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Nación y distrito

Como joven que soy me siento alegre. Nosotros no haríamos que se pierda nuestra costumbre, porque un pueblo e s valorado por sus costumbres y por lo que hace (INC 2009).

La identidad de un grupo social tiene como primer efecto establecer fronteras entre el grupo de referencia –el nosotros– y otras colectividades y, en términos generales, frente a la sociedad mayor en la cual está inscrita. Vehículos de esta distinción son un conjunto de rasgos culturales distintivos, reconocidos como propios al interior del grupo y como característicos por los sectores sociales externos a aquel. La identidad no es sino la cultura interiorizada por los sujetos, en su papel de demarcador de una frontera con la cual se diferencia al grupo y se le contrasta con los demás (Giménez 2005:5).

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La investigación de campo en el territorio chopcca ha resaltado algunos aspectos de la vida e identidad de esta colectividad que, según lo que se ha observado en el capítulo precedente, no responden al lugar común de la imagen del pueblo tradicionalista y cerrado al exterior con que la imaginería urbana suele referirse a colectividades rurales de marcada identidad. El planteamiento hecho por los chopcca sobre su propia identidad en términos de “pueblo” o “nación” –es decir, en términos étnicos– fue más bien el resultado de una dinámica reciente. Los chopcca pasaron por un laborioso proceso de recreación de su identidad colectiva tras la liberación del régimen de hacienda, recurriendo a un conjunto de prácticas tradicionales que la población supo conservar, recrear y adecuar a su actual situación, dándoles la función de identificar y afirmar su ser colectivo. Estableciendo los signos con los cuales serían visibles, en adelante, ante la sociedad

Los pobladores de la comunidad Chopcca utilizan la vestimenta como rasgo cultural distintivo.

mayor, los chopccas respondieron a la incertidumbre de una situación de inexistencia práctica ante los agentes del Estado y la sociedad civil.

Estos rasgos son una variante de las manifestaciones que conforman lo que se ha venido a llamar el universo cultural andino. Aunque en el primer capítulo de este libro hemos hecho una mención crítica al concepto de lo andino desde la perspectiva de la etnicidad, planteando la necesidad de su revisión como concepto, nos valdremos de él como referencia para caracterizar las manifestaciones culturales que describimos a continuación. Lo que importa a nuestro propósito no es tanto el carácter andino, definido desde una perspectiva culturalista, de tales manifestaciones sino el papel que cumplen como cohesionadores las expresiones de un ethos conscientemente asumido como definidor del grupo y como demarcador de una frontera étnica en el marco de la sociedad y la cultura regionales. Este papel supone una resignificación de tales manifestaciones, que se refleja

en la serie de artefactos y comportamientos que conforman su patrimonio cultural propio y particular.

A nuestro parecer, la construcción activa de su identidad está aún en proceso, dado que no se ha terminado de afianzar en todo el conjunto de manifestaciones que conforman la cultura local chopcca. Así, algunas expresiones han alcanzado mayor importancia como prácticas definitorias de su identidad colectiva, destacan entre ellas la vestimenta, la artesanía textil, las fiestas del calendario productivo y la música. El discurso sobre lo que significa ser chopcca queda patentizado y visualizado en la presencia personal y en una serie de prácticas colectivas de las que se dice expresan los valores fundamentales de ser colectivo. De hecho, el impacto que tales prácticas han tenido en la región circundante y en la ciudad de Huancavelica las han convertido en “carta de presentación” de la colectividad chopcca hacia el exterior.

Mientras estos rubros adquieren notoriedad en virtud de sus rasgos originales y del papel que los chopcca les han conferido en la consolidación de su ser colectivo, existen otras manifestaciones que actúan en un plano menos aparente. Estas provienen de la experiencia común y aparecen como formas de percepción, conocimiento y sentido de la vida, interiorizadas por los miembros del grupo, pero su existencia es comparativamente más precaria por estar más sometidas a las presiones que la sociedad exterior opera a través de estructuras institucionalizadas, como la escuela, el sistema oficial de salud y la iglesia evangélica. Desde nuestra perspectiva, son prácticas y expresiones que actúan, si se quiere, en un nivel más íntimo del discurso identitario y del acervo cultural local, como la narrativa oral, la medicina tradicional y la cultura alimentaria local. La censura ha operado sobre estos elementos –de manera distinta– debilitando su presencia en el discurso sobre la identidad chopcca, a pesar de que refieren aspectos medulares de la misma: la tradición oral, la visión del mundo circundante y los conocimientos derivados de dicha experiencia, así como los modos de transmitir toda ese contingente cultural. Se trata de contenidos que circulan en espacios privados y cotidianos, y cuya expresión verbal es limitada.

El hecho de que entre los chopcca exista un grado de represión sobre sus propios contenidos culturales, actitud contradictoria con la expresión pública de su identidad, es indicativo de las dificultades que afronta en el Perú cualquier grupo étnicamente diverso para manifestarse integralmente

fuera de su espacio local. Sin embargo, como veremos en algunos aspectos de sus manifestaciones públicas, los mismos contenidos que generan tales actitudes represivas han contribuido al replanteamiento de la identidad chopcca y han sido aprovechados creativamente en su configuración cultural. Los resultados de tal adopción pueden ser contradictorios, y el conflicto interno puede estar parcialmente irresuelto, pero en esta difícil negociación con la sociedad nacional se encuentra mucha de la originalidad y riqueza de la expresión cultural chopcca.

Indumentaria

La identidad chopcca se expresa en algunas manifestaciones visualmente llamativas, especialmente la vestimenta. Producto de una creación textil cuya composición, diseños y combinación cromática tienen pocos puntos de comparación con la de otras regiones andinas, las prendas de vestir de los chopcca son reconocibles en cualquier lugar, lo que hace de la ropa el primer demarcador de su identidad como pueblo. La indumentaria chopcca es una variante de la vestimenta regional de las provincias de Huancavelica y Acobamba, donde eran bien conocidos los makitus, accesorios conocidos popularmente como “manguitos”. Actualmente, la mayor parte de la población de esta región ha abandonado esta vestimenta; en contraste, los chopcca no solamente la han mantenido sino que le han dado una presencia inédita en el marco andino actual.

La importancia concedida al traje ha ayudado a que la tradición textil se mantenga en creación y recreación, adoptando implementos de origen industrial, fibras sintéticas y nuevos motivos, gracias a la capacidad de adaptación de los tejedores y de la población en general a las nuevas condiciones de producción y comercialización. Su singular estética de diseño, composición y combinación de colores ha adquirido vistosidad con los nuevos materiales del mercado. Así, sus ropas tejidas con lanas de oveja, de alpaca y sintética se han convertido en la artesanía textil más característica de la región.

En las comunidades chopcca existen familias que dedican la mayor parte de su tiempo a esta actividad, sin abandonar las labores agrícolas y ganaderas. La producción textil está orientada mayormente al mercado local, con algunas excepciones de tejedores como Simeón Quispe Reymundo de

Sotopampa, Marcos Reymundo Escobar de Los Libertadores y Simeón Montes Ataypoma de Ccasapata, quienes han logrado distribuir sus productos en los mercados de Lima. Estos artesanos prestan servicios de mano de obra a personas interesadas en su labor y tejen al gusto del usuario.

Materias primas

Los materiales tradicionales del tejido choppcca fueron las lanas de alpaca y de oveja. Todo el proceso que siguen estos insumos aún hoy es realizado al interior de la comunidad: crianza de animales, esquila, lavado, escarmenado, hilado, teñido, urdido y tejido; no obstante, la lana de origen animal empezó a ser desplazada de la preferencia local . En paralelo a este autoabastecimiento, desde el año 1998, cuando se ampliaron las carreteras que facilitaban la comunicación con las ciudades de Huancavelica y Paucará, la lana sintética ha ido cobrando mayor importancia, sobre todo entre los jóvenes, atraídos por su variedad de colores. La feria dominical que se realiza en la capital del distrito de Paucará es el centro de comercio más importante de esta región. Allí se venden las lanas sintéticas de colores vivos y fosforescentes adquiridas por los artesanos chopcca para matizar los tejidos.

Otra circunstancia que ha causado la disminución de los productos elaborados con fibras naturales es la excesiva fragmentación de las parcelas a consecuencia de la minifundización por la herencia de terrenos de padres a hijos, que a su vez ha redundado en el empobrecimiento de los suelos y en una relativa escasez de los pastos naturales para el ganado. En estas condiciones, los campesinos chopcca se vieron obligado a disminuir el número de ovinos, y con ello la fuente principal de lana.

Técnicas de tejido

En la textilería chopcca está presente la mayor parte de modalidades del tejido artesanal andino. Es tradición que las mujeres elaboren los tejidos con palitos, crochet y callwa o telar de cintura; los varones tejen en el telar a pedal –de origen hispánico, popularizado por los artesanos del valle del Mantaro hace algunas décadas– y la máquina de coser de pedal.

El telar a pedal es construido con madera rústica por los mismos artesanos. Tiene dos, cuatro y hasta seis pedales, de acuerdo al tamaño y complejidad de los diseños del tejido a confeccionar. El telar de dos pedales permite elaborar frazadas y bayetas de puntos más sencillos, como

Las medias tejidas con palitos dan vistosidad a la vestimenta masculina chopcca.

el punto liso y el diseño a rayas; con telares de cuatro o seis pedales se elaboran llicllas simples yllicllas pullus o cajonadas, con un borde grueso en el perímetro de la pieza rodeando o enmarcando diseños diversos. Los hilos de lana natural son reforzados con la técnica del trenzado hecho sobre estacas (alwis) dispuestas sobre el suelo, labor que requiere de la colaboración de varias personas.

La callwa es un telar portátil, que se sujeta a la cintura del tejedor y a un soporte vertical, generando tensión. Sus piezas componen son la chucata, la callwa, la illawa, el ccarpo, el ruki y el toqoro. Los artesanos y artesanas que trabajan con esta clase de telar aseguran que tejen productos más finos y duraderos debido a la tensión de los hilos propia de esta técnica. Elaboran chumpis y watanas, prendas de trama extremadamente fina y decorada con una gran diversidad de diseños, generalmente de tipo figurativo o geométrico, imposibles de reproducir con otras técnicas de tejido.

Los bordados con máquina de coser son, generalmente, una tarea textil masculina.

El tejido a palitos se utiliza para piezas con trama de punto llano o liso, que en las zonas urbanas se conoce como punto jersey. Todas las piezas tejidas con este medio son tubulares, sin costuras o uniones, ya sean abiertas como los makitus, o con fondo, como chullos, gorros, calcetines y chuspas (bolsas pequeñas para coca). Con la técnica de crochet, muy similar en términos generales, se elaboran las wallqas, prendas usadas como bufanda o como cinturón, hechas con lana más gruesa y en una trama más abierta.

Por último, la máquina de coser se utiliza para unir las aplicaciones que lucen algunas de las vestimentas más características de los chopcca, como las mantas y, sobre todo, el pequeño poncho llamado luykus unku, cuya decoración consiste en aplicaciones de cintas, grecas y pequeñas figuras de tela. Además, le dan el uso convencional cuando se trata de elaborar piezas con tela cortada.

Colores y tintes

Hasta hace unas pocas décadas los chopcca vestían prendas teñidas con tintes naturales, con colores menos llamativos que los sintéticos y menos diseños, a excepción de los manguitos y los sombreros, adornados con botones de colores vivos. En la actualidad, la vestimenta chopcca se caracteriza por una notable profusión en el uso del color, incluso en piezas de uso cotidiano, como la lliclla, el pullu y las frazadas de lana de ovino.

La lana de colores originales, sin tintura, es obtenida de los ovinos. Su rango de tonalidades va del negro, pasando por el gris oscuro y el gris claro, hasta el blanco. La lana de alpaca sin teñir se utiliza para las frazadas y las mantas de fondo claro. Sus tonalidades están en la gama del marrón.

El tinte ha sido tradicionalmente de fuente natural. Según testimonio de Simón Montes (entrevista personal, 2007), la lana debe dejarse hervir con el tinte vegetal en un tiempo que varía de quince minutos a media hora; usando sal o la piedra yepe como mordiente. Luego se deja secar hasta el día siguiente. El tinte negro, el más frecuentemente utilizado en la textilería chopcca, es extraído de la papa imillay, 41 con el que se tiñe la tela de bayeta. Este tinte es muy apreciado por su durabilidad. La tierra llamada qullpa, preparada en una solución con agua caliente, se usa para teñir la lana en una gama amplia de tonalidades de marrón, desde un color similar a lana de la vicuña al nogal, de acuerdo al tiempo que la fibra sea sumergida en la solución. Antiguamente los chopcca no usaban colores muy vivos para sus tejidos; lo que más se acercaba a ello era un rojo oscuro similar al rojo ladrillo, que se aprecia todavía en algunos atuendos antiguos que conservan y usan los mayores de edad. En esta última década, el empleo de los pigmentos naturales se limita a algunos artesanos especializados, como Marcos Reymundo, Simeón Montes y Dominga Crispín, quienes han mantenido esta tradición con el incentivo de la capacitación recibida en el uso de tintes naturales el año 2008, en los talleres implementados por la ONG San Javier, con sede en Huancavelica.

La preparación y uso de tintes naturales requieren mucho tiempo, que actualmente ya no se dispone por la progresiva salida de la región en busca de ingresos. En este contexto, dos ventajas que permiten la vigencia de las

41 Imillay, nombre local de una variedad de papa, de aspecto similar al camote. Su uso difundido en el área chopcca y alrededores, también se registra en Moray, Cusco.