Brasil es uno de los países que aporta datos tristes al Segundo Congreso Mundial contra la explotación sexual y comercial de menores, que comenzó este lunes en Yokohama, Japón.

Uno de los principales factores que contribuye al problema es el turismo sexual, principalmente en las capitales del nordeste brasileño.

UNICEF afirma que el 14% de los niños y de las mujeres explotadas sexualmente en el país forman parte de ese mercado "turístico".

Sin embargo, la principal causa de la explotación sexual infantil es la pobreza, y un informe de la Agencia Estatal de Río de Janeiro revela cifras alarmantes.

Sólo el año pasado, el organismo acogió 437 jóvenes involucrados en prostitución, de los cuales el 86% eran niñas. El 32% de los padres sabían que sus hijos se prostituían. En algunas ciudades, esa cifra llegaba a 50%.

Sexo y drogas

Un informe reciente de la Guardia Municipal de Río de Janeiro revela que el número de jóvenes entre 14 y 17 años que se prostituyen en las calles de la ciudad, crece a cada día.

El gobierno estatal distribuirá folletos en las playas con la advertencia de que la explotación sexual infantil es un delito grave.

El material también será distribuido en las habitaciones de los hoteles.

La Asociación Brasileña de la Industria Hotelera refuerza la campaña prohibiendo la entrada de menores en sus establecimientos.

Para subir a las habitaciones, los menores necesitan presentar un carnet de identidad para rellenar las fichas y probar sus edades.

Teléfono para denuncias

Otra región problemática es la frontera entre Brasil y Paraguay. Allí existe un flujo migratorio intenso que facilita la acción de redes de soborno y explotación de jóvenes.

Por eso la Organización Internacional del Trabajo, OIT, empezó este mes un programa de prevención y eliminación de explotación sexual de niños y adolescentes en la frontera entre los dos países.

Otra iniciativa es de la Asociación Brasileña Multiprofesional de Protección a la Infancia y a la Adolescencia (Abrapia), que mantiene una línea telefónica para denuncias de violencia sexual contra niños y adolescentes.

Entre febrero de 1997 -cuando el servicio fue creado- hasta octubre de 2001, la Asociación recibió más de 16.000 llamadas.

Del total, un 15,71% eran denuncias de abuso sexual contra menores, y un 89,20% denunciaban casos de explotación sexual.

Abrapia deriva las denuncias a la Policía Federal y al Ministerio Público y obtiene tratamiento psicológico para las familias afectadas.

Además de esta Asociación, en todo Brasil organizaciones no gubernamentales trabajan para combatir la explotación sexual infantil.

Las actividades incluyen apoyo psicoterapéutico a las víctimas y programas para la reintegración social de los jóvenes, además de educación, considerada de suma importancia para prevenir la explotación sexual de los niños.