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EL CONDÓR

EL CONDÓR ANDINO
ANDINO BILIVIANO
BILIVIANO

Descripción física
El cóndor andino es una de las aves
voladoras más grandes del mundo.
Tiene un plumaje mayormente negro,
con una distintiva corona blanca en
la cabeza y un cuello de color blanco.
Las plumas secundarias de sus alas
son blancas y forman un patrón en
forma de cruz cuando están extendidas.
Su característico pico es robusto
y curvado, adaptado para alimentarse
de carroña.

Distribución y hábitat
El cóndor andino se encuentra
principalmente en regiones
montañosas de Sudamérica,
incluyendo la cordillera de los
Andes en Bolivia
Prefiere hábitats abiertos y
áreas de montaña para
aprovechar las corrientes de
aire ascendentes que le
permiten planear durante largos
períodos de tiempo.
Alimentación: El cóndor andino
es un carroñero, lo que significa
que se alimenta principalmente
de animales muertos. Su
sistema digestivo altamente
ácido le permite consumir carne
en descomposición sin que le
afecten las bacterias patógenas
presentes en los cadáveres.
Estado de conservación: El cóndor andino ha enfrentado amenazas
significativas debido a la caza, la pérdida de hábitat y el
envenenamiento accidental o intencional. Sin embargo, se han
realizado esfuerzos de conservación en Bolivia y otros países para
proteger esta especie emblemática.

Importancia cultural: El cóndor andino tiene una fuerte presencia


en la mitología y cultura andina. Ha sido considerado como un
símbolo de poder y libertad para muchas culturas indígenas de la
región.

Esta enorme ave se encuentra entre las más grandes del


mundo capaces de volar. Dado su gran peso - hasta 15
kilogramos -, incluso la ingente envergadura de sus alas, que
pueden medir hasta 3 metros, esta ave necesita algo de
ayuda para mantenerle en el aire. Por ello, esta especie
prefiere vivir en zonas donde las corrientes de viento son
abundantes y pueden planear sobre ellas sin gran esfuerzo.

3m

¿Cuántos cóndores hay en Bolivia?


Pero sobre todo es conocida como un santuario del cóndor
andino, ya que en su entorno se ha registrado la presencia
de hasta 40 ejemplares de los apenas 150 que constituyen
la población estimada del país, según el último censo,
realizado en 2018. De acuerdo al Servicio Nacional Forestal
y de Fauna Silvestre de Perú, allí existen 301 ejemplares, y la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
(UICN) cree que en Chile y Argentina habría entre 1500 y
2000 ejemplares, respectivamente. Según la Wildlife
Conservation Society (WCS), en Bolivia existirían entre 80 y
150 individuos, y de acuerdo al censo realizado en Colombia
por la Fundación Neotropical, en 2021, en ese país se señaló
la presencia de al menos 63 cóndores.
El Cóndor y los Incas
Los incas portaban tocados o capas hechos con plumas del
cóndor, y lo consideraban sagrado, especialmente en la
región del altiplano, porque su condición de carroñero
significa, a ojos de las
culturas indígenas,
que lleva el alma de
los muertos al
otro mundo.
Además, una figura
de 135 metros
del ave es una de las
famosas Líneas de Nazca, gigantescos jeroglíficos de
misterioso origen ubicados en
el desierto peruano desde
hace más de mil 500 años y
las ruinas de Machu Picchu
contienen un petroglifo de
un cóndor en vuelo,
considerado por algunos
como el antiguo altar de un
templo de sacrificios.
En la cultura aymara lo
llaman también mallku por su enorme dimensión y creen
que trae buenos y malos presagios, asimismo admiran el
rito que realizan cuando encuentran un animal muerto.
Antes de picar directamente la comida, los cóndores
primero abren sus alas a manera de agradecimiento
lanzando diferentes graznidos al cielo y luego de ese ritual
recién inician la alimentación.
El ave también es parte de los cuentos y leyendas de los
pueblos indígenas, quienes los consideran inmortal,
inteligente, con posibilidades de transformarse en un ser
humano y le atribuyen el
nacimiento del sol cada
mañana, pues con su energía
es capaz de tomar el astro y
elevarlo sobre las montañas.
Según cuenta un mito, cuando
el animal siente que comienza
a envejecer y que sus fuerzas
se le acaban, se posa en el pico
más alto y saliente de las
montañas, repliega las alas,
recoge las patas y se deja caer
a empicada contra el fondo de
las quebradas, donde termina
su reinado.
Esta muerte es simbólica, ya que
con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas,
desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida.
La singular anatomía del cóndor también llama la atención
de los biólogos. Primero, porque posee la cabeza desnuda y
relativamente pequeña, de color rojizo, aunque puede
cambiar según el estado de ánimo del animal. En la base del
cuello exhibe un collar de plumas blancas que protege la
piel desnuda de su cogote.

El macho se diferencia de la hembra por su cresta o


carúncula sobre la frente y parte del pico; además es de
mayor tamaño y tiene el iris marrón amarillento, mientras
que, en su compañera, el iris es rojizo.
El pico es recio, fuerte, grande y ganchudo, de borde
cortante, útil para desgarrar el cuero
de vacas,
ovejas o
llamas, y
triturar
sus
huesos.
Tiene
un
voluminoso buche que destaca al
llenarse. Posee narinas (orificios nasales), sin un tabique
central que las divida, y tiene cola relativamente corta.
Sus patas, bastante robustas, son café oscuro, con cuatro
dedos fuertes y uñas cortas. El dedo trasero está poco
desarrollado, señal que indica que no son aves cazadoras.
Puede volar sobre unos
siete mil metros de altura
y en condiciones
climáticas favorables,
puede mantener el vuelo
durante cierto tiempo, a
unos 55 kilómetros por
hora, al contar con alas
largas y anchas, y sin
grandes músculos
pectorales, que le permiten

aprovechar las corrientes de aire ascendentes de las


montañas, casi sin pérdida de energía.
Los curanderos espirituales de los pueblos ancestrales usan
sus órganos como fuentes de virilidad y remedio para
diversas enfermedades, según su creencia, los huesos
triturados alivian el reumatismo y muchas personas comen
su estómago para supuestamente curar el cáncer del seno.
Frecuentemente se asan los ojos, para mejorar la visión, y
no faltan los que ponen sus plumas debajo de las
almohadas para evitar las pesadillas.Gran cantidad de
partes de un cóndor son vendidas en los mercados de las
Brujas de La Paz o en la Ceja de El Alto. Los precios varían.
Sólo las patas del ave cuestan de 50 a 80 bolivianos, lo que
representa un gran negocio para los comerciantes y
cazadores.

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