Iván Arenas

Alan García y el cronista

La extensa crónica de Daniel Alarcón sobre la muerte del expresidente

Alan García y el cronista
Iván Arenas
02 de julio del 2019

 

El prestigioso The New Yorker, acaso uno de los medios más importantes de la crónica yanqui, publica un texto limpio y sin aspavientos de un cronista peruano sobre la muerte por mano propia de Alan García. Con muchas referencias históricas, entrevistas y datos picarones, el texto de Daniel Alarcón se pregunta por qué se suicidó el expresidente Alan García. No obstante las volteretas y las licencias propias de un cronista, el texto —leído de cabo a rabo— no responde la pregunta principal con la que además inicia su largo y tedioso recorrido.

Lo anterior es importante porque luego del delicado tratamiento narrativo del cronista, el lector quiere saber los motivos exactos que llevaron a García a autoeliminarse. Pero resulta que, como decíamos, en el tremendo texto no se expone un motivo sólido ni verdadero. ¡Ni uno solo! Todo lo contrario. El texto de Alarcón dice que “Barata declaró que los pagos estaban destinados a comprar el silencio de García…”, pero eso no corresponde y menos se ajusta a la verdad. Barata nunca ha sostenido que desde Odebrecht destinaron pagos a García.

Si Barata hubiera confesado que sobornaron a García, esa sí hubiera sido la razón principal y poderosa para el suicidio del ex presidente. Entonces la extensa nota habría tenido el siguiente resumen perfecto: García se mató porque lo sobornaron. Pero, como advertimos, Barata no dijo lo que escribió el cronista. Ahora, si nos ponemos en el lado del cronista y de sus licencias, ¿por qué colocar un argumento poderoso como la declaración de Barata que no se ajusta a la verdad? ¿Ficción, no ficción? Honestamente, no lo sabemos. Quienes odian a García después de muerto aún no son capaces de señalar las razones que movieron a los fiscales vinculados con IDL a proceder con una detención preliminar. Incluso algunos medios que atacaron a García desbarataron la tesis de Atala como principal testaferro del expresidente, cuando en una investigación se conoció que el hombre había repartido el dinero entre lo suyos y ni una pista sobre García.

El texto también incluye un dato que no se ajusta a la verdad. Dice Alarcón que con la muerte del aprista todas las investigaciones se diluyeron. Una perlita más. El propio fiscal Pérez (del caso Lava Jato) ha pedido la incautación del celular de García, un muerto, amén de que ya tiene su agenda y varios documentos. Y vale agregar que luego de conocido el fallecimiento de García, el fiscal a cargo continuó con la diligencia en la casa. ¿Cómo se llama eso?

Los defensores del ex presidente (omitir a este servidor, por favor) tienen razón cuando piden cuentas sobre la crónica. Repetimos, García solo tendría una razón para su suicidio y esta era que Barata confesara que lo sobornaron. Pero Barata no dijo eso. ¿Cuál es la razón entonces de la autoeliminación? La campaña mediática, política y judicial de la que García fue objeto en los últimos meses de su vida. Una campaña que —basta leer la crónica entera— todavía continúa.

 

Iván Arenas
02 de julio del 2019

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