Jorge Chávez Noriega

Cuarenta días antes de Semana Santa, entre febrero y marzo, las empinadas calles de Andahuaylas adquieren un tono multicolor que contrasta con el infinito verdor de los Andes que reina en esta ciudad, ubicada a 2.846 m.s.n.m., en el corazón de Apurímac. La población y visitantes se vuelcan a las plazas y avenidas para ser partícipes de un ritual que, según la cosmovisión andina, busca rendirle tributo a la madre tierra o pachamama: la yunza.

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