Está en la página 1de 3

Accomarca: llanto, dolor y barbarie

El 14 de agosto de 1985, en el anexo Llocllapampa, distrito de Accomarca, provincia de


Vilscashhuamán, región Ayacucho, 69 peruanos, fueron asesinados por miembros del
Ejército Peruano (EP). Esta facción pertenecía a la compañía ‘Lince’, liderado por el
subteniente Telmo Ricardo Hurtado Hurtado, responsable de ultimar a 69 comuneros:
30 niños, 27 mujeres y 12 varones.

Conviviendo con la bella durmiente

El Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL) consideraba como su ‘comité central’,
las zonas comprendidas de Cangallo y Víctor Fajardo. De esa manera, hizo esfuerzos para
reemplazar las autoridades por dirigentes senderistas para conformación de ‘comités populares’.
A pesar de las amenazas recibidas por la facción senderista, las autoridades, no cedieron ante la
petición de abandonar sus cargos. Posteriormente, el PCP-SL convirtió los colegios en las sedes
de adoctrinamiento, llamadas ‘escuelas populares’, los senderistas obligaban a asistir mediante
tácticas de amedrentamiento.

Los cambios que sufriría Accomarca, se dio paulatinamente. Pobladores continuaban realizando
sus actividades, durante los primeros años del conflicto, económicas y educativas seguían con
normalidad. Entre 1983 y 1984 (segundo gobierno de Belaúnde Terry) Sendero Luminoso (SL)
adoptó una actitud más agresiva y asesinó a todo aquel que se mostrara en su contra. Ante estos
hechos perpetrados por SL, el ejército decide incursionar en ‘zonas liberadas’. Era 1983. El
accionar de los militares no estuvo exento de desmanes entre detenciones arbitrarias y muerte a
los campesinos. SL, por aquellos años, era un enemigo invisible, y que las fuerzas del orden no
podían repeler ni identificar.

La detención de Marcial Chávez, profesor en una localidad, Vilcashuamán, obedeció a que


confesó su militancia senderista. Este, proporcionó nombres de comuneros que al parecer
estaban involucrados con SL. Ante estos hechos, el ejército arremetió, en Accomarca el 3 de
setiembre de 1983 ingresando a 11 domicilios sindicadas por Marcial Chávez. Posteriormente, él
fue liquidado. Estos acontecimientos generó, en los campesinos, miedo, zozobra incluso hubo
quienes se unieron al PCP-SL. Por su parte, SL redobló sus medidas de seguridad. Entre sus
primeras víctimas estuvieron docentes siendo acusados de ‘soplones’. En este contexto, y debido
a las incursiones de los militares en la zona, SL empezó a construir campamentos para el ‘Ejército
Guerrillero Popular’ que servían como refugios temporales, así como lugares para celebrar
fiestas, actividades deportivas.

Heridas en ciernes

Miembros del Ejército ayacuchano conocían la existencia de la ‘Compañía Accomarca’, vinculada


al PCP-SL, y en zona del distrito (quebrada Huancayoc) funcionaba una ‘escuela popular’. Con
estas informaciones, el ejército de Ayacucho se enfrentó a columnas senderistas en poblados del
distrito de Huancasancos, causando 25 bajas senderistas 11. Suministrada estas informaciones y
también por versiones del camarada ‘Genaro’ (Filomeno Chuchón Ticse) decidieron elaborar y
ejecución de un plan operativo.
‘Huancayoc’: plan sangriento

La elaboración del plan tuvo como objetivo capturar y destruir elementos terroristas existentes,
en el distrito de Accomarca. Era agosto de 1985. El encargado de dar la orden fue el general
Wilfredo Mori Orzo. El coronel Carlos Delgado Medina convocó a una reunión que participó
Helber Gálvez Fernández, José Daniel Williams Zapata (jefe de la compañía ‘lince’), juan Manuel
Elías Rondón y Telmo Ricardo Hurtado Hurtado. Éstos, acordaron intervenir militarmente a través
de cuatro patrullas.

De acuerdo a lo pactado, Williams Zapata, designó a las patrullas ‘lince 6’ y ‘lince 7’ para que
participen en el plan operativo. Ambas patrullas al mando de Juan Manuel Elías Rivera Rondón y
de Telmo Hurtado, respectivamente. Cada grupo estaba compuesto por 18 efectivos militares.

La masacre

Era la mañana del 14 de agosto de 1985 cuando las huestes del subteniente Telmo Hurtado
ingresaron a la quebrada de Huancayoc y Lloqllapampa. La acción se produjo en medio de
disparos. Querían evitar la fuga de pobladores. Buscaron a cada poblador en sus chozas para
conducirlos a una reunión. No hubo enfrentamientos.

Los militares actuaron con vehemencia contra las personas que hallaban. En la casa de Emilia
Chuchón Teccsi, ubicada en la quebrada de Huancayoc, efectivos ingresaron y realizaron disparos.
Asesinaron a su padre, José Chuchón Janampa y a su madrastra María Baldeón Reza, de 65 y 54
años de edad, respectivamente. Integrantes de la patrulla ‘lince 7’ ingresaron a la choza de
Clemente Baldeón Tecce, se llevaron a su esposa Leandra Palacios Quispe y a su hijo de un mes
de nacido. La misma suerte llevó su vecina, Bacilisa Pariona Baldeón que se encontraba
embarazada. Miembros del ejército realizaron una búsqueda exhaustiva de material subversivo,
o propaganda política ligada a SL. No hallaron nada.

Posteriormente, todos los pobladores fueron reunidos en Hatunpampa. En este lugar, los
hombres y las mujeres fueron separados, siendo los varones sometidos a todo tipo de maltrato
con la culata de los fusiles. Las mujeres habrían sido arrastradas hasta una chacra. Testigos lo
identificaron porque había un árbol de molle, donde habrían sido violadas sexualmente. En la
casa de César Gamboa de la Cruz fueron llevadas, aproximadamente, 50 personas. Ingresaron
mujeres, niños. El subteniente Telmo Hurtado ordenó al personal de tropa ejecutar disparos. Era
las 11 de la mañana. Luego, Hurtado lanzó una granada. Asimismo, el ‘carnicero de los andes’
ordenó a su súbditos que dejarán ningún resquicio o elementos comprometedores, para dar la
apariencia que fue perpetrado por Sendero Luminoso.

Hubo repase. Los militares volvieron a revisar las casas de los pobladores. Fue ahí, que hallaron a
una mujer anciana, sin dudar la mataron. Asimismo, encontraron a tres niñas. Hermanas. Las
dispararon, e incendiaron la casa donde se hallaban. En la casa de Paulo Baldeón (ubicado en el
sector Yanacocha), festejaron. Bebieron. Bailaron. Mataron animales de los poblares. Y gritaron
que habían matado terroristas.

Cuando se disponían a retirarse (en horas de la tarde), se dieron cuenta que una anciana
intentaba apagar el incendio en la casa de Gamboa de la Cruz. Los saldados la dispararon a
distancia. No acertaron. Regresaron, y la mataron. Dejaron su cadáver en el mismo lugar. La
anciana era Juliana Baldeón García, de 80 años de edad. Ese día asesinaron también al guía,
Filomeno Chuchón Ticse, a quien sindicaban como el ‘camarada Genaro’.

El 15 de agosto de 1985 los militares abandonaron Accomarca en dirección a la base de


Vilcashuamán donde el subteniente Telmo Hurtado informó al jefe que en el operativo
únicamente se había intervenido una ‘escuela popular’ y no se había producido ningún
enfrentamiento o hecho violento. Posteriormente, el capitán de Gálvez Fernández pasó revista a
la tropa y ordenó internar las armas y municiones que habían utilizado las patrullas, siendo al día
siguiente trasladadas al Cuartel ‘Los cabitos’ de Ayacucho.

Después, que los militares dejaron Accomarca, los pobladores que consiguieron escapar y
esconderse, retornaron a Lloqllapampa, donde recogieron los cuerpos de las personas que habían
sido asesinadas y que habían quedado regados en distintos lugares. Así, pudieron identificar los
restos de Julia Baldeón García, cerca de la choza incendiada por los soldados. Sin embargo, los
restos de otros comuneros fueron hallados carbonizados, siendo imposible la identificación de
las víctimas. Ante esto, los habitantes de la zona decidieron trasladar los restos a una fosa
preparada por ellos a diez metros de distancia de la casa donde habían sucedido los hechos. Junto
a los restos óseos calcinados, los pobladores hallaron casquillos pertenecientes a los fusiles que
habían sido utilizados por los soldados.

El ciclo de muerte en Accomarca no había acabado aún. El 8 de septiembre de 1985, efectivos


militares mataron a Brígida Pérez Chávez y a su hijo Alejandro Baldeón Pérez, testigos de la
matanza. Dentro del ataque contra testigos sobrevivientes, el 13 de septiembre de 1985, fueron
encontrados en el cementerio de Accomarca, los cuerpos de cinco personas cuyos cuerpos, aun
sangrantes, mostraban huellas de haber sido muy recientemente victimados a balazos.

También podría gustarte