las mañanitas que cantaba el rey David, nos hemos querido cantar de regalo de cumple un conciertazo en náhuat: Titakwikat ika tiktasujat ne nawat (Cantamos por amor al náhuat). Llevamos desde principios de mes ensayando con muchos músicos y cantantes del país. Haremos dos grandes conciertos. ¡¡¡Hoy es el primero!!! será en La Casa Tomada. Y luego haremos otro concierto en Casa Comunal de Cuisnahuat, Sonsonate. La idea es que todos disfruten de esta lengua que es de las pocas que todavía nos vinculan con la historia de nuestros pueblos originarios. Es un tema muy delicado. Apenas quedan 200 nahuahablantes, por tanto se encuentra en riesgo de extinción. En este proyecto nos ha apoyado el Ministerio de Cultura y la Organización de Estados Iberoamericanos. Hemos querido hacer algo grande para la revitalización del náhuat a través de la música y para ello nos acompaña nuevamente la compositora Sonia Megías, quien ha realizado desde 2012 con apoyo del CCESV un trabajo de recopilación y arreglo de canciones creadas en esa hermosa lengua. Queremos que el náhuat se escuche cada vez en más espacios, y queremos también aplaudir el esfuerzo de tantas personas que dedicaron y dedican sus energías a resguardar, promover y difundir la cultura del pueblo nahuat. Para dar vida a los arreglos corales participan de estos conciertos músicos y cantantes de Fundación Unión Coral Salvadoreña – FUCORAL, del Coro Presidencial para el Buen Vivir, del Sistema de Coros y Orquestas de El Salvador, de la Joven Camerata de El Salvador – JOCA, y también voces e instrumentistas invitados, a quienes agradecemos ampliamente su apoyo y compromiso con el náhuat. Como invitados especiales tendremos también al coro Yutahui desde Cuisnahuat. A muchas voces escucharemos canciones de versos alegres, nostálgicos, profundos y amorosos. El repertorio está conformado por canciones creadas por Elba Pérez y Paula López (Santo Domingo de Guzmán), Guadalupe Estrada (Sonsonate), Manuel Coreto (Cuisnahuat) y Ernesto Vega (Santa Ana). Pues qué más puedo decir, otro día para llegar emocionada a casa! Muchas emociones este mes! El concierto fue genial, la casa tomada estaba abarrotada y cuando termina el concierto uno siente que ha participado de un momento especial! Emmety estuvo coordinando junto con Sonia este proyecto, así que les dejamos a ambas que hablen más del mismo.

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Por Emmety Pleitez 1

De cómo el náhuat florece La región de Mesoamérica comprende más de 140 lenguas indígenas, clasificadas en diez familias de lenguas emparentadas entre sí. El náhuat es una de ellas y pertenece a la familia Uto – azteca o yutonahua, que se extiende desde el estado de Utah y California en Estados Unidos hasta Nicaragua. En la actualidad el náhuat ha sido declarada “en peligro crítico de extinción”, amenazado principalmente por la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran sus hablantes nativos. Este patrimonio cultural e identitario de El Salvador está siendo resguardado por un aproximado de 200 hablantes, hombres y mujeres de avanzada edad que aprendieron la lengua en su infancia y durante años se vieron obligados a negarla y adoptar el español como lengua de uso en espacios públicos y privados. A pesar de todo ello, la última década ha visto un leve florecer de la lengua a través de acciones ciudadanas que la fortalecen. Hablantes como Genaro Ramírez y Paula López, de Santo Domingo de Guzmán, Luis Patrocinio y Eugenio Valencia, de Cuisnahuat, por mencionar algunos maestros, dispusieron de su esfuerzo y recursos propios para la enseñanza de su lengua natal. “Cada esfuerzo por el nawat cuenta. Cada uno. No hay que dudarlo. Yo ya he caminado buenas distancias para dar clases en clases de una sola persona”, son palabras de Eugenio Valencia expresadas a uno de sus alumnos. Y hemos podido comprobar su lema al participar del esfuerzo de recopilación de cantos y tradición oral de la cultura nahua, conocida como cultura pipil. Son estos rasgos los que inspiran la labor de revitalización apoyada por el Centro Cultural de España desde el año 2012, una iniciativa liderada por la compositora Sonia Megías. El proyecto “Ne nawat shuchikisa /El náhuat florece” tomó su nombre de una canción escrita por Antonia Ramírez, y se propuso que la lengua vuelva a ser escuchada en los teatros, las escuelas, los parques, plazas y todos los espacios posibles aprovechando recursos musicales para su difusión.

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Atención al público, Redes Sociales y Proyecto Ne Nawat An desde 2016. 1

Jugar, divertirse, descubrir la lengua ha sido posible para un grupo de artistas y espectadores gracias al trabajo de recopilación que Megías ha desarrollado en los últimos años. Sin duda, esta semilla fue sembrada en tierra fértil al ser apoyada también por múltiples colectivos, instituciones y amantes del náhuat. El acervo recopilado confirma el valor patrimonial de la cultura nahua, resguardada en su lengua. Desde el Centro Cultural de España, un nuevo reto acompaña nuestros el sueño de revitalización del náhuat, y es el escuchar la lengua en nuevas voces. Queremos que el náhuat sea una palabra actual, utilizada en la plática diaria, conocida por personas de todas las edades a lo largo y ancho de El Salvador. A partir de 2018 reorientamos nuestros esfuerzos en el proyecto “Ne Nawat An / El náhuat hoy”, con el cual buscamos que nuevas generaciones convivan, dialoguen y se comprometan con el rescate de algo tan propio de nuestra tierra. Al escuchar los cantos en las voces de niñas, niños, jóvenes, docentes y artistas, confirmamos las palabras de Eugenio Valencia y tenemos esperanza de que el náhuat en verdad florece. Es el momento propicio para continuar sembrando, para que el náhuat se vuelva una palabra de hoy.

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Viernes 29 de junio.

¡Estoy que flipo! (me aprendí esa cuando fui a Madrid). Y es que ahora veré a todos los directores del CCESV juntos. 20 años de trabajo que se ven personificados en tres directores: Juan Sánchez, Fernando Fajardo y Eloísa Vaello. Los de La Casa Tomada les tienen una sorpresa que les encantará (les voy a decir: son unos minimí de madera bien coquetos que les han hecho). La verdad es que ver de nuevo a Juan Sánchez fue recordar muchos años y apuestas por el arte que hicieron del CCESV el referente cultural de toda una década. Muchas cosas surgieron durante su gestión. Algunas ya no existen, pero otras han cobrado fuerza y se han mantenido en el tiempo. Con Fernando vimos nacer La Casa Tomada (sí, tomado del cuento de Cortázar), y esta ha sido una de las oportunidades para prolongar el espacio del CCESV, pero además permitir habitarla de arte y de iniciativas de emprendimiento cultural. Siempre nos hemos quejado de no tener una buena gestión cultural en el país y pues LCT intenta convertirse en una oportunidad para crear una comunidad de emprendedores enfocados en la cultura, el arte y la creatividad. El cafecito que se parece a La Luna de los 90 y de inicios del siglo fue moldeado de la mano de la Bea Alcaine, una gran gestora cultural que inauguró con su bar La Luna una era donde muchos convergieron para hacer de ese espacio un espacio colectivo de artistas, poetas, músicos (y locos también, pues, jejejeje). Ahora La Casa Tomada ya es un espacio imprescindible en el habitar de la ciudad. Y de eso hablamos justo en un ratito, cediendo la voz a sus protagonistas. Ahora con Elo vienen nuevos proyectos, nuevas apuestas, es muy gratificante ver cómo cada era regida por estos directores ha hecho del CCESV un espacio innovador. La suma de todo es lo que estamos disfrutando hoy, se sumarán más cosas, ya las veo venir y me siento con más entusiasmo para seguir. La fiesta ha sido un éxito ¡no podía ser de otro modo! Hemos tenido las palabras de los tres directores y del embajador de españa. Hemos tenido música clásica en un concierto superespecial que los amigos de ASART habían preparado especialmente para ocasión como regalo al Centro Cultural. Hemos brindado y bailado, y finalmente hemos cruzado la calle con la Batucada de los amigos de Vacilarte para acabar en La Casa Tomada al ritmo de AR Ferdinand. ¡Fiestón! ¡Felices de cumplir 20! La Casa Tomada está omnipresente en nuestra programación y en nuestro día a día cotidiano, pero es importante dedicarle un espacio de reflexión que proponen de primera mano algunos de sus protagonistas.

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Por Paula Álvarez 1

El día que Celio Turino llegó a La Casa Tomada

No recuerdo si fue en 2011 o en 2012. No recuerdo tampoco cómo se hizo la gestión porque seguramente no participé de ella, pero una mañana, en La Casa Tomada (LCT), se celebró una reunión más o menos abierta, puede que fuera un conversatorio. Hay una foto. Por eso sé que en ese espacio de encuentro estaban Eunice Payés, Georgina Hernández, Fernando Fajardo y Beatriz Alcaine, con quienes pudimos activar tantísimas cosas entre 2011 y 2017. Supongo que aún no existía el café de la casa, porque el retrato grupal fue hecho en el jardín trasero que conecta con lo que hoy es, pero entonces no, la sala de artes escénicas y musicales, que en algún momento soñé se llamara La Sala de los Comunes. Es una foto más o menos oficial, con no más de 15 personas posando con caras sonrientes. Sentado en una banca, con su sombrero, Celio Turino, desde Brasil. Él era el invitado estrella, de quien pude oír hablar de su propia boca, por primera vez, de la “Cultura viva comunitaria”, de los “Puntos de cultura”, de la fantástica ecuación PC=(a+p)r (Punto de Cultura igual a autonomía + protagonismo elevado a la potencia de las redes). Su charla nos abrió el corazón a más de uno, estoy segura de ello, cambió algunas de nuestras visiones y reafirmó otras, sobre para qué, por qué y cómo mediar un espacio como La Casa Tomada. Como una especie de mandato del destino, nos ha mantenido desde entonces y me temo que de forma irrevocable, todo este tiempo, bailando con nuestros cuerpos, en algún punto de una cuerda floja que se sostiene al aire gracias a las tensiones y fricciones entre los dos extremos que la sujetan: dos maneras contrapuestas de gestionar cultura: la que se Fabrica “de arriba a abajo” con la que es “de abajo a arriba”. Por primera vez, gracias a la belleza de la manera de expresarse de Turino, sentimos una conexión con un sentido común de la cultura que atravesaba toda Latinoamérica,

nos identificamos y conocimos una red, a la que empezamos a “seguir”, a “leer en internet” y, que en apenas tres años, tuvimos la dicha de poder desvirtualizar. Pudimos poner cara, entrar en contacto humano con las cientos de personas que la tejen día a día y experimentar con nuestra participación en San Salvador, el encuentro que precipitó el II Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, cuya sede fue El Salvador, seguramente como resultado de esa visita que trajo al pensador brasileño al país. Pero retrocediendo a esos días inciertos y apelotonados donde protagonizamos los inicios de LCT, en los que nos visitó Celio, recuerdo cómo sus palabras, su magia, las experiencias que traía de Brasil y de Latinoamérica nos contagiaron con nuevos sentidos. En aquel tiempo, para contextualizar, creo que en LCT aún no habitaba de forma permanente ningún colectivo en ninguno de sus espacios, quizá Viktorio, el malabarista, puede que ya hubiera Okupado sin permiso y con insistencia una de las salitas. No había colectivos asentados aunque sí muchas agrupaciones entrando, saliendo, proponiendo, ocupando, reconociendo el lugar, truequeándolo, ofreciendo... No había, por tanto, lo que sucedería a partir de 2014: distintos grupos de habitantes, una asamblea para la toma de decisiones sobre el espacio, un modelo de gestión colectiva. En aquellos días, Turino nos habló más o menos así2:

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Becaria del programa de becas de Gestión Cultural MAEC-AECID (20112013). Posteriormente coordinadora del Proyecto Cultura Entre Todos, con financiación de la UE para la consolidación de La Casa Tomada. 1


La Cultura Viva como Buen Vivir se afirma en la profunda conexión e interdependencia con la naturaleza, en la vida a pequeña escala, sostenible y equilibrada, teniendo como fundamento las relaciones de producción autónomas y autosuficientes. También se expresa en la articulación política de la vida, en prácticas construidas en espacios comunes de socialización, colectivos culturales y artísticos, juegos y manifestaciones en parques, jardines, teatros, museos, bibliotecas, huertas urbanas o palacios; no importa el local, porque la vida se extiende en abundancia y ocurre donde puede ocurrir. La autonomía y el protagonismo son condiciones indispensables para romper jerarquías sociales y construir nuevas legitimidades. No como un proceso impositivo, de negación del otro, sino para que se establezca una nueva relación de equilibrio y diálogo entre las personas, entre clases y grupos sociales y entre vida y sistemas. Cultura Viva con Buen Vivir y Ubuntu es descolonizar cuerpos y mentes, asumiendo otra perspectiva, en la que la ética y la filosofía de pueblos, antes despreciados en sus formas de conocimiento, ahora es valorada en plenitud, sea en los momentos de reflexión, contemplación o en la práctica cotidiana. Por eso los encuentros de la Cultura Viva ocurren en el medio de las rodas, peñas y cirandas, con mucha fiesta, en la que todos se miran sin jerarquías. Desde jóvenes de la cultura digital a grupos de cultura tradicional, del arte experimental y de vanguardia a la cultura de la calle, de las aldeas indígenas y asentamientos rurales a las favelas y universidades, de las bibliotecas comunitarias a los teatros nacionales, de los museos más completos a las exposiciones en parques públicos. Cabe todo en la Cultura Viva, cabe todo porque la cultura está viva. La cultura viva, la cultura que hacen las personas, la cultura como proceso, las diferentes interpretaciones de la realidad, los deseos, los sueños, los modos de ser, el arte, la tradición y la invención conviviendo juntas, promoviendo la permanencia y la ruptura al mismo tiempo. La cultura muerta, la cultura producida “al margen” de las personas, la cultura como producto, las interpretaciones acabadas, los deseos fabricados, los sueños dirigidos, los modos de ser que reproducen aquello que otros quieren que sean nuestros “modos de ser”, el arte ya listo, la tradición perdida, la invención robada, la permanencia de lo que no debe permanecer y la ruptura con lo que no debe romperse. La cultura puede unir, pero también puede ser un medio de distinción entre las personas, separando, segregando, haciendo odiar lo diferente. De ahí la necesidad de un sustantivo compuesto, la Cultura Viva.

http://iberculturaviva.org/la-formulade-la-cultura-viva-pc-a-p-r/?lang=es 1

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El día en que Celio Turino llegó a LCT, nos dijo que en los siguientes días iba a conocer una comunidad que estaba bien cerca: Las Palmas. Recuerdo que me colé en ese paseo. Fue la primera vez que giré de la Ceiba a la izquierda y bajé la prolongada cuesta que me adentraba en el valle en el que se ubica una colonia, que en palabras del brasileño: “era pura vida, era hermosa, tenía de todo, era colorida, tenía hasta un río, era igual de digna que las favelas”. Caminábamos por las callecitas asfaltadas guiados por el olor del manguito en fresco, la minuta con sal y limón, el sorbete de carrillón, el fuego de las tortillas y las pupusas y, ¡oh!, el olor aromático del berro que adorna el pan con chumpe. Quienes nos acompañaban nos iban contando la historia de la comunidad, su procedencia campesina, como colonos de las fincas colindantes, su relación con el volcán, las inundaciones de los noventas, la reurbanización de Fundasal, la creación de la casa comunal, junto al puesto de la Policía Nacional Civil, los muros que se levantaron para bloquear la conexión entre la Zona Rosa y la colonia, las puertas que se cerraron al calor del desarrollo hostelero y de fiesta de la Zona. El discurso de Turino, o de nuestros anfitriones y anfitrionas pudo haber sido otro: la droga, la basura, la pandilla, la corrupción, la muerte. Pero no, ahí se hablaba de vida, de recursos, de identidad, de pertenencia, de comunidad. No de lo que había que cambiar adentro, sino de lo que había que contar, que mostrar, que potenciar. En 2015, el recorrido que hicimos años atrás, más o menos fue el mismo, al igual que lo fueron las palabras, pero los anfitriones eran otros y también las acciones ¡Ahí se respiraba arte por todas partes!: Vacilarte, el colectivo de jóvenes de Las Palmas con quienes desde 2014 habíamos comenzado a crear puentes entre LCT y la comunidad, estuvo trabajando duro las semanas antes para mostrar a los latinoamericanos que visitaban por primera vez la colonia, sus batucadas, sus zancos, sus producciones audiovisuales, sus diseños serigráficos, sus bailes, no solo los del colectivo, sino las expresiones artísticas de distintas agrupaciones de jóvenes que se reunían para crear con o sin mediación de LCT. Ahí hubo una feria, una fiesta ese día, con ventas de bisutería hecha por mujeres en la escuela pública con materiales reciclados, encurtidos, vinos y detergentes que las familias producían después de haber pasado cultivando el

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huerto comunitario y compartiendo conocimiento con César Erazo, ingeniero agroecológico al que LCT entuturutó para activar un huerto mediante la pedagogía popular. Ahí hubo fiesta, y solo un año más tarde ahí hubo denuncia, hubo incidencia política porque hubo amenaza. Las “medidas extraordinarias” del Estado, el incremento de la represión de la Policía Nacional Civil, el fin de la tregua, colocó en un estado permanente de acoso a los jóvenes, y no solo a los jóvenes de Las Palmas, sino de todo el país. Detenciones arbitrarias, familias endeudadas con hijos injustamente encarcelados sin posibilidad de defensa, multiplicación de armas y de historias sobre policías que paraban a los chicos de camino a LCT: un día para quitarles un arete, otro día, dos dólares, otro, para registrar una mochila cargada de libros de arte de la UES y de malabares. Volvieron los titulares amarillos acerca de la violencia de la comunidad, los helicópteros que sobrevolaban Las Palmas se oían desde LCT y nuestros ojos hacia el cielo se giraban casi que para rezar, incluso no creyendo. Pero a medida que aumentaba el poder represivo, también aumentaba el poder comunitario: Vacilarte participaba en foros, se articulaba a otras redes de jóvenes, desmontaba cada titular, desarrollaba un plan de acción comunitario para resistir al cambio de percepción sobre la comunidad que interesaba se produjera, hacían acto de presencia en encuentros con dirigentes de la PNC, los chicos se matriculaban en universidades, producían medios para autofinanciar sus acciones y creaban por sí mismos puentes con otros puntos de la ciudad que ya no necesariamente pasaban por LCT. 800 pasos, no más de ocho minutos, son los que separan la colonia Las Palmas de La Casa Tomada. 800 pasos que, desde aquellos primeros que yo recuerdo junto a Celio Turino, unas veces han sido río, otras frontera, unas veces se han sentido fáciles de caminar y otras cansado, a veces en un sentido o en otro, unas como si los pies tuvieran alas porque la ilusión de lo que esperaba al otro lado era desbocada, otros con miedo. Eso creo que es para mí La Casa Tomada: un paso. Un paso que deja muchas huellas, que cada quién interpretará con base en quién es y cómo la vivió, pero que, sin duda, representarán que aquí, si algo ha habido, ha sido intención, vida y movimiento.

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Por Nahiely Mendoza 1

Sincronicidades en cascada De acuerdo a la teoría de la sincronicidad de Carl Jung, la sincronicidad existe cuando aquellos eventos aparentemente dispersos, se alinean a las intenciones de las personas e incentivan los cambios vitales humanos. Para quienes participamos en procesos de transformación, confiar en las capacidades humanas es un súper poder, pero si trabajamos para y por la transformación social, confiar en esas potencialidades que no se consiguen con fórmulas, sino que se perciben, es un requisito de aguante. No tengo ninguna intención de aprovecharme de esta publicación y escribir mi biografía, pero es imposible completar mi anécdota sin compartir esos hitos que indujeron ese cambio vital. Nací y me crié en Soyapango, populoso, de casitas chiquitas y famoso por ser uno de los municipios más violentos de El Salvador. En 2010 pudimos, junto a mi familia, movernos a San Salvador y, por insistencia de una prima, comencé a hacer voluntariado en una escuela ubicada en una comunidad de la San Benito: República de Canadá, en Las Palmas, a través del programa comunitario “Mi escuela, mi espacio”, de Glasswing, mientras finalizaba mi licenciatura en Ciencias Jurídicas. Durante tres años aprendí a bailar, literalmente, junto a niñas, niños y adolescentes de la escuela: construíamos comunidad. Bueno, ¿y que tiene que ver el CCESV en todo esto? En el mes de mayo de 2014, asistí al CCESV a la proyección y conversatorio del documental El espejo roto, junto a Marcela Zamora y Egly Larreynaga. Era mi primer contacto con el CCESV y la vez que conocía a Egly, y nunca me imaginé que luego trabajaría con ella en un mismo espacio, pero antes, el cuestionamiento personal debía ocurrir: “¿Por qué es importante el trabajo en las comunidades? ¿Qué tiene que ver el arte en la transformación social? ¿Por qué la experiencia de Egly me afecta emocionalmente? Ahhh, es que vengo de allí, de Soyapango, y porque

soy educadora voluntaria allí, en Las Palmas”. Ambos son territorios altamente estigmatizados. Estar en un espacio de diálogo junto a mujeres artistas, conocedoras de la realidad y convencidas de las potencialidades humanas, había activado una nueva faceta en mí, incluso reflexioné en la posibilidad de estudiar una segunda carrera más ligada a lo que me quería dedicar: la mediación comunitaria para la transformación social (era abogada independiente, así que no era tan deschavetada la idea ¿o sí?). Quería ser parte de esta intención de cambios que ya percibía que venían. En menos de 15 días después del conversatorio se abrió un proceso de selección para una plaza en el proyecto La Casa Tomada. Tuvieron que transcurrir dos recomendaciones y una entrevista para pasar de ser una abogada independiente a convertirme en una aprendiz de gestora cultural. Sincronicidad o no, lo que se vivió en el CCESV una tarde de mayo de 2014 incentivó que pudiera integrar a la Asamblea de La Casa Tomada. La Casa Tomada, un proyecto catalizado y dinamizado desde el CCESV en compañía de gente espectacular, de quienes he aprendido que los cambios exponenciales, tanto personales como del colectivo, no se logran con una fórmula preestablecida. Requiere caminar en manada, correr, retroceder, congelarnos, pero en manada, si queremos provocar sincronicidades en cascada. Abogada y notaria. Actualmente coordinadora de proyectos de INSERT en La Casa Tomada. 1

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XX AÑOS

JUNIO

CCESV

Por Ulises Gómez y Patricia Tejero 1

Una relación simbiótica

El primer recuerdo que tenemos de La Casa Tomada es de julio de 2012, en lo que hoy es el estudio de grabación de AFIMES, terminando de preparar el montaje de una sección de la instalación colectiva que se realizó entre varios artistas y colectivos denominada La Fachada Tomada. Desde la planificación de esa instalación comenzamos a entender la dimensión de las dinámicas colectivas que hasta hoy perduran en la gestión y las actividades que se desarrollan en el espacio. En paralelo a la planificación y el montaje de la instalación colectiva, fuimos conociendo más a profundidad la esencia y filosofía que había detrás de un modelo de gestión de La Casa Tomada. Espacio que estaba todavía en construcción, pero completamente visualizado en la mente y la energía soñadora del director del CCESV, Fernando Fajardo. Tres meses después, entregábamos nuestra propuesta para activar uno de los espacios disponibles de La Casa Tomada, Zona Yawal, un proyecto para la dinamización, gestión y apoyo de iniciativas de emprendimientos en el ámbito de proyectos sociales, culturales y ambientales con innovación y potencial crecimiento. Aunque suene estructurado, realmente era un sueño que se fue materializando (algo de lo que nos dimos cuenta más tarde) en paralelo con el sueño de La Casa Tomada. El siguiente recuerdo que nos viene a la mente, es el momento de entrar a lo que ahora es YAWAL, todavía estaba la exposición fotográfica que se había realizado en el espacio antes que entráramos a poner en marcha el espacio de coworking y era justo el lugar en el que a finales del año anterior habíamos hecho otra exposición fotográfica con la oenegé con la que estábamos colaborando. En ese momento, sólo contábamos con nuestras ganas de hacer realidad un sueño, una mesa plástica prestada y seis sillas que pertenecían al inventario del CCESV para LCT; estas tres cosas las ubicamos en el lugar más pri-

vilegiado de YAWAL, frente al ventanal que da al jardín de La Casa Tomada, con luz natural y vistas maravillosas a los árboles. Ahí empezamos a dimensionar lo que significaba el proyecto que habíamos propuesto y que el CCESV había aprobado, y, al mismo tiempo, comprendíamos que La Casa Tomada era un espacio completamente diferente a cualquier otro que existiera en San Salvador. Era febrero de 2013 y empezamos a relacionarnos con los 1,200m2 del espacio y con la variedad y complementariedad de energías que lo íbamos habitando. Cada día veíamos el “panelito de los músicos”, como habíamos apodado al vehículo de Híbrido Producciones que empezaba a montar lo que hoy es el estudio de grabación de AFIMES. Nos cruzábamos por las gradas con Paula Álvarez que, con su energía acelerada, siempre tenía una variedad de nuevas propuestas de actividades y nos saludábamos con Jaime Izaguirre y Mauricio Esquivel, que sabíamos que eran artistas plásticos reconocidos en El Salvador, pero no terminábamos de ubicar cuál era su proyecto en LCT. Tocaba empezar a materializar Zona Yawal como el primer espacio de coworking de El Salvador (y lo que sería la primera incubadora enfocada en emprendedores con impacto, aunque todavía no lo teníamos tan claro…), y casi de manera mágica, volvió a aparecer Fernando Fajardo con una propuesta de colaboración entre el CCE y nosotros. ONU Habitat había solicitado el espacio de la gran sala para hacer una Hackathon y barajando las opciones terminamos acordando un trueque en el que apoyaríamos durante el diseño y la ejecución del evento y a cambio recibiríamos los materiales que considerábamos necesarios para ir amueblando el espacio. Dicho y hecho, la Hackathon fue un éxito de participación y de resultados. A las pocas semanas estábamos comprando los paneles de madera y los palets que hoy siguen siendo las mesas de YAWAL. Los siguientes meses siguieron siendo de trabajo

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La Casa Tomada (LCT) no es un espacio físico, es un ámbito para la conexión e hibridación de energías que comparten valores y sueños.

con el CCE, conjunto unas veces, complementario otras, independiente las menos, pero siempre con una sensación de que Fernando Fajardo aplicaba una lógica de laissez faire, laissez passer que generaba tanto una sensación de libertad creativa como una percepción del deber retornar hacia el común (no sólo a nivel LCT sino a nivel ciudad o país). El mayor ejemplo de esta sensación fue el día que justo detrás de la caseta de los baños, Fernando nos decía que habían aprobado en Bruselas el proyecto La Casa Tomada: Cultura Entre Todxs. Habíamos logrado financiar un proyecto que, con más de un millón de dólares de presupuesto, desde su formulación había tenido una esencia colectiva y colaborativa que se transmitió a la ejecución durante 30 meses (desde febrero de 2014 hasta septiembre de 2016). Estos 30 meses fueron una auténtica montaña rusa de sentimientos, energías, relaciones y también actividades. Durante los primeros seis meses apenas ejecutamos las acciones previstas lo que nos llevó a cerrar 2014 con miedo a no “dar el ancho”. Al final nos dimos cuenta de que esa no era la cuestión, simplemente estábamos construyendo algo más que una suma de actividades. Esto se demostró cuando a doce meses de finalizar el proyecto habíamos superado todos los indicadores previstos (quienes conozcan las dinámicas de EML dimensionarán lo que eso significa) y, aun así, seguimos ejecutando actividades porque nuestro objetivo no eran los indicadores, sino que, cuanta más gente conociera y participara en las acciones de La Casa Tomada mucho mejor. Hoy, como personas participantes de un espacio de gestión colectiva y colaborativa con una filosofía de cofinanciamiento entre diferentes agentes, incluidos los propios habitantes, reconocemos que si bien desde fuera puede parecer que el crecimiento del espacio ha sido lento; el recorrido de desarrollo humano (tanto individual como colectivo), ha sido el verdadero protagonista del proceso y el auténtico éxito: Más de 30 personas que no se conocían

previamente y que tienen diferentes formas de pensar, habilidades y objetivos nos hemos convertido en una pequeña-gran familia que suma sus esfuerzos con un gran equipo que hace que el CCESV sea un referente a nivel país en temas de cultura y arte. Mirando hacia atrás e intentando hacer un análisis lo más objetivo posible, nos damos cuenta de que, a nivel muy personal, siempre sentimos una relación paterno-filial con Fernando donde como hijos adolescentes y padre que visualiza el potencial del hijo se generaron roces y momentos de tensión que siempre se arreglaban o rebajaban gracias a la filosofía y objetivos de La Casa Tomada que conocíamos y compartíamos. Gracias a Fernando, su energía indefinible y su pasión por lo común y lo colectivo, hoy somos los profesionales que somos. Mucha gente se refiere a La Casa Tomada como un oasis en la ciudad por sus cualidades de espacio neutral y de libertad creadora dentro de una dinámica urbana rígida y un contexto social convulso. A nosotros nos gusta profundizar en ese concepto: al igual que para los nómadas del desierto un oasis es un lugar donde poder recuperar las energías perdidas durante un tramo del viaje para poder enfrentar con éxito el resto del camino, LCT es el lugar donde colectivos o grupos de personas que en el momento de entrar “sólo” contaban con sus sueños, la dedicación y habilidades para cumplirlos. Este oasis facilita materializar todas esas aspiraciones, complementándolas con la gestión colectiva de un espacio que, con sus luces y sombras, es un ejemplo de colaboración, pasión y desapego de lo personal a favor de los demás y el crecimiento profesional y humano en conjunto.

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Arquitectos. Fundadores y directores ejecutivos de INSERT. Creadores del primer espacio de trabajo colaborativo en El Salvador: YAWAL, ubicado en La Casa Tomada. 1


XX AÑOS

JUNIO

CCESV

Por Vanesa Castro 1

Cómo cambié el centro comercial por el Centro Cultural La primera vez que visité el Centro Cultural de España fue para la presentación de un libro, para el que mi novio (ahora esposo) había hecho unas ilustraciones, no recuerdo el nombre del libro, pero recuerdo el lugar, la hospitalidad y el olor a libros nuevos. Una chica se acercó a pedirme el correo electrónico para recibir más información sobre sus eventos culturales. Meses después mi novio se incorpora a un proyecto de La Casa Tomada, y allá estaba yo cada miércoles por la tarde visitándolo en el espacio, esperando que tuvieran evento o taller ese día para aprovechar mi día de descanso en el trabajo. Yo solo sabía ir a centros comerciales no a centros culturales, por eso me alegro tanto de haber asistido a esa presentación de libro que despertó mi ambición por aprender y por generar.

Me siento parte, y ahora estoy en sus actividades dando información a personas que llegan como yo llegue un día, dando recorridos a centros escolares por sus instalaciones, y, a veces, corriendo ayudando a servir paella o vino a los invitados. El CCESV siempre ha generado oportunidades para mí y, seguramente, para muchas personas más. Gracias a todo esto ahora estoy emprendiendo, creando y estoy rodeada de artistas, de personas únicas, locas... ¡soñadoras como yo!

Dos años después, estaba llenando los formularios para impartir un taller, y fue en ese mismo espacio donde se presentó el libro donde yo generé mi primera actividad para niños gestionado por la Mediateca. Desde ahí ya no paré, supe que había encontrado el lugar correcto y también a las personas correctas. Ahora tengo la suerte de formar parte de esta comunidad cultural única, y más allá de lo profesional puedo disfrutar de una buena plática con el equipo del CCESV, que siempre ha sido muy cálido conmigo, me ha dado su amistad y su voto de confianza, por lo que estoy muy agradecida.

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Licenciada en artes plásticas, diseñadora y emprendedora. Gestiona junto a su esposo Hugo Rivera la tienda de diseño de La Casa Tomada: Chocoleche. 1


Por Hugo Rivera 1

El Centro de mi crecimiento

Conocí el Centro (cómo lo conocíamos junto a mis compañeros) por mi formación en artes, en aquel momento (alrededor del 2006-2011) el CCESV era para mi generación un punto importante para complementar nuestra formación artística, pues se nos permitía visitarlo sin ninguna restricción y hacer uso de sus espacios culturales que probablemente no podíamos acceder de otra manera. Un ejemplo de esto es su Mediateca, que difícilmente la Universidad de El Salvador (donde me formé) podría ofrecer la calidad de contenido para nuestros intereses. Así, el Centro se convirtió en un espacio casi obligatorio para estar al tanto del mundo artístico de donde nos sentíamos aislados dentro de la Universidad que, por cierto, firmó un convenio entre la Escuela de Artes y el CCESV en algún momento, un convenio interesante, pero, como viejas malas prácticas propias de los docentes, no se supo aprovechar y terminó rompiéndose. Siendo un estudiante de la Universidad de El Salvador, que provenía de un municipio estigmatizado como Soyapango, con recursos económicos muy limitados, el Centro Cultural se convertía para mí en una oportunidad de formación gratuita y de calidad que mis condiciones no me permitirían de otra forma. Le debo mucha de mi formación a este espacio y esa misma curiosidad me hizo hoy estar en La Casa Tomada, proyecto que nace del Centro y que es por él. A pesar de que el Centro se encuentra en un área acomodada como es la colonia San Benito, yo no me sentía

un extraño entrando por sus puertas, al contrario me sentía comprendido y bien recibido; no podía sentirme así en zonas similares donde por naturaleza me sentía un intruso, como caminar por las calles de Santa Tecla o de Multiplaza, por extraño que parezca, pero por mi origen así me era en aquel momento. En el Centro siempre fui bien recibido, y eso, en gran medida, por la calidad del equipo que lo conforma. Me parecía increíble que pudiera recibir un taller con facilitadores internacionales con solo llenar una ficha. De hecho, un gran porcentaje de mi formación es gracias a eso. Al momento solo tengo agradecimientos para un lugar que siempre me ha dado oportunidades de crecimiento.

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Licenciado en artes plásticas, ilustrador y emprendedor. Gestiona junto a su esposa Vanesa Castro la tienda de diseño de La Casa Tomada: Chocoleche. 1


XX AÑOS

JUNIO

Sábado 30 de junio

Hoy me voy a poner la camiseta que conseguí en el taller de camisetas del Colectivo Normal.

“Proyecto Ariel” se llamó aquel taller tan bonito, el nombre era una alegoría de la Sirenita Ariel, sí, la de Disney, que se quedaba muda por amor… Pues este taller fue para que entendamos que nadie debe quedarse mudo por amor ni por miedo ni por nada, y tenemos que aprender a expresarnos, y la creatividad y el arte con maneras maravillosas para hacerlo. Y así fue que nos pusimos a hacer camisetas con nuestras consignas más íntimas y liberadoras. No faltará más de alguno que me verá con cara rara, aquí todavía nos está costando comprender la diversidad y por eso nos gusta apoyar desde la cultura, el arte, el activismo y la concienciación ante todo el movimiento LGTBI. No es fácil, ya he visto cómo en la calle molestan sobre todo a los transexuales. En mis tiempos, mis abuelos hubiesen caído muertos de ver una marcha como las del orgullo gay. Ahora cada vez nos volvemos un poquito más tolerantes; pero como con el feminismo, cuando vemos las notas trágicas de violencia homofóbica solo puedo pensar que no hemos avanzado nada. Por eso aquí en el CCESV vamos a insistir hasta el cansancio por la concienciación sobre los géneros, sus derechos y sus diálogos artísticos.

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CCESV


Por Erick Iván Ortiz 1

Un lugar para pláticas normales

Desde el Colectivo Normal trabajamos en la promoción de los Derechos Humanos de la población LGBT+ con el convencimiento de que la transformación cultural, en favor de la pluralidad y la diversidad, es el camino para conseguir una sociedad más justa, pacífica e inclusiva. Con nuestro trabajo buscamos resignificar el lenguaje audiovisual, las estéticas y los discursos para nutrir con mayor y mejor información la narrativa social en la que vivimos. Desde el año 2015, una de las herramientas para la transformación cultural ha sido nuestro programa Pláticas Normales, que son espacios de diálogo, colaboración y debate mediante contenidos culturales diversos que nos han permitido abordar diferentes realidades que vivimos las personas LGBT+ en El Salvador. En este camino, la Embajada de España y el Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV) han sido aliados clave para poder desarrollar una amplia plática cívica y enriquecida sobre la diversidad sexual. En este país sigue siendo un reto encontrar espacios para impulsar la cultura y, en el caso específico de las poblaciones LGBT+, también es difícil encontrar

lugares seguros y libres de discriminación. El CCESV ha sido un de los cómplices del Colectivo Normal y de las poblaciones LGBT+. La primera oportunidad de colaborar y aportar nuestra perspectiva fue haciéndonos cargo del capítulo LGBT+ del Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona en diciembre de 2015 que ha llevado a cabo el CCESV en San Salvador. Desde entonces, durante dos años más hemos seleccionado las películas con temática LGBT+ del festival que se exhibieron y desarrollado los cine foros que llamamos Pláticas Normales después del cine. Esta colaboración nos permitió platicar abiertamente y frente un gran público sobre salud, política, género, psicología, religión y otros. El Festival nos permitió utilizar al cine como detonador de pláticas interesantes, en las que reunimos profesionales especialistas en cada temática con activistas LGBT+ y ciudadanía. En cada edición de Pláticas Normales después del cine encontramos un público que respondía con interés y empatía, y también con enorme agradecimiento al CCESV por abrir ese espacio que para muchos gay, muchas lesbianas y personas trans significó la primera vez que po-

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JUNIO

dían conversar en público y en confianza sobre un aspecto de su vida que por desgracia en este país se mantienen en voz baja. Las pláticas se nutrían muchas veces de disensos y cuestionamientos, y también de testimonios y vivencias que en un entorno seguro pueden exponerse libremente para aprender y desaprender en conjunto. Quedó demostraba la necesidad de fortalecer y ampliar estos espacios de encuentro y desarrollo cultural. Luego de tres años colaborando con las Pláticas Normales después del cine, en 2018 trajimos otra propuesta que también encontró buen techo en el CCESV. Como sabemos, en la base de los prejuicios y los tabúes sexuales está la desinformación y la ignorancia que desafortunadamente siguen configurando gran parte del imaginario co-

CCESV

lectivo del país. El uso calculado y utilitarista de discursos de odio ha agravado además el impacto que el lenguaje tiene en la sociedad, porque aliena y amplifica los miedos que algunas personas tienen frente a lo que desconocen y perciben como diferente, por tanto como amenaza. Ante este desafío, con ocasión del mes del Pride 2018 le propusimos al CCESV desarrollar una serie de talleres que nos permitirían analizar el lenguaje verbal, escrito y gráfico con el que la sociedad nos identifica y que la mayor parte de las veces nos estereotipa y violenta. Ese fue el Proyecto Ariel, concebido y desarrollado por el artista y diseñador gráfico Pedro Sorto. El proyecto Ariel consistió en dos talleres para población LGBT+ realizados en La Casa Tomada y el CCESV. Mediante una metodología diseñada por Pedro,

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las personas hicieron un ejercicio para percibir y analizar críticamente el significado del lenguaje que se utiliza en el entorno que les rodea, para luego construir su opinión al respecto y plasmarla en una pieza gráfica: una camisa. A través de la serigrafía, una docena de activistas LGBT+, algunos provenientes de las 13 asociaciones parte de la Federación Salvadoreña LGBTI y algunos otros independientes, crearon una colección de camisas con mensajes resignificados y personalizados según la óptica y realidad de cada participante. Los resultados fueron expuestos en una muestra al público y con una Plática Normal muy intensa y emotiva que permitió profundizar la importancia de la resignificación del lenguaje como herramienta de cambio en los patrones machistas y heteropatriarcales dominantes.

Sin duda, es aún muy largo el recorrido que hay que transitar hacia una sociedad más pluralista, que valore su diversidad y aprenda a convivir con sus diferencias. Por eso mismo es que resulta tan alentador encontrar públicos ávidos por consumir arte y cultura con enfoques disidentes y críticos. Por esto el trabajo del Centro Cultural de España en El Salvador y el apoyo de la Embajada de España en impulsar espacios y formación cultural, recogiendo la mayor cantidad de voces posibles, continuará siendo un inestimable apoyo para la construcción de una ciudadanía más activa, democrática y respetuosa de los Derechos Humanos de todas las personas en nuestro país.

Activista y emprendedor social. Coordinador del Colectivo Normal. 1

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Domingo 8 de julio.

Hoy es un día también especial, nos vamos a Cuisnahuat.

La apuesta por la descentralización siempre ha sido constante para nosotros. Una pena que no tengamos más presupuesto para seguir incidiendo en este tema… Hoy nos hemos venido hasta este pequeño pueblo, uno de los poquitos en que todavía encontramos nahuahablantes. Y sí o sí era algo que teníamos que hacer. Había que venirse a hacer el mismo concierto que hicimos el mes pasado en La Casa Tomada, ¿cómo no íbamos para a en el sitio donde nacen estas canciones?. Es como un círculo, y para poder cerrarlo, aquí tenía que ser este concierto. Y fueron momentos emocionantes compartir con sus paisanos. Emmety pudo hablar un rato en náhuat con algunas de las mujeres mayores que todavía piensan y sueñan en esa lengua, y los demás pensamos en lo importante que es mantener viva esa lengua y esa cultura, porque es patrimonio de nuestra historia, porque es patrimonio de nuestro pueblo.

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XX AÑOS

JULIO

Sábado 14 de julio.

Hoy estuve observando algo muy bonito.

Siempre hemos tenido actividades para niños, pero esta va más allá de involucrarlos en el arte. Y es que hablar del medioambiente en una ciudad llena de cemento y cables no es nada fácil. Yo he visto fotos de otros países donde han sabido aprovechar rinconcitos de la ciudad para hacerlos verdes, aquí los llenamos de basura, pero esta actividad intenta revertir esto. Durante todo el mes de julio hemos lanzado esta convocatoria llamada Mi huerto casero. Tuvo tanto éxito que tuvimos que crear un taller gemelo: Minijardines, porque nos daba pena no recibir a todas las familias que se habían apuntado. Queremos que nuestro programa Chispas crezca con este tipo de actividades. Hoy ha sido una de esas jornadas. Ha sido genial ver a tantos niños trabajando en sus minijardines y sus huertos. Es bonito verlos cuidar de una plantita. Necesitamos mucha conciencia verde en nuestra ciudad. Más árboles y menos postes… a ver cuándo. Esta actividad nos ha hecho concienciarnos de lo importante que es mantener este tipo de espacios que fomenten y visibilicen la agroecología. Durante el desarrollo del proyecto Cultura entre todos, de La Casa Tomada, hubo fondos especiales de la Unión Europea para programar actividades ahí en La Casa Tomada, y uno de los proyectos que la gente recuerda con más cariño es el huerto. Ahora estamos pensando ya en la puesta en marcha de un proyecto para todo el 2019 sobre este tema tan requeteimportante.

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Miércoles 18 de julio.

Hoy inauguramos la exposición EXPORT, arquitectura española en el extranjero.

Esta expo nos muestra un poco de la arquitectura que refleja la bonanza económica de los primeros años del siglo XXI, que puso a España en la escena de la arquitectura moderna con la apuesta por diseños contemporáneos en buena parte de las grandes infraestructuras que se construyeron en esos años a nivel internacional. Una frase de sir Henry Wotton dice que la arquitectura requiere tres condiciones: comodidad, solidez y gusto. Sin duda cuando estamos ante edificios hermosos podemos percibir con el espíritu ese equilibrio, y yo particularmente admiro la capacidad que tenemos de convertir ladrillos, cemento y hierro en obras de arte. En esta expo podremos ver mucho de la maestría de grandes arquitectos españoles que no solo han trabajado en su país, sino que han tenido ya un gran impacto internacional. El marco temporal que ha tomado en cuenta Edgar González para esta curaduría abarca la producción arquitectónica internacional entre la terminal marítima de Yokohama de Alejandro Zaera Polo y Farshid Moussavi en 2002, y la remodelación del nuevo Rijksmuseum de Cruz y Ortiz arquitectos en 2013. Esta exposición me hace recordar la extensa relación que se ha tenido desde el Centro Cultural con la arquitectura. Después de la expo de la arquitectura española, me dediqué a curiosear muchos de los títulos sobre arquitectura con que cuenta nuestra Mediateca. La verdad es que me sorprendió descubrir que hay casi 300 títulos, entre libros y revistas. Me gustaría viajar alguna vez a varios de los lugares donde he descubierto la maestría del hombre para hacer puentes, carreteras, edificios, palacios, etc. Veo a veces los castillos medievales y pienso, como con las pirámides, en todo lo dispendioso y colosal que es un proyecto arquitectónico. Dense una vuelta por Mediateca y viajen a través de esos libros, como perderse en las calles de una ciudad, ver desde las alturas al horizonte, comprender un poquito de la magia del arte detrás de la arquitectura.

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Y siempre hablando de arquitectura, también quisimos reflexionar sobre los fenómenos sociales, económicos, políticos, culturales que están en los procesos urbanos y lo no tan urbanos. Lo hicimos a través de la exposición Arquitectura de remesas en la que se presentaron los fenómenos y coincidencias arquitectónicas de cuatro contextos diferentes: Guatemala, El Salvador, Honduras y México. Esta expo, nos dijo Óscar Ramírez (Arquine), hizo «ver la arquitectura sin arquitectos y la urbanización sin urbanidad, entre poblaciones mestizas, mayas, garífunas, ciudades intermedias y capitales. Se trató de una compilación de fotografías con las evidentes similitudes de ese tipo de edificaciones, analizadas desde la perspectiva de la remesa cultural de los migrantes. El proyecto funcionó como reflexión sobre las transformaciones arquitectónicas y antropológicas de estos pueblos a partir de las derramas económicas y culturales de los migrantes a sus sitios de origen. La curaduría de la muestra agrupó el material fotográfico por países, acompañándolo de textos descriptivos de cada lugar. La edición del contenido se dividió en tres perspectivas funcionales, de acuerdo con el análisis del tema: fachadas de edificios, interiores y contextos. La mayoría retrata un panorama desolador: espacios vacíos y listos para ser ocupados, nuevas periferias —la mayoría de las veces— dislocadas de cualquier concepto de urbanismo».

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Miércoles 08 de agosto.

Todos presumimos del bisabuelo español, pero pocos nos acordamos del bisabuelo negro, de la bisabuela negra. Y aquí ha sido esto más difícil porque bajo la sombra del mestizaje hemos desdibujado a la abuela patria África. Se nos ha perdido en el tiempo y en los avatares del racismo el origen de nuestros colochos. Sin embargo, me encanta notar que ahora hay un movimiento de rescate. Me encanta ver a muchas mujeres que hoy dejan sus colochos al aire, huyen de las secadoras de planchado y aprenden a hacer turbantes para su cabellera imponente. Y lo mejor, que sí hay académicas antropólogas que están muy metidas en el rollo de darle a nuestros ancestros negros su lugar en la historia de nuestras venas entrecruzadas. Pensando en eso, presentamos el programa especial Miradas de colores dedicado a la comunidad afrodescendiente en Latinoamérica. Lo vamos a mantener todo el mes y aprovecharemos los espacios de Al Lado Arte Residencia y La Casa Tomada. Este programa especial incluye un ciclo de cine, dos talleres, conversatorios y para finalizar se dará una fiesta a Ritmo Afrobeat. Hoy empezamos con la primera peli, pero así estaremos todos los miércoles con un ciclo de cine, cuya programación se ha hecho en colaboración con el Festival de Cine Africano de Tarifa. También tendremos talleres de turbantes, conferencia y conversatorio con las chicas Colochas en Resistencia (¡¡¡Me encanta ese nombre!!!!) y un finde con fiesta en clave Afrobeat. Y me gusta también porque con esta actividad activamos todos los espacios de nuestro triángulo. El cine lo hacemos en La Casa Tomada, los conversatorios y talleres entre el entre el Centro Cultural y Al Lado Residencia. Y la fiesta de cierre, pues la haremos ya veremos donde :)

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AGOSTO

Martes 10 de agosto.

Me acuerdo que el Premio de Arte Joven nació como el Premio de Pintura Joven en 1999.

Sin embargo, con la llegada de Juan Sánchez se abrió a todas las ramas del arte y se convirtió no solo en un concurso para obtener un premio, sino en un proceso formativo que duraba varios meses e incluía la participación de artistas y curadores locales y extranjeros. Muchos de los artistas jóvenes que conocemos hoy pasaron por este proceso (Walter Iraheta, José David Herrera, Mauricio Esquivel, Mauricio Kabistan, Ernesto Bautista, Alexia Miranda, Dalia Chévez, Dany Zavaleta, entre muchos más). Era un premio riguroso, incluso hubo un año, en 2006 si no me falla la memoria, en que los jurados internacionales decidieron no entregar primer lugar y mejor entregar dos menciones honoríficas. Este premio, junto al ciclo Curando Latinoamérica jugó un papel importante en la formación y profesionalización de los artistas visuales locales ante la falta de formación reglada potente.

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Y.ES es la iniciativa que brinda apoyo a través de iniciativas orientadas a ayudar en el desarrollo de artistas salvadoreños por medio de la educación, intercambio y programas ambiciosos. *

Para no perder la costumbre, hoy tenemos el conversatorio Explorando la práctica curatorial. Hablarán de cómo es ser curador en El Salvador. Ha sido organizado por * Y.ES, con la participación de Javier Ramírez, Claire Breukel y Josseline Pinto, moderado por Pablo José Ramírez. La idea es contar las principales incursiones en arte contemporáneo y diseño gráfico que ha tenido el CCESV, incluyendo la influencia que ejerció el CCESV en el diseño gráfico salvadoreño. Aprovecho para dejarles algunos textos de artistas visuales que han crecido junto a nosotros, con sus anécdotas y perspectivas sobre estos 20 años que llevamos trabajando juntos por las artes en El Salvador.

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Por Verónica Vides 1

El lugar de los “sí” El tiempo sigue siendo un concepto escurridizo a pesar de que forma parte íntegra de nuestra vida... en su naturaleza esencial sigue siendo un enigma. Teresa Versyp

Artista visual.

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Veinte años… la primera reflexión que me viene es la sorprendente velocidad del tiempo, o, más bien, de la sensación de tiempo. En estados lúcidos y superiores de conciencia se dice que el tiempo se diluye y deja de ser real, pero bueno… estamos en estados intermedios, en el mejor de los casos, o de la media para abajo, en los casos menos afortunados. Y si nos adentramos a más aspectos en los que se manifiestan estos niveles de desarrollo de conciencia, puedo decir que nuestra sociedad humana no manifiesta muchas luces al respecto… y en lugares como Centroamérica, pareciera que las guerras civiles sufridas el siglo pasado, en vez de marcar o definir una evolución, fortalecieron la tremenda involución que ya padecíamos desde antaño. Pero… ¿Cómo era El Salvador hace 20 años? Era el final de siglo y ya la guerra se sentía lejana. Ya las izquierdas y derechas en el poder nos habían dejado claro que sólo les interesaba enriquecer sus arcas personales y no el verdadero y sustentable desarrollo de nuestro paisito y su gente. Esta realidad se reflejaba claramente en el ámbito de la cultura… y allí, en medio de esa desesperanza y abandono a las manifestaciones artísticas surge el Centro Cultural de España. El CCESV siempre fue, para mí, un alivio. Desde sus inicios, y hasta ahora, ha representado el lugar donde se pueden desarrollar proyectos y contar con el apoyo indispensable para los mismos, el lugar donde se puede exponer en una buena sala, el lugar para hacer talleres, encontrar, encontrarnos. En resumen, podría decir que la dinámica era así: primero, por necedad quizá, o por creer quer era lo que correspondía, yo tocaba la puerta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Concultura), la instancia gubernamental en ese entonces, y la respuesta siempre era no. Luego probaba suerte en el CCESV, y siempre encontraba un sí. O, al menos, una variante para encontrarle salida a la propuesta. Se sintieron los años de bonanza europea con dineros bien invertidos en proyectos de arte en nuestro país, y también se sintió la crisis que tocó a España, pero aún así se buscó la forma y se mantuvo la presencia y el apoyo a nuestra comunidad de artistas. ¡Gracias por los muchos SÍ! ¡Bravo por los 20 años! ¡Y espero que sigan sembrando arte y cosechando alegrías! Pasito a pasito iremos evolucionando. Por suerte, en medio del caos, hay lugares como este donde tomarse un vaso de agua fresca.

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Por Muriel Hasbún 1

Las historias personales en la Historia En el 2006, el Centro Cultural de España, bajo la dirección de Juan Sánchez y la asistencia de Mónica Mejía, me invitó a tener una exposición individual de mi trabajo fotográfico. Ese mismo año, se me otorgó una beca Fulbright Scholar para implementar Terruño: detrás del telón en El Salvador, un proyecto de exposición, conferencias, investigación y alcance a la comunidad en torno a la fotografía, los archivos, la migración, las historias de familia y la memoria cultural. Mi trabajo fotográfico, expuesto en el CCESV, sirvió de telón de fondo para una serie de talleres donde los participantes de diversos grupos sociales, económicos y políticos, y algunos artistas entonces muy jóvenes (Dalia Chévez, Mauricio Kabistán, Rodrigo Dada, Denise Aguilar), contribuyeron con sus fotografías y documentos de familia al archivo colectivo que se inició con el proyecto. En el proceso, se estableció un espacio de respeto y empatía para contar nuestras historias personales, y para conversar sobre la relación que pudiera existir entre lo personal y lo colectivo en la construcción de la identidad. Durante las semanas que compartimos fotos e historias, vimos fotos de primeras comuniones, de entierros y bautizos. Nombramos enamorados y niños con sus madres, abuelas jovencitas y ancianas, primos guerrilleros o tíos militares, adorables mascotas, y también recordamos paseos por el campo. Añoramos nuestros hogares de infancia y mostramos edificios urbanos dañados por terremotos o la guerra. El álbum de familia colectivo también develó una foto de monseñor (ahora san) Romero, dando misa en Catedral. Todas estas fotografías plasmaron momentos de la intimidad familiar de cada participante, y al compartirlas, juntos empezamos a vislumbrar una nueva definición de lo que podría ser nuestro terruño. Entre todas las vivencias impresas sobre papel, fue una fotografía la que manifiesta tanto el proceso como la importancia de esta experiencia en relación a la memoria cultural.. Primeramente, la foto, desfigurada, rota en un ataque de ira, encarna la valentía del que la compartió. Conmemora el casamiento de la hija del general Hernández Martínez con el alcalde, de origen judío francés, Carlos Guzmán Dreyfus, y de su subsecuente divorcio. El gesto de compartirla y la foto en sí, no sólo relataron el drama de una

familia en particular, sino también nos abrió una puerta hacia poder compartir un momento tortuoso de la historia y del legado cultural del país entero. Así mismo, la foto atravezó mi propia historia familiar –una historia de inmigrantes a El Salvador. Siempre pensé que el documento de identidad con la que hice la imagen de la serie Santos y sombras, “Palestina llega a El Salvador,” donde aparece la huella digital de mi abuelo paterno, Elías Hasbun, era un documento migratorio normal de su llegada a El Salvador, cuando tuvo que abandonar Belén, Palestina por causa de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, al verme cara a cara con la foto del casamiento Dreyfus-Hernández, descubrí que la huella dactilar del documento en cuestión no había sido estampada para confirmar su llegada al nuevo país, sino que se trataba de la huella que mi abuelo había tenido que imprimir en el Registro Especial de Extranjeros, medida antinmigrante que fue impuesta por el dictador general. Hernández Martínez, veinte años después que mi abuelo llegara a El Salvador. El dictador consideraba a los árabes “perniciosos,” y pensaba que no deberían vivir en El Salvador, como tampoco otros extranjeros (y esto sumado a los miles y miles de indígenas campesinos que ya habían sufrido la matanza de 1932). La imagen de “Palestina llega a El Salvador,” que estaba expuesta en el CCESV, y que yo había creado para simbolizar la llegada de mi abuelo a un nuevo y lejano país en busca de una nueva vida, cambió de sentido. Mi foto ya no sólo constataba la presencia de mi abuelo en el país, sino que también quedaba indeleble el rechazo del dictador a los extranjeros como mi abuelo. Sin duda, toda esta experiencia confirmó que nuestras historias personales son parte de la Historia. Siempre estaré agradecida al CCESV por brindar un espacio abierto al diálogo. Mi carrera como artista y docente, y mi proyecto actual, Laberinto Projects, no habrían sido posibles sin su apoyo a través de los años.

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Artista y educadora se centra en temas de identidad cultural y memoria, así como en la promoción del intercambio cultural. Fundadora y directora ejecutiva de Laberinto projects. 1


XX AÑOS

AGOSTO

CCESV

Por Luis Cornejo 1

Como anillo al dedo Me piden que cuente alguna remembranza con relación al Centro Cultural de España, y no puedo sino traer a colación dos exhibiciones que para mí tuvieron gran significación en el desarrollo de mi carrera artística: Fragmentaciones (2003) y And the show must go on (2007). La primera fue una muestra grupal con quienes más tarde conformamos el colectivo Hétero. La tomo como la primera exposición formal de mi carrera artística, por la importancia del lugar y el profesionalismo con que se hicieron las cosas. La segunda, cuatro años después, fue mi primera exposición individual. And the show must go on es especialmente significativa para mí, pues se dio en un momento difícil de mi carrera, si es que ya tenía una. A pesar de las múltiples muestras colectivas en las que había presentado mi trabajo, estaba en un punto en el que me sentía estancado, que mi carrera casi-casi despegaba pero nunca lo hacía, sentía que ya era suficiente con los buenos augurios y que necesitaba en cambio más hechos concretos, que son al final los que se pueden poner en el currículum, y ya se sabe la importancia, el peso que tiene la construcción del currículum para un artista que inicia. En esos días, el Centro Cultural de España, dirigido por Juan Sánchez, era uno de los puntos neurálgicos de la cultura y, sobre todo, de las artes visuales en El Salvador. Exposiciones de primer nivel, conversatorios, revisiones de portafolio con críticos y curadores internacionales, un concurso de Arte Joven que devino en trampolín para muchos artistas emergentes en aquel momento… Siempre había algo interesante ocurriendo. Yo, al menos, esperaba cada exposi-

ción impaciente porque casi siempre eran buenísimas. Fue en esa época que me ofrecieron algo totalmente inesperado para mí: una fecha para exhibir individualmente mi trabajo, lo cual me cayó como anillo al dedo porque, como ya he dicho, yo deseaba dar un paso más, solo que no sabía cuál ni en qué dirección. ¿Alguien habrá cancelado y pensaron en mí? No lo sé, pero ahora, cuando veo esos once años hacia atrás, me doy cuenta que esa oportunidad que se me brindó fue el primer paso en una tierra que sentí más firme, en una ruta que empezó a ser más clara. No puedo sino estar agradecido por aquella confianza y desear que el CCESV siga apoyando al arte y a los artistas ¡Sobre todo en estos tiempos de sequía de espacios para exhibir buen arte!

Artista plástico.

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Por Mauricio Kabistan 1

El foco alternativo del CCESV

Artista visual. Es miembro del colectivo The fire theory. 1

Conocí el Centro Cultural de España (CCESV) gracias a un amigo; habían inaugurado una de las primeras ediciones del Premio de Pintura Joven y le habían seleccionado una de sus pinturas. Fue a partir de ahí que pude conocer y saber que había algo más allá de la burbuja intoxicante que la Escuela de Artes de la UES te hace vivir. Creo que fue en el año 2002. A partir de entonces, he sido recurrente visitante del Centro Cultural. Debo decir que gracias al CCESV pude desarrollar una parte de mi carrera artística. Ya sea como testigo del trabajo que realizaron varios colectivos e iniciativas en esta institución, o haciendo mis propias gestiones a través de los proyectos en los que he formado parte, y los nuevos en los que sigo trabajando. El CCESV ha sido uno de esos polos que ha permitido incentivar el desarrollo en todos los aspectos artísticos de San Salvador y fuera de esta ciudad. Antes de la crisis de la economía mundial del 2008, o después de esta, sigue dando la pauta. No encuentro las palabras adecuadas para resumir 20 años siendo testigo del trabajo que ha realizado esta institución. Tampoco resumir las relaciones de amistad que he forjado teniendo como telón de fondo el CCESV. O las situaciones absurdas que se han dado en cada exposición (no todas) o conversatorios (no todos), en la que los “personajes” habituales siempre se hacen presentes. Solo puedo decir que ha sido algo que ha valido la pena. Las incontables negociaciones y batallas con el estrés organizando exposiciones con The Fire Theory y Mónica Mejía. El Premio de Arte Joven. Los conversatorios a los que iban los mismos de siempre o no llegaba nadie. La época en que daban boquitas en cada inauguración. Las personas que sólo llamaban para saber qué iban a dar de comer en esos eventos. Don Julio sorteando aquellas huestes famélicas mientras repartía boquitas. Aquella borrachera durante la inauguración de Transcultura organizada por Miss El Salvador 198… Los “Personajes”. La vez que mandaron un foco como invitación para un taller sobre derechos de autor; aún lo tengo por cierto, en su caja con invitación y todo; y debo decir que todavía funciona. Todavía está vivo como dicen en este país, igual que el CCESV, y espero que sea así para los años venideros. Porque al igual que ese foco, todo lo relacionado a la cultura en este país tiene que caminar un sendero alternativo para poder sobrevivir.

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XX AÑOS

AGOSTO

Por Carmen Elena Trigueros 1

Lavandera El CCESV ha sido un espacio vital en El Salvador. En lo personal, me abrió sus puertas para mi primera muestra colectiva importante en el 2003, “Tratados”, con Ronald Morán y Juan Carlos Rivas. Luego vino el periodo de Juan Sánchez, época riquísima, en especial para todos los artistas visuales. En 2008 me invitaron a participar con el colectivo k.b.zonas para la muestra Sweet Suit Love . Y más recientemente, este 2018, también he tenido el gusto de participar en la muestra re-CONSTRUCCIÓN. Haciendo un recuento, creo que mi trayectoria y la de la mayoría de artistas salvadoreños sería imposible concebirla sin el CCESV. ¡Gracias infinitas!

Artista visual.

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CCESV


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XX AÑOS

CCESV

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Jueves 06 de septiembre.

A veces pienso que en otra vida me hubiera gustado dedicarme a la fotografía.

Me gusta mucho. En mi adolescencia me regalaron una cámara de rollo (solo los ruquitos sabemos de qué hablo) y me acuerdo de la emoción de llevar el rollo a revelar, y elegir despacio en qué gastarme las 12 exposiciones que traía (ni qué decir de la rogada que le pegaba a mi madre para que me comprara un rollo que decía que me lo gastaba retratando al perro o a la familia en Navidad y no era capaz de avisarle a nadie que iban a salir en yinas en la foto ja, ja, ja, ja) Ahora me divierto con el celular. Alguna vez el fotógrafo Germán Hernández me comentó que un gran estudioso de la fotografía, al ser consultado por los desarrolladores de teléfono celular, les dijo que no le hallaba utilidad a un teléfono con cámara… y qué bien que no le habían hecho caso… Y es que ahora con esos aparatitos uno no se detiene. Yo termino cambiando celular para no botar las fotos. Todavía soy torpe para elegir con qué quedarme, y aunque me gusta mucho retratar los paisajes, la fotografía sé que es capaz de registrar la eternidad de un instante. Y en el Centro de verdad que nos hemos esmerado para capturar el instante desde muchas perspectivas. No solo hemos tenido grandes expo de autores importantes como Luis González Palma, Gervasio Sánchez, Chema Madox, Claudi Carreras o Isabel Muñoz, también hemos hecho alianzas con los grupos de fotógrafos nacionales, como ASA2000 y el colectivo ESFOTO, ahora devenido en ES FOTO PERIODISMO. Walterio Iraheta nos cuenta detalles que todo esto.

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XX AÑOS

SEPTIEMBRE

CCESV

Por Walterio Iraheta 1

Principio y fin de un proyecto llamado Esfoto En la cultura analógica, la fotografía mata, pero en la digital la fotografía es ambivalente: mata tanto como da vida, nos extingue tanto como nos resucita. Joan Foncuberta, El ojo de Dios.

Artista visual. Fue uno de los fundadores del Festival de Fotografía en El Salvador EsFoto y entre 2005 y 2012 fue el coordinador y curador de la sección de foto de arte. A partir de 2012 esta sección del festival no se ha vuelto a organizar. 2 Foto 30, Fue también un festival de fotografía contemporánea financiado y organizado por el Centro Cultural de España de ese país. 1

En estos 20 años de vida del Centro Cultural de España en El Salvador, es especial recordar uno de los proyectos que nos unieron en esfuerzo, visión y pasión: Esfoto-Arte. Esfoto fue durante ocho de esos 20 años, entre 2005 y 2012, la realización de varios sueños compartidos con mucha gente y muchas instituciones que se sumaron para generarle a la fotografía de arte un espacio para su apreciación. En ese tiempo, el CCESV fue nuestro principal aliado, no sólo siendo sede de gran parte de los proyectos expositivos, sino también como nuestro principal soporte económico. Luego, hacia el final se sumarían otras instituciones como el Museo de Arte de El Salvador (MARTE) y la municipalidad de Santa Tecla de entonces, entre otros. Hace poco más de 20 años se usaban principalmente cámaras de rollo, cuando apenas había cámaras digitales en la escena fotográfica de Centroamérica, existía únicamente el solitario y aislado Foto 30 en Guatemala2, del cual aprendimos mucho; ahora hay una media docena de festivales para promover y celebrar la foto en la región; el universo virtual y la tecnología digital ha cambiado la manera de entender el medio, pero los festivales siguen teniendo más o menos el mismo esquema. Hacer un festival de fotografía implica una gran responsabilidad, requiere de muchos recursos humanos, económicos y técnicos, pero sobre todo de mucha pasión. Esfoto fue un festival apasionante y ambicioso, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que, puestos en la balanza, nos sobraba pasión y nos faltaban recursos económicos; no obstante, eso no nos limitó para hacer los proyectos que siempre quisimos hacer, nos concentramos en trabajar en la región centroamericana, un corredor que conocíamos muy bien y por el que hemos transitado cómodamente durante los últimos años. Siempre creímos en el talento de artistas jóvenes, ahí nos enfocamos, además de propiciar el diálogo con fotógrafos más establecidos. Revisando nuestros archivos se puede pulsar lo

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más significativo de la producción fotográfica de la región en esa década. En todo este tiempo, y conscientes que la historia de la fotografía no se cuenta a través de la foto comercial, es justo decir que nuestra línea de trabajo estuvo claramente marcada por la “fotografía de arte”, el fotoperiodismo, la fotografía documental y de archivo. Casi en su totalidad los proyectos que conformaron Esfoto en las distintas ediciones tuvieron una línea curatorial en esa dirección. Siempre nos interesaron más las narrativas personales, los creadores jóvenes y la construcción de discursos contemporáneos. En consonancia con la búsqueda de públicos nuevos realizamos proyectos al aire libre y proyectos en red, una apuesta que nos dio un posicionamiento, credibilidad y prestigio incuestionable en la región. En un balance brutal de más de 50 proyectos concluidos, algunos de los más exitosos que desarrollamos en esos ocho años fueron, sin duda, las proyecciones al aire libre. Portafolios y foto documentales eran proyectados a gran escala en pueblos y ciudades fuera de la capital. Alegría, en Usulután; Intipucá, en La Unión; Cuisnahuat, en Sonsonate; Panchimalco y en Santa Ana, entre otros. Realizamos, con excelentes resultados, convocatorias abiertas en línea, como Instagrams azules y proyectos de animación GIF. Pero quizá nuestro proyecto más entrañable fue en 2010: el Taller infantil de fotografía rural, tiForú. 15 niños del cantón El Pinar, municipio de San Ignacio, en Chalatenango, recibieron clases de fotografía todos los sábados durante 6 meses. El resultado sobrepasó por mucho nuestras expectativas, además de un increíble archivo fotográfico, este taller tocó de manera muy profunda la vida de todos los que participamos. En 2012, anunciamos que sería la última edición, y sí, era la última, por lo menos en el formato que se estaba siguiendo desde el 2005 (exhibiciones, conferencias, visionados y talleres), siempre hemos creído que es importante

cerrar bien los ciclos, hacer pausas, terminar a tiempo los proyectos para no repetir esquemas aprendidos y quedarse dando vueltas en círculo.3 Por ahora, entramos en un periodo de pausa para establecer nuevos objetivos, repensar el rumbo que queremos seguir, observar hacia donde se dirige la fotografía centroamericana. Quizá haya que rediseñar la idea de “festival”, como una plataforma que se proyecta más de adentro hacia fuera, creemos que se puede llegar más lejos, creemos que es importante documentar esos procesos, quisiéramos seguir explorando el espacio virtual, seguir descubriendo nuevas maneras de entender y mirar la fotografía, de hacer y de mostrar imágenes. Es necesario menguar para crecer, es preciso morir para volver a nacer, y como lo comentamos alguna vez, es importante cerrar ciclos para abrir otros nuevos. En realidad el número ocho no tiene un significado especial, no lleva implícitos augurios o cábalas, quizá sólo sea que al mirarlo de forma horizontal se advierte el infinito.

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Es importante aclarar que nos referimos únicamente a la fotografía de Arte. EsfotoPeriodismo sigue organizando su muestra anual. 1


XX AÑOS

SEPTIEMBRE

Inaugu­ramos hoy una expo muy hermosa: City Blues, de Jorge Lens.

Ya no se diga la cantidad de talleres y proyectos, como Antídoto de Germán Hernández, que tenía a la fotografía como componente básico para la reparación emocional de mujeres agredidas. Esas cosas nos llenan de satisfacción porque hacemos del arte también una plataforma para hacernos humanos más sensibles. Y todo esto viene porque septiembre es el mes que tradicionalmente dedicamos a la fotografía, y este mes no podía ser menos. Inauguramos hoy una expo muy hermosa: City Blues, de Jorge Lens. Jorge hace un recorrido por cuatro ciudades europeas: Grecia, Madrid, Londres y Lisboa. Cuatro ciudades europeas famosas por sus bellezas patrimoniales y arquitectónicas, por su historia, pero Jorge busca huye de los encuadres más predecibles para buscar el pequeño del detalle humano. El escaparate cutre, la pintada en la pared, el rincón perdido… Y lo más espectacular es que esos rincones, esos encuadres, podríamos encontrarlos en cualquier ciudad. ¿Por qué no en San Salvador? Como complemento a la exposición y a su presencia entre nosotros, mañana y pasado, dos días, iremos al centro de San Salvador para vivirlo desde el lente de Jorge. He visto el catálogo y está realmente cargado de ese halo de lo cotidiano. Ya tengo mi cámara lista, y mi celular. ¡Me emociona mucho tomar fotos con él!

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XX AÑOS

SEPTIEMBRE

Jueves 27 de septiembre.

Y hoy celebramos la llegada de una bebé Impúdica.

Por fin esta indómita niña ha salido a la luz desde el papel. Les dije que esa manía no se nos quitaba de la cabeza... Me centro un poquito: IMPÚDICA es como hemos llamado a una revista de periodismo y cultura que hemos puesto en marcha junto con El Faro para celebrar nuestros respectivos 20 años. Ya les avisamos que la puesta en marcha del taller + PAPEL no era tan inocente... Pues esta nena llegó para hablarnos de memoria. La idea de la revista es tener siempre a un editor o editora invitada que nos dé una perspectiva de un tema. Y para la primera elegimos a Brenda Vanegas, esta cineasta con esa mirada cálida desde su lente. Y no nos equivocamos. Ella nos regaló para este primer número una mirada desde la memoria de las abuelas, esos personajes eternos que nos marcan la infancia y nos llenan de premisas que nos marcan la vida entera.Y también nos llenan de olores y sabores, de recuerdos, anécdotas y de cariño. Pues la idea de Impúdica fue muy chévere. Serán cuatro números, este de memoria, otro de géneros, el tercero de territorios y vamos a cerrar con futuros. Cada una tendrá su editor invitado y vamos a convocar a muchos intelectuales, artistas, académicos y escritores para que nos den sus perspectivas de temas que cada editor guíe. La cosa es que vamos volando, y a este primer número ya le pisa los talones el segundo. Una aventura muy bonita, con un equipo de trabajo bien entusiasmado, y ni qué decir del diseño… pue sí… la idea es que sea impúdica, si no, no tiene chiste. Cómprenla, que es un valor simbólico comparado con todo el trabajo que toma. Y lo más importante, léanla y vivan con nosotros cada tema, súmenle su propia mirada a cada tema y compártanla.

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Por cierto, uno de los personajes que durante los últimos dos años ha sido parte en los proyectos que les vamos contando, llegó precisamente un mes de septiembre al país y al Centro como uno de los tantos becarios con los que hemos contando y que siempre aportan su personalidad y energías propias al trabajo. Les dejo aquí el testimonio de paso de Eduardo R. Salgado que cierra su ciclo en diciembre.

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XX AÑOS

SEPTIEMBRE

CCESV

Por Eduardo R. Salgado 1

Y qué quieren que les diga, me encantó Escribo estas líneas sentado en mi puesto del CCESV sabiendo que a final de año ya no estaré. Que en 2019 otros dedos teclearán sobre la pantalla que mancha esta hoja en blanco. Otra persona tomará el relevo, tal como me tocó en septiembre de 2016. Llegué a El Salvador desde Santiago de Chile. Allá en las tierras de la cueca tuve mi primera experiencia latinoamericana, sin embargo, qué quieren que les diga, nada que ver. Así que llegué al paisito de América sin transición de por medio. Otra cultura, otro clima, otras jergas, otro mundo. Y qué quieren que les diga, me encantó. Capítulo I: toma de contacto La primera persona que me recibió tras salir del aeropuerto y toparme con una sofocante humedad que aún recuerdo fue Fernando Fajardo, por entonces director del CCESV. Quien conozca a Fernando sabrá que pese a llevar casi, o sin casi, dos décadas por Centro América, él mantiene su carácter madrileño inquebrantable. Así que la primera parada en la capital tuvo que ser para cenar y tomar unas cañas (chelas). Bueno, ¿y el trabajo qué? Cada uno tendrá sus tiempos, en mi caso, tardé como cuatro meses en comenzar a empaparme de las distintas escenas. De los primeros eventos que gestioné fue la edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona cuya selección repartimos entre Fernando, André Guttfreund y yo. Aunque para ser honestos, fue Fernando quien se echó a la espalda la mayoría de pelis. Lo más interesante de esa experiencia fue el trabajo de emparejar el festival con multitud de oenegés, asociaciones y organizaciones nacionales con el fin de convertir el festival en un evento compartido y multiplicado a lo largo del país.

Esta es quizá la mayor peculiaridad de la Red de Centros Culturales de la Cooperación Española. Ese enfoque humanitario, de usar la cultura y arte como herramienta de integración social resulta para mí el pilar que da sentido a estas entidades. Y es precisamente esta razón de ser, la cultura para el desarrollo, la que quizá más cueste explicar. Otra de sus particularidades es que le permiten a sujetos como yo temeridades de la talla de armar (no sería justo para el gremio aplicar el término comisariar; no llego) una exposición. En verdad, de lo que menos desconozco es de música, seguido de cine, pero sobre todo de música. Así que cuando llegué, me encomendaron la programación de música y cine; además del paquete intransferible de ser el Responsable de Comunicación… Sin embargo, entre mis experiencias más divertidas y emocionantes fue la de sacar adelante junto a Gabriel Granadino su exposición Manos frías… corazón caliente. Una experiencia fabulosa gracias al talento y carácter iconoclasta del grande de Gabo. Por cierto, la consecución de esa muestra nace de la propuesta que le lancé de crear un mural en nuestra fachada. El resultado no pudo ser mejor, con una obra potente, que nos conecta con la calle y la cultura española, dando al rostro del CCESV una perfecta identidad, que antes no tenía, con una fachada que se reconoce al instante. Capítulo II: gestión en confianza Con la llegada de Eloísa Vaello Marco a la dirección del CCESV comenzó una nueva etapa con la gestión de proyectos de la envergadura de A2Bandas y la revista Impúdica. Al programa de A2Bandas le dedico un artículo en este libro, así que me centro en este hermoso, complejo, agotador y apasionante proyecto de crear una revista im-

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presa que aborde grandes cuestiones de la sociedad salvadoreña desde la cultura y lo irreverente. Culpa de lo que hoy es Impúdica la tiene Pere Ortín, director de Altaïr Magazine, con el taller que acertadamente le encomendó Eloísa acerca de la creación de una revista. Desde el comienzo se decidió crear la revista de la mano de El Faro, un aliado recurrente para el CCESV. Tras muchas reuniones, jornadas sesudas, ideas frustradas y compañeros que se retiraron, finalmente nos bautizamos con el ímpetu y la esperanza de ser impúdicos, de contar las complejas realidades del país desde perspectivas y formas indómitas. Decidimos que para 2018 la revista saliera con cuatro números temáticos dedicados a: memoria, géneros, territorios y futuros. Cuestiones transversales, con mil y una aristas desde las que abordar ideas y construir un producto verdaderamente de interés. En cuanto a mi gestión en el campo del cine guardo especial cariño al taller impartido por el director Oliver Laxe, donde se creó un compañerismo fabuloso entre todos, y hasta uno de los alumnos fue invitado a trabajar con Laxe en su última película en España. También quiero destacar el Ciclo de Cine Salvadoreño que organicé en septiembre con cuatro cintas nacionales y buena parte de los cineastas del país con invitados de lujo como Brenda Vanegas, Marcela Zamora, Arturo Menéndez, Jorge Dalton o André Guttfreund, en un ciclo que finalizó con una jornada dedicada a cuatro filmes aún por terminar, y todos, ganadores frustrados de los premios Pixel. Música, cine, comunicación… Si echo la vista atrás me vienen muchos proyectos, eventos y anécdotas, pero sobre todo, personas. La cultura la creamos las personas y es el elemento humano, cada quien con su locura, el que sostiene todo este universo que tanto amamos. Gracias CCESV. Gracias El Salvador.

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Becario del programa de becas de Gestión Cultural MAEC-AECID (20162018). En el marco de la beca ha coordinado el proyecto A2Bandas. 1

Y bueno, siendo este mes el de la fotografía, antes de terminar, vamos hacer un ejercicio muy, pero muy difícil. Vamos a tratar de hacer un recuento fotográfico de nuestros 20 años a través del trabajo de cobertura que han hecho tres fotógrafos que han trabajado con nosotros en distintos momentos. Lo difícil es tener que elegir solo 10 fotos de cada uno, porque seguramente algo dejaremos fuera, pero así es cuando hay tanto y tan buenos fotógrafos retratando la historia. Les dejamos este recuento con unos textos que cada uno de los fotógrafos nos hizo y su selección.


XX AÑOS

SEPTIEMBRE

CCESV

Por Cristian González Vides 1

Felicidades, CCESV, por estos primeros 20 años

Mis felicitaciones también a todos los que colaboran con el Centro Cultural, ya sea con música, pintura, diseño, poesía, danza, trabajo social, artesanos, historia, teatro, literatura etc., su aporte es el verdadero motivo a festejar. Comparto la celebración con esta selección de imágenes. Son sólo algunas de todos los buenos momentos que compartí con ustedes, ese tiempo fue uno de los más satisfactorios de mi vida, por todo lo que experimenté y por tanta gente especial que he conocido gracias a ustedes. Agradezco a todo el equipo y colaboradores, principalmente a Juan Sánchez por darme la oportunidad de ser parte del equipo y a Mónica Mejía por todas sus atenciones, paciencia y consejos, gracias por abrirme las puertas y darme ese regalo invaluable de todo lo aprendí junto a ustedes. Les deseo lo mejor y espero que celebremos muchos años más.

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Fotógrafo y Comunicador social.

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SEPTIEMBRE

XX AÑOS

CCESV

Por Enrique Alarcón 1

De pasante a emprendedor Allá por el 2014, mientras cursaba cuarto año de Relaciones Internacionales y terminaba mi curso de fotografía, necesitaba hacer mi servicio social como requerimiento de graduación para la universidad. Después de una famosa exposición de ilustración y fotografía, llegué al CCESV como pasante de comunicaciones, me encargaba de hacer las fotos de los eventos. Con mi primera cámara estaba teniendo mi primera experiencia profesional. La cámara me daba la excusa que necesitaba para husmear en medio de todas las actividades y espacios que había; para saciar la incansable curiosidad, me metía en medio de ensayos, obras de teatro, bandas, artistas en producción gestionando una exposición. Preguntaba más de lo que debía porque para mí el CCESV y La Casa Tomada eran parte de un mundo totalmente nuevo, un espacio que no imaginaba que existía en la cultura, un rubro que nadie valoraba y que yo, en ese momento, no comprendía. El CCESV me ofreció la oportunidad de ver mi primera obra de teatro, para vivir mi primer concierto, ver mi primera exposición de pintura, ilustración, foto. Parecía que todo lo que alguna vez soñé que me hubiese gustado conocer fuera del país estaba allí, los mejores artistas eran convocados por el CCESV y se reunían en La Casa Tomada. Con la excusa de la foto y el video (porque también hacía pequeños video) conocí a verdaderos artistas de esos de los que no se sabe que existen pero que son grandes y geniales. Me debo describir como una esponja. De donde vengo, ni siquiera nos imaginamos que existan espacios y actividades de índole cultural y artística. Sin embargo, el CCESV no sólo me dio mis primeras experiencias en el mundo del arte y la cultura, sino que también me dio toda la oportunidad de volverme profesional como fotógrafo, como productor o comunicador visual. Quiero hacer hin-

capié en que me enseñó todo aquello que no tiene que ver únicamente con tomar fotos: cooperación, colaboración, corresponsabilidad y sensibilidad. El CCESV y La Casa Tomada cambiaron mi cosmovisión de manera radical, y hoy, después de cuatro años de tener mi emprendimiento como productor multimedia, me atrevo a decir que soy la oveja arcoíris de mi familia, y me siento orgulloso de serlo, gracias a que un día fui pasante y voluntario del CCESV.

Licenciado en relaciones internacionales y fotógrafo. Es miembro del colectivo Norte film, productora multimedia ubicada en La Casa Tomada. 1

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SEPTIEMBRE

XX AÑOS

CCESV

Por René Figueroa 1

Pensar en el CCESV es pensar en difusión artística

El Centro Cultural de España en El Salvador, sin lugar a dudas, suple, con un incontable número de actividades a lo largo de cada año, la falta de espacios y de eventos culturales, en nuestro país. Pensar en el CCESV es pensar en difusión artística, tanto de talentos locales como internacionales, oportunidades de formación, foros de pensamiento, actividades de proyección social, intercambios culturales, educación visual mediante su sala de exposiciones, aportes económicos o logísticos para propuestas artísticas, entre muchas otros rubros que enriquecen el ambiente cultural salvadoreño. En mi calidad de presidente del Club de Fotografía de El Salvador ASA2000 (habitantes “nómadas” de La Casa Tomada) y como fotógrafo en coberturas de las más importantes actividades culturales del CCESV, en 2018, felicito efusivamente a las autoridades y colaboradores del Centro Cultural, por estos 20 años de labor socio-cultural que realizan en El Salvador y los exhorto a que sigan haciendo esta titánica pero generosa tarea que tan bien saben hacer. Ingeniero civil, fotógrafo y poeta.

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Lunes 8 de octubre.

Este mes celebramos el Mes de la Hispanidad y para celebrarlo tenemos dos platos fuertes:

Una serie de conciertos de música clásica liderados por el pianista español Javier Negrín. Y el Festival de Teatro Hispano Salvadoreño, que es otro de los platos fuertes del año, pero de eso os hablo después. Hoy comenzamos los Conciertos de la Hispanidad, así llamamos a este ciclo, en el Museo de Arte: en los Lunes musicales del Marte. Estuvo genial y Javier Negrín, además de tocar, iba explicando las piezas que interpretaba. El concierto se basó en las Goyescas de Enrique Granados. Esto ha sido solo el aperitivo, pues durante la semana tendremos dos conciertos más en el Teatro Presidente con la Orquesta Sinfónica de El Salvador. Javier Negrín es un pianista español de reputación internacional. Ha ofrecido conciertos en China, Japón, República Checa, Italia, Portugal, Cuba, Teatro Real y en el Auditorio Nacional de Madrid. Ha sido uno de los pianistas seleccionados por el Centro Nacional de Difusión Musical para interpretar en el ciclo completo de Sonatas para piano de Beethoven en diferentes ciudades españolas. Todo un estuche de monerías el joven, así que nosotros encantados de tenerlo entre nosotros. La verdad es que se presentan unos conciertos de lujo. ¡Desde luego, hoy ha sido impresionante! Solo por recapitular, siempre este ciclo de conciertos lo hemos hecho junto con la Orquesta Sinfónica Nacional. Y esta vez de nuevo ha sido un placer poder colaborar juntos en este proyecto. Por cierto, tampoco podemos dejar de mencionar la colaboración de ASART, liderado por René Hernández, que han liderado la gestión de los conciertos para que se puedan extender también a Honduras y Guatemala.

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XX AÑOS

OCTUBRE

CCESV

Por René Hernández Sánchez 1

Conciertos de la hispanidad: lazos musicales Siendo la música el lenguaje universal por excelencia, qué mejor forma de fortalecer los lazos entre El Salvador y España que crear un evento musical anual dedicado a la atractiva y emocionante música española, interpretada armoniosamente por artistas de ambos países. Con esta idea en mente nacen los Conciertos/recitales de la hispanidad, realizados cada mes de octubre, desde hace 4 años, por el Centro Cultural de España y la Asociación de Artistas de El Salvador. Destacan entre los resultados de este esfuerzo conjunto el enriquecimiento artístico de los músicos locales por el contacto directo con partituras poco ejecutadas en Latinoamérica y la interacción con músicos españoles, quienes gustosamente han compartido sus experiencias artísticas y técnicas. Además, el público salvadoreño ha apreciado celebraciones musicales y primeras audiciones en el país, como las del ciclo completo de música para piano y cuerdas de Enrique Granados (en sus aniversarios sucesivos de nacimiento y muerte), obras para cuarteto de cuerda de Juan Crisóstomo de Arriaga y Joaquín Turina, la suite para violonchelo solo de Gaspar Cassadó, y recientemente

Músico. Presidente y Director artístico de la Asociación de artistas de El Salvador (ASART) 1

del integral de música para piano solo de Enrique Granados, inspirada en el arte de Francisco de Goya. También los talentosos artistas invitados brillaron tanto en solitario como junto al Ensamble ASART y la Sinfónica Nacional en el Teatro Nacional de San Salvador, en el Teatro Presidente y en el Museo de Arte. En el XX aniversario del Centro Cultural de España en El Salvador, es el deseo de ASART que ese Centro siga siendo el referente del apoyo cultural, de entre todos los cooperantes internacionales, a las distintas ramas del arte en El Salvador; y que la dirección y fantástico equipo que lo conforman continúen apoyando al gremio artístico salvadoreño en la búsqueda de su realización profesional y proveyendo a la ciudadanía de arte y cultura necesitados hoy y siempre. ¡Por muchos recitales y conciertos más!

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Por Elizabeth Trabanino de Amaroli 1

De ida y vuelta: el Centro Cultural de España y Radio Clásica

Alguna vez alguien me dijo: “No sé adónde termina Radio Clásica y adónde comienza Elizabeth Trabanino”. Realmente ese ser del éter, tan íntimo a veces, y a la vez tan público, ha llevado a que ambas instancias, humana y etérica, crezcan al relacionarse con personas e instituciones con las que compartimos ideales de justicia y armonía, a través de los lenguajes universales de la cultura y el arte. Nuestro formato e inclinaciones nos han ocupado no con los conflictos que han agobiado a nuestro país, sino con espacios que han sido verdaderos bálsamos y plataformas de entendimiento y diálogo sincero. Esto ha sido para nosotros el Centro Cultural de España. Antes de la aparición del Centro Cultural de España, me presentaba cada viernes a la sede de la Embajada de España a recoger las cintas de carrete provenientes de Radio Exterior de España, material que nos brindaba un mosaico de la rica vida cultural en España, mientras nosotros vivíamos prácticamente en un desierto cultural, en una atmósfera de conflicto armado. Fue verdaderamente motivo de celebración cuando se inauguró el Centro Cultural de España y nos reunía todas las semanas con películas, exposiciones, charlas, recitales, instalaciones, sin mencionar la biblioteca y fonoteca que estaban a nuestra disposición, como recursos invaluables en la era preinternet. Con especial agradecimiento recuerdo las reuniones con su director, Fernando Fajardo, siempre ávido de nuevas ideas. Así surgió el apoyo al Coro de Niños de Radio

Upa, que representaba a ambas instituciones y sus identidades compartidas, con repertorio de origen prehispánico, colonial y favoritos infantiles. Otra idea que tuvo mucho eco fue la de la creación del programa La polifonía española y su influencia en el nuevo mundo, con el cual se logró crear una colección invaluable de música del Siglo de Oro y de la colonia: un derroche de ritmos y voces que siguen cautivando a nuestro público. En este contexto, organizamos presentaciones musicales en vivo con charlas en el Centro Cultural de España. Por supuesto recordamos a nuestras queridas amigas Mónica Mejía y Paula Álvarez, quienes organizaron, entre otros, los Desayunando con... Fue un honor ser recibida en un ambiente tan cálido. En retrospectiva, pienso que seguramente hablé más de la cuenta. En resumen, al igual que las canciones llamadas de Ida y Vuelta, que definen la música que vino de España durante la colonia, que apropiamos y luego devolvimos enriquecidas por el mutuo sentimiento, así ha sido nuestra relación con el Centro Cultural de España: de puertas abiertas a las ideas, al diálogo, a la difusión cultural y, sobretodo, a la amistad.

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Cantante lírica y empresaria. Es directora ejecutiva de Radio clásica. 1


XX AÑOS

OCTUBRE

Viernes 12 de octubre.

En el Centro Cultural hemos explorado la tecnología desde hace muchos años.

Recuerdo la experiencia de Fundación Clic, Arte y Nuevas Tecnologías, y las cosas fabulosas que comenzaron a pasar a partir del Festival de Arte Digital. De ahí nos quedó un buen amigo y aliado, Germán Hernández, quien dio en algún tiempo algunos talleres sobre TIC. Luego, al poner en marcha La Casa Tomada, también destacó el proyecto Laboratorio: un espacio para modelaje y prototipado que sirvió de punto de partida para la puesta en marcha de hackatones, editatones, cursos y talleres, espacios de mediación y ciudadanía para construir procesos de innovación social. Si bien ahora el Centro Cultural no tiene un espacio medialab liderando estos temas, siempre hemos acompañado a la Sociedad Civil en proyectos que aunen Tecnología y Ciudadanía. Hoy inauguramos un proyecto muy importante con la UNESCO. Se trata de una investigación para la prevención de la violencia juvenil a través de las nuevas tecnologías en el triángulo norte: osea nosotros más Honduras y Guatemala. Uno de los ejercicios de esta investigación es el Hackaton que hoy presentamos. He de confesar mi nula experiencia en esos temas, con suerte puedo con mi celular y revisar internet en mi compu. Ya aprenderé, por eso siempre me asomo a curiosear. Aquí les dejo fotos. Por cierto, Germán escribió unas reflexiones sobre el uso de las tecnologías, pero destacando la importancia de las personas y su sensibilidad durante estos 20 años del CCESV, aquí les dejo su texto.

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CCESV


Por German Hernández 1

Las personas A propósito de los 20 años del Centro Cultural de España en El Salvador.

Al salir de la universidad tenía un propósito muy claro en mi mente más allá del arte y el diseño, que habían sido mi lenguaje desde mi adolescencia, y era el de cambiar el estatus quo de la cultura. En esa búsqueda no era tan difícil encontrar un par de faros de luz en esta penumbrosa realidad de la posguerra. Por suerte, siempre tuve claro que solo no lo podría hacer y que sin las instituciones, tampoco. Este propósito es algo que mantengo vivo, ya que la cultura es la única que preserva todos los aspectos positivos de transformación de las sociedades y si yo buscaba un lugar idóneo para mi labor creativa, tenía que luchar por esto todos los días de mi vida. Esta razón me hizo trabajar (al principio ad honorem) para la Fundación CLIC, Arte y Nuevas Tecnologías (fundada en el 2004 por María Luisa Angulo cuyo propósito era promover y difundir la cultura a través de la tecnología). En CLIC desarrollé mi gusto por el arte digital y el arte contemporáneo, la fotografía y los multimedia. Aprendí a gestionar espacios y organizar eventos de arte y cultura digital y, sin duda alguna, el Centro Cultural de España era un referente de apoyo al arte nacional. Cuando lo conocí (el espacio), había escuchado muchas cosas anteriormente y todo me resultaba fascinante: el Premio de Arte Joven, los conversatorios, las conferencias, los artistas, las obras expuestas, en fin, todo me parecía un oasis para el espíritu. Un oasis para calmar la sed de conocimiento del arte a través de la experiencia de los que “habitaban” el espacio y como imán me sentía atraído a ser parte. Y acá es donde se pone interesante. Sabía que para ser parte me faltaba mucho trayecto, me faltaba conocimiento, me faltaba experiencia, me faltaba ver mucho más. Y es que en el CCESV me sentía con la responsabilidad de aportar, de dar algo al que visitaba ese lugar y que cautivara al igual que yo me sentí cautivado. Partiendo de ese punto el Centro también me ofreció esa oportunidad y me eduqué, compartí y crecí en conocimiento que luego se transformó en proyectos importantes. Recuerdo que en aquel entonces tuve la oportunidad de compartir mi conocimiento con otros artistas y me

he sentido recompensado de haber aportado un poquito a la carrera profesional de todos esos artistas que exhiben a nivel internacional. Creamos la primera serie de talleres llamada Del pincel al pixel, junto a La Fundación CLIC y Susana Reyes. También junto con mi esposa Astrid Fuentes y Sara Barrera creamos Proyecto Antídoto, un programa de arte terapia para recuperación de víctimas de la violencia. En 30 años nadie había hablado de recuperación de víctimas y el CCESV nos apoyó en este esfuerzo para llevar a cabo un taller con mujeres sobrevivientes de la violencia. El Centro fue la institución que tuvo la valentía de apoyarnos, y estoy seguro de que lo seguirá haciendo para el desarrollo y transformación de una cultura fracturada por sus problemas sociales. Comprendí que el Centro es una institución con un referente de calidad pero que nosotros, los aliados, tenemos la responsabilidad sobre el espacio. Lo que se produce, lo que se presenta, no es un accidente, es el fruto de un estudio, de una disciplina y de algo bien justificado. Comprendí en el Centro que lo que hace a las instituciones siempre son y seguirán siendo: Las personas. Gracias a todas las que conforman esa institución.

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Diseñador y fotógrafo. Pionero del videomapping en Centroamérica. 1


XX AÑOS

OCTUBRE

CCESV

Sábado 13 de octubre. Hoy nos fuimos al Centro Histórico, al Teatro Nacional, para disfrutar de Nada que perder, de la compañía Cuarta Pared. Ha sido una obra muy intensa, con una dramaturgia colectiva entre los hermanos Yerai y Quique Bazo y Javier Yague, director de Cuarta Pared. Una obra que nos interpela directamente, con unos actores brillantes que están espléndidos y un texto de los que cada línea es un mazazo a nuestra realidad diaria, que nos hizo reflexionar sobre los límites a los que podemos llegar para cumplir con las expectativas que esta sociedad nos demanda. Un texto que nos pone frente a nosotros mismos, nuestra moral, nuestra ética. Me han quedado dando vueltas en la cabeza muchas cosas, creo que eso es lo que el teatro debe lograr, ya sea a través del drama o de la comedia. Lo importante es que logren removernos el espíritu desde los asientos desde donde vemos acontecer el drama humano. El poder inaugurar este Festival de Teatro Hispano Salvadoreño, otro de los proyectos emblemáticos para nuestros 20 años, con la compañía Cuarta Pared ha sido todo un bombazo. Son una compañía absolutamente necesaria en el panorama teatral español, y con esta obra han conseguido permanecer más de 5 años de gira continua por toda españa, acaparando varios premios nacionales e internacionales. ¡Total que acabamos la noche exultantes! Y fíjense lo que son las cosas: acabamos la función y el brindis de inauguración del festival lo disfrutamos desde la balconada del Teatro Nacional ¡Fue bonito ver las calles del Centro Histórico repletas de gente! Y es que esa noche se celebraba la vigilia por la canonización de monseñor Romero. Claro está que no nos podíamos quedar en el balcón. Del teatro a la calle, porque monseñor Romero es uno de esos personajes que representan la lucha del pueblo salvadoreño por la justicia y la equidad. Y es respetado y querido no solo en El Salvador, también en toda Centroamérica, diríamos que en toda América Latina y más allá. Celebramos su canonización, pero lamentablemente no podemos celebrar el que se haya hecho justicia con su asesinato. Pero vuelvo al teatro. Ha sido una gran noche. Y en realidad, esto del Festival de Teatro Hispano Salvadoreño comenzó ya hace un par de semanas con un homenaje a Sanchís Sinisterra, gran referente del teatro español y sobre todo gran referente como maestro y pedagogo no sólo en España sino también en Centroamérica. Aquí en El Salvador se le recuerda con muchísimo cariño y gran devoción. Así que fue genial comenzar con este homenaje organizado por Jorgelina Cerritos. También para esta ocasión, hemos contado con la presencia y el taller impartido por Quique Bazo. Los hermanos Bazo son unos jóvenes ya considerados grandes de la dramaturgia española. Ellos son artífices del texto de Cuarta Pared con el que inauguramos esta noche el festival. Ellos junto al director y otros miembros de Cuarta Pared. Quique Bazo impartió un ta-

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ller de Escrituras en colectivo. Me gustó mucho ver a jóvenes actores participando para comprender el mecanismo de la dramaturgia. Sé que en la próxima década se viene un florecimiento muy importante en el teatro desde las jóvenes generaciones. Ya verán, se acordarán de que se los dije. Mirando al pasado, desde el Centro Cultural se han apoyado muchos espacios de formación. En este país donde no existen escuelas formales de arte, considero que cada una de estas acciones se convierten en un eslabón de mucha importancia para quienes no podemos salir a formarnos o quienes tienen la inquietud de explorar, escribir, conocer. Más de alguna vez me inscribí en esos talleres, aprendí mucho, no solo porque quiera actuar, sino porque el teatro es capaz de forjarnos el espíritu y convertirnos en agentes de transformación, ya sea como actores o como escritores. Me acuerdo del Festival Centroamericano de Teatro Creatividad Sin Fronteras, que fue lo más importante durante muchos años. El Centro Cultural apoyó durante muchos años este festival con la presencia de compañías españolas. Con cuánta facilidad me despisto. Es que ha sido una semana intensa, y hoy una noche intensa. Y con el festival no hemos terminado: se viene un mes muy cargado de teatro. Las próximas semanas podremos disfrutar de otras dos obras de teatro. Siempre la premisa es que son textos de dramaturgia española. Podremos ver una obra de Teatro Moby DIck: A tragos lentos, y una obra de Proyecto Teatral Punto Cero: El vacío. ¡Los esperamos en el Teatro Nacional para disfrutar todos del teatro hispanosalvadoreño!


Por Santiago Nogales 1

¡Veinte años! Ha pasado tanto tiempo… Eso de que veinte años no son nada... ¡Tango mentiroso! Pues, lo primero, felicidades. ¡Qué suerte tenemos! ¿Se imaginan si el CCESV no hubiese estado con nosotros? Tendríamos un páramo… un desierto… un horror. Para Moby Dick Teatro el apoyo, el incondicional aliento, proporcionado por el Centro Cultural de España en El Salvador ha sido un permanente y enriquecedor estímulo. Juntos hemos producido teatro y aunque parezca mentira lo hemos hecho pagando ensayos, dignificando nuestra profesión. En nombre de todos los actores, actrices, y de todas la personas que han participado en cualquiera de nuestros espectáculos, ¡Muchas gracias! O como dice Rosendo I el Grande de Carabanchel ¡Agradecido! Gracias Juan, gracias Fernando, gracias Eloísa, gracias Mónica… Antonio, Rosita, Rina, Mario y todas las que hacen posible esta hermosa historia. Con ustedes, gracias a ustedes, hemos navegado, como teatreros y como personas, por el proceloso piélago de la cultura nacional e internacional. Mareamos intentando arribar al atolón paradisíaco que alguien bautizó como Ley Nacional de la Cultura. Lástima que el piloto no nos llevase a buen puerto… ni con remolcador. Largamos todo el trapo para recalar en la bahía de la mejora del perfil profesional de gestores culturales, hemos hecho navegación fluvial remontando el Lempa y el Acelhuate para llevar Arte Escuela a cantones, predios y potreros de allá donde hiciese falta… en fin, una singladura maravillosa.

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XX AÑOS

OCTUBRE

No puedo dejar de lado mi condición de salvañol, esa nacionalidad que, por terca insistencia, me han concedido en el consulado de la Isla de la Pólvora Negra. Para otorgártela te hacen un electroalmagrama y, únicamente si estás latinoaméricaherido, te la proporcionan. Me enorgullece, de manera especial, mejor dicho me conmueve, que mi país de origen se involucre de manera activa en la promoción de la cultura en tierras latinoamericanas, y, en concreto, en El Salvador, en mi El Salvador. El CCESV es una ínsula del territorio de La Mancha. De ese maravilloso territorio que, con proverbial maestría, bautizó el gran Fuentes. Ese espacio al que se llega cruzando el puente, que no mirando la fosa, el barranco, del Atlántico. Eso es lo que yo siento en “el Centro”. Me siento parte del país más grande del mundo, de una lengua y un imaginario común. Me gusta respirar el aire limpio de La Mancha manchada de mi familia mestiza. Lo siento si alguien no lo siente así. Lo siento. O lo dejo de pie. ¡Qué gustazo! Dramaturgo, actor y director de teatro. Es director de la compañía Moby Dick. 1

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Lunes 22 de octubre. Pues en octubre estamos que no paramos, si con los Conciertos de la Hispanidad y el Festival de Teatro no teníamos bastante.

Pues en octubre estamos que no paramos, si con los Conciertos de la Hispanidad y el Festival de Teatro no teníamos bastante, para cerrar el mes tenemos un seminario de esos que nos hacen pensar y dar vueltas sobre qué es la Cultura y qué relaciones tiene o debe tener o podría tener con el desarrollo. Siempre entendiendo desarrollo como algo global, no necesariamente ligado a desarrollo económico. Hoy inauguramos este seminario que hemos llamado Intersecciones. Precisamente porque además de repensar las relaciones entre cultura y desarrollo en El Salvador, queremos también analizar las intersecciones que se generan entre cultura y tantos otros ámbitos aledaños como son el arte, la educación y la comunicación. El patrimonio, la identidad y la memoria. La cultura de paz y la juventud. Hoy inauguramos este seminario también como espacio necesario de reflexión, y yo pienso perderme ni una sola sesión. Además de nuestra directora y nuestro embajador, también están con nosotros el coordinador residente para el Programa de Naciones Unidas, y un representante del Ministerio de Cultura. Paula ÁLvarez, una de nuestras exbecarias que se ha quedado a vivir en El Salvador, está coordinando el seminario que ha tenido una fantástica acogida con más de 80 inscripciones.

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Martes 06 de noviembre. Este mes se viene muy cargado de cine. Hoy hemos inaugurado el Festival de Cine Ambiental junto a FIAES.

Y a lo largo del mes nos sentaremos a ver, conocer y reflexionar acerca de nuestra relación con el planeta, a través de los ojos del cine. Veremos seis documentales que nos llevarán por temas vitales como el reciclaje, la destrucción de ecosistemas, modelos de vida sostenibles con el entorno, la mercantilización de los recursos naturales… La inauguración ha sido en un cine comercial, con alfombra roja y palomitas, y con un peliculón llamado Grain, del director turco Semih Kaplanoğlu. La verdad es que es bien chivo eso de sentarse en un cine y ver una película en la gran pantalla, y de eso tendremos mucho este mes. También tendremos mucho debate acompañando las películas, porque de eso se trata también, de pararnos a reflexionar qué estamos haciendo con nuestra tierra. Uno se pone a pensar que no sabemos qué vamos a dejarles a nuestros hijos…

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sábado 10 de noviembre. Nos vamos a la Residencia Proyecto Laberinto, en el lago de Coatepeque, allí inauguramos hoy la Residencia Generos.as Rapaces.

Un espacio donde 14 artistas centroamericanos conviven bajo la dirección artística de Patricia Belli y el asesoramiento de Mariana Moisa sobre los abordajes del Feminismo desde el Arte, pero la idea es ir más allá. Cuestionar el patriarcado vigente y ofrecer una mirada retadora desde el arte. Me ha encantado escuchar las presentaciones de todos los artistas. ¡Qué bien que me ha tocado acompañar a la dire a esta inauguración!, y menuda suerte las artistas seleccionadas... La casa para la residencia es un lujazo, y es maravilloso el sitio y la vista al lago. Un verdadero lujo poder disfrutar de ese espacio cada día. Y si encima lo hacemos acompañado de artistas y de intelectuales que piensan y discuten sobre tu obra y te ayudan a conceptualizarla mejor y a darle más contenido y profundidad... ¡pues eso, que yo hubiera querido estar no solo para la inauguración del curso, sino para quedarme allí toda la semana! Por cierto: este curso se hace en el marco del Programa ACERCA del que ya he hablado un montón de veces, y también en el marco del Programa de Residencias de Centroamérica y del Caribe para fomentar entre los centros culturales de la región un mayor intercambio de artistas y creadores.

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Martes 13 de Noviembre.

Pues hoy presentamos el segundo número de IMPÚDICA.

Como ya les he hablado de la revista, pues no me quiero extender, pero es que este número está dedicado a los géneros y la presentación ha sido genial. Mucha gente expectante por ver la actuación de Nadia en formato Claudia Lars, y luego verla en conversación con Morena Herrera, moderadas ambas y sus conversaciones por Malu Nóchez, coordinadora de la revista por parte de El Faro. Ha estado genial el formato, y luego, claro, hemos brindado con sangría y bailado al ritmo de la DJ Natty Varela. Ya que hemos mencionado a Malu, pues por parte del Centro Cultural es mi compañero Edu quien coordina la revista y tenemos a Susana Reyes, que los marea a los dos para hacer una coordinación general. Es que nos encanta el proyecto de IMPÚDICA, pero ni nos imaginábamos la de trabajo que es poner una revista en marcha. ¡Una barbaridad de horas que hemos echado entre todos!

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XX AÑOS

NOVIEMBRE

sábado 10 de noviembre.

Nuevamente nos sumamos al Festival Internacional de Cine de San Salvador (FICSS) Con dos talleres de cine y dos películas (una paraguaya y otra española), en esta cita anual con lo mejor del cine iberoamericano. Esta actividad está organizada por la alcaldía de San Salvador y se realiza por tercer año consecutivo. El cine es uno de mis momentos favoritos, y más cuando son producciones que se salen de los huacales tradicionales y me permiten conocer otras realidades, reflexionar sobre ellas. No hay mejor recurso que el audiovisual para envolvernos en realidades que a veces no alcanzamos a comprender en el día a día. Hoy hemos proyectado en el Marte la película española Verano 1993, además contando con la presencia de la editora/montadora de la peli: Ana Pfaff, que a su vez está impartiendo un taller de montaje. La peli es genial. Yo ya la había visto, pero claro en pantalla pequeña, que como decíamos antes no es lo mismo. Hoy verla en pantalla grande, en el MARTE, al aire libre, en plan cine de verano, y además en su versión original en catalán... Una delicia. Una película valiente, que enfrenta a la directora Carla Simón con su pasado, con un pasado en el que la muerte y la ausencia marcan tu infancia. Una película tierna y dura al mismo tiempo, que nos hace reflexionar sobre nuestros propios miedos. Y más cine. Mañana seguimos también en el MARTE con una película paraguaya: Las herederas, dirigida por Marcelo Martinessi y contaremos con la presencia de su productor Sebastián Peña y de una de sus actrices, Ana Ivanova. Ambos están también impartiendo sendos talleres de producción y actuación ante cámara. Pues eso que genial. Seguimos pudiendo ofrecer y disfrutar de gran cine, premiado en festivales internacionales y con la oportunidad de contar con la presencia de algunos protagonistas, lo que nos permite seguir tejiendo redes. Pero en materia cinematográfica no solo nos hemos dedicado a pasar películas y ofrecer talleres técnicos, en estos 20 años hemos hecho diferentes aportes para fortalecer las capacidades para producir cine, y no solo técnicamente, sino también institucionalmente. Hemos hecho colaborado en el desarrollo de propuestas para legislación especial, para políticas públicas sobre cine y cultura en general. Con el gremio de cineastas hemos entablado relaciones estratégicas y de mutua colaboración. La Asociación Salvadoreña de Cine (ASCINE) ha sido uno de los habitantes de La Casa Tomada. También, como mencionaba Fernando Fajardo en su texto, hemos dado apoyo para que se consolidarán los talleres de que imparte la Escuela Mónica Herrera. Le pedimos a periodista y cineasta Rurth Grégori que nos contara desde su éxperiencia y su perspectiva crítica sobre estos procesos.

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Por Ruth Grégori 1

Memoria cartográfica: bitácora de mi trayecto entre los espacios del CCESV Es curioso cómo funciona la memoria. Lo que elige recordar, lo que elige olvidar, de qué manera y por qué se fija un recuerdo, y no otro. Sobre todo porque a lo largo de una vida se acumulan muchos recuerdos, pero son solo unos pocos los que quedan grabados –como fuego– a largo plazo. Tienen que ver con lugares, personas y momentos que de una u otra forma determinan –para bien o para mal– algo significativo en la propia vida, o bien, en la de la comunidad a la que uno pertenece. Algunos de los recuerdos que se han quedado en mi memoria se extienden por espacios que gradualmente irían confirmando un pequeño circuito cultural que la cooperación española generó en los alrededores de su embajada en El Salvador: El Centro Cultural de España (CCESV), La Casa Tomada (LCT) y La Residencia Al Lado. De entre los recuerdos vitalmente significativos anclados a esa pequeña red de territorio, el más “antiguo” se remonta a una mañana de febrero de 2011. En el salón multiusos del CCESV, autoridades de dicho centro, de la Escuela Mónica Herrera y del II Taller Profesional de Cine y Televisión (TPCTV) anunciaron en conferencia de prensa la selección de proyectos admitidos al II Taller de Proyectos de Producción (TPP). Mi proyecto había sido uno de los seleccionados. Contaría con equipo, fondos y asesoría para producirlo. Tres años antes, durante el primer rodaje en el que participé en mi vida siendo estudiante del segundo diplomado regular del TCTV, me había enamorado del proceso de creación cinematográfica. Dirigir mi propio proyecto fue el inicio de un “amor” más serio, pero también de un accidentado periplo por las escabrosas aguas de la lucha de intereses al interior del incipiente gremio audiovisual salvadoreño. Una serie de recuerdos de esa siguiente etapa convergen en el interior de La Casa Tomada (LCT), uno de los proyectos emblemáticos del CCESV cuyo modelo de gestión cultural colectiva dio acogida a la Asociación de Cine y Televisión de El Salvador (ASCINE). Ese periodo emerge como un proceso enmarcado entre dos hitos temporales:

dos asambleas generales que marcarían “un antes y un después” pero también una “involución”. El 13 de mayo de 2012, en la que sería luego la Gran Sala de Artes Escénicas de LCT, una treintena de nuevos asambleístas decidimos “tomarnos” ASCINE y nombrar una nueva Junta Directiva. Aquel movimiento “renovador” obedecía al impulso de un núcleo de personas que buscábamos poner fin a una serie de prácticas de concentración de poder que iban en detrimento del gremio (cuatro de los directivos de la asociación eran docentes del TPCTV; el presidente de ASCINE, además de docente del TPCTV, era el propietario de la productora asociada al taller; la Junta Directiva destinaba honorarios por labores de investigación y contabilidad a miembros de la misma; el proyecto de una docente del TPCTV y exdirectiva de ASCINE había sido incluido dentro de los cortometrajes cuya producción subvencionó el II TPP, entre otros). Se apuntaba a “poner orden” en la casa y a desarrollar un plan de trabajo para beneficio común del gremio. Aquella mañana, una abrumadora mayoría de manos alzadas renovó a cuatro de los cinco directivos. Dos años y dos meses más tarde, el 7 de julio de 2014, en la misma sala de LCT, otra abrumadora votación mayoritaria avaló relegir al segundo presidente de ASCINE para un periodo más. Incluso los miembros de la cuestionada primera Junta Directiva lo respaldaron. No parecía importar que solo tres de los cinco directivos electos en 2012 hubiesen concluido su periodo, ni que el proceso del anteproyecto de ley de cine se hubiese estancado, ni que se hubiera omitido convocar la asamblea ordinaria del año anterior, ni que hubiese sido necesario presionar para que convocaran la asamblea para la nueva elección de autoridades,

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Ensayista. Es graduada en Psicología y egresada de la Maestría en Estudios de Cultura Centroamericana opción Literatura de la Universidad de El Salvador. Fue periodista en la sección cultural “El Ágora” del periódico virtual El Faro. 1


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ni que se informara con retraso y de manera insuficiente sobre los resultados de una auditoría a la gestión de la primera Junta Directiva –la cual arrojó resultados contrarios a la ética que habrían ameritado al menos sanciones de acuerdo a lo establecido por los estatutos de la asociación-. El conflictivo arranque de dos años atrás contrastaba con aquel aparente ánimo de “concordia”, frente al cual apenas dos personas elevamos críticas que no fueron oídas. A la fecha en que se escribe este texto, continuaban en sus cargos las mismas autoridades electas en 2014 y ASCINE había desocupado el espacio que el CCESV le había cedido dentro de La Casa Tomada para que funcionara su sede debido a que “no hacían un uso periódico del espacio”. Posteriormente volví por aquel territorio principalmente convocada por actividades vinculadas a otros campos. Así fue que en el último quinquenio, yendo y viniendo entre la sala multiusos del CCESV y los distintos espacios dentro de LCT, no solo expandí mi rango de intereses y experiencias sino que comencé a acumular recuerdos que terminarían por volverse los más significativos. Tres de ellos tienen que ver con españoles que impartieron talleres que recibí. En febrero de 2013, Alberto Núñez, quien a su trayectoria teatral sumaba su experiencia como director del Festival Escena Contemporánea de Madrid, impartió un taller de dirección e interpretación de actores en la escena contemporánea. Entre ejercicios corporales y de enfoque mental, nos habló de que estar en escena, como en cualquier otro sitio, debía ser un “estar –de verdad- en” ese espacio, con todos nuestros sentidos. Nos hizo memorizar y decir un texto de una forma que al principio sentí más bien “mecánica” y que acabé por entender casi como el recitar de una plegaria. En diciembre de 2017, Fernan-

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do Neira, un espíritu creativo que ejerce el periodismo y la crítica de música en El País de España, facilitó un taller de periodismo y bandas musicales. Gracias a que puso en el menú la música de Vetusta Morla descubrí lo que me pareció el sonido que caracteriza la posmodernidad a inicios del siglo XXI: el sonido del “desmoronamiento global”, en idioma español. También nos facilitó la oportunidad de conversar, mediante una videoconferencia, con uno de sus integrantes sobre su último disco, que a una semana de su lanzamiento se había convertido en el más escuchado y el más vendido de España. En abril de 2018, Oliver Laxe impartió un taller de cine. Con gran humildad desvió del foco de atención su trayectoria de premios obtenidos por sus dos primeros largometrajes en festivales del más alto prestigio internacional para compartir su experiencia, sus referentes, su perspectiva de mundo y para hablarnos de buscar maestros, no de cine, sino de la vida… No lo había previsto pero el tiempo aún me tenía reservados algunos otros recuerdos vitalmente significativos relacionados con el cine salvadoreño. El que más atesoro es el de haber podido conocer al cineasta Guillermo Escalón. Radicado actualmente en Guatemala, y habiendo desarrollado su trayectoria cinematográfica en distintos países del mundo, en relación a El Salvador Escalón constituye una especie de “bisagra” entre los cineastas pioneros, el cine de guerra y la nueva generación de cineastas salvadoreños. Su visita a propósito del I Festival Internacional de Cine de San Salvador –FICSS– en 2016 propició la ocasión para llevar a cabo una extensa entrevista que dio origen a una publicación especial sobre su trayectoria en la revista cultural La Zebra. Y fue sobre Cárcel de árboles (2016), película codirigida por Escalón y el escritor guate-

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Inmediaciones del CCE - 15 de abril de 2018 Revisión de imágenes grabadas durante el rodaje de un cortometraje al final del taller ACERCA de cine con Oliver Laxe.

malteco Rodrigo Rey Rosa exhibida durante dicho festival en LCT, que escribí mi primera crítica de cine, también publicada en La Zebra. Apenas unos días antes de concluir la escritura de este texto tuve la experiencia memorable más reciente: el taller de videoperformance que impartió el mexicano Pancho López en la Residencia “Al lado” a mediados de diciembre de 2018. En tan solo dos días, contemplé con asombro cómo algunas de las complejidades del misterio del arte quedaban expuestas a un nivel de síntesis esencial del que solo es capaz alguien cuyo nivel de conocimiento engloba tanto la reflexión e investigación de años como su aplicación a la práctica artística. Una de esas experiencias que le retuercen a uno el cerebro hasta que sale una pepita. Nada de esto quedaría en mis recuerdos de no ser porque dichos momentos cobraron vida dentro de los diversos espacios de ese territorio desde donde la cultura y la cooperación española tendieron un puente para conectar a El Salvador con otros mundos posibles. Esta bitácora, anclada al mapa de recuerdos personales acumulados durante mis experiencias con el trabajo del CCESV en los últimos

CCE - 7 de febrero de 2011 Conferencia de prensa anuncio proyectos seleccionados para el II Taller de Proyectos de Producción (TPCTV) de la Escuela Mónica Herrera, apoyado por el CCE. Recuperado el 22 de octubre de 2018 de: http://monicaherrera.edu.sv/ seis-nuevas-peliculas-se-realizaran-a-traves-del-taller-de-proyectos-de-produccion/

20 años, recorre una diversidad de actividades y procesos que tuvieron lugar en el interior de ese circuito cultural privilegiado cuya intensa actividad en ocasiones cobró factura a la calidad y sostenibilidad de resultados en el largo plazo. Sin embargo, para quienes gravitamos alrededor del arte y la cultura como eje central de vida, el CCESV constituye un núcleo vital dentro de la reducida constelación de fuentes que nos nutren. Sus avances, tropiezos y derivas también son nuestros. Y lo que queda de ellos en nuestra memoria, deviene parte irrenunciable de nuestra vida.

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Jueves 29 de noviembre.

¡Pues hoy llegamos a otra de las grandes citas de nuestro cumpleaños!

Inauguramos de nuestra expo de 20 años, se llamó Equis Equis y fue muy cálido ver parte de lo que somos ahí colgado. Hubo un homenaje muy merecido a don Mario y a doña Rosita, quienes son los que han estado viendo pasar el tiempo y el arte los 20 años enteritos. Bueno, también es el caso de Mónica, ellos tres son memoria viva de este espacio, y ellos tres pueden contar tantas cosas sobre el Centro Cultural y sobre tantas personas que han pasado por aquí.

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Las caras que forman la institución

Cultura comunitaria para el desarrollo

Texto pintado en el CCESV

Texto pintado en La Casa Tomada

La equis marca un punto donde se ubica un lugar en un mapa, marca un sitio; podría ser desde donde se parte o hacia donde llegar, podría ser el centro de algo. El territorio de El Salvador está lleno de esos puntos que marcan lugares importantes (oficiales y no): cruces en la carretera que recuerdan a un familiar muerto, monumentos hacia abstracciones como la reconciliación o la transparencia, pines en Google Maps donde está el cajero automático más cercano, etcétera. Virtualmente, podríamos trazar líneas de conexiones entre esos puntos y, como resultado, visualizaríamos una imagen dinámica de la cultura viva del país; veríamos, también, cómo uno de esos puntos resalta entre todos por una peculiar convergencia de trazos. En la mancha urbana de San Salvador, el Centro Cultural de España (CCESV) sirve como punto de reunión e impulso de diferentes iniciativas dentro del extenso ámbito de la cultura. Desde junio de 1998, ha pasado por diferentes etapas, mutando según el contexto político de la época, la situación económica global, las diferentes visiones de los directores que han trabajado en él, las modas, etcétera: siempre respondiendo a la coyuntura del momento. Al enfocar bien la mirada, detrás del logo del CCESV se ve un retrato de grupo con caras de diferentes procedencias. La historia de la institución es, también, la del equipo de trabajo quienes, desde su área y a través del tiempo, han ido creando la obra compleja y colaborativa que representa una institución cultural. Los logros y los aportes a la sociedad desde el CCESV reflejan la calidad humana de todo su personal, son sus ideas y acciones las que vuelven tangibles los proyectos, los que traducen los planes escritos y las directrices a hechos concretos que transforman la realidad.

La equis está conformada por dos trazos unidos por el centro. De la simple unión de estas líneas es que obtenemos la letra y los beneficios de su uso. Si uno de los elementos faltara, sería otra cosa, no equis. Dos pequeños trazos, dos recorridos minúsculos que se encuentran en un punto compartido. Si los mapas indicaran las rutas que caminamos a diario, encontraríamos otras líneas dibujadas por personas con las que nos cruzamos en nuestras rutinas. De estas intersecciones podríamos observar los efectos diversos que los encuentros generan. Precisamente, el trabajo en cultura está basado en ese tipo de interacciones humanas: cuando los caminos de dos o más personas (dos o más comunidades) se cruzan es que las condiciones se prestan para generar o aportar a la gran creación humana llamada cultura. Con los nuevos espacios que La Casa Tomada ha abierto, el Centro Cultural de España cuenta ahora con una estructura más plural que le permite seguir apoyando iniciativas sobre derechos humanos, igualdad de género, diversidad cultural, pueblos indígenas y afrodescendientes, sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático, entre muchos otros. Desde la creación artística como estrategia para fomentar maneras diferentes de pensar las problemáticas sociales, hasta la utilización de tecnologías de código abierto; incluso, en las interacciones que se dan en el café de La Casa Tomada observamos diariamente los cientos de caminos personales que se cruzan en este espacio con la finalidad de aportar positivamente a la sociedad, de crear culturas diversas desde las singularidades de cada miembro de la comunidad.

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XX AÑOS

NOVIEMBRE

CCESV

Expresiones e intercambios artísticos Texto pintado en MARTE

La grafía de la equis constituye una obra de arte en sí misma, adoptada y transformada por los usos de diversas culturas durante milenios. El simple gesto de dibujar dos líneas inclinadas y unidas por el centro nos permite representar ideas y conceptos tan complejos como la incógnita a encontrar en una ecuación, un besito en un mensaje de texto de celular, lo cromosómicamente femenino (XX), entre otros. En El Salvador, en la búsqueda de crear imágenes así de eficaces, los artistas han generado un cambio acelerado en las maneras de producción en los últimos 20 años. La historia reciente del arte salvadoreño tiene muchas notas al pie de página que mencionan el Centro Cultural de España (CCESV) como una de las principales instituciones dedicadas a exponenciar las inquietudes de creadores que se enfrentaban a un nuevo siglo, donde las fronteras y las distancias disminuían gracias a las nuevas tecnologías, permitiendo colaboraciones más fluidas entre diferentes disciplinas y latitudes. En las ramas de la danza y el arte contemporáneos es más tangible el impacto del trabajo cooperativo del CCESV. El programa de exhibiciones mensuales y el premio Arte Joven marcaron nuevas pautas de formas de expresión más apegadas al presente siempre cambiante, generando una serie de obras que ahora son exhibidas en la muestra permanente de este museo. Con el apoyo a la Escuela Nacional de

Danza “Morena Celarié” y el acompañamiento en la creación de la Compañía Nacional de Danza de El Salvador, se generó un enriquecedor intercambio entre profesionales de la danza de la región y de España que generaron una proyección a nivel internacional nunca antes vista. Dentro de la maraña confusa de la realidad, los artistas trabajan por explicar el ruido, tratan de comprender el movimiento; describen lo que ven los ojos, lo que se oye; explican las maneras de sentir desde la experiencia humana. En esa misma maraña, la institución cultural se vuelve un apoyo -si no esencial- muy valioso para que nos sigamos conociendo como personas, como creadores. -

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XX AÑOS

NOVIEMBRE

Una expo en tres espacios. La expo la comisarió Javier Ramírez y nos hizo habitar tres espacios, el Museo de Arte, La Casa Tomada y la sala de exposiciones del Centro Cultural. Me gustó mucho ver hacia atrás en el tiempo, recordar momentos, ver documentos históricos que no siempre tenemos en mente cuando pensamos en un espacio (por ejemplo al acta de otorgamiento del comodato de esta casa que habitamos), recolectar anécdotas. Recuerdo cuando en una reunión con Javier, niña Rosita sacó la primera invitación de una expo del Centro Cultural. La guardaba como si fuera un tesoro… Vaya vaya, qué momentazos… Y claro, era la inauguración de una expo, pero también una fiesta para bailar. Y bailando nos fuimos del Centro Cultural a La Casa Tomada. Entre amigos y disfrutando, ¡porque tenemos que exprimir al máximo nuestro cumpleaños! Ahora es buen momento de cederle la palabra a Nadie, o sea, Javier Ramírez, el curador/comisario, de Equis Equis, pero ahora para que nos hable de manera más íntima y personal de lo que para él han significado 20 años de existencia del CCESV.

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Por Nadie 1

Testimonio de liberación (y sanidad) en mi persona Me cuesta verme. Desde el presente, no me entiendo; me cuesta creerme yo. Desde el pasado, menos: el niño que fui no puede entender al adulto que creo ser. Entre niño y adulto ¿qué pasó? La suma del tiempo me ha traído hasta aquí, tan lejos, caminando eternamente dentro de los setenta y dos kilómetros cuadrados de San Salvador. Creciendo en Soyapango, la vida transcurrió entre cuadrículas diseñadas quién sabe para qué proyecto habitacional de los años setenta u ochenta. Del papel, los planos arquitectónicos se tradujeron en cubículos de concreto hechos con moldes gigantes, donde familias enteras imaginaron mejores vidas. Esos cubículos (anunciados en los periódicos como “casas”) se transformaron en tiendas, pupuserías, colegios, iglesias, la casa de la amante y los hijos procreados o La Nevería. Familias de todas partes (de Chalatenango, de San Miguel, de Sonsonate) vinieron a parar a estas colonias donde, entre el cemento, aún mantenían las costumbres del campo. Se escuchaban los pregones propios de cada hora (pan francés de la mañana, tortillas del medio día, atol de la tarde), se tiraba la basura en el suelo (como si el plástico fuera orgánico y el cemento, tierra), los acentos de todas esas regiones migrados aquí adoptaron la jerga unificadora de los jóvenes de los noventa (oríyinal, exágera, puyazón). En ese panorama, me di cuenta de que, de las opciones que tenía para dedicar mi vida, las que resaltaban eran tres: Uno - Servicio: San Salvador —vecino— necesita fuerza de trabajo y servicio que viva cerca (pero no tanto) para atender cafés, para asistir en trámites, para arreglar cosas, para cocinar, limpiar casas, atender call centers. En esta opción tenía que poner mi cuerpo y mi intelecto al servicio de personas con más dinero que yo. Si me esforzaba, podría llegar a ser manager. Dos - Iglesia: Podría posicionarme en mi comunidad como un hombre religioso, entregar mi vida a Dios y, así, mantenerme lejos de la violencia y, estratégicamente, proteger mi

cuerpo. Ganaría un estatus aceptable entre los vecinos y podría dirigir un ministerio o, si la ambición y el carisma me lo permitían, podría llegar a ser pastor y cobrar diezmos. Tres - Pandilla: Pude haberme acercado más a los amigos que sí estaban relacionados con pandillas, pude haberlos ayudado a esconder cosas. La autoridad ganada por medio de una reputación severa podría sonar atractiva. Tener el respeto y temor de una sociedad que normalmente me ve de menos, pudo ser una opción. Hubiera tenido que exponer mi cuerpo al ritual violento de la iniciación. Ninguna me parecía mejor que la otra, las tres eran deprimentes: lo son. Adolescente, hace veinte años, estaba trabado entre ser niño y comenzar la adultez. Entre la cuadrícula de cemento de Soyapango, tenía trazadas en la mente las rutas alternativas que me alejaban (no siempre con éxito) de ladrones en las esquinas, de perros bravos, de la burla de los compañeros del colegio. En la cuadrícula de mi cuaderno, tenía trazados con lapicero los dibujos que a veces eran humanoides, que a veces eran letras. Ante los demás, incluso ante las personas más cercanas, guardaba el secreto de lo que escribía, de quién era yo realmente. A los dieciocho años, mi papá no me preguntó qué carrera quería estudiar ni dónde. Me informó la decisión que él había tomado para mi vida y me instruyó en seguir los trámites correspondientes. Su plan era que yo estudiara Economía en la Universidad de El Salvador, que pudiera trabajar en la institución bancaria donde él trabaja desde antes de que yo naciera, que le diera nietos, disponer de mi cuerpo y mi vida para las fantasías y consuelos tristes de él. Ya en la universidad, me contagié de la determinación de mis nuevos amigos, me fui de la casa paterna a vivir con mi

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Artista visual. Organizador de F.E.A junto a Elena Salamanca y de ADAPTE junto a Ronald Morán. 1


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novio de esa época. Los dos trabajábamos en un call center (opción uno: servicio). Yo me cambié a estudiar Letras. Cometí todos los errores de tener veinte años y, sin saberlo, comencé la etapa de la educación más valiosa que he tenido: abandoné la universidad, visitaba bares, encontraba oportunidades para ponerme a leer mis textos en público, conocí a otros escritores que entendían mis intenciones, otros que no; comencé a ir a espectáculos de teatro, de danza, a exhibiciones de arte. Me volví adicto a la sensación de encontrar catarsis y conexión con otras personas que tratan de expresar cómo se ve la vida desde ellos, cómo se oye el mundo desde ellos, cómo se siente estar vivo desde ellos. En los afiches y programas de mano de la mayoría de eventos a los que iba, veía repetido demasiadas veces el logo del Centro Cultural de España. Algo había en la programación del centro que me atraía más que otras, desde el tipo de expresiones artísticas más arriesgadas y experimentales que presentaba, hasta el diseño gráfico que acompañaba todas sus actividades como la cara atractiva de una institución que ponía pensamiento en los detalles más nimios. De la experiencia de vivir esos años como público observador del centro, recibí una educación informal que he tratado de complementar por mi cuenta. Como espectador, dialogando constantemente con la institución, varias veces me sentía humilde y agradecido ante la vulnerabilidad y transparencia de los artistas expuestos en escena. Otras veces, arrogante, creía que yo podría aportar mejores ideas que las de los que se atrevían a poner ante un público sus intimidades, sus secretos. Por eso me decidí a aplicar al certamen literario Gallo Tapado, en dos mil nueve, donde se publicó Aun los espacios vacíos tienen aire (mi único libro hasta la fecha), y, en dos mil diez, apliqué, junto con Efraín Caravantes, al décimo primer y último Premio Arte Joven, en el que obtuvimos un tercer lugar y dinero, también un trofeo, pero, sobre todo, la ex-

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periencia de un proceso de crítica colectiva con los demás artistas y el equipo curatorial. Hace diez años, llegó el momento donde ya no podía estar nada más opinando o criticando desde la orilla, sentí que había encontrado un espacio y una comunidad donde poder decir quién soy realmente y cómo veo el mundo. En dos mil doce, frustrado y hablando por Skype con mi amiga Elena Salamanca, decidimos iniciar un festival que, sobre todo, era la necedad de crear un espacio intangible donde los artistas que admiramos pudieran presentar sus trabajos con toda la libertad que un presupuesto casi inexistente permitiera. Presentamos el proyecto de F.E.A. (acróstico de Festival o Fiesta Ecléctica de las Artes) en el centro y recibimos el apoyo, entre tantos otros apoyos de diferentes personas, que el presupuesto de aquella época alcanzaba. Así, junto con Elena, tratamos de reunir distintas generaciones de artistas, de distintas disciplinas, en exhibiciones, intervenciones en la calle o en conversatorios, con el fin de acercar a los artistas más jóvenes a la historia del arte reciente y exponer a los artistas de más larga carrera a las ideas nuevas de los que estaban empezando. Como artista, encontré en las paredes del centro, La Casa Tomada y la residencia del Al Lado el soporte donde probar mis inquietudes. Viví una semana (durmiendo, comiendo, bañándome) en el centro como parte de una acción que consistía en crear in situ la exhibición Lorem ipsum, en colaboración con Eduardo Chang. Expuse en La Casa Tomada, un espacio destinado a la colaboración y el trabajo comunitario, mi exhibición individual titulada individualista, en la que exhibí piezas robadas de otros artistas (robadas a mí por ellos) y varias piezas que terminaron en la basura al finalizar la muestra. En Al Lado, tuve la muestra titulada Droga, en la que hablaba de la relación con mi papá, con todos mis exnovios y las drogas recreativas que he probado. Sí, en resumen, la historia que cuento aquí se ve

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patética desde varias partes: pobre niño raro encuentra libertad de expresión en las artes. Pero, a esta altura en mi vida, me vale verga. Aunque me cuesta admitirlo, creo que soy uno de los niños de los que hablan los PDF de lineamientos y directrices de organismos internacionales cuyo trabajo es facilitarle a esos niños más opciones para su desarrollo personal. Aun me es difícil precisar una conexión entre mis necesidades personales y esos PDF institucionales, pero creo que la hay. La imagen más cercana y aún borrosa es la de un encuentro donde mis intenciones me impulsan hacia una ruta en común con las personas detrás de la redacción institucional. Desde el presente, hago un esfuerzo por verme y enfocarme mejor. Estos días me ocupa la responsabilidad de curar la exhibición Equis, equis sobre los veinte años del Centro Cultural de España en El Salvador. En este proceso, he tenido que recordar las experiencias que me impactaron más profundamente en todos estos años, he tenido que compartir con otras experiencias de perspectivas más inmediatas al funcionamiento interno de la institución. Entre la cuadrícula de cemento de San Salvador, me toca revisar la

historia de este centro y de las personas que lo conforman, exhibirla en paredes y contarla al público: demostrarla. Revisando cajas de fotos y documentos, siento que esta historia me incluye; que el archivo institucional es, también, un álbum fotográfico familiar que me remonta al pasado, a recuerdos donde aparecen caras conocidas pero más jóvenes, caras que ya no están, el mismo espacio remodelado tantas veces, la moda cambiante del público: índices de la transformación de la cultura. Sin encontrar una manera adecuada de cerrar este texto, veo hacia el futuro y me falta mucho (espero) en mi proceso personal de contar cómo veo el mundo y cómo se siente desde mí. Todo es incierto, pero donde esté, haciendo lo que haga, habrá una parte del legado (entre muchos otros, insisto) del Centro Cultural de España: de quienes colectivamente lo volvieron el referente cultural que es en El Salvador. Pienso en la institución, veo el logo en mi mente y agradezco esta larga conversación de años en la que hay espacio para trabajar juntos y para no estar de acuerdo también. Las cosas que me quedan por decir no caben (como siempre), así que sólo me resta decir: Amén.

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CCESV

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Lunes 3 de diciembre.

Pues llega diciembre y ya huele a Navidad.

Pero más que a pavo, nos huele a tener que sentarnos y dejar programadas y planificadas muchas cosas para el otro año. Creo que en la próxima reunión hablaremos del cierre del año y ver qué cosas se nos quedaron por ahí volando y no podemos no cumplir. También llegamos muy cansados. Ha sido un año genial, me ha encantado nuestra programación, yo mido eso cuando tengo las ganas de estar en todo y no me quiero perder ni una presentación, ni una peli, ni un concierto... Nos sentimos muy contentos de haber parido un proyecto como Impúdica, todo fue una aventura muy bonita y provechosa. Creo que voy a poner en la cartita al Niño Dios que nos dé ánimo, presupuesto y mucha creatividad para sostenerla. Ha sido uno de los proyecto más animosos que hemos remontado este año. También queremos seguir con todos los proyectos que iniciamos, y pues le vamos a dar forma a tanta propuesta que hemos recibido, ideado e imaginado. Se viene un gran trabajo para fin de año, y ya pronto me busco otra agenda para seguir escribiendo para que de acá a los 25 años tenga un bonito álbum de actividades y encuentros propiciados por este espacio vital que nos abraza.

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XX AÑOS

DICIEMBRE

Lunes 10 de diciembre. Pues como ya todos los peques están de vacas, siempre decidimos dedicarles actividades para que descubran un poco la maravilla del arte.

Hemos preparado un curso de verano para crear, pensar y divertirse. El curso +Chispas inicia hoy lunes 10 y termina el sábado 15 de diciembre con una programación ideada para que todos los niños y niñas jueguen, creen, lean y disfruten con actividades de arte y cultura. Porque estamos convencidos que con una mirada desde la cultura aprendemos muchas cosas, aprendemos también a compartir, a respetar y a ser más libres y creativos. Entre las actividades a la que todos los pequeños podrán participar se encuentran las manualidades con DAS, textil, graffiti, ingeniería de papel y piñatas, además haremos cocina, cine, cuentacuentos, entre otros. Chispas ha ofrecido este año un montón de opciones creativas que llamen a los más peques a participar y divertirse, a convertirse en pequeños artistas. Cerramos el año muy contentos por haber hecho tanto. Ya tenemos el club de lectura Mi libro me alimenta, tenemos recreando para facilitar y concienciar sobre reciclaje, hemos tenido talleres de fotografía, arquitectura, rondas en náhuat, huertos caseros, imaginacuentos en la radio, taller musical coral dinámico, taller infantil trazos de memoria, presentación de libros infantiles como Al circo con Metzi y los leones y nuestra gran función de teatro Orumampala el Fabuloso. Ha sido un trabajo intenso y fabuloso el que hemos hecho con todo el gran equipo del Centro para llegar cada vez más al corazón de los chiquitines para que se queden cerca del arte, como un refugio lúdico para toda esa energía que irradian y nos inunda. Así que qué mejor que acabar el año con casi 40 pequeñitos y pequeñitas invadiendo nuestros espacios y llenándolos de risas y juegos. La pena es que yo tengo que estar aquí con el libro, con Impúdica, organizando el concierto de la semana que viene o el viaje a Santa Ana con la Compañía Nacional de Danza. Y lo que me apetecería es irme a jugar con los peques, vaya por dios…

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CCESV


Viernes 14 de diciembre. Estamos todos muy emocionados, ya es la fiesta de cierre de estos 20 años y andamos como muy alborotados con tanto: revistas, este libro, conciertos…

Un ciclo más que se cierra y otros que se abren para dar continuidad a tantas cosas que tenemos ya preparadas para el otro año. Ya hice mi carta de deseos para el año que viene y he pedido que hoy sí podamos tener un buen archivo de todo lo que hemos hecho, y que no se nos vuelva a perder… y que nos conserve a nuestros fotógrafos que nos han colaborado y nos salvaron con su archivo fotográfico. Pero mis deseos más profundos son que podamos continuar con nuestros proyectos ya fortalecidos; que podamos ir abriendo paso a nuevos artistas; que proyectos que nacieron se desarrollen y se vayan quedando gracias al público que convocan. Que nuevos públicos vengan, que nuevos públicos demanden acciones artísticas que hagan de este país y del Centro un oasis de creatividad y futuro. Ahí nos vemos durante todos los años nuevos que vendrán, no nos fallen, que nosotros le damos con muchas ganas a cada proyecto para verlos por aquí. Ya me voy al concierto de cierre de A2Bandas, con Brujo y Snif & Los Recados de la Ruptura porque como dice el dicho: «lo bailado, quién me lo quita.» Pero antes de irme, le pedí a Élmer L. Menjívar, periodista cultural, que me cubriera para cerrar hoy este diario, y aprovechando que ha sido el que ha ayudado a editar y armar los textos que lo acompañan, también le pedí que nos compartiera su visión y quizá algunos de los momentos que ha vivido con el CCESV.

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XX AÑOS

DICIEMBRE

CCESV

Por Élmer L. Menjívar 1

Adicto Creo que era viernes, un viernes de 1996 o de 1997. Era el final de la tarde. Llegué a tocar la puerta de la caseta de seguridad de la embajada de España, según me habían indicado, y dije que llegaba a ver una película. El guardia me abrió la puerta y me indicó cruzar el patio exterior hacia una puerta que no recuerdo si estaba rotulada, pero que daba paso a una especie de auditorio, pequeño, pero bien acondicionado para servir de sala de cine. Yo estaba nervioso, aquella era una experiencia nueva en muchos sentidos. Había cinco o seis personas, nadie conocido en ese momento, no recuerdo si alguien dijo algo protocolar antes de empezar la proyección de la película. Era La ley del deseo, una película de Pedro Almodóvar estrenada una década antes. Casi dos horas después, salí y ya era noche y las calles alrededor de la embajada estaban solitarias y yo también. También estaba conmovido por lo que acabada de pasar, no solo por la historia de la película, sino por la sensación de haber vivido una especie de ritual clandestino durante el cual había recibido una dosis de mundo. Ahora sé que tuve ahí una de mis primeras experiencias de contacto cultural de otro tipo: un producto artístico, una

Periodista, crítico y escritor.

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narrativa, un discurso estético y político que me interpelaba y había dejado mis sentidos estimulados y mis ideas aceleradas. Me hice adicto. Y lo que soy y quién soy tiene que ver con esa adicción que empezó ahí, un viernes por la noche en suelo diplomático que luego creció para convertirse en el Centro Cultural de España en El Salvador, uno de los principales dealers de mi adicción. El Centro Cultural ha cumplido ya 20 años, y quizá por ley de causa y consecuencia, estoy a cargo de la coordinación de este libro que usted tiene en sus manos. He tenido el privilegio de recordar junto con el equipo del CCESV dos décadas y ha sido inevitable buscarme en los recuerdos. También he podido conocer retazos para mí desconocidos de esta historia a partir de miradas prestadas. Gracias a esta labor editorial, pude leer más de cuarenta textos escritos por diversos actores que han tenido relación con el CCESV, y leyendo he podido constatar que esta es una institución peculiar: es un personaje vivo que ha impactado muchas vidas, individuales y colectivas, de una tribu huérfana: los artistas, creadores y sus públicos que, más allá de los guiños críticos escritos o insinuados, expresan honesta gratitud al legado acumulado por el CCESV. Quise empezar este texto con un recuerdo propio porque me parece una manera honesta de avisar que no soy imparcial al escribir sobre el Centro. También debo decir que no he sido parte orgánica del CCESV. Empecé como usuario, desde antes que naciera formalmente en junio de

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1998. Fundamentalmente, era consumidor de cine en esas funciones, pero también venía a leer revistas de cine, y luego a leer suplementos culturales de periódicos españoles. En 1995, junto con unos amigos, había fundado el Cine Club Universitario de la UCA, el CICU para los frecuentes, inspirado en las funciones de cine del CCESV, y la biblioteca del Centro era mi fuente de información. Aquel proyecto duró 8 años y creció hasta llenar un auditorio (del ICAS) dos veces por semana. Uno de los momentos culmen del CICU fue un ciclo de cine en el 2000 para conmemorar los 100 años del nacimiento de Luis Buñuel. Quisimos pasar todas las películas de Buñuel en dos días, y lo conseguimos en unas jornadas de permanencia voluntaria que ahora me parecen una locura. Para lograr conseguir la filmografía completa acudimos a las embajadas de Francia, México y, por supuesto, de España. Fue mi primera gestión formal con el CCESV, en aquellos años conducido por una cónsul que nos ayudó a conseguir los permisos y las películas. También hicimos ciclos del cine de Pedro Almodóvar, de cine español contemporáneo y proyecciones en el cartel de ciclos temáticos. Luego, poco a poco, me hice periodis-

ta cultural trabajando para El Faro y La Prensa Gráfica, y obviamente el CCESV era la fuente más importante, y era, además, el sustento principal de cualquier periodista cultural porque era la única institución que sistemáticamente ofrecía una programación permanente con criterio y objetivos a mediano plazo. Aprendí muchísimo cubriendo el CCESV, tanto de periodismo como de diferentes disciplinas artísticas y académicas. Conocí a mucha gente que he visto crecer desde entonces alrededor del CCESV. Con los años, y producto de mi errática carrera profesional, aparte de cubrir periodísticamente la institución, en 2011 también empecé a gestionar proyectos conjuntos como gerente de innovación de El Faro y coordinador del Foro Centroamericano de Periodismo que aún organiza El Faro. En esta nueva relación, aprendí de gestión, logística y producción. La decidida voluntad de Fernando Fajardo y la energía de Marta García fueron claves para inventarnos en términos logístico y de producción ese que ahora es uno de los eventos periodísticos más relevantes de la región. Amerita mencionar que esta colaboración empezó luego de “la crisis” que redujo los presupuestos de los CCE en más de la mitad, y el apoyo más relevante no era dinero, sino trabajo, creatividad, y, sobre todo, solidaridad humana y profesional. También he conocido el funcionamiento en red de los CCE y la articulación de la cooperación cultural. Así he sido parte del catálogo de formación, y he impartido talleres de periodismo cultural y cultura digital en Costa Rica y Paraguay, pero nunca en El Salvador. Ojalá que eso pronto deje de ser un dato curioso y pueda compartir lo aprendido en esta casa que tan escuela ha sido para mí. En el últimos año, mi acercamiento al CCESV ha sido ya como escritor y creador de contenidos propios y colectivos, y un poco como activista. Mis ideas también han encontrado aquí techo y abrazo. Ha sido como completar un ciclo vital, devolver de alguna manera un poco de los resultados de aquella adicción que ojalá se siga provocando en más y más gente que necesita del arte y la cultura como necesita respirar y alimentarse, como esa sustancia que nos enraiza en la realidad de una manera única y adictiva.

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XX AÑOS

CCESV

In memoriam

Los 20 años de vida del CCESV se han alimentado precisamente de las energías vitales compartidas por muchas personas, grandes artistas y seres humanos que han sido compañeros y compañeras en penas y glorias. Muchas de estas personas han muerto en estos años pero queremos que sigan en nuestra historia dándole vida y valor. Hemos preparado una selección de fotografías gracias a la generosa memoria y archivo de Cristian González, complementado con una imagen de José Carlos Reyes…

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