CARLOS ‘CHINO’ DOMÍNGUEZ, SABIA MIRADA, IMPECABLE REGISTRO

febrero 18, 2011 a las 2:39 am | Publicado en Comentarios diversos, Comunicación y Cultura, Noticias y demás... | 1 comentario

La historia del Perú y otras naciones en el siglo XX ha contado con su mirada sagaz y escrutadora.  Muchos de los personajes y acontecimientos quedarán en nuestra memoria tal como él los vio y registró. Carlos ‘Chino’ Domínguez  nos deja, con su más de un millón de negativos,  la visión de un país rico en personalidades descollantes  y también simples y comunes ciudadanos; la visión de una realidad muchas veces convulsa y desafiante  pero siempre cautivadora.

Para quienes nos iniciamos en el periodismo en los primeros años de la década de los 70′, el Chino Dominguez será siempre un referente de pasión por la tarea; de sencillez y sentido del humor insuperables. Las redacciones de La República, La Crónica, las revistas Caretas y Vistazo y tantas otras, fueron el espacio de la conversación, el consejo afable  y el dato inesperado.

Descansa en paz, amigo mayor. Impecable cazador de imágenes. Una vida como la tuya, rica en experiencias es impecedera en el tiempo. Tu inquieta pasión por registrar la historia  seguirá latiendo en tu obra y en tus herederos.

Registro de la superconvivencia. Beltrán, Haya de la Torre, Odría.

Juan Velasco Alvarado, 1968

Paro General 1977

Fin de Siglo, 1999

De la página CARLOS CHINO DOMINGUEZ  1933- 2011  me permito reproducir  el siguiente resumen de

SU TRAYECTORIA

Su encuentro con la fotografía y la belleza es un homenaje al realismo mágico. Apenas era un adolescente cuando ingresa como aprendiz al estudio fotográfico del japonés Antonio Nauguchi, en Lima y su primera tarea es entregar un grupo de fotos a un burdel. Estaba destinado a que ‘la marginalidad’ sea la huella de su obra. No pasa mucho tiempo, para que el joven Domínguez emigre a Chile y luego a Argentina -donde estudió en el instituto fotográfico Sandy- y donde será el único periodista peruano que trabaje para la revista El Gráfico, durante su era dorada.

Antes de los 21, Domínguez ya era un reportero gráfico consagrado. Las noches de Santiago y Buenos Aires a mediados de siglo, conocen de su lente. A su retorno a Lima, en 1946, empieza su registro del advenimiento de las noches alocadas de los cincuenta y asume la bohemia criolla como objeto de trabajo personal. De esos años, es el registro de los sobrevivientes cantantes criollos contemporáneos de Felipe Pinglo. También estaban los nuevos de entonces -los viejos de hoy- que ignoraban que estaban haciendo ‘historia’ frente al ojo de Domínguez, que para entonces ya era el «chino». Por esos años labora en “Impacto”, “Presente” y “La Tribuna”.

Ya era el fotógrafo que había definido el estilo de la revista Caretas (donde laboró alternadamente entre (1961 y 1970), cuando Víctor Raúl Haya de la Torre, le solicita hacer un registro personal. El «chino» guarda un espectacular archivo de los último treinta años de Haya, con quien viajó por lugares recónditos del Perú. A pesar de su amistad con el mítico fundador del APRA, Domínguez ya tenía sus simpatías políticas definidas, hacia la izquierda.

En los ’60, se juntan la bohemia intelectual y la política. Personajes de la cultura peruana desfilen ante su lente, también está el drama humano, las primeras invasiones en Lima. Con el triunfo de la revolución cubana, viaja a la isla para fundar la agencia Prensa Latina, donde ‘reporteará’ con un joven novelista llamado: Gabriel García Márquez. De esos años es su amistad con Nicolás Guillén y Carlos Puebla, las fotos a la ‘Bodeguita de El Medio’, a Fidel y Raúl Castro.

Desde los ’60 -cuando fundó El Comercio Gráfico -ha estado en todos los acontecimientos políticos nacionales y otros tanto internacional. Fotografió a los peruanos que murieron con el Che en Bolivia, estuvo en el mismo despacho de Fernando Belaúnde cuando el golpe de estado de Juan Velasco Alvarado, con Salvador Allende en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular, amigo íntimo de Omar Torrijos en Panamá, en Yungay durante el terremoto de 1970. En 1974, con Guillermo Thorndike y César Hildebrandt, desde La Crónica, inician una revolución periodística. Fue el primer latinoamericano en llegar a Portugal para la Revolución de Los Claveles, en 1974. Son ‘históricas’ las fotos que hizo del Paro del 19 de julio de 1977. Los ’80 se inician con la fundación del diario La República y la Revolución en Nicaragua. En Managua logra fotos exclusivas con el dictador Anastasio Somoza. Vive con la guerrilla sandinista. A su retorno empieza el doloroso registro de la violencia en Ayacucho. La búsqueda del cadáver de su amigo Jorge Sedano, reportero gráfico, asesinado en Uchuraccay.

Luego viaja a Europa con el poeta César Calvo, allí vive la bohemia con Juan Marsé, José Goytisolo, el mítico Carlos Barral, quien prácticamente lo adopta. De nuevo en Lima, un nuevo drama por registrar: los desplazados por la guerra senderista. Con la Perestroika, el mismo Mijail Gorbachov lo invita a él y a José María Salcedo, para hacer un libro –que nunca salió- sobre la forma en que ven los periodistas latinoamericanos la ‘glasnot’ soviética. Se dedica a la docencia universitaria.

Los últimos años de su vida, los abocó al ordenamiento de su archivo fotográfico que sobrepasó el MILLÓN 250 mil negativos y a escribir sus memorias. Falleció, la mañana del jueves 17 de febrero del 2011.

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1 comentario »

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  1. En referencia a las fotografías tomadas en «registro de la superconvivencia. Beltrán, Haya de la Torre, Odría, 1958», estas no fueron tomadas por el «Chino Domínguez» sino por un fotógrafo de la revista Oiga, tal como aparecen en esa publicación. Y finalmente… ¿1958?, en ese año gobernaba Manuel Odria y por lo tanto no podía haber “tal convivencia”.


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